Amanecer a tu lado

Y a pesar de que nuestros hogares estén lejos, aprovechemos las horas mi amor, que la luna sea nuestro testigo y que la cama sea nuestro destino.

Amanecer a tu lado

Inmenso deseo tengo de ver el amanecer a tu lado, mientras beso tiernamente tus labios, tan suaves, tan dulces… labios de angelito. No importa los kilómetros que nos separa, porque en mis sueños te veo, te siento, te acaricio, te beso… ¡Dios, cuánto te deseo! En mis sueños me abrazabas, con toda tu alma, me sentía protegida y amada, tú sabías que hacer para hacerme sentir especial, me transmitías todo el calor de tu ser y por supuesto, todo tu amor. Nunca me confesaste esto último, pero sobran las palabras cuando nuestras miradas se cruzan ¿verdad amor?

Me mirabas con dulzura, con esos ojillos que brillaban como diamantes, a veces marrones, a veces verdes… Me encanta mirarte a los ojos, en ellos se reflejan tu alma, y ahora claramente me dicen que estás excitada. Entrelazamos nuestras manos, juntamos nuestros cuerpos, percibimos como nuestros corazones van aumentando el ritmo poco a poco… te siento tan cerca angelito… Y a pesar de que nuestros hogares estén lejos, aprovechemos las horas mi amor, que la luna sea nuestro testigo y que la cama sea nuestro destino.

En el silencio de la habitación, sólo podíamos oír dos cosas: nuestra respiración acelerada, y el deseo que despertaba… Te acercaste a mi oído, susurraste mi nombre, seguido de varios piropos. Yo sólo sonreía, agradecía tus palabras acariciando mimosamente tu cara. Me dedicaste una sonrisa picarona, y miraste con deseo mis labios y mi cuerpo. Te mordías los labios, en señal de estar impaciente. Yo tenía mucho amor que dar, pero quería alargar este bello momento un poco más.

Nuestros cuerpos excitados, nuestras lenguas deseando encontrarse… Nuestras mentes actuaban, imaginándose la desnudez de la otra. Por ese motivo, no pudiste más y me quitaste lentamente la ropa, sin dejar de mirar mis ojos, que siempre me confiesas que admiras. Con el reflejo de tus ojos en mi mirada, empezaste a acariciar mi cuerpo, lento, pausado, de una manera tan dulce, que lograste encenderme. Me admirabas, me deseabas… estabas tan feliz de estar junto a mí. Yo me sentía como en el cielo, y eso que todavía no me llevaste a él con tus hábiles dedos, tocando con efusividad mi punto sensible.

Me olvidé de todo, de mis problemas, de mi familia, de mis amigos… hasta casi de mi nombre. Amor, tengo la mente nublada, solo te siento a tí, tus besos, tus manos… Quiero seguir perdida en éste paraíso junto a ti. Me llamó la atención tu cuello ¡Qué tentador! ¡Qué rico debe estar! Y como si me hubiera convertido en vampiro, me lancé a tu cuello y empecé a lamerlo, a saborearlo poco a poco. Noté que te gustaba, tus gemidos te delataban, eran cada vez más profundos. A mi me parecieron una hermosa melodía, compuestas desde el mismo corazón.

¿Qué ocultas tras esta ropa? Déjame descubrir el tesoro que escondes. Mis manos serán mis ojos, con ellas descubriré tu belleza interior. Surcando entre la suavidad de tu piel descubrí… Rozándote con mis dedos encontré mi manera de expresar… Mirándote a los ojos entendí… que es contigo con quien deseo estar ahora, mañana, eternamente

Y en lo más lindo de mi sueño desperté, con rabia y sorpresa, algo excitada. Nada era real ¿por qué me dió por despertar? Para descubrirte a mi lado, con tus cabellos sobre tu cara, dormida como un bebé, y tan inocente como un niño. No, no era un sueño, era la noche anterior. Sólo recordaba lo bonito que es hacer el amor contigo. Ahora te abrazaré, me acomodaré entre tus brazos, y me dormiré sintiendo el calor de tu cuerpo, mientras que pienso lo afortunada que soy por haberte conocido.

De ésta manera te lo expreso, con palabras sacadas desde mi corazón.