Alternativa Placentera

No queria tener sexo vaginal todavia, asi que se me ocurrio una idea.

Alternativa placentera

Hacía 6 meses que salía con Octavio pero nunca habíamos tenido sexo vaginal. Solíamos pasarnos horas en mi cuarto franjeando, aprovechando que mis padres no estaban, hasta que él me pedía que lo dejara cogerme, pero yo me negaba porque tenia mucho miedo de quedar embarazada. En cambio de eso yo le lamía la pija y se la chupaba. Me encantaba acariciársela íntegramente con la lengua y después beber su semen.

Mi amiga Brenda me sugirió que hiciera lo que hacia ella con su novio, dejaba que este la penetrara analmente. Me confeso que al principio había tenido sus temores, pero que luego de experimentarlo le pareció sensacional.

Yo no le conté nada a Octavio. Un día en mi dormitorio comenzamos a franelear y a besarnos en la cama, como siempre. Octavio me acaricio tanto que me dejo al borde del orgasmo. Hice que Octavio se acostara boca arriba y entonces me dedique a dejar su verga dura como una roca. Él gemía y gruñía, mientras que mi lengua se deslizaba alrededor del aparato hasta que me pareció que se acercaba al momento del clímax.

En ese momento le dije lo que quería que me hiciera. Él se mostró muy excitado y no lo podía creer. Tome un frasco de vaselina y le dije que tenia que ponérmela en el ano. Comenzó a embadurnar mi ano con el dedo envaselinado y yo empecé a gemir nuevamente, a medida que sentía que las cosquillas se esparcían por todo mi cuerpo. Los pezones se me habían endurecido anticipando el momento y tenía la vagina empapada de lubricación. Además mi culito se había dilatado y hambriento esperaba a su presa.

Cuando su verga empezó a penetrarme sentí un dolor extraño, como algo que hiciera que todos los nervios de mi cuerpo se tensaran. Él me tranquilizó lamiéndome los lóbulos de las orejas y murmurándome palabras dulces. Así fue como me fui relajando. Sentía su verga dura y sabia que era bastante grande, lo que agregaba un poco mas de tensión.

Octavio en ningún momento me lastimó o me embistió con fuerza, se ocupaba de que yo me relajara y pudiera sentir todo. Comencé a sentir espasmos que cruzaban mi cuerpo y me sacudí presa de la excitación. Gemí mientras deslizaba una porción mayor de su verga en mi interior. Con su mano libre empezó a acariciarme el clítoris y pude sentir como me había llenado mi canal por completo. Entonces mis estremecimientos se volvieron incontrolables.

Apretaba mi cola contra su cuerpo en un intento de que todo quedase en mi interior. Sentía que el clítoris se endurecía y se volvía cada vez más ardiente, mientras él me acariciaba de la manera que sabia que seguro me llevaba al clímax. Sentí que el orgasmo iba creciendo en todo mi cuerpo, cuando él avanzó aún más con su aparato y comenzó a entrar y salir a más velocidad. La vagina me palpitaba con la sensación, lo que me hizo estallar en un feroz orgasmo. Después que termine, Octavio me tomo de las caderas y empezó a embestirme con verdadera furia. Perdió totalmente el control y gemía como un animal. Nunca antes lo había oído reaccionar de esa forma. Deslizaba el miembro hacia adentro y hacia afuera en un éxtasis salvaje, hasta que se descargo en el interior de mi recto.

Analía.