Almudena. Follando en la playa

Follando con Almudena, en una playa nudista

Esta es la historia de cómo conocí, en una playa nudista de la Costa del Sol, en Málaga, España, a Almudena, una neurocirujana de 35 años, con un físico impresionante, y de cómo me la follé, allí mismo, en la playa nudista.

Yo mismo os contaré la historia de Almudena

En una playa nudista de la Costa del Sol, provincia de Málaga, España.

El verano ya se había acabado, pero, para ser casi mediados de octubre, aún hacía buen tiempo, por lo que decidí pasar la mañana en una de las playas nudistas de Málaga, para desconectar del trabajo, porque había tenido una semana laboral muy intensa.

Fui a una playa nudista, en la que apenas solía haber gente, pues, justamente, eso era lo que más me gustaba, ya que era el rincón ideal para poder estar solo, y tener tiempo para pensar.

Agarré el coche, salí de mi casa, y fui hasta la playa, aparqué, sin mucho problema, y me fui a la playa, de no muy fácil acceso.

Ese día, no había nadie más en la playa.

Al llegar, me quité la camiseta y el bañador, tipo slip, que llevaba, y me quedé en bolas.

Agarré un libro que me había llevado a la playa, para pasar el tiempo leyendo, era un libro de una autora de EEUU bastante conocida, que ha escrito muchos libros, y que me gusta mucho.

Lo de bañarme, lo iba a dejar, para más tarde.

Estuve un rato leyendo, hasta que apareció Almudena.

Sin duda, era una de las mujeres, más espectaculares que había visto en mi vida.

En torno a 1.70m, pelo rubio, largo y liso, nariz llena de pecas, cuerpo de gimnasio, con unos abdominales muy bien definidos y marcados, sin duda se cuidaba mucho, tetas, naturales, pero grandes, un bonito culo, en definitiva, casi un cuerpo 10...

Parecía algo mayor que yo, en torno a 35 años, pero muy bien llevados

Llevaba una camiseta negra, debajo un bikini negro, que le tapaba lo justo, y unas botas, tipo cowboy.

Almudena me saludó, y me preguntó si podía sentarse con la toalla, a mi lado, pues, al no haber nadie más, le gustaría gozar de mi compañía.

Yo le dije que sí, que no habría problema, así que, pude ver como Almudena, se empezaba a quitar el bikini negro que llevaba, y, se quedaba desnuda, dejando sus tetas, enormes y naturales, con piercings en ambos pezones, al aire, así como su coño, que también tenía un piercing, y que estaba sin un solo pelo, también al aire, se quedó igual de desnuda como estaba yo.

Mientras se iba desnudando, Almudena, aprovechó para presentarse; me dijo su nombre, y que era neurocirujana en un hospital de Málaga.

Una vez que se quedó desnuda, Almudena sacó un bote de crema para el sol, y me pidió si le podía poner la crema por el cuerpo, para no quemarse.

Yo, aproveché la oportunidad, y, accedí, por lo que, empecé a ponerle la crema, empezando por las piernas, después, la zona abdominal, y, por último, por su cara, en especial, su pecosa nariz.

Pensaba que ya había acabado, pero, Almudena me dijo:

“Oye, y las tetas y mi coño, ¿No se van a proteger?”

Saqué un poco más de crema, y se la empecé a poner en una de sus tetas, con calma y suavidad, por si Almudena no reaccionaba bien.

Al ver que, Almudena, no se enfadaba, seguí poniendo la crema, en la otra teta, y, acabé, extendiendo un poco más por su coño, que, antes de ponerle la crema, noté que empezaba a estar, ya, algo húmedo.

Una vez que ya acabé de extenderle la crema solar a Almudena, estuvimos un rato hablando, en el que yo le conté mi situación, que, ya, la mayoría de los lectores de mis relatos, conocéis, y, Almudena, me comentó que vivía sola, en un apartamento en Benalmádena, y que tenía una hermana, menor que ella, y que era enfermera en Lleida.

Había vuelto a vivir a Málaga, de donde era originaria, tras romper con su pareja, antes vivía en Almería, y había decidido, empezar de nuevo, en su tierra natal.

Apenas llevaba un mes viviendo sola, y se le estaba haciendo un poco cuesta arriba, acostumbrarse a estar sola, y, lo que peor llevaba, era no poder follar cuando ella quisiera, algo que le gustaba mucho.

Le pregunté a Almudena, si, habitualmente, practicaba nudismo, y, me respondió que sí, era algo que le encantaba, porque se sentía libre, llevaba años, acudiendo solo a este tipo de playas, casi no sabía ya lo que era bañarse con bikini, que, solo usaba, para los desplazamientos hasta la playa, y de vuelta a su casa. (Lo que ya había visto, nada más conocernos)

Tras un rato de charla, Almudena me propuso, que fuéramos a darnos un baño, yo ya tenía ganas de agua, porque, además, mi polla, empezaba ya a ponerse nerviosa, al ver, semejante cuerpazo, y, quizás, podría ser una buena oportunidad, para follarme a Almudena, ahí mismo, en el agua.

Durante nuestra conversación, estuvimos hablando, brevemente, de la diferencia de edad, pues ella tenía 35 años, y, yo, 30, pero, para mí, es muy poco importante, y más, a esas edades, al fin y al cabo, es legal, que es lo que a mí me importa, no meterme, en líos judiciales, que puedan afectar a mi carrera como abogado.

De camino al agua, Almudena, se dio cuenta de mi erección, y me preguntó, si ella era la culpable de esa situación, y yo le respondí, que sí.

Entonces, Almudena me respondió, que, ella, también se estaba poniendo muy caliente, que llevaba algo de tiempo sin follar, y que le encantaría poder follar conmigo, si yo quería, vamos, que se dejaba follar.

Yo le dije que sí, tomándola de la mano, y nos fuimos metiendo al agua.

Ya en el agua, empecé a acariciar su cuerpo, le metí un dedo en su coño, que ya estaba muy húmedo, tanto por el agua del mar, como por la excitación de Almudena, propia de la situación que estaba ocurriendo.

Almudena me empezó a besar, en la boca, y yo respondí a su beso, con más besos, recorrí su cuello, con suavidad, hasta que, al oído, Almudena me dijo:

“Quiero que me folles, aquí mismo, estoy muy perra y deseando follar”

Así que yo, como casi siempre que me hacen ese tipo de propuestas, para follar, acepté, y me puse a ello.

Mi polla, que ya estaba erecta, y, deseando conocer el coño de Almudena, la introduje en su coño, y, suavemente, me la empecé a follar

Poco a poco, fui incrementando la velocidad de las embestidas, hasta que ya veía que me iba a correr.

Como estábamos en el mar, y no sabía si Almudena quería que me corriese dentro de ella, o fuera, le pregunté, y me respondió que ella, prefería dentro, pues, por una operación que tenía, no podía quedarse embarazada, así que yo, le hice caso, y, me corrí dentro de Almudena.

Al acabar de follar, seguimos un rato más en el agua, besándonos, y, yo seguí con las caricias, intentando ser un caballero, y dar buena imagen.

Almudena me dijo, un rato después, que quería salirse ya del agua, pues llevábamos un buen rato, dentro, y ya, su piel, lo empezaba a notar, así que, nos salimos, y fuimos a la toalla, a secarnos.

Yo me ofrecí a secar a Almudena, y así lo hice, pues ella se dejó secar, así que yo, con suavidad, fui secando cada parte de su cuerpo, esta vez, sin obviar sus tetas y su coño.

Nos volvimos a tumbar en la toalla, y, Almudena me dijo:

“Alfonso, aunque ya he tenido tu polla dentro, viendo lo grande que es, tengo curiosidad por probar el sabor de tu leche, ¿Quieres que te haga, aquí mismo, una mamada?”

Yo, le dije que sí, teniendo en cuenta, que no había nadie más en la playa, o, al menos, eso pensaba...

Almudena, agarró mi polla, y, empezó a hacerme una paja, pero, justo, en ese momento, apareció, alguien más...

Era, Carmen, una amiga de Almudena, que trabajaba con ella, en el mismo hospital, aunque ella era cirujana plástica.

En torno a 30 y pocos, tetas operadas, sin duda, y cuerpo, igual de machacado en el gimnasio que el de Almudena. En torno a 165cm, morena, y bastante guapa.

Almudena y Carmen, se saludaron, y Carmen le dijo a Almudena que, siguiendo su recomendación, había ido a la playa nudista, a probar la experiencia, pues era algo que siempre le había llamado la atención, pero, nunca se había atrevido a probar.

Carmen, se empezó a desnudar, y, nos mostró, a Almudena y a mí, su cuerpazo, en especial, sus tetas, del mismo tamaño que las de Almudena, pero, operadas.

Una vez, ya desnuda, Carmen nos dijo, que siguiéramos con lo nuestro, que ya se había dado cuenta, de que, Almudena, me estaba haciendo una paja, o una mamada, y que, ella, lo quería ver, aunque fuera para masturbarse mientras...

Pero, antes de empezar a hacerme la mamada, Almudena, agarró el bote de crema solar, y le hizo a Carmen, lo que yo le había hecho a Almudena, un tiempo antes, sin embargo, Almudena, sí puso crema en el coño y en las tetas de Carmen, sin preguntarle, como si fuera algo que hiciera, sin pensar, de forma automática...

Sin consultarme a mí, Almudena, volvió a agarrar mi polla, y siguió con la paja; cuando ya mi polla estaba en condiciones para la mamada, Almudena, me la empezó a chupar, y yo, veía como Carmen, se empezaba a masturbar; por cierto, su coño, estaba depilado, pero, parecía que se lo había hecho ella misma, pues no estaba demasiado bien depilada, en esa zona.

El piercing que almudena llevaba en su lengua, le ayudaba bastante a Almudena, a la hora de hacerme la mamada.

Cuando llegó el momento de correrme, se me ocurrió una idea, le dije a Almudena, que me iba a correr en su cara, y, le propuse a Carmen, que, después, limpiara ella, con su lengua, la cara de Almudena; Carmen aceptó mi propuesta, sin pensar.

Así que, eso fue lo que hice, avisé a Almudena, de que ya me iba a correr, para que se sacara mi polla de su boca, me corrí en su cara,

dejándola

toda llena con mi semen, y, segundos después, Carmen, le empezó a lamer la cara a Almudena, hasta que la dejó bien limpia.

Después, estuvimos otro rato hablando, hasta que, llegó la hora del aperitivo, en torno a las 13:00, y yo les propuse a Almudena y a Carmen, ir a algún chiringuito de la zona, a tomar una cerveza; ellas aceptaron, así que, nos vestimos, ya de personas, de playa, pero ya normal, y fuimos a un chiringuito, que había cerca de la playa.

Lo que pasó en el chiringuito, y, más cosas, lo contaré, en el próximo capítulo de esta historia.