Amanecer en Puerta Oscura.

Esa noche no tenía ganas de dormir, tenía ganas de otra cosa ...

La verdad es q esa noche estaba un poquito pasado de copas, pero aún no tenía ganas de irme a casa,

así que me dispuse a echar el ultimo cigarrito aliñado en los jardines de puerta oscura. Pillé una lata de cerveza en un chino cercano y subí la cuesta. Huelga decir que tras los cubatas y las cervecitas tenía un calénton primaveral de campeonato, cualquier roce me hacía notar sensible, sensible.

En fin, pasé el tunel y bajé las escalerillas, me senté en un banco alejado de las otras escaleras y fui rompiendo el cigarro, al fondo se veia movimiento, pero poco claro, yo seguía a lo mío con la mirada perdida. En unos minutillos ya estaba el cigarro echando humo, y un chaval se acercó desde el fondo a pedir unas caladas.

Bueno, un chaval, no, tendría mi edad o quizas algo más -yo tengo 37-, calvillo, algo de barba, pancilla y ... el muy sinvergüenza llevaba el rabo por encima de las bermudas! No se de centímetros, pero a simple vista, era una polla bien suculenta, y eso que solo estaba morcillona.

Me sacó rápido de mi ensimismamiento, ¿me das o no? estiré un poco el brazo, con el cigarro en la mano, el se acercó y me puso la polla a escasos centimetros de la boca. Ese rabo decía cómeme en muchos idiomas, le dió una calada profunda al cigarro y me lanzó el humo a la cara. No pude aguantar más, así su nabo con la mano y empecé a besarle el capullo, y a darle lametones. El empezó a mover el culo y a follarme la boca. La sangre me bombeaba muy rapido en la cabeza,   pero alguien pasó por detrás y paramos.

Nos acercamos a la otra escalera, al lado del reloj de sol, allí sin cortarse ni un pelo había un par de hombres agachados, con cuatro nabos a su disposición. Pasamos a su lado y subimos las escaleras. Yo iba delante y el me seguía, cuando llegamos al tunel le expliqué mi intención: subir al bosquecillo del Gibralfaro, que está al lado y seguir con nuestra fiesta particular. Accedió sin pestañear y en pocos minutos ya estabamos buscando un rincón entre pinos y eucaliptos.

Yo no perdía ocasión de tocarle el rabo sobre el pantalón, ahí ya no había de quien esconderse así que me agaché y le estuve mordiendo un poco la polla sobre el pantalón, le gustaba ya que bufaba y aquello crecía en dureza y tamaño. Ya al airé, retomé mi labor regodeándome en el rabo q tenía ante mí. Me despeloté allí mismo y puse a mis pies la chaqueta. Sus manos, que a veces me guiaban la cabeza hacia el rabo, empezaron  a buscar mi culo. Lo estaba deseando, me palpitaba. En pié, me puse de espaldas delante de el, y cogiendo su cipote, lo acerqué a mi ano, pajeandolo suavemente, pero sin meterlo.

En un movimiento ràpido, lo encuentro mordiendome las nalgas, y dandome lametones en el ojal, riquísimo, me estaba poniendo a mil y pico, entre los dedos, los lametones y los bocados, se lo tuve que decir, kiyo fóllame ya!

No hizo falta insistir, se levantó, enfundó su rabo en un condón y lo acercó a mi culo, lo movió por mi raja, arriba y abajo, yo no hacía más q abrir las nalgas, a cuatro patas como estaba, quería ese rabo dentro ya! Noté que iba entrando, bien, sin dolor, rico muy rico, dió un buen apretón y yo notaba como pistoneaba en mi recto. Me apoyé en un arbol, mientras el me zumbaba de lo lindo. Me abandoné a disfrutar, no se cuanto tiempo, cuando alcé la vista un poco y enfoqué, vi que a unos veinte metros, un pureta de cincuenta y pico largos se estaba haciendo un pajote viéndonos, le sonreí y se acercó. No dejó de darle movimiento a su miembro mientras se aproximaba.

Se quedó a escasos metros, mientras yo seguía siendo sodomizado, veia un rabazo aparecer bajo una camisa de cuadros. bien gordito y con un cabezón de seta que me hacía salivar! Agaché la cabeza un poco, abrí la boca y me mojé los labios con la lengua. Ahora si, me estaban bombeando por atrás, ahora más despacito, y delante tenía un puretón llenandome la boca. La sacaba y me la restregaba por la cara, me daba golpecitos con ella y me la volvía a meter en la boca, me frotaba los huevos en la boca, para que se los lamiera. No se cuanto tiempo estuvimos así, pero yo no tenía prisa. Me tumbé sobre mi chaqueta, me alzaron las piernas, y seguí recibiendo el mismo tratamiento. Notaba como los movimientos se aceleraban y cómo el pureta al que le comía el rabo me masturbaba con ganas.

Fui el primero en correrme, un par de chorros impactaron en mi cara y pecho. A ellos no les quedaba mucho tampoco, el pureta puso sus huevos sobre mi mientras se la machacaba furioso y en poco ya tenía sobre mi pecho su semen. El que me estaba follando el culo a base de bien, sacó su miembro, se quitó el condón y mandó toda su leche sobre mi también, tres envíos calentitos que llegaron hasta mi cara. Con la boca bien cerradita me volví a acercar a su pene y le di unos besitos, mientras acababa de soltar sus goterones.

Me limpié como pude con la camiseta, me vestí y fui para casa. Ahora si que podía dormir tranquilo!