Alimentando vampiros 1

Sigue la saga de relatos sobre mi convivencia con los vampiros

Alimentando  vampiros. I

Habían pasado tres meses desde mi reencuentro con los vampiros Bogdan y Velkan. Mis heridas ya estaban completamente curadas y aunque mi marido al regresar de su viaje había descubierto las cicatrices en mis pechos y espalda, había podido convencerlo explicando parte de verdad y ocultando algo de lo sucedido.

El maletín lleno de dinero vino a confirmar mi historia de que todo se había tratado de una apuesta que había ganado, poniendo a prueba mi resistencia al dolor.

En contra de lo esperado, eso le hizo ponerse mucho más excitado conforme le contaba en lo que habían consistido las pruebas, pero ocultando el que me habían follado y chupado la sangre mordiendo mis pechos hasta dejarme completamente exhausta. Hay cosas que sé, no le hubieran gustado que sucediesen.

Él se puede excitar al verme haciendo el amor con algún amigo suyo, pero no le gusta que lo haga yo por mi cuenta, sin estar él presente para dar su consentimiento y verme hacerlo.

Esa noche, me folló varias veces con redoblado ímpetu, como hacía mucho tiempo que no me lo hacía. Me hizo recordar los mordiscos en los pezones que me habían dado los vampiros, por que llegué a pensar que se los quería comer. Sus embestidas eran tan impetuosas que mis pechos bailaban arriba y abajo, por lo que me los sujetaba fuerte con los dientes para evitar que escaparan los pezones de la boca. Por momentos llegué a pensar que estaba poseído por la forma de embestirme, dando la impresión de que deseaba destrozarme le coño. Llegué a tener varios orgasmos seguidos y me sorprendió su aguante hasta que se corrió inundándome completamente de semen. Me dejó completamente rendida.

Me levanté y fui a la ducha para lavarme después de que él quedara completamente satisfecho. En el espejo podía apreciar las rojeces dejadas alrededor de mis aureolas, debidas a la fogosidad con que me había mamado y succionado los pechos. Estaba segura de que se iban a poner morados en cuanto pasara un rato.

Me volví a la cama pensando que por lo menos había podido capear el temporal mejor de lo esperado, ya que se lo podía haber tomado a mal y romper nuestro matrimonio. Las heridas y cicatrices eran imposibles de ocultar y entre mi amiga Yamilka y yo habíamos ideado una historia completamente creíble y que coincidía con las heridas que presentaba mi anatomía. Aunque nuestra situación económica es buena, a nadie le amarga un dulce y mucho menos un maletín lleno de billetes, por lo que mi marido dio por buena nuestra historia sin sospechar que no se le había contado toda la realidad.  Además de creerlo todo, me había dado una de las mejores folladas de mi vida.

El tiempo había pasado muy rápido curando mis heridas y haciendo casi desaparecer las cicatrices. No había vuelto a tener noticias de Bogdan ni de Velkan, dando por hecho que podían haber encontrado a otras mujeres de las que alimentarse y dejándonos tranquilas.

Cuando ya no pensaba en volver a saber nada de Velkan, sonó el teléfono y pudiendo reconocer perfectamente la voz de Bogdan indicándome que esa noche pasaría a hacerme una visita acompañado por Velkan. No podía creer que estando mi marido en casa tuvieran la osadía de venir.

Pude escuchar cómo me decía que debía apañármelas como pudiera, pero que por la noche pasarían sin ninguna clase de dudas.

Le dije que estando mi marido en casa era imposible y que debía aplazar hasta que mi marido se marchara el fin de semana fuera por negocios. Aunque a regañadientes, conseguí convencerlo, diciéndole que así tendría mucho más tiempo para pasar conmigo, sin prisas y sin correr ninguna clase de riesgo a ser descubiertos.

Nada más colgar el teléfono llamé a Yamilka explicando el problema que tenía. Hasta ella quedó sorprendida de la osadía de los vampiros al querer presentarse en mi casa estando mi marido.

No me imaginaba siendo follada por los dos vampiros en mi cama de matrimonio con mi marido durmiendo al lado, ya que simplemente con mis gemidos al ser mordida se podría despertar y no quería ni imaginar que me pillara con dos hombres chupando mis pechos y follándome a su lado.

Lo que estaba claro es que no podía evitar la visita, como tampoco podía mandar a mi marido a comprar tabaco, primero porque no fumamos y segundo porque no hay nada abierto a esas horas de la noche.

Mi cabeza no paraba de dar vueltas pensando en el próximo viaje de mi marido, sabía que tenía pendiente viajar para firmar un contrato y cerrar un negocio que hacía tiempo que tenía pendiente. Tenía que pensar algo para que adelantara el viaje al próximo fin de semana, pero sin mostrar mucho interés, para evitar que sospechara que quería deshacerme de él esos días.

Cuando llegó mi marido del trabajo ya tenía el plan preparado y le  recordé el contrato que había pendiente de firmar, que interesaba no alargarlo, por si la competencia se nos adelantaba.

Le comenté que con Yamylka y los niños estaría acompañada, o que podía aprovechar para visitar a sus padres y pasar con ellos el domingo, para no aburrirme en casa.

Llamé a los clientes y concerté una entrevista para el próximo lunes y poder acordar los últimos hilos sueltos del acuerdo con mi marido. Así podría disponer de varios días libres, ya que mi marido viajaría el viernes por la noche y hasta el martes por la mañana no estaría de vuelta. Hice la reserva del vuelo y con la impresora pude hacer la copia, así mi marido no perdería el tiempo sacando el billete. Ahora con internet y los teléfonos se puede conseguir sacar billetes con antelación sin necesidad de desplazarse, así como reservar habitación en el hotel de cualquier ciudad de Europa. La reserva del hotel era en el de costumbre, ya que otras veces se había hospedado en él. Desde su llegada el viernes a última hora, hasta el lunes por la noche, disponía de alojamiento reservado.

Mi mente estaba dándole vueltas al hecho de que iba a estar a disposición del vampiro y del aprendiz de vampiro todo un fin de semana, porque tenía previsto que Yamylka entretuviera a mis hijos y no se enteraran de nada. Estaba pendiente de cada hora y minuto que faltaba para que llegaran los dos vampiros y sabía que faltaban un día y doce horas para mi encuentro con ellos.

Cada vez que mi mente pensaba en ellos se me ponían duros los pezones y no podía evitar mojar las bragas. El recuerdo de sus labios apoderándose de mis pechos hacía que me excitara, sus pollas penetrándome, sus manos apretando mis tetas para forzar a mi sangre salir hacia sus ávidas bocas, sus colmillos penetrando en mis sensibles pezones. Todos esos recuerdos me ponían muy cachonda y no pensaba en nada más, que en el momento de encontrarme con ellos.

Todo transcurrió como estaba previsto. Mi marido salió con la maleta para coger el avión y quedé en casa con Yamilca arreglándome y preparándome para la llegada de mis amigos vampiros.

Nada más ponerse el sol sonó el teléfono de la entrada, comprobando por la pantalla que era un BMW  negro con las ventanillas tintadas, que esperaba a la entrada a que se abriera la cancela para entrar. Abrí la puerta y le indiqué a Yamilka que saliera a recibirlos y los acompañara hasta el garaje para que guardaran el coche.

El garaje se comunica interiormente con la casa, por lo que una vez dentro no es necesario volver a salir a la calle para entrar por la puerta principal de la casa y es una forma de evitar que se pueda ver a los visitantes desde la calle. Pude ver por las cámaras como Yamilka los acompañaba indicando el camino y una vez dentro del parking los guió para acceder al interior de la casa. Noté que además del conductor, viajaban tres hombres en lugar de dos, que era lo que estaba previsto y que uno era un anciano alto y muy delgado, casi se le notaban los huesos de sus delgados brazos. Su rostro estaba cubierto de arrugas y la piel muy demacrada por el paso de los años. Jamás lo había visto en otras ocasiones, pero pensé que sería algún amigo de los vampiros, por lo que no le di mayor importancia al asunto.

Una vez dentro de casa me lo presentaron como un vampiro muy antiguo y que había sobrevivido un eternidad, ya que ni él recordaba los años que tenía. Se podía decir que era el padre de los vampiros actuales. La mayor parte de vampiros habían sido creados por él, por lo menos Velkan y Bogdan le profesaban verdadera adoración. El chofer no se separaba de él y estaba atento a cada gesto para complacerlo.

Me dijeron que se llamaba Vladimir y que estaba de visita en España por unos días, pero que regresaría a su pueblo en Rumanía en breve. Su visita había sido temporal por invitación de Velkan para conocer a nuevos miembros del clan y tenía curiosidad por conocerme a mí, por haber oído hablar mucho de la victoria alcanzada en la prueba de dolor.

Fuimos presentadas Yamilka y yo, quedando muy impresionado por nosotras, nunca había conocido a una mujer caribeña, como era el caso de Yamilka. Había oído decir que eran mujeres muy ardientes en la cama. Dándose cuenta de la cara que puse, rectificó diciendo que las españolas no nos quedábamos atrás por lo que le había contando Velkan sobre mí.

Una vez hechas las presentaciones le indiqué a Yamilka que subiera arriba a estarse con mis hijos y vigilara que estuvieran dormidos.

Bogdan la sujetó por un brazo y mirándome, me dijo:

-          Seguro que los niños están dormidos y preferimos que tu sierva se quede con nosotros, donde va a ser más de provecho, que durmiendo arriba con tus hijos.

-          Hemos pensado que como aperitivo a la fiesta de esta noche será ella con la empezaremos para calentar el ambiente.

-          Hace mucho que me debe una satisfacción de la que se libró por pasar a ser tu sirvienta, pero  deseo tomarme la debida compensación.

Dicho esto, mandó al chofer a buscar algo al coche y me sorprendió al verlo volver cargado con una bolsa y un tabla de casi dos metros de larga por unos 5 cms. de gruesa, que puso encima de la mesa a lo ancho de ésta, sobresaliendo por ambos extremos,

Conociendo a Bogdan, cualquier cosa podía ser posible, por lo que no me sorprendió cuando me pidió permiso para utilizar a Yamilka como objeto de distracción para nosotros y de placer para él y el chofer.

De esta manera quedaba yo libre de tener que complacerlos a ellos dos y solamente me las tendría que dedicar a complacer a  Vladimir y Velkan.

La verdad es que me picaba la curiosidad de para que Iban a hacer servir aquella madera. Después de pensarlo un poco di mí visto bueno a que Yamilka les sirviera igual que yo tendría que servir a los dos vampiros restantes.

Sin perder tiempo sujetaron a yamilka de los brazos y la hicieron inclinarse sobre el tablón, para a continuación atarle los brazos en cruz a ambos extremos de éste, quedando mi sirvienta con los brazos en cruz y los pechos  apoyados sobre la madera. Seguidamente abrieron la bolsa y sacaron dos clavos de unos cincuenta milímetros de largo por tres de grueso y pellizcando el pezón derecho de la mujer, lo estiraron hacia un extremo de la madera todo lo que daba la longitud del pecho, clavando de un martillazo el clavo por el medio del pezón a la madera. Seguidamente continuaron golpeando hasta que el clavo casi quedó hundido completamente y solo quedaba a la vista la cabeza.

El grito de desesperación de Yamilka me asustó, por pensar que podría haber despertado a mis hijos, por lo que propuse que debían amordazarla de cualquier manera, y no pudiera despertar a los niños.

De un tirón le rompieron las bragas y se las pusieron en la boca, para a continuación seguir con el otro pezón haciendo el mismo procedimiento. La mujer quedó con los dos pechos estirados a derecha e izquierda, clavados el tablero y con el culo expuesto para lo que le quisieran hacer.

Mientras, los dos vampiros no se habían quedado quietos y a pesar de no perder detalle de lo que le estaban haciendo a Yamilka, se habían entretenido en sentarme en el sofá y se habían colocado cada uno a un lado de mí.  Velkan me había bajado el vestido hasta la cintura dejando mis tetas al descubierto y se entretenía pellizcando y apretando los pezones, se las estaba ofreciendo a Vladimir para que jugara con mis pezones y  los continuara pellizcando para ponerlos duros.

Podía sentir como me los apretaba y estiraba  para comprobar su longitud, su frío aliento cuando acercaba su boca a mis pechos, me ponía la piel de gallina, pero por suerte estaba jugando distraído a la espera del desenlace de Yamilka, que en esos momentos estaba con el culo expuesto y los pechos clavados, sin poder tener opción a moverse, bajo el riesgo de desgarrarse los pezones.

Bogdan había cogido una varilla metálica extensible del tipo parecido a las antenas de radio y se la mostró a Yamilka, que la observaba con los ojos muy abiertos. Una vez mostrada, golpeó con fuerza el pecho izquierdo de la mujer, dejando una línea roja, que pronto se pondría morada. Pasó a golpear el otro pecho con igual fuerza.  Esta acción se repitió por cinco veces en cada pecho, dejando estos marcados con líneas paralelas muy definidas y a punto de hacer brotar sangre. No contento con esto, se puso detrás de la mujer y subiendo su falda y sujetándola en la cintura, procedió a golpear el culo expuesto con la vara, haciendo que mi sirvienta se estremeciera de dolor y se agitara convulsivamente, con riesgo de arrancarse los pezones. A cada golpe recibido en el culo, el dolor era repetido en los pezones al moverse y estirar de ellos, intentando liberarse.

Desde mi posición podía ver perfectamente el culo de Yamilka recorrido por terribles líneas rojas, que seguro que debían doler terriblemente. No conforme con el severo castigo infringido, procedió a continuación a golpearle el culo con las manos abiertas, incrementando el suplicio de la mujer.

Vladimir no había estado inactivo y me estaba pellizcando los pezones, mientras Velkan me acariciaba los muslos por el interior, llegando a tocarme el clítoris y meter un dedo en mi vagina, comprobando la humedad que producía mi excitación al ver el espectáculo que tenía como protagonista a mi sirvienta.

A Yamilka se le había corrido el rímel con las lágrimas, dejando regueros negruzcos por sus mejillas y Bogdan le estaba sujetando la barbilla e intentaba meterle la polla en la boca no sin antes haber sacado las bragas de la mujer.  El chofer no estaba perdiendo el tiempo y estaba cogido a la cintura de ella empujando con la polla en el culo.

Podía ver como la mujer era empujada de atrás hacia delante con el consiguiente estiramiento de  sus pechos. La sangre manchaba el tablón mientras era terriblemente sodomizada por el chofer y con la boca llena con la polla de  Bogdan, que no paraban de empujar alternativamente hacia adelante y hacia atrás.

Después de mucho rato de recibir tan terrible tratamiento cambiaron de sitio, procediendo el chofer a ocupar la boca de la mujer y Bogdan pasó a ocupar la parte de atrás de la atormentada mujer. En el poco tiempo que tardaron en cambiar de posición, pudimos apreciar el estado en que había quedado el culo de Yamilka, todo abierto y muy enrojecido con algunas pequeñas gotas de sangre mezclado con esperma goteando de él.

Bogdan prefirió poner la polla en la vagina de la mujer y follarla mientras el chofer la obligaba a que le hiciera una felación y le limpiara la polla con la lengua.

A estas alturas, yo ya tenía los pezones muy duros por el tratamiento recibido y mi vagina chorreaba mucha cantidad de flujos que mojaban el asiento y los dedos del vampiro. Ver el estado en que había quedado el culo de Yamilka me excitaba, sabiendo que me esperaba un tratamiento similar, sino peor.

Cuando terminaron con ella, su estado era lamentable, con la cara goteando semen, el culo terriblemente dilatado y la vagina enrojecida con moratones en los muslos. Para hacer más larga su tortura, desataron la madera de la mesa y la incorporaron desatando sus brazos y dejando los pechos clavados, aguantando el peso de la madera únicamente con los pezones traspasados por los clavos.  La expresión de dolor en el rostro de Yamilka era todo un drama, hasta que con unas tenazas de carpintero sacaron los clavos dejando libres los pechos, momento que aprovechó Bogdan para chupar la sangre que brotaba de las heridas, mientras el chofer la sujetaba con las manos retorcidas en la espalda y tirando del pelo hacía atrás, dejando los pechos ofrecidos a los deseos de alimentarse del vampiro.

Terminado el espectáculo ofrecido por Bogdan y el chofer con mi sirvienta, sabía que me tocaba a mí el complacerles, ya que si esto era el aperitivo, no quería ni pensar en cómo sería la cena principal.

Para no hacer más largo este relato, dejo para el siguiente los hechos acaecidos a continuación.

Admito críticas y comentarios, porque siempre son buenos para corregir defectos.

Marirosa.