Alquiler compartido
Marina publica un anuncio en el diario ofreciendo compartir el alquiler.
ALQUILER COMPARTIDO
Marina es lesbiana. Siempre lo ha sido, desde la adolescencia, eso fue una de las cosas que siempre tuvo claras en la vida. Es una mujer de 35 años, con unas piernas muy largas y bien torneadas, caderas amplias, linda cola, cintura pequeña, busto mediano. Su rostro es engañoso...puede demostrar una seriedad y dureza que su portadora muestra ante el mundo...como puede suavizarse y convertirse en el rostro mas dulce del mundo si algo o alguien la conmueve.
El teléfono la saca de sus pensamientos...preocupada por sostener ese caro apartamento que Iris insistió en rentar cuando se fueron a vivir juntas. Un coquetísimo departamento, cercano a la rambla, con un dormitorio enorme, un buen salón de recibo...en fin encantador y bastante caro. Iris la convenció con el argumento de que pago a medias era un excelente negocio...y lo fue hasta que Iris perdió la cabeza, se enredó en otra relación y se fue. Ante la imposibilidad de sostenerlo Marina había publicado un anuncio en el diario ofreciendo compartir el alquiler. Atendió esperando que fuera alguna interesada.
Hola.
¿Es es el 714 43 30?.
Sí.
La voz del otro lado del hilo le gustó...respetuosa, con un tono como de chica del interior, suave.
Llamo por el compartir alquiler....¿cuanto sería el dinero que tendría que aportar?.
U$S 250, para cubrir alquiler y gastos comunes.
¿Podría ver el lugar?.
Claro....anotá..
Le dio la dirección, algo insegura...no era una cosa muy convencional lo que estaba haciendo, dejando entrar a una completa desconocida a su casa. Luego sonrió...había dejado entrar a Iris en su vida, que creía conocerla y le había destrozado el corazón...así que esto podía no ser tan malo.
Media hora después tocaron el timbre. Abrió y frente a ella se encontró con una chica no muy alta, delgada, con el cabello semi largo, ojos castaños oscuros ocultos detrás de unos anteojos con marco dorado, lo que le daba un aire intelectual. La muchacha sonrió y dijo.
Soy Lucía...vengo por el aviso.
Pasa.
Un rato después y dos cafés por medio, Marina sabía que Lucía venía del interior, llevaba unos años en Montevideo, estaba viviendo en un hotel pero no podía terminar de acostumbrarse a eso, antes había vivido en un apartamento cuyos gastos compartía con unas chicas de su misma ciudad. Había terminado su carrera hacía un año y afortunadamente ya tenía empleo en lo suyo, que era la fisioterapia. Apenas llegaba a los 28 años.
Marina le mostró el apartamento, que a Lucía le pareció bien.
Como ves...solo tenemos un dormitorio. Puedes dormir aquí, o en la sala, eso es como tú prefieras.
Si no te molesta...me gustaría estar en el dormitorio. Prometo que no te molestaré. Trabajo de 10 a 18 horas, así que no me levanto muy temprano a hacer ruido...
Ok mujer...entonces...el contrato de este lugar vence en un año. Si te parece bien puedes mudarte en cuanto desees.
Mañana me mudaré.
Otra cosa...¿tienes novio?
Bueno...salgo con alguien - respondió Lucía poniéndose roja.
Lo digo porque si algún día quieres privacidad conversemos luego sobre el código a usar.
No...no habrá problemas con eso - respondió Lucía aún mas roja. Marina sonrió levemente...¿era tan inocente o solo lo fingía?. De todos modos le caía muy bien Lucía, tenía el dinero para pagar adelantado...y no quería perder tiempo entrevistando mas personas. Se sintió un poco culpable al despedirla por no haberle dicho que era lesbiana...pero bueno...eso podía espantarla, y ahora realmente necesitaba compartir el alquiler de ese apartamento, sino comenzaría a desfinanciarse.
A la mañana siguiente Lucía se mudó con sus bolsos, libros, fotografías...y Marina conoció a Rogelio, que era el hombre con quién Lucía salía, que por cierto no le cayó nada bien. Era un hombre morocho, ojos verdes, pero la sonrisa...maligna. Y trataba a Lucía con un aire de desprecio, como si le hiciera un gran favor estando con ella. Con el correr de las semanas Marina y Lucía se complementaron bien. Lucía era muy tranquila, así que no alteraba en nada el ritmo de Marina. Conversaban hasta tarde, preparaban las comidas a medias. Marina se acostumbraba a tener a Lucía. Y lo que le inquietaba es que comenzaba a gustarle...en las mañanas muchas veces fingía dormir para espiarla mientras Lucía, pensando que ella dormía, paseaba en ropa interior por la habitación.
También comenzaron a intercambiar confidencias. Lucía le contó que con Rogelio las cosas no iban muy bien, ya que él quería pasar al plano sexual y Lucía no se sentía preparada...pero Rogelio seguía insistiendo, haciéndola sentir muy tonta muchas veces.
¿Y por qué no quieres tener relaciones con él?.
¿No te vas a reír?.
No ¿cómo crees?.
Me da asco pensarlo....nunca he podido hacer el amor...me da asco, no me excita.
Marina sonrió levemente....podía comprender eso muy bien. Le tomó las manos y sintió un escalofrío. Por unos segundos se miraron una a los ojos de la otra, hasta que Marina rompió el silencio.
- No te preocupes querida, ya llegará el momento. No permitas que te presione.
Al sábado Lucía se preparó con un esmero inusitado en su arreglo. Iba a un casamiento con Rogelio y se veía realmente hermosa en ese vestido mini negro. Marina tuvo que controlar su mirada mas de una vez mientras Lucía se arreglaba. Y también sintió algo que pensó ya no volvería a sentir....celos de que se fuera con Rogelio. Tanto fue así que cuando él llegó, fingió estar muy ocupada en la cocina para no tener que saludarlo.
El ruido y los gritos de Rogelio interrumpieron el profundo sueño de Marina. Miró el reloj...eran las 5.30 a.m. Sintió que algo caía en el living y decidió levantarse cuando oyó a Lucía decir:
- Ya basta..déjame...
Cuando se asomó al living Rogelio estaba aplastando con su peso a Lucía sobre el sofá de tres cuerpos, metiéndole mano por todos los lugares, el vestido negro estaba rasgado en el fondo y la cara de Lucía denotaba pánico.
¿Qué no has oído que la dejes?.
¿Y tú que te metes? - respondió Rogelio de mal modo....aún sobre Lucía.
Es mi casa...así que te pido que te retires, o llamo al portero - respondió Marina, levantando el tubo de intercomunicación.
Rogelio se puso en pie, ceñudo. Miró a Lucía con despecho.
No volverás a saber de mí.
Por favor....vete ya - respondió Marina por Lucía. Un poco tambaleante el hombre salió del departamento. Marina se sentó junto a Lucía y la abrazó...besandole los cabellos, como quién consuela a una niñita.
Calma querida...ya se fue...
Es un desgraciado....
Lo sabemos...pero cálmate...
Marina apretaba a Lucía contra su cuerpo, trasmitiéndole calor. Besó de nuevo sus cabellos suavemente. Lucía elevó la cara, quedando sus labios tan cerca de los de Marina...que antes de pensar en lo que hacía la estaba besando. Un roce de labios que encendió fuego en Marina, a la vez que una tremenda confusión, se sintió sucia al hacer eso...aprovechandose de la debilidad de Lucía.
Perdóname....
¿Sos lesbiana....verdad?.
La pregunta de Lucía no denotaba reproche...y el tono era muy dulce...además no se había despegado de su abrazo, ni quitado la cabeza del hueco de su hombro...y la miraba a los ojos.
Sí.
¿Me besas de nuevo?.
El pedido la sorprendió tanto que no lo hizo...así que fue Lucía quién elevó la cabeza y atrapó sus labios. Con la lengua tentó entre ellos, Marina entreabrió la boca y se dieron un apasionado beso que despertó por completo la libido de Marina, que bajó sus manos para acariciar los senos de Lucía sobre el vestido negro, mientras el beso se hacía interminable.
Te deseo - murmuró Marina cuando sus labios se separaron.
También yo - respondió Lucía, semi incorporándose solo para atrapar la cara de Marina entre sus manos y volver a besarla - Me gustas mucho...hasta ahora me doy cuenta de cuanto.
Las manos de Lucía acariciaban la nuca de Marina mientras le decía eso con voz suave....la enloquecía. Marina bajó las manos por el costado del cuerpo de Lucía, mientras besaba su cuello con besos suaves, recorriendola.
Se puso en pie y le tendió la mano a Lucía, quién la tomo. Se dirigieron al dormitorio. Una vez allá se miraron a los ojos unos segundos, mientras Marina elevó los brazos de Lucía y le quitó el vestido negro, viendo aquel conjunto de ropa interior azul oscuro que tantas veces había espiado fingiendo dormir. Lucía por su parte desanudó la bata de Marina, que cayó hacia atrás....Lucía solía dormir solo con los calzones, así que los senos pequeños y formado quedaron al aire. Lucía recorrió con dos dedos desde el cuello hasta el inicio del monte de Venus cubierto por la tela blanca del calzón y murmuró.
Eres hermosa
Tú eres la hermosa.
Lucía bajó la cabeza para atrapar uno de los senos de Marina entre sus labios, chupándolo con una ternura que no creía capaz poseer...pronto el pezón estaba erecto y Marina muy excitada. Lucía pasó a tratar al otro seno del mismo modo, mientras con las manos acariciaba el trasero de Marina, que no cesaba de soprenderse de las cualidades amatorias que Lucía demostraba. La lengua de Lucía estaba ahora en su vientre, rodeando el ombligo, y Marina suspiraba fuertemente mientras sentía como le quitaba el calzón.
Lucía se detuvo para empujarla suavemente...Marina se tendió en la cama y ella la imito...comenzando a recorrer ahora desde los tobillos hasta los muslos con la lengua...saboreandola. Se entretuvo un rato en la cara interna de los muslos, acercándose a la caliente humedad del sexo de Marina...tan cerca que algunos lenguazos llegaban a rozar los labios de la vagina. En el aire se sentía el característico olor de mujer excitada.
- Sabrás disculpar la torpeza - murmuró Lucía antes de atrapar al clítoris entre su boca y chuparlo suavemente, para luego meter la lengua directamente en la raja de Marina, que emitió un gritito al sentirla. La lengua de Lucía se movía en su interior, deteniéndose solo un poco para tratar al clítoris, que sobresalía hinchado por la excitación. Los jugos de Marina fluían ya sin control, y Lucía se ocupaba de aumentarlos con el movimiento de su lengua dentro de Marina...el orgasmo tensó las piernas de Marina, que emitió un sonido extraño cuando al fin terminó.
Lucía subió besando desde el monte de Venus al cuello de Marina, se miraron a los ojos y Marina la besó, sintiendo su propio sabor en los labios de la otra.
¿Hablaste de torpeza? .... estuviste fabulosa.
Te deseo Marina...desde hace mucho tiempo.
Marina la obligo a ponerse boca arriba, para poder verle la cara. Le quitó el brasier para poder besar los senos de su compañera, que ya estaban con los pezones totalmente erectos. Le quitó luego el calzón y volvió a descansar a su lado, recargando el peso del cuerpo en uno de sus brazos para recorrerla con su mano libre, hasta llegar a la vagina...totalmente mojada de los jugos de Lucía...estaba excitadísima. Con dos dedos encontró al clítoris y comenzó a masajearlo suavemente, con movimientos circulares. Lucía apretó la cadera contra su mano para aumentar la presión...así que Marina le hizo caso, aumentó la presión y comenzó a ir mas lejos, pasando los dos dedos también por la raja...insinuando la penetración, pero sin llevarla a cabo.
- Hazme tuya Marina....
Marina se puso sobre Lucía, los senos de ambas rozándose y metió dos dedos de golpe dentro de la vagina de Lucía, cuyos ojos se extraviaron un poco....comenzó a moverse, entrando y saliendo a un ritmo lento, pero Lucía apuraba el ritmo apretándose contra ella, así que apuró el ritmo, cabalgando sobre una Lucía que emitía gemidos de placer e inundaba su mano con jugos.
- Sí amor...así....hace tanto que te deseaba...
Marina curvó un poco sus dedos hasta encontrar lo que buscaba...la pequeña protuberancia que se conoce como punto G...pero a quién le importa el nombre, lo que Marina sabía era que estimulando esa protuberancia se lograban unos orgasmos muy fuertes...y cuando llegó el de Lucía no fue la excepción. La vagina apretaba y soltaba los dedos de Marina con una rapidez pasmosa, mientras Lucía jadeaba. Cuando al fin se calmó Marina quitó suavemente los dedos de dentro de Lucía.
Marina puso su cabeza entre los senos de Lucía, descansando. Intuía que esa era la primer noche de muchas otras que pasarían juntas en el futuro.