Ama y sumisa
Una chica descubre que ser sumisa es tan o más placentero que ejercer de ama.
Ama y Sumisa
La verdad, siempre he considerado que era más interesante tener relaciones reales, que tener contactos a través del msn, pero a veces la distancia hace que solo sea posible tenerlas a través del ordenador, os contaré lo que me ha ocurrido con una chica hace pocos días.
Una mañana al abrir el pc, encontré un correo de una chica argentina, en el que me decía que había leído uno de mis relatos y estaba interesada en el mundo de la sumisión, me sugirió la idea de conversar a través del msn. La verdad, es que me parece descortés por mi parte no contestar a mis lectoras, con lo que le envié un mail diciéndole que me agregase y hablaríamos, a los pocos días lo estábamos haciendo.
Me dijo que su mayor deseo era convertirse en ama, que tenía un esclavo, pero que buscaba nuevas ideas, sin embargo, a medida que transcurría la conversación, tuve la impresión de que deseaba ser dominada, aunque al principio ella no lo admitiese.
Nuestros "contactos", fueron en aumento, y yo sentía cada vez más esa contradicción en ella, desafiante por momentos obediente por otros. Siempre negaba que quisiese ser sometida por un amo, pero poco a poco, yo iba venciendo sus reservas, y sin darse cuenta empezó a obedecerme en pequeñas cosas. Le pedí que mostrase su rostro, y apareció ante mí una mujer rubia, de ojos claros, atractiva pasaron los días y le pedí que se quitase las bragas en una ocasión que salía de su casa y ella lo hizo, obedientemente y sin pensarlo, ante la cam me mostró unas bonitas bragas blancas, y se sacó el sujetador cuando se lo pedí en otra oportunidad.
Sus sentimientos eran contradictorios, ya que disfrutaba sus encuentros con su esclavo pero también gozaba obedeciéndome... aunque al principio intentaba imponer límites, quería dar por sentado que dominaba la situación, pero yo sabía que no era así, sabía que quería que me mostrase con ella como un amo En nuestras charlas intercambiamos experiencias e ideas respecto a la sumisión, en como se debe tratar a un sumiso y les aseguro que era excitante verla así con esa expresión en los ojos, esa mirada pícara con deseos de ser ama ama y sumisa.
Siempre me han gustado las cosas difíciles, pero tuve claro desde el principio, que ella sería mi sumisa, con lo que acepté el reto con mucho gusto.
Al cabo de unos días de charlas, me dijo que un día deseaba ser mi sumisa, finalmente había logrado que ella misma se ofreciera a mi, ella sola, sin yo pedírselo siquiera , y eso me gustó. Aunque creo que ya es bastante difícil tener el rol de amo en la realidad, intentar sacar el máximo partido a una relación a través del ordenador y que sea placentera para ambos me parece mucho más complicado, pero fijamos el día en que se iba a convertir en mi sumisa. Le pedí que preparase para la sesión un vibrador para el coño, otro anal, un collar de perro, pinzas y un yogurt. Ella me dijo como quería que se presentase ante su amo, cosa que me satisfizo, ese detalle hizo que viese que estaba ante una mujer que tenia claro lo que deseaba, cosa que no acostumbra a pasar por aquí, por desgracia le dije que quería que me agradaba que me sorprendiesen.
Llegó el día, supongo que durante la jornada pensaría en el encuentro que tendría lugar más tarde, imagino que más de una vez se le pasaría por la cabeza no abrir el ordenador a la hora fijada para la cita, imaginaba sus nervios y contradicciones, tantas veces había estado del otro lado y ahora debía obedecer para cumplir bien su papel. A la hora en punto, ella estaba ahí.
-Hola, mi amo, tú sumisa te espera
Su rostro miraba a la cam, lista para obedecer.
-¿Has traído todo lo que te pedí?
-Si, amo, a demás tengo una sorpresa para ti.
Me mostró una vela, estaba preparada para satisfacerme. Además eligió su mejor juego de lencería negro de encaje todo pensando en mi, en su amo
-Quítate el sujetador.
Unas tetas con unos pezones oscuros, totalmente erectos aparecieron ante mi ordenador
-Las bragas también, y quiero ver tu coño bien abierto.
Se quitó las bragas, y abrió sus piernas, separándose con los dedos su cavidad, húmeda ya. Le ordené que se masturbase con un vibrador, jugando con su vagina, recorriendo todos sus pliegues húmedos hasta llegar a su clítoris, me hubiese gustado estar sentado allí, en su misma habitación, oyendo sus gemidos, oliendo su olor a hembra. Me he preguntado muchas veces que habrá sentido al obedecer, que pasará por su cabeza que tantas veces dio orden y humillo a su esclavo y ahora sentía en carne propia esa sumisión la tuve un rato masturbando su húmedo coño, deseaba que no acabase nunca, hice que sus dedos explorasen su culo virgen aún, preparándolo para la penetración, le ordené que cogiese el vibrador anal, y lo lamiese como chuparía la polla de su amo, durante un rato lo metía en su boca, lo ensalivaba, hasta que un hilillo de saliva cayó por la comisura de sus labios, cuando estuvo a mi gusto, le ordené que se girase, quería ver como el vibrador entraba mmm, era excitante, verlo, primero sintió el dolor, pero cuando sus esfínteres se adaptaron al grosor, junto a la estimulación vaginal que sentía empezó a sentir placer, estuvo así no se cuanto rato, yo estaba absorto mirándola, cuando sentí que no aguantaría mucho más sabía que quería correrse, ella me lo pidió, me lo suplicó, me dijo que ya no podía aguantar mas, pero no le permití que se corriese aún, una sumisa debe saber aguantar hasta que su amo le ordena y eso ella lo sabia, muchas veces había ordenando a su esclavo no correrse hasta que ella lo autorizase siempre tan orgullosa y altiva, y ahora estaba ahí, obedeciéndome , la verdad es que yo estaba excitado, viendo que se comportaba como una auténtica perra. No quería que se corriese, debía llegar a saber lo que era placer, un placer superior al que puede conseguir cuando se acaricia ella misma su entrepierna, un placer provocado por mi Le ordené que aumentase al máximo la intensidad del vibrador, su rostro me indicaba que estaba a punto de correrse. Cuando consideré que era suficiente, le pedí que mostrase su rostro, mientras un orgasmo la atravesaba. Siempre me ha excitado sobremanera mirar a mi sumisa en ese momento en el que el placer recorre sus entrañas. Para finalizar le pedí que se chupase sus propios dedos, algo que tiempo después me confesó que no le gustaba, pero obedeció como una buena sumisa sin quejarse Al poco rato, le indiqué que debía masajearse sus pechos con el yogurt, masajeándolos como yo lo haría hasta que sus pezones estuviesen bien erectos, sabía que eso la volvería a excitar, apretaba sus tetas con vigor, posiblemente yo las hubiese tomado con más fuerza, apretándolas desde la base, como si la estuviese ordeñando, estuvo así un rato, hasta que volvió a calentarse
Fue una tarde placentera, donde ambos gozamos , una tarde en la que ella no fue la domina, fue sumisa, mi sumisa, te comportaste bien, Natalia.