Alta traición 2/2

Si no es su hija, ya estaba embarazada cuando me fui a vivir con él ja ja, no sé quién es el padre, capaz que alguno de ustedes ya que lo hacia antes de él.

ALTA TRAICIÓN 2/2.

En unos exámenes médicos le descubrieron un cáncer de útero a Cristina, y parece que estaba un poco avanzado, la solución era que tenían que “vaciarla”, o sea sacarle el útero y no sé qué más, que no iba a poder tener hijos.

Cuando me lo contaba lloraba, lloraba y me abrazaba, vino al fin sus palabras.

_Rubén no puedo exigirte el compromiso, ahora podés irte, no nos podemos casar, nunca voy a poder darte un hijo, no tenés ya más obligaciones conmigo.

_Andá a cagar Cristina.

Después de recibirnos, nos casamos, una ceremonia de lo más sencilla, muy poca gente, su tía, mis padres y mi abuela únicamente, mis amigos me habían hecho una despedida de soltero de lo más tranquila, fuimos a comer a una parrilla.

Entré a trabajar en el banco de mi padre y ella de maestra, nos fuimos a vivir al departamento que dejaron Doris y el tatuado cuando se fueron, teníamos 21 años…

Todo era felicidad, tanta felicidad que no quise trabajar más en el banco, me anoté en la docencia, para estar hablando con mi señora de los mismos temas, me prohibió que eligiera alguna escuela dónde ella trabajaba, que nos veríamos a la tarde, salíamos a las cinco de la tarde, a más tardar a las seis estábamos tomando un café con unos pastelitos que llevaba, los hacía una madre de una alumna y me traía todos los días seis, ojo que se los pagaba heee.

Y como mencioné, conocí a Quico, un profesor de educación física, un tipo de lo más simpático, muy solidario, muy buena persona, nos hicimos amigos enseguida, les presenté a mis otros amigos y se integró a la barra.

También conocí a Andrés, un maestro de una sabiduría muy especial, excelente jugador de ajedrez, muy preparado, a los pocos años de trabajar en la docencia ya fue director de escuela.

Yo nunca quise ser director, nunca quise rendir el examen, lo que pasaba es que no puedo, llegar al caso de tener que sancionar a alguien, soy más bien sindicalista, de tratar de arreglar con acuerdos.

Lo que sí hice es rendir como secretario de la escuela, ahí me desempeñaba muy bien, trataba siempre de que se llevaran bien el personal directivo, el personal docente y el auxiliar.

Nos compramos una moto, una muy buena moto, casi salió como un auto, nos pareció lo más adecuado, si éramos los dos solos, nos empezamos a acostumbrar a irnos los fines de semana, a pueblos no muy lejanos, cargábamos la carpa y unos utensilios y a la ruta.

En la carpa, veces el colchón inflable no alcanzaba y cuando le daba unos pijazos o cuando Cristina me cabalgaba en forma intensa nuestras espaldas sentían la rigurosidad del piso, mirá que trataba de limpiar bien dónde armaba la carpa, pero siempre alguna piedra traicionera aparecía y nos jodía las espaldas.

No importaba que iba hacer mal tiempo el fin de semana, nosotros salíamos igual, si era mucha la lluvia, en lugar de un camping íbamos a un hotel, lo que sí nunca dejamos de hacer es coger, bien cogidos los fines de semana o sea mucho sexo.

Varias veces fuimos a lo de mi abuela, ella nunca nos mencionó nada, tampoco sabía si era con Cristina la que estaba esa noche en que me encontró “en la cama del abuelo” y no quería meter la pata.

Me contó mi madre que después de encontrar los dos forros que había dejado tirados en la “cama del abuelo” vino al departamento de mis padres y les pidió la llave de su casa. Por supuesto que mi madre no la encontró, ahí les dijo que yo, el nieto desconsiderado había estado teniendo sexo “en la cama del abuelo”, estuvo como una semana en lo de los amigos, después se le fue pasando, mi casamiento la serenó del todo, creo que me perdonó.

Al estar en la casa de mi abuela con mi señora Cristina nos mirábamos y sonreíamos.

Mi abuela falleció a los ochenta y seis años, teníamos 27 años, mi mamá no quiso saber nada con la casita de mi abuela, casi se la regaló al hijo de una vecina de mi abuela, una vecina que siempre le hacía los mandados y se ocupaba mucho de ella.

En el verano, de vacaciones íbamos a pasar unos cuantos días a la casa de mis padres, la que está a casi cuatrocientos kilómetros, dónde pasé mi infancia, nos la pasábamos metidos en una pileta de lona que había comprado, haciendo asado y por supuesto con sexo a cada rato.

Había momentos en que le sacaba la malla a mi señora, mientras estábamos en la pileta, la hacía sentar en mis rodillas y con la ayuda del agua se la metía hasta bien adentro, ella se movía muy suavemente y sino le comía los pezones charlábamos de boludeces.

Nuestra vida era bastante sencilla, de 7,45 a 17 horas trabajábamos en la docencia, después a nuestro departamento, los fines de semana a algún camping o salida con los amigos.

Iba a jugar los viernes a la noche con los vagos, en el club dónde le pedí a mi esposa que fuera mi novia, es un club de barrio, con pileta de natación, cancha de básquet, que a la noche se transforma en cancha de babi fútbol, o sea fútbol cinco, o fútsal.

En la semana muchísimas noches cenábamos con mis padres en su departamento o en el nuestro, era de acuerdo a quién invitara, Cristina es huérfana, la crió una tía y me parece que por cuestiones económicas no se llevan bien, nunca me quiso contar.

También cenábamos en la casa de amigos, o ellos venían a la nuestra, una tranquilidad nuestras vidas.

Pasaron muchos años, nuestros amigos se casaron, tuvieron hijos, se separaron, cada uno hizo su vida, nunca dejamos de juntarnos.

La cagada llegó cuando teníamos 45 años, se le declaró otra vez el cáncer a Cristina, hizo quimioterapia, se intentó un montón de cosas pero no hubo caso, falleció a los ocho meses de saber que tenía de nuevo la puta enfermedad.

Anduve muy boludo por un tiempo, no sabía qué hacer los fines de semana, mis padres que ya se habían jubilado hace rato no podían hacer nada por mí, es más no lo tengo claro pero los dos murieron por una pérdida de gas, un cañito detrás de la estufa del dormitorio.

No quiero decir nada pero mi viejo me pidió si no tenía una llave chica para aflojar una tuerca.

No quise volver a entrar al departamento de mis padres, por intermedio de una inmobiliaria lo alquilé amoblado, me pasaron todas las cosas personales, todavía no abrí todas las cajas.

Si con la pérdida de mi señora estaba boludo, con la pérdida de mis padres ya no podía, estuve de licencia unos meses, no iba a jugar al fútbol, engordé unos cuantos kilos.

Me acuerdo como si fuera hoy el día que conocí a Gladys, fue en el cumple de Antonio, andaba mal por la muerte de mis padres, de mi esposa, no salía a ningún lado, ni a jugar al fútbol, ellos, mis amigos siempre trataban de invitarme a todos lados.…

Llegaron tres chicas Marta, Teresa y Gladys  al cumple, Antonio cumplía 50, yo tenía 48, conmigo se puso a bailar Gladys yo a pesar de tener bastantes kilos de más soy muy ágil y bailo bien…

Comenzamos a salir los sábados a la noche y domingos, llamados todas las noches, polvos los fines de semana, al mes ya se quedaba en mi departamento, a los dos meses no se fue más…

Gladys es una mujer bastante bonita, lo que la hace atrayente es su sonrisa y su conversación, enseguida entabla amistad con cualquiera, de mi altura, con buenos pechos y culo paradito, tiene algún kilo de más pero en los lugares mejores, bueno yo no puedo hablar mucho de kilos de más.

Mi hija nació con una inmensa alegría de mi parte, nunca saqué la cuenta, la cosa era no preguntar de antes de conocernos…

Volví a sonreír, a querer adelgazar, a ir a jugar al fútbol, me ofrecieron un cargo a la noche que agarré, quería hacer más dinero para poder jubilarme e irnos con Gladys y mi hijita Elizabeth, a vivir a la casa de mis padres a cuatrocientos kilómetros, alejarnos de la locura y que nuestra hijita creciera sin tantos problemas, acá todas las noches hay quilombo en las calles con los muchachos y chicas, estamos en una zona donde hay muchos boliches y todas las noches peleas, y corre la  droga muchísimo.

No sé por qué fue que desconfié, nunca me había importado comprobar lo que me decía Gladys, pero una madre de una alumna, que venía a hacer la limpieza dos veces por semana me dijo que a ella no le molestaba encargarse de Elizabeth, pero que no alcanzaba a limpiar todo, la nena la demandaba.

Me enteré sonsacando que Gladys cuando venía la señora se rajaba, nunca me lo dijo.

Y empecé a sospechar, antes los fines de semana no parábamos de coger, ahora siempre tiene una excusa, está bien que he aumentado un poco de peso, pero que querés si trabajo desde las 7,45 a las 22 horas.

Y claro, estuve fijándome en detalles, un moretón en el cachete del culo, una especie de chupón en el cuello, no es que me los mostrara, es que la destapaba dormida.

Para hablar a veces por su celular se aleja de mí, le puso clave y no me la dijo, no iba a ser tan boludo de preguntársela.

Un fin de semana fui a ver a un investigador privado, qué verso que tiene, hay que poner cámaras en toda su casa me dijo, además de seguirla, filmarla, para poder demostrar la infidelidad, que con sonido, que se puede controlar desde el celular, me fue vendiendo de todo.

Comprobé que verdaderamente me engañaba y no me engañaba con cualquiera, me engañaba con mis amigos, con todos, los tengo filmados.

Lo que me destruyo fue cuando Gladys dijo…

_Si no es su hija, ja ja, ya estaba embarazada cuando me fui a vivir con él, ja ja y no sé quién es el padre, capaz que de alguno de ustedes ya que lo hacía antes de  él.

Claro con tres turnos de trabajo mucho amor no le daba, pero y mis amigos, los que comparten conmigo todos los viernes jugar al fútbol, si hasta salía antes los viernes de la escuela para llegar a tiempo, cómo pudieron hacerme eso, es alta traición.

Y acá estoy, sentado en una banqueta de plástico bajo la lluvia, de los baños, en los vestuarios del club, acabamos de jugar unos buenos partidos, ganamos los dos primeros, después el cansancio nos mató, para colmo hay unos pendejos de treinta años que te pasan por arriba.

Íbamos a comer un asado los siete amigos, yo había comprado todo, que después repartíamos los gastos y le pedí al sereno del club si no nos lo podía hacer, es muy bueno con la parrilla, hasta había llevado una pantalla, para ver videos.

Apareció Cacho por el baño, es uno del club, llega cerca de las doce de la noche, se cambia, se pone la ropa de jugar al fútbol, da unas vueltas a la cancha, transpira, se revuelca en la tierra y después se baña, todos le festejamos la viveza de meterle los cuernos a la señora, a mí hoy no me cayó tan gracioso.

Roberto el sereno fue convencido de que se quedara a comer el asado con nosotros, le dijeron que si él comía se les iba el miedo a ser envenenados ja ja.

Cuando ya no había mucho por conversar, nos habíamos tomado unas botellas de vino y comido un rico asado.

_José Luis preguntá, para qué trajiste la pantalla Rubén, vas a pasarnos unas pornos ja ja.

_Siiii, y son de lo más atrapantes, van a ver cómo van a disfrutar verlas.

Si si si, todos afirmaron querer verlas.

Le di dinero al sereno y le dije.

_Roberto podés dejarnos solos para que podamos ver los videos con los amigos, hay gente conocida ja ja.

Tomó el dinero y discretamente sin preguntar nada se rajó a dar vueltas por el club.

Empieza con Gladys entrando del brazo de Antonio a un hotel alojamiento. Siguen los encuentros en mi casa, con cada uno de ellos, Luis quiso apagar la pantalla.

_Ni se te ocurra, le dije, sosteniendo un inmenso cuchillo en mi mano derecha.

_Cuando terminaron los videos les dije.

_Desde ahora van a tener que poner 40 dólares todos los meses para la mantención de Gladys y de Elizabeth.

_Pero si es una puta, ella nos convenció de meterte los cuernos, que si no era con nosotros se buscaría otros.

_Siii, pero esa puta era mi mujer, ustedes eran mis amigos, me lo tenían  que haber dicho y no cogérsela, hijos de puta, si no ponen lo que les dije les voy a mandar los videos a sus señoras, a ver qué dicen.

_Muchachos es un departamento alquilado, van a tener que ocuparse de mantenerlo, además van a poder coger con Gladys tranquilamente, que su amigo del alma no les va a decir nada.

Mucha conversación más no hubo, uno a uno se fueron yendo, yo desarmé el circo, lo metí en mi auto y me fui a dormir a un hotel.

Como había cumplido los 50 años y tenía los años de servicio me jubilé, no me importaba que tuviera que esperar varios meses para poder cobrar, lo digo porque hay que presentar tu pedido con seis meses como mínimo, para enganchar el cobro de docente en ejercicio con el de jubilado, yo  con lo ahorrado y con lo que cobré por el seguro de mis padres podría estar varios años sin cobrar, pensar que quería comprar un buen auto para ir a pasear con Gladys y Elizabeth, la voy a extrañar a la mocosa.

Cuando en la mañana  vi que Gladys salía del edificio para llevar a la nena al jardín entré en compañía de los de la mudanza y bajamos todas mis cosas, hasta las cajas de mis viejos, la camioneta quedó bien llena, ahora hasta la vieja casa de mis padres en la provincia.

Los de la mudanza tenían la dirección, yo con la moto llegué antes, pensar que hacía un montón que no venía, desde la muerte de Cristina, con Gladys nunca vine, no la conoce, creo que nunca se la mencioné, era para Cristina y para mí.

Le pegué una barrida muy por arriba y los esperé.

Lo que haga de ahora en más será otra historia.

FIN.

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