Alina se va de marcha

Alina sale con unas amigas de fiesta y acaba follando con un desconocido

Había quedado con sus amigas Vanesa, Laura y Saray para tomar un café. Saray propuso que salieran el viernes por la noche un rato a una discoteca, ahora que ya se podía volver a entrar en sitios concurridos. Alina como siempre se negó; primero porque no le gustaban, segundo porque eso supondría dejar a su novio con la niña por la noche. Ni los “venga, te lo pasarás bien, desconecta un poco” la convencieron.

Quien la convenció al final fue Manuel, su novio. Le dijo exactamente lo mismo, que debía salir un rato para desconectar con sus amigas, que él se encargaba de todo. No tardó en llamarlas para concretar el plan.

Se vistió bastante coqueta con un vestido negro, el conjunto interior que le regaló su novio también negro y unas botas “de puta” como decía Manuel. Se maquilló como pudo recordar y se echó un buen perfume. Al llegar al recibidor para despedirse su novio le dio un par de condones haciéndose el gracioso. “Idiota, voy a estar poco rato tomar algo y me vuelvo”

Se montaron las cuatro en el coche de Laura y encaminaron a Barcelona centro. Primero empezaron en un bar de copas tomándose unos mojitos y Gin-Tonic, y debatieron a qué discoteca ir; no era sencillo, ya no tenían 20 años pero tampoco querían ir a una de viejos. Acordaron una intermedia cercana, había “ganado” de todo tipo según la experta Saray.

Entraron a una sala lúgubre, bastante llena de gente. Jóvenes y no tan jóvenes desperdigados, dos barras repletas de barmans de muy buen ver. Primero fueron a pedir sus consumiciones que ya empezaban a desinhibirlas, y luego bailaron un rato. En el interludio varios jovenzuelos se les acercaron animosos, Laura incluso tonteó con uno para risas de las demás. Alina ya andaba bastante bebida por la falta de costumbre cuando un hombre unos años mayor que ella se le acercó bailando; alto, bien vestido, perilla recortada, pelo algo canoso pero aún oscuro. Tenía buen porte y para que mentirse, estaba bueno, bastante atlético. Se puso a bailar tras ella haciéndola reír de nervios, y las chicas al verla la animaron entre risitas y silbidos. Se giró para atenderlo, se presentaron brevemente y cruzaron un par de frases simples. Entendió entre ruidos que se llamaba Sergio, que no la había visto por ahí nunca y que si venía con las amigas; que él estaba en una despedida de soltero dijo señalando a un grupo al fondo. La invitó a una copa y se fueron a la barra

Allí entablaron una corta conversación algo más que monosilábica, Alina se bebió la copa demasiado rápidamente por los nervios. Sergio la acariciaba la espalda preguntándole de dónde era, edad y cosas similares.

Volvieron a bailar cerca de Saray y Vane; Laura había desaparecido con el jovenzuelo. Sergio no se le despegaba, cada vez bailaba más enganchado a ella. Pusieron una lenta y por hacer la gracia Alina bailó muy pegadita a Sergio, ambos rozándose todo el cuerpo. Se notaba que el tipo estaba bien cachondo y ella, para qué mentir, le había hecho efecto la bebida, la falta de sexo y el rato de tonteo. Notaba una firme polla entre sus nalgas al movimiento acompasado de la música pop y las manos recias acariciándole el torso muy cerca de las tetas, y ella agitaba su trasero para frotar aquel bulto. Saray y Vane la animaban, también bastante bebidas bailando al lado de ellos. En un movimiento de baile le agarró las manos a Sergio y las acompañó por encima de las tetas con una mueca sacando la lengua mientras miraba a sus amigas que casi se morían de la risa.

Alina empezó  sentirse muy caliente y mojada, decidió cortar el tema y volverse a casa. Cuando lo comentó a las amigas dijeron que se esperase un rato, más que nada porque Laura aún no había vuelto. Se separó de Sergio dejándolo bien caliente y despidiéndose de él con pena puesto que se notaba que quería llevarla al catre y fueron a buscar a Laura. La encontraron en un pasillo enrollándose con el chico en cuestión, le metía mano por todos lados y se besaban apasionadamente. No quisieron cortarla. Sergio de nuevo apareció tras ella y le dijo que si quería la llevaba él, que también se iba porque la noche había sido un fracaso. Era arriesgado pero tenía pinta de ser un buen hombre y confió; comentó el tema con las chicas que le dijeron que las avisase al llegar y que dejara el móvil encendido con la ubicación compartida.

Ambos salieron hasta llegar al coche de Sergio. Se sentaron y le dio la dirección que puso en su GPS.

-          Me lo he pasado muy bien esta noche- Le dijo, acariciándole el hombro mientras con la otra mano movía el volante

-          Yo también.- respondió ella dejándose. Podía ver un buen bulto en la entrepierna de Sergio que la hipnotizaba.

Acariciaba desde la mano al hombro. Como ella se dejaba pasó al cuello y de ahí al escote, se miraron un segundo y entendió su aprobación; la mano se metió por dentro del canalillo agarrándole una teta. Como no era la mejor forma de conducir y tras unas risitas sacó la mano y la colocó esta vez en la pierna.

Alina estaba muy muy cachonda, y una cosa era tontear e incluso que la manosease, otra era acceder a algo más. Sin embargo, mientras pensaba eso con las piernas cerradas, su cuerpo la invitaba al contrario y cuando los dedos sobrepasaron la falda del vestido les facilitó el paso abriendo las piernas y dejando que la tocase por dentro del muslo.

Los dedos habían subido bastante, llegando casi a sus bragas ya empapadas.

-          Es una pena que tengas prisa, conozco un parque muy chulo para visitar por la noche.- La miró unos segundos. Había levantado lo suficiente el vestido como para poder ver sus bragas negras y los pelillos que salían por los lados. – Se ve toda Barcelona.

Alina estaba muy en celo; la mano le iba tocando los bordes de las bragas. Tenía el coño tan abierto y lubricado que apenas tapaba su sexo aquel trozo de tela, y que otro hombre la estuviera manoseando la estaba poniendo a mil. Sergio por su lado tenía la polla bien dura, y cada vez que había una recta soltaba el volante para sobársela a la vez que la miraba como diciendo “mira nena qué tengo para ti”.

El dedo índice se coló entre las bragas por el lado tocando su ardiente coño. Le hacía círculos en el clítoris y cuando bajaba le metía el dedo dentro haciéndola gozar. Por instinto ella llevó la mano izquierda al pantalón de Sergio y le sobó el bulto primero por encima del pantalón, después le abrió la cremallera para poder meter la mano entre los bóxer.

Tenía una polla muy grande y gruesa, bastante más que la de su novio. Notaba el vello al final y unos huevos gordos.

Sergio salió de la carretera para meterse por una pista forestal que daba a un descampado. Dejaron de tocarse cuando le dijo que saliesen a ver la ciudad de noche desde fuera; Alina lo que quería era correrse después del calentón que tenía  e irse a casa pero aceptó a regañadientes.

Una vez fuera se acercaron a un muro de un metro de alto, y apoyados en él contemplaron las luces de Barcelona en la oscuridad más absoluta y el silencio solo roto por algún pájaro nocturno.

Sergio a su lado le sobaba el culo sin miramientos por debajo de la falda. Volvió a meter sus dedos en el coño empapado de Alina apartando las bragas a un lado. Ella se dejaba hacer, le gustaba el rollo aquel de estar en silencio como si no pasara nada. Él le cogió la mano para ponerla de nuevo en su polla, Alina se la sacó y no pudo evitar echar una mirada de reojo; sí, era grande y bonita, la piel le cubría el glande y sólo se veía la rosada punta cuando su mano la descubría. La mano no abarcaba todo el ancho, y ver aquel pedazo de carne hizo que se relamiera. Los pocos cantos de pájaro dejaron de oírse y solo se escuchaba el ruido de los dedos entrando y saliendo de su coño empapados por el flujo. Se había puesto de cuclillas y apoyado la cabeza en el brazo que tenía sobre el muro, mordiéndose la piel para no chillar de placer por la paja que le estaba haciendo. Creía que quedaría todo en eso; una buena paja bien merecida por el calentón que se habían dado mutuamente y a casita con el menor de los males.

Sergio se colocó tras ella.

-          ¿Ves? Te dije que aquí había unas vistas preciosas.- Le acarició los brazos y la espalda hasta llegar a sus caderas

Alina se levantó el vestido y con los pulgares bajó las bragas hasta las rodillas, hizo un movimiento con las piernas y se agachó a recogerlas volviendo a colocarse como estaba. Sergio apoyó su polla contra las nalgas ya desnudas y empezó a frotarla. Alina se puso más de cuclillas y volvió a esconder la cabeza entre los brazos. Él le acarició la mano que tenía las bragas y se las quitó, puso la cara cerca de su oído y le empezó a susurrar.

-          Me tienes muy caliente nena, ¿quieres que vayamos....?- Alina se incorporó para besarle de lado, negar con la cabeza, hacerle el gesto de silencio con el dedo en los labios y se volvió a acurrucar esperando lo inevitable e intentando sentirse lo menos culpable por las ganas que tenía de que aquel desconocido la follase como a una perra en celo. Sergio lo entendió.

Su larga polla apuntaba al cielo y solo necesitó agacharse para encontrar la entrada al lubricado coño de Alina. Empezó a meterla poco a poco, le costaba entrar y eso que había parido. Él había desabrochado un par de botones del vestido y bajado los tirantes para poder agarrarse bien a las tetas. Alina se estaba mordiendo tan fuerte el brazo para no gemir que se marcaba los dientes mientras notaba cómo aquel trozo de carne la iba llenando. Se agachó más para facilitar la entrada y llevó una mano a su entrepierna frotándose el clítoris que ardía en deseos de ser toqueteado hasta correrse para después agarrar lo que quedaba de polla por entrar. “Joder, aún le queda un palmo por meterme y ya estoy a full”. Cada vez que la sacaba y la volvía a meter la ensartaba un poco más y cuando tuvo que quitar la mano para dejar que le entrase unos centímetros más adentro notó una punzada placentera en su interior, el roce de la polla con la pared trasera de su vagina. No pudo aguantarlo y levantó la cabeza para suspirar de placer, aprovechando éste para besarla, apretarle las tetas y metérsela hasta el fondo. Alina se vio a sí misma ensartada de la polla de un desconocido, sin bragas y con las tetas fuera manoseadas como una vulgar puta quinceañera, no se sentía así desde que se enrollaba con su novio en el coche cuando se conocieron años atrás.

La estaba follando lentamente y con tanto morbo que casi se corre sin tocarse el clítoris. De pronto un ruido rompió el silencio; su móvil sonando. “¡Joder, justo ahora!” Se separó de él y corrió al coche, podía ser su novio. Abrió la puerta, cogió su bolso y rebuscó hasta que lo encontró; Era Vane. Descolgó con dificultad porque tenía los dedos llenos de flujo y patinaba la pantalla, se apoyó en el capó y se llevó el teléfono al oído.

-          ¿Qué pasa? ¡No contestabas a los WhatsApp y vemos que no has llegado a casa!

-          Nada, tranquila, estoy bien, hemos parado a ver la ciudad un momento.- Miró a Sergio que se le acercaba con la polla fuera del pantalón sonriendo. Ella le hizo de nuevo el gesto de silencio.

-          ¿Estás aún con el de la discoteca?- Sergio llevó su boca a los pechos desnudos de Alina y se los masajeaba. La cogió de las caderas para sentarla encima del capó- A ver qué vas a hacer, que se le notaba muy cachondo y no te dejaba en paz.- le levantó el vestido descubriendo su coño y la hizo subir los pies también al capó quedando con las piernas bien abiertas

-          ¡Qué va, tranquila! ¡Sólo estamos hablando!- Su cabeza se metió entre las piernas. Notaba su aliento cerca, los pelos de la barba y del coño tocándose cuando sintió un calambre al rozarle la lengua los labios

-          Pues mejor. Nosotras sí tenemos chismorreo, estamos volviendo a casa en autobús, Laura nos ha dejado tiradas.- Le empezó a comer el coño con suavidad, estaba muy mojada. Con la mano libre le acarició el pelo y la cara hasta llegar a su muslo, tirando de la piel para que se lo pudiera comer mejor.- Se ha ido con el chico ese a un hotel y nos ha avisado por WhatsApp, fijo que están follando como conejos.- Sergio le metió dos dedos a la vez que le hacía círculos con la lengua en el clítoris. Sabía que tenía que contestar algo pero no podía, estaba mordiéndose el labio.

-          ¡Pues...vaya...faena...! Consiguió articular entre suspiros. Quería correrse pero él, al notar cerca su orgasmo, dejó de comérselo dándole un respiro para poder hablar.- ¿Y tardareis un huevo en volver con el Nit Bus no? Pues vaya....

-          Lo mismo llegamos antes que tú, a saber qué estás haciendo zorrona.- Le dijo Saray desde la lejanía con risas de ambas. Sergio se había incorporado, se lamió la mano para mojarse la polla y comenzó a rozarla en la entrada del coño. Ella negaba con la cabeza y señalaba el móvil.

-          No te imagines...- Le entró un buen cacho de polla- ....mmm....cosas raras. Sólo estamos viendo el paisaje- Sergio le quitó el teléfono de la mano para activar el altavoz y dejarlo a su lado en el capó. Besó a Alina para que no gimiese y acabó de metérsela.

-          Pues sí, mañana cuando hable con ella la voy a poner a caldo porque esto no se hace....- Seguía hablando Vane por el altavoz

Durante unos minutos se oía la voz de su amiga de fondo despotricando de Laura mientras Sergio la jodía encima del capó. Alina había rodeado con sus piernas las caderas del hombre para que se la metiera bien adentro, la besaba y le estrujaba las tetas. “Mmm, sí, fóllame, joder que polla” Se le escapó tras unos gemidos al separar sus lenguas

-          ...¿Decías?- Preguntó por el teléfono Vane que había escuchado algo

Alina se separó y se bajó del capó riéndose, le hizo señas de que iba a cortar pero él, partiéndose de risa también, le dijo que no. Ella se había dado la vuelta mirando al coche para coger el móvil y él aprovechó para acabar de bajarle el vestido. Desabrochó el sujetador que cayó al suelo con el resto de la ropa, se desbotonó la camisa y el pantalón. Agarró la pierna de Alina para subirla al capó y la sujetó de la cabeza para que su cara quedase a escasos centímetros del móvil, y se la metió de golpe. Cerró los ojos y se volvió a ver desnuda, empotrada contra el coche con una pierna encima del capó ofreciéndole el coño a aquel hombre que la estaba follando como nunca antes.

-          Nada nada.- Dijo entre pollazos.- Que es un faenón.- “uff uff, joder, para que me partes” pensaba. Por otro lado empezaba a mosquearse de que la interrumpieran

-          Te noto rara, ¿va todo bien?

-          ¡Sí coño! ¡luego te llamo que me pillas en mal momento!- Consiguió articular liberando la cabeza de la mano. Fue peor el remedio que la enfermedad puesto que así le agarró las dos tetas y bien cogido a ellas aceleró el ritmo y se la follaba como un burro- ...¡Uff dios...!- Se le escapó de nuevo

-          ¿Pero...qué estás haciendo?- Volvió a oír a Saray, que se olía algo por el tono de voz hilarante

-          ¡Follar coño! ¡Follar!- Gritó.- ¡Que se os ha de explicar todo! ¡¿Os doy detalles!?- replicó con tono muy enfadado, cerca del orgasmo con aquella polla entrándole hasta los cojones. Además, el silencio entre los dos que tanto morbo le había dado le hacía pensar en cada uno de los movimientos que hacían y todo lo que sucedía, y ardía de ganas de decirlo en voz alta.- Estamos follando en el campo...- Sergio la follaba más y más rápido.- Me está jodiendo desnuda encima del capó como una puta.... ¡Dios no pares ahora!  ¡Más rápido!...mmmm.....me la está metiendo hasta el fondo y me está partiendo en dos... ¡Joder qué polla tiene este tío!.... Y me la tiene clavada hasta los huevos, me está rompiendo el coño...Hostia puta qué bien folla...- Les dijo.- ¿contentas? ale ya mañana os cuento....- Y colgó el teléfono, giró la cabeza y le besó como pudo, con las manos en sus pechos y la polla hasta el fondo.

Siguió dándole polla así unos minutos más. Ella no pudo resistir más el tiempo que llevaba con tanto placer y se llevó los dedos al clítoris para alcanzar el orgasmo. “Mmmm me corro...” Justo decía ella, Sergio le soltó las tetas, le cogió las caderas y la folló lo más rápido que daba su cuerpo. “Joder.....mmmm...yo también me corro” Dijo él quedándose muy tenso y metiéndola lo más adentro que pudo tumbándose sobre su espalda.

Le dolía la rodilla que tenía encima del coche. Del sudor le empezó a entrar frio, añadido al relax del orgasmo que acababa de tener y al semen caerle por los muslos cuando Sergio se la sacó, todo en conjunto hizo que se sintiera extraña y temblorosa. Bajó la pierna que se le había dormido y recogió con vergüenza sus enseres.

Raro en ella tras un orgasmo y más de esa intensidad, aún estaba muy caliente. Quizá porque al alzar la vista con sus ropajes en los brazos, desnuda sólo con las botas puestas, se encontró frente a la enorme polla que la acababa de joder tan placenteramente. “Mmmm, aún me tiene a mil este tío” Sin mediar palabra para no romper la magia y el secretismo del momento se metió en la parte trasera del coche. Allí anduvo buscando toallitas húmedas en el bolso para limpiarse el coño, y cuando se lo hubo dejado bien pulcro echó una mirada fuera. Sergio estaba fumando medio desnudo asomado a la ventanilla, cuando un coche apareció con la música alta por el camino. Alina se asomó con el vestido cubriendo las tetas y vio que era una pareja de jovencitos en un coche destartalado que seguramente había venido a lo mismo, y los muy cabrones aparcaron a poco metros de ellos. Sergio, lejos de ocultarse, les saludó, abrió la puerta del coche tirando el pitillo y se sentó al lado de Alina, que creía ya finalizada la velada.

Sergio seguía con la polla durísima; ver aquel miembro tan grande y aún con el capullo cubierto la puso a mil. Ninguno de los dos quería hablar y se lo decían todo con la mirada. “¿Quieres polla?” insinuaba él agarrándosela. “Me muero por comértela” sugería ella relamiéndose. “Pues toma, aquí la tienes” Se la agitaba apuntando con el capullo hacia ella. No lo dudó mucho, se pudo de rodillas en el asiento y comenzó a dar lametones a aquella polla para acabar en la punta y metiéndosela en la boca. Era muy buena mamando, daba vueltas con la legua y sorbía el capullo; aquel aparato se merecía un buen repaso y pensó darle su recompensa. Sergio le acarició el pelo, luego la espalda, haciendo que ella soltase el vestido para volver a estar desnuda; no tenía frio del calentón que llevaba encima. Aquella mano le agarró el culo y luego jugueteó con los pelos de su coño que volvía a estar lubricado. No pensaba tener una segunda sesión pero él quería marcha aún, le levantó la cara de la polla para que le besase, se comieron los labios como colegiales. Entre los besos pudieron oír los gemidos del coche de al lado, se miraron y sonrieron, y con los ojos se decían “Se lo están pasando engrande”. Alina volvió a besarlo y él le acariciaba los pechos, y como notaba la incomodidad del brazo estirado de Sergio para poder tocarla le facilitó el trabajo acercándose de rodillas más y más. Acabó con sendas rodillas a cada lado de la pierna de Sergio; Él seguía besándola y sobándole las tetas y desde atrás le metía un par de dedos en el coño; ella le estaba haciendo una buena paja al ritmo que movía las caderas para meterse y sacarse los dedos. Dejó su teta para bajar la otra mano también al coño, rozarle el clítoris y añadir un par de dedos más a la penetración.

Alina estaba al límite de lo cachondo que una persona puede estar, volvía a sentirse una jovenzuela guarreando. Tan cachonda estaba follándose aquellos dedos que ignoró cuando Sergio usaba los jugos que salían a borbotones para lubricarle el culo y meterle la punta del dedo. A Alina no le gustaba que la tocase el culo, pero estaba tan cerda que ella misma hacía los movimientos para alternar los dedos del coño con el que le entraba por detrás. Sergio le comía las tetas y dejaba que Alina alternase movimientos adelante y atrás para meterse los dedos en el coño o en el culo, y sólo le hacía círculos con el pulgar en el clítoris. Tras unos minutos de dedos ella hizo un movimiento incorporándose para ponerse de rodillas encima de la polla de Sergio, se levantó un poco, la colocó en la entrada del coño y se sentó disfrutando de cada centímetro que se le hundía. “¡Qué polla tienes cabrón! Me tienes muy puta” Se le escapó decirle antes de volver a comerle la boca.

Sergio dejaba que le cabalgase al ritmo que quisiera, tocándole las tetas y nalgas.

“Qué guarra soy, cómo me está gustando” Pensaba Alina metiéndosela y sacándosela. “Más, quiero más” Le cogió la mano de la nalga y le guio los dedos al culo. Sergio volvió a mojarlo en los jugos del coño y a meterlo por detrás, esta vez con facilidad. Lo metía y sacaba lentamente girándolo; aquello le daba mucho placer a Alina pese a sus reticencias. Cogió más jugo y le metió dos dedos haciendo que dejase de besarle y gimiera.

Ella ahora pasaba de meterse la polla cuando movía las caderas hacia adelante, a clavarse dos dedos en el culo cuando las movía hacia atrás. Se separó lo suficiente de Sergio agarrándose a sus rodillas para disfrutar de ese hombre a su antojo y de paso que él le pudiera comer las tetas y frotarle el clítoris.

Esta vez no avisaron ni uno ni otro; ella se metía más y más rápido polla y dedos, gimiendo y gritando, suspirando y resoplando de placer y él le mordía fuertemente los pezones y frotaba con furia el clítoris. Le volvió a coger la mano para que le metiese los dedos al fondo del culo justo cuando se introdujo lo más que pudo su polla, disfrutando de un lindo orgasmo con las friegas del clítoris y notando cómo la llenaba de semen nuevamente, quedando ambos exhaustos.

Unos minutos más de caricias y Alina se levantó para sacarse la polla de Sergio. Le ardía el coño y lo tenía enrojecido, salían espesos chorros de semen que cayeron en la pierna de éste. Sacó de nuevo toallitas, se aseó y le dio un par a Sergio para que también se limpiase. Miró el reloj y se había hecho muy tarde. “Por favor llévame a casa” le dijo mientras se vestía como podía. “Claro sin problemas” Le dijo él. Alina anduvo buscando sus bragas, que creía había dejado fuera pero recordó que las cogió Sergio

-          Si no te importa, me las quedo de recuerdo- Dijo sacándolas del bolsillo de su pantalón- La semana que viene me caso y me gustaría tener un recuerdo de mi despedida de soltero.

Salieron del coche, él se encendió un pitillo y se puso en el lugar del conductor, ella en el de copiloto. El aire fresco le calmaba el escozor que sentía en el coño. Tocó el GPS con la dirección que le había dado, una plazoleta distante unas cuantas calles de su casa para que no pudiera saber dónde vivía y lo suficientemente solitario para que nadie les viese, y durante el trayecto no medió palabra. Alina escribió un breve mensaje a Vane diciéndole que ya llegaba a casa  que no dijesen nada del tema. Al llegar él le dijo que se lo había pasado muy bien y ella asintió también. Donde pararon no había un alma y menos a aquellas horas de la noche. Alina miró a lado y lado de la plazoleta que eligió y no vio nada raro. Él parecía aún animado acariciándole la cara y mirándola con gesto de “¿Pero no te ibas ya?”

Sabía que no volvería a tener una noche así y se le mezclaron sentimientos de pena y morbo. Cruzaron miradas y ella llevó su mano al pantalón para bajarle la bragueta y sacarle la polla que seguía dura pese a que tenía varios años más que ella. El lado del copiloto del coche daba a la pared de un edificio y se sentía bastante oculta, se giró dándole la espalda y apoyándose en la puerta. Sergio no perdió el tiempo, le levantó el vestido, se ensalivó la polla y se la metió en el coño con fuerza. Alina se agarraba a la ventanilla aguantando la rápida follada que le estaba dando, esta vez sin miramientos puesto que sabía que ya iba a ser el final y quería disfrutarla una última vez. Se besaron de lado y cuando se separaron ella curvó más y más la espalda hasta quedar casi a cuatro patas.

-          ¡Mi coño! ¡Aghh...ufff...dios....afloja!-Le decía. Él la ignoró, con una mano le empezó a tocar el clítoris hinchado- ¡No, para, no quiero correrme más!- Pero hacía caso omiso, frotando más y más rápido al compás de sus entradas hasta que volvió a correrse. Sergio siguió jodiéndola un par de minutos más ahora concentrado solo en su placer y volvió a vaciarse dentro del coño.

Le sacó la polla y Alina so secó como pudo y con el recato que podía dada la situación, se dieron dos besos y se despidieron.

Vio partir el coche y cuando hubo torcido la calle se enfiló hacia su casa. Al llegar intentó no hacer ruido; su hija dormía y su novio estaba ya en la cama. Cogió el pijama y unas bragas limpias y se metió en el lavabo para asearse con agua y refrescar su dolorido coño y culo. Manuel había encendido la luz y le preguntaba con cariño si se lo había pasado bien y había desconectado, acariciándole los brazos suavemente por si venía animada

-          Ha estado bien cariño, me lo he pasado genial, pero estoy muy cansada de bailar y sólo quiero dormir.

No le dio tiempo ni a ver apagarse la luz que se quedó frita del cansancio acumulado, con una mueca de felicidad y un único pensamiento; “Qué follada me han dado”