Alzado todo el tiempo 5 (los amigos de papá)

Jaunito sigue dando satisfacción y recibiéndola...

ALZADO TODO EL TIEMPO 5

(LOS AMIGOS DE PAPÁ)

Llegamos a un dormitorio, en medio de un pasillo largo que tenía aquel bar. Estaba bastante oscuro. Por supuesto que no tenía miedo, sino una emoción palpitante en mi ojete y mi verga.

Aquellos tres machos estaban realmente calientes y Juan que era el único que aún no había acabado me tomaba de los hombros, hizo que me recostara en la cama grande que allí  había. Me tiré con la cola para arriba para que aquellos machos disfrutaran de la visión que les regalaba.

__¡Ohhh miren que colita tiene la putita está!__ comentó Quique, alzando la voz y con la respiración agitada. Juan por su parte se tiro sobre mí para besarme la nuca, morderla despacio y besarme la espalda, recorriéndola.

Ramón creo que era él, porque Quique estaba delante de mí con su pija dormida y bamboleante, decía que Ramón abría mis nalgas y metía su lengua en mi culito, ya muy caliente, dilatando el ojete, la entrada, haciendo que lloriqueara de placer.

__¡Ahhh gime putita, gime, así, vas a retorcerte de placer, ohhh putita, cariño, quieres que te metan una verga en ese ojete, cariño, ¿quieres?__ preguntaba el zafado enloquecido de Quique.

__¡Siiii quiero papi, quiero todas las vergas en mi ojete, ohhh, ay, ay, ahhhhh!!!__ gemía yo muy caliente, llenando de vapor el lugar.

__¡Juan poséeme, quiero ser tuyo, lléname con tu verga papito, dámela, dámela de una vez!!!__ rogaba casi.

El macho me beso el cuello, lamiendo, chupando, y con su enorme cipote fue tratando de ensartarme. Yo tiraba hacia atrás mis caderas, sentía la cabeza de la poronga muy cerca de mi agujero. Ramón se había corrido del lugar para dejarle paso a Juan que era el único que no había dado su leche.

Apoyó la tranca en la entrada. Resoplábamos los dos, gruñía Juan, el mesero, desnudo sobre mí. Un poco nos pusimos de costado para hacer de la penetración algo más fácil. La cabeza de la barra de carne fue siendo comida por mi cola hambrienta. Gemíamos. Los otros dos machos se tocaban sus pedazos para ver si los podían levantar, se acariciaban entre ellos, y de vez en cuando se agachaban para meter sus lenguas alternativamente en mi boca.

Siento que la poronga de Juan entra en mi cuerpo, se abre mi culito, se abre como flor, se abre porque ese macho me está taladrando de manera muy profunda, lujuriosa, me muerde e  cuello y sé que me marcará todo, pero no me importa, la siento latir , hincharse, ponerse cada vez más gorda.

Me recorre. Todo el túnel. Todo el canal, que siento ensancharse. La vara de Juan está bien enterrada en mi, las bolas gordas de aquel macho chocan contra mis nalgas, los gemidos se alzan en el lugar. El olor a macho se vuelve penetrante. Se vuelve ácido y a la vez me calientan mucho más los sentidos.

Ramón me acerca, me convida su pija medio alzado nuevamente, la arrima a mi boca y yo la engullo, fascinado, la lleno de saliva prontamente. Siento que va creciendo entre mis dientes, abro más la boca para comerla definitivamente. Se vuelve rocosa, dura, late en mi boca ansiosa, mientras no dejo de sentir que Juan va y viene en mi canal.

__¡Ahhh nenita tu cola es la mejor en años…me vuelve loco preciosura, Juanito, ohhhh como me tragas con esa cola…ohhhh…siiii!!!__ Juan susurra en mi oído  totalmente descontrolado, sirviéndome, serruchándome a todo vapor. Muerde mis hombros.

Hunde su garrote, está muy duro, va y viene, va y viene.

En tanto la verga de Quique también se levanta y también la arrima a mi boca golosa. La tragó, la mamó, y los gemidos de los tres machos se van imponiendo.

Tengo a las tres pijas duras y rocosas. Juan sigue penetrando y horadando mi ojete agradecido. Los gemidos inundan el lugar, hay gruñidos y alguno que otro bufa y resopla.

Mis lloriqueos de placer hace que esos machos vibren de locura y desquicio.

__¡Ohhh que putita más tierna eres amor…me vuelves loco…mira como pones mi verga!!!__ dice Ramón y entra en mi boca con su barra cada vez más dura .

__¡Oye Juan queremos probar esa cola nosotros también!!__ dice Quique exigiendo un lugar. Mientras Juan va y viene dentro de mí, me hace vibrara, mi propia pija sigue endurecida y levantada, sus dedos de vez en cuando la acarician, tocan mis bolas llenas de leche, que sé en cualquier momento dejaré escapar.

Ramón coje mi boca, acaricia mis cabellos. Juan sale de mi trasero y deja que Quique me penetre, pero Quique quiere que me ponga en cuatro y allí arremete contra mi ojete ya dilatado y listo para su poronga, que entra fácilmente.

__¡Ahhh amorcito…que culito tienes…es espectacular…mi verga quiere tu culito siempre putita hermosa…!!!__ exclama caliente Quique, Ramón en tanto, saca la verga de mi boca, la pasa por mis mejillas, la sacude y golpea suavemente. Mis gemidos y lloriqueos continúan, Juan besa mi espalda, la toca, la acaricia, sin dejar que su pijota caiga.

Con mis piernas flexionadas Quique se hunde en mí, me taladra, me recuesto hacia atrás y el acaricia mis pezones levantados. Juan entonces aprovecha y mete mi pija en su boca. La saborea, juega con ella, sus dedos acarician bellamente mis huevos encendidos y a reventar.

Ramón se inclina también y comparten el bocado, babosean mi pija, la masajean. Chupan mis bolas, estoy a punto de acabar, Quique detrás de mí gime y aprieta las mandíbulas y luego procede a ir llenando mi túnel con escupitajos largos, que golpean las paredes de mi canal, y entonces yo me dejo ir y empiezo a largar mi leche sobre caras, labios, mejillas de aquellos otros machos que me gozan, me disfrutan, son los amigos de papá los que me hacen gozar como la puta que soy.

Quique  saca su desinflada poronga de mi interior. Caigo sobre la cama. Están las otras vergas amenazantes, Juan y Ramón buscan mi boca y me besan profundamente alternándose, unos de ellos que no veo quien, se prende de mis pezones, chupando, mordiendo, succionando, dándome placer hasta el infinito.

__¡Ohhh belleza, eres un demonio…una princesa del deseo, amo tu culito…eres preciosa cariño, me calientas tanto, ahhh…me hiciste gozar como loco!!!__ se tira a mi lado Quique acariciando mi vientre, mientras Juan y Ramón me limpian bien limpio mi verga que decae de a poco. Juan se mete entre mis piernas, de frente, hace que levante la cola y vuelve a clavar su vergota en mi ojete. Mira a mis ojos y me ve gozar como perra, emputecida, levanto las piernas por sobre los hombros de aquel machote que mete toda su poderosa verga hasta el fon y empieza a taladrarme, a bombearme, sin descanso. Con mis manos aprieto sus gordos pezones, alzados y duros. Gime, gime mientras me goza la cola.

__¡y, ay, papi, como me coges, Juan, ahhhhh, que macho eres, quiero tu verga, ahhh, siiii!!__Juan bombea y penetra, bombea más rápido, gruñe, es un lobo feroz atravesándome. Soy su puta. Soy la puta de todos ellos. Ramón mete su vergota en mi boca, para que la goce, la mame y yo lo hago. Exquisito bocado. Hambriento.

__¡Ohh si mi puta…que boquita tragona y mamona, tienes, ahhhhh, quiero meter mi pedazo en tu cola…quiero darte mi leche en tu culito cariño!!__ ruega Ramón. Juan en tanto sigue penetrando, bombeando, agitando mis caderas, entra y entra golpeando sus bolas gigantes contra mis nalgas firmes, está dentro de mi orificio. de mi túnel sediento de pija y de machos. Sediento de sexo salvaje, de sexo masculino. Varonil, como aquellos machos tremendos amigos de mi padre.

Juan aceleró sus embestidas, empujándome hasta hacer que casi tocara mis pies con mi cara, Juan fue llenando mi ojete de leche de macho otra vez, como hacía unos momentos lo había hecho Quique. Los escupitajos de Juan prontamente saltaron hacia afuera, totalmente rebalsado.

Juan busca mis labios, un poco más sosegado. Me hunde su lengua profundamente. Chorreamos salivas. Ramón reclama un espacio. Reclama mi ojete para él. Reclama su lugar en mi cuerpo. Quiere penetrarme, quiere hundir su daga en la cola de su puta, de su putita cariñosa que soy yo, el hijo de su amigo.

Ramón mete su vara, me ha sentado literalmente sobre ella, siento como chorrea la leche de Juan sobre la verga de Ramón. Lo cabalgo. Salto sobre el macho que se prende de mis nalgas, las abre, me besa los pezones.

Los otros dos nos observan tomando aire, buscando fuerzas para continuar. Juan me besa la boca, de rodillas. Mientras soy un jinete sobre Ramón que gruñe y gime de calentura, me siento atravesado por su poronga firme y de consideración, tal vez sea la mas grande de las tres, pero eso me importa poco, me han hecho gozar inmensamente.

Quique acaricia mi pija que se vuelve a alzar como ya es costumbre, no tengo mucho tiempo de espera entre erección y erección, sobre todo si tengo clavada en mi ojete una poronga como la de Ramón que está bien adentro, hasta las bolas.

__¡Ohhh niña, eres tan putita, ahhh, tu cola es tan sabrosa…ohhh, Juanito, maravilla de ojete tienes…cariño…que puta…me gustas tanto!!!__ exclamaba Ramón muy caliente. Quique se ha tragado mi pija y totalmente alzada y dura. La come haciéndome sentir a cada momento mas putita. Más loca, mas ardida. La lengua de Juan ahora recorre mis pezones. Una corriente eléctrica hace que mi cerebro enloquezca.

De pronto Ramón reclama mas atención, entonces bajo más mi cabeza y llegó a a sus labios para comerlos, nuestras lenguas gozosas chocan y las salivas chorrean y se mezclan de forma abundante y sensual. Al rojo vivo.

Quique otra vez en carrera se coloca detrás de mi espalda y comienza a besar mis nalgas, las mordisquea, arrancando grititos y gemidos de mi parte. También hace algo que no esperaba, la lengua de Quique empieza a mojar un poco más el anillo dilatado. Escupe. Obviamente toca y lame el garrote de Ramón que casi aúlla de calentura.

Pronto apoya su pedazo en mi trasero abierto. En mi ojete ya con una abertura importante, mi verga se tensa, rozando el vientre de Ramón, Quique empuja, siento un poco de dolor y como que mi anillo se estira. Pero no quiero que se detenga. Abre, abre, entra un poco la cabeza, Ramón gime a punto de explotar.

__¡Ahhhh me parten en dos, ohhhh, ay, ay, ohhh, ahhhhh, me rompen, me rompen , ahhh, igual las quiero a las dos en mi, ahhhhh, quiero esas vergas!!!__ les digo, casi como suplicando. Quique hace que la cabeza entre por completo y que mi ojete se haga más y más elástico, va entrando en mi, Ramón se sacude, tenso, muerde mis hombros, y siento que va largando su leche, su crema y hace que Quique vaya y venga mucho más cómodo porque a la vez la pija de Ramón se va achicando, Quique muerde mi nuca, y se va corriendo, se va yendo dentro de mí, los corazones latiendo. Los gemidos se confunden, caigo sobre el pecho de Ramón que aún está dentro de mí, Quique cae hacia un costado sacando su daga aún inflamada y chorreando jugos por todas partes. Juan se acerca a nosotros y con su boca limpia la daga incluida la mía que ha largado mas leche mientras  tenía las dos vergas en mi cola hambrienta.

Quedamos abrazados. Quedamos un tiempo buscando aire para respirar. El olor a macho taladra mi cabeza, me pone a mil. Siento el latido fuerte en mi corazón, rodeado de aquellos machos que me tratan como la puta que soy, son los amigos de papá y me darán verga toda la noche, hasta el amanecer.-