Algunos lo llaman perder, versión de Tania.

La versión de Tania.

Algunos lo llaman perder, yo segunda oportunidad

Versión de Tania

Me llamo Tania y en estos momentos me encuentro conduciendo mi coche hacia un futuro incierto, echando la vista atrás me doy cuenta la suerte que tuve y lo ciega que estuve para no darme cuenta. En mi departamento, mi jefe me propuso suplir la baja de una compañera de la empresa principal. Ese puesto era superior al que yo ostentaba y me vendría bien para adquirir experiencia, no me lo pensé y acepte. Yo tenía una relación con Raúl, era un hombre que me hacía mojarme con su sola presencia. Era guapo con un cuerpo curtido en un gimnasio y una voz varonil que me hipnotizaba, cuando le conté lo de mi oportunidad me dijo que no la dejara escapar.

Él también tendría que salir de la ciudad, iría a formarse para su nuevo trabajo. De mutuo acuerdo decidimos cortar nuestra relación, de esa manera podríamos estar con otros mientras estuviéramos fuera de la ciudad, para después retomar la relación. A mí no me hizo mucha gracia, pero siempre tenía las palabras apropiadas para convencerme. Raúl me conoció cuando yo era una jovencita universitaria inocente y me moldeo a su imagen y semejanza, de verdad estaba convencida de que jamás encontraría a un hombre mejor que Raúl.

Como siempre la vida dando lecciones, sin embargo, me estoy adelantando. Salí un domingo temprano para mi nuevo destino, quería llegar con tiempo y así poder instalarme en la casa que la empresa me había dado, llegue sobre el mediodía. Deshice las maletas y salí a pasear para conocer un poco el barrio residencial en el que viviría por algunos meses. La verdad que me gusto, la casa era grande y tenía todo a mano, supermercado, cafetería y diversas tiendas.

Esa noche me costó dormir, siempre que me tenía que presentar en algún sitio nuevo solía ponerme nerviosa, sabia que estaba de sobras cualificada para el trabajo, sin embargo, era superior a mí. Puse el despertador pronto, de esta manera podría ducharme y poder salir con tiempo de casa. La empresa no estaba lejos de mi casa, decidí ir dando un paseo. El tiempo era bueno y me apetecía, cuando llegue una mujer me estaba esperando, era la mujer a la que iba a suplir, estaba embarazada. Ella me fue enseñando la empresa y dejo para el final la planta donde trabajaría, al entrar en ella vi como las demás féminas me miraban de forma fría. Era como si todas me hubiesen contemplado como su rival, no era una cosa que me importara, sabía lo buena que estaba y lo guapa que era.

La sorpresa del día me la llevé cuando me presentaron a uno del departamento de Mantenimiento, su rostro era de lo más normal, pero debajo de ese buzo se podía apreciar un cuerpo cuidado. Lo que más me sorprendió de él, era lo nervioso que se puso, pareciera que no había visto a una mujer en su vida. Volví a mi departamento riéndome, había algo en ese hombre que me había llamado la atención. Al día siguiente cuando fui a la sala de descanso allí estaba sacándose un café, entonces yo le pedí uno.

• ¿Podrías sacarme un descafeinado con leche para mí? – le dije.

• Claro – me contesto él.

Cuando me entrego el café, se puso tan nervioso que se le trababa la lengua y era incapaz de preguntarme mi nombre, la verdad que cada vez me resultaba más interesante.

• Debes de creer que soy entupido – me dijo con resignación.

• Para nada, mi nombre es Tania, ¿y el tuyo?

• Me llamo Ibai – me dijo estrechándome la mano.

• ¿Ibai?, ¿es un nombre muy bonito que significa?

• Es un nombre vasco y su significado en castellano es río.

Después de esta conversación Ibai se relajó y fue ganando confianza, eso me gusto. Yo no había hecho buenas migas con las féminas de mi departamento y que alguien fuera tan amable conmigo me gusto, me invito a salir ese viernes. Me llevo a un restaurante de un matrimonio amigo suyo, la mesa que había reservado era una que estaba en una zona discreta donde se podría hablar tranquilamente sin preocuparte de que nadie te escuchara.

La cena estuvo deliciosa, hacía mucho tiempo que no cenaba tan bien, pero lo mejor de la noche fue el postre. Según dijeron era el postre de la casa, bueno no lo siguiente. Si Ibai se hubiera distraído también me hubiera comido el suyo. Durante la cena estuvimos hablando de trabajo y me dijo que llevaba trabajando en la empresa desde que termino el bachiller, su jefe era amigo de su padre y este le metió en la empresa.

Yo le hice una broma diciendo que sería el niño mimado, el muy serio me dijo que le hizo sudar sangre, sin embargo, que también había aprendido mucho y que gracias a ese duro trabajo había podido crear una gran amistad con todos sus compañeros. La verdad es que en la cena me lo pase muy bien, después de cenar le dije de ir a un local que me habían recomendado. Él conocía el local, sin embargo, no había estado, según parecía a él le gustaban los bares de heavy metal. Cuando llegamos al local Ibai puso mala cara, cuando le pregunte que le pasaba.

Me dijo que le parecía absurdo pagar por entrar en un local donde vas a seguir pagando por cada consumación, lo dijo tan serio que me hizo mucha gracia. Cuando por fin entramos vi como le miraba el segurata a Ibai y este como le miraba de forma irónica, eso me gusto. Ibai no era de esos que agachaban la cabeza, era una lástima estar enamorada de otro hombre, pues Ibai tenía mucho potencial.

El local era una maravilla, una de mis amigas que había estado, no exagero en absoluto, otro detalle que me gusto de Iban fue que aunque se le notaba que el local no le gustaba, sonrió cuando vio lo que estaba disfrutando. Entonces decidimos ir a la barra a pedir sendas consumiciones, estuvimos allí tomándolas tranquilamente e intentando hablar. La música estaba tan alta que era casi imposible escuchar nuestros propios pensamientos, de repente vi como un cuerpo enorme se interponía entre Ibai y yo. Este empujo a Ibai, tengo que admitir que el tío estaba bueno y que me entraron ganas de hacerle más de un favor, pero Ibai no se lo merecía y mire preocupada por si se había hecho daño.

No sé cayó al suelo, porque una pareja lo sujeto, entonces vi su rostro congestionado de pura rabia, toco el hombro del otro hombre y le dijo algo que no pude escuchar, entonces el otro hombre intento empujarlo e Ibai se apartó haciendo que el hombre se chocara contra la barra, el otro hombre se cabreo mucho y eso sí que me preocupo de verdad. Mire a Ibai que además de muy cabreado, mostró una sangre fría cuando el otro hombre lo agarro de la camisa y se dispuso a darle un puñetazo. Ibai agarro uno de los antebrazos de aquel hombre y clavo sus dedos en este, el hombre empezó a gritar mientras caía de rodillas en el suelo. El segurata de la entrada se acerco con otros dos, entonces una camarera les explico lo ocurrido y estos se disculparon con nosotros en nombre del local. Yo miré a Ibai, tenía un rostro muy serio y la vena de su sien había adquirido la anchura de un dedo, me miro y me sonrió intentando tranquilizarme.

Yo empecé a llorar por la tensión acumulada, Ibai me abrazo y me dijo que estuviera tranquila. Esa noche me di cuenta de que Ibai a las buenas era el mejor, pero a las malas era un hombre a tener en cuenta. Esa noche me acompaño a mi casa y se despidió de mí en el portal, las salidas de los viernes se fueron repitiendo y para cuando me di cuenta. Estaba saliendo con él, tendría que haber sido más sincera y decirle que lo único que quería era diversión hasta que volviera con el hombre del que realmente estaba enamorada. Lo vi tan feliz y me lo pasaba tan bien con el que mi egoísmo gano a mi raciocinio, le dije que si cuando me propuso que fuéramos pareja.

Según me contó, él no había tenido ninguna novia hasta ahora, era la primera vez que se enamoraba en la vida. Otra vez tuve la oportunidad de pararlo, sin embargo, mi egoísmo volvió a ganar la batalla y decidí mantenerme callada, entonces llego la noche en la que lo hicimos la primera vez. Pensé que no encontraría a ningún hombre mejor en la cama que Raúl, sin embargo, Ibai me demostró que jugaba en otra liga muy superior. Raúl follaba solo pensando en él, sin embargo, Ibai prefería darme placer a mí aunque él tuviera que sacrificar el suyo.

Me desnude ante él y no pudo dejar de admirar mi cuerpo, me lo demostró al notar lo duro que estaba, lo bese y después fui a degustar su rica polla. Me esmeré en la mamada y eso se noto por la cara de extremo placer que estaba poniendo Ibai. Me paro antes de correrse y se agacho, para hacerme la mejor comida de coño que me hubieran hecho jamás, este hombre sabía perfectamente como dar placer a una mujer. No pude evitar pensar que Raúl podría aprender de él, si la comida de coño fue increíble. Cuando me penetro me llevo al mismísimo olimpo, el problema vino cuando me di cuenta de que yo estaba follando y él me estaba haciendo el amor.

Me lo estaba haciendo tan bien que no quise parar, tendría que haberlo hecho. Más cuando me dijo al oído que me amaba y yo fui incapaz de responderle, él no le dio importancia y yo decidí que lo mejor seria no menear el tema. Mi tiempo en esta empresa llego a su fin, en pocos días mi compañera se reincorporaría a su puesto de trabajo. Pensé que todo volvería a la normalidad, yo volvería con Raúl y mantendría estos meses como un grato recuerdo.

El problema bino cuando me dijo que él vendría conmigo, le dije que me parecía una buena idea. Como decirle lo contrario con lo ilusionado que estaba, pero no podía disimular lo que en realidad pensaba. Invite a Ibai a quedarse en mi casa, porque para mí de ahora en adelante era como un compañero de piso. Creo que él se daba cuenta, sin embargo, no quería verlo, la noche que salimos y se lo presente a mis amigos fue un desastre. Todos le trataron fatal, estuve a punto de liarla, sin embargo, a mi espalda apareció Raúl y se me olvido todo. Incluso que Ibai estaba allí.

Una de las veces miré y estaba hablando con Blanca, era la más maja de mis amigas. Tendría que haber ido yo, sin embargo, estaba demasiado contenta entre los brazos del hombre que amaba. Tuve que parar a Raúl en varios momentos, no porque no me apeteciera. No quería hacerle eso a Ibai, si hubiera sido otro no me habría cortado. Al final de la noche vi que Ibai estaba muy serio, entonces me miro y me dijo.

• Esta noche no me has hecho ni caso, de no ser por tu amiga, me habría podido ir y tú ni te hubieras enterado – dijo muy enfadado.

• Perdóname Ibai, hacía meses que no veía a Raúl y me ha hecho ilusión.

• Si, de eso ya me he dado cuenta – lo más sarcástico que pudo.

• No me dirás que estás celoso – le dije molesta.

En realidad tenía motivos de sobra para estar enfadado, no le había hecho ni caso y además le había restregado a otro hombre por los morros. Desde ese momento mi actitud hacia el cambio radicalmente, no me atrevía a decirle la verdad y decidí que si lo ignoraba se terminaría cansando de mí y terminaría dejándome. De esa manera todo volvería a su cauce, lo que no contaba era con lo que Ibai estaba dispuesto a luchar por la relación que él creía que era verdadera.

La noche que todo acabo, se suponía que a Ibai le avían cambiado el turno para putearlo. Tendría que trabajar por la noche, entonces Raúl me dijo si no podíamos quedar esa noche en mi casa. La verdad es que no había vuelto a follar con Raúl desde que nos separamos meses atrás y me apetecía mucho, le invite a cenar a casa y este acepto encantado. Yo pienso que lo que más le ponía era marcar el territorio, en otras ocasiones esa actitud me había puesto muy cachonda, pero en esta ocasión no lo veía igual.

Raúl sabía como calentarme y no llegamos a probar la cena, enseguida subimos al dormitorio y sin más preámbulos sé bajo los pantalones y me ordeno que le mamara la polla. Lo hice con gula, note que al poco rato Raúl estaba a punto de caramelo. Yo le pedí que me comiera el coño, no puso buena cara, sin embargo, me dio el capricho. Primera decepción, lo hizo sin ganas. Me dio un par de lamidas y seguido me puso a cuatro patas, que diferencia de cuando me lo hacía Ibai. Con él tocaba el cielo y Raúl se me estaba cayendo del pedestal poco a poco, ya me tenía a cuatro patas cuando se levanto de la cama y cogió una camiseta de Ibai del grupo que más le gustaba y se la puso, yo le recrimine, pero también tengo que admitir que no insistí mucho.

Solo quería que me penetrara y acto seguido lo hizo, fue brusco. Volví a sentir la diferencia abismal que había entre Ibai y él, Ibai me estaría penetrando con la intención de proporcionarme el máximo placer y Raúl únicamente buscaba el suyo propio. El problema era que aunque era un egoísta sabia que teclas tenía que tocar para tenerme encendida, tan ensimismada estaba que no me entere cuando Ibai hizo su acto de presencia. De repente note como el cuerpo de Raúl era golpeado y este se caía de la cama, levante la cabeza y vi a un Ibai muy enfadado delante de mí.

• Tú no me has amado nunca, si lo que querías era una relación de follamigos, podrías haber sido sincera y nos habríamos ahorrado esto – me dijo muy enfadado.

• Ibai yo…

• Ni Ibai ni nada, yo también he tenido mis relaciones de follamigos, pero a diferencia de ti, yo fui honesto desde el principio.

Vi como cogía unas maletas y las empezaba a rellenar con sus cosas, yo lo seguía a todos los sitios sin poder contener el llanto. Esa misma noche fui consciente y me lo reconocí a mi misma de lo importante que era Ibai para mí, pero si algo tenía claro era que para Ibai nuestra relación se había acabado para siempre. Cuando se marcho sin mirar atrás, sin decirme adiós, me di cuenta de que durante meses había compartido mi vida con un hombre que se desvivía por mí y yo lo había echado todo a perder por un entupido enamoramiento de un hombre que cada vez me decepcionaba más.

Raúl seguía en el suelo quejándose del golpe, creo que no se levanto por miedo a seguir recibiendo. Cuando escucho que la puerta de la entrada se cerraba, se levanto con una sonrisa triunfadora. No era consciente que él había sido un perdedor esa noche en todos los aspectos, Ibai me había demostrado que era más hombre en todo, sin embargo, en honor a la verdad la que más perdió esa noche fui yo.

• Raúl te agradecería que me dejaras sola – le dije totalmente abatida.

• ¿No pensarás dejarme con este calentón verdad?

No sé que mirada le debí echar que trago saliva y se marcho después de vestirse, esa noche cambio mi relación con Raúl. Constantemente buscaba gestos que me había acostumbrado con Ibai, no los encontré nunca. Lo que antes me parecía excitante, ahora me parecía aburrido y superficial. Habían pasado dos años y no podía quitarme a Ibai de la cabeza y Raúl lo noto.

• Desde que ese tío se fue te noto muy abatida, ¿tanto significaba para ti?

• No te haces una idea Raúl – dije muy seria.

• No lo entiendo, teniéndome a mí de novio – dijo muy ufano.

• Ese es el problema – dije yo resignada.

Estábamos en el local de siempre, deje a Raúl en la pista de baile y me fui a buscar a la única persona con la que podía hablar, Blanca.

• Que te ocurre Tania, llevas mucho tiempo rarísima – me dijo Blanca.

• No lo sé, desde que Ibai se marcho no me encuentro nada bien.

• Veo que todavía no te has dado cuenta, eso es que estás enamorada – dijo una sonriente Blanca.

• De Raúl - dije yo.

• No, tú de quien te has enamorado es de Ibai, de Raúl te sentías atraída por todas las situaciones excitantes en las que te involucraba.

• ¿Cómo puedes saberlo?

• Porque no te he visto sonreír tanto como el día que me presentaste a Ibai, estabas feliz, nunca entenderé por qué ese cambio de actitud que tuviste con él.

• Porque yo estoy enamorada de Raúl y lo de Ibai fue un divertimento temporal – dije asintiendo.

• Tania, no te enteras de nada, el divertimento momentáneo siempre fue Raúl, ese hombre solo se quiere a sí mismo.

Blanca me dio un beso en la mejilla y se fue a bailar con las demás dejándome pensativa, no podía ser que estuviera enamorada de Ibai. Era verdad que lo echaba de menos, pero de ahí a estar enamora, me dio por mirar a la pista de baile y vi como Raúl estaba restregándose con dos rubias oxigenadas, dejándome claro lo mucho que se preocupaba por mí. De repente lo vi claro y no pude evitar echarme a llorar, no hay mejor verdugo que uno mismo. Blanca tenía razón, me había enamorado de Ibai hasta el tuétano, me tapé la cara con las manos. De repente note que alguien me abrazaba desde atrás, mire y era blanca.

• Por fin te has dado cuenta ¿verdad cariño? – me dijo Blanca.

• Que puedo hacer ahora, la he cagado mucho e Ibai no me va a perdonar en la vida.

• Quedarte lamentándote ahí, esa sí que no es una solución, ve y lucha por lo que quieres, demuéstrale lo que de verdad sientes por él.

Me sentí tentada a salir corriendo, pero volví a tener miedo, Ibai me pillo en pleno folleteo con Raúl. Eso no se le olvidaría en la vida, Raúl se acerco para invitarme a que lo acompañara a follarnos a esas dos rubias oxigenadas.

• ¿Raúl, sabes lo que pienso de esa propuesta? – pregunte muy enfada.

• No, ¿qué piensas? – pregunto medio alelado.

• Que te olvides de que existo, por mí puedes irte con esas dos rubias oxigenadas y follártelas hasta que explotéis.

Me di media vuelta y me marché, me metí en el coche. Me temblaban tanto las manos que no era capaz de conducir, blanca vino otra vez a mi rescate. Me llevo a casa y esa noche no pegue ojo, estuve escribiendo en un papel lo que le iba a decir a Ibai. Cada vez que terminaba rompía la hoja, al final decidí que me presentaría y le diría lo que mi corazón me dictara, al día siguiente me puse en marcha hacia la ciudad de Ibai. Solo esperaba que siguiera viviendo en el mismo sitio, cuando llegue delante de su casa estaba anocheciendo y llovía a cántaros.

Me costó salir del coche, tenía el corazón a mil y no podía dejar de llorar, de hecho lo estuve haciendo durante todo el viaje. Cuando me arme de valor y conseguí salir del coche, recorrí el poco camino que había entre mi coche y la puerta de la casa de Ibai, se me hizo eterno. Toque el timbre antes de que me echara atrás, cuando me abrieron la puerta y lo vi, las puertas del cielo se me abrieron. Estaba guapísimo, se quedo muy sorprendido al verme. Hice el intento de entrar cuando una mujer guapísima le pregunto quien era, al mirarla bien me di cuenta de que era su pareja y además estaba embarazada.

Únicamente podía hacer una cosa, darme media vuelta y vivir con las consecuencias de mis actos. Me monté en el coche y me dispuse a conducir sin rumbo fijo, sé que tendría que haber parado. Entre mis lágrimas y la cortina de agua de lo mucho que llovía perdí el control del coche y termine saliéndome de la carretera. Por un momento pensé que si me moría en ese momento tampoco sería tan malo, después vino la oscuridad absoluta.

EPILOGO

Me desperté en una habitación de hospital, tenía mucho dolor en mis piernas. Al poco rato entro un médico y me comunico que mis piernas habían quedado en muy mal estado, abría que operar, pero no me prometía que quedara bien. Los traumatismos eran demasiado severos y seguramente tendría que valerme de unas muletas el resto de mi vida.

Me pregunto si quería que avisara a alguien, les di el teléfono de mis padres y de Blanca. Estos se presentaron en el hospital en tiempo récord, pensé que a esa velocidad podrían haberse matado. Ver llorar a mis padres me destrozo el corazón, bueno lo poco que me quedaba de él. Pregunte por Blanca y mis padres me dijeron que había ido a ver a alguien y que enseguida subía.

A las dos oras alguien toco la puerta de la habitación, era Blanca y no venía sola. Con ella venían Ibai y su novia Nerea, Ibai y yo nos quedamos mirándonos. Todos salieron de la habitación para que pudiéramos tener la conversación, tengo que decir que para mí la conversación fue muy dura. Intente por activa y por pasiva de convencerle de que yo era la mujer de su vida.

Él con una mirada muy serena me dijo que me perdonaba de corazón, pero que lo nuestro no podía ser, él amaba a Nerea. También me dijo que algún día yo encontraría a un hombre que me haría tan feliz como Nerea le hacía a él, sin embargo, que ese hombre no podía ser él. Se despidió de mí con un beso en la mejilla y deseándome una pronta recuperación.

Si alguien me pregunta si me merecía este final, mi respuesta sería un rotundo sí. Lo más doloroso no es que me quedaría lisiada para toda la vida, lo más doloroso fue ver que el hombre del que estaba enamorada había rehecho su vida y era feliz con otra mujer, sabiendo además que la única culpable de esa situación era yo misma.

De Raúl la última noticia que tuve fue que se ligo a una mujer casada y el marido les pillo, según parece Raúl término en el hospital de la paliza que le dio el marido, el karma pasa factura a todos.

Solo me quedaba aprender de mis errores y procurar no volver a cometerlos en el futuro.

FIN.