Alicja

Simplemente así es la vida, una veces arriba otras... quien sabe.

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España ha cambiado muchísimo en los últimos 30 años o aparentemente a sido así. Si leemos los periódicos, oímos la radio o vemos la televisión. Posiblemente hay mas libertad en todos los ámbitos e incluso mas igualdad entre hombres y mujeres. Pero todo ello choca frontalmente contra los instintos del ser humano, al decir humano me refiero tanto al sexo femenino como masculino.

Una cosa son las formas de expresión "políticamente correctas", los discursos de los políticos, empresarios, la gente de la calle y otra muy diferente son las actuaciones privadas que normalmente están regidas por los instintos y necesidades primarias.

Desde el albor de los tiempos la necesidad de dominar a las cosas, los animales, la naturaleza y al resto de los congenerés ha marcado el desarrollo de las relaciones humanas, el mundo siempre ha presenciado escenas de dominador y dominado. Las formas de dominación han sido desde las poco sutiles de la fuerza bruta "o haces lo que te digo o te mato" hasta las mas sutiles de promesas de recompensas en esta u otra vida y en muchos casos una combinación de ambas.

No existe un patrón determinado de dominación entre sexos o personas, cada uno elige las armas que mejor maneja o controla, se abusa de las necesidades de la otra parte, ya sean esta físicas, agua, comida, vestido, sexuales ... o psicológicas, seguridad, perpetuación...

Este pretende ser un relato erótico dentro de la faceta de la dominación y empieza, así.

Alicja Dzwaniarska había alcanzado un grado de felicidad que nunca creyó poder alcanzar, de origen polaco había abandonado su país con apenas 18 años, no huía de nada en concreto, quizás de la amenaza del hambre y las pocas posibilidades que le ofrecía el futuro, la realidad es que no había nada en su país que la retuviera, procedía de una pequeña ciudad cerca de los Carpatos al sur-este de Polonia, Krynica, a los 16 años se había quedado huérfana y sin parientes cercanos había sido enviada a un orfanato en Warszawa (Varsovia) del que prácticamente la habían echado cuando cumplió los 18. Su sueño era España, donde crecían las palmeras y el sol brillaba todo el año.

Tuvo suerte, no fue captada por ninguna mafia que la obligara aprostituirse, y conoció a un hombre, casi 12 años mayor que ella, con el que se caso y tuvo un precioso chico parecido a su marido pero con ciertos rasgos eslavos y una chica tan rubia como ella que heredo también sus preciosos ojos azul cielo.

Su marido, un buen hombre y trabajador, le había proporcionado la estabilidad que necesitaba, tanto emocional como económica, poseedor por herencia de una fabrica había decidido ampliar el negocio familiar y lo había conseguido, lo que les permitía vivir sin ningún tipo de apuro económico. Ciertamente no vivían en Madrid o Barcelona, pero la ciudad donde vivía les permitía, a falta de un gran ambiente lúdico, ser uno de los pilares de la comunidad.

Manolo, su marido, Don Manuel, en la ciudad, falleció inesperadamente de un infarto cuando contaba apenas 42 años y estaba en la plenitud de la vida, el mundo pareció venirse abajo para Alicja, nuevamente se encontraba sola, sin apoyos, ahora en un país que la había acogido bien pero que no era el suyo y lo que era peor con dos hijos a los que tenia que ayudar y proteger.

Afortunadamente estaba Vicente, Vicente García Romero, el abogado del complejo entramado de sociedades que había organizado Manolo, socio en algunas las empresas e incluso en la fabrica origen del entramado. Vicente había sido mas que su socio o su abogado, había sido su mano derecha, mas aun, su amigo de toda la vida desde que se conocieron en el colegio siendo niños. Manolo lo había hecho crecer dentro de la sociedad e incluso lo había metido en las "fuerzas vivas" del pueblo a pesar de su origen humilde.

Vicente, de la misma edad que su marido estaba casado con una de las bellezas locales, tres años mayor que él, a la que ya había dejado preñada en cinco ocasiones, Carmen.

Durante los primeros 18 meses, después de la muerte de Manolo, Vicente se ocupo de todo, Alicja acudía regularmente a las juntas de accionistas de las diversas empresas, votaba en ellas tal y como había acordado con Vicente y la vida continuaba igual.

Las relaciones entre Alicja y Vicente se habían convertido en muy estrechas, incluso alguna mala lengua del pueblo hablaba de que eran algo más que profesionales, bien es cierto que Alicja echaba de menos un hombre en su cama, pero los que murmuraban lo hacían sin fondo de verdad.

Todo comenzó a cambiar un 14 de octubre, hacia frío y Vicente había ido a la casa de Alicja para comentar la situación de las empresas, se encontraban en el salón de la casa, el enorme caserón de granito de la familia de Manolo, antiguo pero con todas las comodidades de la vida moderna.

Alicia – Vicente nunca se había acostumbrado a la pronunciación polaca del nombre y lo había castellanizado - voy a ser muy directo y claro. Quiero que me prestes una gran atención.

Por favor, me estas asustando, ¿qué pasa?

Tanto tu como tus hijos no tenéis nada. Me has entendido, lo habéis perdido todo.

No... entiendo, ¿a que te refieres?

Mira Alicia, durante estos últimos tiempo he trasferido, comprado o anexionado todo tu patrimonio a empresas controladas por mi o a mi patrimonio personal directamente. Como te puedes imaginar todo ha sido totalmente legal e incluso ha contado con tu consentimiento, siempre por escrito y firmado. Lo único que te queda, y no es a ti, son las acciones y fondos de inversión que revertirán en tus hijos cuando estos cumplan los 30 años y que te son intocables pase lo que pase. En cualquiera de los casos, como habrás calculado ya, dentro de 21 años.

Pero... ¿por qué has hecho eso?, ¿que va ser de mis hijos?

Seria muy largo de contar, quizás algún día te lo cuente. Pero tienes una salida.

¿Qué salida?.

Solo me queda una cosa que poseía Manolo y que también quiero.

¿De que me hablas?

De ti.

Pero... tu estas casado, tienes hijos.

No te quiero como esposa, para eso ya tengo una, te quiero como amante, mejor dicho como esclava, como sirvienta, como puta...

¡Vicente!, me estas insultando.

Tienes dos opciones, o aceptas ser mi puta y sigues con la vida que estas llevando hasta ahora, los colegios de los niños, las fiestas, las vacaciones en el extranjero, el servicio o en una semana serás desahuciada de esta casa, los bancos te cerraran las puertas y lo mejor que pasara es que los próximos 21 años tendrás que pedir para comer. Te recuerdo tu manía de conservar la nacionalidad polaca y que no tienes ni siquiera permiso de trabajo en España, tu permiso de residencia, con mis buenos oficios y contactos, puede ser revocado en cualquier momento, lo que implicaría tu expulsión inmediata del país y tus hijos terminaran en un centro de acogida.

La casualidad o quizás el destino quiso que ese fuera el momento de llegada de los hijos de Alicja del colegio, la visión de los niños fue el detonante que precipito la decisión.

Acepto.

Ven mañana a mi despacho y cerraremos los términos del acuerdo – dicho lo cual Vicente se puso en pie y abandono la casa -

Nuevamente, como ha pasado durante siglos, la política del palo y la zanahoria había funcionado.

Alicja no durmió prácticamente esa noche, solo casi al amanecer el cansancio la venció.

Sobre las diez de la mañana llego a la fabrica, conducía el ultimo regalo de su marido un todo terreno marca Mercedes también a nombre de una de las empresas recordó mientras conducía, lo aparco en el hueco del parking que tenia su nombre y entro en el edificio.

Don Vicente, por favor – pregunto a la secretaria -

Un momento por favor. Don Vicente, Doña Alicia ha llegado.

Perfecto, dígale que me espere un momento en la sala de juntas.

Alicja entro en la sala de juntas que tenia una puerta directa al despacho de Vicente, se había vestido lo mas seria posible con un traje de chaqueta tipo Channel con falda hasta las rodillas lo que no impedía que destacara su figura al quitarse el abrigo de piel que la cubría hasta mas abajo de las rodillas.

Paso mas de una hora antes de que Vicente abriera la puerta que unía su despacho con la sala de juntas.

Pasa

No dijo más, Alicja se puso en pie y entro en el despacho casi al mismo tiempo que Vicente se sentaba en su enorme sillón de cuero tras la mesa de caoba que había sido de su marido.

Cierra la puerta y echa los pestillos, no quiero que nadie nos interrumpa.

Alicja obedeció, cerro las puertas, dejo el abrigo sobre el sofá de piel y se dirigió a una de las sillas que estaban frente a la mesa.

Desnúdate.

¿Cómo?

Lo has oído perfectamente, cada vez que vengas a este despacho te desnudaras sin que tenga que repetírtelo, cada vez que estés frente a mi estarás desnuda. Yo te diré cuando puedes estar vestida y como. Te diré si puedes o no sentarte, si te quiero de rodillas o con las piernas abiertas.

No era lo que había pensado Alicja, pensaba tener la oportunidad de hablar, de intentar hacerle cambiar de opinión, de razonar, de apelar a sus sentimientos, pensaba hablarle de sus hijos, de su futuro. Se desnudo.

Desnuda frente a la mesa intentaba tapar con sus manos el pubis. Vicente la contemplaba fascinado, después de los dos hijos Alicja mantenía un perfecta figura unos senos firmes y un vientre plano daban paso a unas caderas que apenas habían ensanchado con los partos, las nalgas estabas aun duras y las piernas reflejaban el ejercicio diario que realizaba. Nada parecido a la fofa esposa en la que se había convertido su esposa tras los 5 partos.

Date la vuelta.

Alicja giro sobre si misma varias veces hasta que Vicente le dijo que parara.

Bien el trato es muy fácil, tendrás unos ingresos mensuales holgados para mantener tu nivel de vida sin reducirlo un ápice, incluso podrás pagarte todos los caprichos que quieras para ti y tus hijos, en realidad estarás gastando lo que fue tuyo. Para ello tendrás que satisfacerme en todo lo que quiera o te pida, cuando te lo pida y sin demoras, yo decidiré si estoy complacido y decidiré, en caso de que no lo este, si tu falta merece que pierdas todo, parte o nada de lo que tienes.

Si detecto cualquier intento de cambiar las condiciones del acuerdo tu y tus hijos seréis expulsados de la casa y tu del país. Si intentas obtener la nacionalidad, por si se te ha pasado por la cabeza, me enterare, si acudes a la policía, a un abogado, a cualquier persona en cualquier sitio, me enterare, cualquier cosa que hagas que intente modificar las condiciones del acuerdo tendrá un castigo.

¿Esta suficientemente claro?

¡Y quítate esas manos del coño!

Alicja puso sus manos junto a los muslos, tenia ganas de salir corriendo del despacho, del pueblo... del mundo, desnuda frente a Vicente se sentía desvalida, sola e indefensa.

Si

Si, ¿qué? Alicia

Esta claro Vicente – el tono de voz dejaba claro un deje de rebeldía-

Vicente no podía permitir ni esa pequeña rebeldía del tono de voz, tenia que dominar la situación desde el primer momento. Abrió uno de los cajones de la mesa sacando una cajita, del interior extrajo uno de esos juegos de bolas llamadas chinas, lo había comprado en una de sus visitas de negocios a Barcelona, las puso sobre la mesa y miro a Alicja a los ojos.

Metetelas en el coño, puta.

Alicja aguanto la mirada unos segundos que le parecieron horas y sin decir nada dio los dos pasos que la separaban dela mesa y tomo la bolas, las contemplo un momento sin saber como hacerlo, hasta que inclinando su cuerpo las introdujo en su vagina, el cordel que las unía terminaba en una pequeña arandela de plástico que quedo colgando entre sus piernas.

Muy bien, ya puedes irte, coge tu abrigo y lárgate, mañana a las 12:00 iré a tu casa, me recibirás en el despacho. ¡no olvides nada de lo que hemos hablado!

Alicja se dio la vuelta y se dispuso a vestirse.

¿Quién te ha dicho que puedes recoger la ropa?, únicamente te he dicho que cojas tu abrigo. Me siento generoso, puedes coger también los zapatos.

Sin decir nada se puso el abrigo sobre su piel desnuda, la frialdad del forro la sorprendió, lo cerro hasta el cuello, quito el pestillo y abrió la puerta que daba al despacho de la secretaria de Vicente. En ese momento escucho la voz de Vicente.

¡Sarita! – Sarita la secretaria de Vicente asomo inmediatamente la cabeza por la puerta abierta –

¿Si?, Don Vicente.

Doña Alicia quiere ver las nuevas maquinas que hemos traído de Alemania, pero desgraciadamente no puedo acompañarla. ¿te importaría acompañarla tu?. Yo veré desde la ventana como hacéis el recorrido de toda la planta. ¿No te importa verdad Alicia?

No Vicente, lo entiendo perfectamente. Muchas gracias por acompañarme Sara.

El paseo por la planta duro casi una hora, Sara estaba entusiasmada con las nuevas maquinas y muchos de los empleados que conocían a Alicja se acercaron a saludarla con el respeto debido a la dueña de la fabrica.

Alicja, sentía su desnudez y cerraba más y más el abrigo, al caminar sentía como las bolas se movían en su interior produciéndola sentimientos contrapuestos, cada vez que elevaba la vista veía a Vicente tras la cristalera de su despacho que daba a la planta, de pies, sin chaqueta, con los elegantes tirantes y las manos en los bolsillos.

Por fin la visita se acabo y pudo regresar a su coche, Sara le acompaño hasta que la vio salir por las puertas que daban calle desde el patio de la fabrica.

Haciendo contorsiones sobre el asiento del coche saco las bolas de su vagina y abriendo la ventanilla las arrojo a la cuneta.

Nuevamente esa noche le costo mucho dormir, la anunciada visita de Vicente para el día siguiente se lo impedía, poco sospechaba que seria su primera lección de humildad. No sabia exactamente que iba a pasar, pero no quería que hubiera nadie en la casa por si acaso, era el día libre a Berta, la cocinera, envío a Jacinta la sirvienta y Pablo el jardinero y hombre para todo, a efectuar diversas comprar en pueblos cercanos.

Se puso un vestido de una pieza que pudiera quitarse rápido y obvio ponerse ropa interior, no sabia cuanto de rápido tendría que quitárselo.

El carillón del reloj del salón daba las doce del medio día cuando sonó el timbre de la puerta del jardín. Alicja corrió a abrir la cancela y vio como el enorme Mercedes, recién comprado, de Vicente entraba en la finca y se dirigía a la puerta principal de la casa, sin pensarlo se quito el vestido y lo metió arrugado en el paragüero de la entrada, mientras abría la puerta de la casa y se quedaba oculta tras ella.

Vicente entro en la casa con paso firme, con el paso de alguien que entra en su casa, en sus posesiones. Observo la desnudez de Alicja, mientras cerraba la puerta.

Veo que algo de lo que hablamos ayer se te ha quedado en tu pequeño cerebro de puta. Lo celebro. Vamos al despacho.

Dicho lo cual comenzó a caminar hacia el despacho seguido por Alicja. Una vez en el despacho abrió la cava de puros y tomando un Montecristo lo apretó apreciativamente entre sus dedos.

Manolo siempre supo rodearse de lo mejor, buena prueba de ello soy yo mismo, siempre fui mucho mejor que él, en todo.

Mientras encendía el puro se encamino hacia una butaca de piel junto a la chimenea.

Bien, Alicia, devuélvemelas.

¿El qué?

No te hagas la tonta, vi como las disfrutabas ayer en la fabrica.

La luz llego al cerebro de Alicja, se refería a la malditas bolas que le hizo meterse en la vagina.

... las... tire, no quería que las encontraran los niños o el servicio.

¿Las tiraste?, ¿te dije yo que las tiraras?

Si, no...

En que quedamos, ¿si o no?

Las he tirado, pero tu no me dijiste que las tirara.

Bien has incumplido una parte del trato, ¿cuál puede ser el castigo?

Durante un tiempo Vicente se quedo callado, como pensativo, mientras fumaba el puro y lanzaba el humo hacia Alicja que seguía de pies frente a él.

Bien por ser la primera vez no seré muy duro, pero espero que con esto aprendas y no tenga que aplicar mas veces las condiciones del contrato. A partir de mes que viene quedan canceladas las clases de hípica de tus hijos. Supongo que ya pensaras como explicárselo, no queremos que esto sea un trauma para ellos ¿no?

Por favor Vicente, no metas en esto a los niños, ellos no tienen la culpa de nada. Haré lo que quieras pero no metas a los niños en esto. – la voz de Alicja sonaba realmente a suplica –

Mis decisiones son inapelables, ya te iras dando cuenta con el tiempo y te aconsejo que lo tengas siempre muy presente.

El tono de voz no dejaba hueco para una replica así que Alicja opto por callar y bajar los ojos, sus preciosos ojos azules de lo que las lagrimas luchaban por no salir.

Bien, pero yo no venia a eso, al menos no únicamente – levantándose de la butaca se acerco a ella y de forma brutal agarro un puñado del vello pubico arrancándolo-

¡¡Ay!! – Alicja retrocedió ante el ataque y el dolor.

Eso no te habría pasado si lo tuvieras bien depiladito, así que ¡sube ahora mismo y quítate esa mierda de pelos del coño!.

corrió por las escaleras hasta el piso superior, entro en el cuarto de baño y se puso a la tarea encomendada, nunca se lo había depilado todo lo mas eso pelitos que se quedan fuera del bañador, así que con sumo cuidado comenzó a extender la crema para después pasar la cuchilla que usaba para las piernas, sentada sobre el taburete mantenía las piernas lo mas separadas posible para poder acceder a todos los rincones de su anatomía. El olor a tabaco llego a su nariz, levanto la vista y en la puerta estaba Vicente, con una sonrisa en los labios. No le había oído llegar.

Por mi no te detengas me encanta verte, la próxima vez quizás incluso lo haga yo mismo.

Alicja siguió hasta dar por terminada la tarea, se puso en pie y miro a Vicente a la espera de su siguiente orden. Este saco del bolsillo de su chaqueta un nuevo juego de bolas y lo dejo caer al suelo.

Como puedes ver voy un paso por delante de ti, ¡metetelas en el coño!

Si decir nada se agacho y las tomo, separando sus piernas las fue introduciendo una a una en su vagina hasta que solo quedo fuera de ella el cordón con la anilla de plástico.

Bueno, se me hace tarde, tengo una reunión en mi fabrica – el "mi" fue remarcado con un golpe de voz – no nos veremos en unos días, hasta entonces quiero que hagas tres cosas.

Primero, quiero que mantengas tu coño, así como esta.

Segundo, ve a Madrid o Barcelona, donde prefieras y ponte una anilla de oro en cada pezón. Quizás mas adelante pueda ser interesante otra en el coño, pero ya lo veremos.

Tercero, compra unos cuantos, digamos cinco, consoladores de un buen tamaño, no queremos que ni los sientas ¿verdad?.

Ya te llamare para anunciarte mi visita, ahora he de irme. ¿has comprendido bien?

Si, lo he entendido todo.

Acompáñame al coche se una buena anfitriona, piensa que mañana esta podría no ser tu casa.

Bajaron por la escalera, el delante hasta llegar hasta la puerta donde la cedió el paso a ella para que le abriera la puerta, y espero a que saliera, ella llego primero al coche y sin pensarlo abrió la puerta del conductor para permitir que Vicente entrara, hacia frió y el aire golpeaba con fuerza la piel desnuda de Alicja, las bolas no dejaban de moverse acompañando sus pasos.

Hasta la próxima Alicia, sigues tan encantadora como siempre.

El coche se deslizo por el camino del jardín mientras Alicja corría a pulsar el botón para abrir la cancela.

Bueno con el tiempo, 20 años es mucho tiempo, se dulcificaría la situación o encontraría una salida que le permitiera proteger a sus hijos hasta los treinta años de estos, pensó Alicja.