Alicia. Abogada penalista 2

La cita de Alicia y Celia.

Este es el segundo capítulo de la historia de Alicia, una abogada penalista de 32 años, de Madrid, muy femenina y elegante, con la que coincidí, trabajando en un caso, y, que fue, muy persistente en su objetivo...

Alicia, sigue narrando la historia

Por la tarde, después de la comida con Celia

Llegué a mi despacho, en el bufete de mi padre, me metí otra raya de cocaína, para cargar pilas y distraerme un poco, y, pasé la tarde, trabajando en otros asuntos, aunque, la cabeza, la tenía en Alfonso, y la cena del día siguiente.

Me iba a ir ya para mi casa, en Pozuelo de Alarcón, cuando, recibí un

Whatsapp

de Celia.

**La conversación con Celia, por

Whatsapp**

Celia: “Alicia, ya he hablado con Alfonso, me dice,

que,

para cenar, no cree que pueda ser, pues tiene otro compromiso a esa hora, pero, quizás, para comer, o, por la tarde, antes de las 21:00, sí que podría”

Alicia (Yo): “Vale, Celia, sin problema, ahora, cuando llegue a mi casa, hablaré con Él, y cerramos detalles”

Celia: “No sabes, lo que me ha costado convencerle, le he tenido que asegurar, que yo iba a estar allí, porque, Él, solo, no va con mujeres, así le den de ostias...”

Yo: “Bueno, lo importante, es, que ha aceptado, ¿Te parece si nos vemos mañana por la mañana, antes de la cita, nos damos una vuelta por El Retiro, y, lo planeamos todo, revisamos detalles?

Celia: “Vale, mañana, a las 10, nos vemos allí”

Después, ya sí, me fui con mi padre a nuestra casa, generalmente, íbamos y veníamos juntos,

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usar dos coches, si nuestra agenda, cuadraba.

Me gustaría aclarar que, fue, precisamente, en uno de esos viajes en coche, con mi padre, años atrás, cuando, por primera vez, apenas cumplidos los 18 años, mi padre, me ofreció cocaína, él la llevaba consumiendo, años, siempre le había visto tomándola, pero, hasta que, cumplí los 18, y a pesar de que, desde siempre, tuve muchas ganas, no tuve la oportunidad, y, hasta hoy, ha sido una de las bases de mi vida, que me ha ayudado a mantenerme despierta, en los momentos de trabajo, más duros.

**En la casa de mis padres, en Pozuelo de Alarcón

ya por la noche**

Llegué a mi casa, me puse cómoda, en casa, generalmente, voy con un chándal, o con pijama, a menos que haya invitados.

Me puse un pantalón corto de deporte, y, un top, que, apenas tapaba mis tetas, las marcaba bien, con los piercings de mis pezones, y, bajé a cenar.

Generalmente, cenamos en la cocina, mis padres y yo, comer es algo que, a los tres, nos encanta, al igual que beber y fumar y consumir drogas, sobre todo, la cocaína.

Ese día, cenamos unos buenos platos de sushi, porque, los viernes, es lo que toca, ponernos hasta el culo, de comida japonesa, y, regarlo con vino, me bebí, yo sola, media botella.

Al acabar de cenar, me subí a mi habitación, agarré mi móvil del bufete, y, hablé con Alfonso, por

Whatsapp

.

La conversación con Alfonso

Yo: “Ya me ha dicho Celia, que no puedes cenar mañana conmigo, pero, sí tienes hueco, para comer”

Alfonso: “Sí, Alicia, así es, si quieres que comamos, los 3, podría ser, incluso podemos alargar un poco la tarde, a menos que me surja alguna urgencia, hasta las 21:00, no tengo nada que hacer, así que, puedo quedar, pero, te advierto, no vamos a follar, ni va a pasar nada entre nosotros”

Yo: “Ok, bueno, eso, ya lo veremos, que me pones muy cachonda. Oye, Alfonso ¿Tú me prestarías a Celia, para que me la follase? Es que, me ponen mucho su pelo rojizo, y, sus pecas...

Alfonso: “Eso, háblalo con ella, allá vosotras”

Yo:” Bueno, pues quedamos, entonces, mañana sábado, a las 14:30, en el restaurante que te he dicho (Previamente, le hablé de un restaurante, asador, en el que se come genial)”

Alfonso: “Vale, pues, allí nos vemos, los 3; si me surgiera una urgencia, o, Celia, no pudiera ir, te aviso, para cancelar”

Yo: “Ok, espero que no pase nada, y, podamos vernos”

Después de la conversación, que, entre pitos y flautas, acabó en torno a la 1 de la madrugada, me fui a dormir, me puse la alarma del móvil, a las 7, para poder salir de casa a las 9, y, a las 10, estar en El Retiro, y ver a Celia.

Sábado por la mañana 07:00

Pude dormir, más o menos bien, generalmente, para dormir, uso un antifaz, ya sabéis, que me encanta no poder ver, así que, muchas veces, lo hago, lo de dormir, con los ojos tapados, me excita,

despertarme

por la mañana, y, no poder ver nada.

Lo primero que hago, nada más levantarme, es, por este orden, quitarme el antifaz, los parches, si me los pongo, ponerme las gafas, encenderme un cigarrillo, y, revisar los móviles, después, subo la persiana, y, abro mi ventana, para ventilar la habitación, y, bajo a la cocina, a desayunar algo.

Así es que, me levanté, bajé a desayunar, para cargar pilas, generalmente, acostumbro a desayunar copiosamente, los fines de semana, que tengo más tiempo, así que, tocaba desayuno inglés, bien contundente, para afrontar el sábado, que, iba a ser muy intenso, sobre todo, a nivel sexual.

Después de desayunar, subí a mi habitación, me desnudé (Para bajar a desayunar, llevaba puesto, el pijama con el que había dormido), y, me di una buena ducha.

Al acabar la ducha, en la que me tuve que masturbar, pensando en Alfonso, no lo podía evitar, me ponía muy cachonda, imaginarme follando con Él, además, Celia, también me excitaba mucho, me preguntaba, qué ropa iba a ponerse ella...

Como decía, después de la ducha, me empecé a vestir, para la cita con Celia; la idea era, volver a casa, después del paseo, para ya, tras otra breve ducha, cambiarme y vestirme como una puta de lujo, lo que a Alfonso le gustaba en una mujer, según me había dicho Celia, en nuestra comida, del día anterior.

Me puse un top de cuero, que, resaltaba mis tetas, una mini falda, también de cuero, y, unas botas, con algo de plataforma, unas medias negras, y, cómo ya hacía frío, un abrigo largo de cuero, por encima, para completar mi outfit.

La cita con Celia, en El Retiro, sábado 10:00

Porno aparcar, pedí una VTC, que me dejó, en la oficina, en el bufete de mi padre, y, desde ahí, fui al parque, pues, El Retiro, queda a pocos minutos, caminando.

Llegué a la cita, con Celia, a tiempo, aunque, ella, ya estaba allí.

Llevaba una chaqueta de cuero, debajo, un jersey negro, una falda de cuero, más corta que la mía, apenas le tapaba nada, se le veía todo, a nada que se levantara un poco el viento, y, unas botas, que le quedaban geniales

Pero, lo que más me llamó la atención, es que, su ojo derecho, lo llevaba fuertemente tapado, con un vendaje, un parche, pero, a lo bestia, pues, el vendaje, le tapaba casi su nariz, para que no pudiera entrar nada de luz.

Tras saludarnos, y, decirle a Celia, lo guapa que iba, a lo que respondió con un “Tú, también lo estás, Alicia, le pregunté a Celia, por su ojo, tan (bien) tapado.

Yo: “Celia, ¿Por qué llevas tu ojo derecho, tan bien tapado?”

Celia: “Órdenes de Alfonso, cuando no estoy trabajando, lo tengo que llevar así, tapado, aunque, a veces, también lo llevo tapado, pero, más discreto, en la oficina, es algo que, a Alfonso, le excita mucho”

Yo: “A mí, también me excita mucho, no poder ver, en alguna ocasión, he paseado por aquí, completamente a ciegas, me gusta ponerme parches en los ojos, es excitante”

Tras esta introducción, nos dimos un paseo, por el parque, de, en torno a una hora, en el que revisamos todos los detalles de la cita para la comida, y, de nuevo, acordamos, que, esta cita nuestra en el parque, iba a permanecer, secreta, para que, Alfonso, no se enterase de nuestro plan, para que, yo, pudiera conquistarle.

Al acabar el paseo, en el mismo punto de comienzo, donde habíamos quedado, nos despedimos con un beso en la boca, por algo en lo que habíamos quedado, durante nuestro paseo, y que, os contaré en el próximo capítulo, cuando os cuente mi primera cita con Alfonso, y, con Celia, en el restaurante.

Pero, volviendo, al hilo de la preparación de la cita, como iba diciendo, al acabar el paseo, agarré otro VTC, y, me volví a mi casa, con algo de nervios, por lo que iba a pasar esa tarde.

En mi casa, preparándome para la cita con Alfonso y con Celia, para comer con ellos. Sábado 12:00

Me metí dos rayas de cocaína, debido a mis nervios, y, a la ansiedad que tenía, me volví a duchar, una vez que ya me desnudé, pues iba con la ropa del paseo, que ya os he descrito, de nuevo, me masturbé, con mucha fuerza, pensando, al 50% en Alfonso, y, el otro 50%, en Clara.

Al salir de la ducha, me empecé a vestir, con la ropa, que, previamente, había seleccionado.

  • Empezando con la lencería, me puse un sujetador negro, que tapaba mis tetas, pero, las subía un poco, para que parecieran algo más grandes, de lo que ya, de por sí, son
  • Me puse un tanga, que tapaba lo justo, mi coño, y, poco más, además, me hacía muy buen culo
  • Las medias, de red, negras, casi parecía una puta, con ellas puestas, pero, me excitaba, era el objetivo, parecer una puta de lujo...
  • El vestido que elegí, era largo, de cuero negro, con un corsé, a la mitad, tuve que pedir ayuda a mi madre, para que me lo atara, bien prieto, notaba que me costaba un poco respirar, así que, estaba bien sujeto, bien abrochado.
  • Las botas, me puse unas, al muslo, de cuero, con 30cm de tacón de aguja, y, plataforma de unos 12 cm, de las más difíciles de usar, que tengo.
  • Me maquillé un poco, lo justo, para parecer una puta, pero, sin pasarme, y, dejando el ojo derecho, sin maquillar
  • Atendiendo a los gustos de Alfonso, y, también, en parte, a los míos, saqué un parche del paquete que

guardaba

en mi habitación, y, en el ojo derecho, me puse uno. * Finalmente, me puse un abrigo de visón marrón, para completar el outfit para la cita.

Para completar todo esto, agarré unos guantes, cortos, de piel negra, me puse uno de mis relojes buenos, me perfumé, me metí otra raya de cocaína, agarré mi bolso, y me fui al restaurante.

Salí a la calle, mientras esperaba al VTC, que me iba a llevar al restaurante, para poder beber a tope, además, al llevar el ojo tapado con el parche, no era recomendable que condujera, pues no veía demasiado bien, le envié a Celia, una foto, de cómo iba vestida, y, Celia, me respondió que, a Alfonso, le iba a gustar mucho, que estaba perfecta.

Lo que pasó en la cita con Alfonso y con Celia, en el restaurante, os lo contaré, en el próximo capítulo, de esta historia.

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