Alhambra

Siempre hay hombres que estuvieron en la puerta, y otros en los balcones y ventanas.

Abro los ojos, de forma instintiva me estiró, me desperezo, quien duerme a mi lado, al hacerlo siempre me dice, " muy bien juguete, estiliza, muestra bien lo que tengo".

Estamos en un hotel, en un pueblo pequeño pegado a Granada, decisión de último momento, un acierto, es acogedor, tranquilo, con una habitación con baño de esos antiguos, bañera grande, y un balcón que da a una terraza que hace que la luz, bañe mi cuerpo desnudo sin pedir permiso.

Sonrió pensando, que la vida es graciosa, que da mil vueltas, mis escapadas de hace pocos años con otros hombres, fueron muy distintas, y me hacen ver que echaba de menos lo que ahora vuelvo a vivir. En aquellas escapadas, lógicamente sabia que habría sexo, una mujer no se va con un hombre unos días sin ser así, más una como yo, pero siempre fue a mí manera. Esos hombres intentaban agradarme, conquistarme, elegantemente vestidos y perfumados, esperaban mis señales, yo marcaba el tiempo y los pasos y a la hora de la verdad, era yo quien decidía, cuando, como, y duración. Tenía el control y ellos desesperaban.

Mis viajes con el, son distintos, un vaquero gastado, unas deportivas, dos camisetas, no le hace falta más, si necesita algo, lo compra. Como equipaje una pequeña mochila donde lleva mis atuendos, el collar, la correa, y mi cola de perra. El resto sabe que lo lleva junto a él, todo lo que necesita en esos momentos, mi cuerpo, mis tangas de hilo, y esos vestidos ajustados que no llevan nada debajo. No faltan unos tacones para que yo sepa que debo estar a la altura.

Con el, no soy objeto de deseo, eso ya pasó a la historia, soy el juguete que usa, soy la sensualidad en cada minuto, la mente alerta, por si chasquea sus dedos y he de abrir otra cosa, por si una mirada suya me dice que quiere follar me, poseerme. Ni a mi manera, ni mis pasos, ni en mis tiempos. Soy yo quien espera su señal y realmente no decido nada, pierdo el control, y me encanta.

Me levanto, no sin esfuerzo, me resulta difícil separarme del carisma que desprende, aún dormido. Me lío un pequeño cigarro de la risa, de Maria, y desnuda salgo al balcón a besarla. Tarde granadina calurosa, el sol azota mis pecho, casi tan fuerte como sus manos hace un par de horas. Nadie en aquella terraza, no lo he pensado, mi desnudez en aquel balcón puede ser vista por cualquier vecino.... Solo hay unos gatos, que pasean buscando gatitas.

"No te muevas juguete"..

Escucho su voz detrás de mí. La palabra juguete me apasiona en sus labios, los míos sonríen, se lo que hace; desde hace mucho en su catálogo de fotos sobre mi, esas que enseña a quien le place, tiene un apartado favorito.... "Ventanas y balcones ajenos", lo llama, una colección de fotos desnuda junto a mi inseparable "Maria", en todos los balcones y ventanas que visitamos. Alzo mis pies, me estiro de nuevo para ofrecer la mejor visión de mi culo, mirada firme al horizonte, donde veo que un gato ya zalamea con una gatita. En ese momento yo, ya soy perra de nuevo.

Me doy la vuelta con una sonrisa, apago a "María", el sigue grabando cuando me agacho, cuando me arrodillo de espaldas al sol y a esos vecinos que van a perderse una magnífica sesión de vouyerismo. Acarició su miembro con el dorso de mis manos, para recorrer con mis palmas sus huevos. En esa posición se que mi cuerpo se muestra espléndido, es mi sitio por decreto, mi lugar, mi espalda arqueada con las piernas abiertas, el corazón de mi culo tomando forma, y melena rizada retorcida en su mano, mientras la otra graba, de frente de lado, su polla entrando en mi garganta.

Sus palabras en ese momento hacen alusión a esos hombres con los que me escape años antes, al regalo que les di, sabe que los hombres desean y que yo se lo doy. Entonces hace gala de su poder, que aquellos tuvieron que contenerse cuando yo paraba, y que ahora no, que es su polla la que manda, que aquellos reprimieron su azote al ver mi culo mientras mi boca mamaba, y entonces siento su mano, con furia, descargando sobre mi nalga.... "No te azotaron así, verdad juguete?"

Y sabiendo que está en lo cierto, me corro, cuando recibe la otra nalga... Sabe que me vengo arriba, que no dejaré la batalla, mi lengua irá más rápido, más fuerte, con más ganas, se que tiene razón, y no me apartare de su miembro, hasta que el quiera que lo haga.

Sigue grabando, hablando de aquellos hombres, embistiendo, poniéndome a prueba, si paro, es sólo un momento para decirle...

" Aquellos hombres tuvieron a la mujer, no un juguete, no una perra desatada"

Tira del pelo, mira mis ojos, ya no graba.... Lo sé, juguete. Y aloja de nuevo su polla, en su casa, en mi garganta, apartandome solo, después de correrse  y decirme, "traga juguete, traga"

El sol a punto de caerse, el único gato que encontró gatita, se relame, yo me agarro de nuevo a "Maria", y miro tumbada en la cama, la silueta de la Alhambra.

Soy laura.