Algoritmo 14 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. —Fóllame… —masculló. Apenas era capaz de formar palabras. Recibió la dura y cálida polla en su boca y sintió como se deslizaba entera hasta llegar al final de su garganta. —¿Te gusta esto? —preguntó, aunque ya conocía la respuesta.

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 14

—Y… ¡Despierta!

Cuando Tiffany recuperó la consciencia fue como si un puñetazo la golpeara. Todo a su alrededor era negro. Al principio pensó que estaba en una habitación oscura, pero entonces notó la suave tela atada en su cabeza que le vendaba los ojos. Se sentía desorientada y abrumada, pero aun así consiguió reunir algunas piezas de información.

Sus manos y pies estaban sujetos y se mantenían extendidos sobre una cama, presumiblemente atados a las cuatro esquinas de esta. Se dio cuenta de que había una bola de goma amordazando su boca, aun así intentó hablar, pero en su lugar dejo salir un profundo gemido de placer. Su mente consciente necesitó varios minutos para procesar lo increíblemente excitada que estaba, pero pronto se encontró retorciéndose de placer, intentando en vano deshacerse de sus ataduras para poder tocarse y satisfacer el deseo tan imperioso que la llenaba.

—Shhh —La calló una voz cercana—. No te preocupes, ya tendrás tu oportunidad…

Conocía esa voz ¿cierto? Pero sonaba tan distante y distorsionada que su mente todavía desorientada era incapaz de reconocerla con certeza. Era difícil hasta pensar. ¿Cuánto tiempo había estado en trance? ¿Cómo llegó aquí? ¿Dónde era aquí?

Pronto ignoró esas preguntas mientras la excitación se apoderaba de su mente consciente. Joder, estaba demasiado cachonda… Necesitaba aliviarse con tanta desesperación. Otro gemido se le escapó de la boca mientras el placer parecía borrar los pensamientos de su mente como las olas del mar alisan la arena de la costa. Quería ahogarse en ese mar de placer. Necesitaba correrse.

Pero la voz, quien quiera que fuera, tenía el control de su situación. Se sentía vulnerable e indefensa, pero en lugar de estar asustada o por lo menos preocupada sentía, sin rastro alguno de duda, que se encontraba segura. Era otro el predicamento que la estaba volviendo loca en ese momento. ¿De quién estaba bajo su control? ¿Lucy? Lucy la había llamado, esa era su última memoria, pero por alguna razón eso no parecía correcto.

¿Quién más podía ser?

—Uhmpfff —intentó decir.

—Sí, es un poco difícil hablar cuando estás amordazada, Tiff…

— ¡UHMPFFF! —intentó gritar.

—¡De acuerdo! ¡De acuerdo! Espera un momento…

Tiffany sintió como un par de manos gentilmente removían la bola de goma de su boca. Inhaló profundamente para recuperar el aliento y tragó la saliva que se había estado acumulando. Mientras lo hacía las manos también le retiraron la venda y una luz cálida inundó sus ojos. Su visión estaba borrosa, pero lentamente enfocó la habitación.

—¡Dios! ¡Dios! ¡Oh dios! ¡Maldita sea! —jadeó—. ¡Por favor! ¡Por favor, necesito correrme! ¡Lo necesito en serio!

—Sí, eso probablemente sea porque alguien te programó para sentir más placer del que has sentido en toda tu vida mientras estés atada así…

Ahora veía que la voz misteriosa le correspondía a una mujer cuya silueta borrosa tenía al frente. Pensó que debía tratarse ser Erin. ¿Quién más podría ser?

La voz continuó con un tono juguetón y coqueto:

—…y quizá, ese alguien también hizo que tu placer se incremente mucho más al tocarte.

—Fóllame… —masculló. Apenas era capaz de formar palabras—. Por favor, fóllame ahora, necesito correrme.

Su mente estaba ahogándose de placer, literalmente no podía formar ningún pensamiento aparte de lo mucho que deseaba ser tocada, besada y follada sin consideraciones.

—De acuerdo, Tiff, pero después, vamos a tener una pequeña charla cara a cara, tú y yo…

—¡Lo que sea! ¡Lo que quieras! ¡Cualquier cosa! —replicó desesperada. En esto punto ni siquiera le importaba quien era la mujer—. Por favor… ¡por favor!

Entonces sintió unos dedos ascender por sus muslos y su cerebro se fundió. Sus ojos se pusieron en blanco y todo intento por averiguar a quién le pertenecía esa silueta cayeron en el olvido.

—¡Ohhhhhhh! ¡Ohhhh! ¡Sííííí! ¡Sí por favor! —Tiffany sentía como las palabras escapaban de su garganta debido a todo el placer que estaba sintiendo. No tenía ningún control. No tenía ningún control ni tampoco lo quería.

Solo quería más de esto.

—Cuando te corras para mí, sentirás el más poderoso e increíble orgasmo de tu vida y durará tanto tiempo como puedas soportarlo antes de que se desvanezca. Una vez que te hayas corrido poco a poco regresarás a tus niveles normales de excitación y serás capaz de pensar con claridad de nuevo… eventualmente…

Antes de que pudiera decir algo Tiffany sintió una cálida boca y una suave lengua envolver su sexo. Desde el primer contacto, fue una explosión. En segundos estaba al borde de una sobrecarga de júbilo y erotismo distinta de cualquier cosa que hubiera experimentado en su vida. La excitación llegaba a cada célula de su cuerpo electrificando sus nervios desde la punta de sus pies hasta las raíces de su cabello.

—¡Oh sí sí sí sí sísísísísísíSí! —Fue lo único que consiguió articular antes de que sus palabras se fundieran en un largo y delicioso grito de placer.

El orgasmo la golpeó como una ola de puro éxtasis que arremetía contra ella haciéndola hundirse en el placer en toda su extensión. La dicha de ese paraíso duró lo que parecía una eternidad, pero realmente todo sucedió en un solo e increíble instante.

Jadeando sin parar, sintiéndose al borde del coma y estimulada más allá de toda imaginación Tiffany poco a poco sintió como los residuos del placer ilimitado comenzaban a desvanecerse. Pareció que el tiempo transcurrió por horas, pero probablemente solo fueron unos minutos, hasta que se atrevió a moverse. En ningún momento dejó de sentir como esas manos acariciaban su piel expuesta. Ni siquiera se había dado cuenta de que estaba completamente desnuda hasta ahora.

Cuando abrió los ojos para mirar a la mujer que la envolvía empalideció de inmediato y estuvo a punto de desmayarse.

*          *          *

Lucy recibió la dura y cálida polla en su boca y sintió como se deslizaba entera hasta llegar al final de su garganta. Luego la deslizo de vuelta hacia afuera hasta que llegó a la punta, la cual relucía por el líquido preseminal que acababa de extender con sus suaves labios de rubí. Miro hacia arriba y sonrió, sus ojos marrones, grandes como los de un animal, estaban llenos de ansia.

—¿Te gusta esto? —preguntó, aunque ya conocía la respuesta.

—Nena, esto se siente jodidamente asombroso —replicó Trev sujetándola con una mano a cada lado de su cabeza, no para empujarla, sino solo para ejercer el mínimo de presión necesario para que su novia comprendiera el mensaje—: No pares.

Lucy gimió para mostrarle que entendía y así lo hizo. Pensó que podría seguir con la garganta profunda por un rato más, luego, para variar un poco las cosas, quizá le chuparía las bolas, o tal vez jugaría con su pene usando la lengua. Cualquier cosa para darle tanto placer como pudiera. Cualquier forma de usar su cuerpo para complacerlo.

“Es un poco extraño”, pensó. Hace unos días nunca le hubiera hecho una mamada con tanta pasión. Típicamente ella primero le hubiera exigido que la complaciese con su lengua, después de todo él había dicho que le gustaba hacer eso. Ella por su parte no disfrutaba mucho de chuparle la polla o masturbarlo o hacer cualquier cosa que le diera placer solo a él sin que ella recibiese estimulación también. Por el contrario, prefería las situaciones en las que ella era la consentida, cuando la trataba como una princesa, cuando podía recibir sin esa irritante expectativa de dar.

Pero ahora mismo, Trev le había pedio que le hiciera una mamada y ella no solo había aceptado, sino que deseó hacerlo con muchas ganas desde el momento en que él lo sugirió… Y aquí estaba, siendo una novia increíble, si se le permitía el autocumplido, pero muy confundida sobre el porqué estaba tan deseosa hacer ese esfuerzo extra. ¿No le había dicho Trev siempre que ella era más que suficiente para él sin necesidad de hacer estos actos que tanto la incomodaban?

Excepto que… Realmente no podían incomodarle tanto estas cosas si las estaba disfrutando así ahora, ¿verdad?

Tomó las bolas de Trev en su boca aplicando la cantidad justa de presión para estimularlo sin que resultase doloroso. A jugar por el gemido que soltó, estaba haciendo un buen trabajo.

No es que antes se opusiera a darle placer oral a Trev. Para nada. Más bien se oponía a darle placer oral a cualquier chico. Hasta donde ella sabía dar mamadas era cosa de putas y de mujeres inseguras que estaban tan aterradas por perder a su chico que le ofrecían su boca con tal de quedarse. Ella lo que quería era ser atesorada y mimada y ser la que recibía en la relación, no la que daba.

O al menos, así lo había pensado… Desde que dejaron el apartamento de Josh la noche anterior se había estado cuestionando tanto su forma de ver el mundo…

La noche anterior había sido rara. Había estado jugando a la botella con Tiffany y disfrutando de ver como todos se comportaban manera extraña luego de sentarse frente a esa pantalla llena de espirales. Juraba que estaba a punto de ganar ya que la botella iba a detenerse frente a Tiffany, pero lo que recordaba es que la botella se detuvo frente a ella y perdió.

Y de pronto se encontraba en el cuarto de invitados con Trev. Parecía que él había estado llorando y pronto se dio cuenta de que ella también lo había hecho. Pero luego él le había dicho que no se preocupara por nada de eso y enseguida su preocupación se desvaneció. Él la besó y ella le besó de vuelta. Hicieron el amor con pasión. Se había retorcido y gemido al sentir un placer como casi nunca experimentaba. Trev la había llenado de erótica dicha y después ambos colapsaron en medio de un desastre sudoroso con los brazos y piernas entrelazados y susurrándose cuanto se amaban el uno al otro.

Había sido perfecto. Perfecto como un cuento de hadas. Había sido la clase de sexo que ella quería que tuviesen a diario. Pero entonces, todavía sujetándola a medias, el ánimo de Trev cambió de repente. Le preguntó que estaban hacienda ahí porque al parecer había perdido sus recuerdos de la noche.

Era obvio que tenía algo que ver con ese extraño programa de computadora que había hecho con sus amigos. Lucy no tenía idea de que es lo que les había hecho, pero sospechaba que era algo más que solo un poco de amnesia.

No se sentía cambiada, pero sin lugar a duda estaba actuando diferente. Aquí estaba, lamiendo el glande de Trev y deslizando su mano arriba y abajo por su miembro. Ella normalmente no hacía esto. Ella nunca hacía esto.

Pero eso no significaba que no quisiera hacerlo ahora mismo, ni que no lo estuviera disfrutando. Se sentía feliz escuchando los gemidos de placer y dicha de su novio y cada sonido que hacía provocaba que un escalofrío de placer la recorriese. Estaba tan mojada por él, tan innegablemente húmeda y caliente, que deseaba tenerlo en su interior como nunca antes lo había hecho. ¿Ese extraño programa podía causarle esto?

—Oh joder, oh joder sí, estoy cerca… —masculló Trev cuando Lucy tomo su miembro completo en el interior de su boca una vez más.

Era el momento de detener la mamada y dejar que la penetrase. Amaba sentir como se corría dentro de ella en su húmedo coño. Así que comenzó a retirarse el miembro de la boca, pero Trev la detuvo y dijo con urgencia:

—No, sigue, por favor, sigue.

“¿Qué?” pensó Lucy. “No. ¡Nunca he hecho eso antes!”

Pero para su propia sorpresa gimió mostrándose de acuerdo y siguió mamando con su boca todo el recorrido hasta la base del pene hasta sentir como punta del glande chocaba contra su garganta. Todo el recorrido de nuevo hasta el fondo, adelante y atrás. No quería detenerse.

—Trágatelo… Trágatelo cuando me corra. —Alcanzó a decir Trev a través de su abrumador placer, apenas consiguiendo articular las palabras.

“¡Pero claro que no!” pensó Lucy de inmediato. No había tragado una sola gota de semen en toda su vida. No iba a hacerlo ahora. Ni por Trev ni por nadie.

Pero de repente quiso hacerlo. Más que eso, necesitaba hacerlo, y sabía que iba hacerlo. Pero ¡alto! ella nunca haría eso… Algo extraño estaba sucediendo…

Antes de que pudiera finalizar sus conflictuados pensamientos sintió como el pene de Trev descargaba en su boca. Pulsación tras pulsación expulsó tanto semen y tan rápido que amenazaba con ahogarla. Movida por el instinto tragó lo mejor que pudo, todavía chupando la punta del miembro, claramente determinada a no dejar que una sola gota se desperdiciase. El placer la inundo mientras se las arreglaba para tragarlo todo, se sintió tan increíblemente cerca de su propio orgasmo cuando por fin lo consiguió. Quién diría que tragar podía sentirse tan bien…

Uhm.

Pero no. No fue el acto de tragar en sí lo que le hizo sentir tanto placer. Era el conocimiento de saber que estaba haciendo lo que Trev quería y estaba siendo una buena novia. Eso era lo que se sentía tan placentero.

Luego de que terminara de lamer su ahora flácido miembro hasta dejarlo limpio Trev le agradeció, la tomó entre brazos y la beso mientras le decía lo mucho que lo había disfrutado. Las palabras por sí solas le provocaron vibraciones de satisfacción y placer en todo su cuerpo. Se sentía asombrosa, aunque todavía estaba muy confundida.

Trev pronto cayó dormido en un coma post-eyaculación. Lucy pensó que debería sentirse molesta por esto, pero descubrió que no lo estaba. Después de todo, era pasada la media noche, así que no iba a reclamarle por eso. En su lugar se acurrucó en sus brazos mientras estrujaba su cerebro al máximo.

¿Por qué estaba tan preocupada por ser una buena novia de repente? Había decidido hace bastante tiempo que ella sería una buena novia si Trev se las arreglaba para al menos ser un novio decente, el novio que ella sabía que podía ser si lo intentaba. Pero él siempre era tan emocionalmente distante con ella. Prefería salir con sus amigos mucho más de lo que disfrutaba pasar tiempo con ella y trataba los pequeños favores que ella le pedía como si fuesen pesadas obligaciones.

Cuando crecieron juntos él adoraba hasta el suelo donde pisaba. Ella nunca estaba mal y siempre era lo primero. Desde que Trev se mudó y ella lo siguió hasta aquí las cosas habían sido diferentes. Él era diferente. Era la razón por la que había dormido con James en primer lugar. Si Trev hubiera pasado más tiempo con ella, realmente interesado en ella, ella nunca hubiera sido capaz de acostarse con su compañero de piso sin que lo notase. James era un niñato pajero, desesperado y socialmente inadaptado que temía que Lucy lo botase. Hacía cualquier cosa que ella le pidiese solo para tener la oportunidad de tocarla. ¿Por qué Trev no podía mostrar un poco más de devoción como esa?

Curioso… Acababa de darse cuenta de que no tenía ningún deseo de dormir con James en ese momento. De hecho, era la primera vez que había pensado en él en las últimas 24 horas. Por supuesto lo había visto esa misma noche más temprano cuando Trev y ella llegaron al apartamento, pero James siempre les cedía el piso cuando ambos iban juntos. Bromeaba diciendo que estaba siendo un buen compañero de piso dándoles “a ustedes, par de tortolos” un poco de espacio, pero en realidad le preocupaba que si estaba en la misma habitación con Trev y ella al mismo tiempo, se desmoronaría a la mitad de una conversación y soltaría la sopa sobre su “horrible traición”. Que perdedor…

Sinceramente, Trev se lo había buscado. De seguro lo comprendería así si alguna vez llegaba a descubrir cuál era la situación…

Pero si llegara a descubrir la situación y tuviera un programa de computadora que pudiera borrar memorias y hacer que la gente actuara diferente…

Lucy hizo su mejor intento para recordar algo más de aquella noche en el apartamento de Josh.

Recordaba haberla pasado muy bien y, además, a pesar de que solía odiarlos, ahora realmente le agradaban los amigos de Trev. Todo eso sin que tuviera memoria del porqué.

La respuesta era dolorosamente obvia.

—Hijo de perra —murmuró entre dientes, forzándose a mantener el silencio para no despertarlo—. Te juro que voy a… voy a…

No tenía idea de que hacer. Basada en lo mucho que no quería acostarse con James, razonó que debía haberla descubierto. Todos ellos debían saberlo de hecho, entrometidos de mierda… Bueno dos podían jugar a borrar memorias.

¿Pero cómo? No podía simplemente invitarse sin anunciar al apartamento de Josh e insistir en que le enseñara como usar el programa con él y sus encantadores amigos, a quienes realmente apreciaba. ¡No! No esos pensamientos no eran suyos. ¡No era reales!

Tenía que planear algo, tenía que pensarlo muy bien y tenía que encontrar una manera de recordar, si era posible.

Su teléfono estaba al alcance en la mesita de noche junto a la cama. Con cuidado de no perturbar a Trev lo tomó y abrió la app que utilizaba para tomar notas. Justo cuando estaba a punto de abrir una nueva página en blanco, notó una entrada que no recordaba haber escrito. ¡La hora marcada estaba dentro del tiempo perdido de aquella noche! Sus ojos se abrieron como platos y su corazón se aceleró.

Nerviosa y emocionada abrió la nota y comenzó a leer.

Cuando llegó al final  de la página su expresión de furia se convirtió en una amplia sonrisa.

*          *          *

—Pero ¿Cómo? ¿Y cuándo? —preguntó Tiffany asombrada.

—¿Y quién? ¿Y qué? ¿Y por qué? —replicó Alice entre risas.

La rubia no llevaba nada aparte de un brasier y panties de seda roja. Las delgadas líneas de tela sobre su pálida piel le robaban el aliento.

—De hecho, por qué es una buena pregunta —admitió Tiffany—. Así que sí: ¿por qué?

—¿En serio? —se burló Alice—. Tiff, a no ser que me hayan informado mal tu mayor fantasía literalmente está sentada sobre ti ahora, ¿y tú vas a preguntar por los detalles?

—Supongo que aún no me lo creo —contestó Tiffany.

Sí, era su mayor fantasía, pero también era demasiado para procesar estando atada y necesitaba un poco de contexto.

—Bien… —Alice suspiró rodando los ojos—. Tienes una pregunta y luego comenzamos.

—¿Comenzamos con qué? —preguntó Tiff levantando las cejas alarmada.

—¿Esa fue tu pregunta? —se rio Alice sacudiendo su cabeza en dirección a ella.

—¡Mierda! No —contestó Tiffany frenética—. De acuerdo… ¿Cómo fue que hiciste esto? Lucy me llamó, luego desperté aquí. ¿Cómo montaste todo esto?

—¿En serio? ¿Esa es la pregunta, Tiff? Pensé que tendrías algo más interesante para mí. Oh bueno…

Alice miró pensativa hacia otro lado mientras acariciaba la pierna de Tiffany con sus dedos, esta se encogió, pero mantuvo su atención en la rubia.

—Nadie me ordenó olvidar todo a la medianoche como a los demás. No recuerdo quién estaba dándome las instrucciones mientras estaba en la silla, pero creo que fuiste tú, Tiff, y te olvidaste de hacerme olvidar. Y vaya noche que fue después de eso…

Alice la miró con picardía.

—Creo que la parte más interesante fue cuando Lucy estaba en trance en la silla. Claro que antes de eso, tú estuviste en trance y ella tenía el control. Yo estaba atada en la cama sintiéndome ebria y drogada, pero aún era consciente de lo que pasaba a mi alrededor. Lucy jugueteó con su teléfono por un rato, no sé si estaba escribiéndole a alguien o qué, pero luego quiso experimentar el programa consigo misma y tú te las arreglaste para tomar el control de nuevo…

Alice dejó pasar algunos segundos mientras pensaba.

—Luego fuiste capaz de poner a Erin en trance. La hiciste caer de rodillas frente a ti y comerte el coño ahí mismo, en la habitación de Josh mientras ella seguía hipnotizada. Tengo que decir, Tiff, que nunca pensé que tú harías algo como eso…

Tiffany sintió un escalofrio extenderse por su cuerpo. ¿Ella había hecho eso? ¿A Erin? ¿Enfrente de Alice?

—No… —comenzó a decir Tiffany—. ¡No pude haber hecho eso! ¡No recuerdo nada así!

—No, por supuesto que no, recuerda que Lucy te tuvo en la silla antes y a diferencia de ti ella sí te hizo olvidarlo todo a la medianoche, todo desde que entraste al apartamento debo añadir. Así que no solo olvidaste borrarme la memoria a mí, también olvidaste hacerte recordar a ti misma. Lucy ni siquiera te hizo olvidar lo que pasó cuando estuviste en trance así que pudiste haber removido su sugestión cuando tuviste la oportunidad.

—Yo no… yo… —Tiffany intentó defenderse con voz débil, pero ¿cómo podía?

—Desde entonces fue claro para mí, por todo lo que pasó, que tú y Erin han estado haciendo planes. Han estado intentando controlar la una a la otra. Han estado intentado controlar al grupo entero. Aparentemente implantaste un trigger en mi mente, y tienes otro para Trev y otro para Lucy. Erin tiene uno para mí y para Josh. Ambas parecen creer que tienen el derecho de controlar a quienes les rodean solo porque pueden. Honestamente, de haber sabido que jugar con la computadora de Josh sacaría a la luz este lado tuyo, nunca lo hubiera hecho. O quizá lo hubiera hecho, pero hubiera sido más cuidadosa…

Tiffany, todavía con sus muñecas y tobillos atados miraba a Alice con toda su atención. No estaba segura si estaba siendo reprendida, pero definitivamente no se lo estaba poniendo fácil. Se suponía que Alice erar fácil de tratar, una persona despreocupada, un espíritu libre. Sin embargo, la persona que tenía sobre su cuerpo parecía ser mucho más calculativa y peligrosa.

—Todavía no has respondido la pregunta, —señaló Tiffany con nerviosismo.

—Oh, esa es fácil. —Alice le restó importancia con un gesto de la mano—. Erin me escribió más temprano y me contó que iba a reunirse contigo después de tú trabajo. Mencionó que también invitaría a Lucy. No le contesté de inmediato y cuando lo hice ya no hubo respuesta, así que no sabía si todavía iban a quedar. Sé que tú nunca contestas el teléfono mientras estás trabajando así que llame a Lucy y acordamos ir juntas.

—Cuando llegamos te vi salir de la cafetería al otro lado de la calle e ir directamente hacia tu parada de bus. Vi mi oportunidad y la tomé. Fingí que mi teléfono se había quedado sin batería y le pedí prestado el suyo a Lucy. Te llamé desde su celular y fingí mi voz para que sonara como la de ella. Además me puse de espaldas a Lucy así que no se dio cuenta de lo que decía en la llamada. Cuando terminé le dije que había surgido una emergencia y que se adelantase, por lo que fue a reunirse con Erin.

Tiffany empezaba a comprender.

—Cuando te encontré ya estabas en un profundo trance. Había escuchado el trigger que te dio Lucy cuando estuviste bajo la influencia del programa, pero no estaba segura de que fuera a funcionar. Cuando me di cuenta de que realmente lo había hecho le escribí a ella diciéndole que te sentías mal y que ya no iría porque te iba a llevar a casa. Fue muy fácil guiarte mientras estabas en trance. Luego… al entender que podría hacer absolutamente cualquier cosa contigo hice que te desnudaras, te até y te hice contarme todos tus planes, los que tenías para mí y los que tenías para los demás. Tiff, chica traviesa…

Alice finalizó con un tono de mofa e ironía mientras levantaba en alto la libreta emborronada en la que Tiffany había estado escribiendo desde la noche anterior.

—¡Oh dios! Mira, Alice, acerca de eso…

—Shhh… —Alice miró a Tiffany con severidad—. Todavía no he terminado de hablar, Tiff. Vamos a ver… Hay dos cosas aquí que me parecen de lo más interesante… leamos mi entrada: Alice. Amante. Hacer que permanezca limpia hasta que se cure de sus adicciones y hacer que deje de ir tras chicos de mierda que solo son malos para ella. Hacer que se enamore de mí. Hacerla feliz.

Alice terminó de leer y cerró los ojos, sostuvo la libreta sobre su pecho y respiró profundamente.

—Mi caballero de brillante armadura… —dijo de forma sarcástica—. Estás aquí para salvarme de mis horribles adicciones y esos chicos de mierda. Así que en vez de ellos debo enmaromarme de ti, que eres mucho mejor, para que puedas hacerme feliz.

—Alice… Mira yo —interrumpió Tiffany.

—Jaja. Relájate, Tiff… —tranquilizó Alice mientras tiraba la libreta a un lado y se inclinaba para presionar su cuerpo sobre el de ella—. No estás equivocada… Tengo un problema de adicción, y sí, a lo largo de los años he caído enamorada de sujetos extremadamente desagradables… Pero ese no es tu problema para que lo estés arreglando . —Alice la besó en el cuello provocándole un suspiro de placer—. Es mi problema.

Alice colocó una mano en la mejilla de Tiffany y acercó su cara hasta estar tan solo unos centímetros de la de ella. Tiffany miró a los profundos ojos avellana de Alice mientras el cabello de la rubia caía como una cortina a cada lado de su rostro. Apenas se atrevía a respirar.

—Y ¿sabes? —murmuró Alice con una sonrisa juguetona en los labios—. Ahora tú también eres mi problema… Tú y Erin… Ambas intentando controlarme, ambas intentando retorcer mi mente a su placer. Bueno, Tiff, la verdad no creo que ni tú ni Erin estén a la altura de la tarea. No tenía planeado hacer esto, pero parece que es la mejor forma de protegerme a mí misma de ustedes dos.

—Quieres decir… —susurró Tiffany.

—Sí. Ahora yo tomaré el control. —Alice sonrió, sus ojos rebozaban triunfo y victoria—. Tu deseo se ha hecho realidad, Tiff, vas a convertirte en mi amante, pero yo voy a crear la fantasía, no tú.

—¡Oh!

Tiffany sintió como el tiempo se congelaba a su alrededor. Esto realmente estaba pasando. Era una experiencia tan de otro mundo que apenas podía creerlo, pero estaba pasando. Sus anteriores ideas, esa vaga noción de poner a todos bajo su control, estaban siendo expulsadas fuera de su mente por la realidad que tenía enfrente. Iba a convertirse en la esclava de Alice, en su amante, en cualquier cosa que ella quisiese. Su sexo palpitó con anticipación y no pudo evitar relamerse los labios tan solo al imaginarlo.

—Solo hay una pequeña cosa que necesito que hagas antes de hacerte mía para siempre… Considéralo una prueba de tu devoción… —Alice sonrió con autosuficiencia.

—Lo que sea… —dijo Tiffany en un tono reverente.

—Necesito que llames a Erin y le hagas olvidarlo todo.

Tiffany pestañeó sorprendida.

—¿Hacerla que olvide todo acerca del algoritmo?

—No, —replicó Alice sacudiendo ligeramente la cabeza—. Más que eso. Quiero que la saques del cuadro. Has que se olvide de mí, de ti, de Josh, de Trev. Hazla olvidar que alguna vez nos conoció. Deja que vaya con sus amigos skaters y asegúrate de que nunca más regrese a nuestras vidas.

Alice levantó un poco su postura de modo que ahora estaba sentada con una pierna a cada lado de Tiffany sobre la cama. Se estiró lentamente de modo que ella pudiera admirar su suave piel, sus firmes senos y su delineada figura.

—Hazlo, Tiff, y todo esto será tuyo. —Alice le guiñó un ojo—. Bueno, será justo al revés, pero tú me entiendes.

Le tomó varios momentos asimilar el pedido. Tiffany estaba segura de que lo había escuchado bien, pero todavía no se lo creía. Frunció el ceño mientras procesaba la información repitiéndola una y otra vez. Alice quería que le borrara la memoria a Erin, no solo sus memorias sobre el algoritmo de los últimos días, sino sus memorias sobre ellos de los últimos meses.

—¿Cómo siquiera se supone que haga eso? —preguntó con voz temblorosa.

—Oh, cierto, todavía no recuerdas lo que pasó esa noche. ¡Dah!  —Alice rodo los ojos e hizo un gesto como de llevarse una palma a la cabeza—. Espera, déjame arreglar eso. —Volvió a inclinarse y posó su dedo índice sobre la frente de Tiffany antes de exclamar con suavidad—: Recuerda.

Las memorias aparecieron en la mente de Tiffany como si siempre hubieran estado allí. Se sentía como si acabara de descubrir el secreto detrás de una ilusión óptica. De pronto podía recordar haber llegado al apartamento de Josh, jugar el juego de la botella, sentarse en la silla y sucumbir al algoritmo, intentar desesperadamente escapar de Lucy, unir fuerzas con Erin para evitar que destruyeran el programa, hacer que todos sus amigos se arrodillaran frente a ella, hacer que la follaran, colocar a Lucy bajo el control de Trev. Luego un miles de sensaciones la golpearon a la vez. Sintió el miembro duro de Josh en su interior y la lengua de Erin sobre su cálido coño. Le llegaron imágenes de Alice en trance, de Trev limpiando desesperado; vio a Erin como gallina y a Lucy en la silla. Le llegaron la recuerdos de comer, de beber, de tocar, de la sensación del trance; revivió todas las palabras, sonidos, caricias, sensaciones… Todo.

—¡Guau!

Tiffany suspiró mientras su mente se recuperaba de la repentina entrada de información. Fue como haber visto toda la tarde y noche de aquel día reproducirse en una película a alta velocidad, pero aun así, de alguna forma, lo comprendía todo.

Supo que logró poner a Erin en trance y la hizo arrodillarse frente a ella para que le comiera su sexo. Supo que hizo que las chicas les chuparan el miembro a los y que les hizo a todos correrse. Recordó como obligó a que la llamaran Mistress mientras estaban en trance y cuán increíble se había sentido controlándolos a todos.

¡Los había controlado a todos!

Pero luego perdió sus memorias a la media noche y los perdió. Y ahora estaba aquí, con Alice sobre ella. Alice tenía el poder ahora y Tiffany estaba a su merced.

Excepto que, ¿lo estaba?

Intentó razonarlo de forma lógica lo mejor que pudo. Alice le permitió recuperar sus memorias y ahora recordaba los triggers que plantó sobre Erin y Lucy la noche anterior. Se dio cuenta de que también tuvo una oportunidad de ponerle un trigger a Josh, pero accidentalmente empezó una orgía y se olvidó de ello. Ups.

Desde el momento en que despertó se había sentido indefensa en su propia cama (porque sí, ahora reconocía que era su cama), pero la mañana anterior había implantado un trigger en Alice. Sí iba a continuar con esto prefería ser la que estuviera a cargo.

Duerme, Alice, duerme , —dijo esperanzada.

Alice la miró de vuelta con lástima.

—¿En serio Tiff? ¿Crees que te habría quitado la mordaza si pudieras haber hecho eso en cualquier momento?

—Tenía que intentarlo —admitió Tiffany.

—¿Esto significa que no estás de acuerdo con mi propuesta? —preguntó Alice con evidente decepción en la voz.

—No he terminado de considerarla todavía. —contesto Tiffany con honestidad—. Quería ver si era capaz de inclinar la balance poder un poco a mi favor…

—Siempre tan oportunista, Tiff. —Alice sonrió con suficiencia—. No pienses que no voy a castigarte por eso, pero primero, necesito que hagas tu elección.

—No quiero sonar indecisa, pero ¿qué pasa si digo que no? —inquirió Tiffany con curiosidad.

Todavía estaba procesando las memorias recuperadas de la noche anterior; era difícil analizar todas a la vez. Poner a Lucy en la silla había sido excitante, pero apenas había conseguido escapar de su control. Tenía que ser más cuidadosa en el futuro. Luego las memorias de la lengua de Erin complaciéndola acapararon la atención de su mente. Dios, eso había sido increible…

—No, Tiff… —Alice negó la cabeza mirándola con desaprobación, aunque todavía sonreía, como si disfrutara ver su mente retorcerse—. Haz tu elección. No voy a jugar el juego de “que pasaría sí” contigo.

—Uhm, okey. —Tiffany frunció el ceño pensativa.

Sí realmente se ponía a considerarlo, ¿por qué no debería sacar a Erin del camino? Hasta donde ella sabía es lo mismo que Erin le haría. Hasta donde sabía Erin la hubiera dejado como un caparazón vació, lista para servir sin ningún conocimiento de quién era o lo que le pasaba. “Dios eso suena tan excitante…” pensó, antes de reprenderse a sí misma: “¡No! ¡Sin distracciones!”

Sería fácil hacerlo. Tan pronto como Erin recuperara su teléfono todo lo que Tiffany tenía que hacer era ponerla en trance, luego borraría sus memorias a través de la llamada o se reuniría con ella o lo que sea. Adiós Erin, hola Alice. El orgasmo que había tenido con las caricias de la rubia no se parecía a nada que hubiera experimentado antes. ¿Cómo es que aún no se había lanzado a esa vida de placer sin pensarlo dos veces?

Pero era inevitable no pensarlo dos veces. No le sorprendía que la propuesta de Alice no le convenciese de inmediato. Una cosa era ponerle las riendas a las tendencias sociópatas de Erin… Otra cosa muy distinta era borrar de su memoria varios meses de amistad. ¿Cómo iba a manejar las lagunas mentales? Todo ese tiempo perdido, todas esas tardes pasando el rato con su pequeña pandilla… Sería como crear un agujero negro en su vida. Tiffany estaba segura de que podría llenar esos vacíos con memorias falsas, incluso memorias felices, pero ese no era el punto.

Otro recuerdo de la noche anterior invadió su mente. Una Erin con los ojos llenos de lágrimas, lamentando como buscaba hacerse con el control para evitar que sus amigos la traicionasen.

—No, —dijo Tiffany.

—No, ¿qué? —replicó Alice confundida pues no la había entendio—. ¡Oh! ¿No…? ¿En serio?

—Sí, en serio —declaró Tiffany sombría—. No le haría eso a nadie. Ni a ti, ni a Erin ni a nadie. Francamente, me sorprende que me lo pidieras. Es impropio de ti Alice.

—Bueno, Tiff, francamente creo que intentar lavarles el cerebro a tus amigos también es impropio de ti… —remarcó Alice, ahora sin sonreír—. Creo que no nos conocemos tan bien como pensábamos.

—Supongo que no —convino Tiffany frunciendo el rostro de preocupación.

—Bueno, no iba a decirte esto, pero la alternativa a deshacerse de Erin es deshacerse de ti, —reveló Alice desviando la mirada hacia abajo al desorden que había en el cuarto.

A Tiffany se le atragantaron las palabras en la garganta.

—¿Qué…? —Fue todo lo que alcanzó a decir.

—Sinceramente no es la opción que más me gusta, pero no hay suficiente espacio para que tú y Erin estén jugando con el Algoritmo y conmigo. Si no la vas a hacer olvidarlo todo entonces yo tendré que hacerte olvidar a ti, Tiff.

—¿Por qué? —preguntó Tiffany con pánico creciente.

Las ataduras en sus tobillos y muñecas de pronto parecían más apretadas, aunque quizá era porque no dejaba de jalonear intentando lograr zafarse.

—Porque ya tuviste tu turno para estar al mando, y cuando controlaste a todos a tu alrededor para que actuaran de la forma como tú querías arruinaste las cosas. Te dejaste distraer tanto por tus hormonas que las cosas se te fueron de las manos. —Alice negó con la cabeza de forma solemne—. Ahora es mi turno de estar al mando y esta es la manera de evitar cometer tus mismos errores… Con una de las dos fuera del juego solo debo asegurarme de bajo control a la otra. Y, además… no me gusta compartir —Alice suspiró profundamente y miró a Tiffany a los ojos de nuevo—. Es una decisión sabía, Tiff. —Se encogió de hombros—. Y además no es como si pudieras hacer algo para cambiarla.

Tiffany se había quedado sin palabras. Quería gritar o reclamarle o hacer algo, pero todo parecía de pronto tan fútil.

—Supongo, que podría darte una última oportunidad —dijo Alice, de alguna forma suavizando su expresión—. Prefiero la opción donde te salvas, Tiff.

Tiffany miró incrédula a la espléndida rubia. Deseaba tanto sentir a Alice controlar cada rincón de su mente, obedecerla y servir y ser follada sin voluntad. Sentir los más increíbles orgasmos explosivos una y otra vez. Sentirse poseída y sentir que el propósito absoluto de su vida era servir devotamente a su hermosa, sexy y poderosa ama.

Sería el paraíso. Y Tiffany lo quería. Lo necesitaba. La tentación a someterse, a hacer todo y ser nada era tremenda. Pero una voz en el fondo de su cabeza le hizo reconsiderarlo.

Sería maravilloso, increíble, perfecto incluso… solo que no de esta forma… Su eterna sumisión no podía nacer de un acto de traición pura. Sería… simplemente no se sentía bien. No estaba segura si el hechizo del algoritmo luego podría convencerla de que era lo correcto (“probablemente pueda…” pensó), pero eso no lo haría menos equivocado.

—¡Vamos, Tiff! —dijo Alice ahora con impaciencia—. ¡Estás tan cerca de conseguir tu final feliz! ¡Haz la elección correcta! Solo bórrale la memoria a Erin y podremos estar juntas…

—Si eso es lo que realmente quieres, Alice —dijo Tiffany lentamente—. Entonces ponme en trance y hazme hacerlo. Pero yo no lo haré por mi propia voluntad. No se lo haría a Erin de la misma forma que no te lo haría a ti. —Contuvo el aliento y luego añadió—. Y el hecho de que me quieras hacer elegir eso me hace ya no querer estar más contigo, así que lo mejor será que me borres la memoria a mí.

Alice permaneció en silencio por un largo tiempo solo observándola mientras su rostro cambiaba entre varias emociones. Tiffany observó como lagrimas comenzaban a deslizarse sobre las mejillas de la rubia hasta sobre su pecho desnudo. Para su sorpresa Alice comenzó a sonreír, una sonrisa sincera desde el fondo de su corazón.

—Gracias, Tiff. —dijo Alice—. No olvidaré esto.

Luego inclinándose sobre ella, colocó su dedo índice sobre la frente de Tiffany una vez más.

Tiffany quiso decirle que esperase, decirle que se detuviese, suplicarle que considerara al menos una de las tantas otras opciones que podría elegir. Pero las palabras no salieron, y aún antes de que Alice dijera su trigger todos sus pensamientos, preocupaciones y sueños se habían desvanecido.

—Duerme.

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Una entrega más de Algoritmo. ¿Qué se propone Alice? ¿Por qué estaba llorando tras la respuesta de Tiffany? ¿Qué fue de Erin mientras tanto? ¿Y logrará Lucy subvertir sus compulsiones hipnoticas para darle la vuelta a su situación o se quedará como la novia perfecta de Trev para siempre? Las respuestas (pero también muchas más preguntas) llegarán en las proximas traducciones.

Recuerden que si no aguantan a esperar pueden visitar la historia original en inglés en el sito de mcstories y que desde allí pueden apoyar a Carefully Random, el autor original y visitar su página.

También recuerden que siempre le transmito sus comentarios de apoyo a la historia y que también aprecio sus comentarios sobre mi traducción, me ayudan a mejorar.