Amanda jerezana. No busco un príncipe.
Historia real vivida. Una mujer que no obtiene el sexo que necesita en su matrimonio lo busca en otros sitios hasta que lo encuentra, es una cosa normal y corriente que sucede desde hace décadas y por eso me encanta follar con casadas, saben lo que quieren, cuando y como. Amanda es una de ellas.
Miércoles 12 de mayo del actual año, es decir, 2021.
Son las tres de la tarde, hora en que muchas personas acaban de comer y siguen trabajando o dejan su jornada laboral intensa y se disponen a llegar a sus casas para meterse algo de alimento en sus cuerpos tras un día de trabajo intenso o no, pero en mi caso no es eso, simplemente que me he acostumbrado a comer cuando apenas nadie come, o eso me dicen muchas personas, la cuestión es que yo estaba esperando a que la pasta, los miércoles como pasta, no por rutina o manía, sino porque me gusta cambiar un poco la rutina de los menús de los restaurantes, que soy asiduo a ellos por motivos de trabajo, pero hoy estaba en casa y tenía ganas de experimentar un poco en la cocina, esas cosas que hacemos de vez en cuando para cambiar los hábitos de alimentación, para bien o para mal, pero lo hacemos, y claro, escuche en mi móvil ese sonido característico de recibir un mensaje en mi correo, el que viene por defecto de fábrica en dichos dispositivos. No iba a mirarlo, ya que pensaba que era algo del trabajo o simplemente que no era nada urgente, pero como tenía un par de minutos aún en que la pasta no estaría lista, sino que se estaba cociendo, pues abrí mi aplicación de correo electrónico y entonces leí el siguiente mensaje:
“Hola, me llamo Amanda y te mando este mensaje en relación al mensaje que tienes en tu perfil, el cual me ha sorprendido lo directo que eres, ya que otros hombres marean mucho o simplemente no ponen nada para atraer la atención de una mujer, pero en tu caso, la verdad es que no tienes nada de lo común, por eso te escribo, esperando que te interese mi perfil y lo que yo busco, que te lo voy a contar ahora mismo y también voy a ser muy directa. Estoy casada, pero mi marido ya hace tiempo que no le interesa motivarme o se ha acostumbrado a tener lo que quiere cuando quiere, aunque para mí eso es como darme alas para buscar lo que quiero en cada momento y siendo directa te diré que te QUIERO A TI ENTRE MIS PIERNAS. Pero no para que veas mi cuerpo y sientas el calor de mi anatomía, no, quiero que tengamos encuentros digamos cargados de alto erotismo y de sexo, para ser más explícita, quiero que follemos los dos. No deseo que te asustes, aunque creo que a ti eso no te asusta, como otros que si me lo han dicho. Yo solo quiero un amigo con el cual satisfacer nuestras necesidades sexuales y que no se comporte como un príncipe azul, porque ya me casé con uno que se hizo rey y empezó a no darme lo que yo si quería, pero eso es otro tema que no quiero contarte para no aburrirte. Solo decirte una cosa más, somos de la misma quinta, eso dice mucho, ya que no busco ni viejos ni jóvenes, es decir, ya somos adultos ambos, sabemos lo que queremos y si no hay buena comunicación, pues no pasa nada, quedamos como amigos y listo, pero si va todo bien, podríamos ser como esos que hay ahora de moda, ¿cómo los llaman? Bueno, que no te aburro más, pero si miras en mi perfil no vas a ver nada que no hayas visto, pero ya te digo que, si me sabes calentar, me sacarás esa mujer caliente que toda hembra llevamos dentro, y no me quiero echar flores, solo decirte que no me agoto tan fácilmente en cuestión de sexo. Por supuesto creo que no tengo que recordarte lo que es la discreción entre ambos. Un beso donde nadie te lo haya dado”.
Lo he escrito tal cual ella me lo mando, no por nada, sino porque creo que a veces es mejor hacer una copia y pega y dejarnos de marear poniendo bonitas y bellas palabras para quitarle protagonismo a los mensajes, por eso así lo he escrito.
Obviamente cuando acabe de leer el mensaje como que me quede algo pensativo en unos escasos segundos, porque la pasta ya estaba hecha y no iba a perder una suculenta comida por un mensaje. Así que, mientras preparaba mi plato de comida, no dejaba de pensar en lo que me había leído anteriormente, por eso, cuando empezaba a disponerme a comer, que por cierto, la pasta estaba bastante caliente, porque me queme un poco la lengua, probando, es lo que tiene el ansia de comer, que a veces te quemas, pues entonces me dispuse a pensar en la respuesta que le podría mandar a una mujer casada que me acaba de mandar o al menos yo había recibido el mensaje, por tanto, le respondí al email que ella me mando en la posdata del mensaje que recibí.
Pensé en varias opciones, tanto la versión guarra y directa, como la versión sutil y morbosa, pero este es el mensaje que le escribí:
“Hola Amanda, soy ese hombre que le has mandado el mensaje en donde dices que no buscas un príncipe azul (espero que no se lo hayas mandado a muchos, porque entonces no me vas a localizar, jejeje), pero para darte una pista, soy el que tiene la descripción más directa y sencilla, o dicho de otro modo, en la que expongo “Busco mujeres, ya sean casadas o no, para tener sexo, el amor no lo busco, bueno, si me enamoro de tu clítoris es por tu culpa o de tus tetas o culo, pero no busco amor, sino sexo del bueno, del que deseas nada más levantarte, del que no puedes dejar de pensar durante el día y del que cuando te estás duchando solo puedes desear que esté detrás tuya metiendo todo y con fuerza, o dicho de otro modo, empotrándote en cada momento, sin que tú lo busques pero que lo desees, pero sin llegar a ser un salido perdido y sin ser un grosero, que todos somos animales cuando follamos o solo lo somos dentro de nuestra mentes? Pues yo lo hago en real, pero eso sí, indico que no me bajo la cremallera para un polvo rápido, para eso tenéis miles de hombres, yo si no puedo tener sexo sin controlar el tiempo, no quedo con nadie” creo que con esto si sabes quién soy y te diré que acabo de quemarme la lengua por intentar comerme algo de pasta, pero con el calor que está haciendo y que encima acabo de escurrirla de haberla cocinado, pues con más motivo. La cuestión no es mi lengua, que creo que te he hecho que te rías un poco por visualizar mi escena, sino que te has lanzado como hembra caliente hacia una presa interesante para ti y mi respuesta va a ser igual de directa que tu mensaje. Me encanta follar con una mujer que sabe lo que quiere, cuando lo quiere y las veces que quiere repetirlo, por tanto, voy a ser más directo aún, tú estás casada, por tanto, eres tú la que decide en su agenda, cuando podemos quedar para tener un primer contacto, solo que yo te expongo que cuando tengamos sexo, no será el convencional o el que puedas tener con otros hombres, desde el primer momento vas a estar mojada, con los pezones duros y con ganas de que te coma toda, eso sí, sabes que tenemos que tener la mascarilla en nuestros rostros, así que, nada de besos, al menos en los labios de tu boca, jejeje”.
Pude ser más directo, la verdad, pero no hay que enseñar el pastel mientras se elabora, es mejor decir los ingredientes que lleva y que la otra persona se haga una idea de cómo se cocina ese pastel, y es lo que quise darle a entender, mientras ya empezaba yo a comer mi plato que ya se había enfriado un poco.
No recibí mensaje hasta la noche. Supuse que estaría trabajando o con cosas que hace la gente, la cuestión es que al leerlo me quede algo sorprendido por lo directa que fue ella, y vuelvo a poner el texto literalmente que ella me mando.
“Buenas caballero, como no sé tu nombre aún te pongo el de caballero. No me voy a andar con rodeos, espero que no te moleste mi sinceridad. Vivo en Jerez, no sé si te pilla cerca o lejos, pero me gustaría pensar que no somos vecinos, ya que lo que estoy buscando y no hay manera de encontrar a día de hoy es un hombre que sepa hacer que una mujer se sienta deseada y caliente todo el día. No busco amor ni chorradas de ese estilo porque ya lo tengo con mi marido, pero hace tiempo, como te dije, no me atiende sexualmente y yo necesito sinceramente sexo cada día, como no lo tengo, pues lo busco fuera, y aunque mi marido no sabe con cuantos he estado, tampoco te lo voy a contar a ti, si es cierto que sabe que los fines de semana, algunos, no todos y menos ahora con esto de la pandemia, pues me escapo de mi casa y tengo algunas aventuras, pero tampoco me gusta estar de flor en flor o de capullo en capullo, digamos que también necesito tener un amigo con el que pueda tener encuentros cuando nos apetezca pero sin que sea cercano a mi zona de confort. Por eso, cuando vi que estabas en otra localidad de otra provincia distinta a la mía, pues he pensado que ya que tengo amigas reales en tu provincia, tengo la excusa perfecta, y para ser más sincera, este fin de semana tengo que ir a un cumpleaños de una de ellas, que por supuesto mi marido, al ser tan aburrido, pues no vendrá y eso ya dice lo que deseo hacer durante la noche, ya que la celebración será desde la tarde, por eso te pregunto directamente, ¿te apetece que nos veamos y vemos si acabamos desnudos y viendo las estrellas en la noche del sábado o la madrugada del domingo? Yo estoy libre. ¿Qué te parece el plan, siempre que no tengas otras cosas que hacer, claro?”
Llego el sábado y como buen anfitrión estuve toda la mañana arreglando el piso, tampoco tenía mucho que hacer, ya que durante la semana me viene una empresa de limpieza a realizar los trabajos cotidianos, por tanto, solo tuve que colocar un par de cosas. Como yo no sabía dónde iba a estar ella con sus amigas, pues pensé en bajarme al bar de una amiga mía que da al paseo marítimo, para tomarme algo con ella y hacer tiempo. Mi amiga me tiene como un amigo vip, ya que llevo conociéndola desde hacía diez años y siempre he sido de sus clientes fijos. La invite a cenar mientras le contaba lo que iba a realizar en los próximos meses como proyectos y uno de ellos estaba ella implicada para beneficio de los dos. Entonces recibí una llamada de Amanda, la cual me estaba explicando donde estaban cenando. Puse el manos libres para que también hablará mi amiga, sobre todo para que la indicará a Amanda donde se encontraba su local y con esto quedamos en que se vinieran cuando quisieran, ya que habría una grata sorpresa por parte de mi amiga. Yo juro que no sabía nada de esa sorpresa, pero resulto interesante.
Mi amiga les indico que si se venían tendrían las copas gratis toda la noche, a lo que Amanda me contesto:
— ¿En serio que tenemos todas las copas gratis? Ostras. Pues mi amiga cumpleañera ha dicho que en cuanto acabemos de cenar nos vamos para allí. Dale un beso de nuestra parte a tu amiga, y supongo que, si se llenará el local de hombres porque vamos dos parejas y cuatro mujeres más, por tanto, algo si llevaremos o atraeremos de gente.
Todo esto se puede leer simple, pero lo dijo con una alegría y con los gritos de las demás de fondo.
Bueno, pues llegaron casi las diez de la noche y de repente veo como se acercan ocho personas, entre ellas, cuatro mujeres, una con una bandolera estilo despedida de soltera, pero creo que ponía que ya tenía medio siglo o algo parecido. Una de las mujeres llevaba un vestido ceñido rojo, otra iba con un vestido largo de flores o eso parecían, largo era, porque apenas se le veían los pies, pero muy amplio, vamos que calor no iba a pasar, otra llevaba un vestido negro como el que me enseño Amanda y la otra llevaba una mini falda de tela, parecía casi un cinturón ancho, pero bueno. Las dos mujeres de las parejas, llevaban vestidos veraniegos normales y corrientes, tampoco había mucha diferencia. Los dos hombres de esas parejas, lo típico, pantalones o bermudas y polos, muy tradicional la verdad. Echo el vistazo, cuando estaban a escasos metros, me llamo Amanda y me dijo:
— Estamos al lado del local que me has dicho, pero como no sé quién eres, no sé si entrar para buscarte.
A lo que yo le respondí casi partiéndome de risa:
— No te preocupes, ya me estás viendo. Porque ves a un hombre sentado en una butaca blanca, con una mujer de pelo rizado rojo, es la dueña del local que os va a invitar a las copas.
Efectivamente, me estaba mirando, pero no se lo creía. Obviamente, todos con mascarillas, por tanto, las presentaciones no pudieron ser más insulsas y frías.
Lo gracioso para mí fue como ella me presento, como su nuevo amigo. Simple y claro. Obvio que los hombres se quedaran con cara de sorpresa, las mujeres con miradas picaras hacia Amanda y ella pasando de las miradas de todos. Hasta que uno de los hombres le pregunto delante mía desde cuando nos conocíamos y en vez de esperar a que ella respondiera, yo le dije que desde el miércoles. Entonces las miradas fueron más directas hacia Amanda con caras de asombro por parte de los hombres ya que conocían al marido y algunas de sus amigas y otras caras de confirmación de sus sospechas, aunque la cumpleañera puso una cara de afirmación, ya que siempre le cubría sus escapadas, por lo que Amanda simplemente siguió como si no pasará nada. Mi amiga dueña del bar acomodo una mesa con las sillas para que nos sentáramos todos y así Amanda se sentará dónde quería, obviamente a mi lado y la cumpleañera al otro lado mío. Estuvimos charlando de muchas cosas, casi todas intentando saber a qué me dedico y parte de mi vida, es lo normal cuando conoces a una persona o eso creía yo, pero Amanda lo que realmente hacia era tocarme mi paquete por debajo de la mesa, quería ponerme bien cachondo y yo de vez en cuando metía mi mano entre sus muslos para tocarle todo el coño al desnudo que sí, lo tenía sin ropa interior y muy mojado, estaba bastante caliente y excitada, de tal modo que en una de las veces se levantó para ir al baño, realmente no sé si fue, pero vino enseguida y seguimos tomando copas gratis, porque si es cierto que empezaron a venir más hombres al local, en plan “caza de la presa sexual” aunque las mujeres no paraban de levantarse e ir a la barra o al servicio, para lucir sus cuerpos y atraer a la carnaza que se gastaría más consumiciones.
Llego un momento en que Amanda me dijo al oído que me esperaba en el baño de mujeres, en una de los habitáculos, a lo que yo, sin cortarme ni disimular nada indique que tenía que cambiar el agua al canario (hay que ser educados ante gente que no se conoce mucho) por lo que me fui primero al baño de mujeres, entre como si fuera el hombres, no había nadie, por tanto, fui al habitáculo que me dijo Amanda que estaría y cuando abrí la puerta, estaba ella de pie, esperando. Le dije que tenía que sentarme para poder vaciar mi vejiga a lo que ella no esperaba esa reacción, pero estaba necesitado, por tanto, me senté en la taza y vacié bastante liquido de mi cuerpo, mientras la gire de pie a mi lado, hice que cerrara la puerta y poniendo un pie suyo descalzo sobre una de mis piernas, alce un poco el vestido y vi su coño literalmente ofrecido para mi boca. Ni corto ni perezoso agarre de su culo y la atraje a mi boca, que previamente me había quitado la mascarilla y entonces le hice una comida de coño de las que te dejan las piernas temblando, con delicadeza, pero con potencia lingual mientras estimulaba su clítoris, hasta el punto que ella agarro mi cabeza y empezó a jadear de una manera algo brusca, hasta que no aguanto mucho más y se corrió mientras mi lengua jugaba con su clítoris.
Lógicamente mi polla se puso dura, la limpie un poco y sin pensarlo dos veces la hice que se sentara encima mía, así rozaba mi capullo la entrada de su coño, pero la postura no era nada fácil para poder follarla plenamente, por lo que la estimule la entrada de su cueva y cuando ya note que ella se dejaba caer más profundamente fue cuando le indique que se levantara. Me levante yo y poniéndome de espaldas a ella, mientras Amanda se apoyaba en el asiento de la taza con sus manos, levante su vestido, separe sus piernas y me introduje de un golpe, haciendo que jadeara.
Estuvimos follando rápido y fuerte hasta que ella tuvo uno, dos e incluso tres orgasmos encadenados. Yo como llevaba rato bebiendo alcohol no me corrí dentro de ella, es mi problema, que el alcohol me alarga mi orgasmo, pero ella lo quería ya, así que me olvide de donde estábamos, de quienes éramos y la folle tan fuerte y rápido que en cuanto estuve a punto de soltar mi liquido blanco dentro de su vagina le pregunte:
— Lo quieres dentro o en tu boca?
Ella intento decirme algo entre jadeos, pero estaba tan caliente y excitada que no se apartó de mí por lo que yo empecé a explotar con latigazos de líquido espeso dentro de ella, tanto fue así que creí vaciarme por completo y cuando saqué mi polla de dentro de ella solo salía un líquido cristalino, notando como también salía parte de mi esperma y goteaba en el suelo y parte de la taza del váter.
Acabamos algo exhaustos, por lo que ella se limpió un poco lo que le salía y yo me recompuse como pude, aunque las ojeras son muy delatoras cuando acabas de correrte, por lo que ambos, ella y yo, ya las teníamos en nuestros rostros, aunque Amanda salía con una cara sonriente del habitáculo hacia el lavabo y el espejo. Ahora si había alguna otra mujer dentro del baño, y cuando me vio salir, se quedó con cara de sorpresa, pero tampoco mucha. Y nos fuimos los dos, ella delante mío y yo detrás hacia la mesa en donde había ahora solo la cumpleañera rodeada de dos o tres hombres que no los conocían de nada. Las parejas se fueron a las butacas que daban al paseo marítimo, y las otras amigas estaban tomando algo rodeadas de otros hombres, que las devoraban con sus miradas e intentando tocarlas suavemente, a lo que ellas la verdad es que no les hacían mucho caso, no estaban predispuestas para enrollarse con esos hombres, pero si calentarlos bastante, sobre todo la que llevaba la mini falda pequeña casi como un cinturón, porque de vez en cuando se le notaba sus cachetes del culo al descubierto, eso atrae a una jauría de lobos sedientos de sexo, pero en este caso solo era eso, jauría de hombres, nada más. Mi amiga dueña del bar, estaba bastante entretenida sirviendo copas, por tanto, aunque se daba cuenta de lo que pasaba en su local, estaba digamos que trabajando bastante para darse cuenta de que Amanda y yo habíamos estado ausentes en el baño. Cuando llegamos a la mesa para seguir tomando algo, uno de los sabuesos salidos que estaban intentando comer la oreja a la cumpleañera se giró y le ofreció el sitio a Amanda a lo que ella se sentó, pero me agarro de la mano para que no me fuera a otro lugar de la mesa y le dijo de una manera rotunda a quien le ofreció el sitio:
— Esté es mío y viene conmigo, tú te puedes ir a otro sitio.
Digamos que la mirada que le echo a ese supuesto sabueso salido tan directa y tan clara fue lo que le hizo darse una vuelta por el local, digamos que lo espanto de tal manera que hasta yo casi me rio delante de él por saber que ella elegía con quien, y yo era su presa, nunca mejor dicho.
Tras tomarnos nuestras bebidas y recuperar un poco nuestros de un cansancio rico y fabuloso, Amanda se acercó a mi oreja para decirme:
— Madre mía que bueno eres, si esto solo es el principio de como follas, te aseguro que te quiero en mi vida muchas veces. Que potencia tienes y, sobre todo, que aguante nene. Mientras me besaba mi cuello y parte de mi oreja.
Yo no le dije nada, seguía tomando mi copa y notaba como ella estaba cómoda, satisfecha, excitada y caliente perdida, pero además estaba muy alegre, eso es muy importante cuando se está con una mujer, sea casada o no, pero que te ha elegido entre tanto buitre que tiene a su alrededor. Yo no me considero un hombre atractivo o sexy y menos que sepa ligarme a las mujeres, al contrario, intento ser de lo más normal y corriente, tanto, que la primera impresión que pueda dar a la gente es que no sirvo para mucho, pero lo importante es como se queda de satisfecha la mujer para después seguir follándola, por eso, cuando ella estaba tan acaramelada sobre mi cuello, inhalando mi aroma mezclado con el sexo que habíamos tenido hace unos minutos, me dijo que iba a darse una vuelta, para despejarse, pero que no me perdiera yo porque hoy era solo de ella. Así que me senté cómodamente mientras la veía como se levantaba e iba a donde estaban sus amigas, primero con las parejas que estaba claro que le harían un test de preguntas y ella respondería lo que le diera la gana, luego hacia sus amigas que estaban filtreando con otros hombres, hasta que llego a su amiga cumpleañera, sentada al otro lado de la mesa en donde yo estaba. Hablaron mientras los otros hombres volaban en plan buitre sobre ellas, pero no les hacían mucho caso, estaban hablando en sus oídos, con miradas de ambas hacia mí que yo, ni me di cuenta mucho, total, ya había tenido el primer asalto de la noche con Amanda, y habría muchos más.
El local tenia horario de cierre a las dos de la madrugada y con un límite de aforo menos de la mitad de los que había en este momento, por eso, mi amiga empezó a poner las copas en vasos de plástico y amablemente iba desalojando el local, las normas son las normas, pero nadie decía que unos amigos podrían estar dentro del local, con las puertas cerradas y sin música alta, algo baja, por lo que me dijo en un momento que me acercara a la barra. Así lo hice y entonces me dijo que, si quería yo, como un favor y por la buena caja que había hecho esa noche, cerraba el local para nosotros y algún que otro que quisieran las chicas, que se lo dijera a mis amistades, para así estar viendo un amanecer alucinante tomando algo frente al mar. Yo se lo comunique a la cumpleañera que dijo que si, a las dos parejas que estaban acarameladas en sus butacas, a las chicas que estaban intentando calentar más a los buitres totalmente borrachos y a Amanda. Todas y todos dijeron que no había problema. Las chicas solas eligieron algunos de los buitres que no estaban tan borrachos y Amanda sabia con quien se iba a quedar, por tanto, ayude a mi amiga a cerrar las puertas, bajando las verjas metálicas y dejando solo una puerta abierta para poder ir de la barra a la zona vip del local, que era la azotea, en donde tenía unas hamacas y unos colchones blancos estilo verano ibicenco todo blanco y nos subimos todos, cada una se acomodó con quien quiso, pero entonces vi a la amiga de la mini falda corta sola. Me acerque a ella y le pregunte que quien quería que tuviera a su lado para relajarse y me dijo a mi oído que le gustaba mucho mi amiga. Entonces le dije que no habría problema, porque ella era bi, por tanto, solo tendría que decirla que le gustaba. Así lo hice, me acerque a mi amiga, que estaba sirviéndose una copa en una copa de cristal, ya que tenía una pequeña barra en la azotea, y le dije que había una de ellas que le atraía, y con eso, las deje que hicieran lo que quisiera, tanto fue que se quitaron la mascarilla y se comieron la boca como dos locas salidas. Podríamos haber tenido un espectáculo sexual entre dos mujeres, pero a veces hay que dejar la intimidad de las personas tranquila, así que, yo me dedique a mirar las estrellas abrazado a Amanda, mientras ella ponía una de sus piernas encima de las mías y acurrucada sobre mi pecho.
Pero entonces me pregunto algo que no me esperaba:
— Tenias esto preparado o ha sido improvisto y ha surgido así?
Yo le podría haber contado cualquier cosa, pero fui directo:
— Yo nunca programo nada, es más, esto ha sido idea de la dueña, y yo nunca había subido a esta azotea, por tanto, voy a disfrutar de la compañía y cuando me apetezca te voy a meter mano en tu coño, y si quieres, nos vamos a follar de nuevo, porque sigo teniendo ganas de ti.
Amanda me beso de nuevo en mi cuello y abrió un poco su pierna que tenía encima de la mía, alzándola para que su culo tapado por su vestido estuviera más a mano de mi mano, haciendo que mis dedos se metieran entre sus cachetes de su culo. Daba igual si nos veía alguien, casi todos estaban tumbados y sino, acaramelados.
Entonces como tenía ganas de que siguiéramos gozando, deje que ella hiciera lo que quisiera y así lo hizo, empezó a morderme con suavidad mi cuello y con su muslo rozaba mi paquete cosa que hizo el efecto que ella quería, por lo que pronto se me puso bien dura pero dentro de mi pantalón y bóxer, por lo que cuando Amanda pensó que ya la tenía suficientemente dura, se puso sentada encima mía, me desabrocho el pantalón, saco mi polla del bóxer y simplemente se lo metió todo dentro de ella, empezando un movimiento lento apenas se notaba, pero balanceando su cuerpo sobre mí. Siempre me ha parecido que las mujeres saben moverse sin apenas hacer mucho esfuerzo para cabalgar a un hombre y en el caso de esta mujer lo hacía tan fácil que hasta que no empezó a jadear, nadie se dio cuenta, pero yo ya estaba en la gloria, así que metiendo mis manos por dentro de su vestido, llegue a sus tetas, con los pezones muy duros y estimulándolos casi apretando sus tetas empezó a correrse mientras seguía con su vaivén de cadera. Entonces los demás se pusieron a hacer lo que debían, que era follarse entre ellos. ¿Resultado? Que todos hicieron una orgia, pero apenas se veía ya que no teníamos ninguna luz encendida, solo se oían los jadeos de cada mujer. Mi amiga y la amiga de la mini falda se estaban comiendo entre ellas con un maravilloso sesenta y nueve, lo supe porque estaban cerca de nosotros, pero del resto no sabía realmente lo que hacían.
Amanda, tras correrse en vez de parar, siguió pero ahora si cabalgo fuerte sobre mí, tanto que una de las veces me salí de ella y le rozo mi capullo su ano, cosa que no sé si era por lo excitada que estaba o por las ganas de polla que tenia que se lo metió ella sola y me cabalgo por su culo, todo esto con su vestido puesto, a lo que a mí me pareció incluso más morboso, por lo que entonces empecé a estimular su clítoris, muy hinchado y duro, y con esto, no hay manera que una mujer no se corra o tenga varios orgasmos, así que, como era ella la que estaba haciendo todo el trabajo sexual, le seguí masturbando su botón, y así casi con gritos se volvió a correr, pero esta vez cayó encima mía, jadeando y sin poder decir nada.
Estaba amaneciendo, algunas de las parejas estaban ya calmadas, ya habían tenido su sexo a la luz de las estrellas. Mi amiga y la amiga de la mini falda ya habían tenido su sexo. Las otras que habían follado con desconocidos, estos habían desaparecido, creo que los dejaron secos y se bajaron para irse a no sé dónde, pero las chicas estaban casi dormidas de tanto sexo, pero Amanda tenía ganas de más, así que, cuando acabo de recuperarse de su orgasmo anal, se metió mi polla en su boca, la limpio de restos de sus orgasmos y tragando, haciendo una garganta profunda mientras me succionaba, me saco otro buen chorro de semen, pero no se quedó muy satisfecha porque seguía poniéndome dura la polla y quería más. Así que yo, como buen amante le di lo que ella quería. Se puso en la postura de cuatro patas, levantándose su vestido y ofreciéndome su culo, bueno sus dos agujeros para que se los follará. Por lo que me dedique a su cueva vaginal, metiendo y sacando mi polla de ella, sin condón, porque no hizo falta en toda la noche. Cuando ya llevábamos un buen rato así, entrando y saliendo de su coño mientras amanecía, Amanda hizo un gesto a su amiga, la del vestido largo y ella se sentó en la butaca que teníamos nosotros. Alzo su vestido. Aparto su tanga y le dio de comer la almeja a su amiga, cosa que yo me puse más cachondo aún, porque ver como se dan placer las mujeres entre ellas me excita mucho, por eso arremetí con más fuerza dentro de su coño, incluso agarrado a su cadera se oía como la estaba follando fuerte. Ese movimiento hacia que la cara de Amanda se pegara más y más en el coño de su amiga cosa que empezó a jadear diciendo que se venía y muy rápido.
Amanda ya había tenido otro orgasmo, no sé si por mis fuertes embestidas o porque le estaba comiendo el coño a su amiga, pero estaba tan excitada aparte de la posición en la que se encontraba, que notaba yo como me contraía sus paredes vaginales y yo seguía follando, hasta que no aguante más y ya casi a las ocho de la mañana (lo supe porque era cuando pasaba el camión de la basura a recoger los cubos por dicha zona, que durante la noche lo hacen pero no llegan a todos los sitios durante su jornada) pues no aguante mucho más y le llene o me vacié todo mi semen dentro de ella. Entonces Amanda me separo de ella y cuál fue mi sorpresa cuando mi amiga, la dueña del bar se acercó al coño de Amanda, lamiendo y recogiendo todo el semen que salía de ese agujero. Juro que no se me bajo la excitación, pero el espectáculo era digno para seguir follando, solo que dentro de mis huevos no había más semen. Me quede sentado en una de las butacas mientras estas tres mujeres relamían sus orgasmos y el mío.
Así que, cuando acabaron de relamerse, empezamos a bajar de la azotea. Yo le dije a Amanda si quería venirse a mi casa, que estaba cerca, pero me indico que tenía que irse para su casa, ya que su marido si la echaría de menos, al menos por verla, así que tenía ahora un trayecto largo hasta Jerez, que es donde vivía, y donde también vivían su amiga del vestido largo, divorciada y sin tener que dar explicaciones a nadie. Pero mi amiga si me dijo que se vendría conmigo, no para seguir follando sino porque sabe que tengo un jacuzzi y una piscina con la que se relaja mucho. Así que nos despedimos y me dijo que el próximo fin de semana no tenía nada que hacer y que deseaba volver a quedar conmigo, esta vez sí se quedaría en mi casa, todo el fin de semana, así que, quedamos en eso, mientras se despedía poniéndose la mascarilla y diciéndome al oído:
— Pedazo de semental estas hecho para tu edad, creo que contigo voy a estar bien a gusto, eso sí, yo ya no me pongo ropa interior contigo, sé que estás dispuesto a follarme cuando me apetece y eso me encanta en un hombre. Hablamos durante la semana, para ver cómo vamos, que hoy yo voy a dormir lo que no está escrito, guapetón.
Nos hemos estado viendo los sábados desde entonces, incluso hemos tenido algunas escenas sexuales en mitad del campo, pero eso son otras historias que se encuentran en su recopilatorio.
Espero que les haya gustado o al menos que se hayan excitado, porque se puede seguir follando con mascarilla incluida y más si están vacunados.