Alicia y Clara
Una pareja que se encuentra tras años separadas y no se animan a salir a luz de la verdad.
Su figura era realmente llamativa, trotando en la costanera una brisa levantaba sus pelos hacía ambos lados de sus hombros en forma acompasada, sus senos eran retenidos brevemente con sus manos a fines de evitar movimientos grotescos, sus nalgas bien formadas apretadas con una malla elástica estructuraba un todo agradable de contemplar ,era un cuerpo de mujer digno de ser admirado, tirando su cabeza hacía atrás se saco los anteojos su angelical cara al descubierto reflejaba algunos años , un poco más allá de una juventud en realidad lejana.
Cuando encaro hacía la casa de su amiga entre veredas con franjas de verde pasto , no dejo de recordar que iba al pasado, un pasado lleno de alegrías conjuntas , de juegos , de salidas con amigos , de recuerdos y experiencias . Clara le abrió la puerta, en su cara ansiosa se marcaba una espera, un beso cerca de la comisura de los labios, la obligo a contenerse, el frente de una casa no era lugar para apasionamientos, un poca traspirada acepto la invitación de refrescar, no le extraño que a los pocos minutos estuvieran juntas en esa ducha, de esa casa heredada de sus padres, en el mismo lugar donde unieron por primera vez sus cuerpos, en besos, frascos de vitaminas en sus cuevas, ahora un consolador en arco en la mano de su amiga, era esperado por ella, mientras esas caricias regresaban su mente a veinte años atrás, donde en todo el verano, fueron inseparables. La química entre ellas era fácilmente perceptible. Las cargadas de las amigas , los novios y maridos las habían separado.
Cuando Clara se divorcio , regresó al país, esa casa, sus rentas en Euros , sin hijos, le dejaban un solo camino, se atrevió a ir a su casa buscándola. Ella Viuda desde hace cinco años, profesora de Ingles , no desperdiciaba sus ganas , practicando un sexo libre con chicos entre veinte y treinta años.
Se contaron sus cosas, la paz y solitaria presencia de ambas las unía, sabían que eran pareja, pero ambas no fueron capaces de volcar ese secreto , ni a ellas mismas, puesto renunciaron para formalizar vidas, para otros. Más, esa misma tarde organizaron una salida con viejos amigos . Sus cuerpos de iguales dimensiones, abrió el camino, en lo que respecta a ropa, con un simple llamado a su hija Alicia inicio el fin de semana con su amiga.
El auto de los padres que había utilizado la última vez, fue reemplazado por auto de última generación, más chico, el cual soportaba más años, los amigos ambos separados, las pasaron a buscar, todo transcurría en contar viejas anécdotas, ambas se sonrojaron, cuando Pablo y Abel les recordaron la escapada a la quinta de Rincón , el despertar con el sol en la cara desnudos totalmente, sin recuerdos por el efecto del alcohol.
El juego nuevamente se armaba , el recato y los miedos se anulaban con la falta de tiempo en la vida de cada uno, todos decididos a gozar la vida, la simple ganas de vivir, los fue llevando a lo que los cuatros pensaban, el departamento de Abel quedaba cerca , la cochera comunicada por el ascensor , anulo a los chismosos de siempre, el living con sillones amplios , los recibió, el sexo natural entre cuerpos desnudos se fue dando, ambas se contuvieron entre ellas, pero aceptaron todos lo requerido , intercambiando pareja, experiencia sobraba, jugaban a sacar leche primero , succionando desenfrenadamente , sus lenguas blancas indicaban un empate, las colegialas de antaño eran putas entrenadas dedicadas a pasarla bien.
Poco a poco , todo se calmo, ahora estaban desnudas y recordaban , ¿más o menos había pasado lo mismo en esa quinta? . La conciencia del adulto , la necesidad de no perder tiempo , marcaba pasos rápidos en esto de disfrutar. Se quedaron a dormir, a la mañana, apoyadas en la mesada fueron ensartadas como jovencitas gozaron , sabiendo que lo echo era parte de la vida.
El teléfono sonaba insistentemente, el silencio a pedido, dejaba escuchar un mensaje de llegada de la hija de Abel. Se cambiaron rápidamente, Pablo las llevo mientras Abel limpiaba el departamento, verdaderamente algo había cambiado los tiempos de los adultos no son de exclusiva propiedad , sus hijos tienen una parte de ellos.
El hasta pronto en la casa de Clara, una vez más cerraba la puerta al exterior, ambas se miraron y sin mayores comentarios se besaron, se recostaron, pasado el mediodía , la cama las protegía , el juego empezaba, un sesenta y nueve con sus caras y lenguas dentro de sus entrepiernas, termino cuando ambas se vinieron. Exhaustas por el trajín Clara puso en ambas mesas de luz , consoladores. No tenían definido quien era la dominante, el equilibrio con el tiempo no se rompía, verlas salir con los chicos en aventuras de fin de semana, quizás era por eso de que ellas creían que la sociedad acepta putas , pero no bisexuales, menos femeninas.