Amalia 2 violada por un negro

Por lo que más quieras Abdul, déjame, que estás haciendo? Vas a violarme!, deja de tocarme mi coñito y mamarme las tetas, eso no está bien, además hay más gente en la casa, pueden entrar en cualquier momento, ahhhh no por diossss Abdul noooo no intentes clavarme esta polla no ves que no cabe en m

Llegó el día de la mudanza, después de la larga noche Amalia y yo nos duchamos y nos preparamos un buen desayuno, a la espera de que Juan nos pasara a buscar, la idea era ir con su furgoneta y mi todo terreno para cargar el mayor numero de cosas en un primer viaje. Amalia estaba exuberante  tacones de aguja, con una mini plisada escocesa y una camisa blanca con solo dos botones abrochados y sus explosivos pechos sin sujetador, apenas contenidos por la camisa. Escuchamos un claxon desde la calle era Juan que nos venía a buscar salimos  y aprovechando que yo iba detrás no deje de repasarle el culito que lucía con esta faldita súper cortita. En la puerta nos esperaba Juan yo andaba pensando en el encuentro de ambos,  conociendo a Juan y lo poco que se corta esperaba cualquier  cosa y no me equivoque, me retrase un poco para darles unos segundos, cuando Juan la vio tan espectacular, la abrazo, con fuerza y le planto un beso en los labios, ella quedo desconcertada, esperaba inocentemente los dos besos de rigor en las mejillas, pero no ese abrazo de pulpo, que hacían que sus tetas intentaran liberar se de la camisa mientras Juan dejaba que una de sus manos descendiera hasta el culito de Amalia, perdiéndose su tosca mano por debajo de la faldita escocesa  de colegiala que llevaba, lo que me permitió a ver como sus preciosas nalguitas eran manoseadas, después de este efusivo encuentro, nos dirigimos a los vehículos, Juan cogió de la mano a Amalia y se la llevo al suyo, mientras ella me miraba, con ojos como platos, temiéndose lo peor , yo simplemente le sonreí y me dirigí a mi coche.

Al poco llegamos y descendimos de los vehículos, Amalia, arreglándose como podía su pelo e intentando estirar su faldita escocesa, totalmente sonrojada, no se dio cuenta que uno de los pocos botones de su camisa se había desabrochado y sus tetazas espectaculares mostraban sus enormes y oscuras aureolas, Juan al descender del coche se subió cremallera del pantalón, era fácil imaginar que en ese corto viaje habían ocurrido cosas interesantes.

Nos pusimos a descargar las cajas que llevamos para llenar con los objetos de Amalia,  mientras nosotros llevábamos las cajas llenas al coche ella seleccionaba lo que quería llevarse, en todo momento ella estaba temerosa de la llegada de su marido, pero nosotros la tranquilizamos, gastándole bromas, ya habíamos llenado el coche y nos disponíamos a cargar la furgo, cuando Amalia recibió una llamada de su marido, para decirle que venía Abdul el paleta que tenía que hacerles un presupuesto para la reforma del baño y la cocina y tenía que ser en ese momento, pues siempre estaba muy ocupado y era difícil de encontrar, ella aliviada de no tener que encontrarse con su marido, le pareció bien atender al paleta, seguimos con nuestras tareas hasta que al cabo de 15 minutos se presento Abdul, un negro formidable debía hacer metro noventa, todo musculo, llevaba unos pantalones cortos deportivos y una vieja y sucia camiseta de tirantes, debía venir de otra obra, porque estaba muy sudado, Amalia lo recibió con su simpatía habitual, con dos besos en la cara aunque tuvo que ponerse  de puntillas por que apenas llegaba, él le respondió a los besos, cogiéndola por la parte baja del talle, rozando levemente su culito, los dejamos hacer mientras Juan y yo seguíamos embalando paquetes, Abdul y Amalia, se pusieron a evaluar los trabajos que había que hacer, Abdul, no perdía ocasión para repasar el cuerpecito de Amalia, cada vez que se inclinaba y le mostraba sus tetazas, apenas contenidas por la camisa, abierta casi hasta el ombligo o bien cuando se agachaba, mostrándole su sabroso culito y cuando se sentaron en los taburetes de la cocina, inconscientemente abierta de piernas, le mostraba, su tanguita, ya que su minifaldita escocesa, apenas la cubría de su mirada,  yo estaba muy cerca de la cocina, y podía verlos, sin ser visto, era evidente que Abdul iba empalmado, porque un bulto enorme pugnaba por salir de sus pantalones cortos y por lo que se intuía  su polla tenía que ser descomunal, cuando ella no miraba, el se tocaba su bulto y en los movimientos que hacían entre el baño y la cocina, el no perdía la ocasión de rozarla con poco disimulo, ya que al pasar de un  lado a otro, el le arramblaba su enorme paquete, al trasero, y a la vez, la cogía del talle o incluso más arriba, para sentir el tacto de sus tetas, manoseándolas de forma casual, Amalia estaba muy sonrojada, por la situación y por qué había notado la brutal dimensión del aparato del negro, que superaba con creces la dimensión del mío e incluso la impresionante  verga de Juan, hacía mucho calor y Abdul se decidió a sacarse la sudada camiseta, dejando ver unos espectaculares pectorales y unos abdominales de tableta de chocolate, el calor hacia que su piel brillara, Amalia seguía roja como un  tomate,  notando como Abdul avanzaba cada vez más con los roces, en un momento dado por lo visto hablaban de los armarios altos de la cocina, Amalia estaba de espaldas a la encimera y el de cara, él saco un centímetro para tomar medidas y se ciñó a ella aprontando su enorme polla sobre su estomago, ella intentaba contenerle con sus manitas sobre su pecho y su vientre sudado,  pero era inútil, simulando no darse cuenta, su polla se movía incesantemente por el cuerpecito de Amalia, que intentaba mantener una sonrisa inocente en su rostro como si no se diera cuenta del roce, mientras hablaban de medidas, él avanzo un poco más pasando una mano por su talle, moviéndola distraídamente, rozando con los dedos las tetazas de Amalia, con sus pezones transparentando a través de la camisa mojada por el sudor de Abdul que consiguió con sus manipulaciones, que se abriera un botón más de la camisa sin que Amalia se diera cuenta sus pezones habían quedado expuestos y sus hermosas tetas eran un espectáculo, Amalia aún intentaba contener a Abdul poniendo sus manitas en sus abdominales, pero era inútil, él sintió la necesidad de recolocarse ese vergón ya que estaba totalmente empalmado y sin cortarse un pelo se metió la mano en los pantalones, sacándosela toda para luego poder recolocársela, en ese momento Amalia, se dio cuenta del estado de su camisa y que sus tetas estaban a la vista, sin nada que las ocultara, intento abrocharse un botón, pero el negro se, lo impidió, volviendo a poner sus manitas en sus abdominales de nuevo, pero esta vez se encontró con una enorme tranca de 30 cm y cinco cm. de diámetro que en la posición que estaban le recorría desde la altura de la vagina hasta llegar a rozarle las preciosas tetas. Amalia, estaba roja y con los ojos desorbitados, pensando que la situación se descontrolaba. Desde mi situación la veía negar angustiada con la cabeza, pero el enorme negro mantenía las manos de ella en su polla mientras, su mano terminaba de desabrochar el último botón de la camisa, consiguiendo que sus tetas salieran ya disparadas, bamboleándose ante él luego su mano se dirigió a su entrepierna, y alcanzo su tanguita que muy a pesar suyo estaba empapado, yo estaba totalmente empalmado y decidí sacarme la polla y disfrutar de mi situación de voyeur, empezando a pajearme, cuando llego Juan y vio el espectáculo y me dijo.

-          Que cabrón podías haber avisado, este negro le va a clavar todo eso ? no se supone que teníamos que protegerla ? jajaja

Mientras decía esto se saco la polla y empezó a tocarse disfrutando del espectáculo, la situación para Amalia empezaba a ser complicada, Abdul estaba totalmente empalmado, su instrumento se restregaba ya sin contemplaciones, por debajo de la minifalda escocesa de Amalia, de un tirón le rompió el tanguita y empezó a mamarle las tetas con avidez.

-          Por lo que más quieras Abdul, déjame,  que estás haciendo? Vas a violarme!, deja de tocarme mi coñito y mamarme las tetas, eso no está bien, además hay más gente en la casa, pueden entrar en cualquier momento, ahhhh  no por diossss  Abdul noooo no intentes clavarme esta polla no ves que no cabe en mi coñito, si…  siii   quieres te hago una paja pero no me claves esto …aggggggg.

Abdul se cogía con la mano su enorme verga y empezaba a introducirla en el coñito depilado de Amalia, la imagen era espectacular, ese enorme negro musculado, sucio introduciéndole esa descomunal verga en ese cuerpecito blanco como la leche, pidiendo clemencia con los ojos y una sonrisa para no encabronar más a Abdul, la propuesta de Amalia dio que pensar a Abdul, pero no en una paja ya que con las manitas de Amalia apenas podría masturbarle debido a su tamaño, pero si pensó en usar su boquita, cuando ya la tenía empalada unos 15 centímetros con su verga se la saco, ella le sonrió aliviada pensando que había acabado su tortura, cuando presionando sus hombros la hizo arrodillar, mientras lo hacía, su verga se recreo en las tetazas de Amalia y la empezó a mover en sus labios.

-          No Abdul no puede ser no ves que no me cabe! no puedes hacerme esto por favor nos pueden sorprender, te lo suplico, si quieres te la lamo hasta hacerte correr pero no me la claves !!

Amalia mientras le decía esto, le amasaba los huevos y le introducía los dedos en el culo, intentando hacerle correr, cualquier cosa antes de tener que tragar aquella verga monstruosa, aun así aquel hombre presiono sobre la boquita que se resistía, pero le tapó la nariz haciéndola respirar por la boca lo que aprovechó, para ensartársela, aunque solo entro poco más del glande a costa de casi desencajar la boquita de Amalia, que tenía los ojos como platos y la boquita le chorreaba saliva que caía sobre sus tetas, Amalia desesperada, seguía amasándole los huevos y alternativamente introducía los dedos en el ano de aquel hombre, mientras con la otra lo masturbaba como podía, ya que su manita no cerraba alrededor de aquel tronco, finalmente la táctica funcionó, el negro empezó una corrida como yo no había visto salvo en alguna peli porno, el esperma le salía a raudales, estrellándose sobre su boca y su cara, a medida que ella seguía masturbándolo con las dos manos, el seguía soltando ríos de leche las tetas y la camisa de Amalia estaban empapadas, chorreando su semen por todas partes, le llenó el cabello incluso su faldita, escocesa.

Una vez aliviado Abdul se recompuso poniéndose la camiseta y recolocando su polla aun firme en su pantalón y se dirigió al baño a empezar su trabajo,  en ese momento le guiñe el ojo a Juan para que me siguiera la “cuerda” y nos fuimos hacia la cocina al encuentro e Amalia, que aún estaba de rodillas, con sus tetas fuera de la camisa y totalmente embarrada en esperma de Abdul, su tanguita en el suelo y su coñito depilado a la vista, estaba aún con los ojos como platos, y el pelo enganchado de semen, nos miraba incrédula.

-          Se supone que teníais que protegerme no? donde estabais ? habéis visto lo que me ha hecho Abdul ?

-          Si claro teníamos que protegerte de tu marido, pero no de Abdul, Amalia no niegues lo evidente, hemos visto como lo pajeabas y le metías los dedos en el culo, mientras te follaba y luego se la mamabas, no hemos podido evitar veros, estábamos aquí mirando sin atrevernos a entrar y menudo calentón nos has dado, verdad Juan? Nos has puesto la polla a mil cabrona.

Mientras le decía esto, me estaba tocando la polla por encima de lo pantalones, pero Juan e empezaba a bajar la bragueta, dispuesto a sacársela.

-          Pero ha sido él que me ha obligado, no lo habéis visto y encima vosotros os ponéis calientes mirando  gozáis mientras abusan de mi cuerpecito verdad? Y más habréis disfrutado tratándose de Abdul con su verga enorme, no la ha podido entrar ni en mi coñito ni en mi boquita y ya veis como me ha puesto con su semen y vosotros ahora empalmados los dos ante mí…

-          Amalia no puedes culparnos, nos has dado un espectáculo increíble, sabes cómo disfrutamos con tu cuerpecito y ver cómo le hacías una paja con tus dos manitas,  mientras se la mamabas… además estoy seguro que cuando veníamos aquí, se la has mamado a Juan, o sea que estoy en desventaja.

Juan y yo nos habíamos sacado las pollas y yo estaba dispuesto a que me la mamara, le planté un beso en la boca, saboreando el semen de Abdul, mientras la morreaba la atraje hacia una butaca de donde me senté, y la dirigí a mi polla cogiéndola por la nuca, ella de nuevo con esa mirada de sorpresa, de incredulidad y poniendo ojos como platos, mientras yo le cogía una de sus tetas enormes y la presione amasándola con fuerza y pellizcándosela, cuando sus labios estaba cerca de mi verga dijo.

-          No por favor no, no puedo más además Merche esta al llegar, nos va a pillar, por favor ahora no  agggg   noooo !!!

Juan mientras Amalia suplicaba aprovechando que estaba inclinada sobre mi polla, le subió la minifalda escocesa y después de escupirse en su pollo se la ensarto de un golpe en su culito y sin más empezó a bombearla, para evitar sus gritos, la cogí por la nuca y empecé a follarle la boca, Amalia intento zafarse de los dos pero le fue imposible, mirándome a los ojos suplicando, su aspecto era muy morboso, llena aún de leche y Juan perforándole su precioso culito, la tortura no duro mucho, estaba a punto de estallar, la cogí de la nuca y le puse la polla hasta  la garganta notando la estrechez, me corrí salvajemente, obligándola a tragar todo mi esperma, a los pocos segundos Juan la agarro por los hombros y paro el bombeo, cerrando los ojos su leche entro hacia sus entrañas , Amalia estaba agotada y se dejo caer en el suelo, totalmente llena de semen, por todo sus agujeros, mientras Juan y yo nos enfundábamos nuestras pollas y nos cogimos unas cervezas de la nevera, habíamos trabajado bastante y nos merecíamos un descanso.

Al cabo de unos minutos, oímos el timbre de la puerta….

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