Alicia. Abogada penalista 3

Tercer capítulo de la historia. La comida con Alfonso, y, las consecuencias para Celia

Este es el tercer capítulo de la historia de Alicia, una abogada penalista de 32 años, de Madrid, muy femenina y elegante, con la que coincidí, trabajando en un caso, y, que fue, muy persistente en su objetivo...

Alicia, sigue narrando la historia

En el restaurante, para ir a comer, con Alfonso, y, con Celia, su secretaria

Llegué al restaurante, a tiempo para la cita, iba algo nerviosa, todo hay que decirlo, pero también, lo más sexy y puta que podía, con todo lo que, Celia, me había recomendado, para ver si así, Alfonso, caía en mis redes, y, conseguía mi objetivo, que era, el de ser sometida por Él.

Al verme, Alfonso, me dijo que iba muy guapa, pero nada más, era evidente, que le estaba gustando, verme así vestida, pero, fue educado, yo, sinceramente, esperaba un elogio mayor, que me llamara puta, que me preguntara por mi ojo tapado, o algo así, pero, no hubo suerte.

Alfonso, iba todo trajeado, con corbata, muy guapo, me excitaba verle así, aunque, en realidad, lo que ansiaba, era chuparle la polla, o que me follase, de haber podido, se la hubiera empezado a chupar, ahí mismo, delante de todos, pero, tuve que guardar las formas...

Celia, iba vestida igual que para nuestra cita, para pasear por El Retiro y preparar la cita con la comida de ese momento.

Yo me senté, al lado de Celia, con, Alfonso, enfrente, para poder tener buena visión, de ambos, durante toda la comida, tal y como había planeado con Celia, en el paseo.

Nos sentamos a comer, y, Alfonso, fue el que eligió el menú, era algo que siempre hacía, cuando iba con mujeres, ya fuera a comer o a cenar, le gustaba mandar, eso, estaba claro, y, a mí me ponía muy cachonda.

Mientras la comida llegaba, estuvimos hablando, de nuestros negocios, de Derecho Penal, los narcos, en fin, nuestro mundo laboral.

Ya, con la comida por delante, unas cuantas raciones de jamón, chorizo... para picar, y, de segundo, tres buenas raciones de cochinillo, típica comida en un asador, pues, nos soltamos un poco, y, con ayuda de Celia, algo también preparado en el paseo, logré desviar la conversación, hasta temas sexuales.

Estábamos ya con el postre, yo, estaba desesperada, porque, no había forma de convencer a Alfonso, para que se fijase en mí, parecía, incluso, un poco ausente, aunque se notaba que sabía mucho de sexo, tenía la sensación de que, pasaba de mí, además, miraba a Celia, como si estuviera cabreado, como si se encontrar incómodo.

Decía, que, al llegar el postre, el teléfono de emergencias de Alfonso, sonó, al parecer, al acabar de comer, no nos podría acompañar más, ni pasar la tarde con nosotras, porque, le había surgido una urgencia, y, a las 17:00, tenía que estar, atendiéndola.

Ahí ya sí que, se me vino todo el plan, abajo, yo pensaba que iba a haber suerte, y que, la tarde, se iba a acabar, con nosotros dos, follando, pero, no tenía pinta.

Al acabar de comer, Alfonso, se despidió de nosotras dos, y, se fue a atender la urgencia.

La tarde, con Celia

Celia y yo, al quedarnos solas, decidimos ir a tomar un café, y, pasar juntas la tarde, puesto que, en principio, no teníamos un plan mejor.

En el bar, con terraza, tomando un café con Celia

Alicia (Yo): “Pues vaya, parece que no ha ido todo lo bien que yo esperaba, yo pensaba, que ya estaríamos follando, y, nada de nada”

Celia: “De hecho, Alicia, creo que se ha olido el plan, Alfonso, no es tonto, y sabe

cuándo

se la intentan colar; no te ha dicho nada del parche, y, creo, que esa ha sido la pista, le habrá parecido un poco raro, que, de repente, lo llevaras tapado, cuando, ayer, veías perfectamente...”

Celia: “De hecho, me parece, que voy a ser yo, quien me la cargue, porque, ya me advirtió, Alfonso, si le intentaba encontrar novia, o, intercedía en encerronas, como es el caso, se enfadaría conmigo”

Yo: “Tranquila, Celia, si se enfada, yo hablaré con Él, y le contaré todo, no te preocupes”

Celia: “Alfonso, cabreado, puede ser muy duro, aunque bueno, al ser masoquista, me da igual, incluso me excita, si me llega a pegar, me gusta ser castigada, incluso físicamente”

Yo: “¿Qué es lo más duro que, Alfonso, te ha hecho?, tengo curiosidad”

Celia: “Lo más humillante, tener que hacer mamadas, a hombres, clientes suyos, a los que no conocía apenas, incluso a mayores, el típico viejo verde, fue muy excitante, pero, a la vez, humillante”

Celia: “Lo más duro, tenerme una semana, sin poder ver, mientras trabajaba, fue realmente duro, me tenían que ayudar para todo”

Yo: “

Uff

, sí que tiene que ser complicado, aunque, muy excitante”

Acabamos de tomar el café, cuando, Celia, recibió una llamada, de Alfonso, en su móvil, en la que, Alfonso, le pedía que fuera al despacho, con urgencia, porque había un cliente importante, esperando, así que, nos despedimos ahí, por el momento, pero, por supuesto, quedando en estar en contacto, para cualquier cosa que ocurriese.

Yo, agarré otra VTC, y, me volví a mi casa, en Pozuelo, algo triste, porque, mi plan, con Alfonso, no estaba dando resultados, no había follado, y, volvía a mi casa, también, más caliente a nivel sexual, de lo que había salido.

En mi casa, sábado por la tarde

Llegué a mi casa, me quité toda la ropa que llevaba, y, me cambié, ya para estar en casa, en principio, no pensaba salir, no tenía demasiadas ganas de fiesta.

Agarré, una botella de whisky que, antes de llegar a casa, había comprado en un supermercado, junto con un par de tabletas de chocolate, y, me empecé a tomar, las dos cosas.

En torno a las 19:00, recibí, un

Whatsapp

, de Celia.

Celia: “Confirmado, Alicia, Alfonso, se ha enterado de nuestro plan”

Yo: “¿Cómo lo ha sabido? ¿Se ha enfadado mucho?

Celia: “Lo que sospechaba, el parche, y, tu forma de vestir, pero, sí, sobre todo, el ojo tapado. Estoy bien, pero, con el culo dolorido, por los 25 azotes que me ha dado, pero, es un dolor que me gusta, no hay problema, me siento muy orgullosa de ser castigada, cuando me porto mal”

Yo: “Bueno, si quieres que nos veamos, o venir a mi casa, dame un toque, y, sin problema”

Celia: “No, creo que no hace falta, además, moverme, ahora, no es buena idea, pero, gracias por tu interés, seguimos en contacto”

Yo me quedé un poco preocupada, esperando que lo que había pasado, no afectara al bufete de mi padre, y, también algo triste, pues, me parecía que, follar con Alfonso, ya sí, iba a ser, misión imposible.

En torno a las 22:00, recibí un

Whatsapp

de Alfonso

Alfonso: “Ya me he enterado de vuestros planes, a pesar de que di órdenes a Celia, de no montarme encerronas”

Yo: “Ya, bueno, pero es que, verás, yo quiero que me folles, no se me ocurrió un plan mejor, dad tu negativa a ir conmigo a cenar”

Alfonso: “Si hubieras ido, desde el principio, con las cosas claras, me habrías dado la opción, de explicarte, mis motivos, por los que no quiero follar, de todas formas, aunque no te lo mereces mucho, te voy a dar una oportunidad, nos vemos mañana, a las 11, en El Retiro, y, mientras paseamos, te explico todo, con detalle”

Yo: “Vale, me parece bien. ¿Quieres que vaya vestida de alguna forma en especial?

Alfonso: “No, sé tú misma. Nos vemos a las 11, en el parque”

Yo, estaba nerviosa, pero, bueno, se abría una pequeña puerta...

En el próximo capítulo, os contaré, el paseo con Alfonso.