Alguien me está robando las bombachas

Hace unos meses que noto que me desaparecen mis bombachas y no puedo resolver el enigma...

No sé si estaba muy distraída… pero me parecía que me desaparecían mis bombachas y las encontraba días después. A penas me las sacaba, sucias ya no estaban en el tacho de ropa sucia… Haciendo memoria me estaba pasando desde hace más o menos dos meses.

Y me di cuenta porque una tarde me bañé y dejé una tanga color piel, que quería lavarla a mano para pode ponérmela al otro día… así que después de secarme y de ordenar un poco el pelo, fui al baño a buscarla al tacho de ropa sucia y ya no estaba.

Un verdadero misterio… así que no le di importancia, hasta que a los días, al abrir el cajón de la ropa íntima, allí estaba. Creí que se me había escapado ese día que estaba nerviosa y por eso no la encontré… y pasó

Algo parecido me pasó una mañana antes de salir para estudiar en casa de una compañera… me vino, corrí a al cuarto a cambiarme y dejé la bombacha tirada en el cuarto y cuando volví por la tarde no estaba ya la bombacha manchada. No me gusta que nadie me lave las bombachas cuando están en ese estado y me daba vergüenza que la chica que limpia mi casa, haya tenido que hacerlo. Me fui al lavadero a ver si estaba colgada de la soga pero no estaba. Busqué en el baño y tampoco estaba y como la otra vez apareció a los días en mi cajón limpia.

No lo comenté con nadie en casa, pero estuve atenta y si alguien estaba secuestrando a mis bombachas usadas, lo descubriría.

La sospechosa era: La sirvienta. Una chica de mi edad y que varias veces me había elogiado mi lencería. Seguro que ella se la llevaba las usaba y luego las volvía a mi cajón. No iba a ser mi madre, que es la única mujer de la casa…Además ella usa muy buena y sexy lencería. Mi padre y mi hermanito están descartados.

-         Mami, ¿Vos crees que Rocío puede estar robándome las bombachas por unos días para después guardarlas en el cajón?

-         Sole… Rocío trabaja aquí hace tres años… Yo le he regalado lencería y siempre le compro ropa para las fiestas, para su cumpleaños Sabe que si necesita algo me lo puede pedir…

Como ven mi madre no me hizo mucho caso; así que debería averiguarlo por mi misma.

Lo que descubrí me sorprendió por dos cosas… por quien era y para que las usaba.

Una tarde… hace unos días… volví a casa toda sudada por el calor que hace en Buenos Aires en enero... Me saqué la ropa en el cuarto y me fui a bañar… dejé toda la ropa desparramada sobre la alfombra y deje una rendija de la puerta abierta para poder observar si alguien entraba a mi cuarto. Así que cubierta con la toalla, entre de sorpresa a mi cuarto y lo vi.

Allí estaba mi hermanito oliendo el hilo dental de mi tanga, con los ojos cerrados, la mano en su verga… masturbándose.

Me quedé muda viendo a mi hermanito oliendo en éxtasis mi tanga. Se llevó la pequeña tela a su entre pierna y acabó fuertemente atrapando toda su leche en mi bombacha, No sabía que hacer… quería desaparecer y no avergonzarlo… yo estaba que no caía en lo que estaba pasando.

-         ¡Sole! ¿No estás bañándote? – me dijo escondiendo su pene y mi bombacha como queriendo hacer que no había pasado nada y yo me hice la tonta.

-         No tengo que pedir permiso para estar en mi cuarto… pero vos si. ¿no te parece Camilo?

-         No, nada. Estaba buscando el CD nuevo de Miranda! – Estaba tan colorado que aunque no lo hubiera visto hubiera sabido que estaba mintiendo.

No quería que esto se convirtiera en un escándalo. Se muy bien que a los 16 años es difícil satisfacer las necesidades sexuales y me pareció que empeoraría su situación si sabe que su hermana mayor lo vio haciéndose una paja con su propia bombacha. Así que volví al baño con una sorpresa y con una calentura que me hizo autosatisfacerme a mí también. La cara de Camilo oliendo los flujos mi intimidad. Me habían puesto a mil

Salí tranquila del baño: El orgasmo que había tenido fue maravilloso y culposo. Pensé  mientras me vestía que debía hablar con mi hermano y decirle algo… por lo menos para recuperar mi tanga y mi dignidad… Me daba cosa que la tuviera, toda sucia por mí y por su semen después.

Entré en su pieza, dispuesto a entenderlo y no hacer de esto  mas, que la ayuda que le daba, la buena y comprensiva, hermana mayor. Pero si creí que había visto todo me equivocaba.

Al abrir la puerta enconaría a mi hermano con mi tanga puesta y el corpiño que hace juego, caminando sobre unas sandalias de taco alto que ya ni me acordaba que tenía.

-  ¡Camilo! ¿Qué te está pasando? – Le dije y mi tono no era el de una hermana comprensiva ni buena.

Él me miró si saber que decir… iba a responderme algo pero se arrepintió. Dio un paso hacia mi y me abrazó llorando.

-         Yo no quería que pase esto, Sole… Yo no quería, pero no lo puedo contener.

Le pasé mi mano por la cabeza, como si fuera un niño pequeño. No sé que sentía en ese momento. No sé, si quiera, como había llegado todo hasta allí. Yo que me había hecho una paja en el baño con la imagen de mi hermano acabando sobre mi bombacha  Orgullosa de ser el fetiche que lo calentara y a la vez. Esto era incongruente. Me daba pena verlo así llorando y pensé en hacerlo salir de la confusión.

-         Cami- le dije en un tono maternal- Yo sé lo difícil que se pone tener 16 años y no poder tener contacto con una chica. La que te gusta que seguro no te da la hora y además, seguro sale con un chico más grande que vos. - Hice un silencio y él seguía sollozando en mi pecho. Continué hablando. – Pero eso le pasa a muchos de tus amigos y compañeros a tu edad.

-         No, no es así. No es eso lo que me pasa. – y volvió a estallar en llanto

-         Vamos, no te pongas así… A ver decime que es lo que te pasa hablame yo te escucho.

-         No lo vas a entender…

-         A todos nos pasa que… ¿Te acordás cuando yo cumplí los quince? En la fiesta, estábamos todos borrachitos. ¿ te acordás?

-         Si.  – Dijo. Con la respiración entre cortada.

-         Bueno esa noche María y yo nos besamos. Y eso no quiere decir nada… No me hice torta y besé a varias otras…. ¿Y vos crees que yo por eso soy lesbiana?

-         No… pero eso ya lo sabía… no de vos sino de que las chicas suelen besarse entre ellas.

-         ¿Y todo esto que estás haciendo, no es lo mismo?

-         NO – contestó rotundo. Y luego se hizo un silencio. – Yo me siento así, quiero ser así…no estoy confundido. ¿Pero como hago para vivir con esto?... - Me dejó muda. El silencio se hizo largo y denso… _ ¿Ves? Ni vos me aceptarías así.

-         Y debí hacer un esfuerzo para desmentirlo… pero la verdad es que tenía la razón. Tenía amigos gay… ¿pero un hermano? Además no era solo gay, le gusta vestirse de mujer.

-         ¿Has tenido relaciones? - Le pregunté sabiendo la respuesta.

-   ¿Con una mujer?

-         ¿Estuviste con un hombre??? – Con voz de loca.

-         No, nena… ni con un hombre ni con una mujer… ¿Te quedás mas tranquila?

-   No, no me deja mas tranquila…

-         ¿Y entonces? ¿Qué me queres preguntar?

-         Te quiero preguntar de todo. ¿Qué sentís? ¿Desde cuándo? ¿Qué querés que yo haga? ¿Qué queres hacer?- No lo pensó ni un segundo.

-          Siento que me gustaría salir a la calle y que todos me vean como a una chica. Poder comprarme ropa interior y ropa… Caminar como lo hacés vos sin que nadie diga nada. Y no sentir todo el tiempo que soy un bicho raro.  Y esto me pasa desde hace unos meses. No me dio por estar con hombres… pero tampoco con chicas.

-         ¿Y no te gustaría probar de estar con una chica?

-         No. Al principio quise, cuando nos besábamos en las fiestas, en los juegos… Pero solo era posible en los juegos… nunca pude tener un novio, una novia quise decir. – poniéndose colorado por la equivocación.

-         ¿Quisieras estar con una mujer…? ¿O te dan asco?

-         Nunca se dio.

-         ¿Y si se diera? ¿estarías?

-         Si no sé… no se va a dar. Y no quiero estar con una puta.

-         ¿Y con quién te gustaría estar?- Se volvió a poner colorado… bajó la vista y me abrazó muy fuerte.

Yo estaba tan afligida como lo estaba él. Me costaba preguntar y lo que mas me asustaba era cada contestación que me daba. Creo que podía ayudarlo y no me quedaba claro, como. Sabía que estaba haciendo bien en escucharlo, pero sabia también que era solo por un momento… y si no hacía algo para que pruebe nunca iba a poder sentirme que hice todo lo posible.

-         Bueno, decime, ¿con quien quisieras estar? -Y me apretaba entre sus brazos. – Soy tu hermana, ¿No me lo podés decir?

-         Por eso mismo no puedo decirlo.

-         Si podés… decídmelo. Yo te voy a entender…

-         Con la única mujer que me gustaría estar, es con la que mas confianza tengo.

-         Esa soy yo. – Lo dije y me quedé helada. Lo dije sin pensar y después quise arreglarla, pero ya era tarde, Camilo ya había contestado

-         Si - Él se puso colorado y yo también. – Me reí de nervios y él lo interpretó de otra forma

¿Qué es lo que debía hacer? Nos quedamos abrazados en su cama… yo le acariciaba la espalda… mis manos no podían estar quietas y un calor subió por mi cuerpo. La idea de hacerlo con mi hermano me inquietaba y no lo podía dejar de hacer… Quizás era su única relación sexual con una mujer. Entonce me dije basta debemos hacerlo ahora mismo. Separé su cara de mi pecho y lo besé. Mi lengua penetro su boca y se encontró con la suya… me humedecí en un segundo. Ya no había marcha atrás. Me puso re caliente estar besando a mi hermanito…

Le bajé la tanga, que era la mía, la robada buscando su pene… Estaba semierecto… hacía menos de treinta minutos que lo había visto como eyaculaba solitos. No le podía pedir gran cosa, aunque a su edad sabía que era cuestión de excitarlo.

Bajé mi boca hasta su ombligo y pronto su pija rozaba mis labios. El aroma de semen penetró en mi nariz y mi lengua lamió la cabecita de verga. Camilo suspiraba y sabía que si seguía haciendo eso acabaría sin poder resistirse.

L ofrecí mi conchita para que la pruebe y fue encantador sentir como jugaba con su lengua en mi clítoris… No necesité explicarle nada. Yo estaba acabando con su lengua… me arqueaba sobre su cama y él no paraba de chuparme

-         ¡Metémela, metémela!!!… - le rogué. Lo acomodé en la cama y me senté sobre su pene penetrándome despacio. Lo cabalgué hasta sentir que se venía. Le apreté la base de su pija para que no acabé y lo solté cuando puse mi boca. Un mar de leche explotó en mi boca en mi cara. Camilo gemía como loco y me volvía a penetrar la boca.

La próxima vez le contaré como siguió.. la vida sexual de mi hermanito Besitos Sole

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