Alive8

Bienvenido a Alive. Este software, está diseñado con tecnología de Realidad Optima y durante su utilización, usted sentirá que realiza acciones y percibe sentimientos como en la vida real.

3 de Abril de 2014

Instituto Heron's

-Vamos, no os retraséis - urgió el bedel de la planta baja. El instituto estaba abarrotado con motivo de las celebraciones estivales que como cada año tenían lugar en el salón de actos. El anciano empujaba descaradamente las espaldas de los últimos en llegar para poder cerrar las puertas y evitar que el sofocante calor exterior penetrase en el edificio.

Leier, que había entrado hacía rato, permanecía sentado en un lateral del palco delantero, junto al resto de sus compañeros de curso. Ajeno a las miradas de reojo que le ofrecían algunas chicas y chicos curiosos con su cambio de aspecto, Leier se entretuvo navegando por internet con su móvil. Afortunadamente, no tardó en encontrar una aplicación sobre Alive llamada Auradroid donde podía acceder a una versión reducida de la habitación virtual en la que aparecían sus pertenencias.

-¡Eh, billetes! ¿Tu también juegas al Alive? -Preguntó la estridente voz de uno de los chicos de la clase. Sintió cómo alguien se acercaba a su nuca, mirando por encima de sus hombros.- ¡Hey, mirad! Tiene una aplicación en el móvil de Alive - comentó a los chicos que le rodeaban.

En aquel momento, Leier notó un intento de aquel estúpido por alargar un brazo y cogerle el móvil, pero en el último momento otra mano le detuvo.

  • Déjale, tío - dijo la voz del quarterback que se sentaba también detrás. - Hey, ¿cómo se llama? - Preguntó el rubio asomando la cabeza entre Leier y su compañero de asiento.

Confundido y receloso, Leier intentó ignorar la pregunta, pero parecía que el chico se iba a quedar allí hasta que dijese algo.

  • El qué - dijo secamente.

  • La apli, la de alive - dijo tranquilamente.

  • Auradroid.

  • Gracias tío - dijo antes de echarse para atrás.- Voy a bajarla, nadie aguantará este muermo mucho tiempo - dijo para sí mismo arrancando las sonrisas de los que le rodeaban, especialmente de las chicas.

  • Stephenson, no quiero ver su móvil - dijo seriamente la voz de una tutora al pasar cerca de ellos. Señalaba con el dedo al capitán del equipo de rugby.

  • No lo verá - dijo el chico guardando el aparato fugazmente,- se lo aseguro.

La mujer se alejó unos pasos, tiempo que utilizaron los alumnos para volver a sacar sus móviles, Leier entre ellos.

Durante el acto, una sucesión de sonidos invadió el inmenso teatro. Confundidos, los espectadores que llenaban las butacas miraron a todos lados antes de descubrir que eran sus propios móviles los que habían emitido los sonidos. El alboroto no había durado más de quince segundos, pero había bastado para terminar de distraer a los espectadores e irritar los ánimos del director, que había amenazado desde lo alto del escenario con requisar cualquier aparato que emitiese un solo ruido.

Leier miró la pantalla de su móvil y comprobó que acababa de recibir un mensaje.

Estimado usuario, le informamos desde el servicio de mantenimiento de Alive de que se ha establecido un receso en la actividad del servidor, por lo que no se podrá acceder al mismo hasta las 22 horas del día 3 de abril.

Lamentamos las molestias.

Servicio de A-Liberation

El chico supuso que los alumnos que jugaban a Alive acababan de recibir, a la vez, aquel mensaje y por eso habían sonado tantos móviles al mismo tiempo.

Se oyeron algunos suspiros de disgusto.

Antes de que pudiera guardarlo, una alerta de notificación apareció en su móvil sobre el icono del Auradroid. Al abrir la aplicación pudo ver cómo se desplegaba una carta encima de la imagen.

Ya os habéis enterado? No se va a poder entrar a jugar hasta esta noche -_-!

Yo no voy a poder conectarme a esa hora, pero no olvidéis contarme todo lo hagáis! ^O^

-Erisa-

Al terminar de leer el mensaje, otro nuevo esperaba sobre la mesa del escritorio de la imagen de la habitación del Aura.

Hola tío, no voy a poder conectarme hoy por lo del mantenimiento del jodido servidor, así que no me veréis por ahí dentro. Avisa a los otros ok?

Mañana nos vemos ;)

-Marcus-

Leier se quedó inconscientemente mirando la pantalla, inmóvil, con los ojos clavados en el nombre de su amigo, hasta que el brillo disminuyó hasta quedar la pantalla apagada.

Residencia Orham

Sabiendo que no podría entrar en Alive hasta después de las diez, Leier dedicó la tarde a las tareas del instituto y hacer las flexiones y abdominales diarias, acabando sofocado y sudoroso sobre el suelo de su dormitorio.

Tras ducharse, bajó a cenar con su padre antes de que este se marchase.

  • ¿Va ha querer algo más?- Pregunto Erol, el sirviente, cuando el chico hubo terminado con su plato.

  • No, gracias, subiré a mi habitación - contestó Leier levantándose.

Conectando con Alive

Espere, por favor...

Antes de abrir los ojos ya sintió el tacto de la tela que cubría la cama sobre la que había estado tumbado la noche anterior.

La habitación estaba prácticamente en penumbras.

  • Hola tío – saludó

Zack desde el otro extremo de la sala. Estaba de pie, apoyado en la pared cerca de la cama en la que se sentaba Lana.- Aún falta Marcus por llegar.

  • Me ha enviado un mensaje para avisar de que no va a poder venir.

  • Bueno, somos sólo tres – dijo la chica.- Erisa se alegrará de no haber sido la única en faltar – dijo levantándose. Al hacerlo, sujetó con las manos la falda de su vestido, de forma muy tímida.

  • No sé vosotros pero quiero empezar a luchar ya, y a subir de nivel y eso así que, ¿qué os parece si salimos de aquí? - Soltó Zack agarrando su espada y el escudo de madera.

Al decir esto, Shiva, la pequeña y suave criatura que habían adoptado como mascota emitió un pequeño chillido antes de corretear alrededor de la rubia.

En la calle no había tantas personas como el día anterior, lo que les facilitó la inspección de puestos de venta que había en la plaza. Allí, todo olía a incienso y hierbas. Leon recorrió los puestos tocando algunos de los productos expuestos sin poder evitar maravillarse con ellos. Había botellas de pequeño tamaño con líquidos que brillaban, había amuletos tallados en piedras de colores...

Lana utilizó parte de las monedas de plata que aún guardaban para abastecerse de algunos remedios curativos básicos que almacenó cuidadosamente en las botellitas de su cinturón de cuero.

  • Sólo tienes que aplicarlo sobre la frente del afectado, el efecto actúa a las pocas horas – explicó la mujer que le había vendido los productos.- Pocos remedios hay más rápidos, hija.

  • Muchas gracias – dijo la rubia inclinando tímidamente la cabeza hacia el frente.

-No hay por qué darlas – respondió la mujer cogiendo de las manos a Lana.- Alguien tendrá que cuidar de estos hombres – dijo sonriendo y señalando con la cabeza a sus amigos.- Si alguna vez encuentras alguna hierba o objeto que quieras vender, ven a verme – dijo antes de que se alejaran.

Tras la compra y bien oscurecido el día, los puestos de venta echaron las lonas y la ciudad se fue vaciando, quedando encendidas sólo las luces de la taberna y las ventanas de algunos hogares.

  • ¿Qué queréis que hagamos? - Preguntó la chica con las manos a la espalda.

Mientras caminaban pegados a los muros de las casas bajas, pasaron junto a un callejón oscuro, en el que se distinguía un agujero rectangular en el suelo con una escalera que se adentraba en él. Con un gesto de la mano, Zak pidió a sus amigos que le acompañaran a mirar.

No era profundo, las escaleras en vertical apenas bajaban un par de metros. Un halo luminoso parecía alumbrar el suelo de aquel estrecho pasillo.

  • Vamos a bajar – pidió Zak adelantándose a los otros. Intrigado, el moreno descendió por las escaleras notando bajo sus manos la herrumbre que la envolvía. Ya abajo, un pasillo de apenas un paso de ancho se adentraba varios metros hasta acabar en una salita circular iluminada por varias antorchas y cuyo suelo estaba sembrado de intrincados dibujos arcanos.

-¿Qué es este sitio? - Se preguntó Lana mirando en derredor.

Cuando la chica habló, notaron un extraño movimiento a ras del suelo. Era como si el aire se hubiese movido. No había nada que se pudiera ver, pero habían visto cómo los granos de arena fluctuaban hacia la derecha. Sorprendidos, los tres dieron un respingo al ver como se daba la vuelta un pequeño ser de piel verduzca y ojos como diamantes. La criatura giró lentamente el rostro hacia ellos. Parecía confundida, como recién despertada. Hacía un momento no había nada, y de repente se da la vuelta ese ser, como si hubiese estado de espaladas tapado con una capa que le hacía invisible.

Notaron que con cada movimiento que hacía, la piel de la criatura parecía emitir un suave y sencillo sonido. Su rostro era antiguo y juvenil a la vez, sus orejas, apenas dos aletas a ambos lados y sus brazos largos terminaban en anchas manos, dotadas de sólo tres dedos. Los ojos brillaban como diamantes, al pestañear, oyeron un pequeño

Flip

cuando se juntaron sus párpados.

Abrió su larga boca que era puntiaguda en el centro y se sentó allí mismo, donde estaba, mirando a los tres amigos.

  • Mi nombre es Gahmm... - Se presentó llevando una mano lentamente hacia su pecho. Su voz era aguda y parecía envolver la estancia con eco.- ¿Quiénes sois? - Los tres amigos tardaron en salir de su asombro.

  • Somos aventureros – respondió dudoso el moreno.

  • Yo soy Leon, ellos son Zak y Lana – dijo el chico de pelo azulado.

  • No veo muchas aventuras detrás de vosotros – comentó aquel ser inclinándose hacia delante, mirándoles con los ojos entrecerrados. Tras esto, abrió los ojos nuevamente y volvió a sentarse con comodidad sobre sus pequeñas piernas.- Puedo ayudaros en eso... - Empezó a decir.

Justo en ese instante, Shiva asomó su pequeño rostro de detrás de una pierna de Lana y fue corriendo hasta donde se encontraba al ser y ambos se miraron fijamente.

  • ¡Ooh..! - Exclamó sorprendido. Su piel se azuló ligeramente.- Una Drimera, supongo que habéis tenido suerte – dijo sonriendo.- Estos seres pueden llegar a ser unos aliados incomparables. Nadie quisiera tenerlos como enemigos – dijo mientras Shiva se alejaba.

Los tres amigos permanecieron en silencio hipnotizados por el dulce sonido que emitía al moverse y la envolvente melodía de su voz.

  • Creo que un poco de mi ayuda os servirá en la batalla, sobre todo ahora que sois aprendices – dijo bajando la voz.

Gahmm inclinó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, separando los brazos del cuerpo, con las palmas hacia arriba y respiró profundamente. Por unos segundos pareció no suceder nada, pero cuando la criatura expulsó el aire de sus pulmones, un extraño viendo corrió en círculos por toda la sala. El polvo y la arena del suelo se elevaron unos centímetros. Los dibujos del suelo brillaron por un instante. Lana agarró la mano de Zak asustada y este entrecerró los ojos protegiéndose con la otra mano. Leon sintió cómo aquel aire le envolvía y le agarraba. Era frío, pero unos segundos después ya había desaparecido.

  • Qué...¿Qué ha pasado?

  • Os he imbuido el Sentido... Una pequeña llama que crecerá si la alimentáis... Ahora -Dijo el ser mirándoles con ojos brillantes mientras parecía desparecer,- necesito descansar...

La pequeña figura se disolvió en el aire. Todos estaban boquiabiertos. La experiencia les había hecho sentir algo tan nuevo y diferente que estaban confundidos. Por el rostro de Lana se deslizaba una tímida lágrima. La chica había sentido cómo su cuerpo se llenaba con aquella energía. Toda su piel estaba erizada.

Leon se llevó las manos al rostro. Se sentía extraño, se palpó la nuca y se tocó las muñecas. Al darse cuenta de que había dejado de respirar inspiró con fuerza y al exhalar el aire se le erizó también la piel. El chico de pelo azulado miró las palmas de sus manos y sus brazos. Seguía como siempre. No había cambiado nada en él. Pero aquél sentimiento...

  • Uau...- Exclamó Zak con la mirada fija en el espacio que había ocupado el extraño ser. Lana suspiró profundamente afectada por la emoción. Al volverse, el moreno vio cómo la chica se secaba esa lágrima que se había escapado de sus ojos. Pasó uno de sus musculosos brazos tras los hombros de su amiga.- ¿Estás bien?

  • Si, es que ha sido...

  • Ha dicho

el Sentido

, ¿no era eso como la magia que usaban los Arcanistas? - Preguntó Leon intrigado.

  • Tienes razón.

  • Salgamos – pidió Zak mientras les indicaba la salida.

Al salir de aquél extraño sótano, vieron la figura de Marcus caminar por la plaza.

  • ¡Hey! Es Marcus – dijo Zak mientras caminaban hacia el rubio. El chico giró la cabeza y les vió acercarse.

  • ¿Dónde estabais?

  • Hemos encontrado a un.. duende.. que nos ha imbuido de magia – explicó emocionada Lana.

  • ¿Magia? - Repitió Marcus entrecerrando los ojos.

  • Ha dicho 'el Sentido', pero eso era como la magia de los arcanistas no? - Preguntó Leon.

  • Si – confirmó el chico. Al notar que los tres parecían emocionados y nerviosos no pudo evitar sonreír.- Vaya.. Me abría gustado verlo. Joder, si hubiese podido conectarme antes...- Se lamentó.

  • Dimos por hecho que no vendrías.

  • Ya, he tenido que hacer unas cosas.

  • Vamos a la biblioteca de la academia – pidió casi en una súplica Lana, agarrando el brazo de Zak y mirándole a los ojos.- Quiero leer sobre 'el sentido'.

  • ¡Jajajaja! Vale, vale, no hace falta que lo pidas así – dijo sonriendo. La rodeó con un brazo mientras caminaban.

El edificio estaba prácticamente vacío. Al subir a la biblioteca, oyeron el eco de sus pisadas sobre los escalones. Mientras Lana caminaba, decidida a buscar entre los centenares de tomos que ocupaban las estanterías, los tres amigos caminaron con paso lento detrás de ella hasta que la chica encontró uno interesante y fue a sentarse en una de las grandes mesas que ocupaban el centro de la biblioteca.

Mientras Zak ojeaba los lomos de los libros, Leon siguió a Marcus por los pasillos de estanterías.

  • Me habías echado de menos, supongo – dijo el rubio sin girarse a mirar a Leon.

  • ¿Eso crees? Supones demasiado, Marcus.

Al oir eso, el rubio giró el rostro y Leon pudo ver su mirada de preocupación, por eso no puedo evitar sonreír.

  • Es broma – le tranquilizó mientras pasaba a su lado.- Supongo que te he echado en falta.

Aunque hablaba con la voz seria, el chico de cabello azulado se detuvo y se enfrentó con Marcus, acercando sus labios a los de él.

  • Quiero repetir lo de anoche – dijo el rubio sintiendo las manos de Leon acariciar los músculos de sus brazos. Le besó.

Marcus envolvió a su amigo en un abrazo, rodeándolo y sintiendo el calor que desprendía. Cuando le soltó, Leon sonreía, y miraba al suelo mientras caminaba y se perdía otra vez entre las estanterías.

  • Me gusta cuando me abrazas – se sinceró el joven de pelo azul mientras su amigo le seguía.

Marcus no pudo aguantarlo más y volteó a Leon, volviéndolo a besar, ahora fogosamente, torciendo sus labios y sintiendo la saliva del otro. Cerraron los ojos y se acariciaron los brazos y la espalda. Hundieron sus manos, cada uno en el cabello del otro. Notaron el jadeo de sus respiraciones en la nuca y Marcus no se tranquilizó hasta que Leon cerró una de sus manos en su entrepierna, y le apretó con cuidado el paquete.

  • Aaah...

-

¿Qué quieres?

  • Susurró en voz baja el chico de pelo azulado.-

No podemos hacer nada aquí.

  • Date la vuelta – ordenó Marcus visiblemente excitado. El rubio se estaba conteniendo, lo que divirtió a Leon, quien se obedeció y se pegó junto a los lomos de los libros, percibiendo su olor apergaminado.

Unas manos fuertes agarraron el culo del chico, empujándole y obligándolo a sujetarse a una de las baldas de la estantería. El rubio empezó a besar y a morder el cuello de Leon, haciendo que éste se excitara aún más. Cuando el chico de pelo azul alargó una de sus manos para tocar el paquete de su amigo, se alarmó al comprobar que éste se había sacado la poya del pantalón y ésta se mantenía hinchada y erguida mientras Marcus luchaba por bajar el pantalón de Leon hasta descubrirle las nalgas.

-

¡Marcus! Tio, que nos van a ver

– exclamó en susurros intentando sin éxito que su amigo se detuviera.

Ignorando al chico, Marcus descubrió las nalgas de su amigo y las separó con una mano mientras con la otra colocaba su poya buscando el agujero.

Leon sintió el roce de gotas preseminales en su piel y esto le hizo estremecerse de excitación. Se mordió el labio inferior y se agarró con cuidado a la estantería.

El rubio situó la punta de su poya sobre el agujero de su amigo y empezó a dar pequeños empujones cortos mientras se abrazaba a su espalda.

  • Relájate, tío, verás cómo te lo hago de pie – susurró a su oído.

El chico de cabello azulado había empezado a sudar. Trataba de que no se oyera nada de lo que estaban haciendo, pero la excitación le impedía concentrarse. Sentir los pequeños movimientos de Marcus a su espalda mientras este le rodeaba le hacía sentirse extasiado.

De pronto, una de las fuertes manos de Marcus tapó la boca de Leon y éste sintió cómo algo empujaba con fuerza y de una vez, se hundía, húmedo, dentro de él

  • Mmmm – Gimió con fuerza el chico bajo la mano que le tapaba la boca.

La penetración le había dolido, pero sentir la gruesa poya de Marcus dentro de él y los besos que éste le daba en la oreja le ayudaron a contener la calma.

-

Ssh.. Ya está..

De pie, el uno detrás de otro. Leon lo sentía dentro, sentía el sudor de la cintura del rubio empapándole el culo. Marcus le empujó sobre la librería mientras salía y entraba y mientras lo hacía, el rubio tenía los ojos en blanco del placer que sentía. Seguía cubriendo la boca de Leon con la mano y sentía los jadeos del chico bajo ella.

Le rodeo con los brazos con fuerza y aceleró el balanceo de su cintura. El roce de su piel al entrar y salir del agujero producía y pequeño sonido áspero que les acompañó durante todo el acto.

- Joderr... - Marcus se sentía tan cerca del éxtasis que no conseguí a articular más palabras.

Leon llevó una de sus manos detrás de Marcus y se agarró del culo por encima del pantalón. ¡Estaba gozando tanto! Deseaba gemir de placer, pero no pudo que que morder la palma de la mano que cubría su boca.

Al sentir aquel dolor, mezclado con toda aquella excitación, Márcus sintió cómo se acercaba el momento del orgasmo, y pegó con fuerza si cintura al culo de Leon, quedándose clavado e intentado controlar las agitaciones del clímax, haciéndole parecer presa de una ataque nervioso.

Leon abrió los ojos de par en par, lagrimosos, mientras notaba el denso e invasor líquido que le inundaba por dentro. En su mente vio pudo ver una imagen de lo que estaba ocurriendo dentro de él, y varios segundos después se sintió mareado, flojeando su cuerpo entre los brazos de Marcus, que le sostuvo mientras le besaba la nuca.