Ama Carmen - 01
No sé muy bien como comenzó todo, si fue un correo, si en un chat...lo único que sé es que un día tenía concertada una cita con una mujer que quería ver si yo reunía las cualidades que ella quería y que yo decía poseer.
No sé muy bien como comenzó todo, si fue un correo, si en un chat...lo único que sé es que un día tenía concertada una cita con una mujer que quería ver si yo reunía las cualidades que ella quería y que yo decía poseer.
Me había descrito como un joven de cuerpo menudo, nada musculado y con interés por la sumisión, quería ser dominado por una mujer.
Después de un intenso intercambio de mensajes, ella concertó un encuentro en una habitación de un hotel, tenía que reservar una habitación y estar listo el día y la hora indicada...ella se presentaría y valoraría si yo reunía las condiciones.
Tal como me indico, reserve una habitación en un hotel y antes de la hora indicada yo ya estaba preparado según sus instrucciones. Estas eran bien sencillas debía estar completamente desnudo, con un pañuelo tapándome los ojos esperando al lado de la puerta dispuesto a abrir en cuanto llamarán a la puerta.
Nada más desnudarme mi pene estaba pegado a mi cintura totalmente excitado y destilando sus fluidos. Fui hacía la puerta, una vez allí me puse la venda en los ojos y esperé su llegada.
No sé cuanto tardó, se me hizo eterna la espera, pero ello no hizo que mi excitación se redujera, sino todo lo contrario. Me dolía y solo deseaba tocarme y tener un orgasmo.
Estaba yo en esos pensamiento cuanto llamaron a la puerta, suspiré y decidido la abrí. Alguien entro y cerro tras de si la puerta, me cogió de los testículos y me indico que la siguiera hasta el centro de la habitación. Al llegar allí me dejo y la oí moverse, supongo que se estaría poniendo cómoda.
Paso un buen rato en el que debió estar valorando como era yo, no dijo nada, supongo que no hacía falta. Allí tenía a un sumiso que decía poder cumplir todas sus exigencias....
En ningún momento me toco, solo la oí dar vueltas a mi alrededor y el ruido de su respiración cerca de mi. Noto como me sacan la venda de mis ojos y estos tardan en poder ver a la mujer que hay delante de mi.
Cuando puedo finalmente verla, veo que es una mujer mayor, mas bien gruesa, bien vestida aunque sin lujos. Si soy sincero no era lo que yo esperaba, pero aun así mi excitación aumentó. El estar desnudo ante una completa desconocida a la que me había ofrecido me excitaba, me era igual como fuera físicamente, solo quería que me tomara y me sometiera a sus caprichos...¿o lo que en realidad deseaba era obtener un orgasmo?...
Comenzó a hablar y me explico que buscaba a alguien que cumpliera todas sus exigencias, fueran cuales fueran, que fijaríamos unos límites pero que una vez fijados y aceptados por las partes estos serían irrevocables salvo disolución del acuerdo.
Sin pensarlo acepte, debido a mi calentura...ella dijo que aun era pronto que antes debía que pasar unas pruebas, que si aceptaba someterme a ellas antes de conocer sus exigencias. Acepte y entonces ellas se acerco a mi y cogiéndome de nuevo de mis testículos me llevo hasta la ducha, me dijo que iba a ponerme un cinturón de castidad, ya que no iba a permitirme tener orgasmos....como mi excitación lo impedía aplico agua fría a mi miembro hasta que este adquirió su mínima expresión debido al frío del agua. No solo mi miembro, estaba completamente helado, ya que era invierno y el agua fría estaba helada. Rebusco en su bolso y de el extrajo un cinturón de castidad metálico con anillas de varias medidas. La pequeña parecía ser demasiado estrecha y la descarto y me puso la mediana...luego me coloco la jaula que encerraría mi pene y de pronto oí el clic que indicaba que se había cerrado el candado.
Me indico que la siguiera a la habitación así mojado como estaba, una vez allí, ella se sentó en la cama y me hizo tumbarme sobre sus piernas boca abajo. Y comenzó a azotarme con sus manos, me sentía como un niño siendo castigado.
He de decir que si bien no me gustó sentí una cierta excitación en estar en esta situación.
Cuando consideró que había recibido lo suficiente, me ordeno levantarme y me puso frente a un espejo que había en la habitación, en el pude ver mi culo bien rojo.
Me dijo que para ser el primer día ya llegaba, que ya me llamaría para la siguiente “sesión”... se levanto, cogió sus cosas y se marcho. No sin antes indicarme que de ahora en adelante debería dirigirme a ella como Sra., Ama, o Ama Carmen.
Y así quedé yo, desnudo en medio de la habitación con el culo rojo y un cinturón de castidad impidiéndome aliviar la excitación que volvía a embargarme.
...¿Cuando me volverá a llamar?
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