Alice II La aventura de las compras

Alice sigue su caminó al local de la tienda que encontró por internet para conseguir esas ansiadas tres prendas sexys.

Ya estaba a dos cuadras de casa, en la parada del bus. Estaba oscuro y no había muchas personas, ese lugar siempre fue muy tranquilo.

Subí al bus en dirección a la zona comercial, obviamente ya había estado muchas veces ahí pero nunca vestida como mujer. Me fui hasta la última fila de asientos, por qué no quería llamar mucho la atención, no habían muchas personas pero quería ser lo más precavida posible.

Apenas sentarme sentí el frío asiento pegado a mis nalgas. Me había sentado sin cuidado alguno olvidado que llevaba una minifalda en vez de pantalón y que mis calzoncillos eran tan pequeños comprados a mis caderas y nalgas que se había metido entre estás última.

Fue repentino pero aún así no me pare sin pensarlo, espere un rato y me pare con normalidad. Luego me senté con cuidado de que mi falda cubra mis nalgas.

Me había excitado un poco más. Mi pequeño pene ya estaba duro y mi ano pedía dos dedos dentro de el pero obviamente no lo haría.

El trayecto no fue muy largo. Apenas unos 10 o 13 minutos. Baje del bus y empecé a caminar, saque mi celular de mi bolsillo para ubicarme con el mapa. Camine otros 20 minutos, no porque estuviera lejos de la parada del bus sino porque estaba algo escondido y en un momento me pase del lugar.

La tienda estaba en un callejón sin iluminación que daba a la calle principal. La puerta del local estaba cerrada y algo desgastada y me daba muy malas primeras impresiones, yo me esperaba una tienda con grandes ventanas, puertas de cristal y con muy buena iluminación exterior.

Intenté abrir la puerta y era lo que pensaba. Estaba cerrada. Toque la puerta y ya me hacía a la idea de que justo ese día no atendían o atendían más tarde pero en menos de 5 segundos escuché una voz, era la voz de una chica que me decía "ya voy, un momento por favor.

Antes de que me abriera la puerta repase mi plan en mi mente.

— Actúa como una chica muda, si te pide documentos intenté hacer entender que no los trajiste — Pensé.

La puerta se abrió, era una chica muy linda pero un poco rara para algunos seguramente ya que llevaba el cabello pintado de color azul.

— Buenas noches, disculpa, apenas íbamos a abrir en unos minutos. Mi nombre es Liz, pasa por favor — Dijo ella.

Solo moví la cabeza de arriba a abajo y hice algunos además para dar a entender que no podía hablar. Luego de esto pase cómo me dijo ella. Dentro del local todo cambiaba respecto a la parte exterior. Todo bien iluminado, un lindo piso, los productos bien ordenados y la temperatura exacta en el aire acondicionado.

Pocos segundos luego de que pasara y diera una primera mirada a la tienda ella se acercó a mi.

— Entiendo, no puedes hablar. Estás muy mal de la garganta o algo así? Lo digo por el cubrebocas. Oh, lo siento, disculpa por las preguntas. Llevo poco trabajando aquí y aveces... Lo siento denuevo, por favor ve los productos. — Menciono Liz para luego de eso alejarse un poco.

Me alegro que me diera mi espacio. Me hacía sentir más cómoda, aunque si tuviera 18 y no estuviera ocultando mi identidad me hubiera gustando hablar con ella.

Apenas se elejo fui a buscar lo que tenía en mente. No tarde mucho en encontrar las prendas planeadas pero luego observé otras y otras. Terminé pasando una hora y poco más viendo ropa interior sexy y juguetes sexuales.

— No te distraigas. De todas maneras no podrás esconder tanta ropa y ya hay más personas acá — Pensé un poco enojada conmigo misma al desviarme de mis planes.

Finalmente termine por ir a la caja para pagar, llevaba conmigo una microfalda que solo cubría 2/3 de mis nalgas, unas medias largas hasta la mitad de mis muslos y una pequeñas bragas. Todo en color negro ya que me parecía sexy.

En la caja se estaba otra mujer, seguro de unos 40 años o por ahí, su rostro parecía muy amable y alegre. Se encontraba atendiendo a una joven clienta como yo. Luego de un rato fue mi turno, le pase las prendas que llevaría y ella luego de hacer las cuenta me dijo a los ojos.

— Te ves muy joven. Espero que escondas bien estás tres prendas o seguro tus padres te regañarian no? Está vez no te pediré documentos para comprobar que tienes más de 18 ya que no son afrodisíacos ni objetos muy caros pero solo está vez si niña? — Menciono la señora.

Asentí con la cabeza rápidamente y ella sonrió un poco. Me pidió el dinero, yo se lo di y ella termino por darme el vuelto y en una bolsa muy linda las tres prendas con el recibo. Hice un ademán de agradecimiento y luego me retire despidiéndose con la mano. Mientras me retiraba note que Liz se encontraba hablando una clienta sobre que color le iba mejor en su lencería.

Salí de la tienda y me fui casi dando saltitos de felicidad y agradeciendo enormemente a la señora. El viaje de vuelta fue similar, un bus casi vacío que tardo 12 o 13 minutos. Estaba muy emocionada, al bajar del bus empecé a caminar a paso acelerado, no me importo si parecía raro que una "chica" con lentes oscuros y cubrebocas camina rápido, solo quería llegar a casa para probarme las prendas. Finalmente lo conseguí, abrí la puerta con mis llaves y entre. Las luces estaban apagadas por lo que no había nadie, seguro mi hermana llegaría cerca a media noche como de costumbre.

Fui a gran velocidad hasta llegar al cuarto de mi hermana, deje su minifalda en dónde la había encontrado y luego me encerré en mi cuarto. Me quite la polera/chaqueta, la playera, las zapitallas y mis pequeños calzoncillos. Estaba desnuda en mi cuarto.

Ya con todo preparado me morirá de ganas por probarme la ropa, pero era un momento importante por lo que agarre un toalla y me fui a duchar. Pasaron unos 20 minutos y volví a mi cuarto, me seque bien y luego me probé las prendas. Primero me puse las diminutas bragas negras que se estiraban conforme pasaban de mis pies hasta mis muslos y caderas. Seguí con las medias largas que cubrían la mayor parte de mis lampiñas piernas. Terminé con la microfalda.

Me ví al espejo. Me veía realmente bien. Tuve una erección nuevamente, aunque claramente no se notaba nada por el tamaño de mi pene. Me di media vuelta y ví partes de mis nalgas al desnudo, ya que no eran cubierta por la falda ni por las bragas.

Estaba contenta, muy contenta. Incluso me di unas fuertes nalgadas pero luego sentí un brisa fría de aire.

— A-ah cierto —

Mencione en voz alta por la sorpresa. Me había olvidado de la cortina. Me acerque a la ventana para cerrarla y luego de esto cerrar la cortina nuevamente.

— Por suerte en la casa de al lado no había luces prendidas en el segundo piso. De todas maneras fui descuidada — pensé tranquilizándome.

Abrí la puerta de mi habitación, aún eran las 9pm. Normalmente no salia de mi cuarto vestida de mujer en la noche ya que había una pequeña posibilidad de que mi hermana volviera. Pero quería que la cocina, la sala y los demás espacios de la casa conocieran mis nuevas prendas. Baje con cuidado ya que las luces seguían apagadas, me impresionó que hace 40 minutos haya casi corrido en tal oscuridad.

Aproveche la oscuridad para cerrar las cortinas de la sala y de los demás espacios de la casa en el primer piso. Al terminar con esto prendí todas las luces. Me sentía muy bien, escuché a el perro ladrar dos veces desde el jardín trasero, era una costumbre de el hacer eso cuando prendíamos las luces.

— Ahora si, es hora! —

Fui hasta los cómodos muebles de la sala y me senté en uno de ellos, luego me empecé a tocar mis rosados pezones hasta que se pusieron duros, lleve mi mano izquierda hasta mi "intimidad" y jugué con mi pene debajo de las bragas.

— Se siente mucho mejor hacerlo con esta ropa, valió la pena — Pensé suspirando suavemente un aire caliente y con una sonrisa.