Almudena, una brutal violación II (3/4)
Toca planearlo todo para que ella termine siendo su hembra, su esposa, la madre que parirá a su progenie. Y lo primero que le ordenará el viejo asqueroso será hacer será que le mame esa polla enorme como un vaso de cubata, cosa que a ella le resultará difícil por su enorme tamaño.
Cuando Almudena despertó de la inconsciencia provocada por las drogas, José estaba tumbado encima de ella, follándole el coño con todas sus ganas. Cosa realmente sencilla con la cantidad de corrida del viejo Vicente que había dejado ese asqueroso ahí dentro cuando la abusó sin que ella se enterara. La pobre muchacha notaba un sabor extraño en su boca, y como dolor en ciertos puntos de su cuerpo, como el pecho que Vicente le mordió, o su culo porque ese degenerado le metió su glande enorme sin preparación de un solo golpe para corrérsele ahí dentro, además de en su coño.
Como la vecina del abusador había estado bebiendo mucho antes de que su desconocido follador (ella sigue con la venda puesta) llegara, supone que en algún momento ella ha perdido la consciencia por unos pocos minutos, y tiene lagunas de lo sucedido, y por eso lo sucedido. Como iba a saber la pobre chica que José la drogó con un supositorio que la dejó k.o. por unas dos horas en las que el asqueroso viejo jefe de José, Vicente, se le había corrido en su boca, coño y culo con su apestosa corrida.
Así que siguieron con el polvo sin que ella dijera nada. Vicente estaba en la puerta del piso, escuchándolo todo. Finalmente salió de allí, con la bolsa en la mano. Tenía mucho trabajo por hacer, y tenía que ser rápido, antes de que Almudena se diera cuenta de que las píldoras abortivas que le cambió por vitaminas no surtían el efecto deseado. Ese hijo era fruto de su primera violación a Almudena, y el asqueroso viejo barrigón dueño de la frutería no pensaba dejar que esa puta del demonio lo perdiera. Lo iba a parir, y después pariría muchos más.
Vicente dedicó esas dos semanas a investigar a la hermana de Almudena, quien afortunadamente tenía un hijo muy pequeño, de cuatro años. Había encontrado fotos en el móvil de su vecina, de la hermana con su hijo en un parque que el viejo reconoció, porque no quedaba lejos de allí.
Al día siguiente, Vicente dejó a José al cargo de la frutería y salió a investigar a la familia de su futura mujer. El viejo se sentó en un banco en el parque muy temprano esa mañana de día laboral. Un rato más tarde, aparecieron la hermana y su hijo, se fijó de qué portal habían salido. Cuando se alejaron, el viejo caminó hasta el portal y se puso a fumar tranquilamente, como si esperara a alguien. Otro vecino bajó veloz y salió sin darse cuenta de que el viejo estaba allí, y Vicente impidió que la puerta se cerrara y entró en el rellano.
Allí fue a mirar los buzones. Conocía el apellido de Almudena, así que encontró fácilmente el buzón de su hermana. Miró si había alguna carta, pero no hubo suerte. No pasaba nada, ya tendría más oportunidades de conseguir correo personal de la familia de Almudena.
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Las siguientes semanas Vicente hizo un seguimiento exhaustivo de sus presas. Siempre sentado en bancos distintos, pero encarado al portal que era de su interés. Hasta consiguió sacarles algunas fotos sin ser visto. Y logró hacerse con correspondencia interesante donde aparecía el nombre del niño, como las facturas del comedor de la guardería, y descubrió que la hermana de su puta no tenía marido, ni vivía con ningún hombre. Mejor, así era más vulnerable.
Entonces, dos semanas después de la segunda violación a Almudena, ella colgó el pañuelo negro en su ventana, como señal de que deseaba que José, el joven ayudante del viejo Vicente, viniera a su piso a darle un buen polvo. Pobre chiquilla, no sabía el horror que se le venía encima.
José y Vicente subieron al piso, donde la fémina de larga melena castaña esperaba sentada en la cama con un sexy conjunto de lencería interior granate, compuesto de sujetador, tanguita y liguero de blonda con rosas. Lucía unas medias oscuras. Y zapatos de tacón de aguja del mismo color que su conjunto. Llevaba su larga melena recogida en una coleta alta, con unos mechones sueltos por delante. Como la vez anterior, ella misma se había puesto una venda en los ojos. Esta vez no bebió para no volver a perder la consciencia en medio del tremendo polvazo con su amante de rostro desconocido. Aunque ella no sabía que eso sucedió por las drogas que Vicente obligó a José meterle a la chica por su culo.
El joven ayudante, por orden de Vicente, guio a la chica hasta el comedor y la ató firme en la silla del con unas cuerdas con las manos a la espalda, mientras Almudena sonreía traviesa, creyendo erróneamente que aquello era el preludio de unos juegos sexuales distintos a lo habitual. Mientras José hacía eso, el viejo asqueroso comenzó a situar estratégicamente unas minicámaras ocultas por cada sala del piso de su hembra, moviéndose de manera silenciosa.
Cuando José terminó con las cuerdas, se marchó del piso, dejando al viejo solo con la hermosísima chica atada a la cama. Había llegado la hora de la verdad. La hora de convertir a Almudena en SU hembra para siempre jamás. Vicente cogió el cuchillo más grande que encontró en la cocina y se puso el pasamontañas y el distorsionador de voz que utilizó la primera vez que violó a su vecina.
Le quitó la venda de los ojos a la fémina de melena castaña y orbes color miel y le puso el cuchillo al cuello.
“Grita y te mato zorra” le dijo el asqueroso viejo.
Almudena, asustada y sin comprender nada, negó con la cabeza y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Tras mostrarle a su hembra las fotos de su hermana y su sobrino, y darle todos sus datos personales, como la dirección de su casa, de la guardería, del trabajo de ella, que era soltera, su cuenta bancaria y hasta el número de la seguridad social, Vicente le dijo.
“ Almudena, sabes perfectamente que yo no trabajo solo” le dijo el despreciable desalmado.
La primera violación el viejo la cometió con ayuda de su joven ayudante José. Pero ella no tenía por qué saber que José no sabía nada de esta nueva parte del plan de Vicente, que el viejo asqueroso estaba totalmente solo. Ella le creyó cuando le dijo que no trabaja solo. Y cuando la amenazó con matar a su hermana y a su sobrino.
“A mi puede que me pillen, Almudena. Pero piensa en esto… Mientras yo me pudra en la cárcel, mis compinches irán a por aquellos que más quieras. Y no los mataran. No, querida. Los secuestrarán y les harán cosas terribles durante semanas, antes de darles el puto tiro de gracia ” Almudena comenzó a llorar “Así que piénsate bien qué vas a hacer ahora. Si vas a denunciarme a la policía, serás la responsable del abuso, la violación, el tormento y la muerte de tu hermana y de tu sobrino de cuatro años.”
“Basta. Basta ya… Por favor… Yo haré lo que me pidas. Pero déjalos en paz” finalmente el asqueroso de Vicente consiguió su cometido.
Y no solo eso. Gracias a las cámaras que había escondido en cada habitación del piso de Almudena, tendría material en video de sus relaciones “consentidas”, pues sería su hembra quien fuera a por él, se aseguraría de eso, por si el chantaje con dañar a su hermana y su sobrino dejaba de funcionar por el motivo que fuera. Ahora el viejo asqueroso poseía un chantaje y un salvavidas en caso de que lo primero fallase.
Vicente se quitó entonces el pasamontañas y el distorsionador, y comenzó a desatar a Almudena, que estaba flipando con lo que veía.
“Nno puede ser… tu… ¿¿¡¡TU!!??” era el maldito frutero barrigón y asqueroso su violador “No, por favor… no… no me hagas daño Vicente, te lo suplico.”
“Ya te he dicho que pasará si no me obedeces. Mis compinches están ahora mismo siguiendo a tu hermana y tu sobrino. Se una puta buena y pórtate bien conmigo si no quieres ser la culpable de su tortura y muerte” aseguró el viejo muy serio.
“No les hagas nada. Déjalos en paz. Haré lo que tú me ordenes” dijo la chica castaña.
El frutero barrigón fue a sentarse en el sofá. Dejó el cuchillo escondido entre los cojines detrás de él, sentado encima. Así no se vería en el vídeo. Él cortaría la primera parte, donde el chantaje, y así parecería que ella actuaba por propia voluntad.
“Ponte de rodillas y ven gateando hacia mí, como buena perra que eres” ordenó el viejo.
La pobre Almudena ni se planteó negarse. Amaba a su hermana y a su sobrinito por encima de su propia vida y jamás permitiría que les pasara nada malo. Aunque ella pensaba que eso se iba a quedar en un solo polvo, o quizás dos o tres más. Pero no en convertirse en la mujer de ese viejo asqueroso y la madre de sus hijos.
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Así que la hembra castaña comenzó a avanzar hacia su chantajista. Era un espectáculo verla avanzar así, a cuatro sobre el suelo, vestida solo con ese conjuntode sujetador, tanguita y liguero de blonda con rosas, con zapatos de tacón de aguja del mismo color que su conjunto y esas medias oscuras. La ira del tanga se le perdía entre los glúteos y éstos quedaban totalmente a la vista. Menuda puta joder. Con ese cuerpo de mujer perfecto, senos grandes pero firmes, estómago plano, estrecha cintura y caderas marcadas. Vicente tenía la polla durísima solo con verla hacer eso.
En el momento en que su puta llegó hasta situarse entre sus piernas, se quedó de rodillas mirándole a los ojos.
“Chúpame la polla” le ordenó el viejo frutero “Y límpiate esas lágrimas, no son nada sexys” añadió.
Almudena comenzó a bajarle la bragueta a su vecino. Incluso con la ropa puesta podía oler el hedor que emanaba de aquella zona íntima de su violador, y le resultaba más allá de asqueroso. Cuando consiguió sacarle esa cosota enorme, larga y gruesa como ninguna polla que ella hubiese visto, de dentro del pantalón, la peste a orín, sudor y a saber qué más le golpeó en las fosas nasales y le hizo sentir un asco terrible.
Pero no podía hacer más que obedecer, y terminar con aquella tortura cuanto antes mejor. Así que Almudena cerró los ojos, acercó la punta de su lengua a la base peluda de aquel nabo descomunal y la pasó despacio por toda la extensión de esta, hasta llegar a la punta, a ese glande que era incluso más grueso que el resto de su polla. Usando la lengua, y procurando respirar lo mínimo posible, la hermosa fémina veinteañera comenzó a estimularle el capullo, solo con la puntita y aguantándose las ganas de respirar.
“Es una POLLA no un HELADO” le dijo Vicente mosqueado “Sabes perfectamente cómo se come una buena polla, así que no me hagas perder la paciencia” dijo, pero dejó que fuera ella misma quien modificara su conducta, sin ponerle una mano encima. Por mucho que lo deseara. El video debía quedar convincente.
Entonteces la hembra puso sus labios contra el glande del viejo y se tragó las ganas de vomitar del asco que le daba todo aquello. Empujó su cabeza hacia abajo y poco a poco el pollón descomunal de su abusador fue penetrando en su cavidad bucal. Ella realmente lo intentaba, empujaba todo lo posible, pero aquella polla era tan descomunal que solo podía encajarse dentro el capullo y poco más antes de comenzar a sentir arcadas. Se apartó y tosió, limpiándose la saliva que manaba de su boca.
“Lo estoy intentando… pero es demasiado grande” murmuró ella, con miedo en su voz.
En unas circunstancias diferentes, Vicente no habría dudado ni medio segundo en agarrarla del pelo y abusar de su boca hasta encastarle su rabo de macho semental en lo más hondo de su garganta, hasta las putas pelotas, y correrse de puro gusto. Pero ahora no era el momento, lo haría en otra ocasión. Ahora era el momento de dejarla actuar a ella y que pareciera que no estaba siendo coaccionada, así que el asqueroso viejo respondió.
“Haz lo que puedas. Pero ponte de lado, con tu culo por aquí” dijo alzando la mano derecha.
Así que Almudena se puso como Vicente le había pedido y continuó intentando mamarle ese rabote repugnante como mejor supo hacerlo. Ella comenzó a chupar la base y las pelotas, abarcando la mayor cantidad posible en su cavidad bucal, y chupeteaba con su lengua, masturbándole más arriba, y luego pasó a meterse el glande y una pequeña parte del rabo, masturbando al viejo barrigón ahora por abajo y acariciando sus pelotas con la otra mano.
Mientras, el violador acariciaba sus nalgas con enorme deseo. Se chupó un par de dedos y los metió por dentro de la tira del tanga, y comenzó a introducírselos muy despacio a la que sería la madre de sus hijos. Necesitaba dilatarle un poco el culo para podérselo sodomizar sin miedo a daños mayores, por la enormidad de su miembro viril y la estrechez de este. Aunque sabía perfectamente que ese culito perfecto era capaz de abarcar su polla en su interior, por la primera vez que la violó y le desvirgó ese agujerito.
Los callosos dedos de Vicente entraban y salían a un buen ritmo del interior del orto de Almudena. La chica se sentía abusada, violada, sin posibilidad de salvación. Ese malnacido asqueroso podía hacer con ella lo que quisiera y no podía negarse a nada. Ella lo seguía intentando con todas sus ganas, pero no había conseguido meterse dentro de la boca ni la mitad de su miembro, y no dejaba de babear y emitir sonidos ahogados y de chapoteo con su garganta.
“Ya está bien. Siéntate encima de mi polla, puta. Quiero que te la metas tú solita dentro de ese culo de perra viciosa que tienes” Vicente no se aguantaba más las ganas de follársela bien follada y aquella mamada a medias lo estaba frustrando mucho, porque no podía dar rienda suelta a sus más bajos instintos sádicos y pervertidos.
“Por el culo no por favor, Vicente fóllame por el coño” le pidió ella.
“Ven aquí ahora mismo y siéntate sobre mi polla o haré que te arrepientas zorra de mierda ” replicó el malvado y sádico abusador.