AMA (4): Correccional paterno
Arreglado el tema de espacios y continuidad! Filial gay, no consentido. Ramon aprende una dura y palpitante leccion a manos de su padre acerca de respetar los limites de la intimidad con su madre y hermana
Recomiendo la lectura de los relatos previos para seguir el hilo de la historia
La ácida mezcla de los sabores de lágrimas, sudor, saliva y mocos empapaba los trapos de cocina embutidos en su boca. La aspereza de estos seguro le haría llagas, pero además, estaban tan metidos que no podía cerrar la boca ni menos mover la lengua, que estaba agarrotada al igual que la mandíbula, forzada por la postura abierta en la que estaba des de hacia mucho rato.
Pero ese era el menor de los dolores que sufría en ese momento. Su redondo y apetecible culo juvenil, siempre blanco, estaba ahora enrojecido debido a las palmadas recibidas a cada rato. Uno podría pensar, viendo la escena, que tener una polla en el culo entrando y saliendo rudamente podría ser lo más doloroso, pero no. Hacia rato que su violentado culo se había vuelto casi insensible a las embestidas. Lo que si le hacia daño era los tirones en el cabello, que recibía a cada embestida, tirando su cuerpo hacia atrás mientras su enculador embestía hacia adelante, para lograr entrar mas hondo en los glúteos del joven.
La postura también era dolorosa. Abierto de piernas, apoyado contra la larga mesa del comedor, culo en pompa en el borde, dando la espalda a su enculador, que disfrutaba de la vista de su espalda bien formada, perlada de sudor.
También le dolían los músculos de los brazos, atados en una incomoda forma a su espalda con un cinturón. Le dolían los agarrotados músculos de las piernas, que si bien ya no se apoyaban en el suelo dado que cargaba el peso en el torso y la mesa, estaban contraídos des de hacia rato por el dolor que causaba el intruso en el cuerpo.
Pero lo que mas dolor le causaba, sin lugar a duda, era tener que notar los peludos testículos de su follador golpear los suyos a cada caderazo. Además, cada impacto en sus nalgas hacia ese ruido característico debido a lo aceitado de su trasero. Con la cara cubierta en sudor y restos de lágrimas, Ramón pensó que jamas se hubiera imaginado el final del día así, ya que horas antes disfrutaba de una mamada en los baños del patio de su colegio, mientras que ahora era un trapo usado por su padre.
Al llegar a casa a la fin de las horas lectivas, Ramón se dio cuenta de varias cosas. La primera era que la comida no estaba en la mesa. Ni tan siquiera la luz de la cocina estaba abierta. Las cortinas estaban pasadas, dejando pasar una luz tenue. Y la tele chillaba a todo volumen. Al entrar en el comedor, se dio cuenta de que su padre lo esperaba sentado en las escaleras que iban hacia los cuartos, a un lado del comedor, pero antes que pudiera preguntarle acerca de todo eso, su padre se levantó y casi de dos zancadas se plato delante suyo, con el semblante serio y le asestó un tremendo puñetazo en el estómago.
Se quedó inmediatamente sin aire, y cayó doblado de dolor en el suelo. Mientras trataba de dar bocanadas en búsqueda de aire, su padre le pego una patada. Y otra, y otra. De echo, pierde la cuenta, pero cuando siente que la lluvia ha parado, sin darse cuenta se encuentra llorando y hecho un ovillo, temblando y suplicante a los pies de su padre.
Cuando parecía que había parado todo, Ramón, en el suelo, le empezaron a llegar los primeros dolores des de todas las partes de su cuerpo. Los mocos le impedían respirar, y los ojos hinchados e inundados por las lágrimas le dificultaban la visión de la cara de su padre, desfigurada en una mueca de odio.
- Desvístete-
dijo el padre
- Que?
- gimoteó Ramón des del suelo, sorbiendo mocos
Una lluvia de patadas y puñetazos le cayo des de arriba como respuesta. Ramón, a pesar de ser un joven atleta, no dejaba de ser un joven. Y su padre, bastante mayor, pero también de mas envergadura y potencia de pegada.
Hecho un ovillo, Ramón suplica piedad. Su padre para de patearlo, jadeando, y le repite la orden.
Ramón sabe que no hay donde escoger, así que desabrocha los jeans y se los baja hasta los tobillos, en intenta quitarse la camisa, pero en la postura que esta y con las patadas recibidas, le es complicado, así que pide si se puede levantar. La cara seria, con un rictus de severidad en los labios de su padre, sin contestar, le dicen que no, que tiene que hacerlo en el suelo.
Con muchas contorsiones, Ramón se sigue quitando la ropa, todavía con los ojos enrojecidos, lloriqueando por lo bajo, hasta quedarse desnudo a excepción de sus boxers de lycra, morados de cK. Ramón era un joven muy atlético. Además estaba dando los estirones propios de la edad, con que aun siendo algo musculoso, tenia el cuerpo magro. Y algo que las volvía a todas locas, su redondo culo. A pesar de ser
Mientras se estaba desvistiendo, su padre se había quitado el cinturón de cuero y lo sostenía en su mano derecha, amenazante, mirando con detenimiento el cuerpo de Ramón contorsionarse para desvestirse.
- Ya sabes como ponerte-
dijo secamente.
Ramón volvió a llorar, lentamente, gimoteando por el dolor causado por la paliza, se puso a cuatro patas, con codos y rodillas hincadas en el suelo, culo ligeramente levantado, cabeza entre las manos, apretando los dientes y rezando para que ningún chillido escapara de su boca esta vez, y espero su castigo, como de costumbre.
Aprieta los ojos, y el primer cinturonazo restalla en sus tiernas nalgas. El dolor le recorre todo el cuerpo y desata los puntos de dolor de la paliza de antes. Quiere chillar, pero tiene bien apretada la boca. Siente palpitar su nalga. Cuando se le baja la intensidad del dolor, abre la boca.
- Una-
dice con voz tenue y temblorosa, vuelve a apretar ojos y boca, mientras lagrimones resbalan por sus mejillas hasta su nariz y de allí gotean al suelo.
Class!!-
un segundo cinturonazo restalla en los boxers ajustados del hijo, en tan humillante postura.
- Dos...-
gimotea el castigado.
Los azotes tenían que seguir lasta 20. Y mientras el hijo recibía tan cruel castigo en su juvenil trasero, el padre se empezó a fijar en el hijo. En su espalda musculada, su cuerpo estirado. En ese culo tan redondo por lo plano que era el. Y en como le quedaban los boxers de lycra, tan apretados. Y noto que se le ponía morcillona dentro los pantalones. Cambio su posición, de al lado se puso detrás, para tener visión del bulto escrotal de su hijo. Evidentemente la pubertad había hecho de las suyas, ya que el paquete era considerable, aun siendo de un adolescente, pero evidentemente no era como cuando era un renacuajo y se paseaba medio desnudo por la casa con una pilila imberbe. Se acaricio la polla por encima sus pantalones, dándose placer, disfrutando del castigo a tan joven y bonito cuerpo.
Cuando llegaron a 15, Ramón estaba temblando, y debajo de su cara se había formado un charco mezcla de babas, lágrimas y algún moco.
- Bájate los boxers.
Ramón titubeo, pero con una mano temblorosa se los bajo hasta las rodillas. Su sexo y culo quedaron al descubierto, poniendo definitivamente dura la polla del padre. No es que el admitiera ser gay, pero le ponía el dominar, el maltratar, y tanto le daba que fuera la mujer como el hijo. La humillación era su fuente de erección.
El culo de Ramón, era normalmente blanquito, pero ahora estaba cruzado por multitud de tiras rojas debido al ensañamiento de su padre. Con la mano temblorosa, su padre se acerca a los glúteos juveniles y posa la mano en uno de ellos. Esta caliente. Pero también es suave. Aprieta ligeramente la mano, palpa cada centímetro de esa nalga, y luego pasa a la otra, no sin rozar los testículos colgantes de su hijo, que da un respingo.
Se incorpora y busca un par de trapos de cocina, que estaban encima de la mesa y se los apretuja en la boca de su hijo, sin dar tiempo a reaccionar ni a contar, le da cinco palmadas con la mano desnuda. El cuerpo de su hijo, encorvado, se sacude, pero aguanta bien el dolor. El padre ya tiene una erección tremenda, de manera que decide dar un escarmiento real a su hijo.
Lo agarra de los pelos rubios, y tira de el hasta levantarlo y tirarlo al sofá. Allí, los boxers le caen hasta los tobillos, dejándolo totalmente desnudo.
- Mastúrbate para mi, como haces con tu hermana y madre, mamón!
Ramón alcanza solo a gimotear, pero no a rechistar la orden. Entendia el porque del castigo: se habia propasado con sus eyaculaciones en las ropas de su madre y hermana. Y ahora sufriria en castigo. Con ambas manos se estaba cubriendo sus vergüenzas, cabizbajo. Las lágrimas seguían bajando de sus mejillas, con la cara enrojecida, pero sabia que podía ser peor, así que lloriqueando se agarro el mástil de su polla y empezó a moverlo lentamente sin dejar de llorar, sin mirar al frente.
Mientras su hijo se estaba masturbando, el padre se volvió a tocar, esta vez descaradamente, viendo a su hijo machacarse ese pollon adolescente. Negros pensamientos empiezan a cruzar su mente. Lo mira otra vez, deleitándose con la humillación de ese cuerpo joven y terso, musculoso y magro. El ruido de su hijio masturbándose mezclado con sus lloriqueos y ocasionales gemidos era el éxtasis. Además, su polla ya no podía contenerse mas dentro de sus pantalones, con que coló una mano por dentro de ellos y se la agarro, masturbándose ante la escena libremente.
Ramón vio por el rabillo del ojo a su padre tocándose y bajo aun mas la vista. No era la primera vez que se masturbaba delante de su padre, pero hacia mucho que no le obligaban. Cuando sen descubrió en la casa que se había cascado la primera paja, su padre se enojo tanto (católicos, ya se sabe) que un día le obligo a masturbarse hasta que no eyaculara por haberse quedado seco. Esa semana fue un infierno, ya que cada día, antes de acostarse y después de cenar, su padre lo sentaba en el sofá y lo hacia masturbar varias veces delante suyo, el con los brazos en jarra en su cintura, hasta que de su pequeña polla solo salia un liquido incoloro, o bien hasta que realmente le dolía la polla. Entonces y solo entonces estaba autorizado a irse a la cama.
A pesar de la tensión del momento, Ramón logro correrse rápidamente. Tenia el truco de agarrarse y manosearse los testículos con la mano libre para correrse mas deprisa. La corrida goteo de su polla al suelo, entre gemidos ahogados por los trapos todavía en su boca, que se empezaban a empapar de lágrimas y saliva. Se quedo inmóvil, sin osar mirar a su padre, esperando mas ordenes, mirando su polla gotear al suelo.
Sin previo aviso, su padre tira del pelo y se lo lleva trastabillando hasta la mesa del comedor, donde lo tira, quedando su culo en pompa en el extremo de la mesa, y su torso apoyado en la tabla, facilitando que este de pie, ya que le están temblando las piernas. Tener su zona genital y su culo tan expuesto todavia le da mas miedo que antes. Ramón no osa darse la vuelta, pero oye ruidos de ropa detrás suyo. Su peor pesadilla se confirma cuando su padre le pega el paquete a sus nalgas. Intenta protestar, pero los trapos en su boca le impiden articular vocal alguna, además de que la mandíbula esta totalmente agarrotada.
El padre se deleita, apretándose contra su colo. Se ha quitado los pantalones y la camisa, quedándose solo con calcetines y sus boxers. Apretando la ya palpitante polla contra las nalgas de su hijo no hace mas que excitarlo mas y mas, de manera que se quita los boxer, dejando su venosa polla libre, apuntando hacia adelante, para volver a apoyarla en el canalillo de las nalgas de su hijo.
Este se revuelve e intenta chillar a través de los trapos, cerrando las piernas, así que el padre decide tomar cartas al asunto. Le pega un tremendo puñetazo en los riñones, seguido de un cabezazo contra la mesa, cosa que deja al hijo KO por unos segundos, que el padre aprovecha para atar los brazos del adolescente a su espalda a la altura de los codos con el cinturón, además de colocar sus pies entre los de el, para abrirlos. Alargando la mano agarro la aceitera, vertiendo un generoso chorro sobre su polla erecta y un poco sobre el prieto ojete de su hijo.
Empieza a esparcir el aceite por las nalgas de su hijo así como lubricando su mango. El aceite resbala piernas abajo de Ramón, que ya esta temblando y respirando trabajosamente. Querría tomar bocanadas, pero no puede, y su pecho se hincha y deshincha rápidamente.
Cuando termina de lubricarse polla y nalgas, con un dedo acaricia el ano de su hijo, que instintivamente lo aprieta. El padre, sin compasión, empieza a empujar con el anular, deslizando el dedo dentro del joven y virgen ano junto con una capa de aceite. Lo deja un rato allí dentro, removiéndolo en círculos mientras Ramón no para de respirar trabajosamente, sudando y temblando. Ramón instintivamente aprieta el culo, dejando el dedo paterno aprisionado dentro de sus entrañas, pero la estimulacion esta haciendo efecto.
Ramón querría llorar, pero cree que no le quedan lágrimas, asi que solo podia tener los ojos como platos todo el rato. No es que nunca se hubiera metido un dedito por el culo al masturbarse, sobretodo en la ducha y con mucho jabón, y de hecho le gustaba, pero sabia que lo que venia a continuación era la gruesa polla de su padre.
Agarrándola con una mano, dirige su cipote hacia la entrada del ojete de su hijo. Para facilitar la entrada, introduce el índice sin dejar de agarrarsela, luego el anular, sujetandosela con el pulgar y el menique, haciendo tijera dentro del ano joven y prieto. Apoya la punta y empuja todavía con los dedos aceitados dentro suyo. El calor del aceite debería facilitar las cosas.
Empieza a apretar. Ramón intenta removerse, pero otro puñetazo en su riñones le hace repensarlo, además de dejarlo bien dolorido. Su padre aprovecha la situación para metérsela un poco mas. Ramón siente una sensación extraña en su ano, como si fuera a cagar, seguida de un calor intenso, que sube más y más al igual que las ganas de cagar que tiene, hasta llegar a sentir un dolor punzante que le sube por la espalda.
Apretando más, el padre logra introducir su lubricada polla mas allá de la mitad, enterrándola entre las nalgas de su hijo. Este sintió un dolor que jamas había notado. Era una sensación extraña sentir ese trozo de carne caliente y palpitante meterse arriba de sus tripas, era como tener ganas de cagar, pero mucho mas doloroso. Ramón pensó en revolverse, pero supo que solo le esperarían mas castigos.
Extrañamente siente la polla de su padre entrando con relativa facilidad a su culo virgen. Puto aceite, piensa. Su estrechez hace que su padre se retuerza en muecas de placer a cada centímetro que logra penetrar. Sentía casi correrse cuando llego a meterla completamente, con sus testículos peludos tocando los imberbes de Ramón. El hijo sentía la polla palpitar dentro suyo, casi diría que notaba las venas de ese nabo violador. La dej
ó
dentro del hijo un rato, para que este se acostumbrara a tener eso dentro. Luego la saco lentamente, sintiendo que cada vena de su polla recobraba su hinchazón al salir de la prisión estrecha del culo filial. Y la volvió a meter. La lubricación y el calor hacían su efecto en el aceite, y la penetración era relativamente fácil.
La resistencia del culo del hijo a la penetración trataba de ser la máxima que le permitían sus fuerzas, pero la polla de su padre se abría paso gracias a la presión y la lubricación, mientras el hijo sostenía un gemido sostenido de dolor, amortiguado por los trapos de su boca, tensando todos y cada uno de los músculos de su cuerpo, mientras su padre lo tenia bien aferrado por los cabellos de la coronilla. Los brazos, torcidos en la espalda, le estaban matando de dolor mas que la enculada.
Empieza a mover lentamente su cadera, sintiendo la fricción de las paredes intestinales de Ramón, que siendo virgen del culo y a tan joven edad sienten como la gloria. Casi se diría que puede sentir cada recoveco, cada pliegue de tan joven culo. Con su mujer eso ya no pasa. La muy puta había sido petada tantas veces que su dilatación era fácil. Pero Ramón... joder, había descubierto una mina anal!!
De vez en cuando a Ramón le cae un manotazo contra su enrojecido y tierno culo, mientras su padre no deja de darle caderazos entre bufidos, gemidos y ruidos de humedad en sus partes. El bombeo suave e intenso del principio ha dado lugar a una penetración rápida y constante, con rabia, furiosa, queriendo llenar ese culito estrecho de leche y darle una bien merecida leccion. Queria que cada vez que su hijo fuera a cagar pensara en su padre. Pero su mente volvio a la enculada. U
n guante estrecho, eso era lo que era el culo de su hijo para su polla, pensaba el padre, aferrando a su hijo por el pelo, obligandole a levantar la cabeza hacia atras. Estertores de placer le recorrian el cuerpo mientras sentia el esfinter del hijo aprisionar su polla en su ano.
Mientras el padre se recreaba en la cavidad anal de su hijo y su tierno y pálido culo, el hijo no podía mas que llorar, intentar patalear y gritar, pero su voz no se alzo mas allá de los gemidos y gruñidos de placer de su padre, que cada vez bombeaba ligeramente mas rápido. Los brazos estaban ya entumecidos por la postura tan forzada. Las ganas como de cagar aumentaban a cada intrusión del trozo de carne de su padre en su culo, y el dolor inicial dio lugar a la insensibilidad. Aun y así, si sentía dolor en el pelo, por el que su padre lo tenia agarrado, apretado contra la mesa, o lo tiraba y le daba cachetadas en el culo.
Su hijo, reducido a un mocoso suplicante, desnudo y con el culo a su disposición solo alcanzaba a gimotear. El torso de Ramón, respiraba trabajosamente entre quejido y gemido, mientras su culito redondo y blanco, que seguramente hacia humedecer a su propia madre, estaba siendo repiqueteado por la cadera paterna, mientras esa polla venosa se introducía ritmicamente entre esos bien trabajados glúteos hasta las profundidades del culo ya no virgen, el cual instintivamente apretaba, sin lograr nada más que cerrar aun más su culo alrededor del intruso, dando escalofríos de placer a su padre a cada penetración, a lo que su padre se reía y le daba mas manotazos en sus maltrechas nalgas.
- Si, cabrón, si jajajajajaja aprieta, aprieta! Jajajahjajajaja!!-
Los instintos del hijo le seguian traicionando, apretando el culo para sacar al intruso, ya demasiado dentro suyo.
Finalmente el padre siente llegar la eyaculación, como un cosquilleo que le sube por la espalda y que tiene como origen sus testículos. Redoblando sus esfuerzos, agarra a su hijo por la cintura, estrujándole la piel, y le da los últimos caderazos mas violentamente, buscando desesperadamente la eyaculación. Esta llego al cabo de poco, y ambos pudieron sentirla perfectamente. El padre, debido a lo apretado que tenia la polla, pudo sentir cada bombeo de semen a través de su polla llegar a la punta y descargar dentro del recto de su hijo, e inmediatamente sentir el calor mojar su polla; el hijo pudo sentir como una humedad caliente le llenaba el culo y le hacia recobrar el sentido del dolor en su tenso culo.
El padre se desplomó encima de la espalda mojada en sudor de su hijo, recuperando el aliento, sin dejar de aferrarle los cabellos. Ramón sentía el pecho peludo de su padre en su espalda, sudoroso, así como el aliento cálido y maloliente de su padre en su nuca, tratando de alcanzar su respiración.
Cuando se calmó y su polla se puso flácida dentro del ano de su hijo, se incorporó, soltándolo del pelo, y quitándole el cinturón de sus brazos, no sin antes susurrarle al oído:
- A tu hermana solo me le corro yo, entiendes, mamonazo?
Al quitarse su padre de dentro suyo, Ramón cayo al suelo como un saco de patatas con una mezcla de semen y aceite goteando por su culo.
Comentarios y sugerencias se agradeceran!!