Algoritmo 17 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. Sus dedos resbalaron sin esfuerzo hasta el interior de su vagina, los húmedos y pegajosos fluidos cubrieron sus falanges y también parecieron escurrirse hasta el interior de su mente. Mientras tanto, gemía de dicha erótica.

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

­Capítulo 17

—¿Has revisado tu teléfono desde ayer en la noche?

Erin estaba recostada en el sofá con su cabeza apoyada sobre el regazo de Tiffany.

Tiffany por su parte estaba sentada en el sofá con su cuerpo inundado de endorfinas y su mente nadando en la felicidad. Las dos se habían vestido de nuevo, por si Hannah regresara de repente, aunque estaban tan despeinadas que seguro no engañarían a nadie.

—No, —contestó Tiffany. Luego frunció el ceño mientras pensaba—. Ni siquiera sé dónde está mi teléfono… Recuerdo que lo contesté anoche y lo siguiente que sabía es que estaba atada a mi cama con Alice encima. Bueno, ¡no Alice! sino tú, —corrigió—. Eras tú quién me ató a la cama anoche. Dios fue tan real que todavía me cuesta entender lo que de verdad pasó. Mis memorias son falsas pero son tan vividas…

Erin se rio.

—Sí eso fue divertido.

—¡Divertido! —Tiffany miró incrédula el rostro sonriente de Erin—. ¡Me hiciste…! Me hiciste… Me estás molestando ahora, ¿no es así?

Erin asintió con los ojos traviesos y centellantes.

—Es lo que hago, Mistress , es lo que hago. …—Suspiró satisfecha consigo misma antes de adoptar un tono más serio—. Pero la razón por la que pregunto por tu teléfono es porque no he tenido noticias de Alice desde que estuvimos con Josh la otra noche. Es decir…

Erin sacó su propio teléfono y comenzó a revisarlo.

—Espera… —Tiffany arrugó la frente confundida—, ¿No habías dicho ayer que perdiste tú teléfono?

Erin solo se la quedó mirando mientras se esforzaba por contener la risa.

—Oh claro, fue una mentira para que te prestara mi teléfono… —Tiffany suspiró con algo de irritación al darse cuenta; aunque genuinamente estaba impresionada por la treta que Erin había montado—. Honestamente es un dolor de cabeza tener memorias que se contradicen.

—Sí, Ahora imagínate como es recuperar tus memorias de una toda una tarde al mismo tiempo. La cabeza te da vueltas ¿no?

—¿Qué tal si ponemos una nueva regla: no más juegos con la memoria? —Tiffany hizo un gesto con la mano como si acabara de jurar.

—Como quieras, tú eres la jefa, Tiff. —Erin le guiñó el ojo. Luego regresó a ver la pantalla de su teléfono y frunció el ceño—. En cualquier caso, no tengo nada de Alice, pero sí un par de llamadas perdidas y un mensaje muy largo de Josh…

Erin se desconectó un rato de la realidad mientras comenzaba a leer el texto. De pronto se incorporó bruscamente, maldijo al aire y casi se cayó del sofá en el proceso.

—¿¡Qué!? —Tiffany pegó un respingo del susto—. ¿Erin que pasa?

—¡Alice estuvo en el departamento de Josh anoche! Cuando no había nadie.

—Espera, ¿qué? —Tiffany se rascó la cabeza—. ¿Si no había nadie como sabes que estaba ahí?

—Hice que Josh instalara seguridad extra en su computadora ayer antes de que se fuera a su práctica. Cambió de contraseña y puso un programa para grabar si alguien intentaba ingresar a su cuenta. Lo peor no es que Alice intentara meterse, sino que no estaba sola. —Erin levantó la cabeza para mirar a Tiffany llena de preocupación—. ¿Quién es Dillon?

El corazón de Tiffany se detuvo al escuchar este nombre, sintió un peso sobre la boca del estómago y su cara perdió todo el color hasta quedar pálida como si hubiera visto una aparición.

—Mierda… —exclamó mirando intensamente al piso.

—¿Qué? Tiff, ¿qué pasa? ¡¿Quién es Dillon?!

—Recoge tus cosas y encuentra mi teléfono, —ordenó Tiffany temblando mientras se incorporaba del sofá. Miró a Erin sin poder esconder su pánico y añadió—: Te explicaré en el camino.


Lucy echo su cabeza para atrás y permitió que el chorro de la ducha le salpicara el rostro. El agua estaba bastante helada y le provocaba fuertes temblores, pero estaba determinada a resistir esas molestias. Necesitaba aclarar su cabeza, ¡necesitaba pensar!

Durante todo el día había sentido como si sus propios pensamientos y decisiones hubieran sido subvertidos por alguna clase de oponente en el fondo de su mente. Una presencia que ella sabía que estaba allí pero que no podía ni ver, ni escuchar, ni percibir de ninguna otra manera.

Estaba siendo controlada, de eso estaba segura. Pero todavía era un misterio por quién y en qué medida. Tenía algunas sospechas y un montón de preguntas sin respuesta, así que por eso decidió congelarse en la ducha con tal de poner sus pensamientos en orden.

«No debería tardarme mucho», pensó con tenacidad. «Una buena novia no dejaría a Trev esperando».

¡Allí! ¡Esos pensamientos! Pensamientos así se habían estado materializando sin esfuerzo en su mente todo el día. ¿¡Qué estaba sucediendo!?

Sabía que no eran sus propios pensamientos. Bueno, no exactamente… Eran sus pensamientos, ella los estaba pensando eso estaba claro. Sin embargo, sabía que no estaría teniendo esa clase de pensamientos si no fuera por el extraño programa de computadora que Trev había hecho con su amigos. Lo que más la asustaba era que estos nuevos pensamientos se sentían tan familiares y genuinos que apenas los registraba como anormales y cada vez parecía notarlos menos y menos con el paso del tiempo.

Tenía que encontrar una manera de arreglar esto. Tenía que encontrar la forma de volver a ser ella misma.

Incluso tenía un plan para lograrlo, pero todavía tenía tantos fallos y cosas por

resolver que no veía la forma de ejecutarlo con la situación (y su mente) como estaban. Pero si no actuaba ahora pronto no le importaría haber cambiado tanto. Pronto quizá incluso lo olvidara…

«Una buena novia no intentaría regresar a como era antes», pensó distraída, «Una buena novia abrazaría cualquier cambio que la ayudara a ser una buena novia».

La urgencia que sentía pareció escurrirse de entre su cuerpo como el agua que resbalaba sobre él. Quizá volvería a pensar en estos asuntos en otra ocasión, no había necesidad de estresarse a sí misma justo ahora.

Unos minutos más tarde salió de la ducha. Después de todo no debía dejar a Trev esperando. Quería vestirse linda para él. Pero antes de que pudiera ponerse cualquier prenda de ropa se lo encontró jugando videojuegos en la sala. Solía pensar que ese era un pasatiempo estúpido, pero una buena novia no sería tan crítica con su novio. Con todo, lo interrumpió cortésmente, todavía envuelta en la toalla, para llevárselo a la habitación y follar por cuarta vez en el día


—Dillon es el peor de todos los chicos con los que Alice se ha acostado… —murmuró Tiffany distraída jugando con las manos en el bus.

Erin, que estaba sentada a su lado, se acercó para escucharla mejor mientras continuaba:

—Bueno, hubo uno o dos tan malos como él, pero él en particular fue quién sacó a Alice del buen camino. Quiero decir, no sería justo decir que fue su culpa enteramente porque Alice ya estaba en mal camino de cualquier modo… pero digamos que él selló el trato.

—¿Cómo? —preguntó Erin entre susurros—. ¿Qué clase de persona es él?

—Es sombrío, —contestó Tiffany inmediatamente—, Es un dealer y aparentemente tiene contactos en algunas pandillas de la ciudad. No sé si eso último es verdad o solo lo dice para intimidar, pero ha estado en la cárcel una o dos veces, así que quién sabe…

—Pues que mierda…

—Lo sé. Es extraño, de hecho es bastante carismático cuando lo conoces por primera vez… o cuando quiere algo de ti. —Tiffany se quedó mirando el tráfico pasar por ventana mientras hacía memoria—. Pero si le dices que no o lo insultas, aunque solo sea de broma, puedes ver sus ojos se oscurecen como si estuviera planeando hacerte cosas horribles. Nunca lo vimos hacer nada cuando Josh, Trev o yo estábamos cerca, y Alice nunca admitió que él le hiciera algo, pero la vimos con moretones en la piel en más de una ocasión. Dillon es igual a malas noticias, Erin, super malas noticias.

—Todo va a estar bien… —la calmó Erin—. ¿Recuerdas la sugestión que le implanté a Alice justo antes de que saliéramos de su departamento?

—Lo recuerdo, —contestó Tiffany sombría—. La hiciste pensar una y otra vez en acostarse con nosotras.

—¡Exactamente! —Erin asintió—. Así que no importa si está con el idiota de Dillon o quién sea, ella va a venir a buscarnos tarde o temprano

—No… —Tiffany negó con la cabeza. Cuando vio el rostro de confusión de Erin le explicó—: ¿No lo ves? Entre los sentimientos que le provoquen esa sugestión y los recuerdos de lo que pasó la noche anterior ella va a estar espantada, —Tiffany cerró los puños hasta dejarlos blancos mientras los estampaba contra el respaldar del asiento de enfrente—. Piénsalo, ella vio como Lucy me controlaba, luego me vio a mí controlar a Lucy y luego me vio controlarlos a todos ustedes a la vez… La única cosa que no va  a recordar, gracias al cielo, es cuando los puse a en trance e hice que me follaran uno tras otro y que follaran entre ustedes. ¡No puedo creer que la jodí tan mal!

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Tiffany. ¿Qué había estado pensado? ¿Qué podía simplemente jugar con la mente de las personas sin desatar el caos? ¿Era así de ingenua o ignoraba la verdad a propósito? En estos momentos quería destrozar la computadora de Josh hasta dejarla hecha trizas y tirar los restos del disco duro a un tanque de ácido, quería borrar el algoritmo de la faz de la tierra.

—¡Jesús, Tiff, cálmate! —urgió Erin hablando en voz baja—. Aún no sabemos lo que está pasando realmente… quizá no sea tan malo como pensamos. Primero lleguemos al apartamento de Josh y veamos el video.

—Bien, —suspiró Tiffany mirando para otro lado.

Erin no lo comprendía, ella no había estado ahí la última vez que Alice se metió en un problema serio. La había visto drogada, sí, pero solo en unas cuantas noches de borracheras, unas pocas sesiones de hierba, y una tarde que se puso bastante interesante gracias a la magia de los hongos. Erin solo conocía un lado de la Alice drogada. En todas esas ocasiones Alice había estado rodeada por buenos amigos que realmente se preocupaban por ella. Cuando corría lejos de ellos como en esta ocasión… no era un buen signo.

El optimismo de Erin estaba irritando a Tiffany, tenía muchas ganas de dejarla en trace el resto del viaje en bus, pero se resistió a esa urgencia por poderosa que fuera. Abusar del algoritmo era lo que las había traído hasta allí. Erin quería ser controlada y lo había dejado claro, pero Alice nunca dejó entrever nada semejante y ahora Tiffany estaba pagando por su falta de consideración y autodisciplina.

Los últimos minutos del viaje los pasaron en un silencio incómodo. Erin parecía haber comprendido que Tiffany no estaba interesada en que le dieran ánimos y permaneció callada mientras la mente de su amiga recorría cada horrible escenario en el que Alice podría encontrarse ahora: drogas, violencia y cosas peores… Tiffany tenía que luchar contra el llanto para evitar estallar en lágrimas frente a un montón de extraños en el bus.

Cuando estuvieron cerca de su parada Erin tomó a Tiffany con la mano para guiarla hasta bajar del bus. El ver que Erin podía mantenerse tranquila mejor que ella añadió una capa más de autodesprecio sobre Tiffany, además de todo el que ya sentía por la situación de Alice. Luego la asaltó el pensamiento de que con un breve trance y algunas sugestiones podría hacer que Erin se deshiciera entre sollozos para por lo menos sentirse mejor consigo misma. El tener esa clase de pensamientos infantiles la hizo sentir mucho peor.

—Lo siento —murmuró mientras entraban al edificio de Josh y comenzaban a subir las escaleras.

—Está bien, Tiff. Olvídalo. —Erin apretó la mano de Tiffany con gentileza. Lo entiendo, de verdad. Yo también estoy preocupada.

Josh las recibió en su apartamento con una mirada grave y las guio con rapidez hasta la computadora.

—Me di cuenta del mensaje de alarma cuando me levanté esta mañana, pero estaba tarde para mi carrera matutina así que lo leí cuando regresé.

Josh hizo clic en un archivo de video y este se abrió en la pantalla. Tiffany se sentó en la silla y se inclinó sobre el monitor para escrutar la grabación en busca de cualquier detalle. La imagen de la cámara no era la mejor, pero era lo suficientemente buena para entender lo que estaba pasando.

Allí estaba Alice, sentada frente a la pantalla; su expresión delataba agitación, confusión y aprehensión. A su lado inclinándose sobre la silla estaba Dillon con su corta barba rubia, su quijada angulosa y esos ojos verdes intensos, todo demasiado familiar para Tiffany. Él parecía escéptico y desconfiado. Luego de un rato Alice golpeó el teclado con rabia y maldijo al aire.

Ese gesto por si solo despertó alarmas en Tiffany. No era propio de Alice perder los estribos así. Solo actuaba de esa forma cuando estaba super estresada, excepcionalmente cansada o en la resaca posterior a un subidón de drogas. En este caso Tiffany sospechaba que eran las tres cosas.

Durante los siguientes minutos se observó a Alice discutir con Dillon en la grabación muda.

—¿No tiene sonido? —preguntó frustrada.

—No, —contestó Josh encogiéndose de hombros—. Honestamente, Tiff, ni siquiera recuerdo cuando instalé ese programa, pero debió ser una cosa que programé al apuro en unos 20 minutos.

—Pero valió la pena, —comentó Erin—. Lo que sea que Alice estuviera intentando tú programa la detuvo.

—¿Qué podría estar intentando? —Josh frunció el ceño mirando a la pantalla.

—Quería hacer algo con el algoritmo. —Erin se encogió de hombros—. No importa qué, lo que fuera de seguro no hubiera sido bueno para nosotros…

—Seguramente solo trataba de deshacer lo que le hicimos —murmuró Tiffany con amargura, —lo que nosotras le hicimos, Erin, tú y yo. —Tiffany se quedó viendo la expresión de preocupación en su esclava y añadió—: Lo que sea que le esté pasando a Alice es por nuestra culpa…

Un pesado silencio cayó sobre ellos mientras Tiffany regresaba a ver la grabación. Solo podía adivinar lo que fuera que Alice y Dillon estuvieran discutiendo, pero basándose en los gestos de este último, que recordaban al movimiento que se hace con los brazos para cargar algo, parecía que estaba sugiriendo robar la computadora de Josh. Alice, sin embargo, se mostraba vehementemente en contra de esa idea y sacó a Dillon de la habitación prácticamente a empujones.

—No regresaron después de eso, —explicó Josh—, pero se robaron un poco de bourbon y vodka mientras se iban.

Maldiciendo para sí, Erin tomó su teléfono y tras tocar la pantalla algunas veces lo sostuvo sobre su oído.

—¿Qué estás haciendo? —exclamó Tiffany sobrepasada por el estrés y lamentando su tono de inmediato

—Llamando a Alice, ¡dah! —contestó Erin sin inmutarse—. Ella nos debe algunas respuestas y va a dárnoslas. —Luego de un rato, negó con la cabeza y apartó su teléfono—. O no, porque acaba de enviarme al buzón de voz.

—Sí, a mí tampoco me contestó cuando intenté llamarla más temprano, —suspiró Josh.

Tiffany se llevó las manos a la cara, luego agarró su cabello y lo jaló exasperada de ira.

—Mierda, mierda ¡MIERDA! —Con esa última maldición clavó un puño en el escritorio, haciendo que Erin y Josh brincaran del susto.

—¡Jesús Tiff! —Erin se llevó una mano al pecho sorprendida e inquieta.

Tiff, relajate, —urgió Josh—. Vamos a arreglar esto. Ni siquiera sabemos si hay algo que arreglar, pero si lo hay, lo arreglaremos.

—¿Cómo? Tiffany miró a sus amigos con desamino—. Por cómo se ven las cosas ella está o estuvo consumiendo sustancias, está saliendo con Dillon, el peor de los chicos con los que ha salido, y sabe que jugamos con su mente al punto de que intentó robar el programa para deshacer lo que hicimos. ¿Cómo arreglas eso?

—Okey para empezar, estás asumiendo un montón de cosas, —contestó Josh como quien señala lo obvio—. Sabemos que estuvo aquí con Dillon, pero eso es todo. Solo podemos suponer sus intenciones. ¿Quizá quería usar el algoritmo en él? Ya sabes para convertirlo en alguien que valga la pena ¿o algo así?

—Además, Tiff, ¿olvidas que las dos tenemos triggers para Alice? —Erin Frunció el ceño, su tono expresaba preocupación por el estado emocional de su amiga—. ¡Vamos! —dijo intentando sonar animada—. Será sencillo, solo tenemos que encontrarla, ponerla en trance y el resto irá sobre ruedas.

—¡Está con Dillon, Erin! —Tiffany señalo la pantalla—. No sabemos dónde está y si la encontramos no podemos ponerla en trance frente a él.

—Solo tomaría unos segundo, —insistió Erin—. Así: ‘ Alice a través del espejo, actúa como si no estuvieras en trance y síguenos la corriente. —Erin levantó las manos al aire—. ¿Lo ves? Literalmente solo necesitamos tres segundos a solas con ella, eso es todo.

—Pero no será tan fácil… —Tiffany rodó los ojos, hundiéndose en el asiento—. Aunque… supongo que si uno de nosotros puede distraer a Dillon por un rato… funcionaría.

—¡Eso es lo que he estado tratando de decir! —exclamó Erin—. Así que vamos, ¡busquémosla y traigámosla de vuelta!

—Aguarden, —interrumpió Josh—. No es una buena idea simplemente ir a tocar la puerta de este sujeto… No me importaría si fuera Sean o Pawel o, joder, incluso ese idiota de Stephen sería mejor que Dillon. Pero Dillon es un criminal y claramente tiene conexiones importantes por la clase de drogas que vende. Si solo vamos y nos presentamos frente a él no sabemos de lo que sería capaz.

—¡Pero tenemos que hacerlo! —rebatió Erin—. ¡Mientras más nos tardemos más probabilidades tiene Alice de estar en peligro!

Josh estaba comenzando a agitarse.

—¡Pero si ni siquiera sabemos dónde está! Quizá simplemente está en casa ignorando nuestras llamadas.

—Sí, o quizá ¡está contándole a este sujeto aterrador todo acerca del Algoritmo! ¡Tenemos que encontrarla ahora!

—¡No voy a dejar que ustedes dos arriesguen sus vidas también!

Tiffany miraba la discusión rebotar entre el gigante fornido Josh y la fiera desafiante Erin. Decidió ignorar el ruido e intentar pensar objetivamente a pesar de sus propios sentimientos de culpa e inquietud.

Todos estaban preocupados por Alice, eso estaba fuera de discusión. Pero ¿cuál era la mejor manera de ayudarla? ¿Cómo encontrarla? Estaban haciendo grandes asunciones basadas en lo poco que sabían con seguridad y por tanto cualquiera fuera su plan tenía grandes probabilidades de no salir como lo esperaban. Estos pensamientos no le ofrecían consuelo. Todo era su culpa, Alice no hubiera huido con Dillon si todo estuviera bien con ella. Si ese fuera el caso la primera persona con la que hubiera buscado consejo sería su compañera de piso Marion…

Entonces a Tiffany se le encendió la bombilla. ¡Marion! Por supuesto. No podía creer que no hubiera pensado en ella de inmediato. Marion por lo menos sería capaz de decirles si Alice estaba en casa y solo los estaba evitando o si estaba metida en algo más grave.

—Muchachos, cállense por un minuto, ¿pueden? —preguntó Tiffany al par de bestias que tenía enfrente.

Ellos o bien la ignoraron o bien no la escucharon ya que Erin continuaba vociferando sobre lo machista que era la noción de que las mujeres necesitan protección masculina todo el tiempo.

—¡Muchachos! ¡Escuchen! —volvió a decir Tiffany, esta vez más fuerte.

De nuevo no obtuvo respuesta y Josh siguió insistiendo en que no pretendía decir que las mujeres eran débiles sino en que todos debían ser precavidos al acercarse a personas peligrosas como Dillon.

Tiffany se llevó las manos a la cara sintiendo como su propia ira comenzaba a desbordarse.

—¡Por el amor de dios! ¡ Duerman, todos, duerman! —exclamó.

Josh y Erin regresaron a verla y en cuestión de segundos sus ojos se volvieron vidriosos, sus cabezas cayeron ligeramente al frente y sus posturas agresivas se relajaron. El silencio bañó la habitación y Tiffany observó con satisfacción como su amigos caían en trance.

—Eso está mejor…

Tiffany se levantó de la silla y caminó entre los dos cuerpos congelados. Acarició la mejilla de Erin disfrutando de la completa falta de reacción en el rostro de su esclava.

—Voy a hacer una llamada… Pero mientras estoy en eso, Josh, siéntate en la silla y ponte los audífonos. Erin, configura el Algoritmo en las frecuencias de Josh, debería aprovechar mientras estamos aquí para asegurarme de que está programado correctamente.

Los dos se movieron lenta y deliberadamente, como marionetas siguiendo los movimientos de su titiritero, hasta que tomaron los lugares que les correspondían.

—Bien, —felicitó Tiffany mientras Erin comenzaba a configurar el Algoritmo.

—Ahora, hasta que regrese y les ordene detenerse quiero que repitan la frase: ‘Sirvo y obedezco a Mistress Tiffany’. Tomen turnos para hacerlo, Erin, tú comienza.

—Sirvo y obedezco a Mistress Tiffany —enunció Erin.

—Sirvo y obedezco a Mistress Tiffany —repitió Josh.

Tiffany sonrió y se dirigió a la cocina. El sonido de sus dos esclavos profesando su obediencia se desvaneció lentamente en el aire conforme se alejaba. Comenzaba a sentirse más calmada, ejercer control sobre Josh y Erin era como un bálsamo para sus nervios.

Si tan solo hubiera implantado ese nivel de control en Alice cuando todavía tenía la oportunidad no estarían en esta situación. Por otro lado, si no se hubiera dejado llevar en sus deseos de controlar a todos a su alrededor Alice no se hubiera espantado y huido de sus amigo... Se pregunto si realmente Alice estaría tan aterrada.

Luego sin poder evitarlo se imaginó a sí misma de pie ante una legión de esclavos arrodillados y en trance. Erin, Alice, Josh, Trev, Lucy y Hannah, estaban ahí inclinándose en reverencia ante ella. Pronto le fue sencillo imaginarse también a Marion acompañándolos, y a James, y a Dillon incluso. Podría hacerle tantos cambios a ese idiota…

Bien de acuerdo, podía ver por qué Alice estaba aterrada de ella. Pero excepto por el hecho de que era su fantasía, su fetiche y últimamente su obsesión, Tiffany no pensaba que su deseo pro controlar fuera malvado. Iba a ayudarlos a todos. Ya estaba ayudando a Erin, de hecho, y todos sabían que Alice necesitaba algo de ayuda. Sería más feliz una vez que estuviera bajo su control. Era consciente de que eso sonaba muy mal, pero estaba determinada a hacer las cosas bien. Iba a cumplir sus fantasías más oscuras, sí, pero iba a ayudar a sus amigos a ser quienes querían ser en el proceso.

El fin justificaría los medios. Se aseguraría de que así fuera. Quizá incluso lo creyera de verdad cuando lo consiguiera.

—Soy una malvada, egoísta y manipuladora Mistress que le roba el control sus mentes a las personas… —susurró para sí. Luego exhaló un largo suspiro y añadió—: y no quiero cambiar…

Después de servirse un vaso de jugo de naranja Tiffany tomó su teléfono y revisó entre sus contactos el número Marion. Por mucho que su ansiedad social la impeliese a simplemente enviar un mensaje de texto, sabía que no podía esperar hasta que le respondiera. Así que presionó ‘llamar’ y se acercó el celular al oído.

—Hola, ¿Marion? Soy Tiff.

—¿Tiff? Uhm, Hola —contestó Marion—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, gracias. —El nerviosismo regresó a Tiff como una oleada—. Excepto que… he estado intentando ponerme en contacto con Alice, pero no me contesta. ¿Está ella ahí?

—No lo creo. La vi salir de aquí ayer por la mañana y no la he escuchado regresar a casa. Pero yo misma estuve fuera la noche de ayer y toda la mañana de hoy, así que quizá sí regresó, pero yo no la vi llegar.

—¿Podrías revisar en su habitación? —pidió Tiffany, preguntándose si Marion podía escuchar su corazón desbocado a través del teléfono.

—Supongo que sí, —Marion comenzaba a sonar algo agitada—. ¿Debería preocuparme, Tiff? Pensé que ella estaba contigo y Trev y el resto de su pandilla.

—Ninguno de nosotros la ha visto desde la noche anterior, —admitió Tiffany—. Me preocupa un poco así que te llamé para asegurarme.

Decidió no mencionar a Dillon porque, ¿cómo iba a explicarle a Marion que sabía con quién estaba Alice si no la había visto desde ayer? Escuchó como tocaban una puerta a través del teléfono.

—¿Alice? —Se escuchó decir a Marion por el altavoz—. Lamento interrumpir en caso de que estés teniendo un muy largo ‘día de no salir de la cama’, pero…

Unos momentos de silencio transcurrieron mientras Tiffany aguantaba el aliento.

—Tiff, estoy en el cuarto de Alice, pero ella no está aquí.

—Mierda, —murmuró Tiffany—. Perdón Marion no quería asustarte, pero creo que eso es lo que estoy consiguiendo… —cerró los ojos e intentó calmar sus nervios respirando lentamente—. Existe… ¿Existe alguna posibilidad de que sepas a donde pudo haber ido?

Otra vez volvió a haber silencio en la línea. Cada momento que pasaba era como una eternidad para Tiffany. No quería insistir de más, pero el silencio la estaba matando. Luego de varios segundos preguntó:

—¿Marion?

—Sí, lo siento, es que hay una nota aquí. La estoy leyendo.

—¡Oh!

Tiffany se aferró al teléfono hasta que sus nudillos se pusieron blancos

—Qué… ¿Qué es lo que dice?

—Es… —Marion alargo la frase.

Varios segundos pasaron y Tiffany temió destrozar su teléfono por lo fuerte que lo estaba sosteniedo

—…Ella ya ha hecho esto un par de veces antes. Solía hacerlo cuando asistíamos a la secundaria. —Marion suspiro—. Cuando las cosas se vuelven demasiado para ella se escapa y va a buscar cobijo con cualquier ‘mala influencia’ que encuentre. Con todo, era algo bastante inocuo, volvía luego de unos cuantos días con una resaca tremenda y una historia muy loca que contar; pero la última vez…

—La última vez fue una historia horrible, —finalizó Tiffany.

—La última vez fue de verdad mala, —confirmó Marion—. Pensé que tú y tus amigos habían sido tan buena influencia para ella desde entonces que… supongo que pensé que no iba a volver a pasar.

—Lo siento.

—Oh, no, no. No es tu culpa Tiff, —la reconfortó Marion—. Mira, quiero a Alice con todo mi corazón, pero sé que ella puede ser… desgastante algunas veces.

Otra vez hubo silencio. Tiffany pensaba que era por completo su culpa y nada de lo que Marion pudiera decir iba a cambiar eso.

—Al menos ha sido un poco más responsable estos días, —continuó Marion.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Tiffany sobresaltada.

—Bueno al menos ahora escribió donde va a estar y dice que planea volver eventualmente. Sinceramente eso es un buen cambio…

—Marion, mira, —dijo Tiff nerviosa—. Estoy realmente preocupada por ella. Está tan fuera de sí… ¿puedes decirme a donde se fue?

—Bueno… —Marion lo pensó un rato—. Normalmente te diría que la dejes ser, que necesita sacarlo de su sistema y que ya volverá, pero… creo que esta vez sí deberíamos ir tras ella.

—Sí, yo también estoy pensado eso, —asintió Tiffany—. ¿Tienes un nombre o una dirección o algo?

—Sí, tengo ambas cosas. ¿Recuerdas a ese tipo de nombre Dillon? Te mandaré su dirección por mensaje.

—¡Gracias! —agradeció Tiffany con efusión.

Una mezcla de elación y terror la embargaron. Iba a traer a Alice de vuelta a casa, aunque eso significaba enfrentarse cara a cara con Dillon, y no tenía control sobre él, ninguna clase de poder.

—¿A qué hora planean ir para allá? —preguntó Marion—. Puedo ir a recogerlas.

—Oh.

La mente de Tiffany trabajaba a toda velocidad ahora. Tener a Marion allí era una complicación que no había considerado. Aunque distrajeran a Dillon con éxito, no podría poner a Alice en trance si su compañera de cuarto estaba presente. Además, Alice podría revelarle todo lo que Tiffany y Erin le habían hecho. Marion era otra persona sobre la que no tenía control, así que tendría que convencerla de no ir usando manipulación tradicional.

—Mira, Marion, creo que sería mejor si tú te quedaras ahí. Necesitamos alguien en su casa en caso de que Alice vuelva.

—¿Qué? No Tiff, si van a ir por ella ¡quiero estar ahí! —insistió Marion.

—¿Por favor? Mira sé que tú conoces a Alice desde mucho antes que yo o que cualquiera, pero es por eso que tienes que estar en casa si ella decide regresar. Así nos lo harás saber si sucede, pero también estarás lista para recibirla (y todo el cuidado que pueda necesitar) si conseguimos llevártela. Por favor déjame hacer esto.

Marion permaneció en silenció algunos momentos antes de gruñir:

—Bien, Tiff, pero tienen que llamarme tan pronto como la encuentre, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Una sonrisa victoriosa adornó el rostro de Tiffany.

Se despidieron la una de la otra y colgaron. Tiffany casi se pone a bailar cuando recibió el mensaje de Marion con la dirección de Dillon. Todo lo que tenía que hacer ahora era ir hasta allí, encontrar una manera de distraerlo y poner a Alice en trance. Si además pudiera convencer a Dillon de seguirlos hasta el departamento de Josh podría sentarlo en la silla y mostrarle el algoritmo…

Tiffany bufó con desilusión. Sí claro, eso sería demasiado fácil. Sería más factible si tuviera una versión portátil del algoritmo que pudiera poner frente a su cara hasta derretir su mente. Si tan solo eso fuera posible.

Espera

¿Era eso posible?

Tendría que preguntarle a Josh. Luego de programarlo, por supuesto.

Regresó al dormitorio. Josh estaba mirando a la pantalla y tenía los audífonos puestos, su mente parecía estar cientos de kilómetros lejos. Había dejado de entonar el mantra que Tiffany les había dejado cuando el Algoritmo lo había colocado en trance. Erin también había dejado de repetirlo, claramente esperaba a que Josh lo hiciera para retomar su turno, pero la posta nunca llegaba. Ambos se veían tan en trance e indefensos. Tiffany no podía evitar fantasear sobre todas las cosas que podría hacer. Era como si sus propios deseos estuvieran programados en su mente.

Pero debería mantenerse enfocada. A pesar de lo sencillo que sería hacer que ambos se la follaran hasta dejarla sin sentido en ese instante; no debía olvidar su prioridad principal ahora mismo.

Incluso unos breves minutos eran tiempo precioso que podrían estar usando para salvar a Alice de sí misma. El tiempo lo era todo. No debía hacer que Erin se pusiera de rodillas ante ella para degustar su sexo por tercera vez en el día. No debía hacer que Josh se pusiera duro para montarlo mientras el permanecía mirando a la nada. ¡No! Debía ignorar la humedad y la excitación que crecían dentro de ella y en su lugar debía concentrarse en alistar todo para ir a por Alice.

Definitivamente no debería estar acariciando el corto cabello de Erin o recorriendo sus manos debajo de las ropas de su esclava para degustar la tentadora carne que yacía debajo.

Conforme su corazón comenzaba a latir más rápido no pudo evitar recordar su reacción la primera vez que vio a Erin sentada en la silla, completamente en blanco, completamente en trance, completamente lista para ser programada. Había tenido que excusarse para ir al baño de Josh donde se masturbó de inmediato imaginando la cara hipnotizada de su amiga y lo que podría ordenarle hacer.

Ahora, con Erin de pie vacía y en blanco junto al escritorio de Josh y Josh mismo siendo hipnotizado en la silla mientras tenía la mirada perdida en los patrones espiralados del algoritmo, Tiffany no tendría que escusarse para ir al baño. Podría descender su mano hasta su húmedo y necesitado sexo y perderse en el placer allí mismo. Ellos no lo sabrían jamás, aunque la tuvieran ahí en frente, no recordarían nada. El saber eso hacía que la idea de masturbarse fuera aún más ardiente.

Se suplicó a sí misma permanecer enfocada, pero parecía que su mente estuviera luchando contra una urgencia húmeda y cálida que goteaba por su cerebro. Tenía completo control sobre Erin y Josh y eso la excitaba de sobremanera. Irónicamente, el tener control sobre sus amigos le robaba control sobre sí misma.

Tenía que programar a Josh y prepararse para salir, sabía eso, pero no quería escucharse a sí misma. Se sentiría mucho mejor su alguien más le ordenara lo que tenía que hacer. Por algunos momentos jugueteó con la idea de poner a Erin en trance para ordenarle que la obligara a seguir con sus tareas.

Dios, sería tan excitante perder el control de esa manera…

Tenía absoluto control sobre Josh y Erin, pero no podía dejar de preguntarse cómo sería ordenarle a uno de los dos, o ambos, que la forzaran en la silla para que el Algoritmo le arrebatara la mente hasta dejarla vacía y lista para ser programada en una esclava obediente.

Se maravilló con lo sencillo que sería esclavizarse a sí misma de forma irreversible sin capacidad de revertir el proceso. Sus dedos resbalaron sin esfuerzo hasta el interior de su vagina, los húmedos y pegajosos fluidos cubrieron sus falanges y también parecieron escurrirse hasta el interior de su mente. Mientras tanto empujaba y sacaba, una y otra vez, una y otra vez gimiendo de dicha erótica.

Se imaginó a si misma desnudándose con obediencia para presentar su cuerpo, como un juguete para ser usado, mientras Erin y Josh discutían desapasionadamente que harían con ella, siempre remarcando lo patética que era al haber perdido todo su poder, y encima voluntariamente.

Luego imaginó que no eran capaces de decidir en ese momento que hacer con ella, así que mientras tanto borrarían su mente, su personalidad y sus memorias e incluso su propio sentido del yo. El imaginarse a sí misma desnuda, de rodillas, en trance, como un caparazón vacío, le hizo estremecerse y jadear mientras un intenso orgasmo la desgarraba por dentro. Se dejó perder en la dicha de ser irremediablemente esclavizada mientras disfrutaba de la oleada de placer tanto como podía.

Eventualmente, Tiffany apartó su mano fuera de sus panties y volvió a abrochar sus jeans. Jadeando con suavidad se maravilló con el poder latente de su lado sumiso. No podía ignorarlo o mantenerlo bajo control y mientras más control tomaba sobre Erin (y ahora Josh) más fuerte la golpeaban sus deseos de experimentar como era estar al otro lado. Tendría que buscar la manera de resolver eso. Si esos deseos la poseían en el momento equivocado podía terminar en un verdadero problema.

También recordó que el tiempo apremiaba, especialmente ahora que había desperdiciado varios minutos valiosos, así que se dispuso a poner las cosas en orden y rápido. Programó a Josh para caer en trance cuando dijera: ‘ duerme, Josh, duerme ”, e implantó unas cuantas sugestiones para que no se espantara por el control mental que estaba sucediendo en su casa y en su propia mente. Era claro que Erin había hecho algo parecido a esto así que le pareció una buena idea copiar sus estrategias para sí misma. Tomó nota de refinar la programación de Josh a fondo más tarde. Ahora mismo tenía un trabajo para él.

Unos minutos más tarde tanto Josh como Erin estaban de pie ante Tiffany en la cocina, completamente despiertos y conscientes. Erin preparaba té y café y Tiffany acribillaba a Josh con preguntas acerca del funcionamiento del algoritmo.

—La razón por la que nadie se había topado con esto antes, que nosotros sepamos al menos, es porque cuando Alice y Trev jugaban con los patrones de video y audio trataban de crashear mi computadora.

—Oh sí, puedo dar fe de ello, —confirmó Erin—. Trataban de ponerla al límite

—Mi set up es ridículamente caro y cada parte del equipo está personalizada hasta el mínimo detalle. Además, yo mismo afiné el software hasta dejarlo al máximo. La mayoría de las computadoras comerciales de último modelono pueden resistir las demandas que la mía puede. Por eso Alice y Trev fueron capaces de entrelazar un patrón tan complicado de video y audio juntos. Lo hicieron incluso sin que existiera ninguna clase de compresión u optimización en las señales de salida. Creo que esa es la clave para que el programa funcione.

—Okey, pero todavía no comprendo. Por qué eso implica que no puede hacerse en dispositivos más pequeños.

—Tiff, la compresión y la optimización lo son todo en las computadoras. Es así como pueden manejar el nivel de datos que manejan, —explicó Josh pacientemente—. Si eliminas esos atajos necesitas un montón de hardware y energía para conseguir los mismos resultados. Y estoy bastante seguro de que el algoritmo funciona precisamente porque no usa esos atajos ya que mi computadora puede manejarlo.

—Claro, ¿pero no sería posible hacer que funcione en un dispositivo más pequeño? ¿al menos en teoría?

—Quizá, —admitió Josh—. Si puedo retocar el código lo suficiente quizás

disminuya los requerimientos un poco, pero no puedo garantizar que el algoritmo seguirá siendo funcional después de esos cambios. O al menos no tan efectivo. ¿Qué tan pequeño es el dispositivo del que estamos hablando?

—Como un teléfono o una Tablet, —Tiffany se encogió de hombros—. Mientras más pequeño mejor.

—Joder, Tiff, tú sí que sabes cómo poner un desafío… —Josh suspiró—. Una Tablet tal vez funcionaría. Y sería un tal vez muy grande. Y además necesitaré ayuda.

—Aquí está tú té, Josh —intervino Erin colocando una taza junto a él—. Y un café para usted Mistress , —añadió colocando una segunda taza frente a Tiffany antes de besarla en la mejilla.

—Gracias, —Tiffany le sonrió con calidez a Erin antes de regresar a Josh—. ¿ayuda de quién?

—Podría preguntarle a Jan. Compartimos unas cuantas clases juntos. Ella me ha hablado acerca de modificación de tabletas en el pasado por lo que seguramente tenga mejor idea que yo de cómo hackear el OS y ajustar los drivers para conseguir el output necesario. La batería del aparato tal vez dure menos que un petardo y seguramente se ponga igual de caliente, pero si hay alguien que sabe cómo conseguirlo, sería Jan.

—Tendrás que ponerla en trance con el algoritmo antes de contarle que es o para que sirve, —comentó Erin. Cuando Tiffany y Josh regresaron a verla añadió con mirada precavida—: Hablo en serio. Si dejamos que conozca nuestro secreto tenemos que ser capaces de hacerla olvidarlo de inmediato también. Ya estoy bastante preocupada por lo que Alice pueda haberle contado a Dillon. Si alguien en serio comprendiera lo que tenemos aquí querrá apoderarse de él.

—Okey, claro. — Tiffany se mostró de acuerdo. No era una mala idea.

—¡Ohhh y haz que ella también sea esclava de Tiffany! —añadió Erin emocionada—. Dile que será irremediablemente obediente e indefensa a sus órdenes.

—Eh, no, mejor solo hagamos lo primero, —resolvió Tiffany con una ceja levantada. Cuando vio la cara de protesta de Erin añadió—: Por ahora, Erin… no necesito esclavizar a todos los que conozcamos, en serio. Incluso si quiero hacerlo…

Esto pareció satisfacer a Erin, quién sonrió alegremente antes de sorber su propia taza de té.

—Por ahora tenemos que enfocarnos en el presente. Josh, ¿crees que puedas invitar a tu amiga aquí hoy e ir comenzando?

—Claro, —Josh asintió—. ¿qué van a hacer ustedes?

—Vamos a recuperar a Alice hoy mismo, en este momento, —dijo Tiffany señalándose a sí misma y a Erin.

—¿En serio? —Erin levantó la cabeza al escuchar esto—. Quiero decir, ¿sin tener el algoritmo portátil listo?

—Sí, es como dijiste, solo tomará unas pocas palabras para ponerla en trance y convencerla de salir de ahí. Incluso tengo la esperanza de que la convenzamos sin tener que hacer eso, ¿sabes? Y si no lo conseguimos de ninguna de las dos formas regresaremos con el dispositivo portátil tan pronto como esté listo y usaremos una estrategia diferente con Dillon.

—Suena bien. —Erin levantó los pulgares arriba—. Incluso diría que es refrescante ser tan directas.

—No estoy convencido, —intervino Josh dejando su taza en la mesa y mirando a Tiffany con expresión obstinada. Conscientemente o no, tensó los hombros y se incorporó alzándose sobre ella—. No sabes cómo se encuentra Alice ni sabes cómo reaccionará Dillon. ¿Por qué no puedes esperar hasta que al menos sepamos si el algoritmo portátil es factible?

—Por lo mismo que acabas de decir, —Tiffany se levantó frente a Josh tratando de igualar su altura lo mejor que podía; era como encarar a un oso, pero la postura y la mirada de Tiffany eran de titanio—. No sabemos cómo está Alice. Pero posiblemente está atragantándose con drogas. Todos lo creemos, ninguno lo quiere admitir, pero seguramente está intentando silenciar el caos de sugestiones que le implantamos con cualquier mierda que Dillon le dé.  No hubiera ido con él si no fuera por eso, pretender que no es así sería actuar como unos ilusos de nuestra parte. No puedo esperar por un aparato teórico que quizá sea o no posible ni tampoco puedo sentarme aquí de brazos cruzados esperando que una sugestión termine de convencerla por regresar aquí cuando lo más probable es que en vez de eso la vuelva loca.

Tiffany exhaló profundamente y miró a Erin y Josh. Erin todavía parecía preocupada, pero asintió mostrándose de acuerdo. Cuando vio a Josh notó de inmediato que la determinación que antes tenía en sus ojos ahora era atacada por la duda.

—De acuerdo, mierda, me rindo. Tiff, ¿cuándo te volviste tan buena discutiendo? Josh dio un paso atrás y se recostó contra el islote de la cocina, su postura se encogió de nuevo hasta proporciones normales. Tiffany no pudo evitar sentir una oleada eléctrica de triunfo vibrar en su interior.

—Bien, entonces, está decidido, —anunció Tiffany con tono de finiquito—. ¿Todo de acuerdo Josh?

—Casi todo, supongo. Comprendo que quieran traer a Alice de vuelta tan rápido como podamos. Y estoy de acuerdo que mientras más rápido es mejor. Pero pienso que yo también debería ir, en caso de que Dillon intente algo estúpido, ¿sabes?

—¿¡Qué?! —interrumpió Erin decidiendo que era su turno de ponerse en pie y levantar la voz—. ¡Oh por favor! Josh, escucha, eres el tipo más macizo que conozco, por supuesto. Pero no necesitamos que seas nuestro caballero blanco en este asunto… o ¿sería caballero negro en tu caso? Ahg lo que sea, no somos pobres princesas indefen…

Tiffany levantó una mano para calmar a Erin provocando que se detuviera.

—Erin está bien, yo me encargo de esto, —le guiñó un ojo y su esclava sonrió a regañadientes haciendo un gran esfuerzo por morderse la lengua.

Tiffany regresó a ver a Josh, aunque como este no se había levantado para volver a discutir decidió hablarle en un tono más suave:

—Josh, no creo que eso sea una buena idea. Es que, si tres de nosotros se presentan en casa de Dillon parecerá una confrontación antes que una negociación y quizá no nos permita ni siquiera entrar a hablar con Alice. Igualmente sería muy peligroso que una persona vaya sola incluso si Alice está ahí para interceder, por lo que dos es el punto medio adecuado. Sobre todo, dos chicas. Vamos a estar bien, en serio.

Josh suspiró, mirando incomodo a la habitación antes que a Tiffany o a Erin

—Tiff, Erin, miren. No intento decir que no puedan cuidar de ustedes mismas, pero

no sabemos lo que Dillon es capaz de hacer. Sería más seguro si yo…

—Okey Josh, estamos discutiendo en círculos aquí…

Un poco del tono suave abandono la voz de Tiffany. Sabía cómo quería hacer las cosas. No quería imponer su opinión poniendo a Josh en trance, pero si no le dejaba otra opción… Entonces recordó la sugestión que había implantado en todos dos días atrás específicamente para salirse con la suya

—Vamos, Tiff, Alice es mi amiga también. —La voz de Josh también estaba agitándose—. Me preocupo por ella tanto como ustedes y tengo el derecho de…

En serio , Josh, no te preocupes por eso. Acepta que solo iremos Erin y yo, y créeme cuando te digo que estaremos bien. Solo concéntrate en diseñar el dispositivo portatil con tu amiga, ¿okey?

Tiffany miró como Josh parecía esforzarse por procesar sus palabras. Imaginó que sería la sugestión sobrescribiendo su propio punto de vista. Parecía que intentaba resolver un complejo problema matemático y que estaba a punto de freír su cerebro. Varios momentos más tarde su expresión pareció perder todo rastro de confrontación.

—Okey, Seguro vayan ustedes dos. Tienen razón, estarán bien, —asintió mostrándose de acuerdo—. De todos modos, necesito trabajar en la Tablet.

Todavía se veía un poco confundido y a Tiffany le preocupó que su trigger de ‘ en serio no hubiera terminado de implantar la compulsión por completo.

—¿Sí? —preguntó insegura—. ¿Entonces estás de acuerdo? ¿Estás feliz?

—Más o menos, —Josh se encogió de hombros, su voz sonaba de alguna forma resignada—. Quiero decir, sé que estás usando el Algoritmo conmigo también, Tiff, pero no parece que me importe mucho. Solo se siente raro en algunos momento eso es todo. Pero sí, estaré bien. Le hará una llamada a Jan cuando se vayan. También voy a revisar en que anda Trev. Lo último que escuché de él es que estaba pasando la tarde con Lucy, pero usualmente viene en las noches así que le preguntaré si hoy vendrá.

—¿Creen que deberíamos comentarle a Trev lo que está pasando? —inquirió Erin—. Ósea, él es más cercano a Alice que cualquiera de nosotros, en serio. ¿No deberíamos llamarlo?

Tiffany negó con la cabeza.

—No Dillon odia a Trev, probablemente por esa misma razón, y el sentimiento era mutuo. Si le decimos él querrá venir, pero eso solo hará todo más caótico. Lo pondremos al día una vez que estemos de vuelta con Alice. Solo iremos tú y yo.

—Eso está bien por mí, —trinó Erin—. ¿Nos vamos entonces, Mistress?

Acompañó la pregunta con una leve inclinación de cabeza y una larga mirada a Tiffany.

—Ciertamente, esclava. Vamos y traigamos a nuestra Alice de vuelta, —replicó Tiffany con una sonrisa juguetona.

—Ven, está es la clase de momentos donde se siente raro de los que les estaba hablando… —comentó Josh—. Como sea, buena suerte.

Con Tiffany y Erin dejando el apartamento, Josh tomo su teléfono y realizó una llamada.

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