Algoritmo 2 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. Los amigos de Tiffany descubren las hipnóticas capacidades de un algoritmo sensorial audiovisual. No pasará mucho antes de que quieran probar que tan poderoso puede ser, pero necesitarán sujetos de prueba, voluntarios o no...

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

Pueden encontrar al autor original del relato aquí: https://mcstories.com/Authors/Carefully-Random.html

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 2

—Eso es Alice, en calma y en blanco —arrulló Erin a sus oídos—. En calma y en blanco, permaneciendo en calma y en blanco hasta que te diga: “regresa a mí”, ¿entendido? Incluso si no estás viendo las bonitas imágenes y escuchando los encantadores sonidos permanecerás en calma y en blanco, ¿no es así?

—Mmhuu. —Alice asintió con el mínimo movimiento, parecía que su mente había abandonado esta tierra.

—Erin, ¿qué estás haciendo? —preguntó Tiffany con incredulidad—. ¿Acabas de hacer que tú seas la única que puede despertarla?

—Sí. ¿Y? —replicó Erin desdeñosamente —. Ella me convirtió en una mujer gallina por media hora, ¡ahora me toca a mí jugar con ella!

—Ok, pero eso fue relativamente inofensivo. ¿Qué planeas hacer tú? —preguntó Tiffany tentativamente. —¡Y no! —Ella cargó contra los chicos—. Una estrella porno es demasiado, ¡y ustedes lo saben! —Podía sentir su cara hirviendo mientras discutía y los chicos fingieron gruñir en desacuerdo. Trev y Josh eran ambos muchachos decentes, pero Tiffany temía que el poder que potencialmente acaban de descubrir se les subiera a la cabeza. Convertir a Alice en una estrella porno para su disfrute estaba bastante alto en la lista de fantasías personales de Tiffany, pero ella no podía permitirle a Erin hacer eso en frente de ellos, después de todo Alice estaría horrorizada.

Confiando en que Erin, Josh y Trev malinterpretarían sus ruborizadas mejillas como ira ante el potencial mal uso de semejante poder, Tiffany de pronto tuvo el siniestro pensamiento de que quizá Alice podría ser programada para no recordar nada de lo que hiciese mientras estuviera en un trance tan profundo como el que se encontraba. Hizo lo mejor que pudo por enterrar ese pensamiento sabiendo que únicamente daría origen a más perversidades.

—De acuerdo, Tiff. Lo mantendremos lo suficientemente sensato como para que Alice no quiera matarnos después —dijo Josh encogiendo los hombros, pero después la miró seriamente y añadió—: Pero realmente necesitamos probar los límites de esta cosa, ¿no es verdad? Tenemos que averiguar si puede hacer que alguien haga algo a lo que normalmente se opondría por completo, ¿no es así?

—¿Tenemos qué?  —replicó Tiffany incierta. ¿Se atrevería ella a recorrer este camino hacia la fantasía y la indulgencia?

—Mira —dijo Josh—. No sé exactamente por qué Trev y Alice montaron todo este espectáculo audiovisual, pero nos encontramos con algo. Algo que podría hacernos ricos o… o… —comenzó a trastabillar mirando a Trev por ayuda

—Tiff, no te preocupes —Intervino él plácidamente. Hagamos que Erin traiga de regreso a Alice del trance para que podamos hablar todos de esto, juntos.

Tiffany regresó a ver para comprobar si Erin estaba escuchando, pero se la encontró susurrando palabras al oído de Alice de nuevo. —¡Erin! ¿Qué estas diciéndole? —preguntó en un tono estridente.

—Oh relájate Tiff, no es la gran cosa…. —Erin sonrió—.  Te va a gustar, lo juro.

Tiffany frunció el ceño. “Probablemente me guste”, pensó renuente. —Mira, lo único que quiero decir es que no deberíamos simplemente escupir el primer impulso que atraviesa nuestra mente ahora mismo.  —Lo decía en un tono formal levantando sus manos diplomáticamente—. Necesitamos detenernos a pensar que vamos a hacer con este artefacto lava-mentes.

—Llamémoslo la mezcla trance —sugirió Trev—. Es como la mezcla perfecta entre frecuencias visuales y auditivas para inducir un estado de trance, ¿cierto?

—Me gusta eso —dijo Josh asintiendo—. Erin despierta a Alice y veamos que piensa ella.

—Oh, respecto a eso… —Erin sonrió traviesamente. Después regresó a ver a Alice y susurró: “Haz un show para mí”.

Alice pegó un brinco de la silla, su cabello rubio azotó el aire de lo rápido que volteó a verlos. Sus ojos se entrecerraron seductoramente y sus labios se fruncieron mientras le mandaba un beso volado a Josh, luego guiñó el ojo a Trev. Después encaró a Tiffany y se remordió los labios mientras sus pupilas avellana se posaban descaradamente sobre sus pechos.

—¡Pero bueno! ¡Hola! —dijo con una voz lujuriosa que apenas sonaba como ella—. Estoy muy contenta de que me llamaran, vamos a divertirnos mucho, entre nosotros .

—Erin… —dijo Josh severamente, pero intentando esconder una sonrisa maliciosa.

—… ¿qué fue lo que hiciste? —finalizó débilmente Trev mientras sus ojos seguían las manos de Alice que recorrían lenta y sensualmente su cuerpo.

—Oh, nada —respondió Erin satisfecha mientras daba unos pasos atrás para examinar su obra—. Tan solo que está convencida de que es una stripper que contratamos y no regresará a la normalidad hasta que Tiffany se lie con ella.

—¡¿Qué?! —chilló Tiffany, despegando sus ojos de Alice, quien ya deslizaba sus pulgares bajo sus jeans de diseñador.

—Oh vamos, Tiff, no pretendas que no te gustaría… —dijo Erin con suficiencia—. Vi como la mirabas hace un momento. —Su expresión se volvió amarga por un segundo. pero Tiffany apenas lo noto ya que cubría su cara con las manos, angustiada.

—Bueno, veamos… ¡Animemos esto con un poco de música! —anunció Alice paseándose por la habitación y acariciando el cabello de Erin mientras pasaba a su lado.

La mente de Tiffany trabajaba tan rápido como podía. ¿De verdad esto estaba pasando? ¿Erin le estaba entregando a Alice en bandeja de plata? Su excitación recientemente saciada ya estaba empezando un segundo round cuando la imagen de la lengua de Alice rozando la suya invadió su mente. Podía sentir la sangre encendiendo sus mejillas otra vez mientras se daba cuenta de cuanto deseaba esto. Quería tanto, en verdad tanto, besar a Alice, sentir su sedosa piel pálida en todas partes. Quería quitarle cada una de sus prendas lentamente, besando con cariño cada centímetro de sus carnes blancas conforme se le revelaban. Quería sentir la lengua de Alice danzando con la suya, sentir sus labios separándose y saborear su dulce néctar. Quería acariciar su cabello dorado, sujetarla por su delicada cintura, y sentir su aliento susurrando en deleite junto a sus oídos.

Sí, Tiffany quería a Alice. La quería demasiado. La quería desesperadamente. Se había puesto caliente, y algo molesta, con la idea de Erin vacía de mente y maleable hace solo una hora. Pero con Alice… con ella las cosas siempre habían sido menos que una fantasía, un sueño imposible. Y aquí estaba Erin ofreciéndole una probada del paraíso, seguramente sin entender cuanto habría estado dispuesta a dar Tiffany para que esta situación manipulada fuera real.

Pero no era real, aceptó amargamente Tiffany. Besarla ahora mismo sería como remarcar la realidad, la realidad en que Alice tan solo vería o tocaría a Tiffany de esa manera estando bajo el alter-ego inducido por trance. A Tiffany le gustaban los chicos, por supuesto. Pero le encantaban las chicas mucho más. Y Alice…  se le caía la baba por Alice, en secreto. La rubia que en ese momento estaba convencida de ser una stripper tenía el cuerpo de una supermodelo, la sonrisa de una diosa y el corazón de una santa. Pero le gustaban los hombres, y usualmente eran musculosos motociclistas o gigantes tatuados que ella podría “salvar”. Mientras tanto ahí estaba Tiffany una come libros de piel acaramelada, pequeña y femenina. Además, aunque para este punto ya era irrelevante, no creía ser ni la mitad de atractiva de lo que Alice era. Se sentía bastante más bonita y agraciada que Erin, pero eso era porque a la rebelde skater tomboy no le importaba un bledo su apariencia, al punto en que parecía que intencional y activamente se esforzaba por verse desastrosa.

—¿Tiff? ¿Sigues ahí? —interrumpió la voz de Josh entre la oscuridad.

Tiffany destapo sus ojos para descubrir a Erin, Trev y Josh mirándola entre divertidos y preocupados.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Cómo pudiste? ¿POR QUÉ? —gritó Tiffany contra Erin, quien tan solo se encogió de hombros.

—En realidad es lo que hace más sentido —replicó fríamente—. Trev tiene novia, Josh es gay y si lo hubiera montado para que ella se lie conmigo entonces sería siniestro y ególatra, ¿no es así?

—¡¿Crees que esto no es siniestro?! —soltó bruscamente Tiffany, pasándose con estrés las manos entre su ondulado cabello oscuro como la noche—. ¡Esto es muy jodido Erin! ¡Alice es hetero! ¡Lo sabes! ¿Qué va a pensar cuando se levante? ¿Qué va a decir? —Observó como Alice abandonaba el dormitorio en dirección a la sala, mencionando algo acerca de que era un buen espació para el show.

—Te garantizo que ella no tendrá ningún problema con eso, Tiff. De hecho, me lo agradecerá, y a ti —declaró confiadamente Erin, dándole palmaditas en su hombro.

Tiffany retrocedió con sus mejillas al rojo vivo. ¡Vamos chicos! —apeló desesperadamente a Josh y Trev—. Apóyenme aquí, ¡por el amor de Dios!

—Erin esto es un poco jodido —admitió Trev, aunque bastante renuente.

—Tiff, Creo que simplemente deberías hacerlo —dijo Josh calmadamente observándola con cara de póker.

En la sala el subwoofer del sistema de sonido de Josh comenzaba a vibrar fuertemente, señal inequívoca de que Alice había puesto algo de música. La escucharon vagamente gritar algo de tomar unas cervezas del refrigerador.

—Mira, —continuó Josh—. Erin claramente está llevando las cosas demasiado lejos, quiero decir, quizá está molesta porque la convertimos en una gallina casi toda una hora, o lo que sea. —sugirió mientras Erin solo encogía los hombros—. Tan solo besa a Alice, sácala del trance y decidiremos que hacer después

—Liarse con ella —corrigió Erin con naturalidad.

—¿Que? —dijo Tiffany entre dientes

—Bueno tienes que liarte con ella, como si fueras en serio a por todas, y ella tiene que sentirlo así, —declaró Erin, observando alrededor del cuarto deliberadamente para evitar la mirada furiosa de Tiffany—. Si no lo haces así, no va a despertar. De hecho, se sentirá frustrada y solo se desnudará con más ganas.

Tiffany embistió contra Erin y la agarró por el frente de su sudadera. Su cara parecía estar en llamas, tanto que su cabello debería estar chamuscándose.

—¡¿Cuál es tu maldito problema?! ¡Estás demente! —gritó contra el rostro pasmado de Erin.

Inmediatamente Trev y Josh la agarraron cada uno de un brazo y la arrastraron lejos de su víctima. Tiffany agitó salvajemente su pierna intentando patear a Erin, pero esta la esquivó torpemente hacia atrás y se escondió tras la silla del escritorio.

¡Jesús, ella se está pasando! —exclamó Erin con genuino terror en su mirada—. Vamos Tiff, es solo una broma, tan solo un poco de diversión

—¡¿Una broma?! ¡¿Diversión?! —escupió Tiffany—. ¡Argh! ¡¿Es qué ustedes no lo entienden?! ¿Cómo es que es divertido joder los sentimientos de las personas de esta forma?

—Chicos, deberían ponerla en la silla y calmarla con el video y los sonidos —instó Erin.

El corazón de Tiffany pegó un salto ante la mención de esto. Seguramente no lo harían, ellos no podrían, ¿verdad? Si la ponían en la silla. ¿las luces danzantes y los rítmicos sonidos anularían sus intentos de luchar? ¿Su voluntad? ¿Su mente? ¿En verdad se volvería tan vacía y complaciente como lo habían hecho Erin y Alice? No cabía duda de que Erin secretamente implantaría sugestiones en su mente antes de que Trev y Josh pudieran detenerla. Quizá se despertaría desnuda, arrodillada, escurriendo semen por su cara, observando a sus amigos y rogándoles ser usada como su juguete sexual una y otra vez. Quizá Erin implantaría una sugestión que la haría abandonar su apartamento en la quietud de la noche, deambulando errante sin conocer su destino hasta que miraría arriba desde el umbral de la puerta de Erin donde se dejaría caer al piso y se inclinaría en adoración de su nueva Ama. Quizá Erin no la querría para nada teniendo a Alice y tan solo la haría a un lado dejándola en blanco como un caparazón vacío.

Dios, ella quería todo eso casi tanto como deseaba a Alice.

—¡No! ¡No lo hagan! —jadeó Tiffany antes de que Trev o Josh pudieran decir o hacer algo—. Lo hare. —Respiró profundamente—. Voy a liarme con ella.

—Nosotros no íbamos a… tú sabes, —dijo Trev firmemente mientras poco a poco soltaba su agarre del brazo de Tiffany.

—Sí, está bien Tiff. Comprendo por qué estás molesta—dijo Josh, dejándola ir también—. Mira, —añadió una vez que Tiffany estuvo libre y agitó sus dolidos brazos un poco—. Todos vamos a permanecer aquí, Trev, Erin y yo.

—¿¡Qué!? —exclamaron Erin y Trev al unísono

—¡Sí! —dijo Josh más firme—. Mira Erin, vamos a tener una conversación acerca de los límites de las burlas en este lugar, y no vas a continuar avergonzando a Tiffany observándola representar tu broma sádica hasta el final, no importa cuánto asegures que es inofensiva.

Dado que Erin solo puso mala cara, Trev protestó.

—¿Qué hay de mí? ¿Yo que hice?

—Viejo, —asaltó Josh—. En primera, ellas son nuestras amigas. En segunda tienes novia. Y en tercera, ¡no puedo creer que tuviera que señalar la segunda razón!

—Yo… Tú… Pero… ¡Ah demonios, de acuerdo! —refunfuñó Trev.

—Ve Tiff, —dijo Josh suavemente—. Mejor acabar con esto pronto antes de que Alice, eh, llegue muy lejos… tú sabes…

—Tiffany asintió y dejó a los tres en el dormitorio, Josh se veía severo, Trev y Erin mostraban ambas caras de descontento total.

Escuchó la puerta cerrarse detrás de ella al entrar a la sala. No les tomó mucho a sus ojos ser atraídos por la hipnótica imagen de Alice bailando lentamente en la cocina. Ella se volvió balanceándose suavemente con el ritmo de la música y una cerveza en mano que mantenía levantada en el aire cuando no estaba bebiendo un trago. Los ojos de Tiffany escanearon su delgado y atlético cuerpo. Sus jeans de diseñador y sus botas yacían abandonados en el piso; sus finas, largas y delineadas piernas estaban al descubierto moviéndose con la música. Para pesar de los sentimientos contrariados de Tiffany, ella aún estaba usando unas bragas de encaje de seda rojo, apenas visibles por debajo de su musculosa color blanco crema, sin tirantes.

—Hey guapa —saludó a Tiffany con un guiño—. Espero que no te moleste que haya empezado sin ti.

—Eso está… Uhm… Eso está bien —replicó Tiffany, su garganta de pronto se sentía tan seca como si estuviera en medio de un desierto. En ocasiones era bastante buena leyendo a las personas y había esperado detectar que esto en realidad era solo una actuación o una broma de Alice. Pero la mirada de “ven y follame” que estaba recibiendo le decía justo lo contrario. Tragó saliva.

—Una cerveza? —preguntó Alice abriendo la chapa contra el borde metálico del refrigerador. Luego se acercó bailando a donde Tiffany permanecía en pie sosteniendo su muñeca con el brazo, insegura.

—¿Eh? Sí, seguro. —Se las arregló para responder. ¿Quizá esto sería más sencillo si se ponía ciega de alcohol primero? Pero Alice probablemente estaría completamente desnuda para eso punto. De todas formas, tomó la cerveza. Casi se atraganta cuando Alice entrelazó ambos brazos y una pierna a su alrededor. Paralizada por completo conforme el rostro de Alice se acercaba a centímetros del suyo sonrió lo mejor que pudo mientras sentía su corazón acelerarse aterrado.

—Salud, guapa. —Alice sonrió llena de dicha volviendo su rostro para tomar un trago de su bebida. Después liberó a Tiffany y bailó sensualmente regresando al centro de la sala.

Tiffany observó su firme trasero balancearse adelante y atrás y quedó

boquiabierta. Podía sentir una creciente humedad en sus pantys y toda clase de urgencias bullendo por su cuerpo. No sabía si quería matar a Erin o agradecerle eternamente, Tomo un largo trago de su propia cerveza antes de dejarla sobre la alfombra. Alice estaba bailando y sonriendo en el amplio espacio que había entre el masivo sofá y la monstruosa televisión de pantalla ancha.

—Toma asiento cariño —indicó Alice señalando el sofá. Pero Tiffany sacudió la cabeza enérgicamente.

—Necesito… quiero decir… quiero… yo… —intentó decir antes de darse cuenta que no sabía de qué manera podía decirlo. ¿Cómo le decías a alguien que necesitabas liarte con ella para poder sacarla del personaje inducido por trance en el que estaba atrapada? La situación era tan extraña como lo era de excitante.

—Oh cariño, estás nerviosa. —Alice le guiño el ojo nuevamente, dejando su cerveza en el piso—. No te preocupes, es algo que sucede… —tranquilizó a Tiffany deslizándose sobre ella y lentamente tomando ambas manos con las suyas.  Tiffany sintió un escalofrió ascender por sus brazos mientras sus dedos se entrelazaban y comenzaban a bailar juntas.

Al principio Tiffany sentía como cada vaivén de sus brazos batallaba contra su propia rigidez producto del pánico, pero rápidamente encontró que sus músculos se soltaban y tras un minuto comenzó a sonreír y a disfrutar. Alice ocasionalmente acariciaba con sus dedos el brazo de Tiffany y a esa distancia ella se vio intoxicada por la fragancia de su perfume. Pronto una felicidad mareante y alivianada se extendió por su cuerpo mientras bailaban juntas, pero en el fondo sentía una nube de tormenta aproximándose.

¿Qué pensaría Alice de ella si la mantenía en este estado por mucho tiempo? ¿Qué ocurriría si no la sacaba del trance antes de que se desnudara más? ¿Qué tal si se despertaba completamente desnuda y culpaba a Tiffany por todo? No podría soportar a Alice furiosa con ella. ¡Tenía que actuar ahora!

Tiffany se inclinó rápidamente para besar a Alice, pero la rubia se alejó dibujando una sonrisa pícara en el rostro. Deshizo su baile íntimo y giró lejos, volviéndose a detener para encarar a Tiffany una vez estuvo fuera de su alcance.

—¡Eh, no tan rápido guapa! —rio, todavía bailando juguetonamente—. ¡Ni siquiera he terminado mi show todavía! —Comenzó a quitarse la musculosa y Tiffany sintió como el pánico crecía en su interior. ¿Cómo se suponía que se liaría con Alice si ella no dejaba jugar y coquetear?

Observó con los ojos bien abiertos como Alice terminaba de remover la musculosa y ceremonialmente la arrojaba a un rincón de la habitación. Sus menudos y alegres pechos estaban cubiertos por un sujetador de seda roja sin tirantes que combinaba con sus bragas ahora completamente visibles. El conjunto contrastaba dramáticamente con su inmaculada piel pálida y Tiffany sintió la necesidad de dejarse caer sobre sus rodillas y acercarse a Alice arrastrándose sobre sus cuatro extremidades.

—Alice, yo… yo necesito… —farfulló, completamente insegura de si exponer sus intenciones las haría más sencillas o más complicadas de conseguir.

—Lo que necesitas, guapa… —ronroneo Alice, volviendo a lanzarse sobre Tiffany—, …es relajarte —susurró a su oído mientras comenzaba a besarle sensualmente el cuello.

Tiffany suspiró de regocijo. Sentía que se derretía mientras la boca de Alice dejaba un camino de amorosas mordidas que iban desde su cuello a su hombro. Estaba tan perdida en el placer que apenas notó las manos de Alice deslizándose bajo su blusa. Al instante siguiente estaba desnuda de la cintura para arriba, excepto por el sujetador negro que llevaba. Alice guio a Tiffany a la pared más cercana y gentilmente la arrinconó contra esta, recorriéndole con las manos todo su cuerpo antes de bajar su falda. Todo eso mientras le daba suaves mordidas a su piel color miel. Tiffany jadeaba de placer con cada nueva caricia y sensación, recorriendo con sus manos el cabello de Alice y acariciando su cara.

¿Qué tal si nunca se liaba con Alice? ¿Qué tal si simplemente la dejaba así? ¿Qué tal si se mudaba a su apartamento? ¿O que tal si escapaba con ella para que permaneciera así por siempre? Mientras Alice deslizaba sus pulgares bajo el elástico de los pantys de Tiffany ella sabía que se acercaban al punto de no retorno. El punto después del cual Alice quizá nunca le perdonaría por dejarle seguir tan lejos. A su piel la recorrió una electricidad hormigueante mientras sus pantys caían por sus piernas. Al llegar estas al piso Alice empezó a dirigir su boca a la temblorosa entrepierna de su amiga. Sus labios estaban a tan solo unos instantes de rozar el impaciente coño goteante de Tiffany cuando esta se las arregló para pronunciar una única palabra.

—Espera —profirió débilmente, luchando con la parte de ella que deseaba sentir la lengua de Alice llevarla al límite.

Alice se detuvo a menos de un centímetro de Tiffany antes de pararse para estar cara a cara.

—¿A qué debería esperar guapa? —Sonrió remordiéndose los labios mientras penetraba con la mirada los ojos suplicantes de Tiffany.

—A esto, —susurró ella mientras envolvía sus brazos alrededor de Alice y juntaban sus labios. Sintió como toda su pasión y lujuria se vertía en ese beso y mientras Alice le correspondía sus lenguas empezaron a danzar juntas en una harmonía llena de felicidad. Tiffany sintió tal estremecimiento y placer que quedó devastada cuando Alice rompió el beso.

—Está bien… Tiff… Estoy de vuelta —se las arregló para decir Alice con la respiración entrecortada, pero aun así sonriendo con cariño.

—¿Alice? —susurró con la mirada llena de aprehensión.

—Sí, Tiff, soy yo. —Todavía estaban a centímetros una de otra, sus cuerpos enredados entre sí, todavía nerviosas y todavía calientes.

Alice lentamente se desembarazó de Tiffany y esta se dejó caer contra la pared.

—¿Estás bien? —preguntó nerviosamente Tiff.

—Honestamente, nunca me he sentido mejor —sonrió Alice—. Esa fue toda una experiencia.

—Entonces, ¿no estás furiosa? —replicó Tiffany—. Acerca de… tú sabes…

—Honestamente, Tiff. Realmente quería follarte hace solo un momento y creo que una parte de mí aun desea hacerlo incluso ahora que estoy de vuelta. Probablemente solo sea el alter-ego hablando, pero es una pena que me hayas detenido. ¡Jaja! —rio Alice para sí, con los ojos abiertos como platos, pero sonriendo—. ¡Apenas puedo creer que haya dicho eso en voz alta!

—¿A sí? —replicó temblorosamente Tiffany. Su corazón se hundía mientras su mente se aceleraba. ¿Alice estaba… genuinamente ella estaba decepcionada de que no hubieran tenido sexo hace un momento? Eso era lo que sus palabras implicaban, ¿pero ella en serio, es decir, en verdad en serio lo sentía así? ¿Realmente acababa Tiffany de tirar a la basura su mayor fantasía de los últimos años por algunas asunciones morales imprecisas?

—Todo está bien, Tiff —reafirmó Alice mientras volvía a vestirse. Entiendo porque lo hiciste… quiero decir, a ti no te gustaría dormir conmigo, ¿no? Es decir, somos amigas y todo eso y tú no te sientes de esa forma respecto a mí, ¿cierto? —rio entre dientes.

—Cierto, sí. —Tiffany hizo su mejor intento para sonar aliviada, pero no pudo evitar notar que se había trabado nuevamente y que su voz se había vuelto aguda. Con gran esfuerzo continuó calmadamente—. Supongo que deberíamos… uhm… —Indicó la puerta que dirigía al cuarto de Josh.

—Oh, por supuesto, pero deberías vestirte de nuevo primero. —Alice sonrió—. Te veré allí, ¿de acuerdo?

—O-key —aceptó Tiffany con un leve susurro. Esperó a que Alice desapareciera tras la puerta antes de permitirse deslizarse hasta el piso. Exhaló largo y tendido, suspiró profundamente y se sentó por un momento, reflexionando sobre lo que acababa de perderse.

Se puso sus ropas y pasó un minuto completo amortiguando un grito contra un cojín del sofá de Josh. Le hubiera gustado hacer lo mismo que antes, desaparecer en el baño y perderse en la fantasía que había montado su mente; pero también se sentía descorazonada y sabía que los otros esperaban por ella. Así que en lugar de eso terminó su cerveza y tomo otra del refrigerador antes de entrar al dormitorio nuevamente.

Alice y Josh estaban sentados en la cama, Trev estaba en la silla del escritorio, pero en dirección contraria a la pantalla que inducia el trance, y Erin estaba parada en la mitad de la habitación, con lágrimas en los ojos, claramente esperando por Tiffany.

—Tiff, de verdad quiero disculparme —declaró Erin sorbiéndose la nariz antes de Tiffany hubiera entrado por completo a la habitación—. Fui demasiado lejos, jugué con tus emociones y le di a Alice sugestiones inapropiadas. Yo solo... yo solo… —se deshizo en un mar de lágrimas.

—Nosotros… eh... le hicimos darse cuenta de su error —comentó Trev por encima de los sollozos de Erin.

—Posiblemente nos pasamos un poco —admitió Josh

—Ey, al menos en tu disculpa se las arregló para decir un par de oraciones decentes —se jactó Alice—. En la mía rompió a llorar luego de tres palabras.

Tiffany frunció el ceño ligeramente ante la imagen de Erin empapada en lágrimas. A menudo era buena leyendo a las personas y no podía evitar sentir que su disculpa y su llanto no eran tan genuinos como se suponía que ella debía creer.

Pero de nuevo, quizá ella estaba siendo injusta porque le conflictuaba la idea de perdonar a Erin luego de la paliza emocional que había recibido en la sala. Mientras más veía las lágrimas derramarse de la redonda cara de la chica tomboy se sentía menos furiosa y más apenada. Ignorando su instinto que le decía que todo era solo un ingenioso engaño, Tiffany se forzó a adelantarse y envolver a Erin con un confortante abrazo.

—Gracias por las disculpas, Erin —suspiró—. Todavía estoy, digamos, furiosa contigo, pero estaremos bien.

—¿De veras? —sollozó fuertemente Erin contra su hombro.

—Sí, de veras. —Tiffany se encogió de hombros y miro a los demás.

—Bueno esta sí que fue una gran distracción, ¿y ahora qué hacemos? —reflexionó Trev.

—Bueno, ¡Es tiempo de ponerte en trance! —declaró Alice—. ¡O a ti Josh! ¡O a Tiff! Ustedes en serio necesitan probarlo, es… es… es intoxicante…

—Lo es—convino Erin débilmente.

—Ok, ok, habrá tiempo para todo eso, seguro —asintió Josh—. Pero podremos probarlo mientras trabajemos en esto.

—¿Trabajar en qué? —pregunto Tiffany. Todos voltearon a ver a Josh con curiosidad.

—Bueno, hemos descubierto que determinada mezcla de sonido y gráficos psicodélicos ponen en trance a Erin —explicó Josh—. Y una combinación diferente de frecuencias tanto de video como sonido ponen en trance a Alice. Pero tuvimos que estar aquí presentes, configurando manualmente las frecuencias hasta encontrar las que funcionaron, ¿verdad?

—Sí, ¿entonces? —preguntó Trev

—Bueno, ¿no lo ves? Necesitamos automatizar el proceso, ¿no es así?

—¿Necesitamos hacerlo? —Alice frunció el ceño.

—Sí… —intervino Erin, sus ojos abriéndose ampliamente—. Sería posible poner a cualquiera en trance sin ni siquiera estar en la habitación con él. —Sus lágrimas parecían haberse desvanecido dando paso a una ansiedad emocionada. Tiffany tomó nota de eso.

—Exacto Erin —dijo Josh—. Voy a escribir un algoritmo que pruebe entre diferentes frecuencias de video y audio de modo que podamos inducir automáticamente el trance en quien lo use.

—Eso es… —aventuró Trev.

—¿Brillante? —sugirió Erin mirando entusiasmada a los demás.

—Complicado —dijo Alice.

—Sí, eso —confirmó Trev.

—¿Qué? ¿Por qué?  —preguntó Erin con marcada decepción en su voz.

—Porque el, ¿cómo lo llamaste? ¿algoritmo? tendría que reconocer cuando alguien haya entrado en trance… —contempló Tiffany.

—Exactamente. —Josh sonrió. —No dije que sería fácil, pero piensen en lo que nos permitiría hacer. Podríamos someter a cualquiera, vaciar su mente en minutos y después…

—Lavarles el cerebro. —Erin sonrió.

El silenció se extendió por la habitación y los ojos de Tiffany se posaron sobre cada uno de sus amigos. Claramente todos estaban considerando los escenarios que serían posibles si el algoritmo funcionaba como Josh había descrito. La propia Tiffany reproducía cuadro por cuadro la imagen de Alice bailando para ella antes de arrodillarse, esta vez sin detenerla donde se habían quedado. Se imaginó a Erin dócil e inmóvil; con su mente apagada por completo para que nunca más pudiera jugar con sus sentimientos. Visualizó a Josh y Trev esperando para llevarla a salir por la ciudad, a los mejores antros, a los restaurantes más finos. Vio las caras de todos los que conocía mirándola desde abajo, con intoxicante adoración en sus ojos. Se veía dueña de una gran mansión. No, de un palacio. Las celebridades iban a visitarla y tras haber usado el algoritmo ellos le ofrecían su amistad, su amor… todo.

Ella lo tenía todo.

—Es jodidamente asombroso —exclamó Trev, su voz en una mezcla de júbilo e incredulidad.

Alice suspiró. —En verdad necesitamos recolectar más casos de ejemplo antes de asegurar que podemos poner en trance a cualquiera. —miró alrededor con aprehensión—. Pero, si funciona, ¿no deberíamos usarlo para ayudar a las personas? ¿Ayudarlos a cambiar para mejor?

Hubo una pause incomoda antes de que Erin dijera entre dientes—: Sí, totalmente. Definitivamente podríamos ayudar a las personas. Totalmente… Pero también podríamos tener todos un poco de diversión, ¿verdad?

—Ok. Digamos que lo hacemos —planteó Tiffany—. Necesitamos definir algunas reglas, algunos límites… De otra forma nos arriesgamos a herir a las personas, a jugar con los sentimientos de otros. —Miró a Erin al decir estas últimas palabras.

—De acuerdo, de acuerdo —replicó Josh con calma—. Creo que podemos hacer esto juntos. Lo haremos de la forma correcta. Ahora, ¿quién está conmigo? —preguntó dramáticamente, moviéndose al centro de la habitación y colocando su mano frente a él.

—¡Joder sí! —Erin elevó un puño al aire antes de colocar su mano sobre la de Josh.

Alice se movió al centro. Miró algo asustada las dos manos y luego acercó la suya tentativamente.

—Lo haremos juntos y lo haremos de la forma correcta —dictaminó, a lo que Josh asintió y Erin sonrió. Alice colocó su mano sobre la de Erin.

—Hombre, no sé si consigamos sacar esto adelante, ¡pero sería increíble si lo conseguimos! —Trev saltó del asiento y puso su mano sobre la de Alice—. ¡Que se joda todo el mundo! ¡Estoy dentro!

Los cuatro miraron a Tiffany, quien observaba intensamente las cuatro manos que aguardaban la suya. Estaba igual de nerviosa que Alice, compartía las dudas de Trev y estaba (si eso era posible) más ansiosa que Erin; pero hizo lo mejor que pudo para esconder estas emociones de sus amigos. Por el contrario, se los imaginó a cada uno en su propia silla mirando sus propias pantallas, vacíos, sin mente. Se vio a sí misma caminando entre ellos, susurrándoles palabras al oído; sugestiones e ideas que sus mentes vacías absorbían como esponjas. Pero entonces la imagen se desvaneció y se vio ahora a sí misma en una silla, los tonos de audio siendo forzados dentro de su mente, sus ojos siendo inundados con imágenes desbordantes. Vio toda emoción y pensamiento ser drenados de su mirada, de la expresión de su rostro, de su propio ser. Observaba despierta y alerta como sus amigos, parados frente a ella, discutían como usarla, como jugar con ella, como volverla permanente e irreversiblemente una mente vacía. Esclavizada.

Con un leve estremecimiento, y genuinamente sin saber cuál de las dos visiones prefería, colocó su mano sobre las demás. Entonces todos rompieron el circulo levantando las manos en una celebración grupal

—Ok. ¡Abramos algunas cervezas y ordenemos una pizza! Tenemos una tonelada de mierda por planificar, ¡empezando ahora! —declaró Josh.

—Genial. Llamaré a la pizzería. —dijo Erin y sacó su teléfono.

­—Sip —dijo Tiffany satisfecha—. Creo que es importante que todos vocalicemos todo lo que queremos que este algoritmo haga, ¿saben? Cada uno de nosotros debería contribuir en este proceso de planeación.

—Claro Tiff, no hay problema —convino Trev.

—Tiff, ¿por qué sonríes de esa forma? —Alice la observaba intrigada

—Oh, por ninguna razón —replicó ella, mirando a Erin con creciente alegría.

—¿Qué quieres en tu pizza, Tiff? —preguntó Erin, frunciendo ligeramente el ceño ante la sádica sonrisa que le dirigía.

—Pollo, —replicó Tiffany. Esperó unos instantes hasta que Erin lo comprendió y abrió los ojos desorbitadamente, entonces añadió—: Asegúrate de que sea pollo de corral .