Algoritmo 6 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. Los amigos de Tiffany descubren las hipnóticas capacidades de un algoritmo sensorial audiovisual. No pasará mucho antes de que quieran probar que tan poderoso puede ser, pero necesitarán sujetos de prueba, voluntarios o no...

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

_______________________ ________________________________________****

ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 6

El viaje en autobús desde el apartamento de Alice hasta el de piso de Josh fue rápido y sin complicaciones. Alice conversaba animadamente sobre todas las cosas para las que podrían usar el algoritmo, desde ayudar a las personas a dejar de fumar hasta borrar memorias traumáticas. Erin no dejaba de sugerir varios animales de granja en los que podrían convertir a Lucy y pronto entró a un acalorado debate con la rubia sobre si sería más adorable convertirla en una ovejita o un cochinillo.

Tiffany permaneció sentada en silenció la mayor parte del tiempo, solo intervenía cuando la conversación de sus amigas lo requería (“no puedo decidir entre esos dos, pero ¿no creen que sería más adorable un pollito o un patito?”) y con eso la conversación proseguía sin ella por bastantes minutos más. Tiffany no dejaba de intentar aclarar su mente, pero la imagen de Alice vacía y arrodillada a los pies de Erin vestida en su increíble traje de látex rojo era demasiado intensa para sacársela de su cabeza. Al menos había conseguido recuperarse de su casi ataque de pánico en el apartamento de la rubia, pero todavía se sentía profundamente inquieta. Se dio cuenta de que las deseaba a ambas, Alice como su amante, Erin como su esclava. Su mente tampoco podía dejar ir las palabras que la chica tomboy le había susurrado: “No necesitas el programa para que yo sea tu esclava…”

¿Realmente pensaba eso o era otro de sus trucos mentales? Tiffany había descubierto una suerte de respeto hacía Erin a la luz de la conversación que acaban de tener, pero ciertamente no confiaba en ella. Quería que charlaran a solas para descubrir más, para entender cuál era realmente su juego y decidir cómo actuar en concordancia. Pero por supuesto acercarse a la chica tomboy con aire de incertidumbre derribaría cualquier oportunidad de conocer la verdad. “Ordéname… Muéstrame que tienes la fuerza y la voluntad para controlarme” había dicho Erin.

Tiffany sabía que tenía la voluntad, pero no sabía si tenía la fuerza. Se había planteado más de una vez como se sentiría que las defensas de su mente fueran derribadas una a una por las luces arremolinadas y los sonidos pulsantes de la computadora de Josh. Anhelaba que la programasen de forma irreversible susurrándole al oído. Anhelaba que le arrebataran sus ilusiones de control con cada palabra. Soñaba con sentir como sería obedecer irremediablemente, desnudarse cuando se le instruyese, correrse bajo comando, que su cuerpo y mente fueran usados sexualmente para satisfacer cualquier necesidad de su Amo o Ama.

Sacudió la cabeza. Era una fantasía deliciosa, pero también era una donde todos estaban bajo su poder y podía explorar los límites de su sumisión de forma segura al controlar toda la escena. Eso implicaba terminar lo que había iniciado, encontrar la manera de llegar a Erin y Josh e implantar sus propias sugestiones de obediencia. Ahora podía controlar a Alice y Trev cuando quisiera, pero así mismo podía hacerlo Erin. La chica tomboy podría fácilmente rastrear y deshacer cualquier cambio que ella hiciera, lo que en verdad le fastidiaba.

No obstante, supuso que era algo fastidioso para ambas partes. Erin desde luego no podría implantar sugestiones en Alice y Trev sin que Tiffany lo notase la siguiente vez que entraran en trance. Se recordó a sí misma que debía comprobar eso en la próxima oportunidad que tuviera.

Además, se suponía que como parte de su tregua con Erin ninguna de las dos debía remover los triggers que la otra había implantado en sus amigos, pero nada le impedía a Tiffany descubrir cada pequeño comando escondido en sus psiques. Quizá eso por lo menos le daría una pista de lo que la chica tomboy planeaba, si algo había aprendido sobre Erin en las últimas 24 horas es que siempre planeaba algo.

Tiffany estaba tan ensimismada en sus pensamientos que solo salió de ellos cuando Alice la jaló fuera de su asiento.

—¡Apúrate despistada! ¡Es nuestra parada!

—¡Cierto! ¡Lo lamento! —Tiffany se sonrojó mientras seguía a sus amigas fuera del bus.

La luz del día comenzaba a desvanecerse y el aire se sentía más fresco debido a esto. Caminaron un par de calles en buen estado y pronto se encontraron fuera del edificio de Josh. Todas tenían una copia de las llaves así que no se molestaron en timbrar. Un instante antes de que entraran Erin se volteó a ver a Tiffany y levantó un dedo en gesto acusatorio.

—Recuerda, Tiff —dijo en un tono de seriedad fingida—. Esta vez no quiero pasar toda la tarde como una gallina.

Alice se rio y Tiffany devolvió una sonrisa de suficiencia mientras planeaba su respuesta. Considerando lo que Erin había dicho no había lugar para disculpas o inseguridades.

—No prometo nada, —dijo airadamente—. Me pareció que realmente lo disfrutaste la última vez…

A Erin pareció gustarle esta respuesta y le ofreció a Tiffany una sonrisa de aprecio.

—Suena justo, Tiff, pero te advierto que si te meto en trance antes de que tú lo hagas conmigo pasaras la tarde como un emú.

Mientras abrían la puerta Tiffany intentaba recordar a que se parecía un emú pero pronto se vio interrumpida por Josh y Trev quienes los recibieron de una forma muy particular.

—Ah, pobres de nosotros, mi camarada —anunció Trev dramáticamente—. Cuando pensábamos haber vencido a la única mujer que nos acompañaba hasta este punto ella ha convocado refuerzos.

—Ciertamente mi amigo, este de seguro es nuestro fin, —replicó Josh—. Fue un honor servir a tu lado querido Trev.

—Calma, calma, todavía podrán vivir en paz en nuestro reinado— anunció Alice mientras chocaba los cinco con Trev y saludaba de puño a Josh.

—Solo si aceptan nuestra superioridad femenina… —añadió Erin dirigiéndose al refrigerador y examinando su contenido— …impondremos un trato cruel, pero justo.

—Sí, quizá involucre un tributo diario de cupcakes, —declaró Tiffany—. Y todos los hombres deberán usar tutus rosas chillón en reconocimiento a nuestras formas, —miró alrededor detenidamente antes de añadir—: ¿Está Lucy aquí?

—Está en el baño, mi lady . —Trev señaló el aseo con su cabeza.

—¿Le dijeron algo sobre el programa? —preguntó Tiffany de la forma más inocente que pudo.

—No todavía, —dijo Josh, pero entonces regresó a ver sorprendido a Trev—.  Viejo, ¿qué fue lo que dijiste?

—Que Lucy está en el baño, —dijo Trev encogiéndose de hombros.

—No, no, después de eso.

—¿Qué? Eso fue todo lo que dije, viejo.

Los ojos de Tiffany se abrieron como platos. No lo había notado al principio, pero Trev se había dirigido a ella como “mi lady ”, ¿cierto? Rápidamente regresó a ver a Erin quien le devolvía una expresión de urgencia y señalaba con la cabeza a Trev mientras le decía con gestos que hiciera… algo.

—Así que, Trev, ¿estuvieron mucho rato esperándonos? —preguntó Alice.

—No, mi lady , solo unos minutos en realidad, —replicó Trev.

—¡Ahí está de nuevo! —exclamó Josh, mirando a Trev entre divertido y confundido—. Dijiste: “mi lady

—¡Oh sí! —rio Alice—. ¡Me había olvidado de eso!

—¿De qué estás hablando? —Trev parecía verdaderamente irritado ahora.

—Oh mierda, esto se verá muy raro para Lucy, ¿no? —Alice frunció el ceño.

—¿Qué se verá muy ra… qué está pasando? — demandó Trev.

Erin se acercó ágilmente a Tiffany y murmuró:

—Mételo en trance, ponlo a dormir, di su trigger , lo que sea, solo hazlo AHORA.

—Duerme, Trev, duerme, —dijo Tiffany sin pensarlo mucho. ¿De verdad esta era una buena idea?

Trev pestañeó un par de veces sorprendido y luego su rostro entero se relajó. La ira en sus ojos se desvaneció mientras enfocaban la nada distante. Se quedo parado perfectamente quieto y su respiración se volvió profunda y lenta.

—Ok, rápido quita toda la cosa de mi lady y despiértalo. —ordenó Erin. El sonido del inodoro descargándose en el bañó acentuó la urgencia en su voz.

—Oh mierda, de acuerdo, okay. —Tiffany luchaba contra su propio pánico—. ¿Trev?

—¿Sí, mi lady? — respondió Trev.

—Deja de referirte a nosotras como mi lady o mis ladies , solo olvídate de esa sugestión por completo, ¿ok?

—Okey.

—Bien, bien, ¡ahora despiértalo! —Erin se agarraba del brazo de Tiffany con ansiedad.

Alice se giró al pasillo con inquietud al escuchar el sonido de la puerta del baño abriéndose.

—Ehhh, despierta, Trev, despierta, —dijo Tiffany mientras suspiraba de alivio al ver como los ojos de Trevor volvían a la vida.

—¿Y bien? ¿Qué está pasando? —volvió a decir Trev mientras Lucy salía del baño.

—Jaja, nada, solo te estábamos molestando. —Erin rio falsamente—. ¡Ey mira! ¡Ahí está Lucy!

—Hola chicas, —saludó la aludida con una voz dulce y melodiosa.

Lucy era de baja estatura, apenas un metro sesenta, y cada aspecto de su apariencia gritaba pequeña e inocente. Lucía un cabello marrón ondulado que enmarcaba su rostro de porcelana sin llegar a tocar sus hombros por unos pocos centímetros. Sus gruesos labios color rojo rubí naturalmente se fruncían en un gesto que recordaba a un puchero adorable; sus grandes ojos como de muñeca tenían un brillo especial mientras observaban a todos los presentes en la habitación; pero sus iris de color azul grisáceo la traicionaban ya que llegaba a denotarse en ellos una expresión de frialdad que además se extendía en todos sus gestos. Llevaba un vestido floral que aunque era algo conservador también resultaba muy bonito.

Tiffany pensó que lo único que le faltaba para ser una verdadera muñeca viviente era un moño gigante sobre su cabello.

Lucy saludó amigablemente a Erin, Alice y Tiffany, pero para esta última al menos, el abrazo se sintió forzado y poco sincero. Tiffany sabía cuándo no le agradaba a alguien, a ella tampoco le gustaba Lucy, pero a Trev sí y eso era lo que importaba.

Trev no estaba convencido por completo con excusa que le dio Erin, pero Lucy pareció ser una distracción suficiente como para que se le olvidara

—Ey, bebe, —dijo con una sonrisa asquerosamente curis mientras extendía sus brazos.

—Ey, amor. —respondió ella, fundiéndose gentilmente entre en el abrazo.

Erin hizo un gesto de vomito y Alice tuvo que ahogar la risa mientras Josh miraba incómodo para otro lado. En tanto la pareja siguió abrazándose con los ojos cerrados por lo que parecía ser una eternidad.

Finalmente Lucy plantó tres besos en los labios de Trev, deshizo el abrazo y regresó a ver al grupo.

—Así que, ¿cuál es el plan para esta noche? Trevor dijo que querían probar un juego nuevo.

—¡Sip! —dijo Josh con templado entusiasmo—. Lo programamos ayer y pensamos que sería divertido testearlo hoy.

—Y pensamos que seis personas sería un buen número para testearlo, —explicó Erin—. Y, además, nos gustaría pasar más tiempo contigo. —Sus palabras eran gráciles y encantadoras, no obstante Tiffany sabía que mentía de dientes para afuera; Erin siempre había despreciado a Lucy y lo había dejado muy claro cuando Trev no podía oírla.

Tiffany no tenía idea de que se trataba este “juego”, pero estaba casi segura de que la chica tomboy estaba detrás de todo.

Parte de ella quería advertirle a Lucy que abandonara el apartamento y nunca regresara, pero tenía que admitir para sí misma que a ella tampoco le caía muy bien la pequeña novia de Trev. Eran solo conflictos de personalidad, al menos así lo creía. No había ningún aspecto particular de Lucy al que pudiera señalar como el punto de quiebre que impedía su potencial amistad, más bien parecían ser una docena de pequeñas cosas que sumaban. Como esa incesante necesidad que tenía de siempre tener la razón en todo y corregir a los demás por cualquier pequeño error que tuvieran, aunque no fueran importantes. También estaban sus velados insultos cuando no le gustaba la apariencia o el comportamiento de otros, el cómo conseguía ser horrible con una sonrisa amable y encantadora. Y cómo olvidar que era super competitiva, aunque hoy ese parecía ser el aspecto de su personalidad que Erin pretendía explotar.

Así que sí, la imagen de Lucy en trance con esa docena de pequeñas asperezas siendo limadas de su persona no parecía tan mala idea. No le darían un vuelco completo a su personalidad, no realmente… Solo fomentarían algunas mejoras para convertirla en una chica más agradable, una mejor novia para Trev.  Eso no estaba mal ni era inhumano o antiético, razonó Tiffany, aunque cuando consideró que Erin probablemente creía lo mismo las dudas volvieron a asaltarla.

—Ok, le daré una oportunidad, supongo. —Lucy suspiró antes de reponerse y añadir—: Pero Trevor prometió que todos veríamos Mama Mia después, es mi película favorita de todo el universo, así que no me culpen si les gano realmente rápido para que empecemos a verla temprano.

—Por supuesto, Lucy, pero no te confíes tanto —sonrió Alice.

—Ok, entonces, hemos construido este algoritmo de computadora que pone al usuario en trance y nos permite darle sugestiones que permanecen por unas horas antes de desvanecerse, —explicó Josh.

Esa información era nueva, pensó Tiffany inclinando su cabeza con curiosidad. No había ningún límite de tiempo en los efectos de la sugestión, hasta donde ella sabía los efectos eran por lo menos de larga duración o más probablemente, permanentes. ¿Quién había descubierto ese límite de tiempo?

Estuvo a punto de preguntarlo en voz alta, pero de repente se dio cuenta de que era una fachada… Mirando a Erin pudo ver que la chica tomboy asentía con una mirada traviesa escondida entre sus facciones andróginas . Tiffany era buena para leer las señales y expresiones sutiles de las personas, lo que sea que Josh estuviera diciendo eran de seguro palabras implantadas por Erin. Era una mentira diseñada para que el programa no pareciera peligroso, de lo contrario probablemente Lucy sería demasiado suspicaz como para atreverse a probarlo.

Josh había terminado de explicar el juego mientras Tiffany deducía estas cosas por lo que se perdió el resto de las instrucciones. Afortunadamente Alice las resumió.

—Así que básicamente es como el juego de la botella, —postuló la rubia—. Excepto que en lugar de besar a alguien te ponen en trance y te programan para hacer algo por varias horas hasta que se desvanezca, ¿no?

—Bueno… —Erin sonrió—… todavía podría involucrar besar a alguien si te programan para hacerlo, pero sí, básicamente es eso. Y una vez que cinco de nosotros hayan sido puestos en trance el último que quede gana y puede disfrutar ver a los demás actuar extraño, ya saben, mientras miramos Mama Mia.

—Suena divertido —exclamó Alice emocionada.

—¿Qué opinas bebe? ¿lista para jugar? —le preguntó Trev a Lucy.

Esta frunció el ceño por unos instantes

—No lo sé… no estoy muy interesada en que jueguen con mi mente si es que su programa realmente puede hacer lo que dicen…

Erin abrió la boca para decir algo, pero Tiffany se le adelantó.

—Eso está bien Lucy, no tienes que jugar si no quieres. ¿Qué te parece si abandonas por la primera ronda y solo miras antes de decidir?

Fue muy sutil, pero Tiffany vio a Lucy tensarse cuando la palabra abandonar fue mencionada y tuvo que contenerse para no demostrar una sonrisa de triunfo.

—No, está bien, creo que puedo intentarlo. —Lucy se encogió de hombros—. Suena lo suficientemente interesante.

Tiffany compartió una mirada de reojo con Erin quien la observaba con respeto y admiración. Ella no era una maestra de la negociación bajo ninguna definición de la palabra, pero sabía usar algunas jugarretas de psicología inversa de vez en cuando y era agradable que Erin lo apreciase.

Mientras tomaban asiento alrededor de la mesa de la cocina con una botella vacía lista para girar Erin preguntó:

—Entonces, ¿quién decide que sugestión darle al jugador en trance?

—Supongo que lo decidiremos por mayoría de votos —replicó Josh.

—Pero que solo valgan los votos de quienes no hayan sido puestos en trance todavía —añadió Alice.

—¿Lo de la sugestión lo decidiremos antes o después de que la persona a la que le toque entre en trance? —preguntó Tiffany tentativamente.

—Oh, Tiff, si eres quién va a entrar en trace no se supone que sepas por adelantado que sugestiones te van a dar, ¡eso forma parte de la diversión! —sonrió Josh.

Tiffany comenzaba a comprender la seriedad de en lo que se estaba metiendo. Si la botella la señalaba a ella de primera sería puesta en trance y estaría completamente a la merced de sus amigos. Y de Lucy. Esta idea le intrigaba y le ponía los pelos de punta por igual. No obstante, de seguro las cosas permanecerían calmadas solo era un juego después de todo, trató de convencerse a sí misma.

Se figuró que esto debía ser un intrincado plan de Erin para poner a Lucy en la silla, y parecía que iba funcionar, eventualmente al menos. Por supuesto, siempre existía la pequeña posibilidad de que Lucy fuera la única a quien la botella no señalase al final del juego. Eso sería una broma cruel e irónicamente desafortunada, pensó.

Sin más preámbulos Josh giró la botella. Esta bailó sobre la mesa mientras era observada ávidamente por seis pares de ojos. Tiffany podía sentir su corazón palpitando con más fuerza, completamente indecisa de si quería ser señalada o no. Alice pareció tensarse mientras el movimiento de la botella se alentaba gradualmente. Erin por su parte sonreía cada vez con más amplitud.

Su sonrisa, sin embargo, se desvaneció bruscamente cuando la botella se detuvo apuntándola a ella.

Tiffany no pudo contener una carcajada, pero se repuso rápidamente cuando vio que Lucy la miraba con extrañeza.

—Por supuesto… —murmuró Erin rodando los ojos—. Muy bien como sea, más les vale pensar en algo bueno para mí. Josh, ¿quieres iniciar el programa?

—Claro. Ven Lucy, te mostraremos como funciona.

Todos siguieron a Josh a su dormitorio mientras este encendía la computadora. Tiffany se percató de que Erin se le acercaba con una mirada de preocupación

—Solo quería darte un rápido recordatorio para evitar que te pongas en ridículo a ti misma, —murmuró en voz baja de modo que solo Tiffany pudiera oírla—. Se que te sentirás muy tentada de implantarme algunas sugestiones mientras estoy en la silla, pero Josh está programado para deshacer cualquier cosa que hagas. Oh y además si intentas hacer que lo ponga en trance no funcionará si yo misma estoy en trance o bajo el control de alguien más.

—¡Me dejas atónita Erin, atónita! No sé cómo puedes pensar eso, —replicó Tiffany en tono de burla—. Tenemos una tregua, ¿sabías?

—¡Solo me aseguro que no la hayas olvidado! —Erin le guiñó el ojo antes de alejarse en dirección a la silla. Luego se sentó en el confortable cuero y pestañeó un par de veces mientras la masiva pantalla cobraba vida con sus patrones arremolinados.

—No sean muy duros con este viejo tiesto muchachos… —dijo Erin señalándose la cabeza—. La voy a necesitar mañana.

Y con eso se puso los audífonos.

Josh, Trev y Alice se amontonaron sobre la consola de comandos, un segundo monitor más pequeño que mostraba las frecuencias emitiéndose y otras configuraciones de video y audio.

—Asegúrense de que el modo binaural esté en 7. —Trev apuntó a la pantalla—. Ese parece tener el mejor efecto.

—Las espirales parecen estar bien, —remarcó Alice—. ¿ven como el radio es casi un múltiplo de la frecuencia de audio? ¿Podemos hacer que los números coincidan de forma resonante?

Josh estuvo de acuerdo y sus dedos teclearon diversos ajustes manuales para el output del programa.

—Así que… ¿Cuándo planeamos programar esto para que sea más sencillo de configurar? —preguntó en tono de broma.

—Después de que pierdas el juego —Alice lo codeó amistosamente en el costado.

Lucy se paró junto a Tiffany mientras el patrón de la pantalla cambiaba gradualmente enfrente de ellas. Erin se había quedado en silencio, estaba claro que ya había sido parcialmente afectada por las señales mientras estas eran afinadas para meterla en un trance más profundo. No obstante, los colores arremolinados y las luces pulsantes apenas tenían efecto sobre Lucy o Tiffany, aunque esta última sabía que solo bastaban algunos ajustes al ratio de pulsaciones o la tasa de movimiento de las espirales para que comenzara a sentirse mareada y aletargada, débil e indefensa. Necesitó de toda su fuerza de voluntad para no cubrirse los ojos del patrón en la pantalla.

—Es muy bonito, desde luego, —concedió Lucy—. Pero no veo como se supone que te meta en trance. Quiero decir si lo mirara mientras alguien me hipnotiza quizá sí, pero no por sí solo.

—¿Te han hipnotizado antes? —preguntó Tiffany.

—Sí, hace varios años —replicó Lucy—. Fue parte de una terapia que tuve luego de que mis padres se divorciaran. Nunca me he subido a un escenario de hipnosis lúdica ni nada de eso, pero me parece algo interesante.

Tiffany quería más preguntas, pero antes de que pudiera formularlas Josh se levantó de la consola.

—Eso debería ser suficiente. ¡Oh mierda, Erin ya está completamente ida!

En efecto, los ojos de Erin estaban ampliamente abiertos, pero vacíos; sus pupilas estaban dilatadas y su mente parecía haberse desvanecido. Su mandíbula colgaba paralizada en una expresión boquiabierta; su postura, aunque algo encorvada permanecía congelada en la más perfecta inacción.

—Erin, ¿estas relajada y en blanco? —preguntó Trev.

—Sí. —El aliento de Erin era poco más que un murmullo.

Tiffany la observó vulnerable e indefensa. Honestamente la prefería en este estado. En el trance Erin dejaba de ser una fuente de incertidumbre o amenaza y pasaba a ser nada más que un caparazón vacío, listo para ser llenado con sus propios deseos.

—De acuerdo, ¿alguna idea? —Josh regreso a ver al grupo mientras examinaban a Erin.

Tiffany fue la primera en hablar:

—¡Hagamos que se crea un emú!

Josh, Trev y Alice se quejaron al unisonó al escuchar semejante sugerencia mientras que Lucy solo miraba confusa.

—¡Vamos Tiff, dale un descanso! —gruñó Trev.

—Sí Tiff, ya la tuviste así toda la noche de ayer. ¡No más animales! Gallina, emú, polilla, lo que sea, ¡no más! —declaró Alice con firmeza.

—¡Bien, de acuerdo! —Tiffany simuló enojarse. No había creído que en realidad le dejarían satisfacer sus deseos de implantar más comportamientos animales en Erin, pero valía la pena intentarlo—. ¿Qué es lo que proponen entonces?

Se sopesaron algunas ideas. Algunas realmente apestaban. Otras se consideraron con más detenimiento, pero solo conseguían atrapar su interés por breves instantes. Cuando estas ideas eran propuestas cada palabra y cada oración parecía perfecta como si se hubieran pensado para encajar en un poema de amor de métrica precisa; pero en ultimo termino cuando las consideraban de forma realista terminaban descartándolas al concluir que se volverían algo molesto demasiado pronto.

Los pensamientos de Tiffany, sin embargo, siempre regresaban a la misma idea, la idea de implantar sus propias sugestiones. Si le ordenaba a Erin solo obedecer sus palabras, ¿podría Josh deshacer eso? ¿O acaso al mirar la pantalla y escuchar el rítmico sonido de los auriculares Erin estarán dispuesta a obedecer las instrucciones de cualquiera sin distinción? Si este no era el caso Tiffany podría decirle que la obedeciera solo a ella y después apresurarse para poner en trance a Alice antes de que Josh pudiera reaccionar; entonces las tendría a ambas bajo su control y eso sería sublime.

Pero en esa situación Josh y Trev probablemente tendrían algo que decir, y aunque Tiffany podía poner a Trev en trance fácilmente, tanto Josh como Lucy sobrepasaban su control. No, apostar a que saldría airosa de esa situación con las dos chicas en trace parecía un plan construido ad hoc más que nada. Necesitaba un verdadero plan, un plan sólido e infalible. Ya llegaría su momento de tomar el control, pero no era ahora…

—¿Por qué no le hacemos olvidar cosas? —sugirió Alice—. Le dejaremos recordarlas más tarde, pero temporalmente haremos que olvide cosas como su nombre, cómo contar, cómo abrir una puerta, ¿saben? cosas de ese estilo.

Después de algunas aclaraciones todos parecieron estar de acuerdo con la idea de Alice. Así que le pidieron que llenara con sus comandos la mente vacía de Erin.

—Erin, ¿puedes oírme? —Alice sonreía mientras le hablaba a la chica en blanco frente a ella.

—Sí.

—Bien. Una vez que te levantes cuando alguien te diga que olvides algo lo olvidaras temporalmente, sea algún tipo de conocimiento o dato, o cómo hacer una alguna tarea. ¿entendido?

—Sí

—Bien. Y cuando alguien te diga que recuerdes algo lo podrás recordar, ¿entendido?

—Sí.

—Y todas tus memorias regresarán a la normalidad a la medianoche, pero serán solo las memorias que tenías antes de entrar a este trance, no recordaras las nuevas memorias que obtengas a partir de ahora, ¿okey?

—Okey, —repitió Erin como un autómata.

—Perfecto —exclamó Alice. Luego apagó el monitor y le quitó los audífonos a Erin—. Despierta, despierta dormilona, levántate ya

Erin se desperezó, pestañeó varias veces y froto sus manos sobre sus ojos.

—Guau… —exclamó—. Eso fue increíble… creo que estaba incluso más relajada que la última vez. Aunque no me siento diferente, —añadió mientras bajaba de la silla.

—Bueno, ¿quién va a probarlo primero? —preguntó Alice. Erin la miró intrigada.

—¿Probar qué? ¿Qué fue lo que hicieron? —Erin recorrió con la mirada a cada uno de sus amigos.

—Erin, olvida tu edad, —ordenó Josh

—Erin, olvida como aplaudir —sonrió Tiffany

—Erin olvida que día es —añadió Trev.

Erin no respondió verbalmente a ninguna de estas palabras. No obstante, pestañeó con fuerza cada vez que era instruida a olvidar algo, como si al cerrar los ojos sus memorias fueran pulverizadas por sus parpados.

—Lucy, ¿algo que agregar? —preguntó Alice—. O debería decir, ¿algo que olvidar?

—No, estoy bien. Solo tengo un poco de curiosidad ahora mismo… —dijo mirando expectante a Erin

—¿Cómo te sientes, Erin? —preguntó Alice

—Bien, en realidad… —replicó Erin—. Honestamente no siento nada diferente.

—Bien, pero ¿sabes qué día es?

Erin frunció el ceño. Miro arriba a la izquierda y luego abajo a la derecha, su frente arrugándose cada vez más.

—Yo… no lo sé… de verdad que no lo sé—admitió y luego sonrío—. ¡De verdad lo olvide!

—Y hablando de eso, ¿cuántos años tienes? —preguntó Trev.

Erin repitió todo el espectáculo de expresiones que acababa de realizar y después estalló en risas.

—¡No tengo idea! —respondió con alegría.

—¡Asombroso! ¡Ahora aplaude! —ordenó Josh

Erin se acercó las manos al rostro y las examinó como si intentara escrutar algo de entre sus palmas. Después levantó la mirada y miró a Josh con cara de estar completamente perdida.

Todos estallaron en carcajadas en ese momento, incluida Erin quien batía las manos y parecía asombrada ante su falta de memoria.

—De acuerdo esto es fascinante… —dijo Lucy con los ojos bien abiertos una vez que las risas pararon—. ¿pero dijeron que se desvanece luego de algunas horas?

—Sí —mintió Tiffany—. Parece variar dependiendo del efecto y de la persona, pero dura máximo entre tres y ocho horas—.

Era algo interesante, pensó, porque aunque sus experimentos iniciales parecían rechazarlo todavía existía la posibilidad de que los efectos del programa desaparecieran luego de mucho, mucho tiempo. Era algo que tendrían que probar en algún momento.

—Guau… Bueno una parte de mí quiere saber cómo se siente. —Lucy ladeó la cabeza, pero luego se erigió con una expresión de determinación en el rostro—. Pero otra parte de mí quiere ganar el juego para verlos a todos actuando raro.

—Bien entonces, Erin está afuera, ¡pero el resto de nosotros deberíamos regresar a ganar! —declaró Josh.

—Esperen, ¿no vamos a divertirnos con ella un poco más? —preguntó Trev incrédulo.

—Oh, ¡por supuesto que sí! —confirmó Alice—, pero ya tendremos tiempo para eso. Vamos… —lideró a los demás de vuelta a la cocina y pronto los cinco estuvieron sentados de vuelta listos para la segunda ronda de girar la botella.

Erin también los siguió, tomó una cerveza del refrigerador y observó de cerca el desarrollo del juego.

—Ey Erin, Olvida el sabor de la cerveza, de hecho, olvida que has bebido cerveza antes, —dijo Tiffany luego de que la chica tomboy acabara su primer sorbo.

Erin pestañeó y después observó la cerveza como si fuera algo de otro mundo. Parecía no estar segura de siquiera poder beberla.

—¡Tiff! ¡Chica traviesa! —le reprochó Alice, aunque claramente estaba encantada.

Josh giró la botella y el juego se reanudó.

El mismo Josh perdió esa ronda lamentado ser víctima de su propio giro. Todos regresaron a la computadora y Alice y Trev operaron el programa una vez más. Era la primera vez que Tiffany observaba a Josh bajo los efectos del programa y el ver su musculoso cuerpo tonificado volverse dócil e indefenso mientras sus profundos ojos marrones enfocaban la nada le causó un escalofrió de placer que recorrió su columna. Si controlaba la mente controlaba el cuerpo y el atlético cuerpo de un metro noventa de Josh estaba listo para ser controlado. Tiffany se remordió el labio mientras lo observaba recordando cuanto deseaba susurrar palabras de obediencia y sumisión a su receptiva mente, pero no podía… no todavía.

Para la sugestión que implantarían en Josh se decidieron por una extraña mezcla de los sentidos, de modo que ver determinado color le haría experimentar aromas a los que dicho color le recordase y tocar diferentes texturas le haría experimentar el sabor de varias comidas y bebidas que disfrutaba. De manera inversa, el comer o beber alimentos le haría sentir distintas sensaciones táctiles en su cuerpo y al oler algún aroma evocaría imágenes mentales que le parecerían tan reales como lo que tuviera enfrente. Le dijeron que dejara a su subconsciente decidir qué sensación produciría cual efecto siempre y cuando este no fuero peligroso o desagradable.

Regresaron a la cocina una vez más y Josh se sirvió una cerveza. Mencionó que tocar el refrigerador sabía cómo probar un chesscake y que beber la cerveza se sintió como si sus hombros fueran masajeados por una manos firmes y entrenadas. Erin nerviosa tomaba sorbitos de su cerveza repitiendo que no estaba segura de sí le gustaba o no.

Trev fue el siguiente en perder y decidieron transformar su personalidad normalmente torpe y perezosa para las tareas del hogar a la de un maniático de la limpieza obsesionado con hacer lo que fuera para que cada rincón de la habitación permaneciera impoluto. El apartamento de Josh recibía a un servicio doméstico dos veces a la semana, pero debido al ajetreo regular de cinco personas conviviendo había suficiente limpieza por hacer, como para mantenerlo absorto por horas. Lucy bromeó con que deberían apresurarse a volver a su apartamento cuando el juego hubiera terminado para sacarle el máximo provecho a la recién descubierta nueva pasión de su novio.

Después la botella señaló a Alice y pronto esta estuvo sentada en la silla gamer de cuero retando a Tiffany y Lucy a pensar en algo que fuera realmente bueno. Esta vez Erin y Josh operaron el programa ya que Trev solo parecía interesado en quitar el polvo del escritorio y limpiar la pantalla. No pasó mucho antes de que Alice estuviera en un profundo trance con la mente en blanco. Tiffany debatía con Lucy sobre qué hacer.

—Los comportamientos animales están un poco pasados de moda últimamente, ¿no crees? —Lucy no intentó esconder su desdén ante la sugerencia de Tiffany—. Supongo que es porque demuestran falta de imaginación…

Tiffany miró irritada a Lucy, pero la chica menuda no pareció darse cuenta. En su lugar observaba con creciente fascinación la expresión vacía de Alice.

—Podríamos hacer que siempre diga la verdad y descubrir todos sus secretos… —ponderó Lucy.

—Meh, Alice no tiene suficientes secretos para que eso sea interesante —rebatió Tiffany con rapidez—. Además, eso sería entrometerse demasiado en su privacidad, ella sería capaz de contarte cosas como contraseñas o números de cuenta sin pensarlo dos veces y no sería justo.

—Hum, bien. ¿Tienes una mejor idea, entonces? —replicó fríamente Lucy

—Uhm, algo así. —Tiffany se encogió de hombros—. Podríamos hacerla actuar como si estuviera realmente borracha o colocada o ambas, pero podrá recuperar su sobriedad siempre y cuando mantenga un dedo en la punta de la nariz.

—¡Ja! Eso quizá sea divertido. —Lucy asintió—. ¿con que dedo deberá tocarse?

—Cualquier dedo le vale para tocarse

Ante este comentario Josh, Trev y Erin estallaron en risas simultáneamente.

Tiffany y Lucy rodaron los ojos, pero Alice permaneció enajenada en la silla, completamente en trance. Su lacio cabello rubio caía limpiamente sobre su pecho, sus ojos avellana estaban ampliamente abiertos y absortos en las luces arremolinadas que tenían en frente. Tiffany recordó cuanto deseaba hacer que Alice se enamorara perdidamente de ella, que se derritiera ante sí, que fuera incapaz de resistirse a besarla y tocarla por todas partes. Detuvo ese tren de pensamiento antes de que fuera muy lejos y comenzara a sonrojarse sin control.

—Muy bien, si nadie más tiene otra broma inmadura de la cual reírse, ¿por qué no le das a Alice esa sugestión, Tiffany? —pidió Lucy.

—Claro, —replicó Tiffany antes de regresar a ver a la rubia—. ¿Alice, me escuchas?

—Sí.

—Bien, desde el momento que despiertes y hasta la medianoche de hoy te sentirás como si estuvieras realmente ebria y colocada, ¿entendido?

—Sí.

—Sin embargo, si colocas cualquier dedo de tu mano izquierda sobre tu nariz dejarás de sentirte ebria inmediatamente y si colocas cualquier dedo de tu mano derecha dejaras de sentirte colocada. Si colocas uno de cada mano regresaras completamente a la normalidad. Tienes que mantener los dedos sobre la nariz para obtener cada efecto, si los remueves volverás a sentirte ebria o colocada. ¿Entendido?

—Sí.

—Buen toque al alternar los dedos, —dijo Lucy.

—Gracias, se me acaba de ocurrir hace un momento, —Tiffany sonrió de vuelta—. Okey, muchachos, apaguen el programa, —ordenó.

La pantalla se fundió en negro y Tiffany le retiró los audífonos.

—Ey Alice, ¿Quieres un trago?

—Buahhh… Nah Tiff… —Alice hablaba arrastrando las palabras mientras sus ojos regresaban a un estado semi coherente—. Creo que he te-nido suficien-te, Dios. Por otro lado ¡cre-creo que podría devorar esa pizza! —declaró balanceándose en el asiento.

Sus intentos para ponerse en pie resultaron en ella colapsando de vuelta sobre la silla. Todos soltaron una risa mientras la observaban refunfuñar blandiendo el aire con una mano temblorosa.

—Guau, desde luego parece real, —remarcó Josh.

—Sabes, es curioso… —dijo Erin reflexiva—. Recuerdo haber estado borracha antes, pero no recuerdo haber bebido alcohol jamás.

—Erin, olvida que has estado borracha antes, —dijo Lucy con una sonrisa astuta.

Erin pestañeó nuevamente y se dirigió a Tiffany como si fuera la primera vez que le hablaba esa tarde.

—Menos que mal que yo nunca he estado borracha… —murmuró—. Se ve desagradable.

—¡Se sieeente marailloso! —tartamudeó Alice inclinándose marcadamente hacia un lado—. ¿A a-alguien más le parece que el mundo esta como… giraaando? Pero… como… ¿girando hacia adeeentro?

Tiffany ayudó a que Alice se pusiera en pie y luego llevó con gentileza sus manos hacia su rostro. Colocó sus dedos índices de cada mano sobre su nariz y de inmediato el tambaleo de Alice se detuvo y sus ojos recuperaron el enfoque.

—¡Santa madre Tiff! —exclamó—. ¡Es increíble lo real que se siente!

—Bueno, tienes un interruptor para encenderlo y apagarlo a tu disposición. —Tiffany le guiñó un ojo—. Diviértete con eso.

Regresaron a la cocina por última vez. Tiffany y Lucy se sentaron de forma opuesta con la botella descansando entre las dos. El corazón de Tiffany comenzó a latir con rapidez cuando notó que todo el plan para poner a Lucy en trance dependía de este último giro. De hecho, se dio cuenta de lo defectuoso que había resultado el bendito plan y si este fallaba planeaba restregárselo en la cara a Erin más tarde.

No podía evitar sentir que estaba a punto de perder. Hasta ahora Lucy había sobrepasado todas las probabilidades y existía una oportunidad del cincuenta por ciento de que ella fuera la ganadora y Tiffany la que sería puesta en trance. ¿Qué debería hacer? Intento consolarse con el hecho de que en el marco del juego las cosas se habían mantenido relativamente calmadas en relación a lo que el programa realmente podía hacer. Pero eso no impediría que Lucy usara su imaginación para salir con algo particularmente bochornoso para ella.

La idea que había propuesto para Alice, un suero de la verdad…Tiffany estaba aterrada de que eso fuera lo que programaran en ella. Sus planes de usar el programa para controlar a sus amigos desde luego saldrían a la luz. ¿Qué pensarían de ella entonces? ¿La harían a un lado y simplemente dejarían de ser sus amigos? ¿O la forzarían de vuelta a la silla y la despojarían de su libre voluntad como ella planeaba hacer con ellos? Un escalofrío de excitación la recorrió tan solo al pensar en ello y tuvo que cuestionarse si realmente quería ganar el juego.

—¿Estás lista? —preguntó Lucy quien ya mantenía un brillo de victoria sobre sus ojos.

Tiffany observó a sus amigos. Josh acariciaba un frutero de caoba y murmuraba de satisfacción porque aparentemente sabía cómo whisky Macallan puro de malta añejado 30 años. Trev refregaba frenéticamente el interior del horno donde algunos restos de masa de hace un año se rehusaban a ser limpiados. Alice había retirado uno de sus dedos de la nariz y se tambaleaba grácilmente en círculos con los ojos cerrados y tarareando lo que parecía ser una canción de Taylor Swift.

—Lista —replicó Tiffany esperado que su voz no denotase la aprensión que sentía.

Solo Erin observaba el juego y se veía tan ansiosa como Tiffany. Ella era la única que realmente prestaría atención a lo que Lucy le diría a Tiffany en la silla y solo bastaban algunas palabras de esta para que Erin olvidara como hablar, como entender palabras, inclusive como pensar.

Si Tiffany perdía nadie podría ayudarla.

Lucy giró la botella.

Continuará

______________________________________________________________________________

¡Ey! Qué tal, vaya capítulo ¿no? ¿Qué opinan de Lucy? ¿Se convertirá en un peón más del harem de Tiffany? ¿O acaso será una nueva contrincante mucho peor que Erin? ¿Quién creen que perderá el juego Tiffany o Lucy? ¿Podrá Tiff finalmente decidir si es dominante o sumisa? (No cuenten con ello) Preparanse para el próximo capítulo porque se vienen revelaciones fuertes (y mucho más contenido erótico también).

Ahora un anuncio importante. En el anterior capítulo dije que intentaría subir dos actualizaciones de la historia por semana (iluso de mí). Esto me va a resultar imposible no solo porque (quien lo diría) trabajar para no morir de hambre consume un gran porcentaje de mi tiempo; sino también porque recientemente he atravesado algunos problemas de salud (escribo esto con un monitor cardiaco conectado a mi pecho). No obstante planeo continuar con la traducción aunque sea lo último que haga (podría ser lo último que haga, jaja). Pero si no pueden esperar a por más capítulos de Algoritmo ya saben donde encontrar la historia original. Por mi parte las traducciones continuaran como un trabajo lento pero seguro.