Algoritmo 3 (traducción)

Sta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. Los amigos de Tiffany descubren las hipnóticas capacidades de un algoritmo sensorial audiovisual. No pasará mucho antes de que quieran probar que tan poderoso puede ser, pero necesitarán sujetos de prueba, voluntarios o no...

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

Pueden encontrar al autor original del relato aquí: https://mcstories.com/Authors/Carefully-Random.html

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 3

Esa noche de planificación les bastó para acabar con tres pizzas tamaño gigante y con un refrigerar lleno de cervezas que parecía inagotable. A pesar de las protestas del resto de sus amigos Tiffany se rehusó por horas a liberar a Erin y la dejó merodeando el apartamento, meneando su cabeza y cacareando sin parar. Esperaron que saliera ella sola del condicionamiento seguros de que no podría mantenerse en personaje mucho más, pero nunca titubeo. Eventualmente anidó en una esquina de la habitación, arrastró algunas revistas con sus pies y se sentó a dormir, aunque sin mucho éxito debido a su posición acuclillada como una gallina. Poco a poco se irritó más y más hasta que finalmente se acostó en el piso y concilió el sueño, ahora con mejor suerte.

—¡Okey! ¡Okey! —exclamó Tiffany cuando Trev, Josh y Alice comenzaron a regañarla simultáneamente por permitir que las cosas llegaran hasta ese punto—. Si se despierta y continua en la tierra de las gallinas prometo que la liberaré. Solo quiero saber si se levantará todavía siendo una gallina, ¿no creen que de ser así las implicaciones para nuestro algoritmo serían fantasticas?

—¡Tienes suerte de que esté muy ebrio, Tiff! —remarcó Josh con un ligero trago—. Si no, ¡hip! te amarraría a la silla de mi escritorio y usaría la mierda esa del trance para ¡hip! hacer que fueras agradable con Erin y esas mierdas…

—Oh Dios, nadie debería sentarse en la silla ahora mismo —replicó Alice con una risita—. No me hago responsable por los comandos que les daría…

—Una parte de mí quisiera saber qué harías…. —dijo Trev con una sonrisa—. Pero otra parte de mi en verdad no quiere.

—Solo hay una forma de averiguarlo… —bromeó Alice, aunque Tiffany notó que miraba intensamente a Josh con bastante frecuencia.

—Así que, ¿tenemos las bases entonces? —dijo Tiffany alegremente, mirando las notas garabateadas en frente suyo—. Alice, trabajarás en los patrones visuales.

—En eso estoy —replico ella burbujeante.

—Trev tú te encargas del audio —continuó Tiffany sin dejar de mirar las notas.

—Suena bien —contestó él soltando una risita—. ¿Lo captan? “Suena” bien…

—Viejo, deja de hablar, estás borracho —se jactó Josh.

—El burro hablando de orejas… —rio Alice mientras ambos la miraban con expresión de estar pasados de copas.

—Muy bien y Josh, tú vas a programar el algoritmo para que podamos controlar la transmisión de forma remota, ver que frecuencias se están usando y obtener una imagen del sujeto mediante una webcam.

—¡Yey…! —celebró Josh sarcásticamente—. Me toca el trabajo más fácil.

—Eres un genio, lo harás bien —replicó Tiffany desdeñosamente—. Yo me encargo de elegir candidatos para experimentar y monitorearlos en busca de signos de trance y ver cuántos estados de conciencia distintos podemos identificar. —En ese momento Tiffany miró hacia la esquina—. Y finalmente, Erin está en administración y soporte.

—Pobre chica… —suspiró Trev—. Fue una gallina toda la reunión y ahora la convertimos en nuestra secretaria. ¿Quién le va a decir cuando se levante? ¡Yo no!

—¡Yo no! —exclamaron Alice y Josh simultáneamente.

Tiffany se dio una palmada contra la frente. —¡Demonios! ¡No estaba lista! Uhg, los odio a todos.

—Ya se te pasará. Ten toma otra cerveza. —Josh le pasó una botella fría a Tiffany y está la tomó agradecida.

Después de otra media hora de beber cerveza y ver algunos episodios de Firefly, Erin finalmente despertó. Lentamente se puso en pie, miro por turnos a cada uno de sus amigos y después cacareó sonoramente antes de aproximarse a una caja de pizza a intentar picotear los restos sobrantes de una rebanada.

—¡Qué carajos! ¡Sigue siendo una gallina! —se asombró Trev.

—¿Acaso nunca saldrá del trance por su cuenta? —Josh frunció el ceño mientras Erin hacia un desastre cada vez mayor intentando devorar la rebanada de pizza sin usar las manos.

—Tiff, Regrésala a la normalidad ahora por favor… —imploró Alice mientras que Tiffany arrugaba su rostro molesta.

—Bien, bien, de acuerdo —replicó irritada—. ¡Erin! ¡Remover maldición!

Los ojos de Erin retomaron el enfoque y se desplomó frente a todos, Se veía exhausta, y su expresión momentáneamente destelló ira antes de cambiar a nerviosismo al regresar a ver a Tiffany.

—Eso fue grosero, Tiff… —Enmudeció débilmente—. Por favor no vuelvas a hacerlo.

—Ahora estamos a mano por la mierda que montaste temprano, ¿de acuerdo? —replicó Tiffany sin expresión, tomando un trago de su cerveza e intentando parecer desapasionada.

En ese punto Josh se puso en pie portando una extraña mirada de severa determinación en su rostro.

—Ok, creo que es justo decir que ambas se han estado jodiendo una la otra lo suficiente, Tiffany ha dicho que están a mano así que te sugiero Erin hacer lo mismo para que podamos regresar a enfocarnos en nuestro maldito proyecto.

—¿Cuánto tiempo fui una jodida gallina esta vez? —preguntó Erin, intentando enmascarar la amargura en su voz.

—No importa —sentenció Josh—. Lo suficiente para que estés a mano por la mierda que echaste sobre Alice y Tiff, y no lo suficiente como para impedir que todavía tomes unas cervezas y pizza con nosotros. Así que voy a llamar a una tregua. Las dos van a darse la mano y madurar de una jodida vez o ambas están fuera del proyecto.

—¿¡Cuándo se convirtió en tu proyecto!? —intervino Alice acaloradamente—. Trev y yo tuvimos la idea…

—Así es —murmuró Trev frunciendo el ceño

—¡Alice! ¡Trev! —Josh dirigió su ira hacia ellos, pero suavizó el tono diplomáticamente—. Solo… Miren, es nuestro proyecto, lo sé, pero es mi apartamento, mi computadora y mi software los que permiten que suceda; y si expulso al par de gruñonas aquí presentes… —En este punto señaló a Tiffany que estaba melancólica con su cerveza en el sofá y luego a Erin que se inclinaba sobre el mostrador de la cocina con dagas en los ojos. Sin inmutarse, continuó—: …Si no son capaces de estar aquí no pueden trabajar en el proyecto. Así que realmente queda en sus manos…

—Bien… eso es justo —dijó Trev y Alice encogió los hombros mostrándose de acuerdo.

—¿Qué hay de ustedes dos? ¿Tregua? —preguntó Josh, todavía de forma severa, implicando que solo iba a aceptar una respuesta.

Tiffany soltó un largo suspiro mientras se levantaba del sofá. Erin murmuró algo inaudible antes de encontrarse con ella en el centro de la habitación junto a Josh. Ambas extendieron sus manos renuentes. Al estrecharlas Tiffany sintió como si Erin tratara de exprimirle la vida con su agarre.

—Lo siento por lo de antes, Tiff —dijo Erin con una sonrisa terriblemente falsa—. Estoy segura de que nos divertiremos mucho trabajando en el algoritmo juntas.

—Sí. —replicó Tiffany con amabilidad forzada—. Estoy segura de que lo haremos.

—¿Así que ustedes también van a besarse y liarse? —preguntó Alice con una sonrisa maliciosa extendiéndose por su rostro. Las otras chicas regresaron a verla con tanta intensidad que rápidamente levantó las manos en son de paz—. ¿Todavía es muy pronto para hacer bromas? Es bueno saberlo…

—¡Bien! —dijo Josh ahora en un tono más amistoso—. Ahora que hemos solucionado eso, Erin, toma una cerveza, también te dejamos un poco de pizza. Trev, Alice, ¿por qué no la ponen al día de lo que hemos hablado hasta ahora?

El resto de la madrugada consistió en más cervezas, poner a Erin al corriente del plan y continuar el maratón de episodios de Firefly. No fue hasta las primeras horas del amanecer que comenzaron a quedarse dormidos en los lugares más variados. Alice se acurrucó en el enorme puf de cuero sintético mientras que Trev se desmayó en una de las butacas. En eso Josh desapareció a su habitación dejando a Erin sentada en la otra butaca y a Tiffany en el sofá. Las miradas de ambas se cruzaban ocasionalmente, cuando esto sucedía las dos inmediatamente regresaban a ver a otra parte. Ninguna de las dos parecía capaz o dispuesta a romper el incómodo silencio.

Tiffany sintió una fatiga creciente envolverla. Había bebido muchas más cervezas de las que acostumbraba en la noche anterior a un día de universidad y no le hacía gracia la idea de levantarse temprano mañana, o mejor dicho, en tres horas. Sentía sus parpados caer poco a poco, cada vez más cerrados. Somnolienta sacó su teléfono y programó la alarma para sonar media hora antes de su primera asignatura, no podía permitirse faltar a ninguna clase tan cerca del fin de semestre. Erin estaba todavía despierta y eso la ponía nerviosa, pero no podía mantener sus ojos abiertos mucho más tiempo y pronto se encontró acostada sobre el sofá dejándose llevar por el sueño.

Cuando despertó estaba sola en la sala y la alarma de su teléfono sonaba a su lado. Aturdida apagó la alarma, su primer instinto fue volver a recostar la cabeza para descansar un poco más. Luchó contra esta idea usando toda la fuerza de voluntad que pudo reunir y rodó sobre sí misma, cayó del sofá y aterrizó en la alfombra de la sala con un ruido sordo.

Entonces escuchó voces amortiguadas que venían de adentro del dormitorio de Josh. Tocó gentilmente la puerta y la abrió solo lo suficiente para formar una rendija por donde mirar. Asomándose con precaución observó a Alice y a Erin paradas a cada lado de escritorio de Josh. Alguien estaba en la silla y la pantalla irradiaba imágenes arremolinadas.

Erin se volteó rápidamente, se veía algo nerviosa

—¡Tiffany! ¡Despierta y contenta!  —dijo.

Alice se volteó después y sonrió amablemente.

—Buenos días. Tiff. Perdón si te despertamos—. Se veía tan somnolienta como lo estaba Tiffany y sus ojos tenían ojeras, pero por lo demás su cara estaba tan preciosa como siempre.

—Buenos días —replicó Tiffany sofocando un bostezo—. ¿Quién está en la silla?

—Trev —dijo Alice con una sonrisa cansada—. Entró en trance hace solo un minuto más o menos.

Tiffany caminó hacia el escritorio y observó que efectivamente Trev estaba sentado en la silla con los ojos vacíos, los audífonos puestos y observando a la nada mientras un fino reguero de saliva se deslizaba por su mentón.

—Guau. Sí, totalmente en trance —remarcó Tiffany agitando la mano enfrente de sus ojos—. Ustedes no piensan hacer nada como lo de la noche de ayer, ¿verdad? —añadió nerviosa mirando a Erin.

—¿Qué? No… —dijo Erin con su tono impregnado en culpa—. Aprendí mi lección, Tiff, honestamente no te quiero a ti ni a nadie más furioso conmigo, en serio. —Miró a Tiffany a los ojos manteniendo una expresión de suplica en sus pupilas café oscuro. Tiffany sintió punzadas de culpa por acusar a Erin de nuevo, pero también se sentía justificada para hacerlo. Era confuso, no estaba segura de cómo debía responder. Una parte de ella le decía que esto no era más que un muy buen montaje de Erin para engañarla, que quería desarmarla para poder atacarla con la guardia baja más tarde.

Lo resolvió diciendo—: Bien, de acuerdo. Tampoco quiero estar furiosa contigo, supongo.

—¡Ey, miren eso! —dijo Alice con atrevimiento—. Ustedes dos casi se están llevando bien de nuevo.

Tiffany no reconoció esto. En su lugar preguntó—: Así que ¿planean hacer algo con Trev?

—Sí, de hecho —replicó Alice—. Mira esto… —Se inclinó cerca de Trev y comenzó a hablarle en tono de orden.

—Trev, el día de hoy en algún momento vas a invitar a Lucy a pasar la tarde con nosotros. Le dirás que dirás que sabes que no nos llevamos bien, pero que te gustaría que nos conociera a todos un poco mejor. O lo que se te ocurra, dirás lo que haga falta para traerla aquí, que tendremos una sesión de estudio, haremos algo que sepas que le gustará, lo que sea. Solo asegúrate de que vendrá aquí para la tarde. ¿Entendido?

—Sí —respondió Trev aletargado.

—Bien. Además, ahora te referirás a mí, Erin o Tiff como mi lady o mis ladies si estás conversando con más de una de nosotras. Pero solo harás esto mientras estés en este apartamento y no te darás cuenta de que lo haces. ¿Está claro?

—Sí, mi lady —respondió Trev lentamente.

Alice dejo salir una risita y Erin sonrió mientras chocaba los cinco con la rubia.

—De puta madre —remarcó Erin—. ¿Crees que debamos agregar algo, Tiff?

—No lo sé… —replicó Tiffany insegura—. Probablemente es suficiente así.

—Vamos Tiff —alentó Alice—. Todavía no le has dado instrucciones a nadie estando en trance.

—Eh, uhm… Okey —dijo Tiffany estrujándose el cerebro—. La frase que le venía a la mente era: “me obedecerás en todas las cosas” así que trató de ignorarla. Entonces la frase: “te convertirás en mi obediente esclavo y juguete sexual” tomó su lugar y ella se remordió el labio discretamente—. Vamos, algo divertido, no algo malvado ni algo sucio —pensó para sí—. Algo divertido, divertido, no esclavizar, no tomar el control por completo… —Intentó e intentó, pero quería hacer que Trev se arrodillara y la obedeciese; y después quería poner a Alice en la silla y hacerle lo mismo; y luego otra vez con Erin. Los quería a todos ellos arrodillados y desnudos enfrente suyo dispuestos a hacer cualquier cosa que les mandase.

Pero no podía ir y darle a Trev ningún comando como los que quería mientras Alice y Erin estuviesen ahí, ¿o sí? Quizá tuviera otra oportunidad luego. Pero se suponía que iban a trabajar en este proyecto juntos…

Sin embargo en ese momento, súbitamente y de improviso una idea se encendió en su cabeza. Era una de esas ideas que sabes que están mal y que sabes que no deberías hacer como: “¿Qué tal si simplemente conduzco en contravía del tráfico que se acerca?” o “Podría ir y patear a ese extraño en la pierna, ¿Qué es lo peor que puede ocurrir?” Esas ideas eran siempre fantasías de escape, productos de una mente curiosa que habiendo seguido y aceptado las reglas de la vida y la sociedad indefectiblemente por dos décadas inventaba escenarios donde todos los protocolos normales sencillamente dejaban de existir. No era una idea cuerda, lo sabía, era una manifestación de las profundidades de sus fantasías, de su lujuria y de su decadencia. Era un insulto a su sentido de la lealtad, a su compasión, y a su altruismo, pero era irresistible para sus urgencias más básicas, sus necesidades primas. Esta idea era poder. Intoxicante, irreprimible, y seductor poder.

Tiffany siempre seguía las reglas. Respetaba la ley, las expectativas no escritas de la interacción social y el dogma de que la libertad personal es algo que debe ser apreciado y protegido. Pero la maleabilidad inducida por trance en la que Trev se hallaba sumergido era una nueva variable, una que permitía a este nueva y oscura idea ganar peso en la mente de Tiffany. Sintió como su coño despertaba con incipiente excitación y la idea rápidamente evolucionó a una necesidad dolorosamente desesperante.

Había una manera en la que podía crear su fantasía… Sí había una manera de hacerlo… Su mente corría. Una parte intentaba desesperadamente encontrar una falla en su plan para convencerla de hacer lo correcto, lo decente y no lo que sabía que estaba a punto de hacer.

—Soy una depravada —pensó Tiffany—. Estoy tan jodidamente caliente y soy tan jodidamente malvada como para intentar esto…

Pero sabía que no podría resistir la urgencia que era ahora un clamor en su cabeza. Su corazón latía como loco y su libido estaba por los cielos. Sabía que si no lo intentaba aquí y ahora no podría pensar en otra cosa por el resto del día, quizá por el resto de su vida. Estaría atascada, con la fantasía definitiva en su cabeza, la que podría haber realizado, pero no realizó. Su dolorido y goteante coño nunca la perdonaría.

Sintió un escalofrió de excitante emoción vibrar a lo largo de cada nervió en su cuerpo mientras intentaba hablar de la forma más casual posible.

—Ok, creo que tengo algo. — Respiró lenta y profundamente intentando mantener sus nervios de acero antes de continuar—. Dime Erin, esa cosa que le hiciste a Alice la noche de ayer, solo tenías que decir: “Haz un baile para mi” ¿verdad?

—No, era: “haz un show para mí” —replicó Erin adormilada. Luego sus ojos se abrieron completamente en shock y pareció instantáneamente más alerta—. Trev, despie… —empezó a decir envuelta en pánico, pero la mano de Tiffany le tapó la boca.

—Pollo de corral, ¡Perra! —exclamó rápidamente Tiffany. Observó con entusiasmado placer como los ojos horrorizados de Erin lentamente se desvanecían, volviéndose opacos y desenfocados antes de comenzar a vagar en todas direcciones ya sin el menor interés en ella. La chica tomboy se dejó caer en una posición hincada y Tiffany retiró su mano de la boca de Erin al tiempo que esta soltaba un confundido cacareo.

—¿Cómo te sientes, Alice? —preguntó Tiffany volteándose a ver a la rubia.

Alice estaba estirándose hacia arriba, arqueando su espalda y empujando sus generosos pechos afuera. Suspiró profundamente, finalizó el estiramiento y miro a Tiffany con sus seductores ojos avellana.

—Me siento maravillosamente, guapa. Espero que ambas estén buscando un buen show —dijo Alice con su apasionada voz de stripper que Tiffany recordaba tan bien de la noche anterior.

—No puedo creer que Erin cayera en eso —dijo Tiffany casi riendo, una amplia sonrisa involuntaria se dibujaba a lo largo de su rostro mientras observaba a Alice de arriba a abajo.

—¿Caer en qué, nena? —preguntó Alice inclinándose sobre Tiffany y acariciando su mejilla suavemente.

—Mmm… No importa… —Tiffany cerro sus ojos y se estremeció con las caricias de Alice, pero luchó por permanecer concentrada—. Trev, dime, ¿dónde está Josh y cuando regresará? —preguntó apurada.

—Josh… Fue a Starbucks para traernos café a todos… —murmuró Trev con voz robótica—. Regresará…pronto.

—Muy bien. —Tiffany exhaló emocionada.

Alice estaba bailando lenta y silenciosamente en la mitad del dormitorio de Josh, sus caderas se balanceaban hipnóticamente y sus ojos permanecían cerrados, perdidos en su imaginación de stripper. Erin estaba abriéndose camino alrededor del borde del dormitorio, picoteando objetos variados de las repisas y el vestidor de Josh. Trev continuaba sentado en la silla, completamente vacío de mente por las señales de video y audio transmitidas ininterrumpidamente a sus sentidos.

—Será mejor ir comenzando —declaró Tiffany a nadie en particular. Se inclinó en sobre el oído de Trev y comenzó a alimentarlo con sus comandos.

Continuará

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