Alma podrida (la mascara de Sara)

Salvador hara un tratamiento muy especial a Sara.

Sara estaba duchandose, recordaba las terribles torturas que sufrió en manos de Victor, ella queria olvidar, no queria permitir que ese recuerdo la marque de por vida.

En ese momento unas manos fuertes le pusieron un pañuelo de cloroformo, solo tuvo tiempo a tener un pensamiento.

-Dios, ¡otra vez no!.

Al despertar, notó que estaba esposada y encadenada.

Sus manos tenian unas esposas que conectaban con un largo cable de acero que estaba arriba, conectada un juego de poleas.

Sus pies estaban encadenados al suelo.

Estaba desnuda.

Ella queria llorar, pero se impuso, no queria que Victor sintiera poder, nunca mas.

-buenas noches señorita Sara, no se preocupe por Victor, el no esta en el mundo de los vivos, pero lamento decirle que se ha topado conmigo – decia una voz suave, pero al mismo tiempo firme.

-¿quién es ud.? – preguntó Sara.

El joven se levantó puso su mano en el pecho e hizo una reverencia.

-tengo muchos apodos, pero mi nombre es Salvador – dijo el psicopata.

-¡suelteme! ¡me encontraran y ud pagara por esto! – gritaba Sara.

Salvador tenia preparado un peso de 60 kilos, Sara pesaba 55 kilos, lo dejo caer y mientras caia el peso, tiraba del cable que estaba enganchada a las poleas, el cuerpo de Sara se elevó siendo tirada del cable, lo que impidió que fuese hacia arriba eran las cadenas que habia en el suelo.

Sara sintio como casi le desencajaban sus miembros.

-señorita, señorita, señorita, las niñas buenas simplemente se callan y obedecen, si no es asi, se tienen que corregir ¿no cree? – decia Salvador.

-vete al infierno – decia Sara adolorida.

El se acerco con una fusta, se colocó detrás se la joven, acarició las jovenes nalgas con la fusta.

El corazon de Sara aceleraba mientras ella suplicaba que no la hiciera daño.

Pero el la golpeó, golpeo sus nalgas con la fusta, con fuerza y determinacion.

Ella sentia los golpes, pero sentia algo distinto, como si el dolor y el placer se confundieran.

¿qué era lo que sentia?.

Por cada golpe que le daba, ella sentia esa sensacion, una sensacion adictiva.

Pero de repente, paro.

Puso su fusta entre las piernas de Sara y la acerco a la nariz.

-interesante – decia Salvador.

Ella no sabia de que hablaba, ni siquiera cuando le puso la fusta en la nariz.

-veo que cuando te golpean, segregas mas endorfinas de lo habitual, sientes el dolor, pero al poco tiempo, tambien tienes bienestar – decia Salvador.

-¿d-de que hablas? – preguntó Sara.

-antes era como tu, un hombre con una mascara que me ofuscaba, ahora soy libre de esa mascara – decia Salvador.

El psicopata miro a los ojos de Sara y le dijo.

-ahora voy a quitarte tu mascara.

-¿qué dices? – preguntó Sara.

Pero Salvador se dirigio al cable, engancho un peso de 10 kilos y lo dejo caer, haciendo que tirase aun mas fuerte los miembros de Sara que solto un quejido de dolor.

-mi pequeña, cuando los hombres hablan, las niñas callan ¿no te enseñaron educacion? – dijo Salvador sonriendo.

-s-si – decia Sara.

-si ¿qué? – respondio Salvador.

-señor – decia Sara.

-tsk tsk tsk – respondia Salvador añadiendo 5 kilos más.

Sara pensaba que la desmembraria.

-a-amo, si mi amo – decia Sara desesperada.

Salvador se acerco a ella y puso la punta de la fusta en su barbilla mientras le decia.

-eso esta mucho mejor.

El psicopara agarró un cubo de agua hirviendo, metió un vaso en el y lo lanzo contra el cuerpo de Sara.

Ella notaba esa sensasion que le quemaba, pero algo dentro de ella queria que esto siguiera.

Otro vaso fue lanzado.

El cuerpo reaccionaba con ese contacto.

Las endorfinas recorrian su cuerpo dandole placer, dandole extasis.

Más vasos vertian su contenido sobre su joven cuerpo.

Ella sentia que estaba a punto de llegar.

Pero Salvador se detuvo.

-¡por-por favor! ¡siga! – suplicaba Sara.

-esos modales – respondio Salvador.

-amo, amo, por favor, castigame más – decia Sara.

Salvador la obligó a mirarle a los ojos y le pregunto.

-¿aceptas tu verdadero ser?.

-s-si – decia Sara.

-¿seras mi esclava el resto de tu vida? – preguntó Sara.

-s-si, por favor – decia Sara.

-¿cuándo quiera quitarte la vida? ¿no te quejaras? – preguntó Salvador.

Ella dudo unos instantes, pero la mirada del psicopata le entro en el cerebro.

-s-si – decia Sara con lagrimas en los ojos,

Salvador cogio una pequeña navaja de afeitar e hizo dos pequeños cortes en las aureolas de los senos de Sara.

Ella sintio un dolor intenso, pero esquisito. La sangre recorria el cuerpo desnudo de Sara como unos dedos palpando su piel.

Salvador lamia esa sangre, saboreandola, subia poco a poco y mordio los pezones de Sara con mucha fuerza, casi con la intencion de agujerearlos.

El cuerpo de Sara se estremecia por momentos.

Salvador la bajo, Sara se puso de rodillas mientras que Salvador cogia un pañuelo de seda que envolvio el cuello de la joven.

Tiro del cuello apretando la garganta de Sara que notaba como le faltaba el aire.

La sensacion de mareo le parecio extrañamente agradable.

De vez en cuando Salvador dejaba de apretar para que Sara no se ahogase.

-esclava, ponte a 4 patas – decia Salvador.

Ella obedecio, pensaba que la iba a penetrar, pero el psicopata se sentó en la espalda de Sara.

-como te he dicho, no eres mas que un simple objeto, puedo usarte como me plazca – decia Salvador.

Ella solo le respondio con un si amo, pero el psicopata le tiro del pelo diciendole.

-no te he oido.

Ella volvio a decir si amo con todas sus fuerzas.

Perfecto mi esclava ¿tienes sed?

Ella volvio a decir si amo, pero otro tiron del pelo la obligo a repetir gritando.

En ese momento Salvador se levantó y se desabrochó los pantalones para orinar en un plato.

-bebe del plato – ordeno Salvador.

Sara se acercaba lentamente, pero un pensamiento le llegó al cerebro.

-¿qué mierda haces? Sara ¿te estas rebajando? Venciste a Victor, puedes vencer a ese imbecil.

Sara se lanzó como una furia contra Salvador, este impasible la esperaba con una sonrisa.

Lo que sucedió fue muy rapido, Sara recibio un golpe que la dejo insconciente.

Unos minutos despues, Sara estaba otra vez atada, tenia una pera en la boca que la mantenia con la boca abierta, estaba de espaldas sobre un cilindro de 80 cm de altura y 15 cm de diametro, no podia caerse, ya que cuatro varas colocadas junto a los pechos y las caderas, su mano derecha estaba esposada en su tobillo derecho y su mano izquierda en su tobillo izquierdo.

Su cuerpo estaba sensualmente arqueado.

-¿no sabes que las niñas buenas obedecen a la primera? – decia Salvador.

Ella intentaba decirle algo con los ojos llenos de odio, pero la pera le impedia hablar

-mmmmm, aun tienes la mascara puesta, pero has sido desobediente al no aceptar lo que te ofrecia – decia Salvador mientras sostenia el plato de sus meados que tiró lentamente en la cara de Sara, que lo recibió con asco.

Salvador movió el plato mojando todo el cuerpo de Sara con orina, ella sentia asco por esa accion.

-necesitabas una ducha esclava – bromeaba Salvador.

Ella apartó con desprecio la mirada.

-lastima, con lo bien que empezamos – dijo Salvador.

Una sacudida electrica recorrio el cuerpo de Sara, el femino cuerpo tembló por la corriente.

-¿sabias que la mayoria del cuerpo humano esta compuesto de agua? ¿si? ¿tambien que el agua es un buen conductor?, ¿qué sensasion debes tener? – decia Salvador riendo.

Ella sufria las sacudidas perfectamente calculadas de su torturador, tenia miedo de que la matase, pero sentia esas sacudidas algo especial.

-jejeje, eres una puta yonki, una yonki de las endorfinas, te veo yendo con maltratadores y chulos con la esperanza de que te den tu chute de hostias ¿no crees? Sara – decia Salvador mientras le quitaba la pera.

-N-NO, TE EQUIVOCAS, NO SOY UNA ESCLAVA NI UNA PERVERTIDA – gritaba Sara.

-tsk, tsk, tsk, mi pobre niña, aún no aceptas lo que eres, pero pronto lo sabras – decia Salvador

Continuara