Alquilame a tu esposa por una semana:

Jamas en mi vida imagine pasar toda una semana con un desconocido, y mucho menos cogiendo a diario con diferentes hombres.

Alquílame a tu esposa por una semana:

Miramos el mensaje que nos llego y nos quedamos sorprendidos por lo que nos pedían.

  • ¡Hola!  El motivo de mi mensaje es para pedirte que me rentes a tu esposa por una semana, si aceptas… tendrás que convencerla para que acepte ser obediente en todo, para ser mas claros mi deseo es que tu esposa me complazca en todo durante una semana, no se trata de BDSM, no, simplemente tiene que ser servicial, un poco de sumisa, pero sin cosas raras, y si mucho sexo, si aceptas llama a este numero y lo platicamos.

-¿Qué opinas Sonia?  ¿Te gustaría conocerlo?

Ya habían pasado varios meses sin tener sexo con otros hombres, y la verdad si lo deseaba, y mas sabiendo que se trataba de algo nuevo, ser una sumisa por una semana, me excitaba la idea, de echo esa era una fantasía que tenia guardada de tiempo atrás, pero nunca se lo había mencionado a Mario y ahora estaba esa oportunidad.

  • ¿Tú me dejarías ir toda la semana?

-Si, por supuesto que si, pero solo si estas dispuesta a lo que el pide… ¡además ya es hora de retomar nuestras aventuras!

  • Si… acepto ser obediente, llámale y ponte de acuerdo con el.

Mario tomo el teléfono y con una sonrisa morbosilla me miro mientras esperaba que le respondieran.

-¡Hola buenas tardes!  Mi nombre es Mario recibí tu mensaje, ¿podemos hablar ahora?  Si, no hay problema, solo me gustaría saber, a donde seria el encuentro y de ser posible conocernos e ir a tomar un café, tu sabes es por seguridad de Sonia;  esta bien me parece justo, si este es mi numero marca cuando estés aquí en la ciudad. ¡Hasta pronto!

Mire a Mario con rostro interrogante, ¿y?  ¿Qué te dijo?

-Pues, solo me dijo que antes de darnos cualquier dato, esta de acuerdo en conocernos primero, el es de Cancún, y va a venir el próximo viernes, iremos a tomar un café los 3 y entonces si le agradas ese mismo día te iras con el.

Los siguientes días fueron toda una eternidad, cuando llego el viernes, Mario se fue a su trabajo como de costumbre, yo no le pregunte nada, solo decidí esperar a que el tomara cualquier decisión.

Pase el día con los nervios de punta, cuando sonó el teléfono corrí a responder.

  • ¡Hola!  Si amor ¿Qué paso?

-Sonia, nuestro amigo ya esta en la ciudad, me llamo hace unos minutos, y acordamos encontrarnos a las 5 de la tarde en un café del centro, arréglate muy linda y alcánzame en el centro, nos vemos a las 4.30 en la casa de cultura.

  • ¡Mario, que ropa me pongo!

-Tu toma la decisión amor, solo recuerda que tienes que impresionarlo si quieres ir con el.

Después de colgar el teléfono, fui a la recamara, mire mis vestidos y no me decidía a que ponerme, fui mirando uno por uno y por fin encontré el adecuado, se trataba de un vestido amarillo, solo lo había usado una ocasión y era muy sexi, con un escote al frente que dejaba una parte de mis tetas al descubierto, ligeramente corto, un poco arriba de las rodillas y de corte circular, llevaría unas zapatillas del mismo color y una pequeña tanga de color blanco y por supuesto sin sostén.

Después de bañarme me arregle el cabello y pinte mis uñas, en los labios me puse labial rojo carmesí, sin duda mi apariencia era sexi, pero aun no sabia los gustos de aquel hombre… Salí de casa y aborde el transporte publico, sentí las miradas de muchos hombres algunos demasiado morbosas, como desnudándome, eso es lo que yo deseaba,  llamar la atención y lo había logrado.

Llegue un poco antes de la hora, cuando Mario apareció sonrió con picardía y se relamió los labios con morbo.

-Vaya sorpresa Sonia, estas muy cogible mi amor… ¡que lida luces con ese vestidito!  Pues vamos nuestro amigo nos espera aquí a dos calles.

Camine tomada de su brazo,  al entrar a donde seria el encuentro, las miradas de los hombres no dejaban de seguir mis pasos, Mario pregunto al mesero por la meza del señor Ramírez, de inmediato nos guiaron hasta el,  en la parte de arriba en una meza un hombre ya entrado en años nos observaba con curiosidad, se puso de pie y nos saludo con cordialidad.

  • ¡Hola! Yo soy el señor Ramírez,  ¡es un placer conocerles!

-Buenas tardes, ella es Sonia mi esposa y yo soy Mario.

Después que el mesero nos llevo el café, se inicio la siguiente plática.

  • ¡Eres hermosa Sonia! Y muy joven, más de lo que esperaba, y veo que te gusta ser el centro de atención, tu forma de vestir es muy sensual, despiertas  pensamientos morbosos.

Un poco ruborizada le respondí… ¡gracias señor! Es usted muy amable.

  • Bueno, pues voy a ir al punto de esta reunión, me gustaría regresar por la mañana a Cancún y de ser posible llevar a Sonia conmigo.  Mira Mario, yo soy viudo, tengo 65 años de edad y vivo en Cancún, tengo un pequeño restorán, y el motivo de contactarlos ha sido por que después de leer sus relatos, sentí la curiosidad de conocer a Sonia, yo tengo algunas fantasías sexuales y me gustaría que Sonia me las hiciera realidad.

No soy masoquista ni nada de cosas raras, solo me gustaría que Sonia vistiera ropas muy sexis, y bueno, también tengo que decirles que algunos amigos míos también participaran, o sea pasaras toda la semana cogiendo, así que ustedes decidan si aceptan o quedamos como buenos amigos.

Yo solo me limite a escuchar lo que Mario decidía, pero en el fondo estaba deseando que aceptara, el señor Ramírez me tenía cautivada con su personalidad,  mire a Mario y escuche atenta sus palabras.

-Bueno, en realidad no hay problema en que Sonia viaje con usted, pero antes dígame, como sabemos que en realidad usted es de Cancún.

  • Ok. ¡Mi nombre es Raúl! Y aquí tienes mi pasaporte, mi credencial de votar y mi licencia de conducir, y otra cosa, el numero al que me llamaste es de mi negocio, ahora mismo puedes llamar y confirmarlo, y si aun así sientes desconfianza, tu puedes venir con nosotros y así estarás mas seguro, pero si no es suficiente, estoy consiente que haya desconfianza y podemos dejar el asunto olvidado y no pasa nada.

Mario miraba las credenciales de Raúl, nadie hablo durante unos minutos y el silencio me puso más nerviosa,  sentí temor de que Mario decidiera no aceptar,  cuando por fin tomo una decisión soltó las palabras lentamente y mi corazón se acelero al escuchar lo que tanto deseaba.

-De acuerdo,  no hay problema,  puede ir contigo, yo no puedo viajar pues mañana tengo que trabajar,  se que eres sincero y solo por mero formulismo, me gustaría sacar unas copias de tus documentos, espero no te moleste.

  • Claro, no hay problema,  por cierto… ¿Cuánto me cobraras por el alquiler de Sonia?

-No, no voy a cobrarte nada,  por que no vivimos de eso,  más bien tu sabrás si le das algo a ella y cuanto,  pero no lo tomes como un pago,  solo como una gratificación si lo crees correcto.

  • Bien me gusta escuchar esas palabras,  aquí tienes mis documentos,  busca donde copiarlos mientras yo platico con Sonia.

Mario tomo los documentos y salió del café,  mientras yo me quedaba con Raúl.

  • Dime algo Sonia… ¿estas dispuesta a complacerme en todo lo que te pida?
  • Si,  seré obediente.
  • Muy bien,  siendo así, quiero que vayas al sanitario y te quites la prenda que traigas debajo y me la entregues.

Me levante y me dirigí al sanitario,  ahí me quite la tanga y la hice bolita, regrese enseguida y se la entregue.

  • Muy bien Sonia,  así me gusta,  ¿Qué tal eres mamando verga?
  • Bueno,  creo que lo hago bien.

La llegada de Mario interrumpió nuestra plática.

-Listo,   aquí tienes tus documentos,  y bueno ahora que sigue,  a que hora quieres que venga Sonia.

  • Mira el vuelo sale a las 6 de la mañana, así que me gustaría se quedara de una ves conmigo en el hotel,  desde luego si no hay inconveniente.

-Pues no hay problema,  pero no ha traído nada de ropa para el viaje,  tendríamos que ir a la casa por su maleta.

  • No es necesario Mario, solo llevara lo que trae puesto,  yo le comprare ropa para que use estos días.

-Bueno,  pues entonces no hay problema,  espero que se diviertan y por favor avísame que día llega y a qué hora para esperarla.

Mire a Mario salir después de darme un beso en la mejilla,  minutos después salimos nosotros y Raúl me dijo las siguientes palabras.

  • Mientras llegaban yo camine por las calles aledañas y mire algunas prendas que quiero comprarte,  ¿estas de acuerdo?
  • Si.

Caminamos por las calles del centro sin pronunciar palabra alguna,  al llegar a un local mire que ahí solo se exhibían prendas para mujeres que se dedican a los bailes eróticos,  vestidos de telas transparentes y lencería sexi.

Raúl se dirigió a la señora que atendía el mostrador.

  • Quiero el vestido negro,  aquel otro rojo,  el uniforme de colegiala y el negro de mesera… son para ella.

La señora saco las prendas y me las entrego señalándome una puerta.

-Ahí puedes probártelas.

Raúl se apresuro a preguntarle.

  • ¿Puedo pasar con ella?  Me gustaría estar seguro de que es lo que quiero.

-Claro señor,  puede pasar con ella.

Con las prendas en la mano entre seguida de Raúl,  me despoje de mi vestido y observe como Raúl recorría mi cuerpo con la mirada,  me puse primero el vestido negro,  era demasiado transparente y de una tela muy elástica se amoldo a mi cuerpo como una segunda piel,  mire a Raúl  esperando su aprobación.

  • Si, ese me gusta lo llevamos.

Me quite el vestido y ahora me puse el rojo,  ese vestido es del tipo strapless,  y en corte circular de abajo,  pero era demasiado corto,  apenas me cubriría unos centímetros de mis nalgas.

  • ¡Perfecto ese también lo llevamos!

A continuación me puse el traje de mesera,  se trataba de  una  micro falda negra,  con encajes blancos en la parte de abajo,  un top blanco con los encajes negros y unas medias negras de red,  el atuendo lo completaba un mandil negro con encajes blancos en las orillas.

  • Si, también lo llevamos.

Por ultimo me puse el traje de colegiala… igual una micro falda escocesa en color rojo,  un top blanco y unos moños de la misma tela de la falda… la cual era de tablas pero demasiado corta, esta si dejaba todo al descubierto. Apenas lograría cubrir la ropa interior.

  • Perfecto Sonia, esa también la llevamos.

Al salir le dijo a la señora lo siguiente.

  • Si, llevaremos los cuatro atuendos, ahora quiero que me muestre las tangas más sexis que tenga y también medias de red.

Raúl observó las prendas y fue tomando varias,  selecciono las más pequeñas y transparentes que había en total 9 tangas en diferentes colores,  por ultimo tomo unas medias de red blancas y unos guantes del mismo color... pago el importe y salimos con nuestras compras.

  • Solo nos falta comprar zapatillas y una maleta para que lleves tus cosas.

Recorrimos varias zapaterías y por fin encontró lo que deseaba… me quede sorprendida por los gustos tan delicados que tenia para vestir a una mujer,  las zapatillas que le gustaron eran de tacón de aguja y una delgada pulsera al tobillo,  muy lindas pero de costo elevado, sin embargo el me dijo que pidiera 4 pares, unas negras, unas blancas, unas rojas y unas amarillas.

Yo estaba fascinada con las compras, ya nos dirigíamos a su hotel cuando al pasar por un almacén recordó algo que yo misma había olvidado.

  • Aquí compraremos maquillaje, y lo que necesites para tu arreglo.

Pedí lo necesario y aun por ultimo el mismo pidió un perfume de una exquisita fragancia,  no podía creer tanta suerte.

  • Ahora si Sonia, vamos al hotel.

Solo caminamos un par de calles,  estaba hospedado en un hotel céntrico,  todas las miradas se dirigían a nosotros mientras pedía la lleve del cuarto,  esperamos el elevador y minutos después llegamos a la habitación.

Verdaderamente estaba nerviosa,  sin saber que hacer lo mire esperando que el me dijera algo.

Me observaba en silencio recorriéndome de arriba abajo.

  • ¡Quítate el vestido!  Pero hazlo sin prisa muy despacio.

Baje el cierre lentamente,  y el vestido cayo hasta mi cintura,  de inmediato mis tetas quedaron libres,  mis pezones estaban erectos apuntando hacia el frente,  continué bajando el vestido con movimientos sexis,  levante un pie y después el otro para apartar el vestido de mi cuerpo.

Con cierta timidez me puse bien firme y lo mire tratando de ver su reacción.

  • ¡Entra a la ducha, enseguida te alcanzo!

Me quite las zapatillas y camine a la ducha,  enseguida entro llevando en las manos una maquina de afeitar y un tubo de crema para afeitar.

  • Separa las piernas, voy a depilarte la raja.

Embadurno la crema en mis vellos y paso lentamente la maquinita,  poco a poco fui quedando sin vellos,  yo no decía absolutamente nada,  me sentía intimidada por su fuerte personalidad.

  • Mucho mejor, ahora levanta los brazos depilare tus axilas.

Pese a tener muy poco vello en las axilas,  me dejo sin nada,  completamente limpia de vellos.

  • Espera un momento voy por una silla.

Salió y enseguida regreso con una silla.

  • Ponte boca abajo en la silla, voy a revisar tu ano.

Me acomode y sin pudor alguno el separo mis nalgas con sus grandes manos,  observo unos segundos y dijo lo siguiente.

  • ¡Tienes unos cuantos vellos ahí!  No te muevas vas a sentir un poco de dolor, voy a quitarlos.

Con unas pinzas de depilar fue tomando uno a uno los pocos vellos de mi ano,  cuando los arrancaba sentía un poco de dolor,  pero no lo demostré.

  • Ahora si Sonia, ya estas mucho mejor… báñate y te espero en la cama.

Mientras me bañaba,  trate de imaginar lo que sucedería en Cancún,  me había comprado ropa muy sexi,  pero nada para salir a la calle,  y solo imaginar que me hiciera salir vestida con esas ropas,  me ponía muy excitada… cuando Salí lo mire sentado en un sillón mientras hablaba por teléfono,  guarde silencio y comprendí que era con Mario con quien hablaba.

  • Si, comprendo Mario, y no te preocupes no pasara nada de eso.  Por cierto ¿me autorizas que le corte el cabello a Sonia?  Ok, gracias y te repito el viernes te llamo para ponernos de acuerdo.
  • Ahora si te ves mas femenina Sonia, en mi caso me gustan las mujeres completamente depiladas, ponte las zapatillas negras, mientras yo me baño, solo las zapatillas sin nada de ropa.

Minutos después salió de la ducha,  su verga estaba completamente flácida,  pero el tamaño era sorprendente,  aun así dormida,  su cuerpo demasiado delgado,  sin duda muchas mujeres caerían rendidas a sus pies.

  • Dime algo Sonia, cual es el máximo de hombres con los que has estado al mismo tiempo.
  • Una ocasión,  fueron 4.
  • Muy bien, ahora dime… ¿te gustaría estar con ocho o diez hombres al mismo tiempo?
  • No se,  creo que serian demasiados.
  • ¡Pues eso sucederá en estos días!  ¿Tienes algún problema para hacerlo?
  • No.
  • Muy bien, ese vestido amarillo, ¿Por qué te lo pusiste precisamente hoy?
  • Por que deseaba agradarte,  para que decidieras llevarme contigo.
  • ¿Eres sumisa?  O solo lo haces por experimentar.
  • No lo soy,  pero cuando Mario me dijo que tú lo deseabas,  en el fondo tengo que reconocer que siempre he tenido la fantasía de ser sumisa,  y por eso mi deseo de agradarte.
  • Muy convincente tu explicación, y bueno pues una de las cosas que harás en mi casa, será obedecerme en todo, traeré amigos para que te cojan a diario, saldrás a la calle con la ropa que yo te diga y no quiero negativas, por ultimo, ¡quiero hacerle unos arreglos a tu vestido ahora mismo!  ¿Puedo hacerlo?
  • Si.
  • Voy a salir un momento, pero antes quiero dejarte atada a la cama, ¿puedo hacerlo?
  • Si.
  • Bien recuéstate y extiende los brazos y las piernas.

Subí a la cama e hice lo que me pidió,  mientras el sacaba unas correas de cuero de una maleta,  un antifaz de dormir y unas bolas anales.

Primero ató mis manos a los costados,  y antes de atar mis tobillos me dijo lo siguiente.

  • Eleva tus piernas, voy a meterte estas bolas en el culo.

Subí las piernas y mire como ponía aceite en las bolas,  para después meterlas en mi ano,  poco a poco fue empujándolas,  hasta que solo quedo de fuera el anillo.  A continuación tomo mis tobillos y los ato a la cama,  por ultimo me puso el antifaz,  escuche como se vestía  y antes de salir me dijo al oído.

  • ¡Relájate Sonia!  Esto solo es una probadita de todo lo que disfrutaras en Cancún, ahora voy a salir, regreso tan pronto como pueda.

Escuche cuando salió y cerro la puerta tras de si, no podía ver absolutamente nada,  el silencio era total,  entonces deje volar mi imaginación e imagine muchas escenas de lo que pasaría en Cancún,  tener las bolas en mi ano me hacia entrar en un estado de excitación,  estar atada e indefensa era algo nuevo,  morboso y excitante,  en ese momento pensé que a Mario le hubiese gustado mirarme así.

El silencio contribuyo a que el tiempo que estuve a solas se hiciera toda una eternidad,  no se con exactitud cuanto tiempo fue,  pero por fin escuche que la puerta se abría.

  • ¡Pasa y acomódate en el sillón!  ¿Qué te parece?  ¿Te gusta como se ve?

Al no escuchar a nadie responder pensé que solo era un juego de Raúl,  pero continuo hablando con alguien,  y mi excitación subía de intensidad.

  • Vamos, aproxímate y toca su concha, siente la suavidad de su piel.

En ese momento me di cuenta que si había alguien mas con el,  pues escuche como caminaba hacia la cama,  mientras Raúl continuaba hablando en el mismo lugar.

  • ¡Hazlo tócala y tómale la foto que quieres!

Sentí una mano temblorosa posarse en mi sexo depilado,  con las yemas de los dedos recorrió lentamente,  en ese momento la excitación que sentía me impidió reconocer que se trataba de Mario,  lo supe hasta el día que regrese a casa con el.

Unos minutos mas tarde, escuche que la puerta se abría y se cerraba enseguida.

  • Muy bien Sonia, así tienes que comportarte toda la semana… vamos a ver voy a quitarte el antifaz.

Primero me quito el antifaz,  después me desato y por ultimo extrajo las bolas anales.

  • Tócalas Sonia, siente como están de calientes.

Tome las bolas con mis manos y comprobé lo que decía,  estaban calientes,  tanto como lo estaba yo.

  • ¿Quieres salir a cenar algo?

Si,  respondí tímidamente.

  • Antes arreglaré tu vestido, siéntate en el sillón no tardare mucho.

Mire como extendía mi vestido sobre la meza,  y tomando unas tijeras corto la parte de abajo, calcule que había cortado unos 15 centímetros,  después tomo una aguja y le puso hilo del mismo color,  le cosió un dobladillo y me dijo lo siguiente.

  • Ahora si, creo que ha quedado mucho mejor, póntelo.

Al ponérmelo,  ya me quedaba muy corto,  sin embargo continué sin protestar.

  • Muy bien Sonia, toma la tanga amarilla que compramos y póntela al igual que las zapatillas amarillas .

Me puse la tanga y las zapatillas y salimos del cuarto  yo me aferre a su brazo y sentí que la cara se me ponía roja por la pena,  sentí que cualquier movimiento brusco haría que el vestido se levantara,  estaba preocupada,  pero igual mi excitación aumentaba,  cruzamos por la recepción y sin mirar atrás camine tratando de mostrar seguridad.

Esa noche contario a lo que imagine,  no paso nada,  al regresar de cenar,  nos dormimos… por la mañana salimos muy temprano,  ya un taxi nos aguardaba para ir al aeropuerto,  después de documentar equipajes abordamos y un poco menos de dos horas después llegamos a nuestro destino.  Pese a ser muy temprano ya el calor se dejaba sentir,  mire a muchas mujeres de todas edades caminar en ropas muy ligeras y eso me dio mas confianza.

Al salir del aeropuerto de Cancún,  abordamos un taxi y Raúl le dijo lo siguiente.

  • Llévanos a plaza pelicano, en playa.

El taxi salió de la ciudad y se alejo por una carretera,  unos 20 minutos después llegamos a playa del Carmen,  bajamos en un centro comercial y me invito a seguirle.

  • Este es mi negocio Sonia.

Se trataba de un restorán pequeño,  había algunas parejas tomando el desayuno,  mientras un joven atendía el mostrador.

  • Pasa,

Lo seguí por un pasillo y entramos a su oficina,  donde me dio un poco de dinero al tiempo que me decía.

  • Mira aquí a una cuadra, hay un salón de belleza, ve y que te corten el cabello, un corte circular, o lo que llaman de peluca, con un fleco al frente. Mientras tú vas yo daré unas instrucciones para poder irnos a casa.

Era la primera ves que me cortaría el cabello,  al mirarme en el espejo descubrí que ese corte me favorecía,  me hacia lucir mas joven,  quien no me conociera podría pensar que era una adolescente… regrese al local y Raúl ya estaba esperándome.

Tomó las maletas y subimos a un auto estacionado afuera.

  • Estas mas hermosa con ese corte Sonia, por cierto ya avise a Mario que llegamos bien, por la tarde te comunicare con el.

Gracias… respondí con timidez.

  • Sabes Sonia, aquí a nadie le parece mal que las mujeres vistan ropa muy ligera, el calor lo hace parecer muy normal, y bueno espero que te acostumbres a estar así.
  • Si,  no te preocupes.

Llegamos a una zona residencial llamada playa car,  todas las casas se miraban lujosas,  detuvo el auto y me señalo una casa muy hermosa.

  • Aquí es Sonia, aquí vivo, y aquí vivirás conmigo.

Bajo las maletas y entramos a la casa,  el lujo era evidente,  me guio por unas escaleras a la recamara que ocuparía durante mi estancia.

  • Bien Sonia, saca la ropa que compramos y ponla sobre la cama.

Tome las prendas y las coloque en la cama,  el observo y de inmediato tomo una decisión.

  • El vestido rojo, la tanga del mismo color y las zapatillas rojas, báñate y te maquillas muy bonito, yo estaré en la sala esperándote.

SABADO AL MEDIO DIA, EL JUEGO SE INICIABA.

Después de bañarme, me puse la tanga,  apenas tenia un diminuto corazón al frente, y era tan transparente que era igual que no llevar nada debajo,  las tiras de los costados eran muy delgadas,  al igual que latirá trasera la cual se perdió en medio de mis carnosas nalgas.

Me puse el vestido y me mire al espejo,  era muy corto, apenas cubría lo necesario y de arriba, los elásticos quedaban sujetos a mis tetas,  pero mis pezones se marcaban con claridad, evidenciando que no usaba sostén… me puse las zapatillas y me sentí muy diferente,  las pulseras atadas a mis tobillos me daban un toque extra de sensualidad.

Camine a la sala y observe a Raúl mientras el tomaba una copa.

  • Hermosa, ¡sin duda soy afortunado por tenerte aquí conmigo!  Quédate de pie un momento voy a tomarte una foto.
  • Muy bien Sonia, mira si caminas 2 calles en esta dirección, encontraras el súper, ve y compra unos refrescos.

Tome el dinero y una bolsa que me dio,  Salí y camine en la dirección que me señalo,  durante el trayecto algunos hombres me observaban pero solo eso,  sin faltarme al respeto,  fui tomando más confianza y poco a poco me acostumbre salir a la calle vestida de esa forma.

Al regresar,  puse la bolsa sobre la meza y escuche que me llamaba desde la parte trasera de la casa.

  • Ven Sonia, estoy en el jardín atrás de la casa.

Camine a al jardín y lo mire recostado en un sillón de playa,  completamente desnudo.

  • Ven Sonia, siéntate a mi lado.

Me aproxime y me acomode a su lado…tomo mi cabeza y la dirigió a su verga flácida, comprendí que el juego iniciaba.

Abrí mi boca y con la ayuda de mi mano introduje su verga,  su piel estaba muy suavecita, parecía ser de terciopelo,  chupe con delicadeza,  durante varios minutos,  pero no logre que despertara,  sin embargo seguí chupando suavemente,  rato después me dijo lo siguiente con palabras suaves.

  • Así esta bien Sonia, lo haces muy delicioso, ¡desnúdate por favor!

Me despoje de mis ropas y me quede de pie frente a el,  quien miraba mi cuerpo relamiéndose los labios.

  • Ve por dos vasos de refresco.

Camine al interior mientras sentía su mirada seguir mis pasos… regrese con las bebidas y después de tomar un poco,  se recostó sobre el pasto,  me miro y me dio la siguiente indicación.

  • Ven, siéntate en mi rostro, quiero mamar tu rajita, desde ayer lo deseo tanto.

Me coloque sobre su rostro y lentamente fui agachándome hasta que mi raja quedo a su disposición.

Su lengua inicio a explorar mis labios vaginales,  pasaban una y otra ves abriéndose paso y dejando un hilillo de saliva que se confundía con mis líquidos vaginales que ya salían de mi rajita.

Aaaaaaaaa, ¡que rico!  Aaaaaaaaaa.

Mis gemidos empezaban escucharse.  Su lengua logro su objetivo me arranco un primer orgasmo ese día,  mientras yo me sacudía en un espasmo,  el continuaba chupando, absorbiendo mi leche sin detenerse.

Aaaaaaaaaaaaa…aaaaaaaaaaa.  No puedo mas,  sin poder evitarlo un nuevo chorro salió de mi raja y sentí que perdía las fuerzas,  el timbre de la entrada nos hizo levantarnos apresuradamente.

  • Espérame aquí Sonia, no te vistas, así quédate, es un amigo que esperaba. No tardo.

Se puso una bata y salió apresuradamente,  minutos después regresaba acompañado de un hombre un poco más joven,  quien me saludo al tiempo que observaba mi cuerpo.

v  ¡Hola Sonia! Me llamo José y soy amigo de Raúl.

  • ¡Hola, es un gusto!
  • ¿Qué te parece José?

v  Es hermosa Raúl,  creo que la pasaremos bien.

Y aun no sabes lo bien que mama la verga, anda ve a bañarte y enseguida nos vemos en la sala.

José entro a la sala mientras Raúl me daba las siguientes instrucciones.

  • Mira Sonia, José es un buen amigo, quiero que le mames la verga, y si el lo desea… pues te cojera.
  • Ven sígueme.

Caminamos al interior,  nos sentamos en la sala y mientras Raúl serbia unas copas,  esperamos el regreso de José,  quien minutos después apareció completamente desnudo y con su verga erecta,  no era ni grande ni gorda,  pero si tenía su buen tamaño.

  • ¡Ponte de rodillas Sonia!

Obedecí la orden y me arrodille,  José se aproximo y me puso su verga frente de mi,  abrí la boca y la deje entrar suavemente.

v  Aaaaaaaaaaa, ¡que rica boquita tienes Sonia!

Poco apoco su verga fue tomando mas dureza y sentí como crecía un poco mas,  hasta que sus venas se hincharon.  Cuando pude mirar a Raúl,  el estaba con una cámara en la mano, grabando la escena,  jamás nadie me había grabado ni siquiera Mario.

El morbo aumento mi excitación y chupe con más ganas aquella rica verga.

v  Aaaaaaaaaaaaaaaaaa, guau… ¡que delicia Sonia!    Aaaaaaaaaaaaaaaaa

Mire a donde Raúl seguía grabando y mire con placer que su verga estaba cobrando vida, lentamente mientras grababa se le ponía erecta,  se miraba deliciosa.

José me acaricio la cabeza y se apresuro a decir.

v  ¡Suficiente Sonia!

Me aparte y me puse de pie mirándolo interrogante pero en silencio.

v  Uf,  si seguías me ibas sacar la leche mi amor,  y no es lo que quiero.

  • ¿Qué tal José?  La chupa rico ¿verdad?

v Demasiado rico diría yo.

  • ¿No quieres cogértela?

v  No,  ahora no… pero me gustaría que me la prestaras esta noche.

  • Claro, pasa cuando quieras por ella.

José se fue a vestir y se fue de la casa,  Raúl me tomo de la mano y me llevo nuevamente al jardín,  ya el calor había bajado de intensidad,  la tarde caía refrescando un poco el ambiente.

Raúl subió a un tronco seco y se sentó mientras yo quede de pie frente a el,  me atrajo y dirigió mi boca a su verga,  esta ves logre que cobrara vida,  su tamaño aumentaba a cada chupada, por un momento creí que me ahogaría,  pero no ya estaba erecta y no me ahogue,  seguí chupando y lo escuche gemir igual que José.

  • ¡Espera Sonia!

Me aparto y de un brinco bajo del tronco, me dio la vuelta y me recargo en el tronco, separo mis piernas y guio su verga a mi rajita,  la cual estaba hinchada por el deseo,  la punta se fue abriendo camino en mi rajita  lentamente,  con sus grandes manos me tomo por las nalgas,  me elevo y metió el resto de su verga,  sus huevos chocaron con mis nalgas,  apreté mis piernas a su cintura, y la penetración fue total,  me sentí llena y sentí como mi raja palpitaba disfrutando de ese trozo de carne.

Fueron unos minutos gloriosos,  al mismo tiempo ambos logramos el éxtasis,  mientras el se ponía tensó yo me sacudí violentamente me aferre a su cuello con fuerzas y termine en un orgasmo prolongado,  poco a poco la calma fue regresando,  con suavidad me bajo y yo me recosté sobre el pasto,  mi cuerpo seguía sacudiéndose,  de mi rajita salía la leche de ambos.

Lo mire entrar a la casa mientras me decía lo siguiente.

  • Voy a bañarme, después lo harás tu y recuerda que José pasara por ti, te bañas y te pones la ropa de colegiala, a el le encantara mucho.

Ya mas tranquila me levante y fui a la recamara,   por mi pierna seguía resbalando un hilo de leche,  entre a la ducha y me bañe,  mi raja aun palpitaba,  seguía hinchada y un poco adolorida.

Cuando Salí del baño,  Raúl me esperaba sentado en la cama.

  • Te pones la tanga blanca, las medias de red blancas y los guantes, y por supuesto la ropa de colegiala, no tardes pues José ya me llamo que pasara en media hora por ti.

Me apresure a cambiarme,  me puse las prendas y las zapatillas negras,  justo cuando termine de maquillarme escuché a José llegar.

Salí a la sala y ambos me miraron con morbo.

  • Raúl me tomo de la mano y le dijo a José, aquí la tienes… trátala con cariño.

v  Claro Raúl,  ante todo soy un caballero,  por la mañana la traeré de regreso.