Alzado todo el tiempo( el primo de papa)
Un chico que vive buscando todo el tiempo...
ALZADO TODO EL TIEMPO
(EL PRIMO DE PAPÁ)
Era un adolescente, tendría tal vez quince años, cuando empecé a mirar a mi alrededor. Antes no me interesaban las otras personas, pero fue darme cuenta y no pude detenerme.
Yo era un chico sin experiencias en la vida ni en nada en especial. Empecé a buscar. No sabía bien qué, pero buscaba.
Eran tiempos difíciles, pero yo igual buscaba. Quería saber, quería investigar, quería sentir.
Era un chico que debo decir andaba alzado todo el tiempo. Mi cuerpo era un torrente de calor. Una mirada, un roce, producía que mi cuerpo temblara y mi verga se alzara de manera incontrolable. Vivía en un continuo y floreciente ardor. Mi cola latía. Sentía que mi agujero se afiebraba.
Debo decir también que era un chico de buenas formas, sobretodo tenía una cola apetecible para varones y mujeres, chicos, chicas, hombres y mujeres viejos y jóvenes. ¿Cómo sabía aquello?, porque más de una vez me lo habían confesado y dicho, en el oído, a los gritos, bueno de varias maneras y eso a mí me encantaba. Además mi pelito largo hasta los hombros, volvía loco sobre todo a los hombres. O sea tenía un cuerpo bello, al menos para la mayoría de las personas. Mis ojos eran llamativamente de un color azul profundo, bueno todavía son porque no he muerto, sigo vivo y ya no coleando tanto.
Los muslos eran torneados, fibrosos, además en ese entonces practicaba mucho deporte y sobre todos era un ciclista acérrimo. Me gustaba montarme en bici y pedalear y pedalear.
Tal vez cuando llegué a los dieciocho llegó a casa un primo de mi padre. Lo llamaban el primo Tavo. Tavo era grande. De edad y de cuerpo. Tenía un corpachón de cuidado. Hombros y pecho ancho, se notaba fuerte. Una barba siempre prolija. Alto, fornido y yo imagine en ese momento con una buena tranca entre sus piernas. En esos días tendría cincuenta y pico. Era solterón. Nunca había formado familia. Era de trato agradable y simpático. Cuando estaba cerca de él, mi corazón latía fuerte, mi pija se ponía dura y mi culito chorreaba jugos de lo dilatadito y caliente que se ponía. Nos hicimos compinches. Siempre hablábamos. No compartíamos habitación, pero teníamos un diálogo fluido y a veces salíamos a caminar en los atardeceres de verano.
__¡Es una linda tarde!__ comentaba mientras tiraba el humo de su cigarrillo al aire y su gesto me parecía tan masculino que me encantaba y mis sentidos enseguida se alteraban.
__¡Que te parecen estos días, a mi me gustan, uno anda suelto de ropa y eso me gusta mucho!
__¡Sí a mi también siempre me gustaron más los días cálidos que los días fríos!__ nos sentamos en un banco, uno al lado del otro nuestras piernas rozándose. Como al pasar, yo estaba volando de calentura. No sabía cómo ponerme, como estar. No se sí él lo notaba.
__¡Tavo como es que nunca te has casado ni nada!__ comenté sin pensarlo dos veces
__¡Bueno, que se yo, cosas de la vida…pero tuve muchas mujeres en mi vida…ohh sí, si claro!...mujeres, y varones también!!!__ mi corazón golpeó con fuerza y mis sienes casi estallan de felicidad
__¿De veras te has acostado con hombres?
__¡Mas bien con muchachitos…y si… es un vicio…!!__ dijo mirándome de forma insinuante y volcánica. Mis mejillas se encendieron de manera brutal. Me sentí convulsionar de lo caliente.
__¡Muchachitos!¿así como de mi edad tal vez?
__¡Sí claro, muy jovencitos…y tan bellos y lindos como tú!__ me dijo mientras tomaba mi barbilla lampiña y acariciaba mis cabellos largos. Mi verga exploto de dura en mis pantalones y desee ahí mismo darle un profundo beso pero me contuve, estábamos en la mitad de la plaza y a esa hora pasaba tanta gente.
__¿Y tú, tienes novia o novio?__ preguntó Tavo muy suelto de cuerpo y sonriéndome, y haciendo que me derritiera mucho más. Sentía mi cola palpitando. Necesitaba que aquel macho ya me poseyera. Lo necesitaba dentro mío.
__¡No, no nada!__ dije tímidamente alzado por supuesto.
__¿Te has ruborizado?¡Conmigo no tienes que ponerte así, puedes hablar de cualquier cosa conmigo!
__¡Si Tavo lo sé!__ contesté y el acarició mis cabellos. Sentí sus dedos en mi cabeza y quise morderle el cuello, pero tuve que contenerme. El encendió otro cigarrillo.
__¿Puedes darme uno?__ dije yo
__¿Tu fumas?
__¡No pero quiero empezar!
__¡Está bien!__ me dio el cigarrillo y a la primera pitada tosí y él se rió y me dio palmadas en la espalda. Suave y golpeteando como jugando muy cerca de mis nalgas, yo desee que me acariciará, inclusive que me diera aunque sea unos pequeños golpecitos, pero no sucedió.
Pasaron los días y siempre dábamos paseos y caminatas, hablando de esto y aquello y eso me hacía que me calentara más y más.
__¡Te noto un poco tenso hoy!
__¡Puede ser, me molesta el cuello, debe ser la bici!
__¡En mi época daba unos masajes antológicos!!__ dijo de manera grandilocuente
__¿Así?
__¡Si creo que a ti te vendrían bien!__ afirmó de forma contundente
__¿Y podrías darme un masaje a mi?
__¡Claro porque no!__ volvimos a casa, en ese momento no estaban mis padres que habían salido a hacer unas compras al centro y tardarían bastante.
Al llegar a casa sonó el teléfono y atendí, para mi sorpresa y suerte eran mis padres avisando que llegarían más bien tarde, que se habían encontrado con unos amigos y bueno irían a tomar y comer algo.
Entramos a mi cuarto.
__¡Bien a ver ese cuellito precioso!__ exclamó y mi poronga se alzó vibrante y la piel de gallina recorrió mis sentidos.
__¡Deberías quitarte la remera, no crees!
__¡Por supuesto!__ dije y sin más quede en cueros con mis pezones duritos y alzados.
__¡Linda espalda tienes!__ dijo mientras yo me tendía dando mi parte trasera. El paso sus manos calientes y grandes, gruesas. Mi piel se estremeció y supongo se dio cuenta. Llegó con sus caricias masajes hasta el borde del pantalón. Mi culo respingón quería desnudarse para él. Volvió a subir sus manos hasta mi cuello, lo apretó suave y lo masajeó un momento, yo casi gemí y noté que el resopló fuertemente, como aspirando el aire enrarecido y sexual que ya se estaba formando.
__¿Te sientes bien cariño?__ preguntó de una forma que me enloqueció
__¡Si, si Tavo!!__ apenas pude articular.
__¡Sabes que sería mejor si consigo una crema..espera aquí que en mi cuarto tengo algo!!__ así nomás Tavo salió del cuarto y mil hormigas pasaban y recorrían mi cuerpo semi desnudo. Regresó.
__¡Está fría pero verás que es muy rica y suave!__ pasó sus dedos ahora con crema y recorrían ligeros y dóciles, y mi espíritu y mi carne estaban por estallar. Se oía nuestro agitado respirar. El estaba tan caliente como yo. Era lo que deducía de sus caricias intensas, del roce de sus dedos.
Subía por mis hombros y los sobaba lentamente, alargando la piel y las caricias.
__¡Deberías sacarte el pantalón…necesitas un masaje en todo el cuerpo!__ sin pensarlo dos veces quité mi pantalón ayudado por Tavo que rozaba mi rostro feliz y acalorado, caliente como mi sangre y mi sexo.
Quedé en bóxer.
__¡Tu piel es tan suave y tersa, ohhh!...tus piernas casi no tienen vellos…es hermoso tu cuerpo cariño!!__ decía gimiendo y corriendo despacio mi calzoncillo, arrollándolo, para finalmente dejar mi cola al aire, por fin mi cuerpo desnudo se presentaba ante él. Un macho de verdad, oliendo a sexo por todas partes en un momento el abrió mis nalgas y su lengua demoníaca ya se perdió en mi rosado oscuro ojete deseoso y baboso.
Gemí, me retorcí, clame, lloriqueé.
__¿Quieres que siga?
__¡Ohh sí Tavo, por favor, no pares!!__ rogué desprejuiciadamente. Su saliva iba de a poco abriendo mi agujero, dilatándolo, haciendo que yo me estrujara y tuviera convulsiones y largara interminables gemidos de calentura.
Deslizo un dedo grueso y juguetón. Hundiéndolo hasta el fondo. Resoplé, gemí, aullé de placer, empezaba a ir y venir mordiendo mis carnes, besándolas, y a la vez gruñendo también de placer y lujuria incontenible. Yo sacaba cada vez más mi cola para que el me acariciara con su tremenda lengua y sus dedos.
__¡Tu culito es tan lindo…como lo imagine…no sabes cuánto quiero hacer esto!!
__¿Tavo, ohhh, te gusta comerme el culo?__ dije enloquecido
__¡Siii!__ dijo el muy ardiente y atacó nuevamente con su saliva mi agujero ya dispuesto. A todo esto no sé cuando fue que quedó desnudo y con su garrote al aire, lentamente se colocó con su pene inmenso cerca de mi boca y me lo ofreció. Abrí grande y lo comí sin dudarlo. Tragué aquel hermoso falo que se me daba, que se me ofrecía. Lo recorrí con besos, mamando, acariciando con mi lengua sagaz y emputecida.
Lo mordisqueé arrancando grititos apagados de aquel macho encantador. Llegué a sus explosivos huevos de toro, redondos y gordos, llenos de miel para mi, toda para mí. Sus vellos estaban recortados finamente, delicadamente, no estaba depilado como yo, pero sus vellos no eran abundantes. Su fierro endurecido se veía imponente, sabroso. Y yo lo chupaba con furia, al rato, con suavidad, arrancando gemidos y resoplos abundantes y extremos.
El no dejaba de comer mi ojete, de penetrarlo con sus dedos maliciosos, ahora, también acariciaba y masajeaba mi verga completamente dura y ya largando jugos de su ojo, espuma, pronto a acabar, aguantaba como mejor podía.
__¡Ohhh pequeña criatura…ahhh….me haces gozar….ohhhh siii!!!
__¿Te gusta Tavo?…¡¡me encanta…chuparte!!
__¡Si ahhh…eres un demonio cariño…ya es hora de metértelo…¿quieres?
__¡Si…por favor…eres un macho y quiero darte mi cola!!
__¿Ya has sido penetrado?__ dijo girando su cuerpo sobre el mío y besando mi boca desesperada, mordiendo mis labios sin dejar de masajear mi pija.
__¡No por un macho de verdad…ahhh…he jugado con algunos objetos y fantaseado…pero de carne real nada!!!
__¡Ohhh que delicia…quiero ese culito y, dejame probarlo, verás que serás feliz!!!__ dijo poniéndome de espaldas, mis nalgas fueron acariciadas otra vez, las mordió suavemente y volvió a poner crema en mi agujero, el frío de aquella maniobra se confundió con la cabeza de su chota intentando entrar. Me tomaba de los hombros y yo tiraba mi cola hacia atrás, para encontrarme con su pedazo.
__¿Ya está dentro, ahhh, si, si, entró?__ preguntaba yo inquieto al sentir el ardor y un pequeño dolor punzante y sentir el vaivén, como un bailoteo.
__¡Ya, ya casi, ahh, eres un putón increíble, como me gustan los jovencitos como tú!!__ el se movía dentro de mí cuerpito, mi pija se endureció al máximo, casi estaba por acabar, gemía y lloriqueaba al sentir cada vez con más presencia el semejante porongo abriendo mi ojete cliente y baboso.
Me abrazaba y parecía un titán, un ciclope, un enorme hombre de las nieves.
Me chupaba el cuello y los hombros y las orejas, mordía, desquiciado y lujurioso. En unos momentos me giro sacando su tranca de dentro de mí.
Se colocó frente a mí, siempre acostados.
__¡Levanta tus piernas y ponlas en mi hombro, anda cariño, te gustara, te lo prometo, quieres, mi vida, eres un jovencito hermoso, sabías, quiero metértelo así!!__ así que me penetró inmediatamente, clavando su daga en mi ojete. Así me besaba en los labios, jugando con mi lengua, chupándola, en tanto yo largaba mi semen para todos lados, sobre mi cuerpo, sobre el y sobre las sábanas.
__¡Me has bendecido con tu simiente…te gusta tanto mi verga en tu cola eh…ohh eres tan sabroso cariño!!__ decía Tavo mientras me penetraba a fondo, salvaje. Me serruchaba deliciosamente. Me besaba largamente, amante experto. Su inflamado pedazo hacía estragos en mi cola ardida y delicada, pero me gustaba tanto que quería que aquello no se terminara nunca.
De pronto sus gemidos se hicieron más intensos, así mismo como su agitación, su fiebre alcanzaba el máximo de inflamación.
__¡Sabes que cariño…creo que voy a llenarte de leche!!
__¡Ohhh si Tavo, dame tu leche la quiero, ohhh estoy tan caliente!!__ alcancé a decir en tanto aquel macho experimentado empezó a llenar mi ojete de líquidos, rebalsándome, sus escupitajos llegaron al fondo de mi túnel, cayeron impresionantes cataratas de semen, chorreando mi cola ya abierta y desvirgada para siempre.
El me abrazo quedando dentro de mí, era un abrazo paternal, buscaba aire, pero su vara dentro de mi cola no se ablandaba. Buscaba mi boca y nos besábamos, lamiéndonos, chupándonos, babeándonos sin control. Calientes.
__¡Ohhh eres un hermosos cachorro…gracias!__ dijo aquel sabroso macho.
__¡Gracias!¿Porqué?__ dije
__¡Por darme tu virginidad… tu colita cerrada, abierta por mí, ya ves, no puedo bajar mi erección!
__¡Ohhh me encanta que siga dura!!__ decía yo entre arrumacos y caricias, mi propia verga levantándose otra vez, el pasando sus dedos por ella y por mis bolas, y yo moviendo levemente mis caderas con su tranca dentro.-