Almudena y Ariana
Primera experiencia lésbica de dos mejores amigas adolescentes
Cualquier persona se voltearía al ver pasar a
Almudena
y a Ariana, dos jóvenes chicas que podían tener el mundo bajo sus pies con la belleza que poseían.
Almudena
era blanca, un poco bronceada, de ojos maffones, pelo castaño y rubio, de pequeños senos pero con un culo excepcional. Ariana era más blanca que
Almudena
, tenía ojos verdes, pequeños senos pero su culo era igual sino mejor que el de
Almudena
. Las chicas eran solteras pero no eran de las que se liaban con cualquier chico, preferían más bien coquetear de lejos y bromear.
Un día, Ariana invitó a
Almudena
a su casa. Al llegar fue recibida por la madre de Ariana quien tuvo que despedirse de inmediato debido a un compromiso de urgencia. Las chicas se quedaron solas. Vieron unas peliculas, rieron, pidieron pizza, robaron un vino de los padres de Ariana y se dispusieron a tomar. A la hora de dormir, las chicas estaban un poco ebrias y se les notaba cachondas.
Almudena
dijo que se iba a poner su pijama y sin más remedio empezó a quitarse el polo con una sensualidad hipnotizante.
-¿Qué miras?, dijo
Almudena
con una risa tonta.
-Nada, nada, balbuceó Ariana.
Almudena
hizo un gesto diciendo que no importaba y prosiguió con su "striptease". Se quitó el jean, obviamente de espaldas y sacando culo y terminó sacándose el sostén y tirándolo a un rincón de la habitación. Al final termino solo con un calzón bastante provocador.
-¿No te vas a cambiar?, preguntó
Almudena
quien ya se había dado cuenta de que su amiga no podría estar mirándola más de lo que ya estaba.
-Eh, sí, sí, jaja, dame mi pijama, está atrás tuyo, respondió Ariana.
-Bueno, concluyó
Almudena
.
La chica se dio la vuelta y mostrando esas perfectas nalgas recogió el pijama de Ariana y se lo tiró en la cara. Esperó un momento y vio que Ariana seguía viéndola, entonces
Almudena
se acercó a ella y le dijo "te tienes que sacar la ropa para ponerte el pijama". Entonces le sacó el polo y dejó su mirada en los pequeños senos de Ariana. Ambas enrojecieron. Sacudiéndose como para salir de un sueño,
Almudena
bajó y le quitó el pantalón, le costó algo de trabajo puesto que el pantalón era apretado y porque la chica estaba bajo los efectos del vino. En ese instante,
Almudena
no aguantó más, se mordió los labios y acercó su cabeza por encima del calzón de su amiga.
-¿Qué haces?, preguntó Ariana en medio de un largo suspiro.
Almudena
no respondió y empezó a besar la vagina de Ariana por encima del calzón. Los jadeos de la chica crecían hasta que
Almudena
se detuvo y empezó a besarle el abdomen, subiendo al cuello hasta terminar en un gran beso llenó de pasión lésbica. La saliva que al comienzo solo había entre los labios de las chicas se dispersó por todo el cuerpo de ambas a medida que la situación se volvía más y más caliente.
Ariana se puso entre las piernas de
Almudena
y se dispuso a besar, no, se dispuso a devorar esa conchita que estaba demasiado mojada. Jugaba con su lengua por el clitoris de su amiga y metía la cara con frecuencia mientras que
Almudena
decía "no pares, ay, qué rico". Ariana siguió y
Almudena
anunció su corrida que fue seguida de un estallido de gemidos y fluidos vaginales que Ariana con gusto tragó. Pero ahí no terminó todo, Ariana en un rápido movimiento se sentó en la cara de su amiga y le ordenó "chúpamela" tras lo cual empezó a contorsionarse encima de
Almudena
mientras ella pasaba la lengua.
"Ay, sí, Dios mío, no pares", gemía la dulce niña de tan solo diecisiete años.
Al llegar al climax Ariana no hizo más que gritar y botar chorros de fluidos. Quedaron tumbadas una al lado de la otra, sonriendo. Se miraron y se besaron y juraron que lo volverían a hacer, en donde sea y cuando sea.