Algunos lo llaman Perder, Blanca y Unax

La historia final.

Algunos lo llaman Perder, Blanca y Unax

Me llamo Unax y estoy viajando a Alemania, donde mis padres trabajan en estos momentos. Su trabajo les hace viajar mucho y la verdad es que nos podemos ver en muy contadas ocasiones, normalmente no iría pues me he acostumbrado a vivir solo, pero una traición ha hecho que por primera vez en mucho tiempo quiera estar con ellos. No me puedo quitar de la cabeza esas imágenes de Nerea follando con su jefe, lo que más me duele no es la infidelidad. Es la incesante pregunta de que si yo hubiera estado a la altura con ella en la cama, ¿Nerea hubiera terminado engañándome con su jefe?

Tuve un viaje lo suficiente largo como para poder darle vueltas a las cosas como para desgastarlas, tarde veintiuna horas en llegar a Hamburgo. Mis padres me esperaban en la estación de autobuses, cuando baje y les vi no pude evitar empezar a llorar. Mis padres me abrazaron y me dijeron que todo saldría bien, Hable con mi madre el problema que tuve con Nerea. Siempre he tenido más confianza con ella que con mi padre para estas cosas, además mi madre no tiende a juzgar nada, mi madre me dijo que conocía a una sicóloga muy buena especializada en sexología que podría ayudarme.

Después de que mi madre hablara con ella concertaron la cita para el miércoles de la siguiente semana, la semana paso y llego el miércoles. Estaba muy nervioso, una cosa era hablar con mi madre con la quien tenía confianza y otra muy distinta hablar con una total desconocida, era una mujer de mediana edad. Su nombre era Gertrudis y no sé por qué desde el principio tuve una buenísima conexión con ella, ella me hizo ver que ninguno de los dos sentíamos amor. En mi caso Nerea fue la primera mujer que me hizo caso y yo confundí esa atención con amor y en el caso de Nerea fue simple gratitud por ayudarla sin pedirle nada a cambio.

Me dijo que el engaño no era culpa mía, hacer o no hacer una cosa es elección unilateral de una persona. Podría haber pasado que yo fuera una fiera en la cama y de todas formas hubiera sido traicionado, otra de las cosas que me dijo fue que tenía que sacar todo ese resentimiento de dentro, que no me haría ningún bien y no me dejaría conocer a más gente y entre esas personas podría estar el amor de mi vida. Cuando entramos en el tema sexo y le conté lo ocurrido, creo que no he pasado tanta vergüenza en mi vida. Gertrudis enseguida vio cuál era el problema y me puso una serie de ejercicios para aprender a controlar la eyaculación, también estuvimos trabando mis miedos.

Poco a poco gracias a ella fui ganando confianza en mi mismo y llego el momento de poner en práctica todo lo que había aprendido, esa noche mis padres y yo habíamos sido invitados a una fiesta de su trabajo. De no tener que ponerme a prueba no hubiera ido ni de coña, mis padres se pusieron sus mejores galas y a mí no me quedo otra que ponerme corbata. Con lo que odiaba ese instrumento de tortura, fue ponérmela y tener la sensación de que me faltaba el aire.

Cuando llegamos, había personas de todas las edades, yo seguía siendo el más joven de todos, la fiesta estaba siendo lo más aburrido que me había pasado en la vida. La fiesta se celebraba en un hotel y este tenía una especie de mirador que utilice como escape, la única persona que llamo mi atención fue una de las camareras que sería aproximadamente de mi edad, yo a ella tampoco le fui indiferente. En un momento de la noche que salí a tomar el aire, vi como estaba fumando un cigarro y me acerque a ella. Por primera vez en mi vida estaba tranquilo, cuando la tuve cerca me sonrió y me ofreció una calada de su cigarro. Yo le dije que no fumaba, ella sonrió y empezamos a hablar. Me contó que era estudiante de historia y que trabajaba de camarera en estos eventos para poder pagar la matrícula, hablaba muy bien castellano. Cuando más a gusto estaba me dijo que su descanso había terminado, pero que la esperara a la una en la puerta de atrás que su turno terminaba a la una. Yo sonreí y le dije que allí estaría, fui a donde mis padres y les dije que tenía plan, mis padres que no se chupaban el dedo me dijeron que me divirtiera y que tomara precauciones.

Yo les mire molesto mientras ellos se reían, se me hizo eterno, sin embargo, llego la una y allí estaba esperándola en la puerta de atrás. Salió puntual y fuimos a un pequeño apartamento, ella fue al grano. Nos desnudamos, me miro de arriba abajo y parece que le gusto lo que vio, ella era una mujer de bandera. Se agachó a mamarme la polla y entonces puse en práctica lo que había aprendido con Gertrudis, esta vez aguante bien. La chica se llamaba Erika y me estaba haciendo una mamada de campeonato, en un momento dado la pare y le indique con la vista lo que quería. Ella lo entendió a la primera y abrió sus piernas dejándome el camino libre hacia su coño.

Cuando me iba acercando su aroma me embriago, estaba húmedo y palpitante. En cuanto sintió el contacto de mi lengua, un escalofrío recorrió toda su espalda. Erika cada vez jadeaba con más fuerza, en un momento dado me paro y me pidió que la penetrara allí mismo contra la pared. Así lo hice, mientras la penetraba controlando totalmente todos mis impulsos podía ver como tenía los ojos vidriosos, llego a un orgasmo atronador, yo seguí embistiendo hasta que no aguante más y termine en el condón.

La experiencia no había estado nada mal, tenía mucho que aprender, pero comparando con el pasado había sido toda una gran mejora. Me dijo que quería seguir follando, sin embargo, me dijo que lo haríamos en el dormitorio. De esa manera estaríamos más cómodos, me cogió de la mano y me guio hasta allí, todo iba perfecto hasta que encendió la luz, sobre una de las mesillas había una foto de ella con un chico y parecían muy felices, mi humor se ensombreció y entonces le dije.

• ¿Quién es ese chico?, parecéis felices.

• Es mi novio, ¿por qué? – contesto ella.

• No sabe que estás aquí conmigo, ¿verdad?

• No, si no se entera no hay dolor – dijo con una sonrisa.

Yo me di la media vuelta y me fui al salón a vestirme y largarme de allí, había corneado a su novio sin saberlo. No era culpa mía, sin embargo, eso no hacía que me sintiera mejor. Erika salió detrás de mí y muy enfadada me dijo.

• ¿Se puede saber que haces?

• ¡Marcharme, creo que está claro!

• Él no lo sabrá nunca, ojos que no ven corazón que no siente.

• Sin embargo, el mío sí que lo ha sentido Erika, hace poco fui yo el traicionado y te aseguro que no se pasa nada bien, por su bien espero que dejes de engañarlo y si no puedes corta con él.

No espere su respuesta me fui de allí, lágrimas salían de mis ojos, el sexo había estado genial, sin embargo, no me había merecido la pena. Llegue a casa y me metí en la cama, al día siguiente tenía vez con Gertrudis y le conté lo ocurrido y como me había sentido, ella me escucho y me dio unos valiosos consejos. De ese día habían pasado varias semanas, necesitaba encontrar un trabajo, entonces mis padres me dijeron que uno de sus clientes tenía un hotel rural cerca de una zona donde la gente solía ir a escalar. Según parecía necesitaba a alguien que impartiera clases. Yo llevaba practicando la escalda desde pequeño, me presenté allí y después de hablar con el dueño, me hizo una prueba. Escale una sé las paredes más complicadas, además lo hice sin usar cuerda alguna.

Eso termino de convencer al dueño del hotel que me contrato, la verdad que el sueldo estaba muy bien y además tenía una pequeña casa para mí. Llame a mis padres y se alegraron, ellos tenían que viajar durante un año a Bélgica y de esa manera no me quedaría solo. El trabajo era de lo más interesante, llegaban personas de todas las edades y algunos se creían que por haber escalado un simple rocódromo ya eran escaladores expertos. Mi vida cambió cuando llegaron dos chicos, uno se llamaba Ibai y el otro Gunnar, los dos se presentaron y me dijeron que querían aprender. Los muy tunantes eran incluso mejores que yo, cuando llegaron arriba se descojonaban de lo lindo. Cuando llegue a donde estaban todavía se reían, me contaron que eran amigos. Como Gunnar tuvo un accidente escalando y fui Ibai quien le salvo y desde entonces eran amigos.

Gunnar me contó que como él viajaba mucho, había cogido unos días libres para poder desconectar y había llamado a su mejor amigo, no sé qué paso, pero me encontraba muy a gusto hablando con los dos. Congeniamos muy bien y para cuando se fueron tenía nuevos amigos, durante el año siguiente coincidí más con Ibai, Gunnar pocas veces podía venir, sin embargo, cuando lo hacía lo pasábamos genial los tres. Una de las noches dejamos sin whisky el bar del hotel rural, al día siguiente me tocaba dar clase. Os podéis imaginar lo bien que lo pase con los gritos de la gente, Gunnar era fisioterapeuta y muy reputado tengo que decir. Apretó varias zonas de mi cráneo, no sé lo que hizo, sin embargo, el dolor fue remitiendo. Cuando le pregunte, él me contesto que era secreto, será cabrón.

El tiempo fue pasando, en una ocasión que Ibai y Gunnar me dijeron que ese fin de semana largo se apuntaban me puse muy contento, hacía varias semanas que venía poca gente y me estaba aburriendo como una ostra. Cuando llegaron los dos, con esa alegría que los caracterizaba enseguida me la contagiaron, entonces Gunnar me comento.

• Sabes Unax, cuando estábamos registrándonos ha entrado una mujer de bandera, nos ha preguntado donde se podía aprender a escalar y le hemos dicho que conocíamos al mejor profesor.

• Seréis cabrones, vosotros siempre metiéndome en líos – mientras se reían.

Como prometieron trajeron a ese monumento, en cuanto la vi la reconocí. Era Nerea, mira que el mundo era grande y tenía que terminar en este rincón del planeta. Me reí y decidí que no le reprocharía nada y si se daba la oportunidad de hablar la escucharía sin rencores. Estos cabrones le hicieron subir los diez metros de pared hasta llegar al saliente donde estaba con mis otros estudiantes, la pobre llego exhausta y tuve que sujetarla para que no se resbalara.

Cuando Nerea me vio se quedó sin habla, entonces llegaron los otros dos riéndose.

• Te traemos a una estudiante nueva Unax, ¿es guapa e? –dijo Ibai.

• Sí, es Nerea una vieja conocida – dije seriamente.

Ibai y Gunnar me miraron sin decir nada, sabían que lo mejor que podían hacer era dejarnos solos y me dijeron que se adelantaban y que después nos veríamos en el hotel, Nerea me miro y empezó a hablar.

• Unax, quería pedirte perdón por lo que paso aquel día – muy avergonzada.

• No es necesaria Nerea, yo ya lo tengo superado – dije con una sonrisa.

• No sé, me siento fatal, no te lo merecías.

• Tranquila, ese fue el empujón que necesitaba para ponerme las pilas en serio y superar mis miedos – dije.

Note que a Nerea le rondaba algo por la cabeza, no le dije nada hasta que ella se atrevió a preguntar.

• ¿Unax como te enteraste de que estábamos en aquel local, después de la cena? – pregunto con miedo.

• Tú me mandaste un mensaje, mira aquí lo tengo guardado.

Buff cuando leyó el mensaje pensé que le daba algo, la vena del cuello se le hincho tanto que pensé que le iba a estallar, la verdad que daba miedo.

• Te prometo que yo no escribí ese mensaje, fue Antonio, quería humillarte y yo fui cómplice sin quererlo – muy enfadada.

• Te creo, ya no importa es pasado – dije.

• A mí si me importa, voy a hacerle una visita para que sus nuevos clientes se den cuenta de la clase de persona que es – dije decidido a hundirle.

• Yo que tú esperaba, recopilaba información y después lo ponía en su sitio – dijo Ibai.

• Ahora será tu palabra contra la de él – dijo Gunnar.

• Vosotros desde cuando…

• Llevamos un Buen rato escuchando – dijo Ibai.

Ya sabia yo que estos dos no se quedaría quietos y serian incapaces de no poner la oreja en la conversación, esta vez sí que se acercaron y poniéndome la mano en el hombro me dijeron que nos dejarían solos y pusieron rumbo al hotel.

• Nerea, no te negaré que cuando lo vi me dolió, sin embargo, después tuve tiempo de pensar y llegue a una conclusión – dije.

• ¿Qué conclusión? – pregunté.

• Tú no estabas enamorada de mí, sentías agradecimiento y lo confundiste con amor, en mi caso fuiste la primera mujer que me hizo caso y me deje llevar.

• ¿Qué me quieres decir con eso Unax?

• Que nuestra relación debió de ser de amistad, nunca hubo nada más, a mí me gustaría que así fuera en el futuro, ¿qué opinas?

• A mí también me gustaría.

Durante los demás días de ese fin de semana, Nerea lo paso con los tres, nos llamaba los tres mosqueteros. Entre Ibai y Nerea surgió algo, me di cuenta de que a Nerea Ibai le pego fuerte. Ibai era un tío honesto y jamás se aprovechaba de las tías, pero os aseguro que

fue el único que no se daba cuenta como le miraba Nerea, todo lo bueno llega a su fin y con eso el fin de semana. Paso mucho tiempo y yo seguía dando clases de escalada, me apunté a un curso de primeros auxilios para rellenar el tiempo que no tenía nada que hacer. Además, si había un deporte donde se daban accidentes con asiduidad era este, si podía ayudar al herido mejor que mejor. Gunnar me tenía al día de todo, me contó como Nerea tuvo un accidente grabe escalando y le hizo llorar sangre, ahora estaba recuperada y no le había cogido miedo a la escalada. Ibai se había enamorado por primera vez en su vida de una mujer llamada Tania, me alegré por él. La siguiente vez que supe algo de esa relación fue para enterarme de que a Ibai le habían engañado como a mí.

Hay un dicho que dice que no hay mal que por bien no venga, conociendo a Ibai lo estaría pasando mal, Gunnar me contó que fue a escalar y que casi se mata de no haber sido por Nerea, ella cuido de él y ahora estaban saliendo. Al principio era escéptico, pero cunado lo vi pude comprobar que su amor era verdadero. La última noticia que me llego fue que Gunnar había empezado a salir con Tania la mujer que engaño a Ibai, según parece ella tuvo un accidente y fue Gunnar quien le ayudo a volver a andar, Gunnar estaba eufórico.

Ese puente venían todos a celebrar que Tania estaba embarazada y el nacimiento de Aizea hija de Ibai y Nerea, la verdad que tenía muchas ganas de verlos y de conocer a Tania y a la pequeña Aizea. La sorpresa me la lleve cuando con ellos vino una mujer que se llamaba Blanca, me quede sin habla literalmente. Era la mujer más hermosa que hubiera visto en mi vida, tenía una sonrisa que convertía el día más negro en uno totalmente soleado.

Yo me puse muy nervioso, empecé a notar mariposas en mi estómago y parecía que se me había olvidado hablar, Ibai y Gunnar tuvieron que salir para no reírse en mi cara. Todos nos fuimos a escalar menos Tania que se quedaría en la terraza del bar del hotel con la pequeña Aizea. Tania me cayó muy bien, había cometido errores, había pagado un alto precio y ahora era muy feliz al lado de Gunnar. Yo no me separe ni un momento de Blanca, los demás tenían experiencia, pero Blanca era novata. Blanca demostró gran capacidad de aprendizaje, por la noche se celebraba una fiesta y yo la pasé bailando y conociendo a Blanca, en un momento unos clientes del hotel se interpusieron y empezaron a bailar con Blanca. Tania poso su mano sobre mi hombro y me dijo.

• No te preocupes, esos tres no tienen nada que hacer con Blanca, ella solo tiene ojos para ti.

• ¿Estás segura? – dije yo.

• Totalmente, hacía años que no le veía mirar a un hombre como te está mirando a ti.

Tania volvió al lado de Gunnar y yo salí a tomar el aire, necesitaba calmarme. Blanca no era mi novia y yo no tenía ningún derecho de decirle nada, si alguno de esos chicos le terminara gustando tendría que aguantarme y poner buena cara. Estaba tan ensimismado en mis pensamientos que no note la presencia de alguien a mi espalda.

• No me irás a dejar sola verdad Unax – dijo Blancas con una sonrisa.

• Claro que no, únicamente he salido a tomar el aire – dije atorado.

• En esta fiesta solamente me interesa un hombre que lo sepas.

Según acabo la frase me beso, ese beso me desarmo del todo. Me agarro de la mano y me dijo si conocía un sitio donde tendríamos intimidad, la lleve a una zona donde había una preciosa cascada. Blanca se desnudo y se metió al agua, su cuerpo era perfecto, yo tragué saliva e hice lo propio, cuando estábamos el uno frente al otro Blanca me rodeo con sus brazos y me beso. Pego un pequeño paso y enrosco sus piernas en mi cintura, conseguí dirigir mi polla a su coñito y la penetré con mucho cuidado, la luna y las estrellas se reflejaban en el agua. Pareciera que estuviéramos haciendo el amor en el mismísimo universo, a mí se me saltaron las lágrimas. Pensé que después de Nerea no volvería a enamorarme, Gertrudis me dijo que cuando llegara el momento conocería a la persona indicada. Mi corazón me decía que esa persona era Blanca, no sé cuanto tiempo estuvimos haciendo el amor, pero si hubiera sido por mí duraría para siempre.

Nos corrimos a la vez, nos tumbamos en el agua boca arriba y cogidos de la mano estuvimos mirando al cielo durante un buen rato, después nos volvimos a besar con una amplia sonrisa y nos vestimos para volver a la fiesta. A nuestra vuelta tuve que aguantar cachondeo, sin embargo, había merecido la pena, ese puente llego a su fin y todos debían volver a sus trabajos, yo llore a mares, creo que no he llorado así en mi vida. Blanca me dio su móvil y yo el mío a ella, hablábamos todos los días, dos fines de semana al mes venía al hotel, los otros dos fines de semana iba yo a su ciudad, algunas veces solíamos cenar con Tania y Gunnar.

Toda iba bien, sin embargo, yo quería más y me propuse a hablar con el dueño del hotel y mudarme a la ciudad de Blanca, ese fin de semana venía y se lo diría. Cuando llego venía muy triste, hasta el punto que me asusto.

• ¿Pasa algo Blanca? – pregunté.

• Ven siéntate aquí – dijo ella.

Me empece a poner nervioso, sabía que lo que me iba a decir no me iba a gustar.

• Me han ofrecido un ascenso en el extranjero Unax – me dijo.

• ¿Eso es bueno no Blanca? – pregunté.

• Si para mí, sin embargo, malo para nosotros, si lo acepto no nos podremos volvernos a ver por lo menos en cinco años.

Se me cayó el alma a los pies, saque fuerzas de flaqueza y le dije.

• Acéptalo, una oportunidad así no se tiene todos los días, si no lo haces te arrepentirás y yo solo quiero que seas feliz.

Se lo dije con una sonrisa que no sentía y que para ponerla tuve que desencajarme hasta la mandíbula, sin embargo, era lo correcto, bastante mal lo estaba pasando ya para hacérselo pasar peor. Ese fin de semana hicimos el amor como si el mundo se fuera a acabar, cuando me despedí de ella sabía que sería la última vez que la vería. Apreté los dientes y fui capaz de contener las lágrimas hasta que vi como su coche salía del aparcamiento. Al día siguiente llame a mi terapeuta favorita y estuvimos hablando durante toda la semana, llego el viernes.

Ese era el día que Blanca cogería el avión que nos separaría para siempre, me costaba no llorar, sin embargo, me tocaba dar clase y tenía que mantenerme sereno. La salud de otras personas dependía de mí y tenía que centrarme, entonces de mi espalda sonó una voz que hizo que me estremeciera.

• Profe, ¿estoy a tiempo de apuntarme a tu clase?

Me di la vuelta y allí estaba ella el amor de mi vida, Blanca lloraba y yo no aguante más y también me puse a llorar. Los demás estudiantes silbaban y vitoreaban, cuando solté a Blanca les dije que se tomaran el día libre y mirando a Blanca le dije.

• ¿Tú no tenías que estar en un avión en estos momentos?

• No he podido hacerlo, solo de pensar que me tendría que separar de ti me entraba una angustia que me impedía hasta respirar.

• Pues yo me alegro muchísimo de que estés aquí.

Nos abrazamos y pasamos el mejor fin de semana de mi vida, creí que había perdido a Blanca y la vida me la había devuelto para que juntos pudiéramos ser felices.

EPILOGO

El dueño del hotel se iba a jubilar y nos ofreció el hotel a Blanca y a mí, yo tenía algo de dinero ahorrado al igual que blanca y mis padres con la ayuda de los suyos nos dejarían el resto. Blanca ha demostrado que es muy buena en todo lo que hace, lleva el hotel de maravilla y los clientes están encantados con ella, yo le echo una mano en las horas que tengo libres de dar las clases de escalada.

Este fin de semana han venido mis padres y los de Blanca, han congeniado muy bien, la parte incómoda llego cuando nos dijeron que para cuando les haríamos abuelos. Blanca y yo nos miramos como diciendo, con todo el dinero que os debemos ya podéis esperar sentados y nos empezamos a reír.

Ibai, Nerea, Aizea, Gunnar, Tania y su recién nacido hijo Aitor vinieron en el puente de diciembre y celebramos una fiesta por todo lo alto. La verdad es que sin darme cuenta había formado una maravillosa familia que nos defendíamos los unos a los otros con uñas y dientes.

Ahora estoy con Blanca en la cascada mirando las estrellas, en un momento que estaba distraída he sacado una cajita con un anillo y le he pedido que se casara conmigo, el sí que a soltado Blanca se ha escuchado hasta en el polo norte y nos hemos terminado besando, la boda será en verano y he invitado a Gertrudis a la boda, ella es una de las grandes artífices de mi felicidad y no podía faltar en mi boda.

Ya no me queda más que contar, solo que soy inmensamente feliz al lado de la mejor mujer del mundo.

FIN.