Ama sodomizada
De sumiso a Amo. Si ella hubiese sido más dura, no hubiese ocurrido...
Para Surgeon. Por darme la idea...
No era una mujer hermosa, pero su aura morbosa subyugaba todos mis sentidos. Cada vez que me miraba, mi corazón latía como loco y mi polla se endurecía como activada por un resorte.
Era de estatura media. Su cabello era de color negro y lo llevaba muy corto, casi como un hombre. Sus ojos eran azules, a veces de hielo y otras intensos cuando se enternecía... Tenía unos pechos no muy grandes, pero si firmes, con unos pezones rosados y pequeños.
Pero lo mejor en ella era su culo...aquel trasero redondo, respingón, duro y lleno me volvía loco. No soy capaz de recordar cuantas noches soñé con que se lo penetraba. Pero existía un problema...
Ella era mi Ama...
Su culo me estaba prohibido. O eso creía ella...
No tardé mucho en disfrutar de él. Lo que me llevó a hacerlo fue el hecho de que la relación que tuvimos no fue como yo esperaba.
Había tenido un par de Amas antes. Eran mujeres duras, decididas y se hacían respetar. Jamás dudaban. Y jamás se me pasó por la cabeza desobedecerlas...
Pero con ella fue diferente...
Tal y como me confesó, era novata. Jamás había domado a nadie. Pero bueno...para todos hay una primera vez. No me rebelaba por ello a sus deseos. Pero muchas veces ella misma se echaba atrás porque pensaba que algo era cruel o "demasiado fuerte" y aunque yo le decía que estaba dispuesto a hacerlo, al final optaba por cambiar la orden...
Cada día que pasaba la veía más débil y vulnerable. Y al mismo tiempo, cada día que pasaba aquel delicioso traserito me obsesionaba más.
Su perdición fue el día en que me ordenó lamérselo, porque según dijo deseaba saber que se sentía....
Por supuesto, no me negué. Al contrario, estaba ansioso por cumplir la orden. Era delicioso tener aquella ansiada carne al alcanza de mi boca y de mi lengua mientras se lo lamía. La sensación de asirla por las caderas y por las nalgas para sujetarla mientras lo hacía me hizo sentir poder sobre ella. Creo que ese fue el momento en que decidí que aquella mujer no podía ser mi Ama. Y creo que fue también en ese momento cuando descubrí lo mucho que me excitaba tener poder sobre una mujer, mucho más que sometiéndome...
Aquel día no ocurrió nada. Cuando me ordenó parar para seguir con otras prácticas, lo hice, pero con reticencia...mi rebeldía había comenzado.
Ella notaba que algo sucedía entre nosotros y aunque me lo preguntó en diversas ocasiones yo siempre lo negué...
Pasaron un par de semanas, en las cuales mi idea de sodomizarla y de que fuese mi perra se consolidó totalmente. Aunque no sabía muy bien como plantear el tema. Ella jamás me había hecho el menor comentario sobre que quisiera someterse...
Sucedió casi por casualidad...
Una tarde, yo estaba en su casa. Ella estaba haciendo cosas, así que me tenía en posición de espera, en el suelo a los pies de su cama, arrodillado, desnudo y con las manos a la espera...
Ella entró en la habitación. Traía unas cuantas toallas en los brazos para guardarlas. ( Otras Amas, me hubieran obligado a traerlas y guardalas yo). Las iba a meter en el cajón más bajo del armario y en vez de doblar las rodillas, encorvó la espalda poniendo el culo en pompa...
Ni siquiera lo pensé...
Me levanté y sin dejarla reaccionar me puse detrás de ella y la agarré por las caderas.
Cuando intentó levantarse y protestar, casi con violencia puse una mano en su espalda y la obligué a volver a la posición que tenía antes...
Quietecita zorra...
¿Pero que demonios estás haciendo perro estúpido? ¿ Cómo te atreves? Te castigaré por esto...te arrancaré la piel a correazos...
Le di un fuerte azote en su nalga derecha, ante lo cual gritó...
Cállate...vas a probar tu propia medicina...y seguro que te va a encantar...
Se lo dije mientras le magraba el culo. Primero una nalga, luego la otra, con fuerza, amasándoselas con rudeza. Mi polla estaba durísima.
Intentó soltarse, pero yo era mucho más fuerte y con una mano pude dominar su pequeño cuerpo.
No hacía más que insultarme y decir que se vengaría, que me castigaría y cosas así. Yo no pude evitar reírme...
Me parece que no captas la situación...
Le dije mientras le daba un par de azotes más.
Ahora la perra vas a ser tú...
¡No! ¡ Te has vuelto loco! ¡ Déjame!
Otros dos azotes...
Me encantará estar azotándote hasta que no te calles y aceptes que te voy a follar ese hermoso culo. Así sabrás que sentía yo cuando penetrabas el mío con los consoladores...
Su actitud cambió. Se volvió suplicante...
Por favor dejame...
No le hice ni caso. La empuje contra la cama boca abajo y poniendo una mano sobre su espalda para que no escapase, levanté su falda hasta la cintura.
Ella siempre llevaba bragas en vez de tanga y aquello me daba un morbo especial. Cogí la prenda por ambos lados y tire fuertemente encajándola en la hendidura de su culo.
Se quejó y se revolvió, pero no dijo nada. Había dejado de protestar. Tal vez se había dado cuenta de que aquello era inevitable, o tal vez empezaba a gustarle el juego. El hecho es que cuando una fuerte y larga tanda de azotes calló sobre sus nalgas, no intentó escapar, aunque gritaba y lloriqueaba...
Mi polla estaba a reventar. Quería follarme aquel culo sin más demora, pero tampoco quería romperla o hacerle daño. Se lo prepararía tal y como hacía ella conmigo.
Alargué el brazo hasta la mesita de noche, donde ella guardaba la crema lubricante. La cogí y me puse un poco en el dedo índice.
Sepárate las nalgas con las manos puta...
Ella dudó un poco y emitió un sollozo. Pero tras unos segundos, echó sus manos hacía atrás y entreabrió un poco su culo.
Ábrelo totalmente, quiero verlo por completo...
Las separó totalmente...
Era maravilloso verla allí entregada y con su culo abierto para mi. Jamás pensé que iba a ser tan fácil.
Llevé mi dedo a su ano. Noté que se encorvaba un poco. Si, la crema estaba fría, lo sabía...Empecé a hacer círculos en torno y después fui presionando hasta que el dedo fue entrando rompiendo la resistencia de sus anillos...
Es mejor que te relajes, te será más fácil...¿ Qué se siente al ser tú la enculada, eh?
Por toda respuesta solo obtuve un sollozo...
Estuve un par de minutos follándola con el dedo, para pasar después a meter un segundo y un tercero. Este último costó que entrara, a pesar de la gran cantidad de lubricante que utilicé...pero al final acabó deslizándose bien...
Cuando ella notó la punta de mi polla en su agujero dispuesta a perforarlo, gimió y noté que temblaba ligeramente. Tenía miedo, pero en ningún momento intentó escapar.
Me costó mucho que aquel pequeño ( aunque ligeramente dilatado ) agujero albergara mi polla por completo. Le dolió bastante a juzgar por sus continuos quejidos y lágrimas. Pero no me detuve. Se la metí por completo y empecé a follarla, primero lentamente para que su ano se acostumbrara a mi verga y cuando esto ocurrió, con fuerza casi con furia.
La agarraba por la caderas o por el pelo para hacer que se moviera al ritmo de mis embestidas y de vez en cuando descargaba algún azote juguetón sobre sus nalgas...
Casi al final cuando, yo ya estaba a punto de correrme, ella empezó a moverse por si sola, así que mis manos se dedicaron a estrujar sus pechos y pellizcar sus pezones o a acariciar su coño y meter mis dedos en el...
Me corrí en un largo torrente dentro de ella. Todas mis frustaciones y toda mi obsesión con su culo, salieron junto a mi semen...
Cuando me separé de ella, no se movió. Vi como un pequeño hilillo de semen salia de su agujero. Pero ella no hizo nada. Ni siquiera me miró...
En aquel momento pensé que tal vez ella esperaba que yo hiciese algo para que lograse el orgasmo. Pero no me dio la gana hacerlo...
La había convertido durante un rato en mi perra y quería que siguiese siéndolo más tiempo, así que decidí dejarla como estaba, tal y como había hecho ella conmigo en muchas ocasiones...La dejaría excitada y sin poder masturbarse. Con el culo dolorido...
Unas pinzas en sus pechos...si, ¿ Por qué no ?
Mi tiempo como dominante había comenzado...
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