Algoritmo 15 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. —Tiff, tenía planeado darte el mejor orgasmo de tu vida y luego esclavizar tu cuerpo y mente bajo mi voluntad. No iba a dejar que nadie se metiera en mi camino...

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 15

Tiffany se despertó pacíficamente, bostezó y poco a poco comenzó a desperezarse estirando sus brazos y piernas.

¡Ey! ¡Podía mover sus brazos y piernas de nuevo! ¡Ya no estaba atada a la cama! ¡Bendita libertad! Era libre y además… ¡Ya no estaba desnuda! ¡Traía puesto su pijama! Agitó los brazos y las piernas llena de emoción mientras su mirada poco a poco enfocaba la habitación.

Entonces su pie derecho chocó contra algo.

—¡Auch!

—¡Qué carajo! —exclamó Tiffany dando un sobresalto y sentándose en la cama—. ¿Quién? —preguntó adormilada mientras se tallaba los ojos—. Erin… ¿Qué hora es?

Erin estaba sentada en la otra esquina de la cama con las piernas flexionadas y la cara enterrada entre sus rodillas las cuales sujetaba con los brazos entrelazados. Tenía la mirada caída y su rostro apenas era visible entre los pliegues de su sudadera y sus jeans holgados.

—Ey… Tiff, —murmuró Erin, emergiendo de entre sus rodillas para mirarla—. No lo sé, ¿cómo las 3:30 am?

Tiffany revisó su cuarto para asegurarse de que no había más sorpresas, no había nadie más aparte de ellas. La habitación parecía haber sido ordenada. La única fuente de iluminación que había en el lugar era su tenue lampara de escritorio así que todo estaba cubierto de sombras y el rostro de Erin permanecía medio oculto entre la oscuridad.

—Así que… Sí… —murmuró la chica tomboy —. Supongo que tengo que contarte algunas cosas...

—Alice nunca estuvo aquí, —señaló Tiffany—. Fuiste tú todo el tiempo. —Estaba completamente segura de que lo que acababa de decir era cierto, aunque no sabía por qué. Dejo de hablar por un momento mientras una expresión turbulenta se apoderaba de su rostro y luego continuó—. Me implantaste una sugestión para que pensara tú que eras ella.

—Sí —confirmó Erin.

—Nunca invitaste a Lucy ni a Alice a la cafetería. Siempre fuiste tú. Tampoco perdiste tu teléfono, cambiaste de número en el directorio de mi celular para que aparecieses como Lucy, así cuando me llamaras pensaría que eras ella. Y como yo estaba convencida de que era así, entré en trance cuando dijiste su trigger .

Erin solo asintió con los ojos clavados en la cama.

—Todo lo que experimente hace rato cuando estaba atada sí ocurrió, pero fuiste tú todo el tiempo, no Alice.

—Sí, solo te convencí de que era ella. —confesó Erin—. Tuve que darte un montón de sugestiones mientras estabas en trance, pero conseguí programarte para que me vieras como ella, me escucharas como ella, me sintieras como ella, me olieras como ella, e incluso para que al saborear mi piel te supiera como si fuera Alice. Costó un par de intentos, pero al final lo conseguí.

—Sí, lo conseguiste…

Tiffany se inclinó hacia atrás reposando su espalda contra la cabecera de la cama y frotándose el cuello lentamente. Luego de un momento de silencio continuó:

—Y ya me contaste todo esto mientras estaba en trance, por eso lo sé, me lo dijiste antes de despertarme para que no tuviera un shock masivo al enterarme. Querías que estuviera tranquila, no, es más que eso, me programaste para estar tranquila…

—Sí. —Erin volvió a asentir levemente.

—Entonces, Alice no va a borrarme la memoria… —recapituló Tiffany, más para sí misma que para Erin. Se tomó unos momentos para disfrutar de la sensación de alivio que la inundó antes de regresar a verla—. …esa amenaza la inventaste tú pretendiendo ser ella, intentabas hacer que aceptase borrarte la memoria.

—Básicamente. —resolló Erin—. Me sorprende que lo creyeras, quiero decir, sé que te tenía donde quería y que tú estabas completamente convencida de que a quien veías era a Alice. Pero aparte de eso, ¿crees que ella sería capaz de hacer algo así?

—No, nunca, —coincidió Tiffany—. Supongo que solo solo estaba reaccionando a lo que tenía enfrente a pesar de que no tenía sentido. —Se talló los ojos—. Dios… debes haberme programado muy bien… Mi cerebro todavía piensa que eras ella. Sentí su largo cabello acariciar mi piel… ni siquiera sé cómo lograste eso si tu cabello es corto… Incluso olías como ella. Me cuesta creer que eras tú. Alice… Alice era todo lo que tenía en la cabeza… No podría aceptar que fuiste tú si no fuera porque sé que el Algoritmo puede hacer cosas como esa.

—Sí. Yo… en serio lo siento, —murmuró Erin.

Tiffany observó a la chica tomboy quedarse mirando el suelo abatida y se sintió conmovida. Le parecía tonto confiar en que Erin estaba siendo sincera después de todo lo que habían vivido, pero tenía sentido. Este era un momento inusual, ella no se disculpaba a menudo, la última vez que pasó Trev y Josh tuvieron que obligarla a decir: “lo siento” de forma renuente.

—Así que… ehm… ¿Por qué? —preguntó Tiffany con calma.

Ella misma se sorprendió de lo bien que estaba manteniendo la calma en un momento así, aun sabiendo que Erin básicamente la había obligado a permanecer de esa forma. La tranquilidad que sentía le proporcionaba una extraña claridad para afrontar la situación que tenía enfrente, así como para evaluar sus opciones. Para empezar: Erin se las había arreglado para tomar control sobre ella, la había colocado en trance mediante engaños y por lo tanto estaba indefensa ante cualquier sugestión que le hubiera implantado. Pero a pesar de ello, por alguna razón no se encontraba de rodillas en el piso adorándola como una diosa. Al contrario de lo que su victoria sugería, Erin parecía estar perdida, descorazonada incluso.

Tiffany sabía que no podía simplemente pedirle a que se fuera de su apartamento y de todas formas no le haría caso. Podría intentar usar sus triggers con ella , porque,aunque todo parecía indicar que ya se los habría removido, la actitud perturbada de Erinle hacía pensar que no era así. También podría intentar reconfortarla, darle un abrazo y decirle que todo iba a estar bien. Y por último podría someterse a ella, asegurarle que lo que sea que la estuviera deteniendo de esclavizarla no importaba más, y que estaba lista para servirla y obedecerla por su propia voluntad. Eso, claro asumiendo que esa había nacido de su propia voluntad. Realmente no podía saber en qué pensamientos confiar. ¿Cuáles eran suyos y cuáles habían sido implantados en medio del trance?

Como ninguna sus opciones parecía estar ganando el debate que mantenía en su cabeza, decidió que lo mejor era seguir haciendo preguntas y aprovechar que Erin parecía dispuesta a contestarle.

Pero Erin se le adelantó:

—Necesitaba probarme a mí misma que tú eras igual que las otras “amigas” que he tenido en el pasado… —Hablaba entre murmullos, pero la habitación estaba lo suficientemente silenciosa como para escucharla—. Necesitaba probarme a mí misma que no podía confiar en ti porque si lo probaba sería capaz de esclavizarte.

—Y entonces… —la apuró Tiffany.

—Entonces te hice creer que era Alice y armé todo para que pensarás que ella te ofrecía la vida perfecta a su lado bajo una sola condición, deshacerte de mí… —Erin volvió a enterrar la cabeza entre sus rodillas.

—¿Y cómo te resultó eso, Erin? —preguntó Tiffany, ahora con una sonrisa lúgubre dibujándose en su rostro.

La chica tomboy levantó la mirada. Su rostro parecía poseído como si de pronto hubiera visto cientos de fantasmas y demonios encerrados en la sonrisa de su amiga.

—Sé que no soy fácil de tratar, Tiff… —admitió con amargura—. Sé que tengo poco tacto, que puedo ser arrogante, que a veces no entiendo de sutilezas, o soy muy ruidosa o muy grosera o simplemente inapropiada. Es por eso que me acostumbré a rechazar todo lo que me desagrada de mí misma o por lo menos todo lo que me recuerda a mi pasado. No se suponía que fuera una actitud que mantendría para siempre, pero me dejé llevar porque necesitaba alejarme de mi anterior vida. Necesitaba comenzar desde cero y el hacer esto, —señaló su cabello corto y sus ropas holgadas—, el hacerme esto a mí misma y cambiar mi comportamiento por completo… Fue la mejor manera de conseguirlo.

Tiffany asintió sin saber bien si debía decir algo, pero parecía que todavía Erin no había terminado, así que permaneció callada. En efecto, un profundo suspiro y algunas breves miradas hacia la pared después, ella continuó:

—Esa noche conseguiste ponerme bajo tu control —dijo observando intensamente a Tiffany—. Y la mayor parte del tiempo lo adoré. Sentirte dentro de mi cabeza, persuadiéndome con tus comandos para hacer lo que querías… Honestamente, no he podido dejar de pensar en eso desde entonces. Pero hubo un momento donde me obligaste a decirte la verdad y entonces expuse mi pasado y eso me aterró. Me aterró que pudieras descubrir tan fácilmente todo lo que tanto me había esforzado por ocultar, solo así como así…

El rostro de Erin se tensó, era claro que estaba tratando de contener sus lágrimas.

—Como sea, cuando te diste cuenta dejaste de presionarme y eso lo aprecio. Aun así, adoro ser controlada por ti y quisiera que lo hagas más . Me programaste para decir eso, por cierto, pero es la verdad… Claro que ya lo sabes porque te hice recuperar tus memorias de esa noche.

—Sí… —Tiffany volvió a asentir —Lo hiciste

—Bueno, sí, así que eso es lo que pasó básicamente. Tomaste control sobre mí, y lo amé, pero una vez que todos perdieron la memoria y yo recuperé la mía tuve que escapar de allí. Al saber que estabas en control de todos… Simplemente no podía dejar de pensar que ibas a hacerme a un lado una vez que convirtieras a Alice en tu amante perfecta.

—Erin, yo…

—¡No, Tiff! —la interrumpió—. No tienes que decir nada, ya dijiste todo lo que necesitaba oír cuando pensabas que era ella… —Aunque todavía estaba conteniendo las lágrimas, una sonrisa a medias comenzó a dibujarse en su rostro—. Me elegiste a mí… Es decir, elegiste no borrar mis recuerdos… Incluso aunque al hacerlo hubieras conseguido el final perfecto para ti y Alice, solo tú y ella juntas, como siempre has querido…

—Ey, ahora… —comenzó a decir a Tiffany, pero Erin la cortó, interrumpiéndola más alto que la vez anterior.

—¡Nadie me había elegido antes, Tiff! —por fin dejó de contener las lágrimas que finalmente cedieron y comenzó a sollozar profusamente—. ¡Na-na-nadie lo había hecho nunca!

—¡Oh ven aquí!

Tiffany gateó sobre las sábanas negando con la cabeza hasta que estuvo lo suficientemente cerca de Erin como para jalarla hacia su hombro y envolverla fuertemente en un abrazo. Su amiga lloró hasta empapar el pijama de ambas mientras Tiffany sostenía su cabeza y le acariciaba el cabello. Eventualmente la chica tomboy se secó las lágrimas y ambas se sentaron una enfrente de la otra. Erin tenía las piernas cruzadas en la posición del loto mientras que Tiffany estaba hincada sobre sus talones. Un silencio incomodo se cernió sobre ellas.

Tiffany se preguntó qué pasaría ahora. Erin de seguro le habría implantado triggers . ¿Sus propios triggers todavía funcionarían en ella? Imaginaba que ya los habría removido, pero de nuevo, no estaba segura. No parecía sensato creerle, pero la Erin que tenía enfrente era la versión más real que nunca había visto de su amiga.

No tenía razones para pensar que estaba fingiendo o que todo fuera alguna especie de treta, nada de eso tendría sentido en este punto. Si Erin hubiera querido, ya la hubiera programado para ser completamente obediente a sus palabras. Incluso podría haberlo hecho de tal forma que nunca se le ocurriese que la obedecía por los efectos del trance. Aunque quizá sí la había programado para que entrara en trance en el momento que intentara ponerla a ella en uno, como medida de protección.

Tiffany, sin embargo, no dejaba de pensar que quizá era algo mucho más simple que todo eso. Algo que todavía no comprendía… pero que estaba cerca de comprender.

—Así que… ehm… —dijo Erin luego de algunos minutos silenciosos—. Conocí a tu compañera de piso.

Tiffany la miró con las cejas levantadas.

—¿Sí? ¿Qué te pareció? —dijo tratando de suprimir una sonrisa.

—Guau, solo, guau, —dijo Erin hablando de forma pausada mientras miraba a Tiffany con los ojos bien abiertos y expresión grave—. Creo que si tuviera que vivir con ella todos los días hubiera desarrollado un programa de control mental mucho antes. Por cierto, no pude evitar notar que ella está en tu lista…

Erin ahora sonreía con malicia mostrando los dientes en el típico gesto con el que Tiffany ya se había familiarizado.

—Je… Sí… —Tiffany tragó saliva y sintió como se sonrojaba—. La lista con mis planes malvados que se suponía que nadie debía leer… ¿Por cierto dónde está? Y, oye… —Volvió a mirar su habitación una vez más—. ¿Ordenaste todo por aquí?

—No realmente…

Erin se encogió de hombros, saltó de la cama y tomó la libreta con los planes malvados del cajón del escritorio. Luego volvió a sentarse frente a Tiffany y continuó conversando alegremente:

—Hice que lo ordenaras mientras estabas en trance.

—¿¡Qué!? —exclamó Tiffany—. No hay forma de que me las haya arreglado para limpiar todo tan bien.

—Lo hiciste. Aunque te tomó un rato conseguir un resultado así de bueno, pero tuviste tiempo de sobra. Cuando llegamos hice que actuaras natural para que tu compañera de piso no sospechara, pero ella comenzó a hablar y hablar, y parecía que nunca iba a terminar y mientras tanto tú seguías limpiando todo el apartamento. Ya era pasada la media noche para ese punto así que pensé que se cansaría pronto.

—Oh sí, eso no ocurre. —lamentó Tiffany inclinando la cabeza—. Una vez lo intenté. Siguió hablando hasta las 5 de la madrugada… E incluso luego de todo eso tuve que ser yo la que pusiera fin a la conversación. Estaba determinada a resistir hasta que se cansara, pero me sobrepasó. La mañana siguiente ella estaba tan fatigada que prácticamente era un zombi, pero yo estaba peor, así que no fue una victoria para mí precisamente…

—Bueno, entonces quizá te alegre sabes que puede que la haya traumatizado un poquito. —Erin sonrió haciendo un gesto de pinza con su índice y pulgar.

—¿Qué hiciste? —preguntó Tiffany con curiosidad morbosa.

—Te dejé con ella unos minutos en la sala y después salí de tu habitación vestida solo con el brasier y las panties que me viste usar hace rato, bueno que viste usar a Alice.

—¡No! —Tiffany se llevó las manos a la boca.

—¡Sí! —dijo Erin sonriendo de lado—. También traía las esposas con las que até tus brazos a la cama. Así que te esposé en frente de ella y le dije que te necesitaba en la habitación y que quizá debería poner música alta.

—¡No lo hiciste! —chilló Tiffany, sintiéndose cada vez más avergonzada.

—Oh, sí que lo hice. —replicó Erin completamente seria—. Tiff, tenía planeado darte el mejor orgasmo de tu vida y luego esclavizar tu cuerpo y tu mente bajo mi voluntad. No iba a dejar que nadie se metiera en mi camino, incluso si su cara me recordaba a la de un pequeño hámster adorable. Tú compañera se quedó pálida del susto, bueno más pálida de lo que ya es…

Tiffany se atragantó de la risa y poco después Erin se rio entre dientes. Se miraron con los ojos clavados la una en la otra por un momento y luego ambas desviaron la vista para otro lado tímidamente.

—Entonces… —Esta vez Tiffany rompió el silencio—. No puedo evitar notar que no me convertiste en tu esclava sexual.

—Sí… —Erin le siguió el juego—. Todavía estoy trabajando en eso… —Regresó a verla con confusión en los ojos y luego volvió a desviar la mirada—. Me distraje un poco, ¿sabes?

—Claro… claro. —Tiffany asintió levemente.

Era obvio que Erin estaba dudando si debería ponerla en trance de nuevo, podía comprender sus razones, más o menos. Pero ¿por qué ella misma estaba dudando si debería intentar hipnotizarla? Por alguna razón hacerlo no parecía correcto. Tratar de dominarla con trucos mentales no había funcionado hasta ahora. Erin se merecía algo mejor ¡Y ella misma también se merecía algo mejor!

—Entonces, ¿dónde compraste esas esposas? —preguntó—. Eran… eh… muy cómodas.

—En un sex shop que hay por aquí cerca, Delicias Violeta. —explicó Erin mirando a sus pies—. Ayer compré una tonelada de cosas ahí después de clases. Podría llevarte algún día… La dueña es bastante sexy, un añadido más a la experiencia.

Esa invitación despertó su sentido del humor. Aquí estaban ambas, habiendo compartido ya múltiples actos de intimidad, pero nunca hasta ahora habían interactuado de forma tan profunda y personal. Todo se había tratado de controlar a la otra. ¿Y ahora iban a ir juntas a un sex shop ?  Parecía fuera de lugar.

Uhm…

Quizá podría poner las cosas en su lugar.

Tiffany repasó las memorias de la noche anterior ahora que las tenía de vuelta. Con toda la nueva información que tenía las cosas comenzaban a tener sentido. Todo era tan simple que quiso darse una bofetada en la cara por no haberse dado cuenta antes.

—¿Erin? —Tiffany colocó una mano sobre el hombro de la chica tomboy .

Erin miró levantó la mirada hasta que sus ojos llenos de incertidumbre se encontraron con los de Tiffany.

—Tú no quieres esclavizarme, —dijo Tiffany.

Erin se puso tensa y se alejó un poco de ella. Apenas fue perceptible, pero Tiffany tenía un don para leer a las personas y acababa de descifrar su juego.

—No, Tiff, sí lo voy a hacer —sentenció Erin con firmeza, aunque Tiffany pudo percibir un pequeño chillido agudo en su voz que normalmente no estaba ahí.

—Erin… —Tiffany colocó su otra mano en el hombro libre de Erin y sonrió con amabilidad—. Tú no quieres esclavizarme.

—¿Qué estás drogada, Tiff? Por supuesto que lo voy a hacer —refunfuñó Erin—. ¿Por qué crees que me esforcé tanto en atraerte a la cafetería? ¿Por qué crees que cambié el nombre de Lucy por el mío en tu teléfono? Era el único plan en el que pude pensar para ponerte en trance. Lo hubiera hecho antes si hubieras accedido a que Josh te hipnotizara con el algoritmo para recuperar tus memorias porque lo programé para tomar control sobre ti cuando surgiera la posibilidad. Pero aunque eso no haya funcionado, de cualquier forma… Yo gané Tiff. ¡Fui más lista que tú y ahora te voy a convertir en mi esclava!

Tiffany sostuvo su sonrisa. Una cosa era lo que Erin decía, pero el tono de su voz y su lenguaje corporal la delataban. Se estaba alejando poco a poco de Tiffany y su voz se había vuelto temblorosa.

—Está bien, Erin. —la tranquilizó Tiffany—. Es verdad que me venciste, pero realmente no quieres esclavizarme. Lamento haberme tardado tanto en darme cuenta, pero hasta que no recuperé las memorias de la noche anterior me faltaban algunas piezas del rompecabezas.

—¿Qué rompecabezas? —preguntó Erin apretando la mandíbula.

—Finalmente estoy comenzando a comprenderte —explicó Tiffany mientras con cautela colocaba una mano sobre la mejilla de Erin y la miraba directamente a los ojos—. Debes saber que me gustas, te deseo, y voy a convertirte en mi esclava.

Erin se tensó aún más.

—N-n-no, Tiff, e-e-eso no va a pa…

—Shhh… —susurró Tiffany—. Es mi turno ahora.

Erin se congeló, atrapada por la mirada de Tiffany y por la caricia en su mejilla.

—Para ti, Erin, tener el control es acerca de sentirte segura, —expuso Tiffany hablando suavemente, acercándose cada vez más a sus labios—. Y comprendo la importancia de sentirse segura, lo entiendo. Pero tú realmente no quieres estar en control, lo haces por tu seguridad, pero no quieres. En realidad, lo que quieres es sentirte segura y si fuera posible no tener control alguno… Tú quieres que te arrebaten el control.

Erin tragó saliva. Tiffany tuvo que contenerse para no sonreírle de forma socarrona. En lugar de hacerlo continuó clavando sus ojos en Erin. No estaba intentado ninguna estrategia para ponerla en trance simplemente se estaba esforzando por exudar confianza y seguridad. Con suerte eso sería más que suficiente.

—Es por eso que no me has convertido en tu esclava —susurró—. Es porque sabes, muy, muy en el fondo que no quieres hacerlo. No quieres controlarme, quieres que yo te controle a ti. Y no estoy hablando de esposas, mordazas o cualquier otro juguete sexual que tengas. Sé que quieres que juegue contigo con esos y lo haré después. Pero ahora mismo esto se trata sobre ceder el control absoluto.

Erin gimoteó. Tiffany se remordió los labios, deseaba acelerar el paso, pero sabía lo importante que era hacer esto bien.

—Me metí en tu cabeza la noche anterior y te gustó. Luego te dije que iba a convertirte en mi esclava y me lo suplicaste. Y hoy más temprano te probé que no voy a traicionarte. Todo eso te hizo sentir tan abrumada por lo implica que entraste en pánico.

La respiración de Erin era pesada. Tiffany podía ver su mente trabajando enloquecida detrás de esos oscuros ojos marrones. Buscaba una manera de justificar lo que había hecho, pero sabía que las palabras de Tiffany decían la verdad.

—Me diste la clave de todo esto la tarde de ayer, ya sabes, cuando estábamos en el piso de Alice… —susurró Tiffany inclinándose sobre el oído de Erin, sintiendo como esta se encogía bajo su aliento—. Sabes de lo que estoy hablando. Repítelo para mí, ahora…

Tiffany se separó de Erin nuevo y la miró directamente a los ojos una vez más.

“Eres mia”, pensó con fuerza, como si tratara de implantarle el mensaje telepáticamente. “Te he descifrado y ahora estás desesperada por ser mi esclava. Serás mi esclava… Serás mi esclava… Serás…”

Erin soltó un largo y tembloroso jadeo y después susurró:

No necesitas usar el programa para convertirme en tu esclavaOrdéname … —Volvió a tragar saliva—. Muéstrame que tienes la fuerza y la voluntad para controlarme y seré tuya . —Entonces se detuvo, se mordió los labios y añadió—: Ama .

—Buena chica, —susurro Tiffany.

En medio segundo sus labios estaban besándose entre sí apasionadamente.

Con los ojos cerrados y sus lenguas danzando la una con la otra Tiffany sintió la tensión de Erin desvanecerse. Bien. Eso era un buen comienzo. Dejó que sus manos se deslizaran hacia abajo a lo largo de la sudadera de la chica tomboy, recorriendo con firmeza el camino hasta su cintura. Después introdujo sus manos con destreza bajo el pliegue de la ropa y recorrió el camino de vuelta hacia arriba por su cuerpo, sus dedos le acariciaban la piel a la vez que levantaban la sudadera. Cuando alcanzó los amplios senos de su amiga tomó cada uno de ellos desde abajo con un agarre amplio y firme y los presionó y apretujó hacia arriba. Erin rompió el beso para dejar salir un gemido de placer mientras echaba el rostro para atrás. Sus brazos se levantaron por encima de su cabeza permitiéndole a Tiffany terminar de despojarla de su sudadera. Tiró la prenda a una esquina de la habitación y continuó besándola, perdiéndose en el placer de sus labios y sus caricias.

Cuando Erin la desvistió de su pijama Tiffany deshizo el beso y atrapó sus manos.

—Ah, ah, ah —dijo negando con la cabeza y sonriéndole con malicia.

La mirada de Erin mostraba súplica, pero esto solo hizo que la sonrisa de Tiffany creciera más. Tronó sus dedos mirando a la chica tomboy con determinación y solo dijo:

—Desnúdate.

Erin se remordió los labios su respiración era pesada y se veía ansiosa. Trató de volver a besar a Tiffany, pero ella la detuvo.

—No, —la regañó—. Dije: desnúdate.

—¡Pero!  —protestó Erin.

Sin embargo, Tiffany le devolvió una mirada intensa.

—No me hagas repetirlo —advirtió, esforzándose por mantener su respiración bajo control mientras sentía como su corazón bombeaba increíblemente rápido.

Lentamente, y con incertidumbre, Erin comenzó a remover el resto de sus ropas. Se deshizo de sus jeans, luego sus medias y pronto estuvo vestida solo con el mismo conjunto de lencería de seda roja que Tiffany recordaba haber visto usar a “Alice” antes de despertar. Era raro pensar que Alice de hecho nunca había estado ahí, pero hizo esos pensamientos a un lado y se concentró en mantener su atención sobre Erin.

Ella estaba dubitativa con los pulgares por debajo del elástico de sus panties. Tiffany miró de cerca y notó que le temblaban las manos, así que dio un paso hacia ella y le susurró al oído:

—Relájate… —la tranquilizó, mientras con las manos encontraba el broche del brasier.

Le tomo algunos momentos, pero sus dedos determinados se las arreglaron para desabrochar el sostén y Erin solo dejó que cayera al piso mientras soltaba un profundo suspiro. Tiffany se arrodilló y gentilmente deslizó las panties hacia abajo mientras la chica tomboy levantaba los pies obedientemente.

Cuando Tiffany volvió a pararse y dio un paso atrás Erin la estaba mirando con ansiedad y expectación. Podía ver euforia, pánico, excitación y un insoportable deseo en los ojos desesperados de su amiga.

—Buena chica, —susurró, sonriéndole con gratitud.

Posó su mano sobre la mejilla de Erin y sintió su mirada de felicidad.

—Tú quieres ser mi esclava, —instruyó.

Erin asintió.

—Sí, —exclamó respirando de forma rasposa por la excitación.

—¡Dilo!, —ordenó Tiffany.

Erin prácticamente se deshizo del placer.

—Quiero ser tu esclava —repitió.

—Buena chica, —Tiffany la besó en el cuello disfrutando del gemido que escapó de sus labios al hacerlo—. Ahora arrodíllate.

Erin mantuvo la mirada clavada sus ojos todo el tiempo mientras con cuidado se apoyaba sus rodillas. El corazón de Tiffany parecía presionar tan fuerte contra su pecho que se preguntó si su amiga podría escucharlo. Apretó sus manos en puños con nerviosismo mientras tomaba una profunda inspiración. Casi lo conseguía. Estaba tan cerca.

—Vas a ser mi esclava —afirmó mirando a Erin hacia abajo mientras recorría y acariciaba con sus dedos el corto cabello marrón de la chica tomboy arrodillada.

Erin volvió a asentir.

—Voy a ser tu esclava —repitió, esta vez por su propia convicción. Luego dejó salir un suspiro tembloroso y añadió—: Mistress .

—Buena chica. —Tiffany sonrió cálidamente—. Estás portándote como una chica muy buena para mí, Erin… Ahora dime, ¿intentaste remover los triggers que implanté en ti cuando me tenías en trance?

Erin permaneció confusa unos instantes.

—L-lo lo intenté —tartamudeó.

—Y no fuiste capaz de hacerlo, ¿no es así?

—N-no, —replicó Erin y luego miró a su ama con ojos suplicantes—. ¿Por qué? ¿Por qué no pude hacerlo?

Eso es simple, mi pequeña esclava obediente… —Tiffany casi se rio—. Porque tú querías esto… Tú necesitas esto… Ya no podías seguir saboteando tus propios deseos. Te diste cuenta de que era tiempo de parar. Tiempo de someterse. Tiempo de servir.

Los ojos de Erin comenzaban a estar borrosos para este punto.

—Sííí… —asintió.

Tiffany se inclinó hacia abajo, de modo que su rostro pendía sobre el de Erin. Ella la miraba de vuelta, indefensa y obediente.

Duerme, Erin, duerme , —exclamó Tiffany.

Observó con la más profunda satisfacción como las pupilas de su esclava se dilataban y todo rastro de pensamientos o emociones se desvanecía de su rostro.

Contuvo el aliento por varios segundos, tan solo observando a Erin, buscando cualquier indicio de que realmente no estaba en trance. No podía dejar de pensar de forma paranoica que la chica tomboy la estaba engañando y que todo esto había sido un plan suyo muy elaborado para hacerle pensar que había ganado solo para que en el último momento despertara, la pusiera en trance y comenzara a programarla como su esclava sumisa. ¿Era demasiado rebuscado y ridículo? Claro… ¿Era algo que se imaginaba a Erin capaz de hacer? Por supuesto que sí.

—Erin, ¿estás un profundo trance? —preguntó Tiffany.

—Sí, —replicó ella.

Tiffany suspiró profundamente y se dejó caer en el piso junto a su amiga hipnotizada.

Siendo cuidadosa de no repetir su error de la noche anterior decidió expresar su asombro con un simple “guau” en lugar del más apropiado “que me jodan”, aunque pensó que no sería del todo terrible eso pasara ahora.

Observó sus manos y le sorprendió lo mucho que temblaban, permitió que su respiración se normalizara hasta recuperar el aliento perdido antes de volver a enfocarse en someter a su amiga a su voluntad.

—Eso fue… —murmuró—. Eso fue increíble.

No sabía que tenía la capacidad de ser tan confiada, tan determinada. Sentía que cualquier sospecha de Erin le hubiera hecho retroceder al instante. Pero ahora estaba claro que la chica tomboy respondía a la firmeza y a la fuerza de voluntad por encima de todo lo demás. Respondía a la confiada dominatrix, la Mistress seductora llena de poder para comandar y gracia para desarmar a su sumisa… Esa era la ama que Tiffant quería ser, pero no sentía que lo fuera. Excepto que, se las había arreglado para serlo hace tan solo un instante, aunque hubieran sido solo unos minutos.

—Fingir hasta que lo consigas… —murmuró entre dientes. Colapsó sobre el piso y se estiró—. Oh dios… —exclamó a la habitación vacía—. Lo conseguí. Realmente lo conseguí.

Se sentó y miró a Erin, vacía y en blanco, en un profundo trance. Entonces un ataque de nostalgia atravesó su mente. La memoria de Alice en seda roja con ella completamente indefensa en la cama todavía merodeaba su cabeza. No… No había sido Alice… Fue Erin quién la hizo sentir así de increíble… Joder, eso no hacía las cosas más fáciles.

—Erin. ¿Implantaste tu propio trigger en mi cuando estuve hipnotizada?

—Sí, —fue la respuesta monótona, automática y arrastrada que produjo la chica tomboy .

—Entonces, si te lo pidiera, ¿podrías decir esa frase y yo caería en trance al instante?

—Sí.

El corazón de Tiffany, que hasta hace tan poco había conseguido calmarse, volvió a golpear su pecho con fuerza de nuevo. La tentación era increíble. Solo una probada… Solo una pequeña muestra de la completa sumisión que le ofrecían esas palabras ocultas tras los labios de Erin… ¿Qué tendría de malo? Acababa de exigirse mucho a si misma para mostrarse poderosa, para ganar el control, y había sido muy exhaustivo. Quizá podría programar a Erin para que ella estuviera en control de nuevo, solo por un rato. Ansiaba sentirse impotente otra vez. Ser atada y esposada, indefensa a los deseos de su captora, el placer penetrando profundamente a través de su cuerpo. Sentirse así justo cuando acababa de arrebatarle el poder a Erin era agónico e irónico, pero negar sus deseos hubiera sido como negarse a sí misma.

¿Qué tal si simplemente le ordenaba a Erin que dijera su trigger ? ¿La frase la dejaría en blanco, hipnotizada, vacía y obediente a cualquier orden que le dieran? Y si le decía a Erin que hiciera esto sin despertarla, ¿qué implicaría?

¿Quedarían ambas atrapadas en un profundo trance hipnótico, incapaces de interactuar la una con la otra? ¿Terminaría algo sacándolas a ambas —o solo a una de ellas— de su ensoñación? ¿Qué tal si se quedaban dormidas? ¿Siquiera podían quedarse dormidas mientras estaban en el trace? ¿Y todo lo anterior seguía funcionando incluso si este trance no era producto de las poderosas señales del programa, sino de las palabras que otra persona implantó en su mente usándolo?

Lo más probable es que Hannah las terminaría encontrando cuando se percatase de que no habían abandonado la habitación en todo el día. ¿Pero qué es lo que haría ella al verlas vacías y en trance? ¿Llamaría a una ambulancia? ¿Intentaría hablarles? ¿Descubriría así cuál era su situación? Y si lo hacía, ¿qué pasaría después?

La mente de Tiffany se llenó de imágenes donde emergía del trance desnuda y de rodillas junto a Erin y de pie frente a ella estaba Hannah. Ambas la miraban hacia arriba con fervor y devoción.

—Ahora siempre escucharás mis charlas, ¿verdad esclava? —diría Hanna, con los ojos llenos de seducción irresistible.

—Sí, ama. —respondería Tiffany, al inicio sorprendida, pero de inmediato sus propias palabras la excitarían como nunca nada lo había hecho.

Entonces Hanna tronaría sus dedos y tanto Erin como ella comenzarían sus nuevas vidas como esclavas juntas…

—Erin… —exclamó Tiffany, respirando aceleradamente—. Te ordeno que…

Todo lo que tenía que decir era “me pongas en trance” y la dulce dicha de la obediencia la llenaría por completo.

Sería tan fácil.

Sería tan excitante.

Perdería todo el control y dejaría que su destino estuviera en las manos de alguien más…

Pero, mierda…

Sería tan estúpido.

—Erin… Te ordeno que me des una bofetada en la cara y me digas que me concentre. ¡Ahora!

Fue rápido como un parpadeo. Tiffany juraría que sintió el dolor aún antes de ver la mano de Erin moverse. La bofeteada resonó por toda la habitación y por dentro de su cráneo. Mientras sentía el dolor palpitar en su mejilla observó a Erin mirándola con ojos vacíos.

—Tiff, concéntrate, —exclamó Erin con voz sosa y sin una pizca de emoción.

Su mano regresó a colgar a un costado de su cuerpo unos instantes después y su cabeza retomó una postura rígida mirando al frente, enfocando al vacío.

“Joder”, pensó Tiffany mientras acariciaba su mejilla adolorida. “eso funcionó”.

Dejó salir un profundo suspiro y se puso en pie.

Sí, deseaba probar la sumisión algunas veces; y sí, algunas veces no era capaz de controlarse cuando esas urgencias eran fuertes. Pero también deseaba tener el control. Si cedía ahora a la sumisión estaría cediendo todo su control. Pero si conseguía consolidar su control por completo podría armar escenarios seguros para explorar la sumisión absoluta que ansiaba en ocasiones Eso sería refrescante. Joder tenía un dispositivo de control mental a su entera disposición y ahora tenía a Erin en la palma de su mano, podría incluso hacerla olvidar que alguna vez le cedió el poder si quería. Podría armar cualquier fantasía que imaginase, disfrutarla tanto como quisiera y luego jugar con las memorias de sus amigos o con la suya propia.

Sus amigos… La memoria de la orgía accidental de la otra noche regresó a su mente, llenándola con un sentimiento cálido y sensual. Dios, eso había sido divertido. Y nadie salió herido, ¿verdad? Especialmente porque solo Erin recordaba lo que paso. Alice quizá recordase el resto de la noche, pero ese trance en particular en el que los había puesto a todos a follar era uno que estaba segura de haberles ordenado que olvidaran al despertar.

Haría más cosas así, definitivamente. Pero un paso a la vez. Sus error en aquella ocasión había sido dejarse llevar y distraerse antes de terminar las cosas que tenía que hacer apropiadamente. Ahora estaba una vez más con Erin de rodillas frente a ella perdida en obediencia absoluta. No cometería el mismo error de nuevo.

—Ven aquí, —le ordenó a la robótica Erin mientras se recostaba en la cama.

En tanto que tenía trabajo por hacer, quería estar cómoda mientras lo hacía.

—Recuéstate a mi lado, viéndome de frente.

Erin se movió con cuidado hasta que reposó de lado por encima de las sabanas junto a Tiffany, encarándola.

—Debo decirte que adoré esa cosa que hiciste de ponerme el dedo sobre la frente. Voy a tener que copiarte la idea…

Tiffany sonrió mientras Erin veía la nada frente a ella.

—Cuando coloque un dedo, cualquier dedo, —Tiffany colocó su dedo índice sobre la frente de Erin, justo entre sus cejas—, aquí o en cualquier parte de tu frente, regresarás a este profundo, vacío y obediente trance. De la misma forma que si hubiera dicho duerme, Erin duerme, ¿entendido?

—Sí —entonó Erin.

—Pero al hacerlo también recordarás las siguientes verdades.

Tiffany colocó su otra mano en la cintura desnuda de Erin, tomó un profundo suspiro de anticipación y comenzó a explicar:

—Eres mi esclava. Eso no cambia quién eres como persona, solo es una cosa más con la que te identificas. Me obedeces en todas las cosas y eres devota a mí. Siempre intentas ser la mejor esclava que puedas para mí. La mayor parte del tiempo no hace falta que me trates o te dirijas a mí de ninguna manera particular, pero cuando te lo ordene te sentirás obligada a obedecer y dirigirte a mí de la forma que prefiera. No dejarás que nadie descubra que eres mi esclava a no ser que esa persona ya lo sepa. Y no dejaras evidencia alguna de tu esclavitud en cualquier parte, cómo en tu teléfono, tu laptop, anotado en algún papel o cualquier otra cosa.

Sigue llamándome Tiff la mayor parte del tiempo y sigue siendo tú. No necesitas convertirte en un robot descerebrado o ser extremadamente dócil o extremadamente servicial o cualquier otra cosa distinta de como eres tú en realidad, porque si quisiera eso siempre podría hacer que suceda. Seguirás siendo la misma persona molesta, bulliciosa, inapropiada y absolutamente maravillosa que siempre has sido, solo que ahora sabes que me perteneces y que yo cuido de ti. ¿Entendiste todo?

—Sí —dijo Erin monótona.

Por un segundo, Tiffany creyó ver el atisbo de una sonrisa dibujarse en los labios de Erin, pero descartó la idea atribuyéndola a su imaginación. Sonrió para sí misma y comenzó a acariciar el cabello de la chica tomboy.

—No tratarás de escapar de tu condición de esclava de ninguna forma. No intentarás ponerme en trance o tomar control sobre mí o usar mi control sobre otros de cualquier manera a no ser que te dé consentimiento explícito para hacerlo por cualquier razón que tenga. Si no te sientes feliz siempre te sentirás capaz de ser honesta conmigo. Si sí te sientes feliz también te sentirás capaz de compartirlo conmigo. Y estás completamente segura, más allá de cualquier duda que mientras seas mi esclava yo seré tu ama y cuidaré de ti. ¿Comprendiste todo esto también?

—Sí.

—Buena chica —la felicitó Tiffany—. Por último, —añadió—, espero siempre honestidad de tu parte, pero todavía tienes permitido guardar secretos si es algo que para ti es realmente importante que yo no sepa o simplemente algo que quieres mantener privado. Si alguna vez estás en la posición donde te pregunto por algo que no quieres revelar tienes permitido no decírmelo y en su lugar explicarme porque no quieres hacerlo. No siempre necesitas darme una razón, especialmente si al hacerlo eso me daría una pista del secreto que quieres mantener. Si después de un tiempo te sientes lista para compartirlo conmigo sabes que siempre estaré aquí para escucharte. Y, por último, ya que estamos, supongo que nunca debes obedecer una orden que te ponga a ti o a alguien más en peligro o que resulte en algo realmente malo pasando, especialmente si te ordeno que hagas algo cuando no estoy en buenas condiciones o no comprendo la situación por completo.

Tiffany paró un momento y frunció el ceño mientras pensaba seriamente en las palabras que iba a decir antes de continuar:

—En lo más profundo y recóndito de tu mente siempre recordarás lo importante que es quererte a ti misma con todo tu corazón. Si el resto de ti se olvida de amarte o de cuidar de ti siempre serás capaz de recurrir a este profundo comando subconsciente para recordarlo, y ningún programa como el algoritmo, ninguna persona, ni ninguna otra cosa será capaz de arrebatarte esa parte de ti.

Tiffany suspiró y repasó todo lo que había dicho, asegurándose de haber cubierto todo lo que tenía que ser cubierto. Luego preguntó:

—Sé que eso fue bastante, pero lo entendiste todo, ¿verdad?

Erin se quedó en silencio por un momento, como si estuviera procesando. Luego simplemente dijo lo mismo que en las ocasiones anteriores:

—Sí.

—Y todo eso se refrescará en tu memoria cada vez que ponga un dedo en tu frente, ¿entendido? —repitió Tiffany, quería asegurarse de que comprendía todo, todo lo que había dicho era importante.

—Sí.

Esa Fue la última confirmación que Tiffany necesitaba escuchar.

—Buena chica, —respondió y retiró su dedo de la frente de Erin—. Ahora, cuando te diga que despiertes recuperaras la consciencia y volverás a estar alerta por completo, no recordarás el trance con exactitud, pero tendrás la noción de que estuviste en un trance donde te programé para convertirte en mi obediente esclava sexual, ¿entendido?

—Sí.

—Buena chica. Despierta ahora.

Tiffany observó el rostro de Erin con anticipación.

Sus ojos fueron lo primero que notó. Sus pupilas se contrajeron y recuperaron su intenso enfoque por completo. Luego su cuerpo entero se transformó y rodó hasta quedar prácticamente por encima de ella. Entonces una sonrisa dichosa se extendió por todo su rostro.

—¡Tú, magnífica perra! —casi gritó Erin con los ojos llenos de admiración y felicidad—. ¡Lo hiciste, Tiff! ¡Realmente lo hiciste!

—¿De qué estás hablando? ¿Qué hice? —respondió bromeando Tiffany, incapaz de contener la enorme sonrisa que sus propios labios estaban dibujando.

Sin esperar un instante más, Erin se acostó sobre ella y besó a Tiffany, atacando sus labios con su diligente lengua. Tiffany gimió de deleite mientras las manos de Erin recorrían su cabello y la acariciaban por su cuello y hombros.

—¡Oh dios! ¡O santo dios!

Erin rodó lejos de Tiffany hasta quedar apoyada en el suelo sobre su propia espalda y exclamó un gemido de emoción al techo. Luego se llevó las manos a la cara e inmediatamente después recorrió con ellas todo su cuerpo desnudo, aparentemente convulsionando de placer mientras lo hacía.

Algo sorprendida Tiffany, se dio la vuelta para mirarla con preocupación.

—Erin, ¿estás bien?

—¡Tiff! ¡ Mistress ! —exclamó Erin intentando mantener el volumen de su voz en un susurro emocionado—. Sí. Oh dios, sí. Es que… son demasiadas cosas tan rápido que apenas puedo procesar lo increíble que se siente. ¡Soy tu esclava! ¡Soy tu esclava! ¡Soy tu…

—Okey, entiendo —susurró Tiffany entre risas—. Baja la voz, vas a despertar a Hannah

—Okey, okey… respondió Erin ahora en tono más controlado—. Es solo que me vuela la mente por completo. Sinceramente hoy cuando me presenté en tu trabajo planeaba haberte trasformado en mi obediente esclava sexual para este punto. Pero tú me engañaste a mi… Tú… Tú me venciste en mi propio juego. ¡Ni siquiera comprendo cómo lo hiciste! Cuando me estabas diciendo esas cosas antes de ponerme en trance tú… conectaste con algo en mi… ¡No podía resistirte!

—Bueno… —Tiffany suspiró contenta mientras acariciaba la mejilla de Erin—. Siendo justa, ya te tenía atrapada desde la noche anterior. Mientras estabas en trance aquella vez te dije que iba a convertirte en mi esclava, que estabas bajo mi control… Creo que fue suficiente para que subconscientemente sabotearas tus propios planes

Joder, ¡cierto lo hiciste! —dijo Erin mirando a Tiffany con tanta admiración que esta última comenzó a sonrojarse.

—Me alegro de que te guste ser mi esclava, —susurró Tiffany—. Aunque, sabía que te iba a gustar.

Se estuvieron besando un rato más, Tiffany podía sentir como la humedad entre sus piernas crecía mientras Erin recorría su cuerpo con las manos bajo su pijama y le plantaba beso en el cuello y los hombros.

—Su esclava está ansiosa por servirle, Mistress … —Susurró Erin con entusiasmo.

——Uhmmm… Entonces… Uhmmm… sírveme —consiguió decir Tiffany entre suaves gemidos.

Permitió que Erin removiera la parte superior de su pijama mientras se retorcía de placer y clavaba sus uñas en la espalda de su esclava quien seductoramente le daba una mordidita a su pezón y hacía círculos con los dedos por sobre su clítoris.

—Sí… ¡Sí! ¡Ahí! —jadeó Tiffany cuando Erin encontró el ritmo perfecto, estimulando a Tiffany tanto que sus ojos se quedaron en blanco por segunda vez en la noche.

—¡Buena esclava! ¡Buena esclaaaaaaavahmmm…!

Tiffany se cubrió la boca con la mano para amortiguar su inesperado grito de placer mientras el orgasmo la llenaba. Pasó un minuto completo antes de que sintiera que podía liberar sus labios. Cuando su visión volvió a enfocar la habitación vio a Erin inclinada sobre ella mirándola con una expresión de profunda gratitud y satisfacción.

—Hágame saber cuándo esté lista para más, Mistress . —Le guiñó un ojo—. Su placer es mi propósito.

—Oh, no es necesario, estoy bien por ahora… —murmuró Tiffany aletargada—. Creo que tuve suficiente para dos dias enteros…

Erin hizo un pequeño puchero antes de asentir y decir:

—Sí, supongo que es bastante tarde… yo… eh… ¿asumo que estará feliz de que me quede a pasar la noche? —preguntó con una sonrisa juguetona.

—Erin… quizá nunca más te deje salir de esta habitación, —se rio Tiffany devolviéndole la sonrisa—. Pero estoy determinada a ser un ama justa, tú también mereces un orgasmo…

—¡Yey! —exclamó Erin—. Es la mejor Miss- oh…

Sus alabanzas fueron interrumpidas cuando Tiffany posó un dedo sobre su frente. Los ojos de Erin se dilataron, su expresión se relajó y luego sus brazos dejaron de sostener su peso y su cuerpo se dejó caer sobre el torso de Tiffany.

—¡Ay! —chilló ella—. ¡Bájate de mí!

Erin se recompuso de inmediato y volvió a sostenerse con los brazos, quedando reclinada sobre Tiffany, pero sin apoyar su peso en ella.

—¡Uf! —Tiffany suspiró con la lengua afuera, recuperándose del aplastamiento sorpresa—. Okey. En adelante cada vez que coloque un dedo en tu frente en adición a todo lo demás también te congelaras en el lugar lo mejor que puedas para mantener el balance, podrás moverte solo si lo necesitar para evitar que tu cuerpo comience a entumecerse.

—Sí —replicó Erin monótonamente, sus ojos borrosos mirando a la nada.

—Muy bien, entonces… —Tiffany asintió a modo de aprobación—. La siguiente vez que te despierte, cuando chasquee los dedos, sentirás que estás siendo estimulada como más te guste, el centro de placer en tu cerebro será bombardeado con las más asombrosas señales orgásmicas como nunca has sentido. En segundos te correrás y el orgasmo durará tanto como puedas soportar antes de desvanecerse poco a poco. Eventualmente recuperarás tu pensamiento normal.

—Sí, —contestó automáticamente Erin.

—Bien, despierta ahora.

Erin recuperó las consciencia y el estado de alerta en su cuerpo y le dio una mirada curiosa a Tiffany.

—Acabas de ponerme en trance, ¿no es así? —preguntó con ironía.

—Trae la mordaza, —ordenó Tiffany guiñándole el ojo.

—¿La mordaza? —Erin continuaba curiosa

—La mordaza —repitió Tiffany, apretando los labios en un gesto serio para contener su sonrisa.

Erin rebuscó en su mochila y sacó la pelota de goma con dos correas de cuero a los costados.

—La mordaza! —anunció de forma teatral acercándosela a Tiffany para entregársela.

Pero Tiffany negó con la cabeza y le hizo un gesto con los ojos.

—¡Oh! Erin parecía aún más intrigada—. Eh… Como usted ordene… —Colocó la mordaza en su boca—. Miisffress

Tiffany permitió que la sonrisa que mostrara creciera hasta enseñar los dientes.

—¿Lista? —preguntó con los ojos llenos de expectación.

Erin asintió con entusiasmo, gruñendo una afirmación a través de la mordaza.

Tiffany tronó los dedos y miró con interés como el cuerpo entero de su esclava de pronto se retorcía y sacudía. Erin gimió de puro placer, aunque la mayor parte del sonido quedó amortiguada por la mordaza.  En segundos se había tirado sobre su espalda, arqueando la columna mientras sus manos se cerraban con fuerza sobre la colcha de la cama. A pesar de la mordaza, los chillidos de deleite estaban volviéndose tan altos que Tiffany tuvo que colocar su mano sobre la boca de Erin para amortiguar los gritos de placer que soltaba mientras el orgasmo parecía desgarrarla por dentro. Los gritos continuaron, aunque siendo acallados por la mano, hasta que las sacudidas y los gemidos comenzaron a desvanecerse. Mientras se recuperaba lentamente, Erin acarició con afecto la piel de Tiffany, frotando su cabeza con cariño sobre la pierna de su ama.

Se deshicieron de la mordaza y se acostaron bajo las sabanas. Erin todavía jadeaba mientras los últimos ecos de su orgasmo inducido por trance se desvanecían. Se acomodó entre los brazos de Tiffany y dejó salir un profundo suspiro de felicidad.

—Sabes, de cierta forma estoy contenta de haberte dejado esclavizarme, considerando como han salido las cosas… —susurró Erin antes de soltar un bostezo y cerrar sus ojos.

—¿¡Qué demonios quieres decir con haberme dejado esclavizarte?! —exclamó Tiffany en broma negando con la cabeza y rodando los ojos—. Fue una pesadilla conseguir esclavizarte.

Erin solo se rio y suspiró nuevamente.

—Pero valió la pena… ¿verdad?

Tiffany observó como Erin se perdía en un profundo sueño y sintió su propio cansancio recorrer su cuerpo. Cerro los ojos y sintió la cabeza de su esclava reposando sobre su pecho.

—Valió la pena… —susurró y se quedó dormida.

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Una entrega más de Algoritmo. Este episodio fue particularmente largo y tuvo algunas partes complicadas de traducir (muchas reflexiones de "que haría ella si yo hiciera esto" de parte de Tiff), pero espero que la redacción haya quedado clara. Este es uno de los capítulos hito en la historia de Algoritmo y un punto clave para el desarrollo de personaje de Erin. A partir de aquí los personajes se marcarán nuevos objetivos y el rumbo de la trama tomará un nuevo camino. ¿Pueden adivinar cuál será? ¿Qué hará Tiff ahora que su mayor enemiga se convirtió en su amante, esclava y ¿novia?

Esperen las siguientes traducciones pronto (pero no muy pronto porque los próximos capítulos tienenden a ser igual de largos que este).

Recuerden que si no aguantan a esperar pueden visitar la historia original en inglés en el sito de mcstories y que desde allí pueden apoyar a Carefully Random, el autor original y visitar su página o su servidor de Discord donde algunos escritores de relatos de control mental de habla inglesa y algunos lectores que disfrutan de estas historias se reunen y comparten contenido. También recuerden que siempre le transmito al autor origina sus comentarios de apoyo a la historia y que también aprecio sus comentarios sobre mi traducción, me ayudan a mejorar.

Por cierto una anotación importante, la historia original de Algoritmo sigue en desarrollo, el capítulo 32 en habla inglesa salió el 20 de febrero de este año y las siguientes partes se esperan para las proximas semanas. Menciono esto porque en la anterior entrega traducida algunos cometarios mostraron que había cierta confusión respecto a esto pensando que la historia original de Algoritmo había sido abandonada inconclusa. Esto NO es así.