Algoritmo 5 (traducción)
Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. Los amigos de Tiffany descubren las hipnóticas capacidades de un algoritmo sensorial audiovisual. No pasará mucho antes de que quieran probar que tan poderoso puede ser, pero necesitarán sujetos de prueba, voluntarios o no...
Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.
Pueden encontrar al autor original del relato aquí: https://mcstories.com/Authors/Carefully-Random.html y aquí: https://discord.com/invite/QSdxdp4
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ALGORITMO
Por Carefully Random
Traducido por Hacedor de Historias
Capítulo 5
—¡Pollo de corral! —exclamó Tiffany.
Erín se la quedó mirando con una mezcla de decepción y pena en la cara.
—¿En serio Tiffany? —dijo en tono de burla—. Josh removió todas mis frases gatillo esta mañana. Literalmente estabas parada junto a mí cuando eso pasó, ¿recuerdas?
Tiffany maldijo en su cabeza. Eso fue increíblemente tonto y desde luego no sirvió para nada excepto para poner a Erin a la defensiva. Observó con pánico creciente la serenidad de la chica tomboy y la desnudez inexpresiva de Alice. Su corazón palpitaba fuertemente contra su pecho y se sentía acalorada y pesada como si el aire estuviera sofocándola lentamente.
—Pero te lo agradezco, gracias por dejarme claro de que vas. Eso es bastante útil.
—¿¡Qué es lo que quieres Erin!? —demandó Tiffany cerrando los puños y apretando los dientes. El que Erin le hubiera hecho a Alice algo muy similar a lo que ella había planeado le fastidió de una manera muy peculiar. ¡Cómo se atrevía Erin a tomar control de Alice exactamente como ella, Tiffany, había pretendido hacer! Lo que hacía estaba mal y, lo que era peor, resaltaba como de mal habían estado los propios deseos de Tiffany. ¡Eso era inaceptable! Frenéticamente intentó pensar cómo podría recuperar el control tanto de la situación como de Alice.
—Como dije, Tiff, tan solo quiero tener una charla. Vamos, pasemos al salón. Erin chasqueó los dedos y se dirigió a la sala de Alice mientras esta la seguía apoyada sobre sus cuatro extremidades. Alice gateaba lentamente y los puños de Tiffany se cerraron con aún más fuerza mientras veía su perfecto trasero respingón meneándose al alejarse.
Con nervisismo las siguió al salón. Era un cuarto pequeño con suficiente espacio para un aburrido sofá gris, una butaca verde llena de manchas y una televisión en la esquina. El espacio restante en el piso alcanzaría para montar un juego de twistter , pero solo si los espectadores en los asientos aceptaban el riesgo de ser golpeados por un brazo o una pierna agitándose.
—¿Dónde está Marion? —Fue lo primero que preguntó Tiffany. La compañera de cuarto de Alice estaría horrorizada si veía a la rubia en ese estado.
—Está en su práctica de lacrosse , no regresará hasta las 7 —dijo Erin restándole importancia con un gesto de la mano—. Iremos a donde Josh mucho antes de eso. Ahora, antes de que realmente vayamos al punto de esta conversación, necesito preguntarte algo.
El corazón de Tiffany se paralizó. Intentó prepararse para lo que fuera que venía.
—¿Qué cosa?
—¿Qué tan asombrosamente genial me veía hace rato en el recibidor? Quiero decir, que gran forma de hacer una entrada, ¡verdad!
La boca de Tiffany quedó boquiabierta de nuevo. ¿En verdad así era como empezarían esa charla? Erin siguió hablando emocionada a pesar de la mirada de fastidio que le dirigió.
—De hecho, pensé en arrastrar la butaca en lugar de usar una de las sillas de la cocina porque daría un mejor efecto, pero tenía que estar de lado para caber en el recibidor y bloqueaba la mitad del pasillo. La silla de cocina no se ve tan sofisticada, pero funcionó bien. También quería incluir algo así como un collar y una correa, ¿sabes? Como para remarcar el punto de que Alice está bajo mi control, pero hoy ha sido un día ocupado así que no tuve tiempo de ir a la tienda de mascotas. Además, ¿quién sabe cuál sea su talla de cuello? ¿no? Como sea solo quería saber si todo el esfuerzo bastó para dejarte un impacto dramático decente, porque podría haber hecho que descubrieras la obediencia que me profesa Alice de otras formas, pero pensé: “¡Ey! el tiempo es corto y sí, esto es un poco exagerado, ¡pero transmite el mensaje que quiero dar!” y lo hice. Así que eso, ¿qué opinas?
Tiffany miró estupefacta e irritada a Erin por largo rato luego de que terminará de hablar. Eventualmente esta última levantó la ceja en una expresión inquisitiva, luego sostuvo las manos a la altura de su pecho como diciendo: “¿y bien?”. Finalmente, Erin frunció el ceño y dijo:
—¡Vamos Tiff, no es tan difícil!
—¡No es eso! —vociferó Tiffany, deteniéndose antes de que una sarta de insultos escapara de su boca—. ¿¡Erin acaso estás demente?! Acabas de arrebatarle la voluntad a nuestra amiga mutua y la tienes posando desnuda frente a ti, ¿¡y me preguntas qué cómo se vio tu entrada?!
—Bueno, sí… —dijo Erin con una sonrisa fresca—. Si vas a hacer algo, hazlo bien.
Tiffany apretó el puente de su nariz con frustración. Cuando regresó a ver a Erin esta estaba sonriendo y regodeándose con la mirada.
—¿Cómo? —preguntó Tiffany.
—Tú sabes cómo, Tiff. —respondió Erin con una sonrisa entretenida—. Creo que lo que debes preguntar es ¿cuándo?
— ¿Entonces cuando? replicó Tiffany impaciente.
Le puse una frase gatilló para ponerla a dormir cuando le di el comando que la convierte en stripper hasta que tú te lías con ella. Pude haberla regresado al trance en cualquier momento, pero no quería revelar mi carta demasiado pronto. Por cierto, ella estaba en trance cuando entraste al dormitorio de Josh esta mañana, pero la desperté sin que te dieras cuenta.
Tiffany sintió sus mejillas encenderse al rojo vivió mientras sus ojos comenzaban a centellar de rabia. Lo de esta mañana apenas le importaba, pero la cuestión del alter-ego stripper de Alice la noche anterior…
—¿¡Quieres decir que me hiciste pasar por toda esa vergüenza con ella desnudándose e insinuándose para mi cuando podrías haberla puesto en trance y deshacerlo en cualquier momento!?
Se puso furiosa. La necesidad de saltar de su asiento y atacar a Erin comenzaba a volverse alarmantemente vivida en su cabeza .
—Por favor ahórrame tu indignación Tiff. —Erin sonrió con aire de suficiencia, se inclinó hacia adelante y habló sin rodeos—. No pretendas, ni por un segundo, que no te morías de ganas de liarte con Alice. ¡Incluso lo hiciste esta mañana cuando la tenías bajo tu control!
Tiffany quería escupir una protesta, pero sabía que las palabras que tenía en mente carecían de valor aún antes de que se decidiera a decirlas. Besar a Alice, sentir su increíblemente sexy cuerpo contra el suyo, fue como tener el paraíso en la tierra para Tiffany. El hecho de que Erin potencialmente se interpusiera entre ella y más de esas experiencias le provocaba un nudo en el estómago. Un momento… ¿qué había dicho de esta mañana?
—¿Cómo sabes lo que hice esta mañana? —preguntó Tiffany intentando esconder su nerviosismo lo mejor que podía—. Estabas en modo gallina mientras hacía todo…
—Cierto. —Erin asintió—. Pero luego de que todos se fueran a clases me senté en la silla y le pedí a Josh que desbloqueara todas mis memorias de cuando era una gallina y también de cuando estaba en trance y todo eso. Así que sé que has sido una niña muy mala Tiff —dijo con una sonrisa ladina—. Sé que has estado implantando frases gatillo para poner a dormir a Alice y Trev.
Esto era demasiada información para que Tiffany la procesase toda a la vez. Se removió nerviosa en su asiento y decidió que ya que Erin estaba siendo tan franca debería intentar averiguar todo lo que pudiera. Solo que era difícil concentrarse con Alice ahí, completamente desnuda, totalmente vacía y con la mirada perdida como si no hubiera una sola luz de consciencia detrás de sus ojos avellana. Sus propios planes para la rubia no habían sido tan crueles, ¿verdad? Solo iba a hacerle un par de ajustes de personalidad y que cayera enamorada de ella de la forma más creíble y orgánica posible. Eso no estaba ni cerca de hacerla posar como una estatua, como un caparazón vacío, ¿cierto? Pero por otro lado Erin al menos no intentaba maquillar lo que hacía como otra cosa más que lo que realmente era, manipulación y control absoluto del cuerpo y mente de Alice.
—Lo siento, no puedo concentrarme con Alice arrodillada ahí de esa forma —dijo Tiffany removiéndose incomoda e intentando no mirar los pequeños, perfectos, suaves y sedosos pechos de Alice—. ¿Puedes regresarla a la normalidad o hacer que se ponga algo de ropa o algo?
—¿En serio? —Erin parecía sorprendida—. Creía que esto era lo que querías, Tiff, Alice completamente dócil y lista para seguir cualquier orden. ¿No es por eso que intentaste someternos a todos bajo tu poder esta mañana?
Tiffany se puso nerviosa
—Bueno…mira…no…yo solo estaba… —Tan solo podía imaginar como de sonrojadas debían estar sus mejillas en ese momento, en parte por la vergüenza de que Erin la pusiese en evidencia; y en parte por la ira de que Erin fuera quien controlaba a la hermosa rubia sexy y no ella.
—Te diré algo, Tiff —dijo Erin con un destello en sus oscuros ojos cafés—. Puedes elegir entre tener a Alice de rodillas en posición de espera, como está ahora, o tenerla comiéndote el coño por lo que resta de esta conversación. Solo tendrás que prometer no distraerte mucho por eso
Tiffany trago saliva y miró de nuevo la seductora figura de Alice. Era muy fácil imaginársela apoyándose en cuatro patas y arrastrandose hasta su entrepierna. Si Erin le ordenaba hacer eso, ¿Tiffany permitiría que pasase? Su mente batallaba con este dilema. La parte de ella que estaba desesperadamente excitada por haber fantaseado con Alice todo el día sostenía que no había forma de oponerse; mientras que la parte pragmática de ella sabía que no se sentiría cómoda con ello, tanto porque Erin las estaría observando cómo porque sería esta quien manejase las cuerdas de Alice, que como una marioneta estaba obligada a obedecer. Tiffany sabía que deseaba a Alice, no a una versión robótica de ella. Y para recuperar a Alice Tiffany sabía que debía mantenerse fría y ver a donde llevaba su conversación con Erin.
—Ok, bien —dijo eventualmente, todavía removiéndose inquieta, pero haciendo lo mejor para mantener la compostura—. Déjala como está, por muy jodido que eso sea. Pero eventualmente planeas regresarla a la normalidad, ¿verdad?
—¡Por supuesto! —protestó Erin—. No voy a mantener su mente vacía por toda la eternidad, no soy un monstruo, Tiff. Pero esta conversación es entre nosotras dos, no quiero que la consciencia de Alice interfiera hasta que nuestras negociaciones hayan concluido
—¿Nuestras negociaciones? —Tiffany casi soltó un resoplido de burla pero se contuvo— ¿Por qué tan formal?
—Porque, Tiff, —dijo Erin con una mirada amenazadora en los ojos—. Trataste de esclavizar mi mente esta mañana junto con la de Trev y Alice. Y no siento que esté exagerando al sugerir que de haber tenido éxito habrías encontrado la forma de esclavizar a Josh también. Eres peligrosa, Tiff, y por eso quiero hablar seriamente contigo.
Tiffany intentó quitarles importancia a las acusaciones de Erin, no obstante, le enervaba lo precisas que sonaban. Esclavizar parecían ser palabras mayores, pero sabía que era verdad. De haber tenido éxito implantando los triggers en Erin esta mañana habría encontrado la manera de hacerlo con Josh y entonces habría tenido la habilidad de afectar la voluntad y decisión de su pequeño grupo de amigos. Quizá no sería tan descarada como Erin lo estaba siendo con Alice, y desde luego no les permitiría notar lo que sea que les hiciese; pero le concedió a la chica tomboy que llamarla peligrosa no era del todo injusto.
—Y entonces, ¿Josh también sabe de esto? —preguntó cuidadosamente.
—No, —replicó Erin—. Josh sabe solamente lo que yo quiero que sepa. Pero si le digo cierta frase recordará todo de golpe y no creo que esté muy complacido contigo.
—Ah…. —Tiffany rápidamente cayó en cuenta de que Josh no estaba ayudando a Erin simplemente porque esta se lo pidió cordialmente—. Así que tienes control sobre Josh también.
—Sí —dijo Erin
—Tienes control sobre Josh, Alice y Trev —reflexionó Tiffany más para sí que para la chica tomboy enfrente de ella. Creía tener la mano ganadora entre su grupo de amigos, pero Erin claramente la había sobrepasado. Si Tiffany era peligrosa, ¿qué se supone que era Erin?
—Quiero que sepas que no he removido las frases gatillo que les implantaste, —dijo Erin encogiéndose de hombros—. Aunque hice que Alice ignore todas tus palabras hasta que dejemos el apartamento, solo en caso de que intentaras algo estúpido, como cuando mencionaste las palabras pollo de corral… —dijo rodando los ojos.
Alice continuaba arrodillada en el mismo lugar, mirando al vacío, respirando calmadamente pero completamente desnuda. Sus carnes lechosas se veían sumamente sugerentes y Tiffany intentó no pensar en que obedecerían cualquier cosa ordenada por Erin.
—Okey, pero. ¿por qué? —preguntó Tiffany—. Si tienes triggers para todos ¿por qué no remover todos mis comandos y solo dejar los tuyos?
—Eso parece un poco grosero, ¿no crees? —Erin simuló un puchero—. Además, Trev, Josh y yo acordamos no remover los gatillos que cada uno implantó en ti.
De pronto el apartamento pareció encogerse en torno a Tiffany. Sintió una presión insoportable sobre su pecho y su cuerpo se paralizó del terror. ¿De qué estaba hablando Erin?
—¿Q-qué? —dijo Tiffany con la voz rasposa. Su garganta se había quedado seca y repentinamente era consciente de cada uno de sus cabellos encrespados por el miedo contra su cuello y de la piel de gallina que se le había extendido en los brazos.
—¿No lo recuerdas? Oh, claro que no lo recuerdas, después de todo, te ordenamos olvidarlo, —dijo Erin sin intentar esconder su deleite ante la angustia creciente de Tiffany.
Esta podía sentir su respiración acelerándose, pero también la recorría una oleada de calor. ¿Realmente había estado bajo el control de los arremolinados patrones y los sonidos pulsantes del programa de la misma forma que Alice y Erin? ¿Se había sentado en la silla, su mente había sido subvertida y luego instruida a olvidar lo que pasó? No tenía absolutamente ninguna memoria de esto, ni siquiera un recuerdo que apuntara en esa dirección y eso era tan aterrador como excitante. Así que solo se quedó mirando a Erin, deseando escucharla decir que nada era verdad y al mismo tiempo, deseando justo lo contrario.
—Así que, ¿recuerdas cuando te dije que tenías que liarte con Alice para sacarla de su alter-ego stripper , ¿verdad?
—Lo recuerdo vívidamente —replicó Tiffany de forma seca.
—Sí, buenos tiempos… —suspiró Erin teatralmente.
Tiffany sintió sus puños cerrarse de nuevo, aún a pesar de que el calor en su entrepierna se intensificaba. Erin continuó:
—Como sea, ¿recuerdas como perdiste la cabeza y empezaste a desmadrarte contra nosotros?
—Sí…
—Bueno, ¿recuerdas como los muchachos te agarraron antes de que me golpearas y entonces les dije que te pusieran en la silla y encendieran el programa para calmarte?
—Sí, lo recuerdo, —Tiffany suspiró con frustración. Cuando pensaba en ello, se avergonzaba de buena parte de su comportamiento la tarde anterior. Pero recordaba con claridad lo que pasó después—. Luego de eso les dije que me dejaran ir porque estuve de acuerdo con hacerlo, con liarme con Alice.
—Entonceees… dijo Erin inclinándose hacia adelante, mirandola expectante.
—¿Entonces qué Erin?
—¿No te parece un poco extraño que en un momento dado te opusieras a muerte a hacer algo y luego en el instante siguiente simplemente estuvieras de acuerdo con hacerlo?
—Bueno, no —replicó Tiffany—. Quiero decir, sabía que si me ponían en la silla y me metían en trance podrían obligarme a hacer cualquier cosa, así que pensé: “¿por qué no simplemente hacerlo?”
—Aja, —dijo Erin con una expresión entretenida. Luego hizo un gesto de incredulidad con sus manos mientras miraba a Tiffany—. ¿Cómo es qué todavía no logras encajar lo que está pasando?
Tiffany pensó arduamente. Recordaba claramente a los chicos sujetándola de los brazos. Recordaba a Erin sugerir que usaran la silla y recordaba haberles dicho que no hacía falta y que la liberaran. Eso fue todo lo que sucedió. Estaba segura de eso. Su mente lo sabía por encima de cualquier sombra de duda.
Pero, oh dios, su excitación seguía subiendo fuera de control. La idea de haber sido puesta en un trance tan profundo y haber sido obligada a olvidarlo… Tiffany comenzaba a agitarse a pesar de estar sentada, sentía la poderosa urgencia de acariciar su sexo como si eso pudiera regresarla a ese estado vacío e inconsciente.
No tenía ninguna memoria de ello, pero eso era lo que el programa podría haberle hecho. Había cargado con el mismo pensamiento más temprano ese mismo día durante sus clases, quizá porque era verdad y era la manera en que su mente trataba de advertirle. Erin podría decir tan solo una palabra y hacerla hacer cualquier cosa. La excitación danzaba con el terror en su corazón. Quería que le arrebatasen el control, volverse absolutamente obediente, alimentada por esa ardiente, húmeda, y babeante necesidad erótica. Pero al mismo tiempo la idea de verdaderamente perder su libre voluntad, su habilidad para tomar decisiones, su propia mente, la asustaba más de lo que podía procesar
—¿Qué… qué me hiciste hacer? —susurró Tiffany ansiosa.
Erin había estado esperado expectante y ahora en su rostro se dibujó una sonrisa victoriosa.
—Oh, no mucho, —declaró aireadamente—. Solo te bajamos los humos e hicimos que estuvieras de acuerdo con liarte con Alice. No trastornamos tu personalidad en absoluto ni tampoco implantamos comandos para que actúes como gallina. Pero Josh, Trev y yo podemos regresarte al trance con una frase gatillo que te dimos. O, ¿cómo las llamas tú? Un trigger, sí, uno de esos.
Ambas emociones, la excitación y el terror duplicaron su intensidad en Tiffany, ambas todavía luchaban por prevalecer y la estaban haciendo sentirse como un nervioso manojo de tensión cachonda. Josh, Trev y Erin tenían el poder de
ponerla en trance… Se había equivocado por completo al pensar que tenía la mano ganadora… En realidad, estaba al final de la baraja, lista para perder. Pero eso planteaba una pregunta.
—Sí puedes ponerme en trance Erin, ¿por qué no lo has hecho? —preguntó azorada.
—Porque, Tiff, no estoy completamente exenta de un sentido de honor —replicó Erin con franqueza—. Quería darte a elegir entre algunas opciones, tres para ser esxactas, somos amigas después de todo.
—¿Alice tuvo esas opciones? —preguntó Tiffany sin energía, observando a la rubia perfectamente quieta, deslumbrantemente hermosa y todavía completamente vacía, que continuaba arrodillada a los pies de Erin. Tiffany se preguntó si no sería incomodo mantenerse de rodillas por tanto tiempo. Bueno, quizá estuviera a punto de averiguarlo le recordó irrisoriamente una parte de su mente.
—He hablado con Alice, tanto dentro como fuera de trance, lo suficiente como para saber que ella es completamente feliz así. Pero sé que estará todavía más feliz una vez que hagas tu elección.
—Okey… —dijo Tiffany lentamente, su mente trabajando al máximo bajo la idea de que estos podrían ser sus últimos pensamientos independientes—. Entonces, ¿cuáles son mis opciones?
—Me alegra que preguntes —dijo Erin poniéndose en pie—. No te preocupes, no hace falta que te muevas, —añadió mientras se acercaba a Tiffany de forma que la observaba desde arriba.
—La opción número uno es que me permitas usar el trigger que mantengo sobre ti. Tu mente se hundirá en un profundo trance vacío y entonces serás completamente mía, justo como Alice. Prometo que cuidaré de ti de la mejor manera. Cuidaré de todos de la mejor manera. Terminaremos el proyecto y veremos a donde nos lleva eso.
Tiffany apenas podía resistir su excitación. Su empapado coño palpitante quería que cayera de rodillas y le rogara a Erin decir el trigger en ese lugar y en ese momento. Gran parte de Tiffany le imploraba someterse… ¿No tener preocupaciones? ¿No tener control? ¿No tener más responsabilidades que las que le fueran ordenadas tras lavarle el cerebro? Sí, por dios, Sí.
Pero, por otro lado, ¿quién sabía lo que le gustaba mejor que ella misma? Sabía que también quería ser la que estuviera a cargo de los demás, moldear sus mentes a su voluntad, tener sus cuerpos siempre dispuestos a sus órdenes. Asimismo, también quería hacerlos felices.
Si era completamente honesta consigo misma, su situación ideal sería un poco de ambas cosas. Le gustaría experimentar desde ambos lados. Pero sabía que para que eso sucediese no podía permitir que el trigger de Erin lanzara su mente al vacío ahora mismo. Ese hecho, sin embargo, planteaba otra pregunta.
—¿Por qué no simplemente usas el trigger y me haces estar de acuerdo? —preguntó Tiffany confusa—. ¿Por qué darme a elegir?
—Porque, Tiff, en respeto a nuestra amistad quiero darte esa elección. Si es algo que quieres, entonces el programa puede hacerlo realidad. No voy a hacer nada en contra de tus deseos. ¿Acaso tú me harías algo así en contra de mis deseos?
Sí, pensó instantáneamente Tiffany
—No, supongo que no. —Fue lo que dijo.
Dios, ¿de verdad ella era peor persona que Erin? Quizá merecía que le arrebatasen el control…
—Ok, ¿cuál es la siguiente opción? —preguntó en lugar de seguir ese hilo de pensamientos.
—La siguiente es mi favorita. —Erin sonrió, sus ojos brillando con intenciones retorcidas—. Es aquella en la que te sometes a mí libremente, por tu propia voluntad. Sin triggers , sin trance y sin programa. Solo tú arrodillándote para mí de forma voluntaria y dispuesta.
De haber dicho Erin una cosa a así dos días atrás Tiffany habría estallado en risas y pensando que su amiga estaba ebria o drogada. Ahora, mientras observaba desde abajo la mirada de acero de Erin, lo que menos le apetecía era reírse. El rostro de la chica tomboy era bastante redondo, con una nariz ligeramente grande y cejas relativamente gruesas. Todo esto típicamente contribuía a su apariencia andrógina la cual era apoyada por su aversión al maquillaje y un guardarropa consistente en una variedad de sudaderas holgadas y jeans. Sin embargo, ahora mismo Tiffany podía ver que Erin llevaba un poco de base y un delineador suave, así como un poco de rubor neutro y un labial ligeramente más rosado que el tono natural de sus labios. Por muy básico que fuera el maquillaje su efecto no podría ser más impactante. Erin no se veía menos andrógina, per se , pero se veía hermosa y guapa; delicada y fuerte a la vez. Siendo que le atraían más las mujeres, pero aun teniendo una poco de interés en los hombres afeminados, Tiffany se encontraba admirada. No era solo la repentina mejora en el atractivo la que hacía a su mente derretirse en deseo y confusión, era además que Erin proyectaba una confianza que rozaba la arrogancia con una pose seductora difícil de resistir.
¿Podría someterse a Erin sin involucrar el trance? ¿Sin ser adoctrinada por el algoritmo? Hasta ese preciso momento de su vida no lo habría creído posible, pero Tiffany se sentía cada vez con menor control sobre sí misma desde que entró al piso de Alice y permitirse caer de rodillas para Erin seguro la arrojaría al borde tanto del placer como del sentimiento de obediencia servil.
—Uhm, sé lo que estás pensando, —rumió Erin—. No estoy exactamente vestida para la ocasión. Veamos si puedo convencerte…
Erin comenzó a quitarse sus ropas y la boca de Tiffany, por tercera vez en tan pocos minutos, quedó abierta de la sorpresa. La chica tomboy había removido su sudadera y camiseta en un solo movimiento para revelar su contorneado cuerpo tiernamente envuelto por un catsuit de látex rojo brillante. Sus pechos eran mucho más grandes de lo que Tiffany nunca habría imaginado habiendo estado ocultos bajo prendas holgadas todo el tiempo desde que conocía a Erin; pero ahora estaban fuertemente apretados por el material brillante y amenazando con escapar por la cremallera semiabierta para revelar el no tan andrógino escote de su amiga. Erin entonces lentamente retiró sus jeans para mostrar sus piernas también envueltas fuertemente en el látex rojo reflectante, sus formas delineadas y curvilíneas ahora totalmente expuestas para el deleite de la rápidamente embelesada mirada de Tiffany.
—Y ahora… —dijo Erin acariciando gentilmente el rostro de Tiffany—. ¿Qué tan sencillo te es imaginarte a ti misma arrodillándote para mí como Alice?
Tiffany jadeaba mientras los dedos de Erin se deslizaban sobre su piel. Su tacto enviaba maravillosas señales de placer a su mente completamente excitada. Se imaginó desvistiéndose y lentamente cayendo sobre sus rodillas, desnuda y sumisa para su Ama. Además, era lo que hacía más sentido, ¿no es así? Erin podría ponerla en trance en cualquier momento y lavarle la mente para transformarla en su obediente sirvienta… Al menos de esta forma Tiffany sabría que ella tomaba la decisión, que ella lo quería así.
—Muy sencillo —jadeó con una mirada suplicante inundando sus ojos celestes. Oh dios, ¿realmente estaba dispuesta a hacer esto? ¿a arrodillarse para Erin? ¿a someterse a ella voluntariamente? Si lo hacía, ¿qué pasaría después? ¿Erin la guiaría entre sus piernas y dejaría que la lengua de Tiffany ejecutase el primero de muchos actos de servicio incondicional y sumisión sexual? ¿La pondría de rodillas junto a Alice y la obligaría a convertirse en su segunda muñeca sexual, obediente y vacía?
—Buena chica, —dijo Erin suavemente y Tiffany sintió una oleada de calor atravesarle la mente y el cuerpo cuando las manos de su amiga le recorrieron el cabello oscuro como la noche—. ¿Estás tentada a elegir esta opción?
—Lo estoy. Oh dios. Lo estoy —dijo Tiffany incrédula—. Nunca pensé que lo estaría, pero realmente lo estoy…
Pero la idea de que no habría vuelta atrás prevaleció en la mente de Tiffany. Por mucho que disfrutaría la liberación que de seguro acompañaría su sometimiento a la chica tomboy, todavía guardaba la imagen mental de Erin y Alice de rodillas frente a ella, listas para servir cualquiera de sus fantasías sexuales. Se dio cuenta, casi con renuencia, que no estaba lista para dejar ir esa imagen todavía.
—Estoy realmente tentada —dijo Tiffany antes de soltar un profundo suspiro—. Pero es un paso muy grande para mi Erin. ¿Cuál es la otra opción?
Erin miró desde arriba a Tiffany, claramente tratando de decidir si debía insistir o no. Eventualmente cedió dando un paso atrás hacia una postura menos depredadora.
—De acuerdo… —suspiró—. Esta es la opción número tres.
Erin volvió a sentarse.
—La opción tres es una tregua, —empezó, sus gestos suavizándose hacía una expresión más amigable y abierta que la astuta y seductora de solo unos instantes atrás—. Esencialmente tú dejas de intentar joderme a mí y yo dejo de intentar joderte a ti. No removeré las frases gatillo, quiero decir los triggers, que tienes sobre los demás y de la misma forma tú no removerás los triggers que tengo sobre Alice y Trev. Volveremos a trabajar juntas en el proyecto, dejaremos que Josh programe el algoritmo para automatizarlo o lo que sea y cada una tendrá su diversión sin meterse en los asuntos de la otra. ¿Cómo suena eso?
Tiffany pestañeó un par de veces.
—Eso suena… realmente bien, —dijo Tiffany sin poder ocultar su sorpresa—. Diablos, Erin, ¿por qué no empezaste con esa?
—¿Qué? ¿Y perderme como te mojabas ante la idea de someterte a mí? —bromeó Erin—. ¡De ninguna manera!
Entonces retomó su mirada determinada y añadió:
—Estabas realmente tentada a aceptar la anterior opción, ¿eh?
—Lo estaba, —admitió Tiffany dejando salir otro suspiro. —Tu energía, tu cuerpo, todo eso estaba incitando cierta parte de mí. —Pausó para reflexionar un momento antes de seguir—. Nunca había visto este lado tuyo antes.
—Eso es porque hasta el día de hoy estaba oculto bajo capas de inseguridad y nerviosismo —confesó abiertamente Erin—. Esa es la otra cosa con la que le pedí ayuda a Josh.
—¿En serio? ¿Hiciste que te programara para quitarte tus inseguridades? —Tiffany parpadeó incrédula de nuevo. Tenía que admitir que mientras más veía a Erin más se encontraba con una persona completamente diferente sentada enfrente suyo. Era perturbador de cierta forma. ¿Podría la su propia personalidad ser alterada así de fácil en solo una tarde? Sabiendo ahora que la respuesta a esa pregunta era sí, Tiffany supo que tendría que pensar largo y tendido sobre que cambiaría, si es que cambiaba algo.
—Básicamente. —Erin se encogió de hombros—. Podrías intentarlo cuando estemos allá. Hablando de lo cual, deberíamos prepararnos para salir pronto, ¿verdad? Para llegar cerca de las seis al menos.
—Sí. Tiffany estuvo de acuerdo. Todavía le quedaba bastante por procesar de todo lo que acababa de pasar y le estaba costando estar al tanto de la conversación actual. Al menos su excitación estaba disipándose hacia niveles más manejables, aún estaba presente, sobre todo con Alice que permanecía desnuda enfrente suyo; pero su mente se sentía muchos más clara ahora que los prospectos de arrodillarse para Erin o perder su voluntad en un estado de trance vacío no dominaban cada uno de sus pensamientos.
Erin se paró de nuevo y le ofreció la mano a Tiffany.
—¿Qué dices, Tiff? ¿Tenemos una tregua? ¿Somo amigas de nuevo? ¿Nos damos un respiro de ser unas perras entre nosotras?
Tiffany se permitió revelar una sonrisa reticente mientras se ponía en pie, tomaba la cálida mano de Erin y la miraba a sus centellantes y oscuros ojos marrones.
—De acuerdo, Erin. Trato. —Estrecharon las manos y Erin le sonrió radiante.
—¡Bien! Realmente me alegra escuchar eso, Tiff. Quiero decir, todavía estoy un poco decepcionada de que no serás mi esclava, pero estoy segura de que ambas podemos divertirnos con el programa, con Alice y quien sabe… —Erin tomó una inspiración profunda—. Tal vez hasta entre nosotras.
Erin sostuvo el contacto visual con Tiffany mientras decía estas palabras lo que le permitió a esta última ver la añoranza y el deseo en sus oscuros ojos marrones. Había un hambre ahí que veía a Tiffany como la carne más deleitante y sustanciosa de todas. Esta hambre se mezclaba con la seguridad y seducción que Erin proyectaba y Tiffany encontró que sus rodillas estaban temblando cuando apartó la mirada.
—Erin, yo… yo… —Su voz se le atoró en la garganta.
Erin miró a otra parte con su sonrisa desvaneciéndose. Cuando regresó la vista hizo lo mejor que pudo para mantener una expresión neutral
—Olvídalo Tiff, sé que nunca he sido de tu tipo.
Tiffany abrió la boca para protestar, pero Erin la interrumpió.
—¡Oh y de cualquier forma! En el espíritu de nuestra recién pactada tregua, necesito decirte que… —La cara de Erin de repente se mostró divertida y con una expresión de culpa fingida, como si hubiera sido atrapada con las manos en la masa. Tiffany tan solo arqueó una ceja.
—Te mentí —dijo Erin—. Nunca te sentamos en la silla, nunca has estado bajo la influencia del programa y ninguno de nosotros tiene la habilidad de ponerte en trance con una frase gatillo o trigger o lo que sea.
Tiffany la observó con los ojos abiertos como platos.
—¡¿Qué?!
—¡Ey! ¡Mira la hora! —exclamó Erin sin tan siquiera intentar esconder la alegría que desbordaba su rostro—. ¡Alice tiene que vestirse y nosotras tenemos que partir! Vamos, Alice.
Rápidamente agarró a la rubia de la mano y tomó sus ropas amontonadas en el piso luego ambas se apresuraron al dormitorio de Alice azotando la puerta antes de que Tiffany siquiera pudiera pensar en cómo reaccionar. Tan solo se quedó parada en el salón, anonadada por lo que acababa de suceder.
Eventualmente, Tiffany arrugó la cara, en parte fastidiada, en parte divertida, y caminó enérgicamente al dormitorio de Alice. Golpeó la puerta varias veces antes de decir:
—¡Erin! ¡Eres diabólica! ¡DIABÓLICA! —gritó a través de la pintura blanca agrietada de la madera—. Eres tan diabólica que ni siquiera sé lo que voy a hacer contigo, ¡pero lo eres! ¡Eres diabólica y me voy a vengar! No sé cómo, ¡pero lo haré!
No obstante, era cuanto menos curioso cómo había considerado tan seriamente someterse por sí misma a Erin cuando estaba segura de que esta podría simplemente arrebatarle el control en cualquier instante. De haber sabido la verdad en el momento no lo habría considerado tanto. Había una importante lección que aprender de todo esto, pensó, pero no sabía exactamente cuál era.
Por otro lado, lo que sí sabía ahora, era que tenía una oportunidad para darle la vuelta a su situación con Erin. Si pudiera encontrar una forma de ponerla tanto a ella como a Josh bajo su poder, eso abriría ciertas… posibilidades… posibilidades que estaba dolorosamente desesperada por explorar.
Y luego estaba la cuestión de Alice. ¿Cómo podría alterar su personalidad ahora? Su plan era hacerlo de tal forma que nadie más en el grupo notase el cambio, o que al menos no relacionase el cambio con su intromisión y los poderes del programa. Ahora definitivamente no podía simplemente hacer que Alice cayera enamorada de ella… Erin lo sabría, y aunque por lo visto no le importaba, tan solo el hecho de que lo supiera y de que ella también tuviera poder sobre Alice cambiaba las cosas. Además, Josh no solo se daría cuenta, él probablemente se figuraría lo que estaba pasando y removería la programación de Alice, no solo liberándola sino también dejándola muy enfadada por la manipulación perpetrada por Erin y Tiffany.
Eso la dejaba solo con una opción. Hacerlo a la manera de Erin. Podría poner a Alice en trance en privado, moldearla como quería que fuese y estarían juntas de esa manera. Y luego podría hacer a Alice olvidar lo que paso para que no actuara diferente en otras situaciones. Pero eso significaría no ir a citas, no demostrar su afecto en público, mantener su relación privada y secreta, escondida como una mentira sucia. La idea de ese escenario le parecía a Tiffany tan vacía, tan insulsa, tan hueca. Sabía que eso no era lo que quería.
Para conseguir lo que quería, calculó con fría lógica, tendría que esclavizar a Erin. Probablemente se divertiría con ella también si se las arreglaba para ponerla en la silla y evitar que Josh interfiriese; aunque la verdad era que tras conseguir a Alice de la forma que quería Erin se volvería su esclava descartable. ¿Qué tan egoísta era eso? Tiffany luchaba consigo misma, sus sórdidos deseos y necesidades egoístas chocando con su sentido de la moral y la santidad, sin mencionar la confianza de la amistad. Especialmente con la, así llamada, tregua que acababa de acordar con Erin. Se sentía avergonzada de sí misma por aún estar considerando hacer que su amiga fuera completamente obediente a sus deseos.
Por otro lado, discutió consigo misma, ¿no estaba ella tan solo salvando a Alice, Josh y Trev de todas las cosas que Erin les había hecho, sin mencionar aquellas que todavía les iba a hacer? Tiffany pensó que podría convencerse de que esclavizar a Erin era realmente por un bien mayor, un acto de altruismo que sencillamente implicaría malas noticias para Erin. Pero de nuevo otra voz interna contrargumentó que si en verdad quisiese ser abnegada removería la programación de todos y destruiría el programa. Podría incluso ser más abnegada y hacer que todos olvidaran que el programa alguna vez existió para prevenir que este desastre de control mental ocurriera de nuevo. Esa sería la cosa buena definitiva que podría hacer.
Pero Tiffany se conocía bien. No era una niña buena… Se dio cuenta de que esta batalla en su cabeza seguiría por bastante tiempo así que hizo esa línea de pensamientos a un lado y regresó al presente. Partirían al apartamento de Josh en cualquier minuto y trabajarían nuevamente en el programa. Tiffany contribuiría con lo que pudiera y se comportaría bien. Si se presentaban oportunidades para realizar fechorías y malvados actos de dominación… bueno, esos serían problemas para la Tiffany del futuro.
Erin salió del cuarto de Alice vestida nuevamente en su holgada sudadera y jeans. Ahora que Tiffany sabía los deleites visuales que se escondían debajo el atuendo de la chica tomboy de pronto este parecía mucho más encantador y adorable. Esto era a propósito, pensó Tiffany, todo formaba parte de sus intentos de manipulación. Alice siguió a Erin afuera con la expresión todavía vacía y carente de emociones, pero ahora completamente vestida. Llevaba jeans blancos apretados y una pulcra musculosa morada. Un atuendo casual de Alice, pero que aun así llevaba a la mente de Tiffany a su estado más salvaje.
—¡Tienes razón! ¡Soy diabólica! —dijo Erin alegremente aproximándose a Tiffany y deteniéndose a meros centímetros de su cara— ¿Qué harás al respecto Tiff?
Antes de que Tiffany pudiera pensar en una respuesta Erin la agarró gentilmente de los hombros y se inclinó sobre su oreja.
—¿Quizá podrías azotarme? Castigarme por ser tan mala, ¿no? —susurró ilusionada. El pecho de Tiffany súbitamente se puso tenso de nuevo y se sintió indefensa mientras Erin presionaba su cuerpo más cerca, todavía susurrando—. ¿Quizás debas atarme primero? Por favooor, Ama. Muéstrame que está muuuy mal ser taaan mala. Hazme una buena chica, tu buena chica. Hazme gemir por tus caricias. Hazme suplicar por perdón y lamer tus zapatos. Hazme ser tu juguete sexual y obedecer… cada… una… de tus ordenes…
Tiffany sintió la sangre calentar sus mejillas y su coño, una oleada fresca de excitación recorriéndola, tomándola completamente por sorpresa. Erin permitió que sus labios rozaran la piel de la oreja de Tiffany mientras susurraba, su cálido aliento enviaba apasionantes escalofríos que descendían por el cuello y la columna de Tiffany.
—No necesitas el programa para que yo sea tu esclava… Ordéname… muéstrame que tienes la fuerza y la voluntad para controlarme y seré tuya. Ama.
Erin entonces se alejó observando a Tiffany a la cara.
—Piénsalo —dijo casualmente y después caminó derecha a la puerta de salida.
Tiffany exhaló profundamente, sintiendo la tensión escapar de su cuerpo. ¿Qué demonios fue eso? ¿Quería Erin que Tiffany fuera su esclava o viceversa? ¿O ambas? ¿O ninguna? La confusión y la excitación inundaban tanto su mente que apenas podía estar vagamente consciente de lo que Erin estaba diciéndole a Alice justo en ese momento.
—…y cuando despiertes estarás convencida de que estuviste tomando una siesta, te levantaste para dejarnos entrar y luego regresaste a dormir porque estabas muy cansada. Recordarás haberte vestido y preparado para salir hace unos momentos, pero no recordarás nada de lo que fue dicho mientras estabas en trance, ¿entendido?
—Sí, Mistress . —replicó Alice robóticamente.
—Buena chica. Y mientras estés despierta sentirás la irresistible urgencia de flirtear conmigo y con Tiffany y mantendrás el deseo secreto de acostarte con ambas al mismo tiempo. Estarás muy avergonzada para expresar estos deseos al principio, pero tu necesidad de contárnoslos y actuar acorde a ellos crecerá diariamente de forma orgánica hasta que necesites realizarlos, ¿entendido?
—Sí, Mistress .
—¡Espera! ¡¿Qué?! —intervino Tiffany, alcanzándolas en la entrada del apartamento—. ¿Erin que estás haciendo?
—Divirtiéndome, Tiff, divirtiéndome. —Erin le guiñó un ojo.
Tiffany sintió una voz de protesta en su interior preparándose para estallar como un volcán a punto de hacer erupción, pero antes de que pudiera decir nada Erin dijo:
—Muy bien Alice, ¡Despierta y contenta!
Alice pestañeó e instantáneamente sus ojos, su expresión, su energía y su fluidez de movimientos demostraron que estaba completamente de regreso en su propia mente.
—¡Chicas! —exclamó, levantando los brazos por encima de la cabeza de forma dramática—. ¡Lo siento tanto! ¡No puedo creer que me quedara dormida todo el tiempo que estuvieron aquí! Quiero decir, sabía que estaba cansada después de lo de la noche de ayer, ¡pero no me esperaba que fuera tanto!
—No te preocupes por eso… —Erin le restó importancia con un gesto de la mano mientras le sonreía maliciosamente a Tiffany.
—Eres muy considerada, Erin, —dijo Alice tímidamente—. ¿Por lo menos se sirvieron algo de té? ¿Algo de agua? Creo que tengo palomitas en la encimera.
—Oh unas palomitas hubieran estado tan bien, —dijo Erin arreglándoselas para contener la risa—. No, todo fue bien. Solo pasamos el rato y charlamos, ¿verdad Tiff?
Tiffany solo asintió enérgicamente, casi sin hacer ningún sonido mientras observaba a Alice ponerse sus zapatos y su abrigo. Estaba esforzándose por procesar todos los sentimientos que batallaban dentro de ella. Su mente estaba a punto de fundirse por la excitación, el conflicto, la ira, el alivio, el deseo y otros tantos sentimientos y emociones que la hacían sentirse completamente abrumada. Imágenes de Erin de rodillas, mirándola desde abajo coquetamente y suplicando ser castigada, acaparaban su mente mientras otras imágenes igual de sexys luchaban por su atención. Alice abrazándola mientras lentamente le retiraba la camiseta y la besaba sobre su piel color miel. Sus propios ojos celestes completamente vacíos mirando a la nada mientras palabras esclavizantes y una suerte de bondage mental envolvían su inconsciente. Trev y Josh follándola por delante y por detrás, ella atragantándose en su propio éxtasis mientras tiraban de su cabello negro para que ahogara un grito de intenso deleite, todo mientras Erin miraba cómodamente entretenida desde una posición cercana.
Las imágenes asaltaban su mente sin previo aviso y muy rápido para ser ignoradas. Su cabeza nadaba entre la confusión y el regocijo. ¿Sería ella Ama o esclava? ¿O ambas? ¿O ninguna? ¿De qué forma obtendría la liberación que tanto necesitaba? Necesitaba correrse, lo necesitaba desde que entró al apartamento de Alice y el contenerse la estaba volviendo loca. Quería excusarse para ir al baño y darse un poco de atención. ¡No! Quería pedirle a Erin que pusiera a Alice en modo stripper y dejar que las cosas siguieran su curso inevitable. ¡No! Quería ordenarle a Erin que se arrodillase y quería sujetarla fuertemente de las manos por detrás de su sexy cabello marrón corto mientras guiaba la lengua de la chica tomboy hacia su entrepierna empapada de excitación.
¡Demasiados pensamientos! ¡Demasiado rápido! Tiffany solo quería dejar que las cosas se calmaran un poco, enfocarse en una sola imagen, una sola idea que le proveyese su tan ansiada liberación. Se imaginó a si misma usando el programa para alentar su mente, vaciar sus pensamientos y reemplazar el caos en su cabeza con una sola idea a la cual adherirse. ¿Qué más daba si controlaban sus pensamientos? ¿Qué más daba si la convertían en su esclava? Sabía que no lo harían de forma cruel, sabía que amaría cada minuto de ello.
¡Un momento! ¿Era ese el juego de Erin? ¿Estaba intentando confundirla y excitarla tanto que se vería avocada a usar el programa para intentar calmar su mente? ¡Sí! ¿Quizá? No… No lo sabía. Si ese era el caso, ¿no debería simplemente caer de rodillas y suplicarle a Erin que la esclavizara? Los ojos traviesos de Erin inundaban su mente y sentía todo su cuerpo hundirse bajo el peso del deseo de arrodillarse para ella. No entendía cómo podía sentirse tan poco en control sin haber estado nunca bajo la influencia del programa. ¡O quizá era eso! ¡Erin podría haber mentido respecto a haber mentido! Quizá todo esto era parte de las instrucciones subliminales del programa enterradas en lo más profundo de su mente para romperla lentamente. Se sentía perdida, se sentía abrumada, se sentía…
De pronto Alice estaba parada en frente suyo. Todos sus pensamientos se callaron al instante y solo quedó Alice. Su reluciente cabello rubio, sus transparentes ojos avellana y su sedosa piel pálida se convirtieron en todo lo que existía en el mundo para Tiffany.
—Tiff, no has dicho ni una palabra. ¿Estás bien? —La suave mirada de preocupación en el animado rostro de Alice derritió los pensamientos de Tiffany, así como su corazón. La frenética sucesión de imágenes se sexo, sumisión, dominación y disciplina se desvaneció.
—Estoy bien —replicó Tiffany, sonriendo con alegría, tal vez por primera vez en todo el día, mientras se daba cuenta que al menos por ese momento, ella era ella—. Es solo que han sido un par de días muy raros, es todo.
—Eso creo… —estuvo de acuerdo Alice mientras asentía con los ojos abiertos—. Ahora, ¿qué tal si nos dirigimos a donde Josh y averiguamos cuánto más raro se puede poner?
Tiffany miró a Erin quien esperaba cerca de la puerta por detrás de Alice. Erin guiñó el ojo y le mandó un beso volado provocativamente. Tiffany, desfasada, regresó a ver a Alice y sonrió.
—Estoy segura de que no será nada que no podamos manejar.
Y con eso, las tres chicas partieron.
Continuará
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¡Ey! Qué tal, vaya capítulo ¿no? ¿Cuáles serán las intenciones de Erin? ¿Podrá Tiff finalmente decidir si es dominante o sumisa? ¿Qué le depara a la pobre de Alice? Es mejor que se acostumbren a los giros argumentales repentinos porque esta historia tiene muchos...
Ahora un anuncio importante. Debido a que la situación de la pandemía se ha normalizado (relativamente) en mi lugar de residencia ahora voy (estoy obligado) a volver a mis labores. Debido a esto las actualizaciones de la historia serán un poco más espaciadas pero voy a (intentar) publicar al menos dos capítulos por semana para que eventualmente alcanzemos a la historia original que tiene un ritmo de publicación de alrededor de un capítulo por semana.