Amada sin ser tocada

Cómo la voz, la cercanía y la trasmisión de estímulos y energía, pueden hacer que una mujer se excite y culmine un orgasmo… y ello sin ser tocada ni siquiera por ella misma.

Amor especial

El coche está en un pinar en la cima de un pequeño puerto y cerca de la carretera que lleva a la ciudad, cuyas luces se distinguen a lo lejos. Dentro de el hay una mujer, sentada en el lugar del que no conduce, las manos por detrás del asiento atadas con una cinta blanca. Lleva una blusa cuyos tres botones están desabrochados y sin ropa interior bajo la misma, pues el hombre que la acompaña, se la ha quitado. También ha sido él quien amordazó sus brazos con la cinta y quien le bajó las medias y la prenda intima, un poco por debajo de las rodillas.

Aún de este estado tan inusual, ella disfruta y él no le va hacer ningún daño.

Ella es una mujer sin prejuicios, libre y afectiva con sus amigos. Amante ocasional de alguno de ellos, que si bien la dejaba un agradable recuerdo de los momentos juntos, todavía esperaba encontrar la persona con la que vivir la experiencia intensa que nunca habría de olvidar. Necesitaba un acto de amor especial por la persona que se lo pudiera dar.

El hombre era uno más entre sus amigos. Aunque destacaba en algunas cosas sobre los demás, la mujer nunca pensó siquiera que él pudiera ser alguno de los ocasionales, ya que algo hacia considerarlo aparte de su nivel. Por eso le agradó que la sorprendiera.

Siempre había hablado con él de la misma forma en que se habla a un niño, comentar sobre lo que este destaca y cuando eso tiende a ser aburrido, cambiar la conversación hacia otras personas sin hacer caso a lo que este diga en ese instante; y el que fuera el hombre quien cambiara la conversación hacia otra interesante, pero que no era de si mismo, fue lo que empezó atraer su atención.

Ella comenzó a ver que el hombre destacaba en algo más que aquello en lo que agradaba. Lo empezaba a ver más cercano, menos inferior y en algún instante, como el maestro de la vida que mucha gente desea encontrar.

Abrió todos sus pensamientos al hombre y la conversación llegó hacerse más intima y personal. En ella, los fantasmas de la ilusión llegaron hacerse patentes y sus más recónditos deseos tomaron forma en un gesto de esperanza y aprendizaje. El hombre capta el gesto y promete ayudarla.

Se han ido los dos. Se han apartado en busca de una experiencia que ambos desea sea intensa y satisfactoria. Ahora están solos y, mientras ven las luces de la apartada ciudad, el hombre le habla al oído de una mujer maniatada y agitada.

_. No te voy a tocar, no voy a permitir que tú lo hagas, ya que por eso te he atado, pero voy hacerte el amor, con mis palabras, mi gesto, tú vas a ser amada porque será el amor el único que te posea.

La mujer tiembla y su respiración es cada vez más agitada. Sus gemidos, al principio débiles, comienzan a ser más intensos. El hombre con sus susurros le inyecta pasión y estimulo. Él no la toca, pero ella cada vez está más agitada y convulsa.

Abre las piernas, luego las vuelve a cerrar. Su cuerpo se mueve al compas de lo que él le dice. Grita porque el hombre se lo pide:

_. Si, si, es mío. Es mi placer y lo reclamo. Lo quiero, como te quiero a ti ahora.

Últimas palabras que van acompañadas del estertor de un intenso estallido.

Ahora la mujer está más relajada. Sus ojos brillan de agradecimiento y miran al hombre, esperando que este haga ahora con ella todo lo que desee, pero él comienza a desatarla.

_. ¿No me vas amar tú?-le dice ella. A lo que él responde:

_. Ya lo hice. Te he amado y espero haberte dado lo prometido. Si es así, este momento especial no puede ser enturbiado por otro cotidiano y casi vulgar.

Ella lo admite y agradece. Es lo que esperaba. Tal vez encuentre otro momento intenso y diferente, aunque igual de especial, pero este nunca lo olvidaría. Aún así le pide que antes de desatarla la bese, ya que desea recordar un contacto suyo.

El hombre lleva sus labios a los de la mujer de una forma dulce. Un beso tierno y prolongado mientras acaricia su cara y cabello, un beso donde recibe todo el amor que antes no ha querido. Luego la desata y se aparta, permitiendo que ella termine de vestirse.

Se están despidiendo. Ellos piensan que nunca repetirán esa experiencia, ni tal vez vuelvan estar juntos, pero saben que es lo que hace que una experiencia sea especial, el que esta sea irrepetible.