Amante de repuesto

Ella no tiene suficiente con su novio.

Por la mañana salí con la bicicleta a dar un paseo por un camino rural. Cuando volvía, una hora más tarde, eche mano a la botella del agua y la encontré estaba prácticamente vacía lo que me contrarió bastante pues realmente necesitaba echar un trago. Por suerte en el camino de regreso a casa la carretera bordea un riachuelo y me paré a rellenarla.

Deje la bici escondida entre unas hierbas y descendí unos 20 metros hasta llegar al cauce del rio. Llene la botella y di unos tragos que me vinieron muy bien. Cuando ya subía por el terraplén en busca de la bici para continuar el camino oí gemir a una mujer detrás de unos arbustos cercanos.

Pensé en alejarme rápidamente para no ser descubierto y que piensen que soy un mirón que viene a interrumpir. Los gemidos eran tan sentidos que me llamaron la atención y despertaron mi curiosidad. Con cuidado de no hacer ruido y no ser visto, me fui acercando hacia donde provenían los ruidos y pronto pude ver como una joven pareja hacían el amor con mucho ímpetu.

La chica estaba de rodillas con los antebrazos apoyados en el suelo y el culo puesto en pompa. El chico la tenía bien sujeta por las caderas, apoyadon una rodilla al suelo y la otra pierna apoyada sobre el pie junto a su pareja.

Bombeaba con mucho vigor y alegría, mientras que ella culeaba y gemía sin parar. El espectáculo era atractivo y pensé en quedarme a mirar un poco para ver como evolucionaba. No creí que les pudiera molestar… ellos estaban a lo suyo y yo solo les miraba. Por miedo a ser sorprendido me mantuve alejado manteniendo la visual y no me fui hasta que ella terminó por gritar que le venía y él se puso a culear frenéticamente dando unos golpes inmensos contra las nalgas desnudas de la chica.

Ya en el camino de vuelta, mientras pedaleaba tranquilo, fui recordando la escena, envidie la posición del chico, realmente su moza tenía unas nalgas exquisitas, y sus gemidos ponían cachondo a cualquiera. Yo lo puedo atestiguar porque se me ha puesto dura y solo me he sentido cómodo al llegar a casa, me he quitado el maillot de ciclista, me he dado una buena ducha y me he hecho una buena paja a su salud.

Vivo solo en un pequeño apartamento y me debo cuidar de hacer las compras. Por la tarde, en el pequeño supermercado del pueblo reconozco a la pareja que he estado observando como follaban en el campo. Tras observar su comportamiento, no cabe la menor duda que ella lleva la batuta en la relación. Él parece  adaptado a un papel pasivo, hace lo que ella le ordena, y es exactamente lo que me ha parecido observar durante la mañana.

A la chica se le ve bastante corriente, no parece que quiera llamar la atención. Nadie diría lo fogosa que es mientras hace el amor, se mueve derrochando mucha vitalidad y da gusto verla sonreír a todo el mundo.

Lleva un pantalón tipo chándal bastante generoso que solo se ciñe sobre el culo redondeado y prominente. La amplia camiseta desdibuja su talle pero resalta su pecho generoso y libre de sostén a juzgar por el bulto que marcan los pezones. Tiene un aspecto despreocupado y divertido, el pelo recogido en una abundante cola le da una imagen muy juvenil.

Buscando por entre las estanterías coincido varias veces con uno y con el otro. El chico me mira como si me reconociera poniendo cara de circunstancias, parece como si llevase una carga demasiado pesada y buscase ayuda. No puedo imaginar el motivo de su queja.

Hay solo un caja abierta y se hace cola para pagar. Mientras esperamos para pagar hacemos los comentarios habituales sobre lo lento que va la cola, el buen tiempo que está haciendo, una cosa lleva a la otra y empezamos a charlar un poco. La chica pone de manifiesto su simpatía y su vitalidad, enseguida capitanea la conversación y hace los comentarios y preguntas que ella quiere.

Al poner todas las cosas que han comprado sobre la cinta de la cajera se dan cuenta que son muchas, que van a tener dificultades para llevarlo todo hasta donde están acampados. Han plantado su tienda en una zona junto al río. Amablemente me ofrezco a acompañarles con el coche y ellos aceptan encantados.

Meto el coche por un caminito que llega casi hasta donde están acampados. La chica coge una bolsa con cosas que han comprado y sale pitando hacia la zona de acampada. A nosotros nos cuesta un poco más pues hay varias bolsas a repartir.

Cuando llegamos vemos que Sofi está bañándose en un remanso del río. Nos acercamos y encontramos sus pantalones y los zapatos en la orilla. El agua le llega hasta la cintura y como se ha sumergido completamente la camiseta se pega a su cuerpo como una segunda piel.

La imagen que nos ofrece es extraordinaria. Parece sacada de un concurso de “camisetas mojadas”. Sus pechos quedan perfectamente dibujados y la aureola de su pezón se trasparenta con claridad.

Nos invita a que la acompañemos, y Salva rápidamente se quita toda la ropa y se mete en el agua. Yo mucho más recatado pero con igual ganas me meto con el slip. El agua está muy fría y rápidamente se nos pasa el calor. “Los calores” que me produce la contemplación y el roce de un cuerpo tan hermoso no se calman con el agua. Después de unos minutos de juego, ella sale del rio y se encamina hacia la tienda.

Lleva puesta una diminuta braga tanga. Al andar sobre las piedras de la ribera su culo se mueve de forma maravillosa y nos deja embelesados a los dos.

—   ¡Que tipazo tiene la tia! — murmuro entre nosotros — menudo polvazo tiene… no la tengo mas gorda por lo condenadamente fria que esta el agua— le confieso a Salva.

—   Esta estupenda, es una delicia de tia, pero…— Salva se muerde la lengua antes de decirme

—   Era una chica muy marchosa… sin embargo lo que está pasando estas vacaciones no tiene nombre… nunca tiene bastante y me tiene agotado. A todas horas quiere guerra y yo hay veces que no puedo más! —

Antes de que yo pueda añadir nada más, Salva sale despacio y caninamente del agua para ir a reunirse con su pareja. Me quedo parado evaluando lo que me acaba de contar y rezo por encontrar alguien semejante al menos una vez en la vida.

Cuando bajo de las nubes voy a su encuentro. Esta desnudo tomando el sol tumbado sobre una toalla. Cuando voy a llegar a él, sale Sofi de la tienda secándose el pelo completamente desnuda. Se pone al lado del chico y empieza a besuquearlo y acariciarlo como si estuviesen solos.

Me siento un poco incomodo, no sé qué papel debo jugar en esta historia. Por otra parte lo que veo me gusta y me dispongo a ser espectador de primera fila por si se deciden a ir más allá.

Tengo la polla a punto de reventar y no me apetece nada meterme dentro del slip para volver a casa con semejante empalme.

Después de unos minutos de precalentamiento Sofi se echa en brazos de su amante novio y busca con ahínco entre sus piernas algo que calme su deseo. Salva está realmente destemplado y no logra “levantar cabeza”. La respuesta de ella es ponerse de rodillas entre sus piernas y empezar a chupetearle la picha.

Lo que queda delante de mí es un culo esplendido que resguarda los labios de una vulva voluptuosa y atractiva. Los dos se centran en su tarea y parecen olvidarse de mi presencia. Yo estoy a tope y me acerco para disfrutar en primer plano.

Llegado a este punto no tengo inconveniente en quitarme el slip y darme unos agradables meneos. Los acompaño con una suave caricia sobre las nalgas de ella, sus muslos y la entrepierna.

Ella se vuelve un tanto escandalizada por el atrevimiento. Por un instante, parece pedir consejo a su pareja con la mirada. De inmediato resuelve que lo mejor es continuar con lo suyo y dejarme a mi que continúe a mi rollo.

Salva parece que se siente aliviado al ver que alguien viene en su ayuda. No va a ser el único, que sepa que para esta tarea no necesito ninguna invitación más. Tomo posiciones detrás de ella, me lleno la mano de saliva y la restriego por su vulva. Luego lo repito sobre mi capullo y todo queda dispuesto para metérsela hasta el fondo.

Un instante después la tengo enculada y dispuesta para que pueda bombear con fuerza. Siguiendo la pauta que vi esta mañana la follo por detrás recreándome en los movimientos. Esta vez sus gemidos son todavía mas fuertes, estoy bien dotado y bombeo con todas mis ganas acumuladas.

Sofi sigue con la polla de Salva en la boca, y este le acaricia los pechos aprovechando el balanceo. Me la follo durante un buen rato. Veo como su vagina se ha dilatado y humedecido hasta el extremo. Paso la mano por delante de las piernas y le acaricio clítoris que resulta ser de buenas dimensiones y extremadamente sensible.

Por mis quejidos y ritmo, Sofi adivina que me voy a correr enseguida. Se da la vuelta, deja de chupársela a Salva y pone la cara al lado de mi polla esperando recibir el chorreton de leche sobre sus pechos. Le echo una buena corrida y ella la recoge golosamente. Luego me la chupa hasta dejarme completamente limpio y vacío.

Cuando ya estoy completamente KO, aparece Salva luciendo una buena erección, a lo que ella contesta de forma inmediata. Hace que se tumbe boca arriba y lo cabalga como una amazona experimentada. Me encanta vez como ondula su cuerpo para llevar sus caderas adelante y atrás en un movimiento circular infinito. Se pone sobre las rodillas y ahora hace un sube y baja intenso y sensual.

No me extraña que Salva ande un poco agotado, su novia se mueve como una diosa y le va a sacar hasta la ultima gota de vida. No me puedo explicar como puede haber mujeres con esas habilidades tan extraordinarias para moverse dando y recibiendo tanto placer.

Después de comer el sol aprieta con ganas y debemos buscar refugio en un recodo del río donde da la sombra y corre el aire. Extendemos un par de mantas en el suelo y nos echamos a descansar y sestear un poco. Después de la sesión de sexo que hemos tenido antes de comer, a los tres nos apetece relajarnos y dormir un poco. Lo que conseguimos de inmediato ayudados por el frescor que encontramos en el sitio elegido y que realmente hemos quedado plenamente satisfechos.

Me despierto con una sensación de placidez encantadora. Debo haber dormido al menos durante una hora y me siento fantástico. Me encanta despertarme de esta manera. En cuanto soy consciente siento como una mano pequeña y suave juega dentro de mi slip con una polla blanda y pequeñita.

Como un coche moderno paso de cero a cien en unos instantes. Trato de contenerme para que las caricias duren más rato, pero no puedo evitar que mi polla se hinche y se ponga dura como una estaca. Quisiera fingir que continúo dormido pero no puedo.

A pesar de haber sido sorprendida con mi sexo entre sus manos, la chica no se perturba y sigue con su manoseo esta vez con un buen pedazo de carne  duro y caliente. Me gustaría que me bajase el pellejo y me diera unas cuantas sacudidas en vez de tanto roce suave, trato de ser paciente pensando que todo llegara.

Cuando más dura la tengo es cuando ella me deja. Se da media vuelta y se abraza a su novio que todavía duerme, se pone de costado dándome la espalda y poniéndome en bandeja su hermoso culo. Supongo que durante la siesta debe haber sentido frío, pues ahora viste una falda larga de mucho vuelo y fina tela, junto a una camiseta grande.

Ya que ella no ha tenido reparos en tocarme la polla mientras dormía, y no ha parado hasta ponerme a tope, me siento con derecho a meterle mano por las piernas y el trasero. Tiene un culo firme y de formas excepcionales. Después de tocárselo levemente por encina de la ropa, creo tener su permiso para meter la mano por debajo y acariciar directamente su piel.

La tiene ligeramente fría y suave como el terciopelo. Le toco los cachetes y recorro sus curvas con la mano por debajo de la falda. Es una sensación exquisita y me mantiene totalmente empalmado. Me aventuro a tocarle entre las piernas y llego hasta su vulva. Esta desprende un agradable calorcillo.

Cuando le acaricio los labios con la yema de los dedos, ella gime calladamente y se acomoda mejor para que todo el chocho quede a mi alcance.

Hace un rato hicimos el amor y su compañero no puso ninguna objeción. Sin embargo ahora mis caricias son furtivas y las hago pensando que ella esta medio dormida, poco consciente de lo que pasa, y el está tan dormido que no se entera de nada.

Pasan los minutos, y avanzo en mi atrevimiento. Noto como su vulva se dilata y se calienta cada vez más, con los dedos le separo los labios y se los unto con la lechecita que rezuma de su raja.

Ella culea y se agita mientras la acaricio. Se coloca casi encima de él, pero con el trasero todo echado hacia mi. Lo veo como una invitación a meterle los dedos dentro y buscar sus zonas más sensibles.

Me encanta tocarle el culo con una mano y con los dedos de la otra follarle el coñito tan rico que tiene. Cada vez gime más seguido y desde hace rato no puedo quitarme de la cabeza que lo que quiere es que se la meta por detrás.

Me pongo muy pegadito a ella, de manera que mi polla se aplasta en la raja de su culo. La debe sentir como un carbón ardiente pues me tiene a tope. Después de culear unas pocas veces y apretarme contra ella, levanta un poco la pierna y me deja espacio para colocar mi polla entre las suyas.

La tengo puesta de forma que sus labios la abrazan y se me moja con sus jugos. Puestos así cada vez que me muevo mi polla se resbala a lo largo de su rajita y nos da un gusto tremendo a los dos.

Tengo su rajita tengo bien mojadita, me echo un poco más hacia detrás y al volver a empujar hacia delante el capullo busca el camino de entrada en su vulva. Ella me ayuda un poquito arqueando la cadera. Suavemente se la meto hasta las mismas pelotas arrancándole un gemido que no ha podido contener.

En esto que su pareja parece inquieto, se mueve todavía en sueños ajeno a lo que su novia y yo nos disponemos a hacer. Nos detenemos durante un instante, enseguida volvemos a un mete y saca tan lento y suave, tan rico,  que me parece que estoy en el paraíso.

Así nos pasamos un buen rato, sin apenas mover nuestro cuerpo, nuestras caderas se mueven para que mi polla entre y salga en su cueva. De vez en cuando me aprieto fuerte contra ella y trato de mover mi polla dentro. Otras veces dejo la solo la punta dentro y hago que ella culee con cuidado de no sacarla del todo.

Aprovechando que ella tiene a su novio abrazado, consciente que no nos puede ver y que sigue dormido, culeamos cada vez con un ritmo más intenso. En uno de estos apretones ella empieza a gemir entrecortadamente. Noto como los muslos se le tensan, como su conchita se contrae una y otra vez, y como sus puños se aprietan sobre la manta. Visto su placer callado y discreto me siento tan feliz que me dejo ir y le lleno la rajita de semen.

Le mantengo la verga bien dentro, dejando que salga la leche y se vaya desinflando lentamente. Permanecemos abrazados, los tres juntos…satisfechos. Me entran ganas de dormir otro poco más, antes prefiero disfrutar del roce de su cuerpo, oír como su respiración se tranquiliza y como su cuerpo se relaja después de haber gozado nuevamente.

Supongo que si Salva supiese que hemos follado de nuevo me lo agradecería, le he sustituido durante un rato en la “dura tarea” de mantener satisfecha y contenta a su fogosa novia.

Deverano.