Amanecer blanco y negro
Conocí a una chica en una residencia de estudiantes y la tensión sexual se abrió al instante entre nosotros. Una noche culminó la excitación y nos dejamos llevar por nuestro instinto. A la mañana siguiente dimos rienda suelta a nuestras fantasías, teniendo así un amanecer blanco y negro...
Amanecer blanco y negro
Me llamo Alejandro, tengo 20 años y soy un estudiante universitario de Matemáticas. Como en mi ciudad no podía cursar mi carrera tuve que mudarme a otra más grande, y actualmente estoy en una residencia de estudiantes. Les voy a contar lo que me pasó el otro día con mi compañera de residencia Sandra.
Ella es estudiante de Biología. Morena, delgada, con los pechos de buen tamaño y separados como me gustan. Por suerte no es muy alta ya que yo mido 1,65 y eso suele ser un inconveniente para que se fijen en mí. En resumidas cuentas, que es un pibón a mi lado y jamás me imaginé que algunas de las fantasías que en mi soledad derramé pensando en ella pudieran hacerse realidad.
Desde que nos conocimos, la amistad entre nosotros fue creciendo exponencialmente, y con ella la tensión sexual. Esta situación convergió una noche que después de varias caricias en su habitación acabó con nosotros dos enrollados, aunque con los nervios del momento no pudimos culminar la excitación.
Durante la mañana del día siguiente no hablamos. Antes de la cena fui a la puerta de su habitación para verla pero no estaba, y cuando me dirigía a la mía de vuelta me la crucé por el pasillo.
-Hola Sandra, justo venía de tu habitación que había ido a verte.
+Vengo de comprar un regalo a una amiga por su cumpleaños, que esta noche salimos de fiesta para celebrarlo. Ven, pasa mientras me arreglo.
Entré a su habitación detrás de ella totalmente aturdido. Me gustaba la naturalidad con la que llevaba la situación.
+Llevo más de 2h andando y estoy muerta, ¿me puedes dar un masaje en los pies?
No me lo podía creer, me había pedido un masaje, sin duda la cosa iba a más. Sin yo responderle aún ya se había quitado los zapatos y los calcetines y se había recostado en la cama apoyando los pies sobre la silla del escritorio con una sonrisa picarona.
-No puedo, debo –le dije-
Y tal cual me senté en la silla, cogí un pie con las dos manos y me puse a darle un masaje mientras el otro reposaba sobre mis partes. Su única respuesta fue un pequeño gemidito y un entrecerrar de ojos. Tenía unos pies preciosos. Blancos, con los deditos largos y una planta suave. Entre lo que me gustaba tocárselos y que con el otro estaba empezando a restregarlo por mi pantalón la excitación se hizo más que visible.
+Veo que te la he puesto dura con mis pies, ¿por qué no me los besas?
Sin decir palabra le di un beso en la planta que fue respondido con otro pequeño gemido. Cambié de pie y ella seguía con el otro frotándome el bulto. Mi excitación estaba desmedida y comencé a chuparle. Primero me paré en el talón y luego empecé a chuparle los deditos, lo cual intuí que le puso bastante cachonda.
-Sandra no puedo más el pantalón me va a estallar.
+Quítatelo entonces, y acompáñame al baño que me estoy meando.
Me quité el pantalón y fui detrás de ella en calzoncillos. Se bajó las bragas dejando al aire su precioso coño. Estaba sin depilar y se notaba muy lubricado. La simple imagen me hizo mojar el calzoncillo notablemente. Entonces se sentó en la taza y comenzó a mear, con su boca a la altura de mi miembro. Besó el bulto y empezó a tocarlo, y yo respondí bajándome los calzoncillos y llevándole mi polla a su boca pensando que se la quería comer.
+¿Qué haces? ¿qué te ha hecho pensar que te iba a chupar la polla?
-No lo sé Sandra, yo… estoy muy cachondo.
+Será mejor que te vayas ahora que aún me tengo que vestir y al final voy a llegar tarde.
Me puse el pantalón y me fui a mi habitación, luciendo por el pasillo la montaña en mi entrepierna. No me pude tocar al llegar porque me había quedado muy mal después de que me echara de esa manera. Me di una ducha de agua fría, fui a cenar y me puse una peli. A la 1 me llega un mensaje de whatsapp de ella un poco borracha pidiéndome perdón por las formas y preguntándome si podía pasarse a mi habitación cuando llegase de fiesta. Yo, quizá influenciado por mis huevos cargados, le dije que sí sin dudarlo.
Se me hizo eterna la espera hasta que me tocó a la puerta a las 5 de la mañana dando tumbos y riéndose por el pasillo. Le abrí un poco asustado y tal cual se me lanzó a darme un morreo.
+Antes de que te coma la polla vas a tener que demostrar que me vas a tratar como a una princesa y que me vas a hacer lo que te ordene
-Por supuesto princesa haré lo que me ordenes.
+Ven, empieza comiéndote este plato que llevo guardándotelo toda la noche.
Se bajó los pantalones como pudo y acto seguido las bragas, dejando de nuevo ante mí su maravillosa vagina. No podía creer que me iba a comer su coño, era una de mis fantasías más recurrentes. El olor ya me venía y me embriagaba por dentro. Me hizo tumbarme en la cama boca arriba y ella se sentó encima de mi cara, dejándome apenas hueco para respirar y con la lengua justo debajo de sus labios.
+Que aproveche
Yo comencé a chupar ese sabroso manjar que mi princesa había decidido servirme para mi deleite esa noche. Le chupaba el clítoris, me movía por los labios y daba vueltas en círculo con la lengua hasta metérsela por el agujero para saborear sus flujos. Ella lubricaba y daba botes sobre mi cara y yo no hacía otra cosa que chupar y tragar. Era un sueño hecho realidad. Ella estaba gimiendo como loca, seguramente los vecinos de residencia se despertaron con el sonido pero en ese momento ella estaba demasiado borracha y yo demasiado cachondo como para que nos importase. Así seguimos un buen rato hasta que se corrió, dejando otro charco más notable en mi boca que tragué con obediencia. Se quedó desnuda y ovillada en la cama, yo aún estaba cachondo y empecé a tocarle el culo. Ella empezó a adormecerse y me dijo que si tanto le gustaba mi culo se lo comiese. Tal cual lo dijo bajé y metí la cara entre sus nalgas. El olor era cautivador, y la lengua salió sola a pasearse por la raja. No imaginaba que me iba a gustar tanto comerle el culo. Me esforzaba por introducir mi lengua dentro de su ano mientras me hacía la paja más placentera de mi vida. Tras 5 minutos chupando me corrí escandalosamente, llenándome el cuerpo de mi propio semen. Ella ya se había dormido mientras le chupaba, y a los segundos me dormí yo con sus nalgas frente a mi cara.
Me desperté debido a sus movimientos. Se estaba levantando para ir al baño. La seguí adormecido y entré detrás de ella, y como respuesta recibí una sonrisa mientras se bajaba los pantalones. Sin decir palabra me puse de rodillas y acerqué mi cara a su vientre. Entonces soltó el primer chorrito junto a un pequeño gemido de placer y comenzó a mear la bebida de la fiesta. Le empecé a besar los muslos mientras que con un ojo veía salir directamente su río dorado que me la estaba poniendo muy gorda.
+Anoche lo pasé muy bien contigo aunque no me acuerde de mucho.
La miré a los ojos mientras meaba sin apartar la cabeza de sus muslos.
-Yo también Sandra, no sabes cómo me puse de cachondo. No pensé que me iba a gustar tanto comerte el culo.
+Parece que tanto como verme mear
Justo terminó, y cuando fue a limpiarse me di cuenta de que tenía algo blanco entre los pliegues del coño.
-¿Eso blanco que tienes ahí es flujo?
+Dios sí, ¡y que grande!, ha debido de formarse esta noche.
Era un moco de flujo de dimensiones descomunales. Automáticamente la erección creció hasta doler y me la tuve que sacar del calzoncillo mientras saboreaba con los ojos las imágenes que me ofrecían.
+¿Lo quieres? Es tuyo. Límpiamelo todo.
Poco a poco fui acercando mi boca a su coño hasta poder sentir el olor fuerte y sin pensarlo saqué la lengua y la pasé de abajo a arriba lentamente, dejando una gran cantidad de masa blanca viscosa sobre mi lengua. Le enseñé el tesoro orgulloso esperando su aprobación.
+Dios por favor trágatelo
Tan pronto lo dijo lo tragué, dejando una breve pausa para saborear, y me lancé de nuevo a su coño para acabar de limpiar algún resto. Ella enseguida me levantó y se puso de rodillas en el suelo dando así a entender sus intenciones. Mi polla estaba ya fuera y la acerqué esta vez sin miedo a su boca. Cuando entraron en contacto la cogí de la cabeza y la presioné hasta metérsela casi entera. Entonces empecé a hacerle movimientos frenéticos y rápidos para que me hiciese una mamada. Ella simplemente movía la lengua lo cual me producía mucha excitación, mientras que con una mano me agarraba el culo y con la otra se tocaba.
-Me encanta follarte la boca
Ella asentía con la boca llena y seguía con su tarea mientras aumentaba el ritmo con el que se tocaba. Al cabo de un rato se la sacó y se puso a comerme los huevos y a hacerme una paja, lo cual me puso al límite. Tuve que apartarla suavemente viendo que acababa. Se puso de pie y nos fundimos en un morreo.
+Estoy demasiado cachonda y me voy a correr en breves
-Yo igual, vamos a la cama.
Cuando llegamos la puse en pompa sobre el borde de la cama, dejando el culo bien abierto. Yo me puse de rodillas para estar a la altura del mismo. Empecé besándole los pies mientras ella ya se llevaba una mano al coño para frotarse. Entonces subí de los pies a las nalgas y pasé la lengua sutilmente en torno a su ano. Jugué un rato con la lengua hasta que me centré en el sabroso agujero y se la introduje hasta donde pude. Me devolvió un sonoro gemido. Entonces me chupé el dedo corazón y se lo metí en el culo poco a poco hasta que llegó al fondo. La textura era blanda y suave, y por sus gritos entendía que a ella le encantaba. Fui moviéndolo un rato dentro hasta que lo saqué y empecé a restregar mi polla por su raja.
+Méteme la puntita.
Acerqué el glande a su agujero y lo introduje como pude, lo cual hizo que se ruborizara.
-Me voy a correr Sandra
+Joder yo también
Y acto seguido salió disparado hacia su culo un chorro a presión de semen, mientras ella se corría entre convulsiones. La magnitud fue tal que toda la raja y parte de las nalgas quedaron blancas, con gotarrones que caían al suelo. Extasiados nos tumbamos en la cama y nos dimos un abrazo entre jadeos, con la convicción de que esto era solo el principio de una relación a la que aún le quedaban muchos amaneceres semejantes.