Ama Carmen 12: plan de divorcio.
Irma finalmente se decide y confirma a su Dueña sus deseos de separarse de su marido, con lo que esta toma cartas en el asunto y prepara un plan con el que su sumisa tenga un pretexto para divorciarse
Carmen se secó el pelo con rapidez después de darse una buena ducha a pie de playa para quitarse las partículas de arena que se habían quedado adheridas a su cuerpo. En aquella ocasión se había desplazado sola para darse un baño y pensar. Irma finalmente le había confirmado que deseaba dejar a su marido y por supuesto la joven Ama le iba a ayudar.
Hacía más de una semana que su sumisa más madura le había expresado su deseo, pero Carmen aún no había movido ni un dedo para hacer pecar a Francisco y que este estuviese en una situación de debilidad en el divorcio. No lo había hecho, no porque no pudiese, sino porque deseaba seguir sometiendo a su maestra con su marido cerca, poniéndole unos cuernos cada vez más grandes.
Aun así Gema y Vanesa ya tenían órdenes de ir seduciendo poco a poco al hombre, pero sin llegar a mayores. Límite que iba a ser suprimido aquel mismo día, permitiendo a una de sus dos sumisas que se lo llevase a la cama.
Carmen, que sabía que sus dos esclavas no tardarían en despertarse para ir a darla los buenos días se encaminó hacia el hotel para invadir la habitación Gema y Vanesa.
Pese a que la habitación tenía dos camas y tenían sus vaginas bloqueadas por Carmen, para que ambas estuviesen más ansiosas de sexo, las dos sumisas acostumbraban a dormir juntas y desnudas.
La joven Ama se acercó sigilosa a los cuerpos de las jóvenes: ambas estaban destapadas, Gema colocada delante de Vanesa y está pasaba su brazo por encima de su compañera sumisa, con sus pechos pegados a la espalda de la sumisa más liviana.
Carmen, al ver que el despertador estaba a tan solo un minuto de sonar se apresuró a desenchufarlo para que no alterase el despertar de sus sumisas, del cual se iba a encargar ella misma.
La joven Ama, que llevaba con ella siempre en un collar las llaves que abrían los candados que mantenían sellados los sexos de sus sumisas, se lo quitó para acercarse primero al pequeño sexo de labios rosados de Gema, el cual no tardó en liberar sin despertarla dejando ligeramente abiertos los labios de su vagina y asomando el pequeño clítoris que escondía.
Carmen, a la que no le habría importado lamer el sexo de su sumisa tuvo que desechar aquella idea, ya que la posición en la que estaba era muy compleja para aquello sin despertar a sus dos esclavas, y desde luego quería darlas una sorpresa a las dos.
El Ama finalmente se decantó por tumbarse junto a Gema y besar los pequeños y suaves pezones rosados de su sumisa mientras que usaba un par de dedos para estimular el clítoris de la chica, partes que no tardaron en ponerse duras y provocar el dulce despertar de Gema que se sorprendió al ver lo que hacía su Ama.
- Buenos días, amor- dijo Carmen en un susurro acercando sus labios hasta los de la recién despertada. La chica normalmente trataba así a sus esclavas salvo que estas se ganasen, o Carmen considerase que necesitaban, un castigo. Eran un par de buenas y fieles esclavas y no le importaba mostrarse cariñosa con ellas.
- Buenos días Ama- dijo la chica que aún no había salido de su asombro- ¿Qué hace aquí?
- Como siempre me despertáis tan bien y hoy me he despertado muy pronto he decidido despertaros yo hoy- explicó en un susurro- ¿te ha gustado?
- Mucho Ama- dijo la sumisa exultante de alegría.
- Genial, ahora sal de la cama despacio que voy a despertar a Vanesa- Gema nada más lo escuchó comenzó a deslizarse lentamente por la cama para salir de ella- si hubieses estado en mejor posición te habría comido el coñito ¿te vas a sentir mal si a ella la como ahí?
- No Ama- dijo la chica rápidamente negando con la cabeza- Vanesa es una buena sumisa para usted y una compañera estupenda conmigo, creo que se lo merece, hace ya mucho que sabemos que ama a todas sus sumisas por igual, y de verdad se lo agradezco- dijo Gema un poco emocionada, provocando la sonrisa de la Dominante.
- No tienes que agradecerme nada tontita- dijo Carmen agarrándola por la nuca para acercarla a ella y darle un suave beso en los labios- eres una sumisa de 10 al igual que Irma y Vanesa.
Carmen, que sabía que el sueño de su esclava más voluptuosa era algo más pesado que el de Gema hizo que la Dominante fuese con menos cuidado de lo que había ido con la anterior despertada.
Fue muy fácil quitar el candado que mantenía los oscuros labios vaginales de Vanesa cerrados y separarlos suavemente con los dedos para que saliera el rosado clítoris de la muchacha y Carmen pudiese comenzar a lamerlo.
La joven Dominante, que también deseaba poder ver el rostro de su sumisa al despertarse, se tuvo que aguantar sin poder verla, ya que los enormes y bronceados pechos de Vanesa, se interponían en su visión y tan solo podía ver un poco del rostro de su sumisa por al canalillo de sus grandes senos.
Vanesa, que desde que era sumisa nunca había sido despertada de aquella forma abrió los ojos lentamente hasta que finalmente se dio cuenta de que no era un sueño, momento en que se incorporó de golpe y miró como su Ama tenía su lengua metida dentro de su sexo.
- Debo estar soñando- dijo la sumisa sin dar crédito a lo que veía. Carmen sacó su boca del sexo de la esclava y rio encantada.
- Te lo has ganado, eres una buena esclava y por un día que te dé un premio no pasa nada- comentó la chica- además esta tarde tenéis una misión que hacer.
Carmen, que llevaba unos días calculando el plan que iba a utilizar para que Francisco cayese en la tentación, comenzó a enumerar las misiones. Primero Vanesa tenía que encargarse de seducirlo y llevarlo a la habitación de Irma y estar follando con él desde las 6 a de la tarde hasta que apareciese Irma para pillarlos. Gema por su parte se encargaría de llevarse a Fernando, el hijo de la pareja que se disponía a romper. El niño no tenía culpa alguna de que su madre fuese una sumisa entregada y su padre un mujeriego, con lo que Carmen había pensado en él para que este no tuviese que ver la escena que se iba a producir.
- Mientras cada una esté con lo suyo yo estaré en mi dormitorio dando caña a Irma- dijo mientras miraba primero a Vanesa y luego a Gema- estás enfadada porque he elegido a Vanesa para que lo seduzca y a ti te toca hacer de niñera ¿a que sí?
- Sí Ama, yo creo que también podría hacerlo- dijo la chica que tenía orden de su Ama de contestar con sinceridad a todo lo que le preguntase.
- Él está más interesado en Vanesa, no hay más que ver como la mira, está deseando tener estas tetazas entre sus manos para estrujarlas, morderlas y lamerlas- dijo Carmen abalanzándose sobre Vanesa y apretando los enormes pechos de su sumisa- Y pese a que sé que tú podrías seducirlo también el que lo haga Vanesa me da una garantía de éxito mucho mayor.
- Sí Ama, lo entiendo- dijo la sumisa en voz baja.
- Tú procura hacer bien tu tarea y ya me ocuparé yo de premiarte- dijo Carmen sonriendo para dulcificar un poco el segundo plano al que había relegado a Gema.
Ya por la tarde, después de una larga siesta que terminó a las 5 en punto de la tarde Vanesa salió a por su presa mientras que Gema y Carmen caminaron hasta la entrada del hotel, lugar donde esperaban Fernando y su madre. Irma sonrió contenta de ver a su Ama y se acercó a ella todo lo que la fue posible, mientras que Gema se encargaba de distraer al niño.
- Pareces un poco nerviosa, zorrita- dijo Carmen en un susurro sobre el oído de su esclava.
- Lo estoy Ama, es que después de esto no habrá vuelta de hoja.
- ¿Te quieres echar atrás?- preguntó Carmen que aún podía abortar la operación.
- No Ama- dijo la sumisa- deseo quitarme los grilletes del matrimonio para estar con usted.
- Me parece bien, pero los grilletes que te pondré yo luego también serán pesados.
- Me encantará llevarlos Ama- dijo la mujer que se veía muy excitada.
- Pues vamos a disfrutar de estos últimos minutos que quedan de tu vida feliz y aburrida de casada- dijo Carmen sonriendo.
Irma al oírlo se acercó a su hijo para decirle que se iba a ir a un museo con Carmen, oferta que estaba segura de que este no aceptaría ya que Irma, aún habiéndole intentado inculcar cultura desde el día en que nació este se sentía mucho más interesado por otras actividades.
Carmen mientras tanto se ocupó de recordar a Gema que si tenía cualquier problema con el niño no dudase en llamarlas, aunque esta le aseguró que sabría apañárselas.
Después de que cada una diera sus instrucciones, la profesora-sumisa y la alumna-Dominante subieron rápidamente hacia la habitación de Carmen, habitación en la que una vez dentro Carmen se encargó de echar en pesillo para que nadie pudiese entrar o salir.
- ¡Fuera la ropa ya!- ordenó Carmen con la severidad que a veces le caracterizaba.
Irma, que tan solo llevaba unos pantalones cortos holgados, y un top de tirantes de color azul obedeció, quedando totalmente desnuda en cuanto se liberó de estas dos prendas y de las chanclas.
- ¡Pero serás zorra, ibas sin ropa interior con tu hijo!- dijo Carmen entre sorprendida y encantada- menos mal que aún no tiene edad para darse cuenta de esas cosas- dijo el Ama acercándose a su sumisa para tirarla sobre la cama- como tampoco tiene edad para darse cuenta de lo puta que es su madre- dijo clavando sus rodillas en el colchón, quedando su trasero sobre el duro y moldeado abdomen de la madura sumisa.
- Si mi Ama, soy una puta deseosa de ser útil a mi Dueña- dijo la mujer mirando fijamente a su Dominante, poniendo un gesto de dolor al sentir como Carmen cogía los duros pezones marrones de esta y los estrujaba con fuerza.
- Pues me alegro de que tengas tantas ganas de servirme porque no vas a tener orgasmo hasta que montes el numerito a tu marido- dijo Carmen levantándose del abdomen de su sumisa para comenzar a buscar sus juguetes sexuales favoritos.
Carmen, como primera medida, ató las manos de su sumisa a la cama dejando sus extremidades sobre su cabeza. A la Dominante le encantaba tenerla sometida mediante restricciones física, quedando las zonas más sensibles del cuerpo de su maestra a su merced. Una vez se encargó de las manos el Ama no tardó en hacer lo mismo con las piernas, aunque a diferencia de las extremidades superiores estas las ató dejando las piernas lo más abiertas posible.
La joven Ama, como de costumbre comenzó acariciando las mejillas de la mujer, para lentamente bajar a sus pechos y masajearlos hasta que estuvo totalmente relajada, momento en que Carmen estiró su mano para coger un par de pinzas de la ropa que habían encima de su mesilla y atrapar los duros pezones de Irma con ellas. La sumisa gimió de dolor pero no tardó en calmarse mientras que su Señora se encargaba de estimular su sexo.
La vagina de Irma, que ya estaba caliente y mojada, antes de que Carmen comenzase a tocarla, comenzó a ponerse más y más mojada, al tiempo que su clítoris rosado comenzaba a ganar dureza. Carmen lo miró divertida y lo estimuló hasta que consideró que ya estaba lo suficientemente duro como para recibir una pinza, momento en que Irma gimió con fuerza de dolor: la sumisa no estaba habituada a recibir pinzas en aquella zona tan íntima de su cuerpo.
La joven Ama, para acallar los suaves quejidos de dolor de su sumisa se incorporó sobre la cama y con tan solo un paso se colocó a la altura de la cara de Irma, lugar donde puso su pie derecho, moviéndolo lentamente para que la sumisa invirtiese el tiempo en que protestaba en lamerla los pies. La sumisa, esperanzada con que si era buena dejaría el dolor para sustituirlo por placer, lamió con pasión los deditos de los pies de su Dominante.
- Eres una perra en celo y me estás calentando mucho- dijo Carmen moviendo su pie por los pechos de la sumisa, golpeando con suavidad las pinzas que tenían dolorosamente apresados los pezones de Irma- ¿quieres probar una zona más dulce de tu Ama?- preguntó la chica quitándose os pantaloncitos cortos y el sostén que llevaba, quedando tan solo con un pequeño tanga ante la mujer.
- Sí Ama se lo ruego- dijo Irma excitada.
Carmen, sintiéndose poderosa al tener a su propia profesora de facultad mendigándola un poco de sexo se acuclilló sobre la cara de Irma, pero dejando su vagina a una distancia que la docente no podía alcanzar, aún así la sumisa estiró el cuello y la lengua todo lo que la fue posible, motivándose aún más cuando la Dominante dejó que comenzase a lamer su sexo con la puntita de la lengua.
Poco a poco la joven Ama fue dejándose caer sobre el rostro de Irma, hasta que finalmente se sentó sobre él, colocando sus nalga sobre las mejillas y frente de su sumisa y su sexo sobre su boca, pudiendo así jugar con las pinzas que castigaban los pechos de la sumisa.
La chica gozó una barbaridad utilizando las pinzas del cuerpo de su esclava para que esta fuese más rápido o más despacio. Irma era muy fácil de controlar, si se la apretaba con mas fuerza tanto las pinzas de sus pechos como la de su sexo esta lamía mucho más rápido, si por el contrario se la retiraba una de las pinzas y se acariciaba la zona presionada la sumisa seguía lamiendo pero con mayor suavidad.
La joven Ama mantuvo a su sumisa entre caricias y dolor hasta que esta finalmente alcanzó un orgasmo salvaje de la cada vez más hábil lengua de Irma, que recibió sus fluidos con gusto, abriendo exageradamente la boca para poder saborear cuando más néctar de su Ama mejor.
- ¿Qué sientes recibiendo mis fluidos ahora que seguramente tu marido está follando con Vanesa?- preguntó Carmen mirando a su sumisa con su carita empapada.
- Me siento bien Ama- contestó la mujer sinceramente- esta es la llave para una vida de mayores satisfacciones- aseguró la sumisa.
- Sí, tú serás mi esclava a tiempo completo y podrás ser sometida en cualquier momento del día- dijo Carmen sonriendo ante las infinitas posibilidades que aquello abarcaba.
Una vez terminó de deleitarse con la lengua de la sumisa, Carmen se incorporó y comenzó a desatar a su esclava, ante lo que esta puso mala cara, ya que no deseaba terminar con la sesión tan pronto, aun así no expresó aquella opinión en voz alta y fue a lavarse la cara mientras que Carmen preparaba unos juguetitos para Irma.
- ¡Sobre la cama, exponiendo tus agujeritos, ya!- ordenó Carmen en cuanto su esclava salió del baño, mandato que la sumisa obedeció al momento colocándose en cuatro patas, con las piernas bien separadas.
Lo primero que la joven Ama colocó sobre el excitado cuerpo de su sumisa fue una pinza de presión, la cual tenía pequeños dientecillos metálicos que se hincaron con saña sobre el rosado clítoris de la sumisa, que para no gritar hundió su cara en la almohada. Carmen sonrió complacida de las habilidades de su último juguete, pero aún con eso no consideraba que el dolor que Irma estaba sufriendo fuse suficiente, con lo que sacó un pequeño consolador anal de la sumisa recibió sin problemas, tenía un ano elástico y cada vez más habituado a aquella clase de penetraciones, lo que no esperaba fue lo siguiente.
Carmen agarró una goma que introdujo por un agujero que había en la base del consolador, colocando el otro extremo en una pelota de goma que comenzó a estrujar con la mano para que llevase aire al dildo que se hallaba en el ano de su sumisa para que aumentase de tamaño.
Cuando Carmen sintió que no podría hincharse más sin producir un daño importante a su sumisa dejó de enviar aire al dildo, y entregó a su esclava su ropa para que se la pusiese. Las dos mujeres salieron de la habitación después de aquello, Carmen con una sonrisa en los labios e Irma con una mueca de dolor.
- Esa es la carita que quiero ver- dijo Carmen para a continuación pegar el oído a la puerta de la habitación de Francisco y escuchar los jadeos de la pareja- aprovecha el dolor que te están dando mis juguetitos para hacer una mejor interpretación.
- Sí Ama- dijo la sumisa sacando la llave de su bolsillo para abrir la puerta con las manos temblorosas.
Carmen que tan solo se asomó para ver lo que sucedía, después de escuchar el grito de Irma, se encontró con Vanesa cabalgando con energía sobre la verga del hombre, que se presumía bastante grande si estaba en consonancia con los grandes testículos que golpeaban una y otra vez contra las duras nalgas de la joven tetona.
- ¡¿Se puede saber que pasa aquí, cabrón?!- preguntó Irma sin contener su ira viendo como su marido se ponía pálido y soltaba las grandes tetas de su cabalgadora.
- Yo… cariño…- dijo el hombre desconcertado.
- ¡No me llames cariño, hijo de puta!- gritó la mujer haciendo una interpretación formidable- ¿Cuánto llevas poniéndome los cuernos?
- Es la primera vez lo juro, no volverá…- pero el hombre no pudo decir nada ya que Irma se lanzó contra Vanesa para intentar tirarla del pelo, rabiosa. Carmen que había instado a sus sumisas a que se pegasen delante del hombre se encontró con que este se colocó delante de la joven, provocando las lágrimas de Irma que salió corriendo de la habitación.
- Mira que hay hombres en el hotel que has tenido que elegir al de nuestra profesora- dijo Carmen mirando a su sumisa con decepción para ir detrás de Irma que la esperaba a la puerta de su habitación.
Carmen abrió la puerta y su sumisa entró rápidamente para secarse las lágrimas de cocodrilo que acababa de derramar, para mirar a su Ama con una sonrisa en el rostro, con aquello será muy fácil dejar a su marido con un pretexto.
- Quítate la ropa, que te daré tu recompensa- dijo Carmen satisfecha con su esclava- has hecho una interpretación estupenda.
- Gracias Ama- dijo la sumisa mientras se quitaba toda la ropa para a continuación arrodillarse y besar los deditos que asomaban de las sandalias de su Dueña- gracias por sacarme de esta vida aburrida y acogerme a sus pies Ama.
- Estupendo, ahora ponte delante de la puerta a cuatro patas mientras me preparo para darte un buen orgasmo- comentó la Dominante cerrando con pestillo la habitación ya que sabía que Francisco no tardaría en presentarse ante su puerta con la intención de recuperar a su mujer.
Carmen que, antes de salir con Irma para que pillase a su marido, había dejado su arnés favorito preparado, se quitó los pantaloncitos que llevaba y se lo enfundó, saliendo de entre sus piernas un grueso y largo falo de color rosa, con infinidad de muescas que se ajustarían y darían un gran placer al interior de la mujer.
Irma se deshizo de placer en cuanto notó como el consolador se adentraba con rapidez en su sexo y pese a que la pinza, que aún aprisionaba su clítoris, y el dildo hinchable seguía molestándola en el ano, tuvo que ponerse las manos en la boca para no gemir de placer.
- ¡Irma, sé que estás ahí!- gritó Francisco desde el otro lado de la puerta.
- ¡Vete a follar con tu puta, cabrón!- gritó la mujer- ¡No quiero volver a verte!
- Vamos Irma, sal y hablemos, por favor- pidió el hombre tratando de arreglar las cosas con su mujer.
- ¡No hay nada de que hablar!- gritó la mujer quebrándosele la voz al final debido a las rápidas embestidas de Carmen, que estaba excitándose oyendo a su sumisa tratar así a su marido para entregarse netamente a ella.
La conversación duró unos minutos en los que Francisco trataba de apaciguar a su mujer y esta le contestaba constantemente con insultos y descalificaciones. Tiempo que Carmen dedicó a continuar follando el mojado sexo de su sumisa hasta que finalmente comenzó a notar que la voz de esta salía más quebrada de lo habitual, debido al placer. Temiendo que Francisco pudiese descubrir el pastel agarró una de sus sandalias y la metió en la boca de Irma para que mantuviese silencio.
- Francisco, creo que deberías irte y dejar a Irma un rato, está muy dolida contigo- dijo Carmen embistiendo con mayor lentitud para que no se la notase el agotamiento en la voz.
- No me pienso mover de aquí hasta que no hable con Irma- dijo el hombre firmemente.
- Muy bien, espera a ver si la puedo convencer- dijo Carmen con una sonrisa comenzando a follar con más violencia y rapidez el sexo de su sumisa.
La Dominante, a la que le daba un gran morbo estar follándose a la esposa de aquel hombre, estando él al otro lado de la puerta, sin que siquiera se imaginase lo que estaba sucediendo, a tan solo un par de metro de él, provocó que Carmen le pusiese aún más ganas a la follada y no parase hasta que sintió como el cuerpo de su sumisa comenzaba a convulsionarse, momento en que la penetradora sacó el arnés de golpe para que un par de chorros de fluidos saliesen del sexo de Irma y esta se dejase caer en el suelo totalmente agotada. Carmen sonrió y le acarició la cabeza con dulzura.
- Vete a la ducha mientras me ocupo de tu marido- dijo Carmen a su sumisa en un susurro mientras se quitaba el arnés y comenzaba a enfundarse de nuevo sus pantaloncitos cortos.
Una vez la Dominante se encargó de quitar del cuerpo de su profesora todos los juguetes que había puesto en él, y los guardó para que el marido de Irma no pudiese localizarlos, abrió la puerta de la habitación encontrándose al furioso hombre ante ella.
- Irma no quiere verte, me ha dicho que quiere que te marches ya, que ya hablaréis cuando regrese de vacaciones- dijo Carmen con firmeza.
- ¡No me voy a marchar sin verla!- dijo el hombre intentando pasar, pero encontrándose con Carmen en su camino, a la que trató de empujar para abrirse paso, pero dejó de hacerlo cuando un duro pie golpeó por su espalda una violenta patada entre sus piernas, haciendo que el hombre cayese al suelo arrodillado con las manos sobre su entrepierna.
- ¡Ni se te ocurra tocar a mi amiga!- dijo Vanesa con una sonrisa dedicada a su Ama, a continuación la rubia voluptuosa agarró con fuerza la nuca del hombre y lo quitó de en medio para colocarse delante de Carmen para protegerla si era preciso.
- Desde mi ventana se puede ver tu coche- dijo Carmen mirando con fijeza al rostro enrojecido del hombre- quiero que desaparezcas con él en menos de 15 minutos o llamaré a la policía.
- Por favor… déjame hablar con Irma…- pidió el hombre de nuevo, ya en una actitud mucho más sumisa.
- Hablarás con ella cuando hayas llegado a tu casa- dijo Carmen- llamarás desde tu teléfono fijo a su móvil, seguro que entonces ya se le ha pasado un poco el enfado de verte follando con una de su alumnas- dijo Carmen sabiendo que si lo hacía así tendría la certeza de que Francisco no volvería a personarse en Castellón al día siguiente, ya que era un viaje bastante largo y cansado- y no pienses en volver a buscarla porque te juro que si lo haces llamaré a la policía.
- ¿Y a ti que te importa todo esto?- preguntó el hombre volviendo a mostrar una actitud desafiante mientras trataba de incorporase lentamente. Vanesa al oír la forma poco respetuosa que tenía de dirigirse a su Ama volvió a cargar la pierna para darle otra lección, pero el hombre retrocedió temeroso con las manos en sus testículos.
- Irma es mi profesora y una buena mujer, no se merece tener a un marido patético como tú que la mete en cualquier coño cuando ella no está- dijo Carmen mirándole con enfado.
- Nunca antes había hecho una cosa así- se defendió el hombre.
- Eso cuéntaselo al juez- dijo agarrando a Vanesa por el hombro y tirando de ella para meterla en la habitación y dar con la puerta en las narices a Francisco.
Una vez hecho aquello Carmen cerró con pestillo la habitación y se colocó junto a su sumisa en la ventana para ver si Francisco hacía caso a su amenaza o por si por el contrario tendría que llamar a la policía para denunciar aquella infidelidad. La duda no duró mucho rato ya que al hombre tan solo le hicieron falta diez minutos para salir del hotel con su maleta, meterla en el maletero de su coche y salir rápidamente del parking con el que contaba el lugar de vacaciones. Carmen sonrió satisfecha cuando el coche de Francisco se perdió de vista y dio un beso en los labios a Vanesa.
- Has hecho un trabajo excelente, mi putita.
- Muchas gracias Ama- dijo la sumisa contenta de que todo hubiese salido bien.
- También veo que las clases de defensa personal han sido una gran inversión- comento sonriendo- me has defendido muy bien, gracias.
- No ha sido nada, Ama, la que si que las está sacando partido es Gema, ese hombre no sabe de la tunda de la que se ha librado, llega a ver Gema como le ha empujado ese hombre y habría tenido que salir en camilla- comentó devolviendo la sonrisa a su Dominante.
- ¡Impresionante, putitas y guardaespaldas, que afortunada soy!
Continuará…
Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com