Algunas mujeres no son tan santas
En tiempos pasados, lo habitual era que quien ponía los cuernos eran los hombres, porque así nos gustaba contarlo, aunque es seguro que ellas sin contarlo los pusieran mucho más, en la actualidad ya no se esconden tanto para proclamar a los cuatro vientos como disfrutan de sus aventuras y por tanto de las desventuras de los hombres.
ALGUNAS MUJERES NO SON TAN SANTAS
En tiempos pasados, lo habitual era que quien ponía los cuernos eran los hombres, porque así nos gustaba contarlo, aunque es seguro que ellas sin contarlo los pusieran mucho más, en la actualidad ya no se esconden tanto para proclamar a los cuatro vientos como disfrutan de sus aventuras y por tanto de las desventuras de los hombres.
Mi matrimonio después de casi 25 años casado, parecía de lo más estable, mi mujer con 43 años, estaba en el momento justo de la madurez plena, un cuerpo bien cuidado pero con curvas sugerentes, unos pechos muy bien conservados con lo que la ciencia permite pero sin cirugía y un rostro que sin necesidad de decir nada, comunicaba a los hombres todo lo apetecible que podía ser una aventura con ella.
Nunca se me había pasado por la imaginación, que mi mujer me pudiera poner los cuernos, siempre piensas que eres el mejor para ella, que lo haces mejor que nadie y que a determinadas edades, como que se pierde el espíritu aventurero!! craso error.
Mi mujer es ama de casa desde hace bastantes años, aunque en su momento estuvo trabajando en una empresa editorial que fue donde nos conocimos, por eso mientras yo trabajo ella tiene plena libertad para salir o entrar a casa sin tener que dar explicaciones a nadie.
Un día que yo estaba en casa después de haber salido del trabajo, sonó el teléfono, mi mujer no estaba en casa cuando yo había llegado, cuando descolgué una persona preguntó si vivía en esa casa Mercedes, al indicarle que quién preguntaba por ella, me contestó que había encontrado su cartera con dinero, documentación, etc, en una cabina telefónica en una calle del centro de la ciudad, donde no parecía normal que mi mujer se hubiera desplazado, quede con esta persona en mandarle un mensajero y le agradecí su llamada.
Cuando me trajeron la cartera de mi mujer, hice algo que nunca se me había pasado por la imaginación, mirar entre sus cosas, no me parecía muy normal que se hubiera desplazado al centro de la ciudad y menos que hubiera utilizado una cabina, cuando tenía su teléfono móvil.
Encontré una tarjeta con un número de teléfono donde ponía Encuentros, llamé y al descolgar me dijeron, local Encuentros alquiler de habitaciones, pregunte que tipo de alquiler era este y me dijeron que estaba claro como el agua con el nombre que tenia el local, di las gracias y colgué.
Cuando mi mujer volvió, le pregunte donde había estado, de compras mirando escaparates, pero aquí cerca de casa, le pregunte, pues claro donde si no, al comentarla que había recuperado su cartera perdida no precisamente cerca de casa, se puso algo nerviosa y me dijo que era verdad que también había estado cerca de donde había perdido la cartera, a ver una tienda en rebajas que le habían dicho.
La actitud de mi mujer había cambiado significativamente, y la vestimenta que últimamente se ponía era bastante más atrevida, los escotes empezaron a ser más abiertos, dejando ver lo bien que conservaba sus tetas, las faldas más ceñidas, marcando las curvas que su medio rellenito cuerpo tenía, sus peinados también habían tomado un loock más moderno y se la veía con una actitud más alegre.
Algo estaba pasando, pese a que la pregunte si tenía que contarme algo y me dijo que no, había empezado a distanciar en el tiempo las veces que follabamos y cuando lo hacíamos, la sensación era de un ligero desinterés por su parte.
Sin que ella se enterara, pedí en el trabajo una semana de vacaciones adelantadas, mi intención era la de seguir haciendo que me iba a trabajar, pero quedándome cerca de casa y ver que se traía entre manos.
Estando a la espera, salió por la mañana temprano de casa con una vestimenta que no era muy acorde con la hora, llevaba unos botines con unos tacones más altos de los que usaba normalmente, una falda ajustada marcando su trasero con dos rajas laterales más de una cuarta por encima de sus rodillas y una blusa ajustada que además de dejar ver por la parte delantera el canal y parte de sus redondeadas tetas, marcaba en toda se plenitud la totalidad de las mismas con dos pezones de infarto.
Realizó una llamada desde una cabina cercana, y después se fue andando cerca de 15 minutos hacia un polígono industrial que está cerca de casa, la seguí en mi coche a una distancia prudencial para que no me pudiera ver.
Se acercó a una nave de colocación de ventanas de aluminio, que identifique, como la que nos había instalado recientemente las nuevas ventanas de casa, esperó unos minutos fuera y salió en un coche el montador de las ventanas, un chaval de unos 25 años con 1’90 de estatura, ella se montó en el coche y después de darle un beso en los labios se pusieron en marcha.
Los seguí durante cerca de 30 minutos a las afueras de la ciudad y apareció el local Encuentros en su destino final, este era un edificio de dos plantas situado en otro polígono industrial y que debería tener unas 20 habitaciones en su interior, aparcaron en la entrada y se metieron en el edificio.
Me tocó esperar unas cinco horas, creo que el tiempo que mi mujer calculaba prudencial para volver a casa, salieron del edificio muy acaramelados con el peinado de mi mujer un poco alborotado y subieron al coche para volver a casa.
Cuando llegue a casa, supuestamente del trabajo, quise probar la situación de mi mujer y empecé a darle besos y magrearla con la intención de ver su reacción, como era de esperar no estaba muy por la labor de seguir follando después de la mañana que se había pegado.
Te pasa algo la pregunte.
No me pasa nada es que no me apetece ahora.
Para hacerla reaccionar la dije, te has quedado tan llena que no te cabe más?
Puso cara de incredulidad y me preguntó, que estás diciendo?
Lo que has oído, tanta leche te ha echado el del aluminio que tienes el coño lleno y ya no te cabe lo mío.
Empezó a subir el tono de voz y casi gritando, me dijo, me has estado espiando.
Por supuesto le conteste, desde el día de la cartera, me quedó claro que me estabas engañando y hoy lo he confirmado.
Desde cuando te estas acostando con ese tipo.
Ese tipo se llama Rubén me dijo, y me lo estoy follando desde el primer día que vino a casa, por si te interesa más información, folla como una bestia y me hace disfrutar como tú nunca lo has hecho.
Para no provocar una situación difícil, la dije, me lo podías haber dicho, entiendo que nuestra relación se haya acomodado y que es difícil mantener la pasión, pero si tu estas disfrutando realmente, no tengo ningún inconveniente, me parece bien.
Me estás diciendo, que no te importa que te ponga los cuernos.
Si es lo que quieres para disfrutar, en absoluto, pero si me gustaría ver alguna vez como folláis o que cuando vuelvas me lo cuentes.
Incluso si alguna vez te apetece, lo traes a casa y tomamos algo juntos.
Cuando llegue a casa el viernes por la tarde, después de mi jornada laboral, mi mujer me dijo: Mañana he quedado con Raúl aquí en casa, y vamos a pasárnoslo bien, lo digo para que no montes ningún espectáculo y es posible que tal vez te dejemos participar.
De acuerdo, no tengo ningún problema, posiblemente yo también disfrute con la juerga le dije.
Al día siguiente por la tarde, mi mujer se había vestido para la ocasión, una blusa semitransparente donde sus tetas y pezones resaltaban sobremanera, no tenía puesto sujetador, un falda corta con vuelo muy vaporosa y un ligero toque de maquillaje que la dejaba apetecible al máximo.
Sonó el timbre de la puerta y se acercó a abrirla, hola cariño la escuche y también el sonido de un beso, entraron en el salón y Rubén me saludo como si nos conociéramos de toda la vida.
Hola que tal, como estas.
Hola, muy bien gracias.
Me ha dicho tu mujer, que has descubierto lo nuestro y que no tienes ningún inconveniente en aceptarlo si te dejamos mirar.
Bueno, si ella es feliz y disfruta, yo también lo voy a ser.
De acuerdo, por mi no hay problema de que veas como te pone los cuernos follando conmigo.
A continuación se sentó en el sillón y mi mujer no tardó ni un segundo en sentarse junto a él, empezando a comerle el morro y darle besos por el cuello y las orejas, Raúl tampoco tardó en demostrar con el abultamiento de su entrepierna, que estaba poniéndose como una bestia.
Mi mujer mientras se afanaba en calentar al máximo a su amante, me miraba de vez en cuando para sopesar la reacción que yo tenía, a tenor de lo que estaba viendo, se dio cuenta que sin participar directamente, yo también me estaba calentando a tope.
Raúl comenzó a quitar la ropa a mi mujer, liberando sus tetas después de desabrochar los botones de la blusa, los ojos se nos pusieron como platos.
Ella sabia del efecto que causaban esas dos copas de ambrosia, eran perfectas pese a su edad, duras, cargadas, desafiantes y con unos pezones que retaban a ser mordidos, succionados, chupados, cuando empezabas a chuparlas o morderlas, se disparaba la excitación de mi mujer, no podía reprimir la escalada de su deseo, atrapaba tu cabeza y no dejaba que separaras tus labios de ellas, incitaba a que siguieras chupando, mordiendo, besando, llenando de saliva todo el contorno de sus pezones, produciendo sus jadeos que denotaban como si de un diapasón se tratara, la medida de la altura que estaba tomando su calentura.
Raúl sin separar la lengua de la piel de mi mujer, la bajó hacía el pozo donde manaban los caldos de su pasión, empezando a pasar su lengua por encima de las diminutas bragas que cubrían su coño, mojándola con su saliva y con los jugos de mi mujer, esa prenda que en pocos minutos se convirtió en un estorbo, entonces se la quitó y abriendo los labios de la lujuria, comenzó a pasar de arriba abajo la lengua en toda la extensión de la raja hasta terminar y recrearse más tiempo en el clítoris, mi mujer empezó a gemir y sujetando la cabeza de Raúl, le animaba a seguir chupando y metiendo la punta de su lengua en el interior de su coño.
Viendo como se lo estaban pasando, yo tenía mi polla en su plenitud y me dirigí al sillón donde se la puse junto a la cara de mi mujer que inmediatamente abrió su boca para que la pudiera meter en su interior, comenzó entonces a succionar mi polla produciéndome un placer máximo, yo la ayudaba empujando suavemente mi polla en el interior de su boca consiguiendo que comenzara a gemir con la ayuda evidentemente que le proporcionaba Raúl con la comedura del coño.
Quiero que me llenes el coño con tu rabo cariño, estaba claro que no me lo decía a mí, entonces Raúl se quitó los pantalones y los calzoncillos dejando a la vista algo que a mi mujer no sorprendió puesto que ya lo conocía de sobra, pero que a mi me dejo flipado, como no iba a estar mi mujer con ese tío si tenía una polla que quitaba el hipo, tenía un pollón de más de 25 cm y de un grosor considerable, a tope como estaba actualmente, era impresionante, no era de extrañar que cuando mi mujer en sus salidas había disfrutado de esta polla, al llegar a casa y ofrecerla lo que yo tenía, dijera que no la apetecía.
Se puso de rodillas frente a mi mujer y apunto el capullo a la entrada en el coño, escupió en la punta de su polla para ayudar a que la penetración resultara más suave, e inmediatamente empujó para que entrara, resultaba un poco difícil por su tamaño que entrara de inmediato, pero no forzó la penetración para no hacer daño a mi mujer, poco a poco el coño de mi mujer comenzó a engullir tremenda maroma y a soltar grititos de placer a medida que él comenzaba un mete saca suave pero continuo, mi mujer aún con la boca llena por mi polla, se las apañaba para jalear a Raúl a que no parara en su follada y que se la metiera sin tantos miramientos, esta fue la orden que le faltaba para comenzar a follar como un loco, metiendo y sacando su polla como si se tratara de un martillo neumático.
MI mujer gritaba de gusto con cada embestida de Raúl, y yo, escuchando su placer y el que me estaba proporcionado con su mamada no tarde en descargar en su boca toda mi leche que la rebosaba cayendo parte de ella por el cuello hasta descender entre sus tetas.
Cuando me aparte de ella, enfrentó su cuerpo al de Raúl que la había cogido con ambas manos por las caderas, y que la estaba dando de lo lindo, el tío tenía un aguante de la hostia, mi mujer decía que se corriera que ya no podía aguantar más, pero como si nada, de pronto vi como el cuerpo de mi mujer se tensaba echando la cabeza hacía atrás y empezaba a gritar descontrolada que se corría, que se corría, que estaba teniendo uno de los mejores orgasmos de su vida, me estas corriendo como nadie cariño, le decía, me corrroooooo, me corrooooo, la corrida era interminable, su cuerpo no había bajado la tensión en ningún momento y cuando ya no pudo resistir más, quedo inerte, desmadejada, pero su amigo Raúl no la iba a dar tregua, seguía con su follada sin haber soltado en ningún momento sus caderas, metiendo y sacando sin miramientos su tremendo instrumento en el coño de mi mujer, su polla aparecía en estos momentos con un brillo especial, consecuencia de la tremenda corrida de ella que había impregnado con sus jugos la tranca de él.
Por favor Raúl córrete o me vas a destrozar, le decía mi mujer, no puedo aguantar más, échame toda tu leche, la necesito, necesito sentir como tu leche irriga mi coño, en esos momentos Raúl empezó a bufar como un autentico toro, resoplando y soltando el aire con fuerza por su boca, moviendo el cuerpo de mi mujer como si de una pluma se tratara y proclamando a los cuatro vientos el gusto que le estaba dando.
¡! Me corrroooo, me corroooo, que gustooooo me das, cariño me corrrooooooo, y quedó encima de mi mujer sin haber sacado en ningún momento la polla del interior de su coño, como yo me quede mirando, mi mujer me dijo, acaso te preocupa que me quede embarazada de Raúl, no te preocupes porque si esto es así, tu que eres mi esposo serás la coartada.
Apretó el culo de su amante contra su cuerpo para que el instrumento de su placer no saliera de su cueva y le dio un beso en los labios mirando de reojo como yo asentía ante el tremendo polvo que le había echado su amante.
Entonces me dijo, esta primera vez, te hemos dejado participar para que no te sintieras mal, pero ahora mi chico me va dar otro tremendo polvazo del que tan solo vas a poder mirar viendo como disfruto de un buen macho.
Se puso de rodillas frente a Raúl y cogió su pollón que estaba flácido después de la corrida que había tenido y que aún tenía impregnados los jugos del coño de mi mujer y su propia leche y comenzó a lamer la polla en toda su extensión, sacaba la lengua que comenzaba a pasar desde la parte baja de sus huevos y terminaba en la punta del capullo de su boca, abriendo la boca al máximo, introducía la polla en su interior llegando a producirla en algunos momentos arcadas por su dimensión cuando llegaba a la base del pollón y el comienzo de los huevos.
No tardó mucho el instrumento en empezar a tener consistencia, con la tremenda mamada que mi mujer le estaba dando, cada vez era más difícil que ella se la pudiera meter entera, pero se las apañaba para conseguir el máximo, cuando se sacaba la polla de la boca y con su mano la seguía pajeando arriba abajo, me miraba con cara de vicio y me increpaba diciendo, ves lo que es una autentica polla, con esto a mi disposición, vas a tener que aguantar carros y carretas y esperar a que quiera ser generosa contigo y alguna vez te permita disfrutar un poco, aunque estoy comprobando que tal vez disfrutes más como cornudo consentidor, que como marido activo, de nuevo comenzó a chupar la polla de Raúl que empezaba a ponerse a cien con tremenda mamada, la agarraba la cabeza y sentado como estaba, la subía y la bajaba en un ritmo continuo llegando hasta la base de la polla.
Entonces, Raúl se incorporo y puso a mi mujer de rodillas apoyada en el sillón ofreciéndonos la vista de su bonita almeja y de su para mí agujero insondable, vamos cariño rómpeme el culo que tengo virgen para ti y que el cornudo de mi marido vea quién disfruta de algo que él nunca ha conseguido.
Raúl metió dos de sus dedos en el coño de mi mujer, sacando la leche y los jugos de la corrida anterior, untándose a lo largo de su tremenda polla y depositando parte de ellos en la entrada del ojete de ella, comenzando en un principio a meter un dedo para que penetrara parte de la leche lubricando en la medida de lo posible el recorrido que iba a tener su polla cuando la follara.
Después siguió metiendo otro dedo más, girándolos dentro del culo y haciendo un movimiento suave de mete saca, para que fuera cogiendo elasticidad y pudiera absorber la maroma que seguía tiesa y dura como una piedra, cuando considero que ya tenía bastante abertura, apoyo el capullo en la entrada y empujo suavemente para ver la reacción de mi mujer, ella dio un gritito de dolor, pero no le dijo que parara en ningún momento, poco a poco en un continuo mete saca, estaba consiguiendo, pese a las quejas de mi mujer, que su polla se fuera enterrando en el culo de ella, este se adaptaba como un guante al instrumento que lo forzaba, mi mujer estaba cambiando sus quejas de dolor por quejidos de placer y comenzaba a pedir que se la metiera más, Raúl incitado por las palabras de mi mujer, cada vez tenía menos miramientos y sus embestidas desplazaban a mi mujer contra el respaldo del sillón, donde apoyaba su cabeza que servía de tope.
La follada era continua y mi mujer no paraba de gritar el gusto que le estaba proporcionando, vamos cariño métemela entera, quiero sentir como tus huevos golpean la entrada de mi culo, dame más fuerte, rómpeme el culo, que vea este cabrón como se folla a una mujer, que vea como demuestra una mujer que un macho la está dando placer y no tener que fingir, fóllame, follame, no pares de metérmela, échame toda tu leche, la quiero dentro, quiero sentir como me quema las entrañas cuando te corras, follame, follame, más fuerte joder, más fuerte, el ritmo de Raúl era frenético, las palabras de mi mujer le estaban poniendo a tope y sus embestidas conseguían que incluso el sillón se estuviera desplazando de su sitio, yo estaba de nuevo con un empalme de la hostia y me estaba haciendo una paja bestial, el contagio de las embestidas de Raúl parecía como si fuera algo gemelo, cuanto más aceleraba él sus clavadas, más aceleraba yo con mi mano la subida y bajada a lo largo de mi polla, mi mano era como un pistón a 3.000 revoluciones, mi mujer comenzó a anunciar su próxima corrida, vamos cariño me vas a correr, dame más fuerte, me vas a correr joder, dame más, dame más, me corroooooo, me corrooooo, ohhh que gusto, como me corroooo, cuando mi mujer comenzó a bajar el máximo del placer alcanzado, el cuerpo de Raúl se tenso y dio un grito bestial proclamando a los cuatro vientos su corrida, joder como me corroooooo, que corridaaaa, Dios esto es demasiado, mi mujer notando la corrida caliente en el interior de sus entrañas, reactivo su corrida y sus exclamaciones de placer, otra vez me corrooooooo, por favor, me estoy corriendo otra vez, me corrooooooo, me corroooooo, me corrooooo y quedo destrozada encima del sillón con el cuerpo de su amante haciéndole una perfecta cuchara, yo al mismo tiempo que mi mujer se corría la 2ª vez, empecé a tener una corrida como nunca en mi vida había sentido, la vista de lo que había pasado y la manera en que mi mujer y su amante se habían corrido, produjo en mi una explosión de placer y el vaciado de mis huevos fue tan inusual, que los alrededores de donde estaba quedaron salpicados generosamente de la leche expulsada por mi polla.
Raúl sacó la polla del culo de mi mujer, y vi como caía la leche del interior hacia el suelo del salón, haciendo un charquito debajo del cuerpo de ella, se dio la vuelta y cogiendo su polla comenzó a chuparla hasta dejarla limpia del todo.
Veo que has aceptado y disfrutado de la nueva situación, me parece bien así por lo menos no vamos a tener problemas mayores, todas las veces que Raúl venga a follar conmigo o incluso cuando decida que se venga a vivir a esta casa.
También es posible que algún día te contemos como nos lo pasamos y que fue lo que hicimos el día que nos seguiste al local de encuentros.