Ama Carmen 11: Iniciando las vacaciones.
Carmen prepara unas vacaciones con sus sumisas Gema y Vanesa en el mismo lugar en el que su profesora-esclava está pasando sus días de descanso junto con su familia
Reunidas, de una parte Dña. CARMEN mayor de edad y en plenas facultades mentales (en adelante, la DOMINADORA) y, de otra, Dña. CATALINA mayor de edad y en plenas facultades mentales (en adelante, la SUMISA A PRUEBA), proceden a la aceptación del presente contrato, fundamentado en las siguientes cláusulas:
a) La DOMINADORA y la SUMISA A PRUEBA aceptan protagonizar juegos de dominación/sumisión, siempre dentro de las limitaciones que consensuarán en el presente contrato, con la posibilidad de que cualquiera de ellas interrumpa dichos juegos en el momento que consideren oportuno.
b) La confidencialidad de los citados juegos y de la vinculación entre una y otra protagonistas es condición COMPLETAMENTE necesaria desde su inicio y en un futuro a medio y largo plazo. Nadie podrá conocer lo que sucede en unas sesiones que serán estrictamente PRIVADAS.
c) La DOMINADORA se compromete a someter a la SUMISA A PRUEBA, sin provocarle mayor dolor que el que esta última pueda soportar, teniendo en cuenta que se trata de una relación basada en la curiosidad de la segunda, quien ha solicitado esos servicios a modo de probatura.
d) La DOMINADORA guiará a la SUMISA A PRUEBA en los juegos que experimentarán, pero sin excederse de unas simples prácticas sexuales, apartadas de aquellas denominadas como sexo duro, detalladas en el siguiente apéndice.
c.1) No se podrán poner en práctica ni castigos físicos que puedan dejar marcas o señales, del mismo modo que tampoco se podrá tatuar o pintar el cuerpo de la SUMISA A PRUEBA, sin su expreso consentimiento, ni añadirle pírsines o perforaciones de algún tipo.
c.2) La DOMINADORA no podrá incluir juegos relativos al exhibicionismo público, la zoofilia, la coprofagia, la lluvia dorada u otras similares.
c.3) Tampoco será admisible incluir a terceras personas en las prácticas acordadas, además de mantener una indispensable discreción, descartando de plano la grabación de cualquiera de las sesiones, sea mediante audio o vídeo.
e) La DOMINADORA se interesará por los deseos de su compañera de juegos, para garantizar que no le causará daños psicológicos una vez avanzadas las sesiones. Será cuidadosa y le consultará si alguna práctica es dudosa de ser aceptada por los límites del presente acuerdo contractual.
f) La DOMINADORA será responsable de la estabilidad emocional de la SUMISA A PRUEBA, una vez que ambas aceptan que solo la curiosidad hace posible su participación en las sesiones referidas. La dominación de la primera sobre la segunda solo durará lo estrictamente imprescindible para provocar una satisfacción sexual en ambas,
g) Por supuesto, quedan totalmente salvaguardados tanto el patrimonio económico de la SUMISA A PRUEBA, como su actividad profesional, que será prioritaria, tanto a efectos de horarios como de inicio o final de las sesiones.
h) La SUMISA A PRUEBA debe expresar de viva voz su voluntad de seguir en cada momento. Si esa voluntad no es comunicada, los juegos se suspenderán de inmediato.
i) La SUMISA A PRUEBA es una mujer independiente y con plenos derechos, que solo admite su participación en los juegos pactados en el siguiente contrato, con la inflexible condición de que su condición de esclava será fingida y tendrá una caducidad en el tiempo.
j) La SUMISA A PRUEBA contará con todas las garantías de que no será utilizada en su contra ninguna de las aseveraciones que realice en el transcurso de los juegos pactados. De igual forma, no tendrá efecto alguno cualquier propuesta o actitud asumida a lo largo de las sesiones.
k) Cualquier utilización de consoladores o juguetes sexuales, deberán ser consensuados con anterioridad por ambas partes y la SUMISA A PRUEBA tendrá derecho a impedir la utilización de cualquiera de ellos que le resulten incómodos, aún después de haberlo aprobado para su uso.
l) La SUMISA A PRUEBA podrá manifestar en cualquier momento su incomodidad derivada de las actitudes o lenguaje utilizado por la DOMINADORA, en el transcurso de la relación. Esa desaprobación será suficiente para interrumpir en ese mismo instante las sesiones.
m) La SUMISA A PRUEBA no podrá ser obligada a realizar tareas que impliquen un esfuerzo físico, a menos de que sean pactadas con anterioridad. Pero en todo caso, no podrá ser considerada como una criada, limpiadora o asistenta y, mucho menos, producir un rendimiento económico con su trabajo.
n) La SUMISA A PRUEBA tiene la potestad de poner fin a la vinculación contractual en cualquier momento convirtiendo el documento en vinculante para la DOMINADORA, que no podrá intentar captarla nuevamente.
AMBAS PARTES otorgan su beneplácito y visto bueno al acuerdo alcanzado, adelantando que cualquier modificación necesitará una nueva firma, tras consenso, antes de incorporarse al presente acuerdo contractual.
- Bueno chicas, ¿qué os parece el contrato que me ha mandado Catalina?- preguntó Carmen desde el asiento trasero del coche, una vez terminó de leerlo para que Vanesa y Gema le diesen su opinión.
- Creo que pide demasiadas cosas, Ama- dijo Gema centrada en la conducción.
- Yo pienso que debería devolver ese contrato a esa zorrita enana y decirla que no es usted la que tiene que servirla a ella sino al revés ¿Qué es eso de hasta que las dos quedemos sexualmente satisfechas?- preguntó indignada, cosa que a Carmen le gustó, le encantaba ver como sus sumisas defendían sus intereses.
- Vamos chicas, no os enfadéis- dijo Carmen sonriente- ¿Y lo divertido que va a ser cuando esa zorrita se dé cuenta de que necesita ir más allá para sentir verdadero placer y me tenga que suplicar por modificar el contrato?
- ¿Usted cree que esa chica va a querer ir tan lejos, Ama?- preguntó Gema.
- No lo creo, lo sé.
Después de casi cuatro horas de viaje desde que salieron de casa, el Ama y sus dos sumisas llegaron su lugar de destino: el hotel en primera línea de playa de Castellón en el que pasarían las siguientes dos semanas.
Tanto Vanesa como Gema, que sabían muy bien de sus funciones, salieron rápidamente del coche para sacar del maletero las dos grandes maletas en las que se hallaba toda la ropa ligera que usarían durante su estancia.
Carmen por su parte se adentró en el hotel para reclamar sus habitaciones, una doble en la que dormirían Vanesa y Gema y otra individual que sería el lugar en el que Carmen se hospedaría. La joven Dominante indicó a sus sumisas que la siguiesen, cuando estas entraron en el hall del hotel, portando en sus manos las llaves de la habitación 415 y 416.
La elección de las habitaciones no había sido algo al azar, Carmen se había encargado de que tanto ella como sus sumisas estuviesen cerca de la habitación 410, lugar en el que se hospedaba Irma, su sumisa más madura y profesora de facultad, junto a su marido y a su hijo de 8 años.
Las tres chicas, que estaban ansiosas de comenzar sus vacaciones de verdad, no tardaron en ponerse algo más cómodo que la ropa que habían llevado durante el viaje. Carmen se enfundó unos pantaloncitos cortos ajustados de color azul, bajo el que se ocultaba un tanga de color rojo, y un ligero sostén también rojo para hacer juego. Gema y Vanesa siguieron un patrón de vestimenta similar al de Carmen, siendo Vanesa la excepción, que escondió sus enormes pechos bajo una camiseta de manga corta que la dejaba el ombligo al aire.
Carmen avanzó segura hacia la playa con rapidez, seguida de Gema y Vanesa que llevaban las bolsas con las cosas que necesitarían una vez allí, el sol brillaba con fuerza pero ninguna de las tres tenía que preocuparse en exceso por aquello, ya que sus pieles estaban bastante bronceadas, especialmente la de Vanesa.
La joven Ama sonrió vivamente cuando vio dos cosas que le alegraron mucho: primero que no había mucha gente en la playa y que no habría problema para colocar sus tres toalla juntas y segundo y mucho más importante, había huecos a ambos lados de Irma y su familia que se habían situado bastante alejadas del agua.
- ¡Hola profe!- saludó Carmen sonriendo a su maestra-sumisa que llevaba un bañador negro de una pieza que era bastante menos provocativo que el que habría seleccionado si hubiese sido Carmen la que la hubiese llevado y no su marido.
- ¡Carmen!- dijo la mujer fingiendo sorpresa ya que sabía perfectamente que su Ama iba a pasar las vacaciones en el mismo lugar que ella- ¡Que coincidencia!
Irma no tardó en presentar a las tres jóvenes a su marido, un hombre de cerca de 40 años, piel morena, pelo corto y castaño y bastante delgado. El marido de Irma se levantó también educadamente para dar un beso en las mejilla a cada una de las recién llegadas.
Carmen participó, como Gema y Vanesa, en la colocación de las toallas y en la posterior repartición de crema solar por sus cuerpos, untándose las espaldas las unas a las otras. A la joven Ama le gustó ver los rostros de la pareja que tenían al lado: Irma miraba envidiosa de no poder gozar junto a su Ama teniéndola tan cerca, y su marido miraba disimuladamente a las jóvenes como embadurnaban sus suaves y cuidados cuerpos de crema solar, especialmente el de Vanesa.
Francisco, el marido de Irma, no tardó en levantarse educadamente para ir a por unos refrescos, ofreciendo amablemente comprar algunas latas de más para las alumnas de su mujer, oferta que las tres aceptaron con una sonrisa.
- Sacad al niño de aquí que me apetece charlar con Irma- susurró Carmen a Vanesa y Gema, haciendo que las dos chicas se levantasen de sus toallas para coger un disco de plástico y ofrecerse a jugar con el niño.
Fernando, que así se llamaba el niño, aceptó encantado la sugerencia de las dos chicas y salió corriendo con el frisbi en la mano para darse la vuelta a muchos metros de su madre y observando la colocación de Gema y Vanesa. Carmen no tardó en dejar de prestarles atención y concentrarse en la sumisa que se había encargado de dejar sola.
- Vaya bañador te has puesto, tapa demasiado ¿no crees?-preguntó Carmen con una sonrisa acercándose a su profesora.
- Sí Ama, pero no quería ponerme algo inadecuado delante de mi hijo- explicó la sumisa rápidamente, Carmen rio.
- Claro mujer, lo entiendo perfectamente, aunque te veo un poco nerviosa, pensé que te apetecía que tu Ama pasase las vacaciones cerca de ti- dijo con media sonrisa.
- Sí Ama, me apetece mucho- dijo la mujer rápidamente pensando que su Dominante podía malinterpretar sus palabras- lo que pasa es que pensaba que no se descubriría Ama, y que me sometería en secreto.
- Me parece más morboso así, mi zorrita madura- contestó Carmen acercándose despacio a la sumisa con la intención de dar un beso en los labios a Irma, pero parando al estar a un palmo para dirigirse al oído de esta- lo siento esclava- susurró sobre la oreja derecha- pero me temo que ahora mismo no podemos, tu marido ya viene por allí- Irma miró a su Ama con cara de decepción, lo que hizo sonreír a Carmen- Se me está ocurriendo algo morboso ahora mismo, si quieres que te someta sígueme el juego.
- Sí Ama, estoy deseosa- dijo en un susurro ya que su esposo estaba tan solo a diez pasos de ellas.
Francisco entregó un par de latas a su mujer y a Carmen, y llamó a Fernando para ofrecerle otra antes de que esta se enfriase. El niño salió corriendo para tomar la refrescante bebida con Gema y Vanesa detrás, que compartieron una lata.
- ¿Y cómo es que vienes a la playa si no sabes nadar, profe?- preguntó Carmen a la mujer que se sonrojó un poco.
- Bueno a mi me gusta estar siempre con los pies en la tierra, siempre me meto por donde no cubre- explicó a su Ama.
- ¿No será que tienes miedo a meterte más allá?- preguntó levantándose de su toalla- Bien profe, hoy se acabarán tus temores, te voy a enseñar a nadar.
Irma la siguió el juego, se levantó y caminó detrás de Carmen entre la gente, hasta que los pies de ambas fueron mojados por la fría agua del mar.
Las dos siguieron avanzando sin temor hasta llegar a la zona en la que el agua las cubría casi a la altura del pecho, momento que Carmen no desaprovechó para agarrar a la sumisa por las espalda y posar sus manos sobre los firmes pechos de Irma, que eran el fruto del duro trabajo de gimnasio al que esta se estaba sometiendo para agradar a su Ama.
- Se te han puesto las tetas bien duras- comentó Carmen- pero aún así siguen siendo muy sensibles ante mis caricias, mira como se te han erizado los pezones- dijo Carmen riendo y tocando suavemente los erectos pezones de su sumisa que hacía todo lo que podía por no gemir de placer por temor a que algún otro nadador descubriese lo que estaban haciendo debajo del agua.
Irma, olvidando su posición de sumisa por un instante, pasó sus manos por las caderas de Carmen para estirarlas un poco más y plantarlas sobre las duras nalgas de la Dominante, la cual no estuvo conforme con aquello y se lo hizo saber a su esclava dando casi una vuelta completa a los duros pezones de Irma, que en aquella ocasión no pudo evitar soltar un quejido de dolor.
- ¿Qué crees que haces, puta?- preguntó Carmen en un susurro al oído de la sumisa- mueve los brazos como si nadaras, no queremos que tu marido sospeche. Y no olvides que aquí mando yo, me tocarás cuando y como yo te diga que lo hagas.
- Sí Ama, lo siento, no sé que me pasó- dijo Irma excitada por que su Dueña le atase tan en corto.
- Yo sí sé lo que te pasa, que eres una zorra caliente necesitada de placer mezclado con humillación y castigos de manera constante- le susurró Carmen mientras metía su mano derecha entre las piernas de Irma, debajo del bañador de esta, pera comenzar a estimular el clítoris de la esclava.
Siguieron fingiendo las clases de natación durante muchos minutos en los que Carmen no dejó de sobar y pellizcar el cuerpo duro de su sumisa más madura, mientras la recordaba una y otra vez lo cerca que estaba su marido y que este no sospechaba nada de la puta que tenía por esposa.
Escuchar aquel lenguaje tan soez de boca de su Dueña hizo que la excitación no parase de provocar a Irma unos calores internos que no tardó en suplicar a Carmen que aliviase, pero la Dominante se negó.
- Por favor Ama, haré lo que sea, pero no me deje con esta calentura- pidió Irma sumisamente.
- Muy bien, si quieres que te quite ese calor quiero hacerlo en tu habitación de hotel, en la cama en la que vas a dormir junto a tu esposo, ahora mismo, ingéniatelas para conseguir salir de aquí sin tu marido y te daré lo que te mereces- dijo Carmen comenzando a nadar hacia la costa para poner a su sumisa entre la espada y la pared.
Irma, que sabía bien que su Ama hablaba muy en serio y que seguramente no la dejase alcanzar el orgasmo en ni una sola ocasión durante las vacaciones si no superaba la prueba que la acababa de imponer, caminó lentamente hasta donde su marido estaba tumbado tomando el sol. Carmen sonrió al hombre cuando este se incorporó un poco para cerciorarse de que no eran desconocidas las que se acaban de presentar junto a él.
La sumisa miró dudosa a su marido al no ocurrírsele ninguna cosa por la que pudiese marcharse al hotel en ese mismo momento sin dejarle preocupado y que este insistiese en acompañarla, hasta que finalmente se acercó al oído de Francisco para susurrarle algo. El hombre asintió con la cabeza.
Carmen sonrió para sí y esperó a que alguna de sus otras dos sumisas se aproximase a su posición para ordenarlas que se encargasen de mantener al marido de Irma alejado del hotel hasta que ella las llamase y en caso de no poder evitarlo que la llamasen al móvil para tener tiempo a abandonar las actividades que estuviese haciendo con su sumisa.
La joven Ama caminó con una sonrisa en el rostro durante el trayecto desde la playa hasta el hotel, lugar donde primero visitó su habitación para meter en una bolsa el arnés favorito de Irma y algún otro juguete
- ¿Por qué aquí Ama?- preguntó Irma cuando vio como su Dominante se adentraba- ¿No podemos hacerlo en su habitación?
- Lo hacemos donde yo digo, zorra- dijo Carmen autoritaria quitándose los pantaloncitos ajustados que llevaba- además me pone que tu marido nos pueda pillar.
- Pero Ama…
- ¡A callar y desnúdate! Cuanto más tardes más fácil será que nos pille- mintió Carmen ya que tenía la situación controlada con Francisco.
Irma, que sabía que los momentos de sexo con su Ama no iban a ser muy frecuentes durante las siguientes dos semanas, por el inconveniente de estar su marido y su hijo por allí, no dudó en quitarse el bañador y quedarse desnuda ante su Señora.
La joven se acercó hacia su sumisa para ver de cerca lo mucho que había evolucionado el cuerpo de su maestra en tan solo unos meses. Gracias al gimnasio había adquirido un cuerpo duro, con unas ligeramente marcadas abdominales, unos pechos alzados adornados con unos erectos pezones marrones y unas nalgas duras que Carmen en aquella ocasión no apretó con dureza para no dejar marcas y que Francisco no pudiese sospechar de a lo que se dedicaba su mujer cuando estaba fuera de su vista.
Carmen, para premiar que su esclava estuviese arriesgándose tanto para tener sexo con ella se desnudó también íntegramente y permitió que la ávida sumisa la pudiese tocar como a esta la pareciese.
Irma, sin poder dar crédito a lo que oía, clavó sus rodillas en el suelo y comenzó a lamer el sexo de Carmen mientras que con sus manos recorría el atractivo cuerpo de su Ama, centrándose especialmente en las nalgas, los muslos y los pechos de esta.
Carmen, que estaba disfrutando mucho con la habilidad de su sumisa la agarró del pelo para levantarla y darla un largo beso en los labios, mientras que estiraba el brazo derecho para acceder a la bolsa que había llevado para sacar de ella unas esposas que disimuladamente enfundó en las muñecas de Irma dejando sus brazos a la espalda. La sumisa la miró asustada.
- Por favor Ama, no me ate aquí, no sabemos cuando puede venir… -pero Carmen no la dejó terminar y cortó su súplica con una bofetada.
- ¡Hoy estás siendo muy indisciplinada, zorra!- dijo Carmen- parece que las vacaciones no te están sentando nada bien.
Irma, humillada, bajó la vista y volvió a arrodillarse para comenzar de nuevo a lamer el sexo de su Dominante buscando que esta la perdonase por su falta de respeto. Carmen, para gozar más ampliamente del placer que le producía la lengua de su esclava se sentó y comenzó a acariciarla la cabeza con cariño.
Una vez quedó bastante satisfecha de la lamida de la esclava, le agarró del pelo hasta levantarla y la tiró sobre la cama para comenzar a morderla y pellizcarla en las zonas más sensibles de su cuerpo, tratando de no hacerla ninguna marca para que su marido no se percatase del sexo que estaban teniendo. Irma, que poco a poco se había acostumbrado al dolor y ya ni siquiera daba pequeños respingos a no ser que Carmen la apretase con fuerza excesiva los pezones o su clítoris.
- ¿Quieres ser follada, zorra?- preguntó Carmen sonriendo mientras metía sus dedos empapados en los fluidos de Irma en la boca de la sumisa.
- Sí Ama, se lo ruego- dijo la sumisa jadeando.
- Bien, pues ponte delante de la ventana- ordenó Carmen mientras sacaba de la bolsa el arnés y se lo comenzaba a enfundar.
Irma, que pese a sentir un gran nerviosismo por el riesgo de que alguien la pudiese ver totalmente desnuda desde el exterior decidió asumirlo, ya que estaba en la cuarta planta desde la que era difícil de ser divisaba, no quería discutir con su Ama de nuevo ya que sabía que Carmen la castigaría severamente si lo hacía y por encima de todo tenía unas ganas locas de conseguir el orgasmo anunciado por su Dueña.
Carmen, satisfecha porque Irma se pusiera totalmente en sus manos decidió liberar las manos de esta para que pudiese tener un mejor apoyo a la hora de ser penetrada. La sumisa dio las gracias en un susurro y puso sus extremidades recién liberadas sobre alfeizar de la ventana para después separar sus piernas mostrando a su Ama lo ansiosa que estaba.
La joven Ama, interesada por ver de primera mano el deseo de su profesora-sumisa posó su mano sobre el empapado sexo de la docente comprobando que la mojadura de esta era tal que hasta sus muslos habían quedado mojados.
- Estás muy mojada, profesora pervertida- dijo Carmen satisfecha con las sensaciones que estaba causando en su esclava y colocando la punta del arnés en el sexo de Irma que gimió de gusto al sentir como este poco a poco se abría paso en su interior hasta ser tragado por completo.
- Sí Ama, soy una profesora perra y muy necesitada de sexo- anunció la mujer sobrexcitada- por favor fólleme tan fuerte como considere.
Carmen, a la que le encantaba que sus sumisas se ofreciesen a ella de forma tan abierta no perdió el tiempo y comenzó a embestir con violencia la vagina de la sumisa, que gimió de placer a cada envite que Carmen tenía a bien darla. La joven Ama, que sabía que si quería hacerle alguna marca a su sumisa tendría que ser algo disimulado para que su esposo no se diese cuenta, fue con mucho más cuidado de lo habitual, tan solo centrándose en pellizcar los pezones de la docente y retorciéndolos con más fuerza a medida que estos ganaban dureza por la excitación.
Como era de recibo, Carmen llegó al orgasmo antes que su esclava y la concedió un minuto más de penetraciones a Irma para que lograse el suyo. La sumisa no necesitó aquel minuto completo, ya que a los pocos segundos eyaculó de manera violenta, cayendo gotas de sus fluidos que recorrieron sus muslos hasta el suelo mientras esta respiraba agitada y se arrodillaba aún con las manos colocadas en la parte baja de la ventana.
- Muy bien esclava- dijo Carmen caminando mientras se quitaba el arnés que se había enfundando para follar con su sumisa. Cuando llegó a la altura de la cama de matrimonio la joven Ama se sentó ya con el consolador de correas quitado y con las piernas separadas - en cuanto me hayas dejado bien limpia me marcharé.
Irma, que no necesitó escuchar el mandato de su Señora dos veces gateó rápidamente hasta poner su carita entre las piernas de su Ama para comenzar a lamer con rapidez el húmedo sexo de la Dominante que la acarició la cabeza con dulzura.
- Como me divertiría tenerte de sirvienta durante un par de semanas y pudiendo jugar contigo sin tener que esquivar a tu marido- comentó después de soltar un largo gemido- aunque el hacerlo sin que tu esposo se dé cuenta también me da mucho morbo- dijo Carmen satisfecha.
- Yo también lo deseo, Ama- dijo levantando la cabeza y mirando a la Dominante- me he planteado la posibilidad de divorciarme- Carmen rio- se lo digo en serio Ama- aseguró la sumisa con sus labios empapados en fluidos de la joven.
- Me parece que lo que está haciendo que me cuentes esto es tu coñito- dijo Carmen metiendo su pie entre las piernas de su sumisa y restregando su empeine entre los labios vaginales de la maestra.
- Se lo digo de verdad- dijo mirando fijamente a los ojos de la Dominante.
- Muy bien, haremos lo siguiente, vas a tomarte un par de días para decidirlo y pensarlo bien. Si finalmente, después de ese tiempo, decides que lo mejor es separarte yo misma te ayudaré con los trámites de separación- comentó sonriendo- recuerda que en mi harem ahora mismo tengo una abogadita, pero piénsalo bien, porque no habrá vuelta atrás.
- Sí Ama, en dos días la daré mi respuesta definitiva- dijo la sumisa comenzando a pensarlo fríamente en aquel momento mientras lentamente volvía a atender el sexo de su Ama hasta que finalmente lo dejó limpio.
Carmen dejó a su sumisa más madura dándose una ducha para librarse de olor a fluidos que impregnaba su cuerpo, mientras la joven salía con una sonrisa de la habitación 410 contenta de ver como Irma estaba dispuesta a abandonar su matrimonio para poder dedicar más tiempo a su adorada Ama.
Continuará…
Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com