Amando a mi padre (Continuación Adolescente zoo)

Regrese de lo de mi tíos, algo triste, más que nada por esos morbosos encuentros caninos, fundamentalmente con el negro, me sentía como que mi adolescencia ya estaba cumplida, me había hecho mujer, de una manera bastante atípica .

Amando a mi padre (Continuación  de Adolescente zoo)

Regrese de lo de mi tíos, algo triste, más que nada por esos morbosos encuentros caninos, fundamentalmente con el negro, me sentía como que mi adolescencia ya estaba cumplida, me había hecho mujer, de una manera bastante atípica .

En la estación estaban mis padres más que contentos por mi regreso, le comente a mi madre, sin detalle, que lo había pasado muy lindo que me gustaría regresar con ella. Aun me quedaba casi 2 meses de vacaciones, así que quería aprovechar el resto del tiempo que me restaba.

Salía con mis amigas, iba a la playa pero no terminaba de llenarme totalmente esas actividades, quería algo más, y sabía perfectamente que deseaba.

Retome la práctica de mis padres, el nudismo, que si bien tenía algo de resquemor frente a la presencia de papi, parecía haberlo superado, había transcurrido bastante tiempo de la última vez que lo hice, pero estaba bastante más desarrolladita. Hasta mis tetas parecían haber aumentado después de mis copulaciones caninas, confirmando mi mami, ese detalle.

Tenía mucha confianza con ella, nos contábamos todo o casi todo, eso me ayudo, a llegar a preguntarle, a boca de jarro:

“Ma, te excitabas cuando Jerry te lamia?”

Me miro totalmente sorprendida,

No, no, porque me preguntas eso?”

“En serio ma, no trates de hacerte la sorprendida, dime la verdad, no es      nada malo”

“Bueno un poco, pero nada mas”

“Cuéntame,, se que te excitabas, y también cuando trataba de          lamerme”

Mi madre se comenzó a enrojecer, por lo tanto algo había de verdad por lo que le decía, me atraía saber que le sucedió, así que seguí   indagando, a pesar que trataba de finalizar con el tema.

Cuéntame, me encantaría saber que lo hiciste, vamos dime”

Si bien seguía negándolo, ante mi insistencia, poco a poco fue cediendo

“Bueno pero nada importante

“Cuenta, entonces”

Tomo algo de aire, como tratando de relajarse o

“Una tarde estaba sola con Jerry, en el jardín tomando sol, no recuerdo       donde habías ido, hacía calor y estaba algo excitada,  desnuda en la      reposera. Llame al perro para que se acercara, me vino a la mente la vez         que te lamio la crema para el sol de tu cuerpo, y como yo también tenia,     comenzó a pasar la lengua, bueno eso.”

“Bueno ma, cuéntame en detalle”

“Esta bien, empezó a lamerme, si bien traté de sacarlo, volvió a insistir y se           lo permití, por ultimo me abrí de piernas y me lamio el coño, de una manera           desesperada, hasta que me vine rápidamente. Lo eche, bastante    perturbada por mi actuación. Entre en la casa y me fui a bañar, pensando      en lo que había hecho, me sentí avergonzada.”

“Algo mas, te excitaste cuando intento lamerme, a mi me paso algo similar            pero quedo ahí”

Creo que mi madre  estaba dispuesta a contarme todo, pero la llegada de mi padre, corto ese dialogo, aunque esto quedo como una especie de asignatura pendiente, pero me había sacado bastante la duda.

Días después me conto que se coloco en cuatro y el perro trato de penetrarla, pero no se animo, solo le toco su miembro, me lo comento algo avergonzada, por supuesto que le dije que hay una cierta atracción hacia un perro, mirándome algo sorprendida por mi contestación..

Creo que el regreso de ese viaje, con esa relación que mantuve con esos animales, me maduró, o mas bien, me pervirtió, tomando al sexo como algo más natural, y con necesidad de practicarlo, ya estaba cerquita de los  quince y no sabía aun si estaba dispuesta a incursionar más allá.

Ese fin de semana, estábamos tomando sol en el jardín, no me molestaba estar desnuda frente a mi padre, (se llama Andrés y tiene 42 años), era como haber superado ese complejo, hasta abría mis piernas, permitiéndole ver mi coñito, que por supuesto mi padre observaba cada tanto. Pero algo lo delato, su verga que comenzó a erguirse, tratando de impedir que la viese, tapándosela. Me reí para mis adentros, por su reacción ante mis atributos, mientras me giraba para ponerme boca abajo, separando las piernas, notando su miembro permaneciendo activo.

No fue la única vez, se repitió dos o tres veces más, sentía un deleite saber que se estimulaba con su hija, pero a su vez sentía una cierta morbosidad por nuestro  vínculo familiar. Comencé a tener una serie de fantasías con mi padre, solo que no me parecía correcto, pero era solo pensamiento, amaba a mi padre como él a mí, era una amor muy intenso,  mucho  más que con mi madre.

No podía negar que me había comenzado a subyugar el miembro de mi padre, tenía una interesante dimensión, hasta envidiaba a mi madre por tenerlo a su alcance, y disfrutar de él.

Un día estando los dos solos, me acerque le di un beso en la mejilla, y como sin “querer” toque su aparato, que automáticamente reacciono. Así inicie una serie de toqueteos inocentes y muy sutiles, que no tenía dudas que lo provocaba. Mi padre me adoraba como yo a él, aunque comencé como a desearlo, algo que es común entre padre e hijas, por supuesto que no está aceptado por la sociedad, pero esa atracción carnal existe, no la podemos negar.

No tenía dudas que papá,  había percibido, mi manera de comportarme, al punto que comenzaron a originarse una serie de roces muy ligeros, ponerme una mano en la pierna, darme un beso muy cerca de mis labios, acariciar mi espalda llevando la mano mas debajo de la cintura, tocar mis glúteos con un chirlo previo y por supuesto sus lascivas miradas a las partes de mi cuerpo que exhibía indecorosamente.

De alguna manera mi actuación era similar, y fui la que dio los primeros pasos, sin saber que mi padre ya lo debía sentir previamente, por supuesto de tanto pensar termina convirtiéndose en una puta obsesión.

Una tarde, mi madre se había acostado, estaba con mi padre disfrutando del calorcito de primavera, le pedí si podía pasarme crema solar (elemento ya utilizado en otras oportunidades) se levanto de su reposera, para acercarse a la mía y comenzar a esparcir esa protección sobra mi espalda.

Me relaje entrecruzando mis brazos apoyando mi cabeza, mientras su mano se desplazaba por mi espalda y piernas, por supuesto que eludiendo mi traste, por lo tanto le reclamo:

“Los glúteos también, papi:” comentando, de una manera algo provocativa.

Así que su mano fue a ellos, pasando su dedo por mi raya, de una forma más atrevida y determinante, separe las piernas, continuando en esa región, hasta pasarla por la entrepierna, hasta llegar lentamente a la unión de mis piernas, rozando con el canto de su mano la abertura de mis labios vaginales, algo que erizo mi piel.

Hasta que me dice:

“Bueno el resto lo puedes pasar vos”

“Gracias, pa” le contesto mientras lo hago, percibiendo su erección que aunque trataba de disimular era bastante evidente, echándose boca abajo para seguir tomando sol.

Me agradaba esa relación seductora, continúe con mi sutil acoso, hasta que una tarde mamá había salido, papá estaba tomando sol, en el jardín,  en  malla y yo en topless,  me aparecí y me puse junto a él, en la reposera, sorprendiéndose por mi llegada.

“Que haces” me dice sobresaltado

“Quiero estar a tu lado como lo hacía cuando era chica”

“Si pero eres algo grande para eso”

“No te gusta, papi, entonces me voy” le digo de una manera muy mimosa, intentando retirarme. Pero me detiene diciéndome:

“Me agrada mucho, pero creo que no es lo adecuado”

Está bien le respondo, poniéndome al costado de mi padre, apoyando mi teta sobre su pecho y levantado mi pierna apoyándola en las suyas. Así permanecimos un rato, era de esperar que comenzó a erguirse su verga, delatándose a través de su pantalón de baño.

No hice nada, hasta que le toque levemente, aumentando su erección, sabía que estaba muy calentito, eso me estimulaba mucho, hasta que le apoye la mano.

“Por favor Flor, creo que te estás pasando” me dijo, a la vez que se levanto y se fue.

A pesar de eso, a la semana las insinuaciones y los coqueteos se fueron intensificando, tomando un cariz de cierta complicidad, con una factible intención más carnal, incluso cuando me llevaba al colegio, el beso de despedida era en los labios, abrazándome, aplastando mis tetas sobre su pecho.

Ninguno iba más allá, por el tema tabú sobre el incesto, además mi madre estaba, diría como vigilante sobre nuestro comportamiento, sin haber llegado a que viese algo demasiado indecoroso, el nudismo que practicábamos no parecía importarle, aunque llegado el otoño ya no lo hacíamos tanto, porque estaba bastante destemplado el clima.

El hecho que ninguna daba el paso siguiente manteniendo esos juegos sin pasar más allá de caricias, besos pero nada, demasiado alevoso.

Ya había cumplido mis quince, en ese periodo conocí a un chico, lo de mi padre se fue apaciguando, aunque siempre había alguna que otra insinuación. Mantuvimos una relación algo efímera, aunque más de algún toqueteo no paso más nada, era yo la que impedía ir más a fondo con ese noviazgo, además sentía como una vigilancia por parte de mi padre, cosa que me alegraba.

Ya  llegaba el verano, mis padres reiniciaron su nudismo en el jardín, pero no fui tan asidua a esa práctica.

Por lo general por la noche mirábamos televisión en el living, me recostaba contra mis padres y más de una vez me quedaba dormida. Una noche mi madre se fue a dormir, mientras veíamos televisión, algo extraño en ella, me apoye contra mi padre, cuando inicio a acariciar mi pierna, algo común que me hacía casi todas las noches.

Esta vez fue algo más intenso, .tenía un vestido abotonado, que entre caricias y caricia fue desabrochando mi prenda, comenzando a pasar su mano por mi entrepierna, que no tarde en disfrutar, dejándolo seguir con esos mimos algo candentes.

Todo fue lento pero continuo, hasta que sus dedos rozaban mi ingle, desabrochando algún otro botón, sin que la mano no dejara de ir ganando territorio. Mi adrenalina comenzó a aflorar, permitiéndole esa excitante incursión, para finalizar de desprender mi último botón, abriendo mi vestido quedando mi sostén y bragas cubriendo mis partes más sensuales.

Un leve temblor se hizo dueño de mi cuerpo, mientras las manos de mi padre, iban deslizándose por cada centímetro de mi piel, levantando mi sostén, para hacer afloras mis tetas bastante más desarrolladas, prontas a ser disfrutadas,  jugueteando con mi pezón, hasta endosar su boca a uno de mis sensibles extremos, succionándolo con total ímpetu, hasta dejarlos totalmente rígidos, con un sutil mordisqueo a esas puntas erectas.

No podía dejar de contener mis gemidos de excitación, al sentir que mis tetas parecían estallar por ese delicioso acosamiento, traté de tocar su bulto pero solo me dijo:

:”Shhh, tranquila, déjate transportar, solo disfruta”

Me volqué sobre el sofá, mientras comenzó a quitar mis bragas, levantado mi  culito para permitir su desplazamiento, hasta que sus dedos se fueron alojando en mi raja, oyendo como un chasquido producto de mis líquidos, que no cesaban de fluir.

Me quite mis sandalias y sostén, quedando frente a mi padre, como siempre me veía, pero esta vez de otra manera, me beso en los labios, mientras sus dedos evolucionaban mi sexo, donde mis gemidos se iban reflejando a medida que esa invasión se hacía más intensa.

Sutilmente fue separando mis piernas, introduciendo su boca entre ellas, carcomiendo previamente mis carnosos labios inferiores, para apreciar posteriormente su avispada lengua, haciendo dueña de mi intimidad, perturbando mi agrandado clítoris, e introduciendo parte de su dedo en mi recto, rozando y enajenando las paredes de mi cauce, hasta arquear mi cuerpo ante ese enloquecedor acometimiento, a la vez que elevaba mi pubis en requerimiento de un disfrute mayor, cuando su  índice se extraviaba en mi conducto renal.

Sentí la total necesidad de ser penetrada, pero no lo hizo solo continuo avivando mi cuerpo hasta llevarme a un exquisito embelesamiento, donde ese fuerte orgasmo parecía transportarme a una excitación incontrolable.

Al efectuarse esa explosiva convulsión me abrace fuertemente a mi padre, permaneciendo un buen rato hasta que me aplaque, intentando devolverle la atención, cuando percibí que su pantalón estaba impregnado de su propia simiente.

Me acurruque junto a él, como su bebota, agradecida por su “ obsequio”, sin dejar de besar su mejilla, cuando me alzo, y llevo mi desnudo cuerpo a mi cuarto, acostándome como cuando era una niña, sin dejar de besarme y darme las buenas noches.

Me desperté a la mañana siguiente me levante normalmente y solo hubo el cotidiano saludo de buenos días, algún cruce de vista, pero sin ningún tipo de comentario o alguna insinuación, sin que mi madre lo notase.

A partir de aquella noche, mi padre trataba de eludirme, era lógico, sabia cual sería el siguiente paso, y yo también.

Por su parte no paso más nada, ni hubo roces o cosas similares, faltaban unos días para finalizar las clases, llegue como todos los días, a casa, mamá no estaba, me extraño, pero al mirar por la ventana vi a mi padre, tomando sol desnudo.

Fui a mi cuarto, me puse una tanga solamente,  me fui al jardín, acercándome sigilosamente hasta donde mi padre dormía, me arrodille contemplando su tentador aparado, que toqué levemente. Por supuesto que al intensificar ese contacto lo desperté, que intento levantarse, impidiéndole esa acción, aferrándome a su miembro, hasta ponerlo rígido, llevándolo a mi boca, para mamárselo con total ímpetu.

Trató de impedirlo, pero mi boca lo tenía atrapado, succionándoselo, sin quitarlo de ella, por supuesto que eso fue más fuerte, que tratar de evitarlo, se  relajo y mi boca subía y bajaba de ese trozo de carne totalmente empinado. Seguí sutilmente esa felación, percibiendo como su cuerpo se iba estremeciendo, mientras lo hacía, desplace mi tanga, tocándome a la vez que , boca cobijaba la verga de mi padre, continúe con mi mano acariciándolo mientras me quitaba mi tanga.

Estaba pronta a montarlo, cuando oí la puerta de calle, como una tromba corrí a mi habitación, dejándolo a mi pobre padre totalmente excitado, realmente lo lamente pero no podía retornar. No hubo nuevas posibilidades de estar solos, ni tampoco las busque, días después acabaron las clases y mi actividad cambio.

Después de las fiestas papá  insistió en que me fuese con mi madre a lo de su hermana algo que me alegro muchísimo.