Alive6

Bienvenido a Alive. Este software, está diseñado con tecnología de Realidad Optima y durante su utilización, usted sentirá que realiza acciones y percibe sentimientos como en la vida real, pero no debe olvidar que nada de lo que usted sienta se corresponde con la realidad.

Ya estoy de vuelta.. espero no defraudar a nadie..

33 de Marzo de 2014

Residencia Orham

Nuevo mensaje de correo

El aviso parpadeó unos segundos en la esquina del monitor. Al clicar sobre el icono de notificación se abrió la aplicación Aura, que mostraba la ventana de gestión de Alive desde fuera del juego.

Alterego

Pertenencias

Estadísticas

Opciones

Leier apartó a un lado la placa dactilar para manejar con mayor facilidad el ratón, usándolo para entrar en el apartado Alterego.

En aquel momento, la imagen del menú se disolvió en una sala circular, de piedra, muy similar a la que había visto al entrar en el juego. Entonces, el chico que representaba la figura de Leon entró en la escena caminando desde el lado derecho de la pantalla, hasta detenerse en el centro de la imagen mirando hacia el frente.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Leier. ¡Si que era un chico apuesto! El personaje era tan real que parecía un vídeo. Podía acercar la imagen y ver de cerca cualquier detalle: los ojos, las arrugas de su ropa y por supuesto el inconfundible pelo azulado que le distinguía. Sonriendo, Leier recorrió la pantalla con el puntero, descubriendo en la parte superior el indicador de fuerza, salud, y experiencia, con los datos 16, 95 y 13 respectivamente. Sin poder interactuar con ningún dato, decidió regresar a la pantalla anterior (no sin antes detenerse a mirar su imagen una vez más).

Entró ahora en la sala Pertenencias, donde descubrió una habitación que contaba con un escritorio de madera y una cama en la que descansaban los pocos artículos que poseía en el juego: el pantalón de tela con el desgarro que le habían infligido, la camisa de algodón, las botas, la espada mellada y el escudo, etcétera. Leier se fijó en que sobre el escritorio había un pergamino doblado. Al pulsar sobre él, este se desplegó y creció hasta ocupar la pantalla.

Mensaje enviado por Marcus - anunció un mensaje antes de desaparecer dejando paso al contenido.

''Espero que vuelvas a conectarte

mañana. No se cómo serías en la vida real,

pero tampoco sé como me comportaría yo..

Al menos podemos disfrutar del juego juntos.''

Debajo del mensaje, había añadida una foto del rosto de su amigo.

Leier volvió a sonreír. Cerró la aplicación y se preparó para entrar en Alive.

Conectando con Alive

Espere, por favor...

Aún no se había aclarado la imagen cuando Leier sintió la alfombra de hojas sobre la que había estado sentado la noche anterior.

Los sonidos del bosque le rodearon poco a poco y el aire fresco le acarició el rostro. Allí se sentía bien. Después de la vuelta al instituto (un día tan desagradable como el resto), lo último que deseaba era ponerse a hacer trabajos y estudiar. Prefería volver a Alive y estar con sus amigos, aunque por lo que podía comprobar, nadie se había conectado aún.

Se encontraba solo entre aquellos árboles que les habían resguardado la noche anterior. Oyó como crujían las hojas secas bajo sus pies al levantarse y se acercó a los caballos, que aún estaban atados al tronco de un árbol. Pudo verse reflejado en uno de los grandes ojos negros del caballo rubio antes de que este lo cerrara. Leon acarició su crin y le palmeó suavemente en un costado.

En aquel momento, un ruido a su espalda le hizo voltear y ver como aparecía el cuerpo de Lana a solo unos metros. La chica se estiró el vestido con delicadeza y miró hacia todos lados hasta ver el joven de cabello azulado.

  • Hola, Leon – saludó acercándose.

  • Aún no ha llegado nadie.

  • ¿Erisa tampoco?

  • Aquí no la he visto.

  • Espero que no tarden – dijo mientras caminaba distraídamente mirando hacia todos lados.- Llevas mucho tiempo... ¡Ah! - Exclamó sorprendida llevándose las manos al pecho. Dio un pequeño salto hacia atrás.

Leon siguió la mirada de la chica y descubrió una de aquella extrañas criaturas, de estatura pequeña, igual que la que había encontrado el día anterior, solo que ésta era más pequeña y regordeta, de un color mas rojizo. El animal tenía sus dos grandes ojos negros fijos en la chica de cabello rubio. Dio un pequeño salto hacia ella y se quedaron mirando durante unos segundos.

  • Ayer vi uno parecido – comentó el chico.- Parece inofensivo.

En aquel instante el animal emitió un agudo gruñido antes de hundirse sobre si mismo y esconder las patas bajo su cuerpo, sin apartar la vista de Lana.

Sin decir nada, la chica se acercó lentamente, y acercó una mano con cuidado, hasta poder tocar al animal, que se estremeció un instante antes de dejarse tocar. Suspirando de emoción, Lana miró al chico ilusionada.

  • Está suave...

  • Parece que le has gustado.

  • ¿Qué es eso? - Preguntó la voz de Zack, que acababa de aparecer. El moreno se colocó al lado de Leon sin apartar la mirada del animal.

Lana levantó a la pequeña criatura en brazos y la abrazó, haciendo que la gruesa piel del animal se arrugara.

Justo en ese momento, un estruendoso graznido les golpeó en los oídos, haciendo que los tres amigos se encogieran, confusos.

  • Aaaahhh..- Gritó Lana abrazándose al pequeño animal.

  • ¿Qué demonios...?

El sonido de un fuerte aleteo les rodeó. Entonces, una bestia alada se dejó caer cerca del grupo, graznando hacia las copas de los árboles. El ente, tenía la forma de una mujer con alas y garras de cuervo. Cubierta de un plumaje oscuro que solo cubría hasta su ombligo, la criatura miró hacia los tres amigos con los ojos llameantes.

Lana corrió hacia Zak mientras este y Leon ponían sus espadas entre sus cuerpos y el de la arpía, que se acercaba haciendo grandes surcos en la tierra con sus enormes garras. La chica dudó un instante antes de soltar al pequeño animal y empuñar su espada, defendiéndose con el débil escudo de madera, al igual que hicieron los otros.

  • ¡Joder! Vivir un combate en primera persona no es como hacerlo desde el otro lado de la pantalla – apuntó Zak, nervioso.

  • Recuerda que es solo un juego.

La bestia lanzó un zarpazo contra Leier, que detuvo el golpe con el escudo, cayendo después sobre el terreno. El joven de pelo azul agarró con fuerza la empuñadura de la espada y se puso en pie.

Un nuevo graznido al aire despertó el instinto de Zak, que corrió intentando rodear a la bestia por un costado. Esta movió sus alas hacia él justo cuando Leon se aproximaba por el costado contrario.

El moreno esquivó otro golpe justo cuando Leon acuchilló el costado de la arpía, que profirió un aullido estremecedor. La bestia giró su cuerpo a gran velocidad y atacó con una de sus garras el cuerpo del chico.

  • Aaaah.. - Leon cayó hacia atrás, alejándose cuanto podía.

Justo en ese instante, la asustada Lana se acercó a la bestia y asestó una nueva cuchillada en el momento en que Zak hacía lo mismo desde otro flanco y después Leon, que viendo la oportunidad de ataque se lanzó con la espada hacia su espalda.

Entonces, aprovechando el mareo de la arpía, los tres amigos comenzaron a atacar con saña, asustados por no volver a tener oportunidad para hacerlo.

-¡Eeeekkkhh! - El grito de dolor pareció golpearles en el mismo cerebro. Pero la bestia se tambaleaba, sangrando y tratando de aletear fuera del círculo, pero fue imposible.

El cuerpo de la arpía se desplomó sobre la alfombra de hojas. Los tres amigos tenían la frente perlada de sudor y se inclinaban sobre sus rodillas.

Zak miró a los demás antes de acercarse al monstruo, cuya piel parecía estar disolviéndose en el aire. Pocos segundos después, tan sólo un cúmulo de plumas oscuras ocupaba el hueco donde la bestia había muerto. La brisa levantó algunas plumas y las esparció en derredor.

Leon se sentó en el suelo soltando el arma y el escudo de sus entumecidas manos. Mientras recobraba el aliento movió sus dedos, observando las marcas blancas que había causado agarrar la empuñadura de la espada con tanta fuerza.

  • Necesito una cama.

  • Esperemos a que lleguen los demás.

La chica, aún exhausta por la batalla, se acercó al pequeño animal, que se distraía mordisqueando unos helechos justo cuando un extraño destello hizo aparecer a Marcus, que se extrañó al ver el aspecto de los otros tres.

  • Que demonios... - Empezó ha decir, justo cuando Zack estiró un brazo señalando al montículo de plumas.

  • Segundo enemigo abatido.

  • ¿Estáis bien? - Preguntó mirando instintivamente hacia Leon. El chico de pelo azulado le sonrió con timidez mientras aún intentaba relajarse.- ¿Dónde está Erisa?

  • ¡Aquí! - Gritó la chica que acababa de aparecer detrás del rubio.- Ahhhhh... ¿Qué ha pasado?¿Qué son estas plumas? - Dijo hablando atropelladamente justo antes de ver a Lana con el pequeño animal en brazos.- ¡Uaahh! ¿Qué es eso? - Exclamó corriendo hacia la otra chica.

Marcus ayudó a Leon a ponerse en pie.

  • Deberíamos recoger algunas plumas – comentó Zack mientras inspeccionaba una de ellas.- Parecen resistentes, podríamos comerciar con ellas. En los juegos sueles conseguir este tipo de cosas cuando metas a algún bicho.

Lana se encargó de recoger algunas plumas y guardarlas en un pequeño compartimento de su cinturón de cuero. Tras esto, los cinco amigos montaron en sus caballos y continuaron el camino hacia la ciudad de Mito.

Desde lejos, la ciudad parecía estar compuesta de altos edificios tallados en piedra blanca, pero al acercarse descubrieron que muchas de las fachadas de los edificios estabas tapadas con inmensas telas de ese color.

A diferencia de Dhorto, esta ciudad parecía bullir de gente y aventureros por igual. Algunas mujeres colgaban húmedas prendas de vestir y otras telas de cuerdas que colgaban entre fachadas de una misma calle. Un grupo de artistas itinerantes animaba la plaza embelesando a los transeúntes con su trucos y títeres. Unas muchachas caminaron junto a Zack durante un par de metros interrogándolo sobre su soltería, marchándose entre risitas nerviosas al comprobar el atractivo descaro con el que el moreno les asaltó. Éste no apartó la mirada de los cuerpos de las dos muchachas hasta que se mezclaron entre el gentío.

Ataron los caballos a un amarradero.

  • Mirar, allí hay un puesto, intentaré comerciar – dijo Zak volviéndose hacia Lana para coger las plumas de arpía.

  • Voy contigo – dijo la chica comprobando que su pequeña mascota seguía en brazos de Erisa.

Junto a amarradero, Leon descubrió un enorme cartel en el que se leía Posada. Desde fuera sólo se veía una rolliza mujer tras un pequeño mostrador de madera. Al verle, la mujer alzó la voz.

  • ¡Hey, chico! ¿Tenéis ya un sitio en el que pasar la noche? - Se apoyó con los brazos en el mostrador.- En esta ciudad las noches son peligrosas y frías, y un grupo de aventureros sin experiencia podía no estar a salvo ahí fuera.

  • ¿Sin experiencia? - Se molestó Marcus, que escuchaba a la mujer.

  • No creo que alguien que lleva una espada tan sencilla como las vuestras y se defiende con un tablón de madera haya vivido muchas aventuras, ¡ja ja ja!- Se rió la mujer.

El rubio miró hacia otro lado, con el rostro serio, como sopesando aquellas palabras.

  • Podríamos guardar nuestras pertenencias en una habitación hasta que salgamos de esta ciudad – apuntó Leon. El rubio contempló el cabello azulado del chico mientras este hablaba, luego, tras buscar con la mirada a Lana y Zack, se volvió hacia la mujer.- ¿Cuánto por una habitación?

  • Hay a una habitación con tres camas, muy acogedora, sólo son cinco monedas de plata.

  • Déjelo – respondió secamente Marcus dándose la vuelta.

En aquel instante aparecieron Zack y Lana.

  • Un anciano nos ha comprado las plumas por veinte monedas de plata.

  • Lamentó que no tuviéramos más – dijo Zack molesto, recordando el enorme montículo de plumas que habían dejado atrás.

  • ¡Por siete monedas os daré de comer y cenar, chicos!

Marcus dio media vuelta.

  • Tengo hambre – comentó Leier.- Ya sabes cómo nos costó conseguir una pieza de fruta en Dhorto.

  • Yo me quiero lavar – dijo tímidamente Lana, temiendo que el rubio desechase el ofrecimiento y continuara otro día más con aquel sudor pegado al cuerpo.

Marcos caminó al interior de la posada, seguido por el resto.

Tras hacer entrega de las monedas, la mujer les acompañó, bamboleando su enorme cintura, hasta la parte de arriba de la hacienda. La habitación era bastante grande, con una cama en cada pared, y en la cuarta, un pequeño armario donde los cinco amigos guardaron las cosas de las que podrían deshacerse por ahora. La pequeña mascota de lana correteó por la habitación hasta esconderse y juguetear por debajo de una de las humildes camas. Una pequeña ventana permitía ver la parte de atrás del edificio.

  • En la parte de atrás tenéis un pilón de agua – dijo la mujer antes de volver a bajar.

  • Muchas gracias – dijo Lana despidiendo a la señora.

  • Vosotras dos podéis compartir cama sin queréis descansar – dijo Zack.

  • Leon y yo descansaremos en esta – apuntó Marcus acercándose a la que ocupaba la pared derecha.

  • Como queráis. Así tendré más espacio para mí, aunque no creo que me valla a quedar dormido – dijo el moreno preguntándose qué pasaría si se dormía en aquel juego.

Cansado por la batalla y posterior recorrido a caballo, el chico de pelo azul se tendió sobre el fino colchón relleno de paja, encontrándolo increíblemente cómodo.

Zack se quitó la camisa de tela, mostrando un torso sudado cuya piel se erizó al sentir el frescor del ambiente.

  • ¿Estás bien? - Preguntó Marcus a Leon sentándose en el borde de la cama. El rubio puso una de sus manos en la espalda del chico.

  • Si, solo estoy cansado. Es infinitamente más fácil jugar en tercera persona – sentenció. Erisa había empezado a saltar sobre su cama, haciendo que el pequeño animal saltase también al verla, haciéndola reír a carcajadas.

Leon se dio la vuelta, quedando tumbado boca arriba, y miró a Marcus a los ojos. Tras unos segundos, este se agachó y le besó brevemente en los labios percibiendo el olor a sudor en el rostro del chico.

  • Estoy sudando – dijo Leon.

  • Todos estamos sudando – dijo Zack antes de estirarse.- Vamos a lavarnos antes de que este olor se quede encerrado en este cuarto – ordenó viendo como el pequeño animal pasaba corriendo sobre sus pies.

  • ¡Ven aquí! - Exclamó Erisa saltando de la cama tras la mascota de Lana.

  • Ahora bajamos – dijo Marcus sin apartar la mirada del rostro de Leon.

El moreno salió de la habitación.

  • Me has besado en público – dijo Leon aún sorprendido.

  • Lo sé. No ha pasado nada – el rubio acarició el pelo de su amigo, sonriendo.

  • ¿Qué crees que pensarán?

  • Que nos gustamos, supongo.

Leon se apartó a un lado para dejar de Marcus se apoyase sobre la pared junto a él.

  • No te quiero mentir, en el mundo real nunca habría hecho esto, es... diferente – se sinceró el rubio.

  • ¿Por qué?

  • Supongo que es por que no está bien visto, no es algo.. normal – dijo con tono triste.

  • Te entiendo, ya sabes que yo soy algo tímido en el mundo real, y ya me cuesta hacer amigos, imagina que pasaría si descubren que soy... - Leon no terminó la frase. Se avergonzó y miró hacia otro lado.- No, no soy gay. Me gustan las chicas, pero tú... Creo que quiero estar contigo, aunque no seas una chica... No sé explicarlo – dijo incómodo.

Marcus pasó un brazo detrás de los hombros del chico.

  • Lo mismo me pasa a mí, tranquilo, no hace falta que te expliques – dijo antes de buscar los labios de Leon.

Se besaron. Se besaron con el ánimo de dos amantes inexpertos y furtivos. Sintieron el grueso de sus labios. Se sentían fogosos y animados el uno junto al otro. Marcus quitó la camisa de Leon, dejando al aire su pectoral marcado y acarició con sus manos la cintura y el pecho del chico.

  • Van a volver...

  • No puedo evitarlo -dijo Marcus besando el cuello.

El rubio besó y disfrutó el olor a sudor masculino que desprendía su amigo. Qué extraño, no sentía desagrado por el olor de Leon. Aquel pensamiento rondó por su mente mientras besaba y acariciaba los pezones de su amigo, que estaban rodeados de cortos y suaves vellos azulados.

Excitado por su amigo, Leon abrazó su cuerpo, quedando los dos tendidos sobre la cama e intentando quitarse las camisas, abrirse los pantalones y sobarse el cuerpo entero.

Cada beso en el cuello les erizaba la piel.

Los músculos de la espalda de Marcus se tensaron, dándole un aspecto viril. Leon recorrió cada músculo de los brazos de su amigo, que se apoyaba con las manos a ambos lados de su cabeza. Eran unos brazos musculosos y fuertes. Los recorrió hasta tocar con sus manos los músculos de la espalda.

El rubio bajó una de sus manos y la metió bajo el pantalón de Leon, encontrando su pene erecto y cubierto de sudor. Lo tocó y sobó durante unos segundos en los que su amigo de retorció de gusto, entonces bajó aún más la mano, hundiéndola hasta la parte baja de los huevos, entre los muslos de Leon. Aquella zona también estaba sudada, lo que le ayudó a mover sus dedos, acariciando atrás y adelante, apretando la zona entre los testículos y el agujero de su amigo.

El chico de pelo azul se agarró con fuerza al cuello de Marcus mientras este de hacía gozar. Los jadeos de ambos llenaban el dormitorio. Sus torsos brillantes se movían con energía, justo en el momento en que Lana Zack y Erisa entraron.

Al percatarse, los dos amigos se detuvieron, con el rostro enrojecido, y la mente en ebullición.

  • Eeh...- Zack se detuvo en la puerta, entre las dos chicas, que se habían sorprendido tanto como él.- ¿No.. vais a bajar? - Preguntó al fin.

Los tres amigos observaron el cuerpo de Marcus sobre Leon. Ambos aún llevaban puesto el pantalón, pero se habían quitado la camisa y sus torsos brillaban por cada músculo.

Tras unos silenciosos segundos, más relajado, Marcus se incorporó, permitiendo a Leon hacer lo mismo, que se moría de vergüenza al haber sido descubierto.

  • Si, vamos a refrescarnos – dijo el chico de pelo azul intentando mantener la calma.

  • No os preocupéis, no me molesta nada que os gustéis ni nada de eso – dijo Zack tranquilizándoles.- Pero vuestra fogosidad después de un largo día de sudor.. ya sabéis el resto.

El moreno, tenía el cuerpo aún mojado de agua y se había puesto el pelo de punta. Las dos chicas también se habían refrescado la cabeza aunque iban con el torso cubierto, claro. Las dos parecían incómodas al haber irrumpido así en el dormitorio.

  • Vamos a ver la ciudad antes de que anochezca, ¿queréis venir? - Preguntó Zack mirando a los dos amigos.

  • Claro, vamos todos – dijo Marcus caminando hacia la puerta.- Nos lavamos y salimos.