Alzado todo el tiempo 2 (el tío de mama)

Un chico que sigue buscando....

ALZADO TODO EL TIEMPO  2

(EL TIO DE MAMÁ)

Como recordaran soy un adolescente que anda todo el día alzado. Mi encuentro con Tavo, el primo de mi padre,  creo que redoblo aquel estado. Ardía en deseos cada vez que aquel macho que me había hecho suyo estaba cerca. Suspiraba y me relamía viéndolo.

Tuvimos muchos encuentros hasta que aquel día me dijo que tenía que marcharse un tiempo. Estaba realmente compungido.

__¡No quiero dejarte bebé!

__¡Está bien…¿qué hare sin ti?__ dije al borde de lo telenovelesco

__¡Yo volveré no te alarmes cariño!

__¡Como hare para esperar por ti!__ dije entre sollozos

__¡Oh no eso no…no debes esperarme , goza de esta vida…no me esperes…busca tu experiencia…sigue buscando!!__ fue como si necesitara de su permiso. Aunque esto no era así. Estaba atado a él a través de mis gustos por una pija. No sentimentalmente, aunque me gustara como hombre, pero no había llegado a enamorarme de él. Yo era demasiado caliente. Sabía que me unía a Tavo el gusto por el sexo. El tener a  disposición una buena verga que aquel macho me daba y no dudaba en darme.

Así que de la noche a la mañana Tavo partió y me quedé solo. Andaba hirviendo todo el día, no daba abasto con las pajas que me hacía.

Mi hormonas revolucionadas a más no poder. Buscaba por la calle a ver si podía levantar a alguien, y nada.

Mi madre una tarde de esas me llamó y yo lo primero que pensé es que habré hecho

__¡Escucha te necesito para que me des una manito!__ dijo muy seria

__¿Qué pasa mamá´?__ pregunté sin imaginar nada

__¡Mira recuerdas a Renato…el hermano de tu abuelo!

__¡Ah sí!!__dije buscando en mi memoria

__¡Bueno esta operado del codo, del brazo derecho creo, bueno no importa y necesita alguien que lo ayude, a acomodar la casa, a darse un baño….¿Tienes problemas con eso?__ me miro fijamente a los ojos mi madre

__¡No mamá, no tengo ningún problema!__ dije yo relamiéndome sin recordar bien quien era Renato.

__¡Bueno está en su casa ahora y te espera allí, yo hable con el diciendo que tu ibas!__ era media tarde cuando salí de mi casa con todas las recomendaciones por parte de mi madre.

Llegué allí. Quedaba a unas quince cuadras de mi casa, cruzando la placita donde íbamos con Tavo.

Toque timbre y abrió rápidamente el tío de mamá, Renato. Estaba con un yeso casi hasta el hombro, estaba sin remera, con el torso desnudo y pude apreciar de entrada un pecho fuerte, aunque era bastante más grande que Tavo, de edad digo.

__¡Pasa, pasa!__ dijo él y yo no alcanzaba a recordarlo bien aunque era parecido a mi abuelo difunto.

__¡Permiso!__ dije yo y avance. Era una casa agradable. Se notaba limpia y perfumada. El viejo tío de mamá estaba en pantalones cortos, la temperatura de la casa era fresca, aunque no fría. Yo empecé a vibrar al sentir el aroma de un macho tan cerca de mí.

El caminaba delante de mí y se dirigió a la cocinita.

__¡Quería poner la pava y la verdad no podía!__ dijo riéndose de sí mismo

__¡Oh si espera!__ dije y le encendí la cocina poniendo la pava en la hornalla.

__¡Me caí en la calle, en la vereda como un tonto, y me rompí el codo, tuvieron que ponerme una prótesis y todo eso!__ me comento en tanto me invitaba a sentarme.

__¿Y te duele Renato?__ pregunté alterado por el perfume que emanaba de su cara recién afeitada

__¡No, no para nada, al principio sí, pero ahora no…además en tan bella compañía no me duele nada!!__ dijo el viejo tío de mi madre y mis sentidos se agudizaron. Me levanté y le prepare el mate y empecé a cebarle. Nadie me había dicho, pero intuí que se quería tomar unos mates.

Luego de unos mates , y de diálogos triviales y casuales, mirándome a la cara con una sonrisa explícitamente perversa me sugirió

__¡Deberás ayudarme con el baño, necesito bañarme!

__¡Mi madre me había comentado, no hay problema!

__¿No tienes problemas cariño?__ dijo con tono sugerente sabiendo que yo hervía como un brasa

__¡Claro que no, eres un hombre que necesita ayuda, además eres familia!

__¡Ohh, eres un ángel…que tal si vamos al baño!

__¡Claro vamos!__ dije con mi verga totalmente dura y alzada, golpeando contra la tela de mi pantalón.

Entramos al lugar, que era muy amplio. Como los viejos baños, bueno en realidad la casa era bastante vieja y se construyó con la idea y las modas de la época. Bueno la cuestión es que entramos al baño. Tenía bañera. Una bañera bastante pulcra y cuidada que también tenía sus años.

__¡Tendrás que quitarme el pantaloncito!¿te molesta?__ preguntó Renato el tío de mamá.

__¡No, claro que no!__ contesté y ya con mis manos baje la prenda y ante mi apareció un morcillón palpitante y tratando de levantarse.

__¿Te gusta?__ preguntó Renato

__¡Uhhh está poniéndose duro!__ me relamí sin contestar la pregunta de Renato

__¡Sí!¿pero te gusta cariño?

__¡Sí!__ dije tomándolo en mi mano. Sacudí el garrote y empezó enseguida aquel macho maduro a jadear como perro. Caliente. La piel venosa de su vergón corría de forma sedosa. Su cuerpo se tensó un poco más. Allí nomás me prendí a sus erectos pezones gorditos y apetitosos. Las aureolas rodeadas de pelo gris, pero muy duras y sabrosas. Las chupé, las mamé, largamente rodeándolas con mi lengua, mojándolas, saboreándolas con ganas y hambre de alzado . Renato murmuraba palabras soeces y de admiración, acariciando mi cabeza. Mi mano trabajaba allí debajo de forma incansable y volcánica.

Por eso agarré sus bolas regordetas dejando un poco el pedazo. Con la otra mano me apoyaba en sus nalgas. Las acariciaba. Pero mis dedos rozaban esos pedazos de huevos llenos de leche para mí.

__¡Eres increíble jovencito, ay, ay, ay, si eres así con las manos no quiero imaginar tu lengua allí abajo, en mi verga, ay, ay cariño, que dulce efebo, que hermosa criatura, ohhhh!!__ suspiraba y jadeaba aquel maduro soberbio mientras seguía acariciando mi cabeza.

Retorcía las bolas de Renato arrancando gruñidos. Balbuceos en tanto mi saliva chorreaba por su pecho, dejando un poco sus pezones colorados de tanto mamar y morder.

Fui bajando por su vientre, me detuve en su ombligo profundo, mientras jugaba ya con los dedos de la otra mano en su agujero, aquel hombre explotaba en gemidos.

Cuando llegué a la barra de carne la olí, profundamente, tomando ese olor que jamás olvidaría. Pase mi nariz por sobre el morcillón grueso y duro, pasé la lengua sutilmente por todo el helado, le daba pequeños besitos y con los dedos rozaba y jugueteaba con las bolas que se llenaban cada vez más del líquido espeso y pegajoso que sería disfrutado, libado por mí. Lo sabía y lo quería, mi verga totalmente dura cabeceaba y goteaba de forma caliente y ardiente.

__¡Ohhh mi cariño que lengua preciosa…me gustas tanto…eres un demonio o un ángel, no lo sé, ay, ay, ay!! __ me detuve en la cabeza del porongón. Lo rodee con mis babas y mi lengua. Bese el frenillo, suave y busqué morderlo. La metí en mi boca, lo que podía, su cabeza en mis labios, la chupé despacio, succionando como bebe.

__¡Ohhh si mi cielo, ohhh, que boquita glotona!!!__ expresó aquel macho que era el tío de mi madre, abrió mas sus piernas y se agarró no sé de donde, pensé por unos momentos que se caería al piso, chupé con mas ahínco y potencia, más gemidos, y resoplidos de parte de Renato, lo estaba disfrutando.

Abracé sus piernas bien de frente a él, caído de rodillas como pidiendo perdón, metí toda la barra en mi boca y comencé a sacar y poner, la escupía y volvía a tragar aquel pedazo feroz y al rojo vivo. Con mis manos agarré otra vez las nalgas y clave su garrote enteró en mi boca, haciendo un esfuerzo máximo, hasta ahogarme y casi vomitar, haciendo arcadas, la sacaba y respiraba, buscaba aire y volvía a tragar aquella herramienta.

Con uno de mis dedos jugaba en el agujero de Renato, que no escapaba, es más le gustaba tener un dedo enterrado por completo en su culito baboso y abierto. Con la otra mano empecé a ocuparme de mi que volaba de calentura y empecé a masajear mi pija tan dura como la de Renato, mi nuevo amante, mi viejo amante, masajee brutalmente mi vara, perdí un dedo abriendo mi ojete y luego metí otro, mientras con mi lengua y mi boca no dejaba aquella porción de carne que tanto me atragantaba para darme placer y lujuria.

Renato, el macho, el tío de mamá, se aferraba a mis cabellos y a las paredes del lugar para no dejarse caer, vibraba, gemía y gruñía, resoplaba.

__¡Ahhhh me vas a hacer acabar chiquillo, que boca brutal, ohhh, eres un amorcito, ahhhhh, ay, ay, te voy a llenar la boquita!!!__ gemía aquel macho que tenía atrapado de su garrote. Iba y venía empujando en mi boca.

Tomando mi cabeza apuro cada vez más las penetraciones en mi boca que se ensanchaba cada vez un poco más, abriendo, y abriendo ya mis mandíbulas no daban más, entre gemidos fuertes fue llenando mi boca de su leche, por otro lado yo escupía mi semen al piso y por mi mano, abundantes chorros llenaron mi cueva bucal agradecida, tragué, tragué y limpie bien el sable de aquel hombre que jadeando se sentó al borde de la bañera y yo quedé apoyando mi cabeza en sus rodillas desnudas.

El me acariciaba con su mano útil por los cabellos, y yo le daba pequeños y cortos besitos en sus muslos y en las rodillas. Resoplaba cerca de su alicaída barra babeante.

__¡Hacía tanto que no tenía un encuentro así!

__¿Mucho?__ pregunté

__¡Hace un tiempo ya…tu eres un jovencito increíble!__ luego de eso nos metimos debajo de la ducha y lo ayude a bañarse y Renato empezó a acariciarme nuevamente.-