Algoritmo 12 (traducción)

Esta es una traducción del original Algorithm por Carefully Random. —¿Lucy está aquí? —preguntó Tiffany, preocupándose más. Mierda, en serio no le agradaba Lucy. ¿Qué tal si ella había ganado el juego del que todos hablaban? Carajo, ¿acaso ahora estaba bajo el control de Lucy?

Disclaimer: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

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ALGORITMO

Por Carefully Random

Traducido por Hacedor de Historias

Capítulo 12

—¿Qué demonios pasó? —exclamó Tiffany, dirigiendo una mirada estupefacta a la puerta principal—. Acabo de llegar. ¿Por qué estoy sentada en el sillón y ya es medianoche?

—Joder, recuerdo cuando todos llegaron, pero casi nada después de eso, —dijo Josh temblando y pasándose una mano por su cabello.

—Lo último que recuerdo es girar la botella y perder el juego y acabar en la silla —dijo Erin entrecerrando los ojos mientras sostenía la botella en su mano—. Es obvio que mis memorias fueron borradas allí, ustedes deberían recordar algo después de eso.

—Pues no. —exclamó Tiffany—. En serio, hace solo unos minutos estaba entrando al apartamento contigo y con Alice y ahora estoy aquí.

—Recuerdo que Alice estaba implantando sugestiones en Erin, —dijo Josh—. Le dijo que olvidaría cosas como su nombre o como aplaudir o similares cuando se le ordenásemos y también le dijo que no recordaría lo que pasó desde que entró en trance hasta la media noche. —Asintió con la cabeza—. Eso tiene sentido. Y dado que perdí el juego de la botella después de Erin tiene sentido que lo último que recuerde sea cuando yo me senté en la silla.

—¿Así que el ganador del juego debería recordar todo? —preguntó Alice moviendo las manos sobre su regazo con inquietud—. Entonces… ¿Quién ganó?

—¡Cierto! —exclamó Tiffany, comprendiendo la situación—. Yo no lo sé. Claramente no fui yo.

Tiffany pensaba con rapidez. Era evidente que se había sentado en la silla y su mente había caído presa de las luces espiraladas y los sonidos repetitivos del programa. Lo irónico es que se había pasado todo el día obsesionada con saber cómo se sentiría entrar en trance y ahora que lo había experimentado ¡ni siquiera podía recordarlo! Sintió como el pánico comenzaba a llenarla, como una inundación repentina que se desataba en su interior. ¿Quién le había hecho olvidar todo? ¿Qué otra cosa le había dicho? ¿Acaso ahora era completamente obediente a las palabras de esa persona? ¿Caería de rodillas frente a su, de momento desconocida, ama y le declararía su sumisión?

Y ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué esa idea era tan caliente? ¡Debería estar completamente aterrada! Pero siendo honesta, solo estaba parcialmente aterrada mientras que el resto de su cuerpo era un torbellino de emoción y excitación. ¡Argh! ¡No! Tenía que dejar de fantasear acerca de perder el control. Seguro que su fantasía llevada a la realidad no sería ni de cerca tan increíble como su imaginación la hacía parecer. Aun así, no pudo evitar mirar alrededor de la habitación preguntándose cuál de sus amigos la había hipnotizado.

¿Josh? No, de ninguna manera. A Josh le gustaba que supieras cuando te estaba gastando una broma. La amnesia colectiva no sería su estilo. Además, seguramente él era el más maduro de su pequeño grupo. Tiffany no podía imaginárselo siendo tan egoísta como para tomar control sobre los demás de la misma forma en que ella pretendía. Josh se veía confuso, pero por lo demás no parecía muy preocupado. Bueno, no tenía idea de las cosas que ella y Erin se traían entre manos, así que ¿por qué debería preocuparse?

¿Entonces Erin? Mierda, probablemente había sido Erin. A pesar de la tregua que acababa de pactar con la astuta tomboy confiaba en ella tanto como confiaba en que podía vencerla en una carrera y Tiffany era la menos atlética de las todos, así que… Pero lo que no encajaba es que Erin se parecía tan confusa como ella misma se sentía ahora mismo. Si realmente la chica tomboy la había puesto en la silla ahora debería estar desnuda de rodillas frente a ella junto a todos los demás adorándola como su nueva ama. Sus mejillas se encendieron en rojo ante este pensamiento mientras le venía a la memoria el recuerdo de Alice desnuda en esa misma posición de sumisión hace solo una hora en su propio apartamento. Excepto que no había sido hace solo una hora, ¡había sido hace siete jodidas horas! Sacudió la cabeza. La situación era bastante enrevesada.

Pero si no había sido Erin, entonces ¿quién?

¿Alice? Naaah. Era la menos probable de todos, prácticamente imposible que fuera ella. Alice no tenía una pizca de venganza en todo su cuerpo. Siempre era divertida y amigable a menos que estuviera metida en un mal viaje con drogas duras, pero hace años que ya no consumía de esas. En la actualidad se limitaba estrictamente al alcohol y a la hierba. Sin embargo, mientras les echaba una mirada a sus amigos sentados junto a ella, Tiffany se percató de que Alice parecía la más preocupada de todos y parecía estar jugando con algo en su bolsillo que no se atrevía a sacar. Su teléfono estaba tirado en el sofá junto a ella, así que no podía ser eso. En cualquier caso, lo que fuera parecía ser la fuente de su preocupación por que cuando notó que Tiffany la estaba escrudiñando con la mirada sacó la mano de su bolsillo y forzó un semblante relajado. Sospechoso, sí, pero inconcluso.

—Oigan, pero ¿dónde está Trev? —intervino Erin, sacándola de sus pensamientos. La chica tomboy se puso en pie y miró a todos frunciendo el ceño—. Y ¿por qué siguen todos sentados ahí? ¡Tenemos que poner a alguien en la silla y descifrar esto!

¿Poner a alguien en la silla? A Tiffany el corazón le dio un vuelco al escucharla. Eso les permitiría recuperar sus memorias… probablemente. No estaba segura de cómo funcionaba el cerebro humano bajo la influencia del programa. ¿Y si la amnesia era permanente? Si ese era el caso debían ser extremadamente cuidadosos en el futuro. Como sea, Erin había tocado un punto muy importante. ¿Dónde estaba Trev?

—Eh, no —negó Josh—. No vamos a precipitarnos a usar el programa. No hasta que hablemos con Trev al menos. Es decir, piénsenlo, él debió ser quién ganó el juego, o quizá Lucy.

—¿Lucy está aquí? —preguntó Tiffany, preocupándose más. Mierda, en serio no le agradaba Lucy. ¿Qué tal si ella había ganado el juego del que todos hablaban? Carajo, ¿acaso ahora estaba bajo el control de Lucy?

—Yo, eh, recuerdo… —comenzó a decir Alice mirando a ambos lados mientras todos los ojos se posaban sobre ella—. …recuerdo que Trev perdió el juego después de Josh, lo convertimos en un maniático de la limpieza. Estaba limpiando el baño o algo así cuando yo perdí.

—Cierto, así que Tiffany y Lucy eran las únicas que quedaban para ese punto —concluyó Erin dirigiéndole una mirada de desconfianza a Tiffany.

—Sí, —Alice asintió enérgicamente. Retiró el cabello que se le había caído sobre el rostro y añadió—: No recuerdo nada después de que me sentara en la silla.

—¿Tíff? —preguntó Josh, mirando a Tiffany con escrutinio.

—No me preguntes a mí. —Tiffany retrocedió un paso—. Todos están diciendo que recuerdan perder en ese dichoso juego y sentarse en la silla y después olvidarlo todo. Pero yo literalmente no recuerdo nada desde el momento que entré al apartamento. Recuerdo que tú y a Trev nos abrieron la puerta, pero al siguiente instante estoy aquí sentada entre este montón de comida a domicilio. ¿Cuándo ordenamos esto, por cierto? En serio. No recuerdo nada.

—Bueno, entonces Lucy, ¿verdad? —dijo Erin sombríamente—. Ella debe haber ganado, puede decirnos que pasó.

Justo entonces, Trev salió del cuarto de invitados seguido de cerca por Lucy. Ambos parecían igual de confundidos que el resto y las mejillas de Lucy estaban marcadas por dos borrosas líneas de rímel corrido que parecían haber sido limpiadas al apuro.

—¡Chicos! ¿Qué carajo está pasando? —Demandó Erin tensando los hombros—.

Cierto… Erin odiaba a Lucy más que nadie. Tiffany creía que el sentimiento era mutuo, aunque claro, excepto por Trev, Lucy odiaba a todos en el grupo.

—No tengo idea, —intervino Trev rascándose la cabeza—. Tengo un vacío en mi memoria de varias horas.

—Recuerdo los últimos veinte minutos, —añadió Lucy—. Pero antes de eso lo último que recuerdo con claridad es haber perdido el juego de la botella.

—¡Ajá! —exclamó Erin, regresando a ver dramáticamente a Tiffany—. ¡Fuiste tú! ¡Vamos Tiff! ¡Di la verdad!

—¿Qué? ¡No! —replicó, Tiffany poniéndose en pie para encarar a Erin—. Mira, ya se los dije, no tengo idea de nada de lo que pasó desde que llegué aquí. Incluso si gané ese juego debo haber terminado bajo la influencia del programa en algún punto y alguien borró mis memorias… es todo lo que tengo.

—Bueno, alguien va a sentarse en la silla y nos va a decir que carajo pasó— sentenció Erin—. No me importa si soy yo, aunque creo que deberías ser tú, Tiff.

Tiffany tuvo que morderse la lengua para evitar decirle a Erin que se fuera a la mierda. Aunque… quizá sentarse en la silla, no era una idea terrible; podría entender lo que pasó en las últimas horas, si es que las memorias eran recuperables…

Por otro lado, esta situación se le estaba saliendo cada vez más de las manos. No tenía idea de lo que había pasado ni quién lo había hecho o que sugestiones ocultas había implantado en su cabeza. Era muy arriesgado sentarse en la silla ahora, demasiado peligroso.

—Miren chicos, este programa claramente fue una mala idea. Deberíamos borrarlo mientras aún podamos.

Tiffany apenas podía creer lo que estaba diciendo. Después de todo, el algoritmo que estaban diseñando era la clave para convertir a Alice en su perfecta novia cariñosa y a Erin en su obediente y ninfómana esclava sexual. ¿Cómo era posible que quisiera acabar con la única esperanza de cumplir semejantes fantasías?

Porque, le recordó una voz severa en su cabeza, se arriesgaba a perderlo todo. Sus amigos, su libertad, incluso su propia mente.

—No. —dijo Josh con calma, poniéndose en pie, rebasando a todos en altura—. No vamos a dejar de trabajar en el algoritmo solo porque tuvimos un pequeño traspié, Tiff. Aunque creo que deberíamos dejarlo esta noche por lo menos.

—¿En serio, Josh? ¿No crees que es demasiado peligroso? ¿No crees que somos demasiado inmaduros para estar jugando con un programa que literalmente puede joder la mente de las personas?

—Sabes, creo que tienes razón, somos muy inmaduros, pero necesitamos crecer y comenzar a tomárnoslo en serio. Tenemos que terminar el algoritmo y descubrir lo que realmente puede hacer.

—¿Que? ¡De verdad! ¿Cómo es que crees que tengo razón y aun así quieres conservarlo? ¡Arhg! —Tiffany cerró los puños con exasperación.

—Pongámoslo a votación, Tiff —sugirió Erin—. ¿Quiénes están a favor de borrar el programa y desperdiciar el mayor descubrimiento de la historia solo porque alguien lo usó de forma estúpida? —dijo de forma más que irónica.

Tiffany levantó su mano y después miró impotente a sus amigos. Ninguno tenía la mano levantada. Solo Lucy, despacio, levantó su mano mientras con la otra sostenía a Trev con ansiedad.

—Tu no votas —atajó Erin regresando a ver a la pequeña castaña—. El algoritmo es nuestro, no tuyo.

—¡Erin! —exclamó Trev, cerrando los puños y acercándose desafiante a la tomboy .

—¿¡Qué!? —Contestó Erin—. Lo siento Trev, pero ¡no es de ella! Esto es algo en lo que nosotros cinco decidimos trabajar juntos. ¡Y te recuerdo que eso lo decidieron ustedes cuatro mientras a mí me dejaron pasar la tarde convertida en gallina!

—Discúlpate con Lucy, ¡Ahora! —demandó Trev.

—¡Bien! Lo siento, fui grosera, no pretendía ser grosera, pero creo que todos estamos un poco alterados aquí ¿cierto? No tenemos memorias ni pista alguna de lo que pasó las últimas seis horas aparte de estas cajas de comida y las putas canciones de ABBA sonando en la televisión de Josh.

Erin hizo un gesto señalando la pantalla, pero entonces un gesto de duda cruzó su rostro y regreso a ver a Alice con los ojos desbocados y las narinas ensanchadas.

—¡Alice! —le gritó a la rubia que hasta ahora se había limitado a mirar tímidamente lo que había pasaba—. Tú nunca estás tan callada, ¿qué es lo que te pasa?

Era cierto. Alice era la única que permanecía sentada y parecía querer hundirse en el sillón hasta desaparecer. Su personalidad normalmente burbujeante estaba apagada y miraba con nerviosismo alrededor de la habitación mientras todos los ojos se clavaban sobre ella.

—Miren chicos… —comenzó a decir Alice con un suspiro desgarrador—. -Nadie… nadie parece estar herido y no pasó nada grave.  Quiero seguir trabajando en el algoritmo y a la vez quiero borrarlo. Y al mismo tiempo no quiero hacer ninguna de las dos cosas y no sé por qué. Lo que sí sé es que estoy exhausta, estresada y me quiero ir a casa.

—¡No puedes irte! —protestó Erin—. Necesitamos entender esto.

—No, —sentenció Trev—. Ella puede irse y nosotros nos vamos a ir también. Vamos amor, recoge tus cosas.

—Eh o-okey —dijo Lucy, frunciendo el ceño mientras miraba a Alice y Erin por turnos y luego caminaba a la cocina donde había dejado su bolso. Se alcanzó a escuchar como murmuraba—: Es extraño, recuerdo que la pasamos realmente bien y que nos estábamos llevando mucho mejor que lo normal. ¿Crees que solo fui sugestionada para pensar eso?

Tiffany sintió escalofríos al escuchar esas palabras. El implantar una sugestión así en Lucy era algo que fácilmente podía imaginarse a sí misma haciendo, pero la idea le ponía los pelos de punta.

—¿Qué? ¡No pueden irse todos! —reclamó Erin, aunque con un tono de derrota en la voz.

—Sí, sí pueden Erin. Y tú también deberías hacerlo —atajó Josh—. Todo está bien, seguiremos trabajando en el Algoritmo pasado mañana. Será un fin de semana productivo.

—¿Por qué no mañana? —se quejó Erin.

Josh casi suelta una carcajada.

—Sabes por qué. Yo tengo práctica para el juego de la siguiente semana, Trev y Tiff trabajan, Alice siempre hace sus tareas los viernes para tener el fin de semana libre…

—Y creo recordar que tú practicabas con tu skate los viernes, ¿no? —añadió Tiffany al ver a Erin abatida.

—Dios, Tiff, haces que suene tan ñoño. Solo salgo a pasar el rato y la mayor parte lo paso fumando, no pasó tanto tiempo en la tabla. ¡No soy un cliché andante!

—No tienes que recordármelo —replicó Tiffany, imaginándose a Erin en el traje de látex rojo que escondía bajo su sudadera. Se sonrojó al recordar lo tentada que había estado a arrodillarse frente a ella al verla con el traje puesto. Continuó la conversación intentando evitar que se notara—. Ya, pero creía que estabas volviendote realmente buena en eso…

—Como sea —bufó Erin y regresó a ver a Josh—. ¿Así qué nadie va a venir mañana?

—Así es. —Josh asintió—. Todos necesitamos un día libre, tenemos clases mañana y la noche anterior nos acostamos ridículamente tarde. Estuve todo el día en modo zombi muchachos, no sé ustedes…

Para este punto Alice se había levantado y estaba lista para irse. Trev y Lucy ya lo estaban haciendo y agitaban la mano con desgano en señal de despedida desde la puerta principal.

El corazón de Tiffany se hundió. No iban a destruir el programa, pero tampoco trabajarían en él hasta el sábado. La mañana y tarde de hoy ya habían sido lo suficientemente insoportables y ahora tendría que pasar todo el viernes preguntándose si alguien le había implantado sugestiones. Se encogió derrotada al pensar lo que venía. Pero entonces, notó que algo había estado muy apagado todo este tiempo y no le había prestado atención, ¿qué era?

Mientras Erin continuaba charlando con Josh, Tiffany vio como Alice se dirigía a la salida. ¡Pero claro!

—¡Alice espera!

Tiffany corrió hacia la preocupada rubia y la agarró su hombro con suavidad. Alice se apartó del agarré de Tiffany como si un extraño en la calle hubiera tocado en lugar de una amiga cercana.

—Tiff, ¡Dios! —Alice respiró profundamente con una mano sobre su pecho—. ¡No me asustes así!

—¡Lo-lo siento! —tartamudeó Tiffany mientras se separaba algunos centímetros para darle espacio a Alice—. Es solo que Erin tiene razón, Tú nunca estás tan callada. ¿Qué sucede? ¿Quieres hablar sobre eso?

—Mira, Tiff. —dijo Alice siendo directa—. En serio necesito un tiempo a solas. Toda la mierda que pasó esta noche me tiene realmente trastornada y no puedo manejarlo ahora mismo.  —Alejó su mirada de Tiffany, parecía nerviosa—. Se suponía que todo esto sería solo un poco de diversión, nada serio, pero parece que es mucho más que eso para ti y para Erin. —Alice se sonrojó.

—No te entiendo —dijo Tiffany negando con la cabeza—. Solo ven y siéntate un rato, podemos hablar…

—No, Tiff, tengo que irme. Ya es demasiado tarde.

Alice se dio la vuelta para marcharse. Tiffany abrió la boca para detenerla, pero vaciló. Tres palabras. Duerme, Alice, duerme. Eso sería todo lo que le tomaría y la esbelta rubia caería en trance… Caería en un profundo trance para Tiffany donde ella podría darle cualquier orden imaginable.

Háblame. Dime que está mal. Ábrete a mí. Confía en mí. Escúchame. Déjame guiarte. Déjame arreglarte. Déjame controlarte. Déjame protegerte. Déjame encargarme de todas tus preocupaciones. Déjame convertirte en la mejor versión de ti misma. Deja de ir tras chicos que solo son malas noticias y no te traen nada bueno. Déjame ser la que caliente tu corazón y derrita tu mente. Ámame, tómame, recorre mi cabello con tus dedos. Déjame besarte, fundirme en tus brazos, ser tuya para siempre. Enfócate en mi voz mientras mis palabras te hacen libre…

No dijo nada de eso. En su lugar solo se despidió de ella con un débil “te veo luego” y devastada, cerró la Puerta.

Erin y Josh la observaban mientras caminaba de regreso a la sala. Ellos eran la razón por la que no puso a Alice en trance en ese momento. Si tan solo fuera capaz de hacer lo mismo con ambos, así sería capaz de descubrir todo lo que sucedió las últimas horas y se aseguraría de que todo lo que pasase en adelante fuera… fuera bueno. Bueno para ella y bueno para los demás.

Como estaban las cosas, se sentía más lejos que nunca de su objetivo de tomar el control sobre sus amigos. Alice y Trev habían huido y Josh y Erin eran las dos únicas personas del grupo sobre las que no tenía ningún trigger .

—¿Alice está bien? —preguntó Josh, frunciendo el ceño con preocupación—. Parecía más afectada que el resto.

—Sí, ¿verdad? —Tiffany se mostró de acuerdo, su mente todavía vagaba lejos del apartamento de Josh, en la calle donde Alice usualmente tomaba su Uber de regreso a casa. ¿Qué se le estaba escapando? ¿Qué tenía Alice de diferente comparada al resto de sus amigos?

—Sí, bueno, tú tampoco pareces llevarlo muy bien, Tiff. —remarcó Erin con una sonrisa burlona, aunque rápidamente añadió—. Sin ofender.

—¿Qué? Oh, okey, sí —murmuró Tiffany, regresando al presente.

—Como sea… Decidimos que alguien debería ir a la silla y entrar en trance para descubrir que pasó esta noche. —suspiró Josh.

Claramente Erin lo había manipulado, pensó Tiffany.

—Bien, de acuerdo. No creo poder hacerte cambiar de parecer en este punto, pero yo no voy a hacerlo. —sentenció con firmeza, regresando a ver a Erin mientras lo hacía.

Erin sostuvo una sonrisa a medias mientras Tiffany hacía lo mejor que podía para parecer seria.

—Relájate, Tiff. Ya me lo imaginaba. Yo soy la que va a entrar en trance. Realmente no puedo irme sin saber que carajo hicimos toda la noche, ¿sabes?

—Oh, de acuerdo. —dijo Tiffany, de alguna forma más calmada. Honestamente creía que Josh y Erin iban a forzarla para que entrara en trance. Aunque si era honesta consigo misma, entrar en trance hubiera sido una oferta difícil de rechazar ya que ahora mismo su mente trabajaba tan rápido y tenía tantos pensamientos frenéticos en la cabeza que la posibilidad de simplemente apagarlo todo en el olvido parecía una fantástica idea.

—Josh… —dijo Erin con voz empalagosa—. ¿Serías tan amable de configurar el programa para ponerme en trace? —Terminó la frase batiendo sus pestañas en un gesto de ternura que le causó escalofríos a Tiffany.

—¡Argh! Bien, pero solo si nunca más vuelves a hacer eso —dijo Josh con incomodidad dirigiéndose a su dormitorio.

Erin regresó a ver a Tiffany con una sonrisa de oreja a oreja que mostraba sus dientes blancos.

—¡Ves, Tiff! —se rio un poco—. Realmente no necesitamos usar sofisticados programas de control mental para controlar a las personas.

—Sí, pero el programa de control mental es menos aterrador —murmuró Tiffany, mirando Erin con sospecha.

—No estés tan segura, Tiff —A Erin parecía entretenerle la sospecha de Tiffany—. Mira, la razón por la que espanté a Josh de aquí fue para poder tener una breve conversación contigo y ahorrarte un momento potencialmente penoso.

Tiffany solo la miró confusa. Erin continuó.

—Sé que estarás tentada a implantar algunas sugestiones en mi cabeza mientras estoy sentada en la silla, pero Josh está programado para deshacer cualquier cosa que intentes. Y también, si me ordenas poner a Josh en trance tampoco funcionará sin importar si yo misma estoy en trance o despierta, si no cree que la orden es de mi propia voluntad no funcionará.

—No planeaba hacer nada de eso, Erin. —Tiffany frunció el ceño y cruzó los brazos—. Creo recordar que pactamos una tregua hace poco, y yo me tomo mis pactos muy en serio.

—Oh, yo también, Tiff, yo también —Erin sonrió mientras revisaba a Tiffany de arriba a abajo—. Bueno ahora que terminé con mi amigable recordatorio, ¿vamos?

Tiffany no pudo evitar sentirse como una mosca que cae en la red de una araña mientras seguía a Erin al dormitorio de Josh.

Josh, ya había encendido la PC y la masiva pantalla proyectaba luces centellantes y patrones espiralados que danzaban sobre las paredes. El corazón de Tiffany dio un brinco de terror cuando se dio cuenta de que Josh podría haber configurado la frecuencia para ella en lugar de Erin. Acababa de caminar directo a su trampa de la forma más estúpida posible. Rápidamente cerró los ojos e intentó determinar si esos breves momentos de observar los espirales luminosos habían bastado para afectar sus pensamientos.

—Oh, guau… —murmuró Erin somnolienta detrás de ella—. Debimos haber esperado a que me sentara en la…

—Tiff, ¿podrías ayudar a Erin a llegar a la silla? —preguntó Josh mientras continuaba ajustando las configuraciones

Tiffany volvió a abrir los ojos y regresó a ver a Erin quien se parecía obnubilada y confusa. Estaba claro que Josh si había configurado el programa con las frecuencias de Erin. De hecho, al pensarlo mejor, se dio cuenta de que no había razón para pensar que fuese una trampa ya que si bien había estado bajo la influencia del programa en algún punto de la tarde nadie debería recordar cuales eran sus frecuencias. Sí alguna vez quería volver al trance tendría que mirar voluntariamente a la pantalla y probar las distintas frecuencias una por una hasta encontrar la correcta para ella. Por mucho que le gustaría simplemente hacer eso y recuperar sus memorias no era seguro intentarlo mientras Erin y Josh estaban junto a ella.

Tomó a Erin por el brazo y gentilmente guio a la confusa chica tomoboy hacia la silla de oficina frente a la pantalla.  Erin se movía como un zombi, apenas parpadeaba y no apartaba la vista de las luces pulsantes que le robaban el pensamiento.

—Bien, ahora ponle los audífonos—. Instruyó Josh mientras Erin se hundía en el asiento.

Tiffany así lo hizo y miro con fascinación como el ya relajado cuerpo de Erin se desparramaba aún más sobre la silla. Sus pupilas se dilataron hasta ser dos profundos pozos de oscuridad por donde se colaban las señales visuales directamente hasta su cerebro.

—¿Estás profundamente relajada y en calma, Erin? —preguntó Josh luego de que Erin respirara profundamente un par de veces.

—Uhmm, sí —fue la respuesta calmada que susurró la chica tomboy

—Bien, ahora cuando te levantes de este trance recuperaras cada una de las memorias que se escondan en tu cabeza. Recordaras todo lo que te obligaron a olvidar, ¿entendido?

—Sí…

Tiffany sintió como se tensaba. ¿Qué sería lo que Erin recordaría cuando se levantara? Se dio cuenta de que, a no ser que la chica tomboy no se encontrase allí cuando pasó, de seguro sabría como cada uno terminó en trace, y también estaría al tanto de cualquier trigger que hubieran implantado en su subconsciente. ¿Era seguro permanecer junto a Erin cuando despertara?

Su mente comenzó a correr. Piensa, ¡Piensa! Tiffany miró a Josh. Si tan solo pudiera ponerlo en trance podría jugar con la mente de Erin para que al despertar pensara que recordó todo, pero en realidad solo recordaría la historia que inventó para ella…

Era una apuesta a ciegas, pero quizá Tiffany se las había arreglado para poner a todos en trance en algún punto de la noche que no recordaba. Si ese era el caso, de seguro implantó un trigger en cada uno de ellos. Y conocía bien el trigger que hubiera usado. Solo tenía que decirlo de forma lo suficientemente sutil para que Josh no notara lo que estaba tratando de hacer.

—¿Estás cansado, Josh? —preguntó rápidamente antes de que despertara a Erin.

—Sí, joder, ustedes son una pésima influencia para mi patrón de sueño.

—Yo también… —Tiffany estiró sus brazos como desperezándose y fingió un bostezo que para su sorpresa le salió bastante natural—.  Deberíamos ir a dormir, Josh, sabes, solo ve y duerme, Josh, duerme…

Tiffany contuvo el aliento con anticipación mientras observaba a Josh expectante. Al mismo tiempo hizo su mejor esfuerzo para esconder lo que estaba haciendo y se preguntó si sus ojos se veían tan maniáticos como ella creía.

Pero Josh solo se encogió de hombros y dijo:

—Dormiré en cuanto acabemos con esto, tú puedes quedarte la noche en el cuarto de invitados si no quieres irte casa tan tarde. Aunque Trev y Lucy estaban ahí y quién sabe qué cosas estarían haciendo esos dos en la cama.

Tiffany exhaló profundamente, encubriendo la infinita decepción que sentía debajo de una sonrisa forzada.

—Oh, sí joder, buen punto…

—Jeje, sí —Josh sonrió—. Esos pilluelos. No te preocupes, la señora de limpieza cambia las sábanas mañana si no recuerdo mal. —Entonces regresó a ver a Erin—. Hablando de recordar, creo que es momento de que la despertemos.

Tiffany sintió como el pánico la inmovilizaba. Se imaginó a Erin levantándose de la silla y cerniéndose sobre ella. La Erin de su imaginación chasqueaba los dedos con una sonrisa malévola y en seguida las piernas de Tiffany la traccionaban y caía de rodillas frente a ella. Arrodillada ante su nueva Ama, completamente hipnotizada e indefensa, comenzaba a recorrer su ropa con las manos, arrancando y desgarrándola toda hasta presentar su cuerpo completamente desnudo a la que ahora era su dueña.

Erin entonces comenzaba a pellizcar el aire junto a su cabeza y con cada pellizco una nueva memoria de Tiffany era arrancada de su mente hasta que quedaba vacía como un lienzo en blanco. De pronto había olvidado su nombre, su infancia, su capacidad para hablar. Erin continuaba pellizcando hasta que Tiffany sentía como su propio cerebro era arrancado. Su cabeza se desparramaba quedando como un caparazón vacío, ahora era una muñeca vacía, lista para ser llenada de obediencia y propósito. Un juguete sexual impulsado por la excitación y el placer inagotable.

Tiffany se pasó las manos por el cabello y apretó los dientes. Estaba en una guerra consigo misma. ¿Ama o esclava? ¿Tenerlo todo o entregarlo todo? Sabía que sí se apoderaba del control podría jugar a hacer el papel de sumisa cuando quisiera, pero también sabría que nunca lo experimentaría por completo. Siempre sería bajo sus términos, con sus reglas, con todo en su lugar. Pero si cedía el control quizá nunca sería capaz de retomarlo e incluso la obligarían a dejar de desearlo. Joder, eso parecía un sueño hecho realidad… Pero también lo parecía el tener a todos de rodillas frente a ella mirándola con completa adoración y devoción. ¿De verdad tenía que decidir? ¿No podía tener ambas cosas? ¿O podía abandonar sus fantasías y no tener ninguna de las dos? No tenía lo sabía, simplemente no sabía que hacer.

Pero esas eran decisiones muy a futuro… Tenía que decidir qué hacer ahora mismo antes de que…

—¡Despierta, Erin y disfruta tus memorias! —dijo Josh mientras apagaba la pantalla y le quitaba los auriculares.

La chica tomboy soltó un largo bostezo y comenzó a desperezarse. Tiffany se maldijo a sí misma por dejar que sus pensamientos frenéticos la distrajeran, pero todavía no había decidido que hacer. No quedaría muy bien que empezara a correr ahora mismo, pero si no lo hacía y resultaba que Erin tenía control sobre ella y acaba de recordarlo en poco tiempo exclamaría las palabras para ponerla en trance.

Completamente congelada por su propia indecisión, observó indefensa como Erin pestañeaba varias veces, se tallaba los ojos y después miraba toda la habitación alerta. Se fijó en Josh y le sonrió débilmente, luego su mirada se clavó sobre Tiffany.

Tiffany se tensó e intento ocultar el miedo que sentía. ¿Era este el momento en que su libre voluntad le sería arrebatada para siempre? No podía soportar la tensión. Pero Erin la miraba con ojos tan sorprendidos como los suyos y parecía igual de tensa. ¿Era eso temor? ¿Ira? ¿Euforia? Era difícil de decir porque Erin también parecía esforzarse en ocultar lo que sentía. Pronto apartó la mirada y se levantó de la silla.

—¡Guau, esto sí que es un dolor de cabeza! —exclamó, medio riéndose, mientras se balanceaba en el lugar—. Mis memorias… Están todas de vuelta, pero todas a la vez, ¡al mismo tiempo! —Esas últimas palabras las dijo con bastante frustración.

Tiffany observó con cautela y curiosidad como Erin se dirigía a la cocina chocando con el marco de la Puerta mientras pasaba.

—¡Es como ver todas las escenas de una película a la vez y tratar de sacarles sentido! —mencionó—. Josh, creo que me voy a tomar como un millón de esas aspirinas que guardas en el baño, ¿cool?

—Erin, ¡no! —la llamó Josh mientras se apresuraba a seguirla mientras maldecía entre dientes.

Tiffany se quedó sola parada junto a la silla vacía, mirando la pantalla suspendida y los audífonos tirados. Una extraña ambivalencia la inundó y exhaló un profundo suspiro. Estaba a la vez aliviada y decepcionada de que Erin no intentara controlarla. Su salida apresurada de la habitación había sido bastante anticlimática. Por supuesto, se dio cuenta de que, si lo había hecho a propósito para evitarla, por lo que debía seguirla y averiguar más.

Caminó por la sala y la cocina. Sacudió la cabeza intentando deshacerse de la fatiga que sentía.

Para su sorpresa, Erin ya tenía puesto su abrigo y se dirigía a la puerta. ¡No podía simplemente irse! ¡No de esa forma! Alice ya le había hecho eso y estaría devastada si Erin lo hacía también.

—¡Erin! ¡Espera! ¡¿Qué recuerdas?! ¡Qué fue lo que pasó esta noche!

—¡Sí, tía! —se sumó Josh—. Quiero decir, ese era todo el punto de ponerte en trance, así que podrías, ya sabes, contarnos, aunque sea un poco de lo que está pasando.

—Miren chicos —comenzó a decir Erin airadamente mientras revisaba su teléfono para evitar hacer contacto visual—. La pasamos bien, mejor que bien, ¡fue divertidísimo! Josh, tú estabas tocando todo y diciendo que sabía cómo uvas vintage o lo que sea, hasta que metiste tu pene en un vaso de leche e incomodaste a todos. Tiff, tú me convertiste en una gallina, de nuevo … Alice estaba como ebria y drogada todo el tiempo a menos que sujetara su nariz con ambas manos así que pasó toda la noche viéndose como ese puto monstruo del Laberinto del fauno Oh y Trev básicamente limpió todo el apartamento, luego se llevó a Lucy al cuarto de invitados, a hacer el delicioso creo, cómo sea…

—¿Qué yo hice que cosa? —Josh parecía perturbado.

—En serio, Erin, eso no explica por qué olvidamos todo. Uno de nosotros debería haberlo recordado.

—¡Ojalá lo supiera, Tiff! —Erin suspiró con exasperación y se calzó unos tenis cuyas agujetas parecían haber sido atadas solo una vez—. En algunos recuerdos estaba viendo la jodida película de Mama Mía y en otros era una gallina y en otros me habían hecho olvidar a que sabía la cerveza… ¡todo es punto desastre aquí arriba y necesito tiempo para procesarlo y este puto dolor de cabeza no me está ayudando! Mira, cuando consiga descifrar esto te lo haré saber, pero ahora necesito dormir y ¡joder! El Uber ya está aquí. Que rápido llegan en este barrio.

Tiffany y Josh intentaron hacerle más preguntas a Erin, pero esta abrió la puerta de golpe, salió y la cerró de un portazo, no sin antes añadir.

—¡Luego tontos!

—¡Dios! —gruñó Tiffany. Necesitaba respuestas y no iba a dejar que Erin simplemente se saliera con la suya. Corrió hacia la puerta.

—Tiff, ¿qué estás haciendo? —preguntó Josh mientras Tiffany, apartaba el seguro de pie de la puerta.

—¡Voy a ir tras ella! —declaró con voz decidida—. ¡No puedo creer que la ayudáramos a recuperar todas sus memorias de vuelta y nos deje tirados así! ¡¿Dónde coño están mis zapatos?!

—¿Qué? ¿No están ahí? Siempre los dejas ahí… —Josh se acercó a ver y revisó el rincón donde Tiffany buscaba, pero sus zapatos no se veían por ningún lado.

—¿Acaso Erin se los robó? —preguntó Tiffany incrédula.

—¿Qué? No, la hubiéramos visto… —Josh se encogió de hombros, pero luego sujetó su barbilla pensativo y dijo—: Quizá los escondió… Estaba deambulando por la cocina cuando la seguí y no en el gabinete de medicinas.

—¡Arhg! Esa… —Tiffany se mordió la lengua y corrió a buscar en los armarios de la cocina—. Vamos, ven ayúdame aquí… —le dijo a Josh.

—Olvídalo, Tiff, ya se habrá ido para cuando llegues —protestó Josh, aunque se puso a ayudarla de todas formas.

Para cuando encontraron ambos zapatos, Tiffany comprendió que, en efecto, no había forma de que alcanzara a Erin. Mientras Josh maldecía por la zapatilla que acababan de encontrar en uno de sus boles de cereal consideró que podía hacer a continuación. Con Erin fuera quizá podría pedirle a Josh que le devolviera sus memorias también. Podía someterse voluntariamente al programa y dejar que él la sugestionara. Sin Erin cerca no le preocupaba tanto despertar completamente desnuda y a cuatro paras frente a la chica tomboy como su nueva propiedad.

Pero Erin, tenía triggers y sugestiones implantados sobre Josh, y él no parecía ser consciente de esto. ¿Tendría alguna programación escondida para someterla que Erin había instalado por si acaso? Era demasiado arriesgado… A menos que pudiera convencer a Josh de pasar por el programa primero…

—Así que Josh, sé que ya debería irme para mi casa yo también, pero estaba pensando…

—No —la cortó Josh—. No quiero sentarme en la silla y pasar por otro lavado mental esta noche. Estoy cansado Tiff, y tengo que hacer una tonelada de cosas mañana—. Su tono de voz dejaba claro que no iba a negociar.

—Cierto, cierto, no, por supuesto que no, —Tiffany negó con la cabeza—. Es solo que realmente esperaba que entre todos consiguiéramos recordar algo y Erin no ayudó mucho.

—Mira, si tú quieres sentarte en la silla y recuperar tus memorias de la misma forma que Erin lo hizo no tengo problema con ello. Solo que yo no quiero pasar por todo eso ahora mismo.

—Okey —Tiffany asintió enérgicamente. ¿Entrar en trance y después irse a casa? Una opción simple pero complicada de elegir. ¿Qué era peor, arriesgarse a que Erin implantara triggers en ella de forma remota o abandonar el apartamento de Josh con un hueco de siete horas en su memoria?

—Joder, quizá sí debería sentarte en la silla solo para que salgas corriendo de mi casa como lo hizo Erin… —bromeó Josh, antes de fruncir el ceño levemente y añadir—: …Y Alice.

—¡Mierda! —gritó Tiffany. ¡Eso era lo que estaba pasando! Todo tenía sentido ahora. Por eso Alice había estado tan callada y se había ido tan de repente… Les había mentido acerca de no recordar nada

Alice sabía lo que pasó esa noche.

Alice recordaba todo.

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Una traducción más de algoritmo. Todo lo que Tiffany se esforzó tanto por conseguir se le escurrió de las manos en este espidodio... Para los que están un poco perdidos repecto a lo que está pasando aquí hay un pequeño resumen de los capítulos anteriores: ¿Por qué Tiffany recuerda menos que los demás? Cuando cayó bajo el poder de Lucy esta la sugestionó para que a la media noche olvidará todo lo que pasó desde que entró al apartamento, pero como esta sugestión se la puso cuando estaba en trance por el programa al recuperar Tiffany el control no fue consciente de esto y no le ordenó a Lucy que se la quitara. En cuanto a por qué el resto de sus amigos no recuerdan lo que pasó desde que perdieron el juego, esto es porque cuando cada uno perdía la sugestión que les implantaban incluía una parte de "todo volverá a la normalidad a la media noche y no recordarás nada desde este trance" esto como parte de la estrategía para convencer a Lucy de que el programa era inofesivo y sus efectos desaparecían con el tiempo. En el caso de Lucy ella no recuerda nada porque cuando Tiffany recuperó el control modificó su memoría para que pensara que perdió en la última ronda del juego. Finalmente ¿Por qué Alice es la única que recuerda lo que pasó? Cuando Alice perdió el juego de la botella Tiffany fue la encargada de implantar su sugestión y olvidó incluir la parte de "olvidarás todo a la media noche". Esto probablemente porque el plan para hacer que Lucy se confiara y pensara que los efectos del algoritmo eran temporales fue idea de Erin. Y al ser Tiffany la única fuera del control de Erin era la única que no estaba trabajando activamente (bajo la obligación del trance) para cumplir con este plan.

En fin. ¿Qué sucederá ahora que Alice sabe la pugan de poder que Tiffany y Erin se traen entre manos? Y ¿cuánto pasará hasta que Erin ordene sus recuerdos y comprenda lo que pasó? ¿Tiffany recuperará sus memorias? Las cosas seguiran saliendose de control más y más en las proximas entregas de Algoritmo, y con suerte también se volverán más picantes. Esperen las siguientes traducciones de Algoritmo pronto.

Recuerden que si no aguantan a esperar pueden visitar la historia original en inglés en el sito de mcstories y que desde allí pueden apoyar al autor original. También recuerden que siempre le transmito sus comentarios de apoyo a la historia y que también aprecio sus comentarios sobre mi traducción, me ayudan a mejorar.