Alzado todo el tiempo 3(el tío de mama)

El joven juanito sigue en busca de nuevas experiencias...y las encuentra

ALZADO TODO EL TIEMPO 3

(EL TÏO DE MAMÁ)

Renato desesperado besó mi cuerpo trémulo y caliente. Besaba mis pezones realmente muy duros y paraditos, eran deliciosos comentaba aquel baboso vejete que me enloquecía con sus caricias desesperantes y salvajes.

__¡Eres un bello muchachito!__ decía el tío de mamá en tanto besaba y mordisqueaba mis tetillas, húmedas de su saliva y completamente ardidas y rojas. Eran una brasa, como todo mi cuerpo, yo me dejaba hacer esas cosas que me encantaban sobremanera. Que aquel macho me recorriera con sus manos perversas y lujuriosas, llenas de experiencia en materia de jovencitos, eso me encantaba realmente y lo disfrutaba mucho.

Besaba mi boca subiéndose casi arriba mío, estábamos en la cama de aquel tío lejano completamente desnudos y recién bañados, olíamos a jabón y perfumes y también a sexo, el había encendido en la habitación algunos sahumerios con aromas a lavanda o algo así, eso, envolvía la atmósfera , que me hacía encender los sentidos.

Mi calentura era feroz, se levantaba de a poco mi verga buscando ponerse dura. Yo lo había hecho acabar como un perro a aquel hermoso ejemplar de macho experimentado.

Su saliva me iba mojando y mis gemidos se hacían escuchar y el mismo se prendía fuego. Lo noté porque su vara venosa fue despertando otra vez, me sentí feliz de tener aquel poder sobre el macho. Eso de calentarse nuevamente en tan poco tiempo conmigo, un muchachito muy putón y juguetón con aquellas poderosas porongas, esta vez, en este caso, del tío de mamá, al que había ido a ayudar y vaya si lo estaba haciendo.

__¡Ahhh como me pones cariño…me tienes tan caliente…hasta me olvido de mi brazo roto!

__¡Aquí abajo tu otro brazo se está poniendo duro otra vez Renato!__ dije yo

__¡Es que quiere cogerte ese culito que tienes, ohhh!!__ me decía entre caricias y susurros, chupando mis pechos sabrositos y duros. Masajeaba mi pija que ya estaba alzada. Acariciando mis bolas y luego metiéndose hasta el agujero de mi culito que se sentía  muy dispuesto a recibir  aquel garrote de macho bien alzado, tanto como yo.

Hundió un grueso dedo, lo metió y lo sacó repetidas veces, escuchando como gimoteaba transformándome en una perrita en celo, muy caliente, con mi pija tensándose como cuerda, alzada a pleno, el pasaba los dedos, antes, humedeciéndolos en mi boca. Chupé sus dedos, y luego acariciaba la cabeza de mi verga y continuando el camino los metía y los sacaba en mi ojete totalmente abierto y a la espera de que metiera su vara rígida dentro de mí.

__¡Ohhh Renato que caliente eres, me vuelves loco con tus dedos, ahhh!!!__ gemía yo.

__¡Te voy a coger cariño…no sabes cuanto lo deseo…he pasado un tiempo sin estar con chicos como tu…ahhh…la verdad es que me gustas tanto…Juanito…eres una belleza…ahhh…mi verga no aguanta….quiero meterme dentro de ti!!__ casi suplicaba aquel macho herido. Incomodo. se coloco detrás de mí, en realidad yo me corrí y le di mi cola, chocando su poronga con mis nalgas, el se fue acomodando.

De costado yo empujaba mi trasero en busca de su lanza dura y venosa, gruesa. La cabeza jugueteaba en la entrada y yo resoplaba. Notaba su ritmo agitado de respiración.

Empujo, en tanto yo abría mis nalgotas para que centrara su cabeza, la pija golpeó en mi agujero, empujo un poquito y yo empuje mis caderas hacia atrás, finalmente empezó a entrar en mi, gemí y empuje un poco más para que entrara otro pedazo, así lo hizo y en un momento  estuvo todo adentro.

Me empezó a bombear, traspasando mis sentidos, lloriqueaba y eso hacía que el macho de Renato se entusiasmara atropellando mi agujerito. Vibrando taladraba mi cuerpo y mientras mi pija inflamada se ponía a punto de escupir en cualquier momento.

Besaba mi cuello y me decía palabras cariñosas al oído. Pasaba su lengua a lo largo y de vez en cuando mordisqueaba la piel, marcándola. Sus huevos golpeaban en mis nalgas, apretaba mis pezones y luego los rodeaba con los dedos de una mano produciendo en mi oleadas de enorme placer. Yo jadeaba muy caliente.

Mi propia pija se tensaba de manera elástica y con vida propia. Sentía miles de hormigas en mi cola y en la punta del ojo. Renato serruchaba sin aflojar, cadenciosamente.  Mis bolas se balanceaban llenas y prontas a evacuar sus jugos, apretando mis mandíbulas.

Mi piel se quemaba. Ardía en llamas. El garrote de Renato iba y venía dentro de mi túnel abierto y receptivo, como casi siempre, babeante, chorreando cremas y líquidos. Me colocó, girando su cuerpo sobre su propio estómago, una pose muy rara. Quedé sobre él, básicamente, con mis piernas hacia arriba, pero con el perno clavado en mi ojete. Me sacudía de maravillas, aunque reconozco que algo incomodo para él, aunque parecía no importarle.

Su venosa herramienta me daba placer yendo y viniendo, de todas maneras yo no pesaba nada. Tenía la figura de una damisela. Cintura fina. Piernas torneadas. Con su mano sana acariciaba mis pezones, y los pellizcaba, haciendo que yo llegara a lloriquear de gusto y de placer.

Comencé a largar semen para todas partes. Parecía un grifo abierto en un jardín, con el chorro hacia arriba. Regando sábanas, cuerpos, con los dedos Renato, desparramó leche por doquier, placenteramente, gimiendo. Mis grititos ahogados, su boca chupando mi cuello y dándome vuelta nuevamente.

Sacó su garrote temible y poniéndome en cuarenta y cinco grados, con mis rodillas apoyadas en el colchón y la espalda con caída hacia mi cabeza, el un poco levantado casi en cuclillas entró en mi túnel nuevamente quitándome el aliento.

__¡Ahhh que gusto poseerte, eres una gatita muy putita, ohhh, ahhh, que culito hermoso!!!__ gemía Renato muy caliente dándome verga mete y saca mete y saca. Sus bolas golpeando mis nalgas tragonas. De vez en cuando y con su mano libre, sin yeso, me daba unos chirlos suavecitos, haciendo que gimoteara.

Empujaba y me taladraba. Tenía resistencia. Gozaba de mi abertura cada vez más dilatada. Su venosa carne se hundía en mi canal.

__¡Ahhhh como me la metes papito…eres un macho increíble, ohhh como me gusta que me sometas así…tu carne me atraviesa, ohhh!!

__¡Me encanta tu culito abierto, putita…si, me gusta tu cola, ahhh, me encanta tu culito!__ decía Renato empujando y bombeando sin descanso.

Luego de un buen rato así, me coloco con la cabeza y la nuca doblada. Levanté mis piernas y las hice hacia atrás dejando mi abertura a su disposición, el poniéndose de pie, con su vergón se metió otra vez en mi ojete que se abría como boquita de pez, babosa, licuosa, dichosa.

Tenía una buena gimnasia, debo decir que parecía más joven de lo que era. Su perno duro y parado me cogía con un ritmo de salvaje insaciable. Tocaba mis huevos que se iban llenando otra vez de leche.

El miraba a la parte contraria de donde miraba mi cara. Podía ver su gigante figura agachándose para meter su vibrante palanca en mi culito sabroso. Podía apreciar la cogida que me daba aquel macho. Era muy bueno cogiendo chicos.

___¡Asiii, papi, dame verga, siiii…eres tan bueno…quiero que me sigas empernando, ohhh si salvaje, como me gustas!!__ gemía yo, largando esas palabras, muy demente. Muy loco por aquella poronga que me taladraba sin descanso.

__¿Te gusta mi pijota?....¡Ahhh eres un encanto amorcito…me gustas mucho…me gusta tu cola….ahhhhh…es tan sabrosa y caliente!!!

Así de fuerte y salvaje era el viejo Renato, el tío de mamá. Sacó su garrote babeante de mi cola. Se puso de pie al costado de la cama con la barra de carne bamboleante y dura. Se la masajeaba con la mano, para evitar que cayera, aunque era improbable.

__¡Ponte de pie hermosura, ven que papi te quiere coger de pie, lo vas a disfrutar, ven mami, ven con tu papi!!__ dijo Renato con baba chorreándole por la comisura de los labios. Yo le hice caso y me levante de la cama y me coloqué de pie.

El se acercó por detrás y lamio parte de mi espalda, yo me arquee muy caliente. Sentí su dureza chocar contra mis nalgas, se metió en medio de las nalgas firmes, busco el agujero deseado, mordió mis hombros y con la mano sana me acercaba tomándome por la cadera.

La poronga venosa se volvió a hundir en mi carne, sodomizándome, sometiéndome. Clavado a fondo yo me movía despacio. Para sentir en carne viva aquel aguijón. La penetración fue completa, sus huevos llenos me golpeaban, los sentía latir en mi carnes glotonas.

Me inclinaba de a poco, el agarraba un brazo, como podía pellizcaba mis pezones alterados y levantados. Aceleraba el ritmo de bombeo, mi culito ya estaba por demás de abierto, chorreaba jugos y mi pija estaba rocosa y estaba por largar leche nuevamente, muy caliente, los gruñidos y gemidos se alzaban cada vez más fuertes.

El roce se hacía más potente, sus músculos se estiraban, estaba por llenarme con su leche y yo ya la deseaba, deseaba ser llenado por aquel estupendo macho, aquel tío de mi madre, que prontamente explotaría dentro de mí, dentro de mi ojete putón, dentro de mi cola de perra entregada a aquel macho fabuloso.

__¡Te lleno mi amor, ahhhhh, te lleno, te lleno con mi leche, voy a vaciarme en ti ohhh cariño, si, si, ahhhhh!!!__ lanzó aquel hombre maduro y fue largando tremendo s escupitajos en mi ojete, mi túnel prontamente se vio rebalsado. Colmado de líquidos. Renato se desmadejo dejándose ir dentro de mí, sus piernas temblequearon y las mías también. Estábamos llenos de placer y gozosos. Satisfechos al menos por unos momentos. Su pedazo latía dentro de mi canal, rebalsado de leche, que ya sentía chorrear por mis piernas. Era un insecto atravesado por su lanza que se iba achicando en el estuche, pero yo estaba feliz y lentamente empezó a resbalar para salir del agujero, totalmente abierto y húmedo, baboso, humeante.

Caímos en la cama. Abrazados. Renato, el tío de mamá, chupaba mi boca, y me pedía que me quedará con él a dormir.-