Alguna vez se derretira tu corazon?

Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol

ALGUNA VEZ SE DERRETIRA TU CORAZON?

Antes que nada, quiero pedirles perdon a mis lectores por tomarme tanto tiempo, estoy intentando terminar mi relato anterior, ( lo voy a terminar no se preocupen) pero mientras me vuelve la inspiracion, me salio este relato que estimo no sera muy largo,  espero que les guste,  si es asi lo continuare y sino solo tendran que esperarme un poquito mas para terminar El temor a perderlo todo.  Les mando un beso enorme, espero sus comentarios  y buen cominenzo  de la semana a todos.

Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. (Garcia Marquez)

Flashback

Respire hondo y abrí la puerta del salón, mi primer día de clases con los alumnos de 5 año. Yo tenía apenas 23, era mi primer trabajo después de recibirme como profesora de Literatura y la  verdad es que no estaba preparada para enfrentarme a alumnos de 18 años, por eso es que daba clases a los más pequeños de primer año, pero faltando menso de dos  meses para terminar las clases la profesora titular había tenido un accidente y me pidieron el favor de que la reemplazara ya que sería por poco tiempo.

Me presente a la clase, y recibí algunos silbidos en señal de reconocimiento, iba a ser un  bimestre muy duro. Yo sabía que era bonita, pero para ir a clases intentaba vestirme lo más formal posible, llevaba mi cabello recogido y me escondía detrás de mis lentes que en realidad solo debía usar para descansar la vista, pero me hacían aparentar algo mayor.  Pase lista para intentar aprenderme sus nombres, y cuando llegue al suyo, un escalofrió de anticipación me recorrió la espalda

-Miranda  Olivera - dije en tono frio y eleve la mirada,  una brazo desganado se elevo en el fondo, ni siquiera hablo, pero por un segundo nuestras miradas se encontraron y pude observar que era más bonita de lo que me había parecido anteriormente. Ella era la nueva sensación en el colegio, todos en la sala de profesores hablaban de ella. Había ingresado este año,  y tenía 19 años, este año cumpliría los 20, casi 2 años más que el resto de sus compañeros. Nadie sabía bien su historia, aparentemente su padre era militar de carrera y se mudaban constantemente, por eso había perdido 2 años , era difícil de  creer que hubiera repetido algún curso, ya que según todos los profesores que la tenían como alumna, decían que era brillante, aunque sumamente solitaria y hermética, en todos esos meses no había hecho amigos, no salía con el resto de sus compañeros, y cuando tenía q hacer algún trabajo en grupo, se limitaba a hacer su parte y se las daba a sus compañeros pero nunca se juntaba con nadie. Se había inscripto sola en el colegio, ya era mayor de edad y podía hacerlo, y nadie conocía a sus padres.  Por otro lado sus compañeros la respetaban, ya sea porque era más grande que ellos, o simplemente porque era intimidante por lo hermosa y brillante

Yo la había visto en los pasillos, porque Alejandra mi amiga y profesora  suya de matemáticas me había hablado de ella.  Tenía el pelo negro, muy corto,  unos ojos celestes increíbles, las pestañas largas, sus labios era suaves y llenos, además se veía que tenía muy buen cuerpo aunque usaba jeans y remeras holgadas, como si intentara pasar desapercibida Ale me había comentado que en clases jamás hablaba, parecía como si estuviera en otro mundo,  pero ella también había caído en su trampa, un día quiso hacerle pasar un mal rato porque pensó que no prestaba atención, y le pidió que pasara al frente a  resolver un problema sobre algo que recién había explicado.  Miranda se levanto, camino lentamente hacia el frente y con total seguridad escribió la resolución del problema, y volvió a sentarse, todo eso sin siquiera mirar a la profesora, que no tuvo otra que ponerle un 10 en su cuaderno de calificaciones.

Después de presentarme con todos, decidí hacerles un par de preguntas por escrito para evaluar su nivel, iba pasando por todos los bancos, evacuando dudas o simplemente hablando con los chicos para entrar en confianza , cuando me iba acercando a ella, note que me miraba fijamente, intente sostenerle la mirada, pero el escaneo al que me sometió fue tan intenso que no pude soportarlo y baja mi vista. Disimuladamente volví a mirarla y note un dejo de diversión en sus ojos mientras  volvía a recorrer mi cuerpo, pero esta vez sus ojos se detuvieron más de lo normal en mis senos, parecía que me quitaba la ropa con la mirada.  Trague saliva y aparentando una confianza que no tenia me acerque a ella

-Miranda, entendiste la consigna? Tenes algún problema con las preguntas?- le dije intentando simular una sonrisa.

-Si y no- me respondió mientras sin disimulo su mirada se dirigia  a mis labios,  creo que comencé a ponerme colorada y ella lo noto porque una sonrisa asomo a su boca, estaba jugando conmigo.

-Ok, si necesitas algo avísame por favor- y me di la vuelta intentando alejarme de ella

-Profesora?- me llamo bajito y me hizo una seña para que me acercara

Me acerque despacio y mirando a mi alrededor, por suerte todos seguían ocupados con sus ejercicios, sino creo que podrían escuchar que mi corazón latía rápidamente, baje mi cabeza hasta acercarme a ella,  pude sentir su respiración en mi oído, y dijo en un susurro:

-Usted también  me gusta mucho- y se alejo sonriendo,  sus ojos  brillaban divertidos

Yo ni la mire, me aleje de allí como si estuviera en una zona minada, mi corazón latía desbocado, y estaba transpirando, como podía haberse dado cuenta de que me gustaba? Nadie sabía mis preferencias sexuales, ni siquiera Alejandra, y la verdad es que nunca me había fijado en ninguna alumna, seguro estaba alardeando conmigo, me quería poner nerviosa  para avaluar mi reacción. Seguí con la clase y evite por todos los medios mirarla, pero sentía su mirada fija en mí, no sé como termine la clase, pero en cuanto sonó el timbre, me despedí  rápidamente y hui del salón.

Los días que tenía que ir a la escuela era una tortura y ni hablar cuando tenía clases con ella, antes apenas la veía y  ahora me la cruzaba por todas partes, ella me miraba con una sonrisa burlona en sus labios, sabía perfectamente que me ponía nerviosa y lo disfrutaba. Por  otro lado tenía un gran talento para escribir, me lo había demostrado en algunas tareas que había mandado en el curso, debía acercarme a ella para convencerla de que siguiera escribiendo porque tenía un gran futuro pero no me animaba, ella parecía la profesora y yo la alumna tímida y nerviosa.  En general había entablado muy buena relación con los alumnos grandes, como yo les decía, ellos se acercaban y me pedían consejos  sobre las carreras que quería seguir etc., pero  Miranda se mantenía distante como siempre y yo la evitaba por todos los medios.

Un par de veces mi hermano fue a buscarme al colegio, por un tema con la herencia de mis padres, que había muerto hacia un par de años, nos llevábamos muy bien, y siempre nos abrazábamos efusivamente  cuando nos veíamos, cosa que no sucedía a menudo,  en una de esas ocasiones Miranda me vio, y su cara se transformo, a partir de ese día la que evitaba los encontronazos era ella, apenas me miraba a la cara y cuando lo hacia  sus ojos eran fríos

Faltaba menos de 1 mes para el cierre del año,  y hablaba  con los alumnos  sobre que harían cuando egresaran, la mayoría seguiría una carrera universitaria y algunos empezarían a trabajar o buscar trabajo, cuando  le toco el turno a ella,  con su típica cara de apatía me contesto que no lo sabía, cuando iba a preguntarle algo mas, sonó el timbre, todos empezaron a salir, así que junte coraje y le dije:

-Miranda, podrías aguardar un momento por favor, necesito hablar contigo-

Me miro curiosa, yo siempre huía en cuanto sonaba el timbre. Se acerco a mi escritorio, en donde yo aparentando tranquilidad recogía mis cosas, cuando quedamos solas levante la vista y quede prendida de sus ojos celestes. Ella miro su reloj, parecía apurada

-Profesora, de que quería hablarme? No tengo mucho tiempo- me dijo seca, y sus ojos no eran burlones como siempre

-Yo, eh, yo solo decirte que me parece que tienes mucho talento escribiendo, deberías considerar seguir estudiando y hacerlo en serio, es decir dedicarte a ello. Si quieres podría hablar con tus padres  para que te apoyen si es necesario, se que a veces los adultos  piensan que la carrera de escritor es un pasaporte a la miseria-trate de sonreír

-Gracias, eso es todo?- su voz y su mirada eran frías como el hielo, nunca me había tratado así y me dolía, la prefería  burlona como siempre

-Si, eso es todo, puedes irte si estas tan apurada- le dije yo también seca

Se dio vuelta y  mientras caminaba escuche que mascullaba algo entre dientes

-Perdón Miranda, se te olvido decirme algo?- Yo estaba furiosa que derecho tenia a tratarme así

-No, solo pensaba que la que siempre esta apurada es Usted, sale corriendo apenas suena el timbre, acaso hoy no la espera nadie?- clavo en mi sus ojos celestes, y por solo una fracción de segundos  pude ver los celos, si estaba celosa de mi hermano!!!, por eso esos días se mostro tan fría conmigo

-No, hoy no me espera nadie y a ti?- le dije sugestiva, no me reconocía, no sabía lo que me pasaba, solo estaba  feliz por saber que sentía celos de mi, que no era solo una burla.

  • A mí, si, con permiso profesora- se dio media vuelta y salió caminando tan tranquila como siempre,  mientras yo me quedaba hirviendo de rabia, y celos, como en un juego de tenis tenia la habilidad de devolverme todas las pelotas   con tiros ganadores.

Desde ese día, las dos nos ignorábamos, apenas si nos mirábamos, sus trabajos seguían siendo excelentes, así que se recibió sin problemas, la última semana de clases la mayoría de los chicos ya no tenían nada que hacer,  así que era la típica despedida: te juro que nos vamos a seguir viendo, nos vamos a seguir llamando, etc.  etc., lamentablemente en la mayoría de los casos ninguna de esas promesas se cumplía.  Tanta melancolía solo se veía interrumpida por la preparación de la graduación, todos hablaban sobre como irían vestidos, con quien irían, cuál de sus padres le entregaría el diploma etc.,  y estaban organizando la fiesta  posterior, todos  menos ella, escribía febrilmente en un cuaderno,  moría de ganas por saber que escribía pero tenía que contenerme.

-Buenos chicos, no me despido de ustedes porque los veo mañana en la graduación, pero la verdad es que fue un placer para mi haber sido su profesora bla bla bla- todos aplaudían y me saludaban contentos, menos Miranda, seguía escribiendo, ni había levantado la vista.  Cuando sonó el timbre, me demore un rato y cuando estaba saliendo la llame

-Miranda, te veo mañana en la graduación no?

-No- fue su seca respuesta  mientras seguía caminando

-Miranda por favor, espera un momento- le dije mientras la miraba, me dolía que fuera así, tan fría, tan metida en su mundo y no pudiera ni disfrutar de su graduación, ella me miro molesta pero espero a que salieran sus compañeros

-Discúlpame, no quiero meterme en tu vida, ya sé que sos muy celosa de ella, pero porque no vas a asistir a la graduación, es el premio al esfuerzo, a tantos años de estudio, eres una gran alumna, estudiosa,  sería una pena que no pudieras disfrutarlo, te lo mereces- le sonreí comprensiva

-Gracias por preocuparse profesora, pero lo prefiero así, si me disculpa estoy apurada-

-Pero Miranda, tus padres, tu familia, seguro querrán estar presentes cuando te den el diploma, es una ocasión única....- iba decir algo mas, pero se dio vuelta furiosa, se acerco a mí y su cara quedo a milímetros de la mía, sentía su aliento quemándome la boca y sus ojos clavándose en los míos

-Mis padres no están en el país, y aunque lo estuvieran sería lo mismo, no tengo familia y no tengo amigos porque así lo elegí, tan difícil es entender eso profesora? Déjeme en paz si?- salió hecha una tromba, era la primera vez que la veía furiosa, mientras la veía irse solo pensaba en que quizás esa era la última vez que la veía y sentí una opresión en el pecho por la angustia, no sé que me pasaba con ella, pero claramente estaba sintiendo más de lo que quería

Finalmente llego el día  de la graduación, todas las alumnas vestían vestidos largos y los chicos traje, era muy gracioso ver lo incómodos que se sentían algunos,  los padres también destina sus mejores galas, algunos más humildes que otros pero todos muy prolijos y con lo mejor que tenían.  yo me había puesto un vestido por arriba de la rodilla, suelto, sexy pero no tanto,  combinaba varios colores, y me hacía parecer más joven, casi una alumna, para mi sorpresa apenas llegue la directora me busco, me miro de arriba a abajo y me dijo que estaba presentable, que me quedara en las primeras filas, yo no entendía nada pero como era nueva, no quise discutir.

La entrega de premios se hacía interminable, eran muchos chicos, y la verdad es que ya tenía ganas de largarme y salir con mis amigas que se iban a reunir en nuestro bar de ambiente  favorito. En ese momento sentí  que me llamaban a para subir al escenario a entregar un diploma, era algo totalmente atípico y me quede dura

-Profesora Brenda Sánchez, por favor acérquese, me repitió la Directora, mirándome como si fuera una idiota, subí al escenario, me dieron el diploma que debía entregar y entonces la vi,  estaba  parada debajo del escenario, se veía hermosísima, tenía un vestido largo rojo que se ajustaba  sensualmente a su cuerpo, y que cuerpo escondía bajos sus eternos jeans y camisetas holgadas,  se marcaban sus caderas perfectas,  sus pechos llenos y redondos, me la quede mirando embobada.

-Miranda Olivera, por favor suba al escenario, la Profesora Sánchez le entregara su diploma- dijo la directora sonriente

Ella se acerco, olía riquísimo,  prácticamente tuvo que tomar el papel de mis manos, porque yo estaba estática,  se acerco a mí, y me dio un beso de agradecimiento, mientras nos pedían que posáramos para una foto,  me abrazo por la cintura, y me apretó contra su cuerpo, no puedo explicar lo que sentí, una corriente de placer me atravesó, cuando me di cuenta ya estaba abajo del escenario, y ella ya no estaba a mi lado. No volví a mi asiento, me quede por allí,  buscándola  con la mirada pero había desaparecido. Por suerte en poco tiempo todo termino, y me quede un rato sacándome fotos con los alumnos que me lo pedían, parecía que me había vuelto muy popular, todos me pedían que fuera  a la fiesta y les mentí, les dije que quizás iría, pero lo que menos ganas tenia era de eso, solo quería huir de allí, ni siquiera iría con mis amigas, solo quería ir a mi casa y quedarme sola pensando en ella, que diablos me pasaba con ella, y lo peor era que ya no la vería otra vez, y ni siquiera sabía donde vivía, pero no me importaba, iba a encontrarla.

Llegue a mi casa, deje el auto  y cuando iba a abrir la puerta sentí que alguien estaba detrás mío, asustada  me di vuelta y me quede helada, era ella, nos quedamos unos segundos mirándonos sin hablar, hasta que  Miranda acaricio mi mejilla con el dorso de su mano, instintivamente seguí su caricia y todo exploto, me acerco a ella y comenzó a besarme desesperadamente, yo la abrase fuerte y mi bolso con las llaves cayeron al suelo. Ella se separo de mi, podía ver que sus ojos ardían, al igual que lo estaba haciendo yo, se agacho y tomo mis cosas, abrió la puerta de calle, me tomo de la mano, y entramos a mi departamento.

Esta vez ella permaneció apartada y me miraba como esperando que yo avanzara, tímidamente me acerque a ella, y la bese con  dulzura mientras la acariciaba sin prisas,  ella  parecía sorprendida, como si no estuviera acostumbrada a que la trataran con ternura.  Le daba besos pequeños por todo su rostro, besaba sus ojos, su nariz, su frente, hasta que me perdí en su cuello,  fui besando cada parte hasta llegar a su clavícula, ella me sostenía por la cintura y se dejaba hacer. Levante mis ojos y la mire, esperaba su reacción,  vi que sus ojos estaban húmedos y una lagrima que intento detener corrió por su mejilla, la tome entre mis labios y subí a su boca, esta vez la bese más intensamente y ella comenzó a reaccionar,  me abrazo más fuerte y con su mano, tomo mi nuca para intensificar el beso.

Como pude la guie a mi habitación, mientras,  íbamos dejando nuestras ropas desperdigadas por el departamento pero nada me importaba, sus besos eran increíbles, sus labios eran tan dulces que no podía parar de morderlos y chuparlos. Finalmente caímos en mi cama, yo encima de ella, pero rápidamente hizo un movimiento e invirtió las posiciones,  se metió entre mis piernas y su muslo rozaba sin piedad mi vagina que ya estaba súper húmeda, me besaba sin control, bajo hacia mis senos, los lamio, chupo y mordió por largo tiempo, mientras una de sus manos bajaba a mi centro y me acariciaba llevándome al paraíso, yo intentaba agarrarme de mi sabana, de su pelo, pero el placer era tan grande que no sabía lo que hacía. Me penetro primero con uno y después con dos dedos, y cuando se canso de mis  senos bajo con su boca hasta mis labios,  mientras seguía penetrándome, el primer orgasmo llego  e inundo su boca que ávidamente tomo  el rio que salía de mi, pero no paro allí.  Volvió a besarme, sentir mi olor en sus labios me había vuelto a poner a mil,   yo arañaba su espalda, quería hundirme en ella, la tomaba de sus nalgas redondas y llenas y la apretaba mas a mí, ella unió nuestros sexos y nos acomodamos en una perfecta unión, comenzamos a cabalgarnos primero despacio, hasta que la excitación fue más grande y ya nos rozábamos salvajemente, llegamos juntas al orgasmo, nuestros gritos de placer fueron lo único que salió de nuestros labios en esa noche. Nos quedamos dormidas abrazadas,   me despertó una vez más en la madrugada y volvimos a hacer el amor una y otra vez hasta caer agotadas.

Me despertó el sol que entraba por la ventana, estire mi mano pero encontré la cama vacía, me despabile en seguida,  vi mi ropa prolijamente acomodada en una silla y trataba de entender si había sido un sueño o había pasado en realidad, me desplome sobre la almohada y pude sentir su olor que todavía permanecía allí, mire mi cuerpo y tenia pequeñas marcas en mi abdomen y en mis senos, prueba de la intensidad con la que me había hecho el amor, una sonrisa asomo a mis labios, no fue un sueño, habíamos pasado la noche juntas y que noche, ninguna mujer me había hecho sentir lo mismo que Miranda, no sabía cómo pero tenía que encontrarla, ya no tenía alternativa, estaba completamente enamorada de esa hosca y solitaria mujer.