Algunos lo llaman perder, yo una nueva oportunidad

Segundas oportunidades podrían ser buenas.

Algunos lo llaman perder, yo una nueva oportunidad

Mi nombre es Ibai, trabajo llevando el mantenimiento de una gran empresa. Mi trabajo me gusta, pero lo que de verdad me pierde es la escalada, cada vez que puedo me escapo y escalo acantilados cada vez más escarpados. En el trabajo cuando alguna grúa puente se estropea, soy yo el que suele subir, a mis compañeros les dan miedo las alturas y dicen que estoy loco de atar. Yo me rio y les llamo gallinas, tengo un cuerpo fibrado y sobre todo mis brazos desarrollan una gran fuerza gracias al deporte que tanto amo.

Mi rostro es lo más normal del mundo, mirar si es normal, que si alguien me mira en poco tiempo se olvida de él. No ser guapo nunca ha sido un problema para mí, ligar he ligado mucho gracias a mi personalidad, soy un chico de carácter abierto y con una actitud positiva hacia la vida. También soy una persona con valores y honesto con las mujeres. Yo no quiero una relación y lo dejo claro desde el principio, con algunas he terminado en la cama y con otras no, pero he forjado una gran amistad y me he pegado unas de las mejores juergas de mi vida.

Así de tranquila era mi vida hasta que apareció la persona que le dio un vuelco. Su nombre es Tania, a ella la destinaron de una filial de la empresa donde trabajaba para suplir una baja. La primera vez que la vi, algo se removió dentro de mí. Mis manos me sudaban, tenía la boca seca y era incapaz de hablar dos palabras seguidas sin tartamudear. En el momento en que me la presentaron tuvo que pensar que era tonto profundo, sin embargo, le hizo gracia mi nerviosismo. Cuando ella volvió a su planta yo baje al taller, no entendía que me ocurría. Había estado con muchas mujeres y jamás me había pasado, en el taller me esperaba mi jefe, al contemplarme me dijo.

• ¿Estás bien Ibai?, estás blanco como el papel

• No sé jefe, me acaban de presentar a la nueva incorporación y no he dado pie con bola.

• Eso es que te has enamorado – mientras se reía.

• ¡Pero que dices hombre!, yo no me he enamorado en mi vida.

• Siempre hay una primera vez para todo – se metió a su despacho riéndose a mandíbula partida.

Yo me pasé el resto de la tarde rumiando, tenía que comprobar si eso que decía mi jefe era verdad. A la mañana siguiente y sin haber pegado ojo en toda la noche, me dispuse a hacerme el encontradizo en la sala de descanso, tengo que decir que mi jefe se lo estaba pasando pipa con la situación. Mientras me sacaba un café de la máquina sentí a alguien que se ponía a mi espalda, entonces escuche su voz.

• ¿Podrías sacarme un descafeinado con leche para mí? – dijo ella.

• Claro.

Me dispuse a sacar su café y pensé que por lo menos todavía no había hecho el ridículo, eso no tardaría en cambiar. Le di su café y me dispuse a preguntarle su nombre, parecía que estaba borracho. Se me trababa la lengua, ella se reía y yo lo estaba pasando fatal, entonces conseguí tranquilizarme y le dije.

• Debes de creer que soy entupido – dije con resignación.

• Para nada, mi nombre es Tania, ¿y el tuyo?

• Me llamo Ibai – le dije estrechándole la mano.

• ¿Ibai?, ¿es un nombre muy bonito que significa?

• Es un nombre vasco y su significado en castellano es río.

Desde ese momento me tranquilicé y vi que Tania era una mujer muy amable y divertida, empezamos a salir todos los viernes por la noche. Según me dijo, no hizo buenas migas con las féminas de su departamento. Todas la miraban de forma extraña y eso la incomodaba, no me extraña. Tania era una mujer de bandera y banda de música, en parte me alegré, porque de esta manera tendría la oportunidad de conocer a esta mujer que tanto había llamado mi atención.

El primer viernes la llevé a cenar a un restaurante que regentaban un matrimonio que eran amigos míos desde niños, al entrar con Tania notaron algo raro en mí. Como me conocían los jodidos, se acercaron y me habían guardado la mesa de siempre. Una mesa discreta donde podías hablar de lo que quisieras, sin que nadie pusiera la oreja. Tania y yo lo pasamos bien, me estuvo contando que le ofrecieron esta sustitución para ganar experiencia y no se lo pensó ni un segundo.

Me pregunto desde cuando llevaba trabajando en esa empresa, yo le dije que desde que termine el bachillerato. No me apetecía estudiar más y el jefe de mantenimiento era amigo de mi padre y me metió bajo su tutela.

• Entonces te habrá mimado – me guiño un ojo.

• Mimado si, más bien explotado, a mí me exigía más que a los demás para evitar rencillas.

• ¿Habrá tenido que ser duro no? – pregunto Tania.

• La verdad que se lo agradezco, he aprendido muchísimo y mi relación con mis compañeros es estupenda.

Mis amigos nos trajeron el postre de la casa, yo les miré como diciendo. Vosotros queréis que explote de tanto comer, Tania se quedó mirando al postre y se relamió. Para cuando me di cuenta ya se lo había comido, de no estar atento se habría comido el mío. Nos despedimos de mis amigos y la llevé a un local del que le habían hablado a ella, yo jamás había entrado. Mi música era el Heavy metal y me movía por otros ambientes, cuando llegamos había cola y encima había que pagar entrada, a quien se le ocurre tener que pagar por entrar a un local donde vas a tener que seguir pagando por cada consumación.

Me resigne y termine pagando la entrada de los dos, el segurata nos miró y pensé, “si tío somos la bella y la bestia”. Dentro era como estar en el mismísimo infierno, había más gente que en la guerra y sonaba a todo trapo una música que no era capaz de definir su estilo. Tania parecía en su salsa y su sonrisa la delataba, yo también sonreí y nos dirigimos a por unas consumiciones. Estuvimos allí tranquilos durante un rato hasta que de repente un tío que parecía que se había metido esteroides por gotero intravenoso, se metió entre los dos dándome un empujón que casi me tira. De no ser por una pareja que estaba detrás de mí, que me detuvo, sino me habría comido el suelo.

• ¿Te encuentras bien? – me pregunto la pareja.

• Si, gracias a vosotros.

Mire al maromo y reflexioné, en poco tiempo el que va a estar hecho un guiñapo va a ser este Hulk de pacotilla. Le toqué el hombro y le dije.

• Perdona, pero te has entrometido en una charla trascendental – muy enfadado.

El maromo se empezó a reír y yo mire a Tania que me miraba muy preocupada, el tío hizo el ademán de volver a empujarme, esta vez me aparte y fue él, el que acabo estampándose contra la barra. Muy cabreado me agarro de la camisa y se dispuso a arrancarme los dientes de un puñetazo, ni me inmute e hinque mis dedos en su antebrazo. El maromo dio un grito y se terminó arrodillando, el segurata de la entrada se acercó con otros dos. Creí que me echarían a la puta calle, pero una de las camareras les llamo y les contó lo sucedió. Cambiaron sus semblantes duros por unos más amables y se disculparon en nombre del local, cogieron al maromo y lo sacaron a la calle.

A mala ostia no me ganaba nadie, pero la verdad es que no me solía gustar terminar peleándome, si podía terminar una discusión dialogando lo prefería. Eso no significaba que si tenía que soltar un par de sopapos lo haría, Tania me miro y vio lo serio que estaba. Al mirar la vena de mi sien se dio cuenta de que era tan hacha como un dedo, puso cara de susto. Entonces yo la sonreí y ella estalló en un llanto por la tensión que había acumulado.

• Tranquila Tania, todo está bien – le dije.

Esa noche acabo allí, pero empezamos a salir cada viernes por la noche, hasta que para cuando me di cuenta estábamos saliendo los dos. Tania era mi primera novia y era terreno inexplorado para mí, como ya he dicho tengo valores y si algo tenía claro era que estando con Tania las demás mujeres me sobraban, y llego la noche en el que hicimos el amor. Después de tomar unas copas terminamos en su casa, Tania desnuda era como si una diosa hubiera descendido del olimpo. Se me puso como una piedra, ella se acercó y mientras me la cogía me beso apasionadamente. Después se agachó y se la metió en la boca, menuda mamada me estaba haciendo. Parecía que me estuviera absorbiendo las fuerzas, la pare antes de correrme. Entonces llego su turno, metí mi lengua en su encharcado coño y me dediqué a su clítoris.

Tania se apoyó contra la pared pues sus piernas le empezaron a fallar por las oleadas de placer que estaba sintiendo. En esa misma postura me levanté para besarla mientras levantaba una de sus piernas para que mi polla pudiera penetrarla, cuando empezamos a hacer el amor sentí algo muy diferente a las otras veces, no sé si era por estar enamorado de Tania o que, pero empecé a sentir un placer arrollador. No sé cuando tiempo estuvimos, mis penetraciones las iba intercalando entre unas profundas y bruscas, por otras más delicadas y pausadas.

Al final nos corrimos los dos y lo hicimos mientras yo le decía a ella que la amaba, no recibí respuesta. En ese momento no le di más importancia, pero en el futuro si fue una situación de peso, terminamos la noche en la ducha y después me invito a dormir con ella.

Tania tenía que volver a su empresa, la persona de baja se incorporaría en pocos días, yo no quería perderla y mi jefe movió algunos hilos para conseguirme un puesto en la misma empresa de Tania, a ella le pareció buena idea, pero no podía dejar de sentir que no sintió la misma ilusión que yo, pero no hay más ciego que el que no quiere ver y yo con lo enamorado que estaba era el rey de los ciegos. Cuando llegamos a su ciudad, me mude a su casa. Tenía la sensación de que Tania me acogió más por compromiso que otra cosa, una vez instalado en su casa. Salimos el primer viernes y me presento a todos sus amigos. El recibimiento no pudo ser más frió, solo faltaban los pingüinos. El acabose llegó cuando un hombre le abrazo desde atrás y Tania dio un grito de alegría, desde ese momento yo desaparecí de escena. Me pasé toda la noche hablando con la única amiga de Tania que se dignó a dirigirme la palabra.

Ella me contó que ese chico fue su novio y que cortaron porque Tania cambiaba de ciudad y a él le habían ofrecido un ascenso y tendría que formarse en otra ciudad por unos meses, todas mis alarmas se encendieron. No quería reconocer que la mujer de la que me había enamorado no sentía lo mismo por mí, esa noche me aburrí como una ostra. Cuando nos dirigimos a su casa se lo dije.

• Esta noche no me has hecho ni caso, de no ser por tu amiga, me habría podido ir y tú ni te hubieras enterado – muy enfadado.

• Perdóname Ibai, hacía meses que no veía a Raúl y me ha hecho ilusión.

• Si, de eso ya me he dado cuenta – lo más sarcástico que pude.

• No me dirás que estás celoso – me dijo molesta.

La conversación se acabó allí, pero desde esa noche mi relación con Tania cambio para siempre, además que en el trabajo no estaba nada cómodo, todos me veían como un enchufado y para mi desgracia echaron a uno cuando decidieron incorporarme a mí, yo no sabía nada e intente explicarme. Fue en vano, además veía como cada vez estaba más alejado de Tania y está más cerca de Raúl. La noche que todo cambio, me cambiaron el turno a mala leche y me toco trabajar por la noche. Era viernes y Tania iba a salir con sus amigas y me imagino que con Raúl, yo me resigne a ir a trabajar mientras le decía que se lo pasara bien.

Cuando llegue a trabajar me encontré con el recibimiento de siempre, como ya estaba acostumbrado. Me puse a lo mío, entonces una máquina se detuvo y eso detuvo la producción. Era una máquina traída de Alemania y tenía su propio mantenimiento, el jefe nos dijo que nos fuéramos a casa y que teníamos la mañana libre. Yo salí de la empresa con una mal presentimiento, cuando llegue a casa de Tania, me fije que estaba el coche de Raúl. Me entro la risa y decidí que mi relación con Tania se había acabado, era la primera vez que me había enamorado y no había sabido reaccionar a tiempo.

Al entrar en casa no me costó escuchar el ruido de dos personas mientras están follando, no tenía más ganas de alargar esto y me fui directo a la habitación. Al abrir la puerta, vi a Tania a cuatro patas mientras el maromo le daba desde atrás, no sabía si por el coño o el culo y la verdad que en ese momento me daba igual. Lo que más me toco los cojones fue que ese maromo llevaba mi camiseta de los Iron Maiden firmada por el mismísimo Steve Harris, se me cruzaron los cables y le solté un puñetazo con todas mis fuerzas. Lleno de ira le arranque la camiseta que había mancillado y acto seguido mire a Tania.

• Tú no me has amado nunca, si lo que querías era una relación de follamigos, podrías haber sido sincera y nos habríamos ahorrado esto – dije muy enfadado.

• Ibai yo…

• Ni Ibai ni nada, yo también he tenido mis relaciones de follamigos, pero a diferencia de ti, yo fui honesto desde el principio.

Cogí mi maleta y empecé a meter mis cosas, Raúl seguía en el suelo lamentándose del dolor que le había causado mi golpe y Tania se movía detrás de mí llorando. Si creía que ese llanto iba a hacer que cambiara de opinión, me conocía mucho menos de lo que yo pensaba. Tarde una hora en preparar mis maletas y tirar las llaves encima de la cama, después me di media vuelta sin mirar atrás. Esa noche la pase en una pensión de mala muerte, llore como hacía años que no lo hacía, había jugado y había perdido. Lo que más me dolió no fue la infidelidad, fue saber que Tania me uso mientras hacía tiempo para volver con Raúl.

Al día siguiente llame a mi antiguo jefe y le conté la situación, me dijo que me correspondían vacaciones. Me fui a la estación de autobuses y me saqué el billete para regresar a mi ciudad. Me cogería algunos días y si al final me volvían a coger en mi antigua empresa, empezaría a trabajar lo antes posible, lo que necesitaba era mantener la cabeza ocupada. No tuve problemas en volver a la empresa, pero mi carácter había cambiado. El amor no se pasa de un día para otro y yo seguía enamorado de Tania. Cambie de número y de correo electrónico, no quería volver a saber nada de esa mujer.

En el trabajo el ambiente volvía a ser tan bueno como el que deje al irme, pero los problemas venían cuando llegaba a casa. Las padeces me comían y decidí empezar a meter horas, no porque me hiciera falta el dinero, sino por mantener mi mente ocupada. Pasaron los meses y llego un puente de cuatro días, decidí retomar ese deporte que tantas alegrías me había dado. Para poder escalar sin riesgo tienes que tener la mente y los cinco sentidos en la pared que estás escalando, había hecho mal el nudo y para empeorar las cosas me resbale de la pared. En cuanto el nudo se desatara, yo caería al vacío y todo habría acabado. Una persona llamó mi atención y me dijo que me balanceara, lo hice y tuve la gran suerte de que me cogiera antes de que el nudo se soltara.

Sin decirme nada me soltó un puñetazo, caí al suelo con un dolor brutal en la cara.

• Si no tienes todos los sentidos en lo que estás haciendo, eres un riesgo para ti y los demás – dijo ella.

Reconocí la voz, era Nerea, había sido amiga con derecho a roce en el pasado y era una chica con la que siempre me había llevado bien.

• Lo siento Nerea, no tendría que haber venido, pero necesitaba distraerme.

• Luego con calma me cuentas lo que te pasa, pero ahora tenemos que bajar.

Con la ayuda de Nerea conseguí centrarme y volver a ser ese escalador del pasado, cuando estuvimos abajo vi que Nerea se había llevado un susto de los gordos y estaba llorando. La abracé y le prometí, que no volvería a suceder, cuando se calmó, fuimos a una cafetería que quedaba cerca de la montaña, allí le cuente lo sucedido con Tania y lo mucho que me había afectado. Nerea me escucho sin interrumpirme y cuando termine mi relato me dijo.

• Por fin Ibai ha probado las mieles del amor – dijo Nerea con sorna.

• Si esto es el amor no lo quiero – dije yo.

• No todo en el amor es sufrimiento, cuando es correspondido, es lo más hermoso – dijo Nerea.

Esa tarde la paso conmigo y no me dejo ni a sol ni a sombra durante los siguientes meses. Íbamos a escalar juntos y salíamos de marcha los fines de semana, para mi cumpleaños me consiguió otra camiseta de los Iron Maiden firmada, pero esta vez por todos los integrantes del grupo. No me preguntéis como lo hizo, me dijo que era un secreto. Mi percepción hacia Nerea empezó a cambiar poco a poco, antes la veía solo como una amiga. Ahora cada vez más la veía como una mujer y vaya mujer, Tenía el pelo rizado, los ojos color miel y un cuerpo muy bonito. Sus pechos no eran muy grandes, pero eso nunca fue un problema para mí.

Poco a poco nos fuimos enamorando el uno del otro, a diferencia de Tania. Podía sentir como Nerea se iba enamorando de mí, desde aquel día que me salvo la vida. Ninguno de los dos volvió a ver a otras personas, volvimos a follar claro. Todo cambio la noche de su cumpleaños, después de salir de fiesta con todas sus amigas que yo también conocía, me pidió que pasara la noche con ella. Ese era el regalo que más deseaba, cuando entramos nos desnudamos y nos acercamos el uno al otro. Nos besamos mientras nos abrazábamos, los pechos duros de Nerea se clavaban en el mío y decidí cogerla en brazos y llevarla a su dormitorio.

Esa noche no follamos, ninguno queríamos follar, lo que hicimos fue el amor, sintiendo el máximo contacto entre nuestros cuerpos. Yo le dije que la amaba y ella me contesto que ella también me amaba, lágrimas de alegría brotaron de mis ojos. Por fin sentía lo que era el amor correspondido, fue una noche mágica, llena de sentimientos y mucho placer. Nerea me decía te quiero mientras lloraba, yo me puse sobre ella y al mirarla a los ojos vi la inmensidad del universo. El orgasmo nos llegó sin avisar y fue atronador, estuvimos en esa misma postura durante bastante rato, necesitábamos recuperar el aliento.

Después nos duchamos juntos y volvimos a hacer el amor, nos secamos mutuamente y dormimos abrazados el uno al otro, Jamás ni con Tania había sentido semejante placer, ni las anteriores veces que lo había hecho con Nerea. Ver su sonrisa era un regalo y el principio para que empezara a vaciar mi corazón de rencor y empezara a llenarlo del amor que destilaba Nerea por mí.

Yo perdí el que creía que era el amor de mi vida, pero la realidad fue que ese amor verdadero me estaba esperando en esta segunda oportunidad.

EPILOGO

Nerea y yo ya llevamos dos años de relación, sus padres, los míos y sobre todo mi jefe están deseando que nos casemos. Nerea y yo de momento solo queremos disfrutar el uno de otro y de la futura sorpresa que nos viene.

La noche que Nerea me dijo que estaba embarazada, fuimos al restaurante de mi matrimonio amigo, estos también conocían a Nerea y estaban encantados de volver a verme feliz. Después de la traición de Tania pasé momentos muy oscuros y ellos estuvieron a mi lado, ahora era tiempo de celebrar.

Mis padres se alegraron cuando empecé a quedar con Nerea, estaban muy preocupados y ver como cada día que pasaba con ella mi humor iba cambiando a mejor les fue tranquilizando, ahora que saben que van a ser abuelos están felices y tiempo le ha faltado a mi padre para contárselo a mi jefe y su gran amigo. Ya verás la que me esperara a mí el lunes, cuando vaya a trabajar.

Los padres de Nerea me aceptaron como uno más de la familia desde el primer día, sentía la misma calided que en mi propia casa y eso era muy reconfortante. Lo único incómodo era cuando sacaban a colación el tema de la boda, cosa que Nerea y yo esquivábamos con maestría.

Era tan feliz con Nerea que no volví a pensar en Tania, una noche sonó el timbre y al abrir me encontré con una demacrada Tania arrasada en lágrimas, cuando hizo el intento de entrar en mi casa. Apareció Nerea embarazada de mi futura hija, eso hizo que Tania se parara en seco y se diera la media vuelta sin decir nada. No sé que le ocurriría a Tania, pero ella tomó su decisión y esa decisión me destrozo la vida. Como yo fui capaz de rehacer la mía, le deseaba lo mismo a ella.

Este relato continuará en la versión de Tania.